sábado, 27 de marzo de 2010

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Domingo de Ramos

Hebreos 10,1-18

Bendito el que viene, como rey, en el nombre del Señor

San Andrés de Creta

Sermón sobre el domingo de Ramos 9

Venid, y al mismo tiempo que ascendemos al monte de los Olivos, salgamos al encuentro de Cristo que vuelve hoy de Betania y por propia voluntad se apresura hacia su venera­ble y dichosa pasión para poner fin al misterio de la salvación de los hombres.

Porque el que iba libremente hacia Jerusa­lén es el mismo que por nosotros los hombres y por nuestra salvación bajó del cielo, para levantar consigo a los que yacíamos en lo más profundo y colocarnos, como dice la Escritura, por encima de todo principado, potestad, fuerza y dominación y por encima de todo nombre conocido.

Y viene, no como quien busca su gloria por medio de la fastuosidad y de la pompa. No porfiará, dice, no gritará, no voceará por las calles, sino que será manso y humilde, y se presentará sin espectacularidad alguna.

Ea, pues, corramos a una con quien se apre­sura a su pasión, e imitemos a quienes salie­ron a su encuentro. Y no para extender por el suelo a su paso ramos de olivo, vestiduras o palmas, sino para prosternarnos nosotros mismos con la disposición más humillada de que seamos capaces y con el más limpio pro­pósito, de manera que acojamos al Verbo que viene, y así logremos captar a aquel Dios que nunca puede ser totalmente captado por nos­otros.

Alegrémonos, pues, porque se nos ha presentado mansamente el que es manso y que asciendo sobre el ocaso de nuestra ínfima vileza, para venir hasta nosotros y convivir con noso­tros, de modo que pueda, por su parte, llevar­nos hasta la familiaridad con él.

Ya que, si bien se dice que, habiéndose incor­porado las primicias de nuestra condición, ascendió, con ese botín, sobre los cielos, hasta el oriente, es decir, según me parece, hasta su propia gloria y divinidad, no aban­donó, con todo, su propensión hacia el género humano hasta haber sublimado al hombre, elevándolo progresivamente desde lo más ínfimo de la tierra hasta lo más alto de los cielos.

Así es como nosotros deberíamos proster­narnos a los pies de Cristo, no poniendo bajo sus pies nuestras túnicas o unas ramas inertes, que muy pronto perderían su verdor, su fruto y su aspecto agradable, sino revistiéndonos de su gracia, es decir, de él mismo, pues los que os habéis incorporado a Cristo por el bautismo os habéis revestido de Cristo. Así debemos ponernos a sus pies como si fuéra­mos unas túnicas.

Y si antes, teñidos como estábamos de la escarlata del pecado, volvimos a encontrar la blancura de la lana gracias al saludable baño del bautismo, ofrezcamos ahora al ven­cedor de la muerte no ya ramas de palma, sino trofeos de victoria.

Repitamos cada día aquella sagrada excla­mación que los niños cantaban, mientras agitamos los ramos espirituales del alma: Bendito el que viene, como rey, en nombre del Señor.

Lunes Santo

Hebreos 10,19-39

Gloriémonos en la cruz de Cristo

San Agustín

Sermón Güelferbitano 3

La pasión de nuestro Señor y Salvador Jesucristo es una prenda de gloria y una enseñanza de paciencia. Pues, ¿qué dejará de esperar de la gracia de Dios el corazón de los fieles, si por ellos, el Hijo único de Dios, coeterno con el Padre, no se contentó con nacer como un hombre entre los hombres, sino que quiso Incluso morir por mano de aquellos hombres que él mismo había creado?

Grande es lo que el Señor nos promete para el futuro, pero es mucho mayor aún aquello que celebramos recordando lo que ya ha hecho por nosotros. ¿Dónde estaban o quiénes eran, aquellos impíos por los que murió Cristo ? ¿Quién dudará que a los santos pueda dejar de darles su vida, si él mismo entregó su muerte a los impíos? ¿Por qué vacila todavía la fragilidad humana en creer que un día será realidad el que los hombres vivan con Dios?

Lo que ya se ha realizado es mucho más increíble: Dios ha muerto por los hombres.

Porque ¿quién es Cristo, sino aquel de quien dice la Escritura: En el principio ya existía la Palabra, y la Palabra estaba junto a Dios, y la Palabra era Dios? Esta Palabra de Dios se hizo carne y acampó entre noso­tros. El no poseería lo que era necesario para morir por nosotros si no hubiera tomado de nosotros una carne mortal. Así el inmortal pudo morir, Así pudo dar su vida a los morta­les: y hará que más tarde tengan parte en su vida aquellos de cuya condición él primero se había hecho participe. Pues nosotros, por nuestra naturaleza, no teníamos posibilidad de vivir, ni él por la suya, posibilidad de morir. Él hizo, pues, con nosotros este admirable intercambio, tomó de nuestra naturaleza la condición mortal y nos dio de la suya la posi­bilidad de vivir.

Por tanto, no sólo no debemos avergonzar­nos de la muerte de nuestro Dios y Señor, sino que hemos de confiar en ella con todas nues­tras fuerzas y gloriarnos en ella por encima de todo: pues al tomar de nosotros la muerte, que en nosotros encontró, nos prometió con toda su fidelidad que nos daría en si mismo la vida que nosotros no podemos llegar a poseer por nosotros mismos. Y si aquel que no tiene pecado nos amó hasta tal punto que por nosotros, pecadores, sufrió lo que habían merecido nuestros pecados, ¿cómo después de habernos justificado, dejará de darnos lo que es justo? Él, que promete con verdad, ¿cómo no va a darnos los premios de los santos, si soportó, sin cometer iniquidad, el castigo que los inicuos le infligieron?

Confesemos, por tanto, intrépidamente, her­manos, y declaremos bien a las claras que Cristo fue crucificado por nosotros: y hagá­moslo no con miedo, sino con júbilo, no con vergüenza, sino con orgullo.

El apóstol Pablo, que cayó en la cuenta de este misterio, lo proclamó como un título de gloria. Y siendo así que podía recordar muchos aspectos grandiosos y divinos de Cristo, no dijo que se gloriaba de estas maravillas –­que hubiese creado el mundo, cuando, como Dios que era, se hallaba junto al Padre, y que hubiese im­perado sobre el mundo, cuando era hombre como nosotros–, sino que dijo: Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.

Martes Santo

Hebreos 12,1-13

Una sola muerte y una sola resurrección

San Basilio Magno

Libro sobre el Espíritu Santo 15,35

Nuestro Dios y Salvador realizó su plan de salvar el hombre levantándolo de su caída y haciendo que pasara del estado de alejamiento, al que le había llevado su desobediencia, al estado de familiaridad con Dios. Éste fue el motivo de la venida de Cristo en la carne, de sus ejemplos de vida evangélica, de sus sufrimientos, de su cruz, de su sepultura y de su resurrección: que el hombre, una vez salvado, recobrara, por la imitación de Cristo, su antigua condición de hijo adoptivo.

Y así, para llegar a una vida perfecta, es necesario imitar a Cristo, no sólo en los ejemplos que nos dio durante su vida, ejemplos de mansedumbre, de humildad y de paciencia, sino también en su muerte, como dice Pablo, el imitador de Cristo: Muriendo su misma muerte, para llegar un día a la resurrección de entre los muertos.

Mas ¿de qué manera podremos reproducir en nosotros su muerte? Sepultándonos con él por el bautismo. ¿En qué consiste este modo de sepultura, y de qué nos sirve el imitarla? En primer lugar, es necesario cortar con la vida anterior. Y esto nadie puede conseguirlo sin aquel nuevo nacimiento de que nos habla el Señor, ya que la regeneración, como su mismo nombre indica, es el comienzo de una vida nueva. Por esto, antes de comenzar esta vida nueva, es necesario poner fin a la anterior. En esto sucede lo mismo que con los que corren en el estado: éstos, al llegar al fin de la primera parte de la carrera, antes de girar en redondo, necesitan hacer una pequeña parada o pausa, para reemprender luego el camino de vuelta; así también, en este cambio de vida, era necesario interponer la muerte entre la primera vida y la posterior, muerte que pone fin a los actos precedentes y da comienzo a los subsiguientes.

¿Cómo podremos, pues, imitar a Cristo en su descenso a la región de los muertos? Imitando su sepultura mediante el bautismo. En efecto, los cuerpos de los que son bautizados quedan, en cierto modo, sepultados bajo las aguas. Por esto el bautismo significa, de un modo misterioso, el despojo de las obras de la carne, según aquellas palabras del Apóstol: Fuisteis circuncidados con una circuncisión no hecha por hombres, cuando os despojaron de los bajos instintos de la carne, por la circuncisión de Cristo. Por el bautismo fuisteis sepultados con él, ya que el bautismo en cierto modo purifica el alma de las manchas ocasionadas en ella por el influjo de esta vida en carne mortal, como está escrito: Lávame: quedaré más blanco que la nieve. Por esto reconocemos un solo bautismo salvador, ya que es una sola la muerte en favor del mundo y una sola la resurrección de entre los muertos, y de ambas es figura el bautismo.

Miércoles Santo

Hebreos 12,14-29

La plenitud del amor

San Agustín

Tratados sobre el evangelio de San Juan 84,1-2

El Señor, hermanos muy amados, quiso dejar bien claro en qué consiste aquella plenitud del amor con que debemos amarnos mutuamente, cuando dijo: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. Consecuencia de ello es lo que nos dice el mismo evangelista Juan en su carta: Cristo dio su vida por nosotros; también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos, amándonos mutuamente como él nos amó, que dio su vida por nosotros.

Es la misma idea que encontramos en el libro de los Proverbios: Sentado a la mesa de un señor, mira bien qué te ponen delante, y pon la mano en ello pensando que luego tendrás que preparar tú algo semejante. Esta mesa de tal señor no es otra que aquella de la cual tomamos el cuerpo y la sangre de aquel que dio su vida por nosotros. Sentarse a ella significa acercarse a la misma con humildad. Mirar bien lo que nos ponen delante equivale a tomar conciencia de la grandeza de este don. Y poner la mano en ello, pensando que luego tendremos que preparar algo semejante, significa lo que ya he dicho antes: que así como Cristo dio su vida por nosotros, también nosotros debemos dar la vida por los hermanos. Como dice el apóstol Pedro: Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas. Esto significa preparar algo semejante. Esto es lo que hicieron los mártires, llevados por un amor ardiente; si no queremos celebrar en vano su recuerdo, y si nos acercamos a la mesa del Señor para participar del banquete en que ellos se saciaron, es necesario que, tal como ellos hicieron, preparemos luego nosotros algo semejante.

Por esto, al reunirnos junto a la mesa del Señor, no los recordamos del mismo modo que a los demás que descansan en paz, para rogar por ellos, sino más bien para que ellos rueguen por nosotros, a fin de que sigamos su ejemplo, ya que ellos pusieron en práctica aquel amor del que dice el Señor que no hay otro más grande. Ellos mostraron a sus hermanos la manera como hay que prepara algo semejante a lo que también ellos habían tomado de la mesa del Señor.

Lo que hemos dicho no hay que entenderlo como si nosotros pudiéramos igualarnos al Señor, aun en el caso de que lleguemos por él hasta el testimonio de nuestra sangre. Él era libre para dar su vida y libre para volverla a tomar, nosotros no vivimos todo el tiempo que queremos y morimos aunque no queramos; él, en el momento de morir, mató en sí mismo a la muerte, nosotros somos librados de la muerte por su muerte; su carne no experimentó la corrupción, la nuestra ha de pasar por la corrupción, hasta que al final de este mundo seamos revestido por él de incorruptibilidad; él no necesitó de nosotros para salvarnos, nosotros sin él nada podemos hacer; él, a nosotros, sus sarmientos, se nos dio como vid, nosotros, separados de él, no podemos tener vida.

Finalmente, aunque los hermanos mueran por sus hermanos, ningún mártir derrama su sangre para el perdón de los pecados de sus hermanos, como hizo él por nosotros, ya que en esto no nos dio un ejemplo que imitar, sino un motivo para congratularnos. Los mártires, al derramar su sangre por sus hermanos, no hicieron sino mostrar lo que habían tomado de la mesa del Señor. Amémonos, pues, los unos a los otros, como Cristo nos amó y se entregó por nosotros.

