sábado, 12 de noviembre de 2011

El Costo de Ser Cristiano

cuando pedió que amásemos nuestros
enemigos
eintercederemos delante de Dios por los que nos
odian.
De nadavale amarnos los que nos aman, enseñaba Él, porque los másviles y depreciables sinverenzas hacen lo mismo. Todosaman quien lo ama, y Jesús quería más de lo que ese paquetebásico: pedía de manera sencilla que fuéramos “perfectos comoDios Es Perfecto” – que fuéramos graciosos como Dios, quederrama el sol y la lluvia sin distinción sobre buenos y malos –sobres merecedores y canallas (Mateo 5:45,48). Esa exigenciapermanece tan impopular hoy cuanto cuando fue proferida porla primera vez – tal vez más, ya que solo restamos nosotroscanallas y nadie más dase al trabajo de fingirse de merecedor.
5.
PERDONAR PARA SER PERDONADO.
El Padre de Jesús no esdado a cambalaches, pero esa, de modo curioso, Él no seesquiva en hacer. El perdón es gratuito desde que seamososados y entendámoslo a los otros con la misma disposicióncaballeresca. “Porque si vosotros perdonáis a los demás el malque os hayan hecho, vuestro Padre que está en el cielo osperdonará también a vosotros; 15 pero si no perdonáis a losdemás, tampoco vuestro Padre perdonará el mal que vosotroshais” (Mateo 6:14,15). Como podemos ver, somos todosimperdonables, pero la culpa no es de Dios.
6.
PUREZA SEXUAL.
El sexo no era para los judíos la neurosisque se tornó a través de los cristianos, pero una buena medidade consistencia en la conducta sexual siempre fue medida de laexperiencia cristiana. Con el tiempo, y por motivos queno compete discutir aquí, el pecado sexual transformose en lo
discurso cristiano "
el pecado
" por excelencia. Hoy el sexo fueradel matrimonio es, en la practica, la única conducta abierta no-tolerada en una comunidad cristiana evangélica. Ambición,ganancia, mentira y rencor son bienvenidos a ojos vistas, perosi fuera para ti despertar en la cama errada o calentarpensamientos impuros, haga como nosotros y no de muestrasde esto. La única cosa que Jesús tiene a decir sobre esesasuntos es, continuamente, “El que de vosotros essinpecado, que le arroje la primera piedra” y "Tampoco yo tecondeno. Vete y no vuelvas a pecar". (Juan 8:7 y 11)
7.
PRACTICAR LA VIRTUD.
Es creencia fundamental delcristianismo que somos salvos de la condenación no comocompensacn por los nuestros esfuerzos en el sentido depracticar el bien, pero por la iniciativa gratuita e infundada deDios, que decide darnos de regalo lo que nadie tendría comohacer por merecer. A pesar de esto, la énfasis en la prácticaexcede de la virtud – hacer el bien sin mirar a quien – espalabra continua entre los escritores del Nuevo Testamento.Como se sabe, la virtud y la integridad son vistas hoy comoflaqueza y defecto, y es poticamente incorrecto siquieramencionarlas en uno contexto positivo.
8.
SEREMOS JUZGADOS POR NUESTROS HECHOS:
“El Hijo delhombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles,y entonces recompensará a cada uno conforme a sus hechos” (Mateo 16:27). Parece contradicción, pero la enseñanza delReino es de que somos aceptos por la gracia (o sea, no pornuestros propios esfuerzos en hacer lo que es cierto) pero
seremos juzgados – pásmese – por nuestra conducta
.
De unamanera misteriosa, basta abrazar la gracia para ser aceptoincondicionalmente por ella (como aconteció a uno de losladrones en la cruz); por otro lado, no basta, y el discurso deJes requiere una tremenda consistencia en la conductapersonal. “¿Por qué me llamáis ‘Señor, Señor’ y no hacéis loque yo os digo?” (Lucas 6:46).
9.
LA INSENSATEZ DE LA GRACIA.
Como se Los escándalosmencionados arriba no bastasen, hay el terribleconstreñimiento de que para ser cristiano es necesario engullirla insensatez de la
gracia
