sábado, 12 de noviembre de 2011

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Jesucristo Es El Verdadero Dios


< 1 Juan 2:1-5 >

“Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo. Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.”



El Tema Principal de 1 Juan

En 1 Juan 2:1, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis.” Él explica que el propósito detrás de 1 Juan es para que los santos no cometan el pecado de no creer en Jesús. El Dios verdadero. En la frase de este pasaje, “para que no pequéis,” ‘pecado’ aquí indica ‘el pecado de muerte’ (1 Juan 5:16). Juan desea que todos los santos estén firmes en el evangelio del agua y el Espíritu. También desea que crean que Jesucristo es Dios en sí mismo, el Hijo de Dios, y también el Salvador que quitó nuestros pecados.

Recordando a todos, a ambos, los santos y los incrédulos por igual, que Jesucristo es el verdadero Dios y Salvador, el Apóstol Juan nos amonesta para que no cometamos el pecado de no creer en la divinidad de Jesucristo. Mientras que es posible que pequemos ante Dios en nuestra carne y en nuestro corazón, existe un pecado que jamás debemos cometer. Es el pecado de no creer en el bautismo que Jesús el Hijo de Dios recibió para aceptar nuestros pecados, y en la preciosa sangre que el Hijo de Dios derramó por nosotros. Es este pecado que el Apóstol Juan desea prevenir que cometamos, ya que ciertamente nos guiará a la muerte eterna.

Creemos que Jesucristo es Dios, y que Él es el Señor de la creación quién creó todo el universo y a nosotros mismos. La Biblia nos está diciendo que el divino Jesucristo ciertamente existe, porque Él no es elusivo, sino de hecho es Dios Mismo y es el Salvador de la humanidad. Aparte de Jesucristo, ¿quién podría con toda verdad afirmarse a sí mismo como Dios y Salvador verdadero? Jesucristo es el Dios Omnipotente quién tiene el poder de crear el universo. Nadie aparte de Jesucristo tiene el poder de crear este mundo.

Básicamente Jesús es el Hijo de Dios, y para nosotros, Él es Dios Mismo. Es por Jesucristo que este mundo fue creado (Juan 1:10). ¿Quién es el Señor de todas las cosas en este mundo? ¿Quién es el Dios que nos ha salvado de los pecados de este mundo? ¿Quién pago la deuda por todos nuestros pecados? Es Jesucristo nuestro Dios, ya que Él nos ha, siendo Dios Mismo y el Salvador, limpiado de todos los pecados del mundo con la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, y nos ha salvado al ser condenado en nuestro lugar. Jesucristo es el verdadero Dios y el Salvador para todos aquellos que van a creer.

Por lo tanto, si no creemos en Él, estamos pecando contra Dios. Debes reconocer que no creer en Él es cometer un pecado mortal contra Dios. Mientras que podemos ser perdonados virtualmente de todos los pecados que cometemos ante Dios, existe un pecado que no puede ser remitido; esto es, el pecado de no creer en Jesucristo nuestro Dios jamás podrá ser perdonado. Jesucristo, el Salvador de la humanidad, pudo lavar nuestros pecados a través del bautismo que Él recibió y con la sangre que Él derramó sobre la Cruz. Sin embargo, este pecado de no creer en Jesucristo como el verdadero Dios constituye un pecado que fundamentalmente no puede ser lavado.

Como tal, podemos llegar a poseer verdadera fe cuando primero comenzamos con la creencia que Jesús es verdaderamente nuestro Dios. El Apóstol Juan nos dice que no quiere que cometamos el pecado de no creer que Jesús es nuestro Dios. Jesucristo, el verdadero Dios, vino a esta tierra para realizar el evangelio del agua y el Espíritu. Él fue bautizado, derramó Su sangre sobre la Cruz, y sé levantó de entre los muertos, por consiguiente llegó a ser el verdadero Salvador de aquellos que creen. El Apóstol Juan diligentemente desea que todos crean en la Verdad de este evangelio (1 Juan 5:3-6).



Esta Era la Fe del Apóstol Juan

El Apóstol Juan nos exhorta a creer que el divino Jesús es el Dios Creador quién hizo el universo y todo lo que hay en el, y que Él es el Hijo Unigénito de Dios Padre, y el verdadero Salvador para nosotros. Mientras que la gente generalmente reconoce que Jesús es el Salvador, no reconoce que este divino Jesús no solamente tomó nuestros pecados con Su bautismo y derramamiento de sangre, sino que además es el Dios verdadero.

Aún entre los Cristianos de la actualidad que profesan creer en Jesús como su Salvador, muy pocos realmente piensan que Jesús es de alguna manera insuficiente como para ser Dios, ya que Él tiene a Dios Padre, y para el Padre, Jesús solamente es Su hijo. Sin embargo, el nombre “Jesús” es un titulo que indica que Él vino a este mundo como el Salvador, y el nombre “Cristo” significa el Mesías, Aquel que fue ungido. En el Antiguo Testamento, existen tres clases de personas que eran ungidas– reyes, profetas y sacerdotes. Por lo tanto, Jesucristo es el Salvador quien ha llegado a ser Rey, Profeta, y Sumo Sacerdote. Fundamentalmente Él es el Dios verdadero, pero Él vino a esta tierra con estos tres oficios, Él fue bautizado por Juan el Bautista y derramó Su sangre sobre la Cruz para salvarnos de todos los pecados del mundo, y ciertamente libró y salvó perfectamente a todos aquellos que creen en Él de todos sus pecados.