Jueves Santo

Hebreos 4,14 - 5,10

El cordero inmolado, figura de la pasión de Cristo

Melitón de Sardes

Homilía sobre la Pascua 65-71

Muchas predicciones nos dejaron los pro­fetas en torno al misterio de Pascua, que es Cristo: a él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.

Él vino desde los cielos a la tierra a causa de los sufrimientos humanos; se revistió de la naturaleza humana en el vientre virginal y apareció como hombre; hizo suyas las pasiones y sufrimientos huma­nos con su cuerpo, sujeto al dolor, y destruyó las pasiones de la carne, de modo que quien por su espíritu no podía morir acabó con la muerte homicida.

Se vio arrastrado como un cordero y dego­llado como una oveja, y así nos redimió de idolatrar al mundo, como en otro tiempo libró a los israelitas de Egipto, y nos salvó de la esclavitud diabólica, como en otro tiempo a Israel de la mano del Faraón; y marcó nues­tras almas con su propio espíritu y los miem­bros de nuestro cuerpo con su sangre.

Éste es el que cubrió a la muerte de confu­sión y dejó sumido al demonio en el llanto, como Moisés al Faraón. Éste es el que derrotó a la iniquidad y a la injusticia, como Moisés castigó a Egipto con la esterilidad.

Éste es el que nos sacó de la servidumbre a la libertad, de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida, de la tiranía al recinto eterno, e hizo de nosotros un sacerdocio nuevo y un pueblo elegido y eterno. Él es la Pascua de nuestra salvación.

Éste es el que tuvo que sufrir mucho y en muchas ocasiones: el mismo que fue asesi­nado en Abel y atado de pies y manos en Isaac, el mismo que peregrinó en Jacob y fue vendido en José, expuesto en Moisés y sacrificado en el cordero, perseguido en David y deshonrado en los profetas.

Éste es el que se encarnó en la Virgen, col­gado del madero, sepultado en tierra, y el que, resucitado de entre los muertos, subió al cielo.

Éste es el cordero que enmudecía y que fue inmo­lado; el mismo que nació de María, la hermosa cordera; el mismo que fue arrebatado del rebaño, empujado a la muerte, inmolado al atardecer y sepultado por la noche; aquel que no fue quebrantado en el leño, ni se descompuso en la tierra; el mismo que resucitó de entre los muertos e hizo que el hombre surgiera desde lo más hondo del sepulcro.

Viernes Santo

Hebreos 9,11-28

El valor de la sangre de Cristo

San Juan Crisóstomo

Catequesis 3,13-19

¿Quieres saber el valor de la sangre de Cris­to? Remontémonos a las figuras que la pro­fetizaron y recorramos las antiguas Escrituras.

Inmolad, dice Moisés, un cordero de un año; tomad su sangre y rociad las dos jambas y el dintel de la casa. ¿Qué dices, Moisés? La sangre de un cordero irracional ¿puede salvar a los hombres dotados de razón? «Sin duda, responde Moisés: no porque se trate de sangre, sino porque en esta sangre se contiene una profecía de la sangre del Señor».

Si hoy, pues, el enemigo, en lugar de ver las puertas rocia­das con sangre simbólica, ve brillar en los labios de los fieles, puertas de los templos de Cristo, la sangre del verdadero Cordero, huirá todavía más lejos.

¿Deseas descubrir aún por otro medio el valor de esta sangre? Mira de dónde brotó y cuál sea su fuente. Empezó a brotar de la misma cruz y su fuente fue el costado del Se­ñor. Pues muerto ya el Señor, dice el Evan­gelio, uno de los soldados se acercó con la lanza, y le traspasó el costado, y al punto salió agua y sangre: agua, como símbolo del bau­tismo; sangre, como figura de la eucaristía. El soldado le traspasó el costado, abrió una brecha en el muro del templo santo, y yo en­cuentro el tesoro escondido y me alegro con la riqueza hallada. Esto fue lo que ocurrió con el cordero: los judíos sacrificaron el cordero y yo recibo el fruto del sacrificio.

Del costado salió sangre y agua. No quiero, amado oyente, que pases con indiferencia ante tan gran misterio, pues me falta explicarte aún otra interpretación mística. He dicho que esta agua y esta sangre eran símbolos del bautismo y de la eucaristía. Pues bien, con estos dos sa­cramentos se edifica la Iglesia: con el agua de la regeneración y con la renovación del Es­píritu Santo, es decir, con el bautismo y la eucaristía, que han brotado ambos del costado. Del costado de Jesús se formó, pues, la Iglesia, como del costado de Adán fue formada Eva.

Por esta misma razón afirma San Pablo: Somos miembros de su cuerpo, formados de sus huesos, aludiendo con ello al costado de Cristo. Pues de la misma forma que Dios hizo a la mujer del costado de Adán, de igual ma­nera Jesucristo nos dio el agua y la sangre sa­lida de su costado, para edificar la Iglesia. Y de la misma manera que entonces Dios tomó la costilla de Adán, mientras éste dormía, así también nos dio el agua y la sangre después que Cristo hubo muerto.

Mirad de qué manera Cristo se ha unido a su esposa, considerad con qué alimento la nutre. Con un mismo alimento hemos nacido y nos alimentamos. De la misma manera que la mujer se siente impulsada por su misma na­turaleza a alimentar con su propia sangre y con su leche a aquél a quien ha dado a luz, así también Cristo alimenta siempre con sangre a aquellos a quienes él mismo ha hecho renacer.

Sábado Santo

Hebreos 4,1-13

El descenso del Señor al abismo

Anónimo

Homilía antigua sobre el grande y santo Sábado

¿Qué es lo que hoy sucede? Un gran silencio envuelve la tierra; un gran silencio porque el Rey duerme. La tierra temió sobrecogida, porque Dios se durmió en la carne y ha des­pertado a los que dormían desde antiguo. Dios ha muerto en la carne y ha puesto en conmoción al abismo.

Va a buscar a nuestro primer padre como si fuera la oveja perdida. Quiere absolutamente visitar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte. Él, que es al mismo tiempo Dios e Hijo de Dios, va a librar de su prisión y de sus dolores a Adán y a Eva.

El Señor, teniendo en sus manos las armas vencedoras de la cruz, se acerca a ellos. Al verlo nuestro primer padre Adán, asombrado por tan gran acontecimiento, exclama y dice a todos: «Mi Señor esté con todos». Y Cristo, respondiendo, dice a Adán: «Y con tu espíritu». Y tomándolo por la mano le añade: Despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y Cristo será tu luz.

Yo soy tu Dios, que por ti y por todos los que han de nacer de ti me he hecho tu hijo; y ahora te digo que tengo el poder de anunciar a los que están encadenados: «salid»; y a los que se en­cuentran en las tinieblas: «iluminaos»; y a los que dormís: «levantaos».

A ti te mando: despierta tú que duermes, pues no te creé para que permanezcas cautivo en el abismo; levántate de entre los muertos, pues yo soy la vida de los muertos. Levántate, obra de mis manos; levántate, imagen mía, creado a mi semejanza. Levántate, salgamos de aquí, porque tú en mí, y yo en ti, formamos una sola e indivisible persona.

Por ti yo, tu Dios, me he hecho tu hijo; por ti yo, tu Señor, he revestido tu condición servil; por ti yo, que estoy sobre los cielos, he venido a la tierra y he bajado al abismo; por ti me he hecho hombre, semejante a un inválido que tiene su cama entre los muertos; por ti, que fuiste expulsado del huerto, he sido entregado a los judíos en el huerto, y en el huerto he sido crucificado.

Contempla los salivazos de mi cara, que he soportado para devolverte tu pri­mer aliento de vida; contempla los golpes de mis mejillas, que he soportado para reformar, de acuerdo con mi imagen, tu imagen de­formada; contempla los azotes en mis espaldas, que he aceptado para aliviarte del peso de los peca­dos, que habían sido cargados sobre tu espalda; contempla los clavos que me han sujetado fuertemente al madero, pues los he aceptado por ti, que maliciosamente extendiste una mano al árbol prohibido.

Dormí en la cruz, y la lanza atravesó mi costado, por ti, que en el paraíso dormiste, y de tu costado diste origen a Eva. Mi costado ha curado el dolor del tuyo. Mi sueño te saca del sueño del abismo. Mi lanza eliminó aquella espada que te amenazaba en el paraíso.

Levántate, salgamos de aquí. El enemigo te sacó del paraíso; yo te coloco no ya en el paraíso, sino en el trono celeste. Te prohibí que comieras del árbol de la vida, que no era sino imagen del verdadero árbol; yo soy el verdadero árbol, yo, que soy la vida y que estoy unido a ti. Coloqué un querubín que fielmente te vigilara; ahora te concedo que el querubín, reconociendo tu dignidad, te sirva.

El trono de los querubines está preparado, los portadores atentos y preparados, el tálamo construido, los alimentos prestos, se han embellecido los eternos tabernáculos y moradas, han sido abiertos los tesoros de todos los bienes, y el reino de los cielos está preparado desde toda la eternidad.

domingo, 21 de marzo de 2010

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II VÍSPERAS Oración de la tarde, de Amigos De Jesús
Notas de Amigos De Jesús
II VÍSPERAS Oración de la tarde
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Hoy a las 18:36

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Himno: OH BONDADOSO CREADOR.

Oh bondadoso Creador, escucha
la voz de nuestras súplicas y el llanto
que, mientras dura el sacrosanto ayuno
de estos cuarenta días, derramamos.

A ti, que escrutas nuestros corazones
y que conoces todas sus flaquezas,
nos dirigimos para suplicarte
la gracia celestial de tu indulgencia.

Mucho ha sido, en verdad, lo que pecamos,
pero estamos, al fin, arrepentidos,
y te pedimos, por tu excelso nombre,
que nos cures los males que sufrimos.

Haz que, contigo ya reconciliados,
podamos dominar a nuestros cuerpos,
y, llenos de tu amor y de tu gracia,
no pequen más los corazones nuestros.

Oh Trinidad Santísima, concédenos,
oh simplicísima Unidad, otórganos
que los efectos de la penitencia
de estos días nos sean provechosos. Amén.

SALMODIA

Ant. 1. Así como fue levantada en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre.

Salmo 109, 1-5. 7 - EL MESÍAS, REY Y SACERDOTE.

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies.»

Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, como rocío,
antes de la aurora.»

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno
según el rito de Melquisedec.»

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.

En su camino beberá del torrente,
por eso levantará la cabeza.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Así como fue levantada en alto la serpiente en el desierto, así deberá ser levantado en alto el Hijo del hombre.

Ant. 2. El Señor de los ejércitos es protección liberadora, rescate salvador.

Salmo 113 A - ISRAEL LIBRADO DE EGIPTO; LAS MARAVILLAS DEL ÉXODO.

Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio.

El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos.

¿Qué te pasa, mar, que huyes,
y a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos?

En presencia del Señor se estremece la tierra,
en presencia del Dios de Jacob;
que transforma las peñas en estanques,
el pedernal en manantiales de agua.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. El Señor de los ejércitos es protección liberadora, rescate salvador.

Ant. 3. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes, por sus llagas hemos sido curados.

Cántico: PASIÓN VOLUNTARIA DE CRISTO, SIERVO DE DIOS 1Pe 2, 21b-24

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

El no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca;
cuando le insultaban,
no devolvía el insulto;
en su pasión no profería amenazas;
al contrario,
se ponía en manos del que juzga justamente.

Cargado con nuestros pecados subió al leño,
para que, muertos al pecado,
vivamos para la justicia.
Sus heridas nos han curado.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Él fue herido por nuestras rebeldías, triturado por nuestros crímenes, por sus llagas hemos sido curados.

LECTURA BREVE Hch 13, 26-30a

Hermanos, a vosotros envía Dios este mensaje de salvación. Los habitantes de Jerusalén y sus jefes no reconocieron a Jesús, pero, al condenarlo a muerte, dieron cumplimiento a las palabras de los profetas que se leen cada sábado. Y, a pesar de que no encontraron en él causa alguna digna de muerte, pidieron a Pilato que lo hiciera morir. Una vez que cumplieron todo lo que de él estaba escrito, lo bajaron de la cruz y lo depositaron en un sepulcro. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos.