la creencia en la actitudcaballeresca y generosa por la cual Dios acepta y abraza quiennosotros mismos excluiríamos y condenaríamos de inmediato,irreversiblemente y con toda la convicción. Nuestra tendencianatural es mirar los despreciables con desprecio, nunca conmisericordia. Aceptar quien no merece ser acepto no es apenasterriblemente exigente, es conducta que invita a lo simpiedoso ostracismo social. Nadie respeta quien no se da alrespeto, y el cristianismo exige que engullamos la peculiarísimanoción de que “la sustancia de nuestra fe consiste en laconvicción de que quinquis, pecadores e criminosos puedenllamar Dios de Padre, y de que prostitutas pueden entrar enel Reino de Dios antes de los religiosamente respetables(Brennan Mannigan). Ser cristiano es admitir un Dios que no sedá al respeto. Un Dios sin criterio. UnDios vulgar.Definitivamente, no es para quien tiene estómago débil.
10.
EXIGE LA VIDA ENTERA.
Por fin, ser seguidor de Jesnecesita vivir como Él vivió, lo que no es poco, considerandocomo Él terminó. “Así como el Padre me envió, Yo también vosenvió,” dice Jesús a sus primeros seguidores, y los más astutosdentro ellos luego interpretaran la sentencia, correctamente,como queriendo decir “Yo los envío para darme sus vidas [porquien no merece el esfuerzo]”.Pero tratase, de la enseñanza de una persona idealista que decíacosas como “No hay amor más grande que el que a uno le lleva a darla vida por sus amigos.” Si hubo un mundo en que esa invitaciónpuede tener parecido menos popular, es lo nuestro.Actuar de esta manera, si fuera posible, seria naturalmente la cosacierta a hacer. Más uno motivo para no ser cristiano, si no quierespasar vergüenza. Hoy nadie exige lo impracticable de los otros o de simismo.
HACER LA COSA CIERTA???? PARA QUE???.
Los cambios del amor cristiano
. Por Alberto Buela (*)
Dice Kierkegaard en su Diario Íntimo, que el colmo de la ortodoxia esabrir el paraguas antes que llueva. Y esto vamos a hacer nosotros, deentrada, con el presente artículo, llamar la atención al lector: que lamayoría de los pocos que lo lean van a estar en desacuerdo.
Sobre lo que sea el amor cristiano hay millones de tratados de dosmil años para atrás de modo tal que no creemos que podamos decirnada nuevo al respecto, pero lo que pretendemos hacer, en formabrevísima, es mostrar cómo cambió el concepto de amor cristiano.
El original amor cristiano
El primigéneo concepto de amor es entendido como un acto denaturaleza espiritual que por esencia va dirigido en primer lugar a lapersona espiritual: A Dios, los hombres y el cuerpo como templo delesritu. Así el primer precepto cristiano que sintetiza los diezmandamientos es: “Amarás a Dios con toda tu alma, con todo tucorazón y con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo”.La referencia “al prójimo”, como singular concreto, no escaracterística de la esencia del amor cristiano. Porque para éste esindiferente en tanto que acto espiritual dirigido a la personaespiritual, que ella (la persona) sea la del amante o la del prójimo.Primer gravísimo error que se viene deslizando desde siglos en elcampo cristiano, en donde lo sustantivo es “el prójimo”.Es por eso que un filósofo, teólogo y santo varón como el danésSoren Kierkegaard afirma tajantemente que: “Lutero pretendesiempre explicar el amor como simple amor al prójimo, casi como sino existiera también la obligación de amar a Dios”(1)La dirección primera del acto de amor es hacia la propia salvación. Apesar de la turbia mezcolanza que sufrió esta idea en dos mil añosrecuerdo aún haber preguntado a nuestra madre: ¿por qué tenemosque rezar? Porque agrada a Dios, por nuestra salvación y la de losotros. En este sentido va la sentencia de nuestra poesía popular:Aquel que se salva, sabe, y el que no, no sabe nada. Recogida por elprimer filósofo argentino, Alberto Rougés, en Educación y Tradición(1938).Vemos como la primitiva idea cristiana de amor es un principiosupremo espiritual que organiza la vida en forma ascendente. Se lapuede encontrar n hoy en ciertas órdenes antiguas como losbenedictinos.El medio que se utilizaban en su realización los primeros cristianosera la ascética, que servía para la liberación de la personalidad
El Costo de Ser Cristiano

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