Cuando Jesús nuestro Salvador murió sobre la Cruz como el Salvador de la humanidad, sus perseguidores pusieron un letrero que decía, “El Rey de los Judíos.” Hicieron esto para ridiculizarlo a Él. Sin embargo, Jesús para nosotros verdaderamente es Dios, y claramente Él es el Dios Creador del universo y de todas las cosas en el. Él no solamente es el Rey de los Judíos, sino el Rey de todo el universo. Para nosotros y para todos los demás por igual, este divino Jesús existe por siempre como Dios.

Por lo tanto, creyendo que Jesús es Dios, y que Él nos ha salvado de nuestros pecados con la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, debemos creer con gratitud. Esta Verdad no debe ser alterada, ya que Jesús es Dios para ambos los creyentes y los incrédulos por igual. Aquí imagínate por un momento que alguien, se cubre sus ojos con sus manos, está gritando bajo el sol, “¡No hay sol!” Él no ve el sol porque lo ha bloqueado de sus ojos, pero esto no significa que no haya sol. Todos los demás ven el sol, y si tan solo quitara sus manos de sus ojos, él, también, lo vería. Es exactamente así como están actuando los incrédulos cuando no admiten la Verdad que Jesucristo es el verdadero Dios y que Él vino a esta tierra para completar el evangelio del agua y el Espíritu.

Jesucristo es el Dios absoluto para toda la gente que cree en Él, eternamente Él es también Rey de reyes, y Él permanecerá como Dios por la eternidad. Para aquellos que no creen en Jesucristo como su Dios, puede ser que Él no sea el Rey, pero para aquellos que creen en Él, Jesucristo es el Rey eterno, el Juez eterno, y el Sumo Sacerdote eterno. Para todos los creyentes, Jesucristo es el Dios perfecto y absoluto.

Por lo tanto, aquellos de nosotros que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu también debemos tener esta fe que cree en el divino Jesús como nuestro Dios Salvador. Al igual que el Apóstol Juan confesó en 1 Juan 5:20, “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna,” para nosotros, Jesucristo es el verdadero Dios, el verdadero Salvador, y el Rey eterno. Debemos creer en Jesucristo quién nos ha salvado de todos nuestros pecados y nos ha dado nueva vida, y quién es el Dios eterno y el Hijo de Dios Padre, como nuestro propio Salvador.

Debemos darnos cuenta que Jesús nuestro Dios nos hizo desde el tiempo de la creación de los cielos y de la tierra. Debemos creer que el Dios Trino nos hizo a Su imagen, que Aquel que creó el universo ciertamente es Jesucristo, y que este divino Jesucristo es el Dios que creó todo el mundo, ambos, el que ven y el que no ven nuestros ojos.

Como dice Génesis 1:27, “Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó,” el divino Jesucristo es el Dios absoluto quién creó el universo y todas las cosas en el. Jesucristo nuestro Dios es el Señor de la vida para toda la creación. Como dice la Biblia, “En él estaba la vida” (Juan 1:4), y también dice, “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” (Juan 1:12). Todo esto habla del poder de Jesucristo.



El Divino Jesús Es el Dios Absoluto para Nosotros

¿Realmente crees en Jesús como Dios con todo tu corazón? El Apóstol Juan desea que todos los lectores de sus Epístolas tengan fe en esta Verdad. Y él no desea que cometan el pecado de no tener esta fe. Si el Apóstol Juan creía en el divino Jesús como su Dios, entonces nuestra fe en esta Verdad es correcta.

Los otros Apóstoles, aunque dieron testimonio de la divinidad de Jesús, generalmente enfatizaban más que Juan que Él ha llegado a ser nuestro Salvador como el Hijo de Dios. En contraste, el Apóstol Juan dio testimonio de Jesús como Dios Mismo. Es por eso que de los cuatro Evangelios, el Evangelio de Juan es llamado el Evangelio del Águila. El Apóstol Juan se había elevado espiritualmente tan alto, al nivel más alto, y miraba hacia el divino Jesús, el Mayor de todos.

Aunque él era el más joven de los doce discípulos de Jesús, él fue el discípulo que conoció a Jesús más profundamente. Es por ello que él pudo dar testimonio en Juan 1:10, “Y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció.” ¿Qué discípulo de Dios tan grande es Juan con tan gran discernimiento espiritual? El Apóstol Juan dijo “y el mundo por él fue hecho,” porque él había conocido a Jesucristo, el Dios verdadero. También él dijo, “Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Juan 5:20). Juan creía, en otras palabras, que este Dios era ni más ni menos que Jesucristo, y que Él es Aquel que nos da vida eterna.

¿Conoces a Jesús como Dios Mismo, o le conoces solamente como el Hijo de Dios? ¿Sabes y crees que el divino Jesús es el verdadero Dios para ti? Tu fe no debe dañarse fatalmente pensando equivocadamente que el divino Jesucristo no es el Creador del universo y de todas las cosas, cuando Él es, de hecho, este mismo Señor y Dios.

No debes cometer el pecado de blasfemar contra el Espíritu Santo. Que el divino Jesús es tú Salvador es un hecho evidente por sí mismo. Fundamentalmente Él es Dios. Se debe a que Jesús es Dios quién creó el universo que Él, para salvar a Su pueblo de sus pecados, vino a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, fue bautizado, derramó Su sangre sobre la Cruz, y por consiguiente ha salvado a Sus creyentes de sus pecados y condenación, así concediéndoles la remisión de sus pecados y la vida eterna todo de una sola vez. Jesús es el Dios que abandonó Su gloria para salvarnos de nuestros pecados a través de 33 años de Su vida. Pero en Su esencia, Él es Dios Mismo.



¿Crees Que Jesús Es Dios, y Que Él Es Nuestro Ayudador?