RESPONSORIO BREVE

R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.
V. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

V. Cristo, oye los ruegos de los que te suplicamos.
R. Porque hemos pecado contra ti.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Escúchanos, Señor, y ten piedad, porque hemos pecado contra ti.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Mujer, yo no te condeno; vete, y en adelante no peques más.

Cántico de María. ALEGRÍA DEL ALMA EN EL SEÑOR Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

El hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Ant. Mujer, yo no te condeno; vete, y en adelante no peques más.

PRECES

Demos gloria y alabanza a Dios Padre que, por medio de su Hijo, la Palabra encarnada, nos hace renacer de un germen incorruptible y eterno, y supliquémosle, diciendo:

Señor, ten piedad de tu pueblo.

Escucha, Dios de misericordia, la oración que te presentamos en favor de tu pueblo
y concede a tus fieles desear tu palabra más que el alimento del cuerpo.

Enséñanos a amar de verdad y sin discriminación a nuestros hermanos y a los hombres de todas las razas,
y a trabajar por su bien y por la concordia mutua.

Pon tus ojos en los catecúmenos que se preparan para el bautismo
y haz de ellos piedras vivas y templo espiritual en tu honor.

Tú que por la predicación de Jonás exhortaste a los ninivitas a la penitencia,
haz que tu palabra llame a los pecadores a la conversión.

Se pueden añadir algunas intenciones libres.

Haz que los moribundos esperen confiadamente el encuentro con Cristo, su juez,
y gocen eternamente de tu presencia.

Unidos fraternalmente, dirijamos al Padre nuestra oración común:

Padre nuestro...

ORACIÓN

Te pedimos, Señor, que enciendas nuestros corazones en aquel mismo amor con que tu Hijo ama al mundo y que lo impulsó a entregarse a la muerte por salvarlo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

CONCLUSIÓN

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna.
R. Amén.
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Se... Ver másñor, concédenos a cuantos servimos bajo el estandarte de María, la plenitud de fe en Tí y confianza en Ella, a la que se ha concedido la conquista del mundo. Concédenos una fe viva que animada por la caridad, nos habilite para realizar todas nuestras acciones por puro amor a Tí, y a verte y servirte en nuestro prójimo; una fe firme e inconmovible como una roca, por la cual estemos tranquilos y seguros en las cruces, afanes y desengaños de la vida; una fe valerosa que nos inspire comenzar y llevar a cabo sin vacilación, grandes empresas por tu gloria y por la salvación de las alma; una fe que sea la Columna de Fuego de nuestra Legión, que hasta el fín nos lleve unidos, que encienda en todas partes el fuego de tu amor, que ilumine a aquellos que estan en oscuridad y sombra de muerte, que inflame a los tibios, que resucite a los muertos por el pecado; y que guie nuestros pasos por el Camino de la Paz, para que terminada la lucha de la vida, nuestra Legión se reúna sin pérdida alguna en el reino de tu amor y gloria. Amén.
Las almas de nuestros legionarios y las almas de todos los fieles difuntos descansen en paz por la misericordia de Dios. Amén.
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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ASCENSO POR EL MONTE DE LA PERFECCION

Un blog para tomar en serio la única vía que conduce a la unión con Dios: la ascética, porque Amar no es un sentimiento sino despojarse y desnudarse por Dios de todo lo que no es Dios y contribuir a que el prójimo pueda hacer lo mismo.
lunes 18 de mayo de 2009
San Pascual Bailón, Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Fiesta: 17 de mayo


San Pascual BailónReligioso(año 1592)

Texto extraído del sitio web del canal católico EWTN de Madre Angélica:
http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Pascual_Bail%C3%B3n5_17.htm

Breve oración: "Querido San Pascual: consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al Santísimo y una grande estimación por la Santa Misa"
Dijo San Juan Bosco: "Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréislo que son los milagros" (S. J. Bosco).

Breve Biografía de San Pascual Bailón:
Le pusieron por nombre Pascual, por haber nacido el día de Pascua (del año 1540). Nació en Torre Hermosa, Aragón, España.
Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.
Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.Un día otros pastores le oyeron gritar: "¡Ahí viene!, ¡allí está!". Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.
De niño siendo pastor, ya hacía sus mortificaciones. Por ej. la de andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino le pagaba al otro, con los escasos dineros que le pagaban de sueldo, el pasto que la oveja se había comido.
A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.
Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.
Ayudaba cada día el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Sma. Virgen y diciéndole: "Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor". Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron esto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada.
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: "Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes".
Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: "¿Dónde está Dios?". Y él respondió: "Dios está en el cielo", y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: "¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor". Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Y él sintió lo que dice la S. Biblia que sintieron los apóstoles cuando los golpearon por declararse amigos de Jesús: "Una gran alegría por tener el honor de sufrir por proclamarse fiel seguidor de Jesús".
Lo primero que hacía al llegar a algún pueblo era dirigirse al templo y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.
Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado.
Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.
Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: "¿De qué se trata?". "Es que están en la elevación en la Santa Misa". "¡Ah que hermoso momento!", y quedó muerto plácidamente.
Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.
Por 200 años muchísimas personas, al acercarse a la tumba de San Pascual oyeron unos misteriosos golpecitos. Nadie supo explicar el porqué pero todos estaban convencidos de que eran señales de que este hombre tan sencillo fue un gran santo. Y los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.
El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
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martes 5 de mayo de 2009
SINTESIS

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viernes 7 de noviembre de 2008
PATER NOSTER

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Entrada a la noche sensitiva segunda parte
5. Y para mortificar y apaciguar las cuatro pasiones naturales, que son gozo, esperanza, temor y dolor, de cuya concordia y pacificación salen estos y los demás bienes, es total remedio lo que se sigue, y de gran merecimiento y causa de grandes virtudes.6. Procure siempre inclinarse:no a lo más fácil, sino a lo más dificultoso;no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido;no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto;no a lo que es descanso, sino a lo trabajoso;no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo;no a lo más, sino a lo menos;no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado;no a lo que es querer algo, sino a no querer nada;no andar buscando lo mejor de las cosas temporales, sino lo peor, y desear entrar en toda desnudez y vacío y pobreza por Cristo de todo cuanto hay en el mundo.7. Y estas obras conviene las abrace de corazón y procure allanar la voluntad en ellas. Porque, si de corazón las obra, muy en breve vendrá a hallar en ellas gran deleite y consuelo, obrando ordenada y discretamente.8. Lo que está dicho, bien ejercitado, bien basta para entrar en la noche sensitiva. Pero, para mayor abundancia, diremos otra manera de ejercicio que enseña a mortificar la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, que son las cosas que dice san Juan (1 Jn. 2, 16) reinan en el mundo, de las cuales proceden todos los demás apetitos.9. Lo primero, procurar obrar en su desprecio y desear que todos lo hagan (y esto es contra la concupiscencia de la carne).Lo segundo, procurar hablar en su desprecio y desear que todos lo hagan (y esto es contra la concupiscencia de los ojos).Lo tercero, procurar pensar bajamente de sí en su desprecio y desear que todos lo hagan (tambien contra sí, y esto es contra la soberbia de la vida).10. En conclusión de estos avisos y reglas conviene poner aquí aquellos versos que se escriben en la Subida del Monte, que es la figura que está al principio de este libro, los cuales son doctrina para subir a el, que es lo alto de la unión.
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lunes 27 de octubre de 2008
ESENCIAL
Lo primero, traiga un ordinario apetito de imitar a Cristo en todas sus cosas, conformándose con su vida, la cual debe considerar para saberla imitar y haberse en todas las cosas como se hubiera el.4. Lo segundo, para poder bien hacer esto, cualquiera gusto que se le ofreciere a los sentidos, como no sea puramente para honra y gloria de Dios, renúncielo y quedese vacío de el por amor de Jesucristo, el cual en esta vida no tuvo otro gusto, ni le quiso, que hacer la voluntad de su Padre, lo cual llamaba el su comida y manjar (Jn. 4, 34).Pongo ejemplo: si se le ofreciere gusto de oír cosas que no importen para el servicio y honra de Dios, ni lo quiera gustar ni las quiera oír. Y si le diere gusto mirar cosas que no le ayuden (a amar) más a Dios, ni quiera el gusto ni mirar las tales cosas. Y si en el hablar otra cualquier cosa se le ofreciere, haga lo mismo; y en todos los sentidos, ni más ni menos, en cuanto lo pudiere excusar buenamente; porque si no pudiere, basta que no quiera gustar de ello, aunque estas cosas pasen por el.Y de esta manera ha de procurar dejar luego mortificados y vacíos de aquel gusto a los sentidos, como a oscuras. Y con este cuidado en breve aprovechará mucho.
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martes 7 de octubre de 2008
No codiciando nada, nada le fatiga hacia arriba y nada le oprime hacia abajo. Es la "noche espiritual" que une con Dios

CAPÍTULO 13. En que se trata de la manera y modo que se ha de tener para entrar en esta noche del sentido.

1. Resta ahora dar algunos avisos para saber y poder entrar en esta noche del sentido. Para lo cual es de saber que el alma ordinariamente entra en esta noche sensitiva en dos maneras: la una es activa; la otra, pasiva.
Activa es lo que el alma puede hacer y hace de su parte para entrar en ella, de lo cual ahora trataremos en los avisos siguientes.
Pasiva es en que el alma no hace nada, sino Dios la obra en ella, y ella se ha como paciente. De la cual trataremos en el cuarto libro, cuando habemos de tratar de los principiantes. Y porque allí habemos, con el favor divino, de dar muchos avisos a los principiantes, según las muchas imperfecciones que suelen tener en este camino, no me alargare aquí en dar muchos; y porque tambien no es tan propio de este lugar darlos, pues de presente sólo tratamos de las causas por que se llama noche este tránsito, y cuál sea esta, y cuántas sus partes.
Pero, porque parece quedaba muy corto y no de tanto provecho no dar luego algún remedio o aviso para ejercitar esta noche de apetitos, he querido poner aquí el modo breve que se sigue; y lo mismo hare al fin de cada una de esotras dos partes o causas de esta noche de que luego, mediante el Señor, tengo de tratar.
2. Estos avisos que aquí se siguen de vencer los apetitos, aunque son breves y pocos, yo entiendo que son tan provechosos y eficaces como compendiosos, de manera que el que de veras se quisiese ejercitar en ellos, no le harán falta otros ningunos, antes en estos los abrazará todos.
3. Lo primero, traiga un ordinario apetito de imitar a Cristo en todas sus cosas, conformándose con su vida, la cual debe considerar para saberla imitar y haberse en todas las cosas como se hubiera el.
4. Lo segundo, para poder bien hacer esto, cualquiera gusto que se le ofreciere a los sentidos, como no sea puramente para honra y gloria de Dios, renúncielo y quedese vacío de el por amor de Jesucristo, el cual en esta vida no tuvo otro gusto, ni le quiso, que hacer la voluntad de su Padre, lo cual llamaba el su comida y manjar (Jn. 4, 34).
Pongo ejemplo: si se le ofreciere gusto de oír cosas que no importen para el servicio y honra de Dios, ni lo quiera gustar ni las quiera oír. Y si le diere gusto mirar cosas que no le ayuden (a amar) más a Dios, ni quiera el gusto ni mirar las tales cosas. Y si en el hablar otra cualquier cosa se le ofreciere, haga lo mismo; y en todos los sentidos, ni más ni menos, en cuanto lo pudiere excusar buenamente; porque si no pudiere, basta que no quiera gustar de ello, aunque estas cosas pasen por el.
Y de esta manera ha de procurar dejar luego mortificados y vacíos de aquel gusto a los sentidos, como a oscuras. Y con este cuidado en breve aprovechará mucho.
5. Y para mortificar y apaciguar las cuatro pasiones naturales, que son gozo, esperanza, temor y dolor, de cuya concordia y pacificación salen estos y los demás bienes, es total remedio lo que se sigue, y de gran merecimiento y causa de grandes virtudes.
6. Procure siempre inclinarse:
no a lo más fácil, sino a lo más dificultoso;
no a lo más sabroso, sino a lo más desabrido;
no a lo más gustoso, sino antes a lo que da menos gusto;
no a lo que es descanso, sino a lo trabajoso;
no a lo que es consuelo, sino antes al desconsuelo;
no a lo más, sino a lo menos;
no a lo más alto y precioso, sino a lo más bajo y despreciado;
no a lo que es querer algo, sino a no querer nada;
no andar buscando lo mejor de las cosas temporales, sino lo peor, y desear entrar en toda desnudez y vacío y pobreza por Cristo de todo cuanto hay en el mundo.
7. Y estas obras conviene las abrace de corazón y procure allanar la voluntad en ellas. Porque, si de corazón las obra, muy en breve vendrá a hallar en ellas gran deleite y consuelo, obrando ordenada y discretamente.
8. Lo que está dicho, bien ejercitado, bien basta para entrar en la noche sensitiva. Pero, para mayor abundancia, diremos otra manera de ejercicio que enseña a mortificar la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la soberbia de la vida, que son las cosas que dice san Juan (1 Jn. 2, 16) reinan en el mundo, de las cuales proceden todos los demás apetitos.
9. Lo primero, procurar obrar en su desprecio y desear que todos lo hagan (y esto es contra la concupiscencia de la carne).
Lo segundo, procurar hablar en su desprecio y desear que todos lo hagan (y esto es contra la concupiscencia de los ojos).
Lo tercero, procurar pensar bajamente de sí en su desprecio y desear que todos lo hagan (tambien contra sí, y esto es contra la soberbia de la vida).
10. En conclusión de estos avisos y reglas conviene poner aquí aquellos versos que se escriben en la Subida del Monte, que es la figura que está al principio de este libro, los cuales son doctrina para subir a el, que es lo alto de la unión. Porque, aunque es verdad que allí habla de lo espiritual e interior, tambien trata del espíritu de imperfección según lo sensual y exterior, como se puede ver en los dos caminos que están en los lados de la senda de perfección. Y así, según ese sentido los entenderemos aquí, conviene a saber, según lo sensual. Los cuales, despues, en la segunda parte de esta noche, se han de entender según lo espiritual.
11. Dice así:
Para venir a gustarlo todo,no quieras tener gusto en nada.Para venir a poseerlo todo,no quieras poseer algo en nada.Para venir a serlo todo,no quieras ser algo en nada.Para venir a saberlo todo,no quieras saber algo en nada.Para venir a lo que no gustas,has de ir por donde no gustas.Para venir a lo que no sabes,has de ir por donde no sabes.Para venir a lo que no posees,has de ir por donde no posees.Para venir a lo que no eres,has de ir por donde no eres.
12. MODO PARA NO IMPEDIR AL TODO
Cuando reparas en algo,dejas de arrojarte al todo.Porque para venir del todo al todohas de negarte del todo en todo.Y cuando lo vengas del todo a tener,has de tenerlo sin nada querer.Porque, si quieres tener algo en todo,no tienes puro en Dios tu tesoro.
13. En esta desnudez halla el espiritual su quietud y descanso, porque, no codiciando nada, nada le fatiga hacia arriba y nada le oprime hacia abajo, porque está en el centro de su humildad. Porque, cuando algo codicia, en eso mismo se fatiga.
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miércoles 24 de septiembre de 2008
Dios no estima los músculos del hombre (Salmo 146)
Salmo 146 (que se reza en laudes del jueves de la IV semana)
Alabad al Señor que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén, reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados, venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas, a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias al Señor, tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes, preparando la lluvia para la tierra;
que hace brotar hierba en los montes, para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado, y a las crías de cuervo que graznan.
No aprecia el vigor de los caballos, no estima los músculos del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles, que confían en su misericordia.
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jueves 18 de septiembre de 2008
El único apetito que Dios consiente que exista en nuestro corazón
No consiente Dios a otra cosa morar consigo en uno. De donde se lee en el libro primero de los Reyes (5, 2­4) que, metiendo los filisteos al arca del Testamento en el templo donde estaba su ídolo, amanecía el ídolo cada día arrojado en el suelo y hecho pedazos. Y sólo aquel apetito consiente y quiere que haya donde el está, que es de guardar la ley de Dios perfectamente y llevar la Cruz de Cristo sobre sí. Y así, no se dice en la sagrada Escritura divina (Dt. 31, 26) que mandase Dios poner en el arca donde estaba el maná otra cosa, sino el libro de la Ley y la vara de Moises, que significa la Cruz. Porque el alma que otra cosa no pretendiere que guardar perfectamente la ley del Señor y llevar la cruz de Cristo, será arca verdadera, que tendrá en sí el verdadero maná, que es Dios, cuando venga a tener en sí esta ley y esta vara perfectamente, sin otra cosa alguna (cf. Núm. 17; Heb. 9, 4).
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martes 16 de septiembre de 2008
¿Qué tiene que ver el hambre que ponen todas las criaturas con la hartura que causa el espíritu de Dios?...


Toda la hermosura de las criaturas, comparada con la infinita hermosura de Dios, es suma fealdad, según Salomón en los Proverbios (31, 30) dice: "Fallax gratia, et vana est pulchritudo": Engañosa es la belleza y vana la hermosura. Y así el alma que está aficionada a la hermosura
de cualquier criatura, delante de Dios sumamente fea es, y por tanto no podrá esta alma fea transformarse en la hermosura que es Dios, porque la fealdad no alcanza a la hermosura.
Toda la gracia y donaire de las criaturas, comparada con la gracia de Dios, es suma desgracia y sumo desabrimiento; y, por eso, el alma que se prenda de las gracias y donaire de las criaturas, sumamente es desgraciada y desabrida delante los ojos de Dios; y así no puede ser capaz de la infinita gracia de Dios y belleza, porque lo desgraciado dista grandemente de lo que es infinitamente lleno de gracia.
Y toda la bondad de las criaturas del mundo, comparada con la infinita bondad de Dios, se puede llamar malicia. Porque nada hay bueno sino solo Dios (Lc. 18, 19); y, por tanto, el alma que pone su corazón en los bienes del mundo, sumamente es mala delante de Dios. Y así como la malicia no comprehende a la bondad, así esta tal alma no podrá unirse con Dios, el cual es suma bondad.
Y todos los deleites y sabores de la voluntad en todas las cosas del mundo, comparados con todos los deleites que es Dios, son suma pena, tormento y amargura. Y así el que pone su corazón en ellos es tenido delante de Dios por digno de suma pena, tormento y amargura. Y así no podrá venir a los deleites del abrazo de la unión de Dios, siendo digno de pena y amargura.
Todas las riquezas y gloria de todo lo criado, comparado con la riqueza que es Dios, es suma pobreza y miseria. Y así el alma que lo ama y posee es sumamente pobre y miserable delante de Dios, y por eso no podrá llegar a la riqueza y gloria, que es el estado de la transformación en Dios (por cuanto lo miserable y pobre sumamente dista de lo que es sumamente rico y glorioso).
(Y en "Avisos espirituales" leemos: Más indecencia e impureza lleva el alma para ir a Dios si lleva en sí el menor apetito de cosa del mundo, que si fuese cargada de todas las feas y molestas tentaciones y tinieblas que se pueden decir...)
Los apetitos cansan y fatigan al alma, porque son como unos hijuelos inquietos y de mal contento, que siempre están pidiendo a su madre uno y otro, y nunca se contentan.
El apetito es como un fuego que hechándole leña, crece y luego que la consume, por fuerza ha de desfallecer. Y aún el apetito es de peor condición en esta parte porque el fuego, acabándose la leña, descrece, más el apetito no descrece en aquello que se aumentó cuando se puso por obra...
Porque ésta es la propiedad del que tiene apetitos, que siempre está descontento y desabrido como el que tiene hambre. Pues ¿qué tiene que ver el hambre que ponen todas las criaturas con la hartura que causa el espíritu de Dios?...
http://www.studiumweb.net/eremitas/biblioteca/mistica/carmelo/SubidaMonteCarmelo3-4.htm

http://www.xs4all.nl/~trinidad/juan/subida1.htm
Publicado por Axel Frati en 22:19 0 comentarios Enlaces a esta entrada
"Tenebrae eum non comprehenderunt"
Para que un alma llegue al estado de perfección, ordinariamente ha de pasar primero por dos maneras principales de noches, que los espirituales llaman purgaciones o purificaciones del alma y aquí las llamamos noches, porque el alma, así en la una como en la otra, camina como de noche, a oscuras.
La primera noche o purgación es de la parte sensitiva del alma. Y la segunda es de la parte espiritual.
La causa por que le es necesario al alma, para llegar a la divina unión de Dios, pasar esta noche oscura de mortificación de apetitos y negación de los gustos en todas las cosas, es porque todas las afecciones que tiene en las criaturas son delante de Dios puras tinieblas, de las cuales estando el alma vestida, no tiene capacidad para ser ilustrada y poseída de la pura y sencilla luz de Dios, si primero no las desecha de sí porque no pueden convenir la luz con las tinieblas; porque, como dice San Juan (1, 5): "Tenebrae eum non comprehenderunt", esto es: Las tinieblas no pudieron recibir la luz.
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Presidente Nacional Reverendo Pr. Gilson Aristeu de Oliveira
Coordenador Geral Pr. Antony Steff Gilson de Oliveira

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Apostila 25

BÊNÇÃOS E MALDIÇÕES:
Que Dizem as Escrituras?
Parte I
 Não creio haver motivos escusos que levem os teólogos das maldições a pregar, escrever e divulgar suas idéias acerca do que chamam "maldições hereditárias".Não creio que seja este o caso dos autores dos livros e livretos Bênção e Maldição ; Quebre a Cadeia das Maldições Hereditárias e Quebrando as Maldições Hereditárias . Pelo contrário, entendo serem homens e mulheres de Deus comprometidos com o Seu reino, mas desviados do que deve ser uma boa hermenêutica, e um apego à boa doutrina e tradição dos apóstolos, conforme Paulo exorta em 2Tessalonicenses 2.15: "Conservai as tradições que vos foram ensinadas".
O Pr. Ricardo Gondim, da Assembléia de Deus Betesda, tem sobre assunto uma posição ortodoxa, bíblica e, por isso, tradicional, e lembra no seu O Evangelho da Nova Era que toda essa celeuma, esse desencontro doutrinário provém do que ele chama "anarquia teológica", quando se concedem poderes independentes tanto à bênção quanto à maldição com a capacidade de se concretizarem nas vidas das pessoas. As inquietantes perguntas são: "existe a maldição hereditária?" É a primeira pergunta. "Estou eu preso a um pacto feito pelos meus antepassados com os espíritos, com o espiritismo, com o candomblé?" Creio que melhor será fazermos um estudo, mesmo que breve, a respeito dessas palavras bênção e maldição examinando o que diz a Bíblia sobre esse tema.

A BÊNÇÃO

A Sagrada Escritura revela que a bênção divina é uma manifestação específica e perfeitamente reconhecível do favor dos céus, incluindo coisas como a chuva (Ez 34.26), a paz (Sl 29.11), riqueza (Pv 10.22), e outras tantas benesses que os céus nos tem concedido. Aliás, há todo um vocabulário da bênção.

Em hebraico a raiz é B-R-K, ou seja, a bênção que se concede a alguém. A mesma raiz aparece na palavra berek que quer dizer joelho. Há uma proximidade, portanto, entre o ajoelhar-se como sentimento de fraqueza diante de Deus (Na 2.10), de submissão diante do Pai (Is 45.23), para que a b'rachah (a bênção) venha sobre o suplicante, o cultuante, o expectante de bênçãos. Significa também berek o cuidado materno, colocar no joelho, no colo (Rs 4.20).

Outra importante palavra é baruk, usada, inclusive, como nome próprio (Baruque) com o significado de abençoado, bendito (Benedito do latim benedictus). Deus é o abençoador e o abençoado, o "bendito" por excelência. Por isso, concede favores como a força (Sl 68.35), a vitória (Gn 14.20; 2Sm 18.28), uma boa esposa (Pv 19.14), promessas cumpridas (1Rs 8.15), proteção ao justo (1Sm 25.39), e, até, boas idéias, conforme Esdras 7.27. Por essa razão, "Seja bendito o nome de Deus para todo o sempre, porque são dele a sabedoria e a força" (Dn 2.20).