¿Crees que el Padre de Jesús es nuestro Padre Dios, y que Él es el mismo Dios para nosotros? Jesucristo es el Hijo de Dios, pero también es Él el Dios verdadero para nosotros. Jesús el Dios verdadero vino a este mundo en semejanza de hombre para salvarnos a todos nosotros a través de Su bautismo y derramamiento de sangre. Es por ello que el Apóstol Juan dijo, “Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio en el cielo: el Padre, el Verbo y el Espíritu Santo; y estos tres son uno. Y tres son los que dan testimonio en la tierra: el Espíritu, el agua y la sangre; y estos tres concuerdan” (1 Juan 5:6-8). El bautismo que Jesucristo recibió de Juan y Su derramamiento de sangre, por lo tanto, son la Verdad de la salvación.

Aquí la Biblia nos dice que Jesús es Dios Mismo. Y nos dice que este divino Jesucristo es el Dios Salvador quién vino a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, tomó nuestros pecados al ser bautizado, llevó la condenación de nuestros pecados al ser crucificado, y de esta manera nos liberó de nuestros pecados. Debido a que fundamentalmente Jesucristo es el Dios verdadero, Él es más que suficiente para ser el verdadero Salvador para todos nosotros que creemos en la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Como tal, para aquellos que creen en todo lo que Él hizo cuando vino a esta tierra, no solamente pueden recibir la remisión de sus pecados, además pueden ser revestidos con el gran poder que los convierte en los propios hijos de Dios.



El Poder del Evangelio del Agua y el Espíritu Es Grandioso

Esta tarde, dos convertidos más enviaron sus testimonios de salvación a través de un correo electrónico, por lo cual le di gracias al Señor. El testimonio era que ahora ellos han sido liberados de sus pecados ya que creen que Jesús el verdadero Dios nos ha salvado de todos nuestros pecados al venir a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, al ser bautizado y crucificado a muerte, y levantándose de entre los muertos. Estos creyentes testificaron, “Ante de que conociera el evangelio del agua y el Espíritu, siempre cargue mis pecados conmigo, y pareciera como si mi vida de fe estuviese atorada en el mismo lugar todo el tiempo. Pero en el momento en que me di cuenta de la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu, llegué a saber la Verdad clara de la salvación.”

Nosotros, también, ahora creemos que Jesús es Dios Mismo. Creemos esto con todo nuestro corazón, ya que Él es el Salvador al que no le falta nada para salvarnos de los pecados del mundo con el evangelio del agua y el Espíritu, ya que básicamente Él es Dios Mismo.

Innumerables Cristianos por todo el mundo no tienen problema para creer que Jesús es el Hijo de Dios, pero muchos de ellos ni saben ni creen que fundamentalmente Él es el verdadero Dios, y que Él ha llegado a ser el Salvador para todos nosotros al venir a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, tomar todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan, y derramando Su sangre sobre la Cruz. Están cometiendo un pecado mortal contra Dios por no creer en la divinidad de Jesús.

El lugar de nacimiento de Martín Lutero, el pionero de la reforma, es Alemania. Así como lanzó la Reforma, también tradujo la Biblia al Alemán. Sin embargo, aún en la tierra natal de Lutero, el tema de sí Jesús es Dios o simplemente una criatura, a pesar de ser el Hijo de Dios, llega a ser un punto de contienda entre los teólogos, y como resultado, mucha gente, no reconociendo a Jesús como Dios, terminó proponiendo teorías sin bases, de esta manera guió al desarrollo del sistema teológico de la actualidad llamado Criticismo Histórico o Criticismo Elevado. Su entendimiento de Jesús, en otras palabras, alcanzó las siguientes conclusiones erróneas: “Aunque Él es el Hijo de Dios, Él solamente es una de las creaciones de Dios. Así que mientras que es verdad que Jesucristo es el Hijo de Dios, fundamentalmente hablando, Él no es divino.” Sin embargo, Jesucristo es de hecho Dios Mismo en Su esencia. Y Él tiene a Dios Padre.

Hace poco, una película controversial, titulada “La Última Tentación de Cristo,” fue mostrada. Proyectaba a Jesús como un hombre que sé enamoraba de María Magdalena, y luego continuo para cumplir con sus obligaciones. De esta manera, la mayoría de la gente no se da cuenta y no cree que fundamentalmente Jesús es el verdadero Dios. Así que vemos que aún el Cristianismo que ha sido propagado por mas de 2,000 años hasta ahora, aún no existe mucha gente en todo el mundo que tenga la firme creencia de que el divino Jesucristo es Dios Mismo.

La realidad es que un sistema teológico bíblico sólido no ha sido establecido en el Cristianismo de la actualidad. ¿Cómo puede ser construida una teología bíblica sólida sin la piedra base de la fe sensata que cree en Jesús como el verdadero Dios? Como resultado, permanecen totalmente ignorantes de la Verdad de que fundamentalmente Jesús es el verdadero Dios. Estudiaron a Jesús como académicos teológicos, pero fallaron en alcanzar el entendimiento completo. Aunque la gente ha estudiado a Jesús, aún viven como pecadores aunque profesan creer en Él, ya que no conocen el evangelio del agua y el Espíritu que puede lavar los pecados de su corazón.

Como tal, ahora todos deben darse cuenta y creer que Jesús es fundamentalmente Dios Mismo, que por lo tanto Él creó todo el universo, y que Él es el Salvador que, cuando el hombre, a quién Él creó, cayó en pecado, vino a esta tierra y salvó a los pecadores de todos sus pecados a través del evangelio del agua y el Espíritu.

Así que poniendo nuestra fe en Jesucristo nuestro Dios, hemos predicado el evangelio del agua y el Espíritu. Por lo tanto, mucha gente llegará a saber y a creer en Jesucristo como el verdadero Dios y Salvador de la humanidad. Yo espero y oro que todos ustedes también crean en la Verdad que Jesús es el verdadero Dios y Salvador.