No Antigo Testamento, de acordo com o ponto de vista cristão, a bênção constitui a mais importante categoria teológica. A Aliança e toda a promessa decorrente feita por Deus se expressam como uma bênção messiânica (cf. Gn 12.1-3). Essa bênção tão cantada, proclamada, esperada, anunciada é o Messias, razão porque a palavra de Deus vai dizer:

"Vós sois os filhos dos profetas, desde Samuel e do pacto que Deus fez com vossos pais, dizendo a Abraão: Na tua descendência serão abençoadas todas as famílias da terra. Deus suscitou a seu Servo, e a vós primeiramente vo-lo enviou para que vos abençoasse, desviando-vos, a cada um, das vossas maldades" (At 3.25,26).

Está falando de Jesus, o Cristo, e isso quer dizer que a bênção do Antigo Testamento é a preparação da graça no Novo Testamento, é o seu prelúdio.

Assim, só Deus dá a bênção (Gn 27.28,29); toda bênção vem de Deus (Gn 49.25s), e a bênção divina domina toda a criação, e dela depende, inclusive, a fertilidade do homem, dos animais e do campo. No Novo Testamento, os conceitos da Antiga Aliança são mantidos, muito mais coloridos e floridos, até, enfatizando seu caráter cristológico, espiritual e escatológico. Jesus abençoou as criancinhas (Mc 10.16; Mt 19.13-15), os discípulos (Lc 24.50), os sinais que Ele mesmo efetuou (Mc 6.41; 8.7), e ensinou a responder com uma bênção às maldições que jogarem sobre nós , e que a bênção definitiva é a eterna felicidade dos Seus, a ressurreição e a vida eterna (Mt 25.34-41; 1Pe 3.9).
Pedro sumariza a missão de Jesus Cristo (cf. At 3.26). As bênçãos que vêm de Jesus não são os bens terrenos como no Antigo Testamento, mas a Sua graça, os favores e bens espirituais, de acordo com Efésios 1.3:

"Bendito seja o Deus e Pai de nosso Senhor Jesus Cristo, o qual nos abençoou com todas as bênçãos espirituais nas regiões celestes em Cristo".

E, com isso, vemos que o Novo Testamento dá um tiro de misericórdia na chamada "teologia da prosperidade", pois Jesus Cristo mesmo disse, "Pois que aproveitará ao homem se ganhar o mundo inteiro e perder a sua vida?", razão porque devemos repetir o que no final dos tempos ouviremos: "Vinde, benditos de meu Pai, possuí por herança o reino que vos está preparado desde a fundação do mundo" (Mt 25.34). A autêntica Teologia da Prosperidade, o reino reservado pelo Criador!

A MALDIÇÃO
O livro Diario de un Exorcista, escrito pelo Pr. Win Worley e publicado pela Hegewisch Baptist Church, dá a seguinte definição de maldição:

"Pronunciar um desejo maligno contra alguém; imprecar o mal sobre alguém; clamar para que caia prejuízo ou dano sobre alguém; aborrecer, trazer o mal sobre alguém; infamar, amaldiçoar, acossar com grandes calamidades".

A maldição, então, é causada por alguém que trabalha em harmonia com uma atividade específica de espíritos malignos, segundo a teologia do Pr. Worley. Conceitos outros são, por exemplo:
"Quando usamos os lábios para amaldiçoar, estamos chamando a nós o que existe no inferno"
"Com nossa própria boca podemos autorizar o diabo a atuar nas circunstâncias e nas vidas das pessoas"
"Quando uma mulher se submete ao marido, recebe proteção especial contra o mundo dos espíritos malignos"
Tenho sérias dúvidas acerca das definições apresentadas porque sem permissão de Deus, essas maldições não acontecem dentro da minha casa!

"Orar, impor as mãos e orações a longa distância, quando são indicadas, inapropriadas, erradas ou mal motivadas, podem produzir resultados daninhos e espantosos com os efeitos de uma maldição"

Vamos entender: ele está dizendo que se alguém orar erradamente, em vez de abençoar, vai amaldiçoar a pessoa por quem está orando?! E conta histórias como a do casal de irmãos pentecostais que "orava" pelos enfermos, e cuja esposa julgava ter o dom da cura divina. Conta o autor que ela impunha as mãos sobre os doentes, e piorava o estado em que se encontravam. Diz, ainda, que o esposo lia intensamente, embora fosse um crente em Jesus Cristo, os livros de Edgard Cayce. autor espírita norte-americano, além de outros. Com essas leituras, recebia inconscientemente poderes ocultos do Maligno, e passava sem o saber, à esposa, de modo que quando ela impunha as mãos sobre um enfermo, eles ficavam em estado pior porque liberava maldições. Completa o Pr. Worley dizendo que havia expulsado desses doentes o Príncipe (é como chama ele ao Diabo), Enfermidades Terminais, Câncer Controlado, Distrofia Muscular, Leucemia, Tuberculose e Doenças Cardíacas. Recomenda que se use Gálatas 3.13 e Colossenses 2.14 para quebrar essas maldições. Isso me parece muito com certa apresentadora de um quadro de um programa que apresentava um programa de tarô, búzios, etc, mandando "fazer o salmo tal" para resolver este ou aquele problema num autêntico uso mágico da Bíblia, coisa nunca autorizada em suas páginas.

Em Bênção e Maldição, o autor menciona a história de uma senhora que vivia desanimada e triste. Perguntou-lhe o nome, e ela respondeu, "Maria das Dores". Ao que ele afirmou, "A maldição está no seu nome; é preciso mudá-lo". Ela se entregou a Jesus Cristo, e foi instruida a não mais assinar esse nome, e usar apenas uma rubrica; desejou a senhora ser chamada Maria de Jesus em lugar do antigo nome para evitar a maldição. Não parece o conselho dos astrólogos e numerólogos que fizeram a cantora Sandra Sá mudar para Sandra de Sá, e o Jorge Ben a se tornar Jorge Benjor, e o ex-presidente Fernando Collor de Mello a assinar F. Collor? E deu bom resultado? Não tem todos esses casos, inclusive o conselho vindo do pastor, cheiro, sabor e textura de superstição?

O mesmo autor também ensina que carros saem amaldiçoados porque quem os fabrica em São Paulo e Minas Gerais são pessoas infiéis, e por isso, deve-se "quebrar a maldição" Menciona, ainda, uma senhora que viu um pezinho de abóbora entre pedras de uma construção em frente de sua casa, e dissera em tom de brincadeira, "Eu te abençoo, ó pé de abóbora. Vamos ver o que acontece": colheu abóboras enormes, maravilhosas?!

Segundo os teólogos das maldições, uma maldição pode ser devolvida a quem a enviou, e se for hereditária, pode ser quebrada. No primeiro caso,

"Quando maldições são quebradas e espíritos devolvidos a quem os enviou (Sl 109.17), reverberações são geradas no mundo dos espíritos, levando os feiticeiros a se tornar mais cuidadosos. Demônios que retornam a quem os enviou podem ser mais vingativos, zangados, cruéis e perigosos a quem os mandou".

Por outro lado,

"Devolvendo as maldições e os espíritos que elas geraram e liberarem sobre suas vítimas à pessoa que os enviou, você pode estar 'abençoando-as' (Sl 7.16; 9.15; 35.8; 70.2,3; 109.17; Ne 4.4)".

Quanto à herança das maldições,

"Nas vidas dos descendentes de Adão outro princípio de julgamento emerge, e que é encontrado através da Palavra de Deus. Os filhos sofrem pelos pecados dos pais"

O Pr. Worley se esquece de Ezequiel 18, capítulo, aliás, pouco lido, e, menos ainda, comentado pelos teólogos dasa maldições:

"Eis que todas as almas são minhas; como o é a alma do pai, assim também a alma do filho é minha: a alma que pecar, essa morrerá. ... A alma que pecar, essa morrerá, o filho não levará a iniqüidade do pai, nem o pai levará a iniqüidade do filho. A justiça do justo ficará sobre ele, e a impiedade do ímpio cairá sobre ele" (vv.4,20).

No livro Curse of the Vagabond, John Eckhardt menciona o que chama de "a maldição do vagabundo" que se reflete nas pessoas que vagueiam de cidade em cidade, de trabalho em trabalho, de casa em casa, de igreja em igreja, ou de ministério em ministério, no caso de pastores. Diz o autor: "São vagabundos".Usando como base o Salmo 107.1-8, identifica o autor no verso 4, espíritos de Nomadismo e Solidão; no verso 5a, espíritos de Pobreza , Desespero, Desencorajamento e Depressão. No verso 7, a libertação desses espíritos leva a uma habitação e abrigo; e no verso 8, a libertação provoca o louvor, e é uma das obras maravilhosas de Deus (não deixa de sê-lo).

O primeiro vagabundo da Bíblia, de acordo com Eckhardt, é Caim (Gn 4.11,12), e em Lamentações 3.64-66 identifica o resultado dessa maldição que é dureza de coração, e inclui Fracasso, Tragédia, Frustração, Morte, Destruição, Problemas Familiares, Dor, Problemas Conjugais, Doenças, Problemas Mentais, Suicídio, Aborto, Acidentes, Depressão, Tristeza, Luto, Tormento, Vergonha, Amargura etc.

Para a "quebra" das maldições, ensinam os seus teólogos, começamos por apelar a Deus pelo perdão dos pecados dos nossos antepassados e ancestrais. O escritor de Quebrando as Maldições Hereditárias sugere que se trace a árvore genealógica da pessoa até a terceira geração. Colocam-se os nomes dos pais, avós e bisavós; anota-se a nacionalidade, a raça, a religião, o tipo de morte mais comum na família, a enfermidade freqüente, e como o casamento é avaliado dentro da família. Há outras perguntas dentro desse quadro de levantamento da árvore familiar. Naturalmente, ele considera básicos textos como Êxodo 20.5; Provérbios 3.33; Salmo 37.22,28; Provérbios 17.13; 2Samuel 3.29; Salmo 109.5,6,9,10. E apesar de apresentar textos como Romanos 5.17-19, onde explica que Deus quebrou as maldições dando-nos uma herança em Cristo, a graça, a justificação e a vida, ainda assim, ensina a se fazer a árvore genealógica para pedir a Deus a quebra das maldições e perdão dos pecados dos pais, avós e bisavós?! Isso é caminhar em dois perigosíssimos terrenos! Um é o terreno mórmon, e o outro é o católico-romano. No mórmon, a confecção das árvores genealógicas para batismo visando à salvação dos parentes falecidos! No terreno do romanismo, é de se indagar se já estamos fazendo orações por quem está no purgatório! Visto que parece estar sendo criado um tipo de purgatório evangélico com essa idéia de quebrar pecados e maldições, pedindo perdão a Deus por pecados praticados pelos antepassados?!

Um dos teólogos das maldições afirma que se alguém orar por três ou quatro gerações e não der certo (???), se não conseguir quebrar a maldição (como vai saber se a maldição do tio-avô foi quebrada?), ele diz: "Quando um fenômeno parece resistir à quebra de uma maldição, vá a quinze ou vinte gerações". Isso é complemente fora de sentido! Observe-se que mesmo que se "quebrem" as maldições, há outros descendentes dos antepassados (tios, irmãos, primos) nos quais os problemas vão permanecer. E como explicar?

Aqui uma Fórmula para quebrar maldições

"Em nome de Jesus Cristo, eu repreendo, quebro e liberto a mim mesmo e minha família de qualquer e todas as maldições malignas, feitiços, encantamentos, bruxarias, magias, todo azar, todos os poderes psíquicos, fascínio, feitiçaria, poções amorosas, e orações psíquicas que têm sido postas sobre nós até dez gerações atrás em ambos os lados da minha família.