La Confesión de Fe de Juan – “Este Es El Verdadero Dios, y la Vida Eterna” (1 Juan 5:20)

Debemos tener la misma fe que tenía el Apóstol Juan. Todos nosotros, en otras palabras, debemos conocer y tener la misma fe que cree en Jesús como nuestro verdadero Dios y es el Señor quién nos ha dado el evangelio del agua y el Espíritu. Puesto de otra manera, debemos conocer y creer apropiadamente que Jesús es nuestro Dios, y que Él es Quién nos da vida eterna. Jesucristo es el mismo Dios que ha borrado nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu. Debemos hacer tales confesiones de fe.

El Apóstol Juan, también, creía en Jesucristo como el Dios verdadero, y también dio testimonio de que al creer en el evangelio del agua y el Espíritu dado por Él, Él lavó todos sus pecados, así como también fue salvo de toda la condenación de sus pecados.

Para nosotros, Jesucristo verdaderamente es Dios Mismo, el verdadero Salvador, y nuestro verdadero Abogado. Por lo tanto, no debemos convertirnos en aquellos que, no reconociendo que Jesús es Dios, no creen sino que dudan de Su obra; en lugar de eso, debemos tener la clase de fe que sabe y cree que Jesucristo fundamentalmente es divino, y debido a que Él es Dios, Él nos salvado de todos los pecados del mundo a través del evangelio del agua y el Espíritu.

En el pasaje de la Escritura de hoy, el Apóstol Juan dice, “Y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo” (1 Juan 2:1). Si alguien dice del verdadero Dios Jesús, “Jesús no es Dios. Yo no lo conozco a Él como Dios. Ni conozco la Verdad que ha salvado a la gente a través del agua y el Espíritu,” debe aprender acerca de Jesucristo nuevamente y de la forma correcta y creer de nuevo. Jesucristo es el verdadero Salvador quién aboga ante Dios Padre por nosotros ya que Él ha lavado todos nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu, y nos ha salvado de los pecados del mundo. Jesucristo es nuestro Dios y nuestro verdadero abogado.



Jesucristo Llegó a Ser la Propiciación entre Dios y Nosotros

En la Biblia, el elemento común en las ofrendas de paz, ofrendas por el pecado, y las ofrendas quemadas es que el pecado era pasado a la ofrenda del sacrificio con la imposición de las manos sobre su cabeza, matándola, extrayendo su sangre, colocando esta sangre sobre los cuatro cuernos del altar de la ofrenda quemada, y ofrecer su carne y grosura a Dios quemándola con fuego.

De igual modo, Jesucristo Mismo llegó a ser nuestra perfecta propiciación al ser bautizado por Juan el Bautista y al derramar Su sangre. Para que Dios restaurara la paz entre Él y nosotros, quienes nos hemos convertido en Sus enemigos debido a nuestros pecados, Dios Mismo tuvo que venir a salvarnos, y cuan Él vino, Él tuvo tomar nuestros pecados al ser bautizado y al morir sobre la Cruz derramando Su preciosa sangre. Al hacer estas cosas, Él tuvo que remover todos nuestros pecados los cuales causaron que nos convirtiéramos en enemigos de Dios, restauró la paz, y nos hizo uno con Él una vez más.

¿Quién pudo hacer este trabajo? Solamente Jesucristo nuestro Dios. Para todos nosotros Jesús es Dios Mismo, y este Dios es nuestro propio Abogado. Solo este divino Jesús pudo realizar las obras que nos salvaron de nuestros pecados.

En Apocalipsis 5, aparece el Cordero de Dios quien es digno de abrir los siete sellos del rollo. ¿Quién es el Cordero aquí? Jesucristo nuestro Dios es este mismo Cordero quién hubo sido degollado anteriormente en esta tierra, quién ahora ha sido levantado nuevamente ante Dios Padre. Dios Padre nos dice que este divino Jesús es el Único que puede abrir los sellos de Sus siete planes diseñados para la humanidad y completara todo. ¿Quién es este divino Jesucristo? Él es el Dios de todo el universo, y el Abogado de todos aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.



Jesucristo Ha Llegado a Ser Tú Verdadero Abogado

1 Juan 2:1-2 afirma, “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.” ¿Quién es nuestro Ayudador? Es Jesucristo nuestro verdadero Dios. Es Jesucristo quién nos ayudado a ser salvos de todos nuestros pecados.

Este Jesucristo, Dios Mismo, también es el Abogado de todos los pecadores. Él aboga por nosotros, nos garantiza nacer de nuevo para nuestro bien, y al ser bautizado, crucificado y resucitado en lugar nuestro, Él ha salvado a todos Sus creyentes de la muerte. Él que hizo todas estas cosas por nosotros es Dios Mismo, y este Dios es ni más ni menos que Jesucristo. Él, quién dio testimonio por nosotros de que hemos llegado a ser sin pecado y el propio pueblo de Dios a través del evangelio del agua y el Espíritu es también este mismo Jesucristo.

El divino Jesucristo es nuestro verdadero Abogado. Jesucristo es Quién sé sacrificó a Sí Mismo por nosotros, y Quién nos ha dado el derecho y la gloria de llegar a ser los hijos propios de Dios. Es este divino Jesucristo quién es el verdadero Dios y nuestro Abogado quién siempre nos ayuda.



No Deberíamos Limitar a Jesús Solamente como el Niño Dios

Siempre que oramos a Dios, es en el nombre de Jesucristo en el que oramos. Sin embargo vemos que alguna gente ora en el nombre de la virgen María, en lugar de orar en el nombre de Jesucristo. Si visitas iglesias Católicas, fácilmente podemos encontrar muchas imágenes de María sosteniendo al niño Jesús en sus brazos. Ellos no oran en el nombre de Jesús sino en el nombre de María, pidiéndole a ella que interceda ante Dios por ellos. Pero esta es una creencia mentirosa que humilla a Jesucristo nuestro Dios. Al levantar tales temas doctrinales aquí, no es que esté tratando aquí de denunciar a la Iglesia Católica. Yo solo quiero hacerles saber que si tenemos tal imagen restrictiva de Jesús como tan solo un bebe, esto es cometer el pecado de desplazar a Jesucristo nuestro Dios.

Lo que té estoy tratando de decir es que todos nosotros debemos de darnos cuenta que el divino Jesús es el Dios de todos y cada uno de nosotros, y que este Dios solo tomó y usó el cuerpo de María, para llegar a ser el Cordero de Dios, por un breve momento. No debes pensara equívocamente que María es de algún modo la esposa de Dios Padre. Lejos de eso, nuestro Padre solo usó a María como un instrumento de Su obra de salvación–esto es, la obra que Jesucristo nuestro Dios completó para salvarnos de nuestros pecados de una vez por todas al venir a esta tierra encarnado a semejanza de hombre, tomando los pecados del mundo al ser bautizado por Juan el Bautista, morir sobre la Cruz, y levantándose de la muerte, todo para liberar a los pecadores de todos los pecados del mundo. Por lo tanto, exaltar a María por encima de Jesucristo nuestro Dios es cometer expresamente un pecado de blasfemia. María, meramente es un ser humano, no es alguien que es mayor que nuestro Dios, sino solamente Su creación.

Al igual que María recibió gracia de Dios en la Biblia, también para ti y para mí, es por creer en el evangelio del agua y el Espíritu por lo que hemos recibido la gracia de la salvación de Jesucristo nuestro verdadero Dios. Y al igual que María fue usada como instrumento de Dios durante un corto tiempo, nosotros, también, hemos sido salvados por Dios y somos usados como instrumentos de Dios para la salvación de otras almas. Esta María quién fue usada como instrumento de Dios no sé convirtió de alguna manera en la madre espiritual de Dios. Se debe a que la gente no tiene a Jesús en su corazón y no entiende el evangelio del agua y el Espíritu, la Verdad real de la salvación, por lo que entretiene tales pensamientos engañosos, tratan de acomodar a Jesús a sus propios pensamientos de la carne de acuerdo a su propia lógica carnal.

Lejos de ser María, es este divino Jesús quién es nuestro Abogado. En otras palabras, Jesús nuestro Abogado es nuestro Ayudador. Cuando caímos en pecado, Jesucristo nuestro Dios nos ayudó, salvándonos de nuestros pecados y convirtiéndose en nuestro propio Salvador. Debido a que este Jesucristo es para nosotros Dios, ciertamente Él ha llegado a ser nuestro Salvador.

La razón por la que estoy predicando 1 Juan a ustedes se debe a que debo alimentarlos, a los hijos espirituales que han nacido de Nuevo creyendo en el evangelio del agua y el Espíritu, con el verdadero pan de vida. Se debe a que encararas la muerte espiritual si no eres alimentado con el pan del evangelio del agua y el Espíritu el cual nos ha dado nuestro Dios Jesucristo. Ahora por todo el mundo, muchos Cristianos que profesan creer en Jesús aún permanecen ignorantes del evangelio del agua y el Espíritu. Esta es una poderosa razón para continuar dando al mundo la verdadera comida espiritual para nutrir sus almas.

Para todos, si llegamos a conocer y a creer que Jesús es Dios Mismo, solo es cosa de que llegue a creer que Jesús perfectamente nos liberó de todos nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu. Cuando alguien llega a creer en Jesús como el verdadero Dios, entonces fácilmente puede creer en Él como su Salvador quién fue bautizado y crucificado para borrar todos sus pecados sin ninguna excepción.

Todos nosotros debemos creer esto, ya que el divino Jesús es Dios quién nos ha dado la verdadera remisión de nuestros pecados. Existe una innumerable cantidad de personas ahora en este mundo que cometen toda clase de pecados. Nuestro Señor es el Abogado quién nos ha salvado de todos estos pecados. Jesús ha expiado todos nuestros pecados y ha llegado a ser nuestro verdadero Salvador. No importa que clase de pecado podamos cometer, si tan solo no cometemos el pecado de no creer que Jesús es Dios, y que Él nos ha salvado al venir a esta tierra, ser bautizado, derramar Su sangre sobre la Cruz, y levantándose de entre los muertos–y si creemos en esta Verdad- entonces todos recibiremos vida eterna. Aún cuando cometas toda clase de pecados, Jesús ha llegado a ser nuestro Abogado quién ya tomó todos tus pecados. Este Dios verdadero, Jesucristo, es el Abogado de todos aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu.



Alguien Puede Pensar, “Jesús Ha Borrado Todos Los Pecados Excepto El Mío.”

En sus propios pensamientos subjetivos, tal gente es capaz de pensar erróneamente que algunos pecados no pueden ser remitidos. Pero esta es una noción errónea. Necesitamos conocer apropiadamente a Jesús como nuestro verdadero Dios. Y necesitamos saber que para salvarnos de nuestros pecados, Él vino a esta tierra encarnado en semejanza de hombre, tomó todos nuestros pecados al ser bautizado por Juan el Bautista, fue condenado por estos pecados nuestros cargando los pecados del mundo y desangrándose a muerte sobre la Cruz, y ha llegado a ser nuestro Dios verdadero al levantarse de entre los muertos.

Por lo tanto, si no cometemos el pecado de no creer que el divino Jesús ha llegado a ser nuestro verdadero Salvador, entonces todos nosotros podemos ser salvos de todos nuestros pecados, no importa cual clase. Si crees que Jesús es Dios, entonces debes darte cuenta que el Señor ha remitido todos y cualquier pecado que hayas cometido. Es por ello que Él es nuestro Abogado y el Dios que nos salvado de todos los pecados del mundo.