"Quebro e liberto a mim mesmo de espíritos associados ou relacionados a qualquer pessoa ou pessoas, a qualquer fonte de ocultismo ou psíquica. Eu te peço, Pai Celeste, que os faça voltar a quem nos enviou! (Gn 12.3,28; 27.29; Dt 30.7; Sl 109.17-19). Que quem ama a maldição a receba em si mesmo".

Pronto! Acabamos de virar pai-de-santo evangélico, babalorixá cristão, e discípulo de Cristo amaldiçoador, quando ensina a palavra de Deus:

"Abençoai aos que vos perseguem; abençoai, e não amaldiçoeis" (Rm 12.14);

"Finalmente, sede todos de um mesmo sentimento, compassivos, cheios de amor fraternal, misericordiosos, humildes, não retribuindo mal por mal, ou injúria por injúria; antes, pelo contrário, bendizendo; porque para isso fostes chamados, para herdardes uma bênção" (1Pe 3.8,9);

"Bendizei aos que vos maldizem, e orai pelos que vos caluniam" (Lc 6.28; cf. 1Co 4.12).

QUE DIZ A ESCRITURA SOBRE AS MALDIÇÕES

Não se deve julgar a maldição no Antigo Testamento de acordo com a concepção politico-religiosa do mundo de hoje. Esse é o grande problema: tomar as categorias de um outro mundo, semita, de quatro mil anos atrás, complemente distinto no seu modo de pensar do modo grego que é o nosso. Quer dizer, as palavras têm outras categorias; não podemos simplesmente ler algo que foi escrito numa categoria de pensamento oriental (e nós somos ocidentais), há quatro mil anos (quando somos quase do século 21), e dizer que valem a mesma coisa.

É aí que vem a hermenêutica, uma atualização do que se disse no passado para as realidades do presente. Afinal, havia algumas relevantes variáveis em relação ao tempo atual. Naquele tempo, não havia ordem pública policiada. Era diferente! Hoje temos a segurança trazida pela ordem policial. Naquele tempo, se uma pessoa se sentisse ameaçada, jogava uma maldição naquele ou naquilo que o ameaçava. No mundo antigo, uma maldição era pior que a presença de um policial.

Por outro lado, não havia investigação de crimes com a perícia técnica, laboratórios, depoimentos, etc.: criminosos e soldados inimigos temiam a vingança em forma de palavra.

Um escravo falsamente acusado usava desse recurso. Lembra o livro dos Provérbios:

"Não calunies o servo diante de seu senhor, para que ele não te amaldiçoes e fiques tu culpado" (30.10).

O escravo não podia recorrer à justiça processando alguém por perdas e danos; então, esse era o seu único recurso. O teólogo Von Imschoot lembra que a maldição era, quantas vezes, a única arma do oprimido. Um pessoa oprimida só tinha como se vingar lançando uma praga em alguém. Também o pobre faminto:

"Ao que retém o trigo o povo o amaldiçoa; mas bênção haverá sobre a cabeça do que o vende" (Pv 11.26).

Já imaginaram o que aconteceria com esses comerciantes que escondem mercadoria para aumentar o preço? E o explorado pelo agiota?

"Ai de mim, minha mãe! porque me deste à luz, homem de rixas e homem de contendas para toda a terra. Nunca lhes emprestei com usura, nem eles me emprestaram a mim com usura, todavia cada um deles me amaldiçoa" (Jr 15.10).

Afinal, para os orientais antigos (assírios, cananeus, hebreus, e outros), a maldição, como a bênção, era considerada uma força ativa, como algo extremamente concreto, estava em conexão com o poder da palavra, e era tanto mais eficaz quanto mais perto de Deus se encontrasse quem amaldiçoava, quanto maior fosse o pecado conhecido, e quanto mais importante fosse o bem protegido pela maldição.

Há, também, todo um vocabulário da maldição. A raiz em hebraico é 'arar, que significa maldizer, amaldiçoar, falar mal. Daí vem meerah significando maldição. Há outras palavras (qabab, naqab, za'am), mas o sentido de todas elas é desejar mal a outrem (Gn 12.3), quando se confirma a própria promessa (Jó 31.30), ou como garantia da verdade de seu testemunho perante a lei .

Quando Deus pronuncia uma maldição, é sempre uma denúncia do pecado, e um julgamento. Por essa razão, quem sofre as conseqüências do pecado, por motivo do julgamento divino, é chamado de maldito, anátema.

Voltando ao que já observado, para os hebreus, uma palavra não era simplesmente um som ou um grupo de fonemas, mas um agente enviado : tinha vida. São os casos da bênção e da maldição, e daí que, em Mateus 8.8, o centurião exclama: "Senhor, não sou digno de que entres debaixo do meu telhado, mas somente dize uma palavra". Bastava essa palavra ser dita, e atingiria o seu servo. O mesmo ocorre no verso 16:

"Caída a tarde, trouxeram-lhe muitos endemoninhados; e ele com a sua palavra expulsou os espíritos, e curou todos os enfermos".

E, ainda:

"Jesus lhe respondeu (a Satanás): Está escrito: Nem só de pão viverá o homem, mas de toda palavra que sai da boca de Deus (Mt 4.4; Dt 8.3), porque, por trás da palavra, está Aquele que a criou.

A maldição é, na Bíblia, um perigo para o surdo porque ele não pode se defender. Alguém lhe joga uma praga, e ele não tem com revidar, e nem pode pedir uma bênção do Senhor quando a maldição estiver em curso, razão porque é proibida de acordo com Levitico 19.14: "Não amaldiçoarás ao surdo...; mas temerás a teu Deus. Eu sou o Senhor" (cf. Mt 11.15).

A mesma aliança que Deus faz com Israel é uma aliança de bênção e maldição. Assim também, o evangelho de Cristo é uma aliança de bênção e de maldição: "Quem crê no Filho tem a vida eterna; o que, porém, desobedece ao Filho não verá a vida, mas sobre ele permanece a ira de Deus" (Jo 3.36).

A maioria das maldições cai em uma das seguintes categorias: declaração de castigos, declaração de ameaças ou proclamação de leis. E, em todos os casos, as maldições são reflexo de violação de relações com Deus: é a idolatria, o desrespeito aos pais , enganar o próximo, aproveitar-se da desvantagem de alguém, aberrações sexuais, propina, a falta de observância da lei de Deus.

LIÇÕES

1. Só Deus é o Senhor absoluto de todas as declarações de 'arur (maldito). Por essa razão, só Ele pode amaldiçoar alguém, uma coisa ou uma terra.

2. Ele pode reverter bênçãos, e torná-las maldições.

3. É por natureza amaldiçoado o perverso, o criminoso, quem viola os mandamentos, quem não desempenha seu encargo sagrado.

4. Quem age dentro da esfera do proibido pelo Senhor é maldito, por outro lado, baruk é quem edifica sua vida no temor e poder de Deus, ou seja, é abençoado quem tem como alicerce a Cristo. É, no entanto, 'arur (amaldiçoado) quem confia no próprio poder ou no poder humano. Jeremias, o profeta, já falava sobre isso: "Maldito o varão que confia no homem, e faz da carne o seu braço, e aparta o seu coração do Senhor" (17.5,7). Queremos, aliás, esclarecer que este texto não quer dizer que se tem de olhar desconfiado para o vizinho; não diz que é maldito quem confia no vizinho; maldito é aquele que não reconhece que toda força humana é fraqueza diante do poder de Deus.

MALDIÇÃO E NOVA ALIANÇA

O problema da maldição não é a palavra em si. À luz do Novo Testamento, o problema da maldição é o sentimento que a provoca. Jesus abordou esse assunto quando, no Sermão da Montanha, disse: "Todo aquele que se encolerizar contra seu irmão será réu de juízo" (Mt 5.22a). É o sentimento, pois "Todo aquele que disser a seu irmão: Raca (terrível palavra na língua aramaica), será réu diante do sinédrio; e quem lhe disser: Tolo (imbecil), será réu do fogo do inferno" (Mt 5.22b), porque por trás dessas palavras está o sentimento que faz com que elas sejam pronunciadas. O problema é o coração, a consciência, a mente que planeja e executa. E aqui está a palavra de Jesus: " Raça de víboras! como podeis vós falar coisas boas, sendo maus? pois do que há em abundância no coração, disso fala a boca" (Mt 12.34). E, naturalmente, isso vale para a bênção (1Jo 3.18)! Palavras de bênção ou de maldição em si não são absolutamente coisa alguma segundo ensina Tiago:

"Se um irmâo ou uma irmã estiverem nus e tiverem falta de mantimento cotidiano, e algum de vós lhes disser: Ide em paz, aquentai-vos e fartai-vos; e não lhes desdes as coisas necessárias para o corpo, que proveito há nisso?" (2.15,16).

Assim, para quem está em Cristo, para quem é nova criatura, maldição, condenação, juízo não mais existem! E, realmente, não mais existem por causa da cruz de Jesus Cristo:

"Em verdade, em verdade vos digo que quem ouve a minha palavra, e crê naquele me enviou, tem a vida eterna e não entra em juízo, ma já passou da morte para a vida" (Jo 5.24);

"Portanto, agora nenhuma condenção há para os que estão em Cristo Jesus" (Rm 8.1).

Cristo redime da maldição todo o que nEle crê, sendo Ele mesmo feito maldição por nós, de acordo com Gálatas 3.13:

"Cristo nos resgatou da maldição da lei, fazendo-se, fazendo-se maldição por nós; porque está escrito: Maldito todo aquele que for pendurado no madeiro".

Cristo levou o símbolo da maldição quando na Sua cabeça foi posta uma coroa de espinhos (Mt 27.29). É esse evangelho que traz a bênção! No entanto, para quem prega um falso evangelho, deturpado, sem coroa de espinhos, sem Calvário, sem dor, para esse há sempre e sempre uma maldição. Lemos na Escritura:

"Mas, ainda que nós mesmos ou um anjo do céu vos pregasse outro evangelho além do que já vos pregamos, seja anátema (maldito). Como antes temos dito, assim agora novamente o digo: Se alguém vos pregar outro evangelho além do que já recebestes, seja anátema (maldito)" (Gl 1.8,9).

Não! Jesus Cristo não fez trabalho pela metade! Pensar assim, equivale a dizer que Ele salva, mas não batiza no Espírito Santo; que nos resgata da maldição, mas continuamos tendo na alma, nos ombros, em cada fibra moral, espiritual e física as maldições dos antepassados! Não! Jesus Cristo faz a diferença, e essa maldição foi quebrada pelo perdão de Deus em minha vida, em sua vida; pelo perdão meu àqueles que me ofenderam (cf. Rm 12.14); pelo amor, portanto (Mt 5.44; Cl 3.13). É exatamente o contrário da Antiga Aliança que diz, "Amaldiçoado seja quem te amaldiçoar'(Gn 12.3), enquanto a Aliança da Graça diz, "Abençoado seja quem te amaldiçoar" (Lc 6.28). Sim; porque Jesus Cristo faz a enorme diferença!

"Quebrar a maldição" pela cruz não significa, porém, que após mim vem uma geração de não-pecadores. Pois mesmo na genealogia de Jesus, encontramos uma Raabe (ex-prostituta de Canaã), mãe de Boaz; encontramos Rute (ex-idólatra de Moabe) que casou-se com Boaz, sendo os pais de Obede, avô de Davi, de quem descendeu Jesus, o Cristo. Mas também de Davi descendeu Absalão. Davi era um salvo, mas dele veio um rebelde que trouxe juízo para si (cf. 2Sm 15); um que foi conspirador, polígamo e idólatra (1Rs 2.11); e Roboão, neto de Davi, era ímpio, e não deu ouvidos aos bons conselhos, tendo dividido o reino (1Rs 14.21), e Abião, bisneto de Davi, ímpio (1Rs 15.1-8).

No entanto, Asa, irmão de Abião, foi reto aos olhos de Deus (1Rs 15.9ss), e Jesus descende de Davi pela linha de Salomão, Roboão, Abias, Asafe, Josafé, Jorão, e outros.