El Apóstol Juan claramente afirmó, “Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:2). Jesús nuestro Dios, en otras palabras, ha borrado todos los pecados que todos en este mundo están cometiendo aún mientras hablamos ahora, y al hacer eso, nuestro Señor nos ha salvado a todos. Se debe a que Jesús es Dios en Su esencia por lo que Él nos ha salvado al aceptar todos los pecados del mundo de una vez por todas a través de Su bautismo recibido de Juan el Bautista, cargándolos sobre Su propio cuerpo, derramando Su sangre sobre la Cruz y muriendo, y levantándose de entre los muertos. Es por creer en este divino Jesucristo que yo mismo pude ser liberado de todos mis pecados.

El Apóstol Juan también está tratando este tema. Como Juan, yo, también, doy testimonio de Jesucristo nuestro Dios, testificando la fe fundamental, acerca del evangelio del agua y el Espíritu. Muchos Cristianos, atrapados en doctrinas mentirosas, ahora permanecen alejados de la única Verdad. Pero yo tengo contentamiento en mi corazón, gracias a mi fe en el divino Jesucristo y en el evangelio del agua y el Espíritu que Él me ha dado. Mi corazón está en paz debido a que creó en la obra de la salvación completada por el Señor.

Entonces, ¿qué hay contigo? ¿Han desaparecido los pecados de tu corazón, y también está en paz tú corazón, gracias a la fe que ahora tienes? Si no es así, entonces tu corazón también debería estar en paz ahora creyendo en Jesucristo nuestro Dios y en el evangelio del agua y el Espíritu que Él te ha dado. Al ser bautizado, derramar Su sangre y levantándose de entre los muertos, Jesucristo, Dios Mismo, nos ha salvado a todos nosotros de todos nuestros pecados.

¿No nos ha salvado verdaderamente este divino Jesús? Jesucristo nuestro verdadero Dios verdaderamente nos ha salvado de nuestros pecados. ¿Quién es este Salvador? Es Jesucristo. ¿Quién es Jesucristo para todos nosotros? Él es el Creador y el Redentor de la humanidad. Todos debemos creer que Jesucristo es nuestro propio Salvador y nuestro Dios.

A través del evangelio del agua, la sangre y el Espíritu, este verdadero Dios, Jesucristo, nos ha salvado de todos nuestros pecados de una vez por todas. El divino Jesucristo nos ha dado la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu, para que nosotros podamos creer en Él como nuestro Salvador. Él nos ha garantizado esta Verdad con Su divinidad, para que podamos creer. Él nos ha ayudado a través del evangelio del agua y el Espíritu, para que podamos ser liberados de nuestros pecados. Ciertamente Él completó toda la obra de la salvación. Jesucristo nuestro Dios ciertamente es el verdadero Dios quién ha nos traído la salvación.



Si Alguien Cree en el Amor de Dios, Es Natural que Crea en el Evangelio del Agua y el Espíritu que el Señor Nos Ha Dado

Tú debes llegar a creer en esta Verdad, que Jesucristo, Dios Mismo, vino a esta tierra, fue bautizado por Juan, derramó Su sangre, y de esta manera ha borrado todos los pecados del mundo. Yo, entre ellos, creo en todo lo que el divino Jesucristo hizo por nosotros. Yo puedo creer en esta Verdad –que Jesús es Dios; que para salvarnos de los pecados del mundo, Él nació en esta tierra a través del cuerpo de la Virgen María y tomó los pecados del mundo al ser bautizado; que para cumplir la Palabra que declara, “Porque la paga del pecado es muerte” (Romanos 6:23), Él fue condenado vicariamente en lugar nuestro debido a nuestros pecados al ser crucificado; el que Él ahora viva eternamente; y que Él, al hacer todo esto por nosotros, ha llegado a ser nuestro propio Salvador.

¿Puedes también creer en esta Verdad con tu corazón? ¿Puedes también creer que Jesucristo es nuestro Abogado, y que Él ha llegado a ser nuestro propio Ayudador?

El divino Jesucristo es Quién nos ayuda. Siempre que sucumbimos ante nuestras debilidades y caemos en pecado, Jesucristo es nuestro Dios quién viene a rescatarnos y a ayudarnos. Él es Quién, sin ayuda, nos ha salvado totalmente, Quién llevó todos nuestros pecados sobre Su propio cuerpo y fue condenado vicariamente en lugar nuestro. Es por ello que estoy siempre agradecido con Jesucristo nuestro Dios. Y es por eso que siempre estoy dando testimonio de Él.



Me Siento Tan Aliviado y Agradecido Porque Jesús Se Ha Convertido en nuestro propio Abogado

Para aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, Jesucristo, Dios Mismo, ha llegado a ser su Abogado quién siempre está ayudándolos, y Él se encargó de todos sus pecados por el tiempo por venir. También se encargó de toda la condenación por todos nuestros pecados, este divino Jesús nos ha salvado de todo eso.

Aquellos que conocen la Verdad del evangelio del agua y el Espíritu también deben saber que Jesús es Dios. Todos debemos darnos cuenta que en lo que respecta a nosotros, Jesucristo el Dios verdadero se ha convertido en nuestro Abogado propio quién siempre nos ayuda. Y, siempre que nos quedamos cortos, debemos creer en esta Verdad, que Jesucristo nuestro Dios ha borrado todos nuestros pecados al ser bautizado y al derramar Su sangre.

Jesucristo nuestro Dios verdaderamente ha llegado a ser el Abogado para todos nosotros. “Si, aunque eres débil, Yo también cargue esos pecados, ¿o no?” ¿No es esto lo que Jesucristo nuestro Dios nos está diciendo? Él ciertamente nos está diciendo que ya tomó todos nuestros pecados, y Él nos está enseñando, dándonos consuelo, y motivándonos, todo a través del evangelio del agua y el Espíritu. ¿No es esto cierto?