Quem vive nesse esforço de "quebrar maldições hereditárias" de crentes em Jesus Cristo, melhor faria em pregar o evangelho para fazer discípulos, porque Jesus nunca ensinou que deixaria Sua missão incompleta! Pelo contrário, observo a palavra de Deus em Jesus Cristo dizendo: "A minha comida é fazer a vontade daquele que me enviou, e completar a sua obra". Mais adiante dirá:). E, finalmente, depois de ter tomado vinagre na cruz: "Está consumado (Pronto, Meu Pai, acabei de fazer tudo o que Eu tinha de fazer para a salvação de todo aquele que crê..)

Irmão querido, amada irmã, você já saiu do reino das trevas para a maravilhosa luz! As trevas da maldição já foram espantadas pela luz do evangelho do reino, como bem o declarou 1Pedro 2.9.Realmente, todo o poder está em Cristo, todo o poder está com Cristo, e todo o poder é de Jesus Cristo (Mt 28.18). Essa autoridade, esse poder foi conquistado na cruz e na ressurreição. E Paulo o diz tao bem: "e, tendo despojado os principados e potestades, os exibiu publicamente e deles triunfou na mesma cruz" (Cl 2.15). Sim, na cruz a nota promissória que devíamos ao Agiota-mór foi paga por Jesus Cristo: "e havendo riscado o escrito da dívida que havia contra nós nas suas ordenanças, o qual nos era contrário, removeu-o do meio de nós, cravando-o na cruz" (Cl 2.14).

O problema é que se confunde maldição com efeitos do pecado, por isso que diz a Escritura: "Pois quem faz injustiça recebrá a paga da injustiça que fez; e não há acepção de pessoas" (Cl 3.25). Se um homem tem uma vida desregrada, estragada, prejudicada no pecado, e pega uma sífilis, vai passá-la aos filhos. Pecado não se transmite como uma herança maldita, mas os efeitos do pecado, sim. Um homem de vida impura, degenerada, dissoluta vai levar sífilis ou a AIDS para casa. Um ambiente degenerado vai trazer à luz filhos degenerados porque isso é sistêmico. O Pr. Ricardo Gondim (p.116) lembra que se as maldições familiares se transmitissem automaticamente (Ex 20.5), também as bençãos do verso 6 deveriam ser automáticas. No entanto, a fé não salva automaticamente a geração seguinte. Ezequiel 18, texto nunca comentado pelos teólogos das maldições hereditárias, nos assegura no verso 20 que esse capítulo (o das herança das maldições) é má interpretação da palavra de Deus. E se o irmão amado, minha irmã querida crê em 1João 1.9 ("Se confessarmos os nossos pecados, ele é fiel e justo para nos perdoar os pecados, e nos purificar de toda a injustiça"), fiel é o Senhor para perdoar maldições e desgraças todas no passado e nos purificar de toda injustiça, e não precisa viver ansioso, nervoso, neurótico, assustado, "quebrando" infinitas maldições até a vigésima geração antes do irmão, porque quando Jesus Cristo o perdoou, você foi purificado, você foi tornada pura, minha irmã, por esse sangue de Jesus Cristo na cruz .

Agora, a ordem que temos é a de Efésios 4.27: "nem deis lugar ao Diabo", para que não me exponha deliberada e conscientemente ao pecado e me torne vulnerável ao Inimigo-de-nossas-almas (cf. Hb 3.13).

A SEGURANÇA DO CRENTE

Nós temos segurança! Está descrita em Romanos 8.31-33:

"Que diremos, pois, a estas coisas? Se Deus é por nós, quem será contra nós? Aquele que nem mesmo a seu próprio Filho poupou, antes o entregou por todos nós, como não nos dará também com ele todas as coisas? Quem intentará acusação contra os escolhidos de Deus?" (cf. vv. 34-39).

E quem não se posiciona em Cristo permanece em condenação, é brinquedo de Satanás (cf. 2Co 5.17), e continua sob maldição (Ef 2.1-3). É verdade que temos uma feroz, constante, árdua batalha espiritual a vencer! Lutamos contra os poderes do mal (Ef 6.12); o Inimigo quer nos levar ao pecado; quer que duvidemos, e precisa dúvida maior que esta de fazer desacreditada a obra completa de Jesus Cristo, dizendo que ainda estamos debaixo de maldição? Paralela a isso, só a anticristã, anti-evangélica idéia de que o crente pode perder a salvação...

Quer quebrar maldições? Eis a fórmula: seja um evangelista! Cada vez que o irmão ganha para Jesus Cristo uma vida, a maldição sobre aquela vida é quebrada; Satanás se torna impotente! Mas não confunda problemas emocionais, memórias mal curadas, pesadas heranças de uma infância sem carinho, de adolescência mal cuidada, ou casamento mal amado com maldições dos antepassados! Não confunda problemas da psiquê (tristes heranças genéticas ou causados por rejeição, traumas, machucões) com maldição da bisavó! Não ande desenhando árvore genealógica para tirar de um "purgatório evangélico" os parentes que já faleceram. Isso é heresia! É, como foi dito, combinação de doutrinas católico-romanas com doutrinas do mormonismo! É a velha tendência de pregar o evangelho e mais alguma coisa porque só o evangelho é considerado insuficiente?! Há quem pregue o batismo infantil para a salvação, ou Jesus e Maria como mediadores; outros grupos s pregam o batismo nas águas e o batismo no Espírito Santo como segunda bênção; a guarda da Lei tem sido anunciada e evidenciada na guarda do sétimo dia (ou guarda o sábado ou perde a salvação?!);e neopentecostais e carismáticos com a salvação mais a quebra de maldições hereditárias para que seja tornada completa a obra de Cristo?!

Olhe para o Calvário! Quer quebrar maldições? Olhe para a cruz, porque ali Jesus foi considerado "amaldiçoado":

"levando ele mesmo (Jesus Cristo) os nossos pecados em seu corpo sobre o madeiro, para que, mortos para os pecados, pudéssemos viver para a justiça; e pelas suas feridas fostes sarados" (2Pe 2.24).

Ali, Ele tomou sobre Si nossas enfermidades (ou seja, maldições), nossas dores (maldições), nossas feridas (maldições), os nossos machucões, os nossos pecados!

É; a "Teologia das Maldições Hereditárias" é o evangelho sem cruz, sem Calvário, sem dor, e é o evangelho da vingança. Se eu sou um acúmulo de maldições de gerações passadas (meus pais, avós, bisavós, trisavós), as maldições têm que ser quebradas em mim. Todo esse refugo, esse lixo de pecado, essa tralha, essa imundície é minha, e vai para a cruz de Jesus Cristo! Eu tenho consciência, no entanto, do que ensina a palavra de Deus, e sei que nunca vou ouvir dos lábios de Jesus esta expressão tão cheia de dor: "Apartai-vos de mim, malditos, para o fogo eterno preparado para o diabo e seus anjos" (Mt 25.41), por uma razão:

"Cristo nos resgatou da maldição da lei, fazendo-se maldição por nós; porque está escrito: Maldito todo aquele que for pendurado no madeiro" (Gl 3.13).

E, assim:

"agora, nenhuma condenação há para os que estão em Cristo Jesus" (Rm 8.1).

Sim; há um lugar onde as maldições são quebradas: NA CRUZ, e isso acontece na sua vida quando você recebe a Jesus Cristo. Há uma maldição que é irrevogável, e nunca poderá ser quebrada. É a de Mateus 25.41: "Apartai-vos de mim, malditos, para o fogo eterno". É a dor dos que estão ao lado de Satanás. No entanto, no destino final, na herança final, no dia final, na Jerusalém eterna, encontro esta expressão: "ALI NÃO HAVERÁ JAMAIS MALDIÇÃO". E fora da Jerusalém Eterna ficarão os malditos ("Ficarão de fora os cães, os feiticeiros, os adúlteros, os homicidas, os idólatras, e todo o que ama e pratica a mentira" ). E, à luz do Novo Testamento, estes que isto praticaram, e não foram libertos pelo sangue do Cordeiro de Deus, porque quem o foi quebrou esta maldição! Que o Senhor nos abençoe!

Leituras Sugeridas]
CODER, S. Maxwell. Blessing. In: EVANS, William. The Great Doctrines of the Bible. Ed. Ampliada. Chicago, Moody, 1976. P. 280-281.
________. Curse. In: EVANS, op. cit. p. 284.

ECKHARDT, John. Curse of the Vagabond and Why Does Deliverance Take So Long? Lansing, IL, H.B.C., 1989.

GONDIM, Ricardo. O Evangelho da Nova Era. 2a ed. SP, Abba Press, 1993.

HAMILTON, Victor P. ('Arar) To curse. In: HARRIS, R. Laird et al.(Orgs.). Theological Wordbook of the Old Testament. Vol. 1, 2a impressão. Chicago, Moody, 1981. P. 75-76.

HICKEY, Marilyn. Quebre a Cadeia da Maldição Hereditária. São Gonçalo, ADHONEP, 1988. Trad. A. A. Vassão.

KIVITZ, Ed René. Quebrando as Maldições. In: UNIJOVEM. Ano XII, no. 53 (4T94), p. 18-22.
LINHARES, Jorge. Bênção e Maldição, 2a ed. Venda Nova, Betânia, 1992.

MOTYER, J. A. Maldição.In: DOUGLAS, J. D. et al. (Orgs.). Novo Dicionário da Bíblia. Vol. 2. SP, Junta Editorial Cristã, 1966. Trad. J. Bentes. p. 987 - 988.

OSWALT, John N. (Barak) To kneel, bless, praise, salute, curse. In: HARRIS, Op. cit. p. 132-133.

RODOVALHO, Robson. Quebrando as Maldições Hereditárias. Goiânia, Koinonia, 1991.

SCHARBERT, Josef. Blessing. In: BAUER, Johannes B. (Org.). Encyclopedia of Biblical Theology. NY, Crossroads, 1981. P. 69-75.
________. Curse.In: BAUER, Op. cit. p. 174-179.

TERRA, J. E. M. Teologia da Bênção na Sagrada Escritura e Religião Popular. In: Revista de Cultura Bíblica (RCB). Vol. VIII (nos. 29/30), 1984. P. 3-18.
________. A Maldição na Sagrada Escritura. In: RCB, p. 37-42.
________. Bênção no Antigo Testamento. In: RCB, p. 37-72.
________. A Bênção no Novo Testamento. In: (RCB), p. 80-88.

VAN IMSCHOOT, P. Bênção. In: VAN DEN BORN, A. (Org.) Dicionário Enciclopédico da Bíblia. 2a ed. Petrópolis, Vozes, 1977. Trad. F. Stein. P. 170-171.
________. Maldição. In VAN DEN BORN, Op. cit., p. 927.

WENHAM, John W. O Enigma do Mal. SP, Vida Nova, 1989. Trad. M. L. Redondo.

WORLEY, Win. Eradicating the Hosts of Hell. Lansing, IL, H.B.C., 1983.
________. Curses and Soul Ties/ Binding and Loosing Spirits. Reimpr. Lansing, IL.: HBC, 1990.
________. Warfare Prayers. Revisado. Lansing, IL, H.B.C., 1991.
________. Diario de un Exorcista. Lansing, IL, HBC, s/d. Trad. F. Boshold et al.

Parte II
MALDIÇÃO HEREDITÁRIA
O que é maldição? Vejamos:
Dicionário Aurélio: "Ato ou efeito de amaldiçoar ou maldizer". Maldizer: "praguejar contra; amaldiçoar". Maldito: "Diz-se daquele ou daquilo a que se lançou maldição".
Dicionário Teológico: "Praga que se arroga a alguém. Locuções previamente formadas encerrando desgraças e insucessos".
Bíblia Online: "Chamamento de mal, sofrimento ou desgraça sobre alguém" (Gn 27.12; Rm 3.14).
Os que quebram a Lei estão debaixo de maldição. Cristo nos salvou dessa maldição, fazendo-se maldição por nós (Gl 3.10-13)".
Difícil é conciliar a "Teologia da Maldição Hereditária" com a Palavra. Os que defendem a existência de crentes amaldiçoados por maldições provindas de antepassados, admitem que é possível estarmos de posse de uma herança maldita, por nós desconhecida, e difícil de ser detectada no tempo e no espaço. O remédio seria QUEBRAR, ANULAR, AMARRAR, REPREENDER essa maldição. Feito isso, o crente ou não crente estaria leve, liberto e livre de todo peso. Nem ele nem os seus descendentes sofreriam mais os danos desse mal. A maldição hereditária – segundo os que a defendem – surge em decorrência de um trabalho de feitiçaria ou de qualquer outra ação maligna lançada contra outra pessoa (a vítima). Uma pessoa em sofrimento pode ter sido consagrada, antes ou depois do seu nascimento, às entidades demoníacas. Uma palavra má pode ter sido lançada sobre a vida de uma família, que nunca prosperará e será vítima de enfermidades e angústias.