La gente alrededor del mundo que ahora cree en el evangelio del agua y el Espíritu debe mirar hacia Jesucristo nuestro Dios y creer en Él. Es este Jesucristo quien siempre está abogando por nosotros los creyentes en el evangelio del agua y el Espíritu, motivándolos, animándolos a seguir, y dándolos nueva fuerza para a continuar hacia adelante.

A pesar de esto, los creyentes en el evangelio del agua y el Espíritu, que están esparcidos por todo el mundo, ahora están diciendo, “No puedo encontrar la Iglesia de Dios en mi área. ¿Qué debo hacer?”

Me gustaría que esto les quedara claro a todos ustedes: “Ustedes, hermanos y hermanas que han sido salvados de todos sus pecados creyendo en Jesucristo nuestro Dios y en el evangelio del agua y el Espíritu, debemos establecer la Iglesia de Dios y guiar a las almas ahí.” Aquí no estoy diciendo que primero debas construir un edificio para la iglesia. Lejos de eso, creo que deben abrir sus propias casas como el lugar de alabanza, dar testimonio de Jesucristo nuestro Dios, predicar el evangelio del agua y el Espíritu que Él nos ha dado por fe, compartir con otros los libros del evangelio que te hemos enviado, y de esta manera regresar a muchas almas a los brazos de Jesucristo.

Para hacer eso, deberías continuar recibiendo y leyendo nuestros libros que contienen verdades espirituales, platicar acerca de los problemas espirituales con nosotros a través de la Internet, y solo seguir nuestros pasos uno a uno. No tienes nada que temer respecto a lo que pudiera pasarte. Jesucristo, Dios Mismo, está abogando por nosotros, defendiéndote de vuestras debilidades y ayudándote en cada paso. Es mi esperanza y mi oración hacia ustedes que a través de Jesucristo, tengas la capacidad de establecer la Iglesia de Dios ahí, para que la multitud de almas reciba la remisión del pecado a través de tu Iglesia, y que te unas a esta preciosa misión de predicar el evangelio del agua y el Espíritu por todo el mundo.



Jesús Verdaderamente es Nuestro Dios

Es cuando he caído profundamente en el mundo, cuando la fuerza espiritual en mí es debilitada, que yo tengo una profunda apreciación del hecho que el Señor se ha convertido en mi Abogado. En tales tiempos, cuando vengo a la Iglesia de Dios y escucho Su Palabra, cuando lo alabo a Él, cuando oró a Él, y cuando me rodeo a mí mismo en esta atmósfera espiritual de la reunión de los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu, que yo llego a tener una experiencia de primera mano de que Jesucristo consuela mi corazón una vez más, me motiva, y me da nuevas fuerzas. Yo puedo apreciar en tiempos como este que Jesús nuestro Dios está abogando por nosotros en todas las cosas. Siempre que nos reunimos en la Verdad, el Espíritu Santo obra entre nosotros con fuerza, y satura nuestros corazones totalmente. Es por ello que la reunión de la Iglesia de Dios es tan importante, como está escrito en la Biblia, “no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca” (Hebreos 10:25).

Jesucristo es el Dios quién da nueva fuerza a aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, lava la suciedad del corazón, hace su corazón limpio nuevamente, da fe, los sostiene y los ayuda. Este divino Jesucristo es ni más ni menos que Dios Mismo para todos nosotros. Recibiste tal ayuda cuando llegaste a la Iglesia de Dios. Y el Mismo Espíritu Santo consuela sus corazones, los conforta, reestablece su fe sobre piso firme una vez más, da entendimiento, y te renueva.

Si es creyente del evangelio del agua y el Espíritu, definitivamente has experimentado esto. La Iglesia de Dios es dirigida por el Espíritu Santo, aunque nuestros ojos no lo ven. Así que llegamos a la Iglesia de Dios y lo alabamos a Él juntos, el Espíritu Santo nos hace sentir incómodos cuando algo está mal en nuestro corazón, y cuando hay algo mal en nuestro conocimiento, Él nos da la habilidad para corregirnos. Dios nos ayuda en muchos aspectos y formas. Esto es, cuando termina nuestra reunión, llegamos a recibir nueva fuerza para continuar nuestro trabajo aún con más vigor. Llegamos a ser ayudados por Dios de esta manera: A través de nuestra adoración y comunión, experimentamos la llenura del Espíritu Santo, y la existencia real del amor de Jesucristo, quién es el Dios verdadero.



Son Los Creyentes del Evangelio del Agua y el Espíritu Quienes son los Cristianos Vivos

Jesucristo nuestro Dios existe como Aquel que nos ayuda de esta manera. Debido a que para nosotros Él es Dios, en esta era y tiempo, a través de la Iglesia de Dios y a través tuyo, Él puede lavar los pecados de cualquiera con el evangelio del agua y el Espíritu. Esto es lo que el Apóstol Juan nos está diciendo, en este mismo instante, es así como Dios está obrando en nosotros, Su Iglesia.

Así que si alguien que ha recibido la remisión de sus pecados no habita en la Iglesia de Dios y no escucha la Palabra de Dios, estará destinado a caer en el mundo y desviarse muy lejos, igual que un niño que corrió lejos de casa. Si Jesucristo nuestro Dios no mantiene nuestros corazones diligentes, entonces terminaremos desviándonos tan lejos que no seremos capaces de regresar a la Iglesia de Dios aunque queramos.