As pessoas sem temor a Deus, sem vida em Cristo, sem vida no altar, estão sujeitas a problemas muito maiores do que esses, pois estão condenadas à morte eterna. Sem Cristo a maldição nunca acaba Vejamos quais as promessas para os que aceitarem a salvação que há em Cristo Jesus:

"Portanto, agora nenhuma condenação há para os que estão em Cristo Jesus, que não andam segundo a carne, mas segundo o Espírito" (Romanos 8.1). Poderia ocorrer o caso de os salvos em Cristo carregarem, ainda, maldições herdadas?

"Portanto, se alguém está em Cristo, nova criatura é; as coisas velhas já passaram, tudo se fez novo" (2 Coríntios 5.17). Ocorreria uma situação em que o NOVO carrega, ainda, coisas velhas?

"Em verdade, em verdade vos digo que quem ouve a minha palavra e crê naquele que me enviou, tem a vida eterna, e não entrará em condenação, mas passou da morte para a vida" (João 5.24). Dar-se-ia o caso de alguém entrar no céu, carregando maldições?

"Mas se andarmos na luz, como ele na luz está, temos comunhão uns com os outros, e o sangue de Jesus, seu Filho, nos purifica de todo pecado" (1 João 1.7). A maldição lançada contra os salvos seria mais eficaz do que o sangue de Jesus? Mais poderoso não é Aquele que está em nós?

"Cristo nos resgatou da maldição da lei, fazendo-se maldição por nós" (Gálatas 3.13). Jesus tomou sobre si nossas maldições, e carregou nossos pecados.

"Se, pois, o Filho vos libertar, verdadeiramente sereis livres" (João 8.36). Dar-se-ia o caso de o crente ficar livre das correntes do pecado, mas permanecer amarrado, ainda, às maldições resultantes de pecados cometidos por seus antepassados?

"Ele mesmo levou em seu corpo os nossos pecados sobre o madeiro, para que, mortos para os pecados, pudéssemos viver para a justiça. Pelas suas feridas fostes sarados" (1 Pedro 2.24). "Cristo nos resgatou da maldição da lei, fazendo-se maldição por nós" (Gálatas 3.13). Morremos para o mundo e para o pecado, mas não teríamos morrido para possíveis maldições sobre nós lançadas? A cruz nos salvou da maldição da lei, mas o sangue de Jesus teria sido impotente para nos livrar de maldições hereditárias?

Fica difícil de imaginar que uma pessoa beneficiária de tantas bênçãos possa carregar sobre si o fardo das maldições. A solução para livrar-se delas é aceitar a salvação que há em Cristo Jesus. As maldições não alcançarão os justos, porque os muros de nossa fortaleza espiritual estão íntegros, sabendo-se que "a maldição sem causa não virá" (Provérbios 26.2). Aos que se julgam debaixo de maldição, Jesus faz um convite e uma promessa: "Vinde a mim todos os que estais cansados e oprimidos e eu vos aliviarei" (Mateus 11.28).

Parte III
A MALDIÇÃO DO HALLOWEEN
 A partir do que aconteceu no jardim do Éden, o homem passou a gostar das coisas impuras. Existe em cada ser humano uma tendência para o mal, para o que é maligno, diabólico. Na sua condição natural, não recriado, não regenerado, estando em abismo, procura outros abismos. Assemelha-se a esses exploradores de cavernas: quanto mais se infiltram por buracos negros, mais vontade têm de continuar descobrindo coisas novas, emocionantes e sensacionais. Para esses exploradores, não importa se a caverna ou os abismos possuem dragões, vampiros, aranhas gigantescas ou fantasmas. Como na corrida do Trem Fantasma, não importa se no caminho surjam caveiras, mortalhas, gorilas ou demônios; importa a emoção, o prazer, o delírio, o devaneio, a surpresa.

UM POÇO SEM FIM
A humanidade pecadora deleita-se com o imundo. Os apetites bestiais são mesmo insaciáveis. Vejam as festividades carnavalescas: três dias anuais não mais atendiam aos desejos da carne. Em razão dessa necessidade premente, criou-se em várias cidades, com o pronto consentimento dos governantes, o carnaval fora de época: "O inferno e a perdição nunca se fartam, e os olhos do homem nunca se satisfazem" (Provérbios 27.20). "Um abismo chama outro abismo" (Salmos 42.7). Ora, se o povo clama por um bezerro de ouro, façamos a vontade do povo. Os abismos se sucedem. Dentro da caverna tenebrosa do mundo pecador há avenidas com vitrinas especialmente preparadas pelo Diabo para exposição de seus produtos. Há mercadoria para todos os gostos: para rico, pobre, preto, branco, analfabeto ou erudito. Em determinado local, uma vasta exposição dos produtos do movimento Nova Era, onde o curioso descobrirá que "o homem é Deus". Sendo Deus, ele seguirá até mais fortalecido para continuar descendo. Noutra ala, encontrará a vitrina da consulta aos mortos. O explorador poderá conversar com um parente que esteja no além, ou, se desejar emoções fortes, optará por oferecer seu corpo para ser visitado por um espírito qualquer. Nesse stand, instalados sob pirâmides purificadoras, enfileiram-se os adivinhadores com seus apetrechos: búzios, baralho cigano, bola de cristal, tarô, mapa astral, tudo destinado a predizer o futuro e indicar novos caminhos. Numa determinada sala o explorador poderá praticar meditação transcendental; ficará com sua mente passiva por algumas horas, em estado alfa, recebendo as "boas" mensagens do além. Esta ala é mais visitada pelos eruditos. Para os menos exigentes, ou de percepção menos aguda, os terreiros oferecem feitiçarias de vários tipos. Caboclos, guias e orixás fazem a festa dos visitantes.

O PERIGO DAS TREVAS
Em busca de novos abismos, os homens resolveram prestar uma homenagem a um deus chamado Diabo. Então, pensaram em fazer uma festa num determinado dia do ano. Uma festa que em tudo se identificasse com o homenageado: a indumentária, o ambiente, os participantes, as alegorias. Daí surgiu o Dia das Bruxas, versão brasileira do Halloween, comemorado no dia 31 de outubro. Os participantes vestem-se a caráter, isto é, com as cores da igreja do Diabo: preto e vermelho; a maioria usa só a cor preta, caracterizando a situação de trevas sobre trevas. As máscaras são as mais imaginativas: Diabo, vampiro, bruxa, morcego, morte, caveira, monstros, fantasmas, tudo que tenha identidade com o maligno. O Diabo certamente teria muita alegria em falar assim a essas bruxas: "Quanto à indumentária está tudo bem. Vocês sabem que as cores da minha preferência são preto e vermelho. Minha maior alegria é ver homens, mulheres e crianças, de todas as idades, línguas e nações, empunhando as cores da bandeira do meu reino. Um detalhe: as máscaras usadas por vocês ou as pinturas e fantasias, em nada se assemelham ao original. Eu não sou tão bonito como se pinta por aí". É evidente que há imperfeições, porque ninguém é perfeito. Mas os promotores desses eventos se esforçam para que a decoração em tudo dê a impressão de que o reino das trevas está ali naquele local, naquele ambiente festivo. E está. O Diabo está ali, de corpo presente ou representado. Creio que a maioria dos participantes do Dia das Bruxas desconhece o grau de contaminação maligna a que ficam expostos. Certamente acredita tratar-se de mais uma festa, mais uma novidade. As "bruxas" estão ali para se divertirem e, com esse intuito, sujeitam-se às regras do jogo. Desconhecem as origens satânicas do Halloween; não sabem que nessa data os satanistas honram a Satanás com sacrifícios humanos; não sabem que essa prática iniciou-se há muitos séculos entre os druídas - sacerdotes dos Celtas - que vestiam suas fantasias, esculpiam em nabos ocos caricaturas de demônios, e saíam pelas ruas amaldiçoando as pessoas que lhe negavam alimentos. Em determinado site sobre satanismo li que o dia 31 de outubro é a festa da luxúria [sensualidade, lascívia] e da indulgência [tolerância]. Que tipo de indulgência podemos esperar de Satanás? A verdade é que grande é o perigo para quem participa do Dia das Bruxas, dada a grande a probalidade de contaminação. O Diabo, num sinal de agradecimento pela homenagem, não hesitará em designar um de seus anjos para acompanhar a "bruxa" pelo resto da vida. Algum mal nisso? Muitos males. Jesus afirmou que "o ladrão [o diabo] só vem para roubar, matar e destruir; eu vim para que tenham vida, e a tenham em abundância" (João 10.10). O Diabo entra na vida dos homens para roubar a paz, roubar a saúde, roubar os recursos financeiros; para causar a morte espiritual, e, não raro, a morte física; para destruir a família, o lar, a comunhão com Deus. Daí as insônias, os medos, as superstições, as doenças inexplicáveis, os tremores, os vícios, a possessão. Convém sabermos que bruxa ou bruxo é aquela ou aquele que faz bruxaria, e bruxaria é sinônimo de feitiçaria, magia negra, curandeirismo, ocultismo, adivinhação, astrologia, e demais atividades ligadas ao poder das trevas. Há

A LUZ QUE LIBERTA
"A condenação é esta: A luz veio ao mundo, e os homens amaram mais as trevas do que a luz porque as suas obras eram más" (João 3.19). Só existe um nome, uma Pessoa, que pode libertar o homem contaminado por demônios: é o Senhor Jesus. Ele mesmo afirmou isso: "Se o Filho vos libertar, verdadeiramente sereis livres" (João 8.36). A Bíblia nos ensina que devemos pensar e fazer somente o que é verdadeiro, amável, justo e puro, e que "todo o nosso espírito, alma e corpo devem ser conservados irrepreensíveis para a vinda de nosso Salvador Jesus Cristo" (1 Tessalonicenses 5.23). Uma pessoa que se fantasia de bruxa, coloca máscaras com motivos demoníacos e passa horas a fio num ambiente de trevas, estaria conservando seu corpo alma e espírito irrepreensíveis? Não, pelo contrário, estaria invocando o poder das trevas; desejando maior aproximação com os demônios. A Palavra ainda adverte: "Não vos voltareis para médiuns, nem para os feiticeiros [bruxos], a fim de vos contaminardes com eles" (Levíticos 19.31). "Ninguém pode servir a dois senhores. Ou há de odiar a um e amar o outro, ou se devotará a um e desprezará o outro" (Mateus 6.24). Não podemos ser ao mesmo tempo servos das trevas e servos da luz. Ou somos filhos de Deus ou filhos do Diabo. Quem serve ao Diabo com alegorias, fantasias, licores, danças e outras coisas mais, não é servo do Altíssimo. Mas haveria uma saída para quem está contaminado? Jesus responde: "Vinde a mim todos os que estais cansados e sobrecarregados, e eu vos aliviarei" (Mateus 11.28). "Eis que estou à porta, e bato; Se alguém ouvir a minha voz, e abrir a porta, entrarei em sua casa, e com ele cearei, e ele comigo" (Apocalipse 3.20). Quem está enlaçado ao Diabo deve saber que o Senhor Jesus veio "para apregoar liberdade aos cativos, dar vista aos cegos, pôr em liberdade os oprimidos" (Lucas 4.18). Porque "em nenhum outro há salvação, pois também debaixo do céu nenhum outro nome há, dado entre os homens, pelo qual devamos ser salvos" (Atos 4.12).

Convenio FENIPE e FATEFINA Promoção dos 300.000 Cursos Grátis Pelo Sistema de Ensino a Distancia – SED
CNPJ º 21.221.528/0001-60
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Presidente Nacional Reverendo Pr. Gilson Aristeu de Oliveira
Coordenador Geral Pr. Antony Steff Gilson de Oliveira

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