Sin embargo, aún si tu fe en Jesús no es muy grande, cuando continuas asistiendo a la Iglesia de Dios, escuchando Su Palabra, adorándole a Él, y alabando en compañía de los miembros de la iglesia, entonces experimentaras que el divino Jesucristo ciertamente sana tu corazón por todos tus errores y heridas, y hace tu corazón perfecto una vea más. Así que es dando gracias a Jesucristo nuestro Dios y ser ayudado por Él por lo que continuamos con nuestras vidas de fe. Puede que nadie diga algo en particular que nos conforte, pero aún así somos confortados y ayudados enormemente. Ciertamente recibimos tal consuelo y ayuda. Aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu ciertamente pueden sentir al divino Jesucristo en su corazón a través de sus iglesias. Es mi esperanza y oración que todos ustedes, nuestros socios y santos por todo el mundo que están trabajando con nosotros, ahora nos reuniremos ahí como la Iglesia de Dios en donde puedes guardar tu vida espiritual y reforzar tu fe por la ayuda de nuestro Señor Jesús, el Dios verdadero.

Por otro lado, aquellos que no creen en el evangelio del agua y el Espíritu nunca podrán hacer la obra de Dios con nosotros. Ninguno de ellos, no importa cuan educado o inteligente, podrá parase aquí y predicar a los justos. No cualquiera se puede sentar donde nos sentamos y predicar la Palabra o para ser ayudado por Cristo en Su Iglesia. Solo se debe a que creemos en el divino Jesucristo y en el evangelio del agua y el Espíritu por lo podemos llegar a ser Sus propios hijos y miembros de Su Iglesia.

Ahora, el Apóstol Juan está diciendo a todos aquellos que han recibido la remisión de sus pecados de parte de Jesucristo nuestro Dios que nos amemos los unos a los otros, y que solo entonces podrán guardar los mandamientos de Dios. Como está escrito en 1 Juan 2:5, “pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él.”

Aquí, la frase “el que guarda Su Palabra” no quiere decir guardar Su Palabra como si uno estuviese guardando la Ley, sino que significa creer en Su Palabra. Así como Moisés destruyó las dos tablas de piedra de la Ley ante el pueblo de Israel cuando descendió de la montaña, somos de tal manera que simplemente no podemos guardar la Ley de Dios sino que la desobedecemos y la rompemos. Así, la Biblia declara, “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gàlatas 3:10).

No podemos guardar ni una sola cláusula de Sus mandamientos. Sin embargo, existe una cosa que Jesucristo nuestro Dios nos permite guardar, y esto no es otra cosa que la Palabra del evangelio del agua y el Espíritu. Nuestra fe en el evangelio del agua y el Espíritu es la base de toda nuestra fe en la Palabra de Dios. En otras palabras, si no tenemos fe en este verdadero evangelio, toda nuestra fe en Su Palabra, debe ser fraudulenta. Por lo tanto, el Apóstol Pablo dijo, “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá” (Romanos 1:17).

Para nosotros que creemos en Su Palabra, Dios lava nuestros pecados con el evangelio del agua y el Espíritu, nos salva de la condenación del pecado, nos ayuda, nos convierte en Sus hijos, siempre nos sana, nos viste con Su gracia, nos guía, y nos glorifica. Este pasaje nos dice que Dios sé encuentra en aquellos que creen en Jesús como Él es. Ellos son los que “guardan Su Palabra.” Se debe a que nosotros los nacidos de nuevo somos los que creemos en el divino Jesús como el Salvador por lo que Dios protege nuestra fe. Si creemos en Jesús como el Dios verdadero con nuestro corazón, Dios nos guardará, pero si no creemos en Jesucristo con tal fe, entonces Dios no puede guardarnos.

Sin embargo mucha gente no entiende lo que el Apóstol está tratando de decir en este pasaje. Yo creo que Dios está en el corazón de todos aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, y que Él hace nuestra fe en Su Palabra aún más fuerte día a día. Para aquellos que realmente creen en el evangelio del agua y el Espíritu, Dios permite la remisión del pecado y el morar del Espíritu Santo en nuestro corazón. Y Jesús el verdadero Dios eternamente aboga por nosotros, nos conforta, nos motiva, nos bendice, y nos protege en todo tiempo. En todos aquellos que creen en este divino Jesucristo como Salvador, habita Dios Padre. En los corazones de aquellos que creen en el evangelio del agua y el Espíritu, y en Su Iglesia, Dios siempre está con ellos. Esto es lo que el Apóstol Juan nos está diciendo aquí ahora.

Este pasaje del cual habló el Apóstol Juan ha sido cumplido en nosotros hoy. Aunque nos ha sido difícil hablar de tal fe antes de nacer de nuevo, ahora somos capaces de compartirlos con otros. Hemos llegado a ser los protagonistas principales del pasaje de la Escritura de hoy. Todas las promesas de la Biblia no son para nadie más que para ti y para mi.

Yo doy gracias a Dios por el hecho de que esta Palabra que Él habló en 1 Juan 2:1-5 ha sido cumplida en todos nosotros los que creemos en el evangelio del agua y el Espíritu. Estoy muy agradecido con el Señor Jesús porque Él ha llegado a ser el Salvador y Pastor para todos los creyentes del evangelio del agua y el Espíritu, y que Él por siempre nos ayuda como el verdadero Abogado.

Cuando Dios les ayuda, Él lo hace a través de Su Iglesia. Por lo tanto, te exhorto, a los colaboradores de nuestra misión, a que visiten nuestro sitio de red frecuentemente y continúen recibiendo nuevo pan espiritual de nosotros, y que se mantengan en contacto con nosotros para que podamos guiarlos por el camino correcto.

Por favor, oren a Dios por nosotros para que podamos continuar con nuestro ministerio, traduciendo nuestros libros evangélicos a mas idiomas y poniéndolos a la disposición de todos los que buscan la Verdad. Amén.


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