CONTEMPLACIÓN NOVIEMBRE 2011 - MEDITACIÓN - ORACIÓN
IDEAS
PULSA PARA LAS MEDITACIONES DEL MES ANTERIOR
LIBRO: MEDITACIONES PARA TODOS LOS DÍAS DEL AÑO
1-11.- Me he consagrado enteramente al Señor; le he entregado todo mi ser.
Le he confiado el deseo que más amo: solo quiero lo que Él quiera.
Este año he vuelto a hacer los mismos propósitos de otras veces: la humildad, la renuncia a mí misma. En esto consiste todo.
Las características del desierto son la soledad y la aridez.
2-11.- Jesús mío, iré a Ti que eres mi fortaleza, mi apoyo, mi vida.
Iré a Ti que iluminarás mi inteligencia y me inundarás con el agua de tu gracia.
Toma y recibe, oh Maestro a quien adoro, todos los tesoros que he recibido de Ti.
Que mi vida sea una oración continua; que nada, nada pueda distraerme de Ti.
También en el mundo puedo pertenecerte. Soy tuya.
3-11.- Me ofrezco a tu amor como víctima expiatoria por la salvación de los pecadores.
Que cada latido de mi corazón sea una ratificación de esta ofrenda.
Prometo a mi Jesús humillarme y renunciar a mi voluntad por su amor.
Arderá en mí siempre una lamparita, su llama será el amor que consume todo corazón cautivado por Jesús.
Todo procede de Ti y no me importa lo que me envíes.
4-11.- Te doy gracias cuando Tú me pruebas, porque entonces te siento más cerca.
Qué dulce es ofrecerte algo a Ti que tanto me has favorecido.
Que permanezcamos estables en Él y que moremos donde Él mora, en la unidad del amor.
Que seamos, por decirlo así, la sombra de su ser.
La Trinidad: he ahí nuestra morada, nuestro propio hogar.
5-11.- Permaneced en mí no solo momentáneamente, sino de un modo estable.
Es necesario penetrar cada vez más en el Ser divino mediante el recogimiento.
Para encontrar al Señor no es necesario salir; su Reino está dentro de nosotros.
Cuantos más grados de amor tuviere, tanto más profundamente entro en Dios.
El alma que aspira a vivir en intimidad con Dios, esté desprendida.
6-11.- Las almas penetran en Dios mediante la fe viva.
La voluntad ha de estar dulcemente perdida en la voluntad divina.
Todo lo hago con amor. Todo lo sufro con amor. "Guardaré Para ti mi fortaleza".
Es Dios quien recibe en el fondo de nuestro ser al Dios que llega.
Jesús nos arrastra hacia Él. Nosotros atraeremos a Jesús hacia nosotros.
7-11.- La fuerza de este amor inmenso nos atrae también hacia nuestro íntimo santuario.
Allí Dios imprime en nosotros como una imagen de su majestad.
Gracias al amor podemos ser inmaculados y santos en presencia de Dios. (Ef. 1,4)
¿Quién es más santo? Quien más ama.
Nuestra actitud para recibir su gracia depende de la integridad interior con que tendemos hacia Dios.
8-11.- Dios debe imprimirse en el alma como el sello en la cera.
Permanecer en silencio en presencia de Dios, mientras el alma se abisma en Él.
Subiremos en compañía del divino crucificado la cuesta del calvario.
En ese pequeño cielo que Él se ha hecho en el centro de nuestra alma, buscarle.
¿Cómo no realizar actos de adoración cuando nos sumergimos en su misericordia?
9-11.- Estar inmerso en la humildad es sumergirse en Dios.
El humilde ni elevará a Dios demasiado alto, ni él mismo descenderá demasiado.
Una alabanza de gloria es un alma que mora en Dios, sin buscarse a sí misma.
Entregarse ciegamente al cumplimiento de la voluntad divina; querer lo que Dios q.
10-11.- El sufrimiento es una cuerda que produce los más dulces sonidos.
Una alabanza de gloria es el alma que contempla a Dios en fe y simplicidad.
Una alabanza de gloria es el que vive en estado permanente de acción de gracias.
Seamos en el Cielo de nuestra alma alabanzas de gloria.
Cuando me haya identificado del todo con este ejemplar divino, siendo toda suya, y Él todo mío, cumpliré entonces mi vocación eterna.
11-11.- Yo quisiera repetir continuamente: "Guardaré mi alma para Ti" (S. 58,10)
Mi regla también me dice: "En el silencio estará vuestra fortaleza".
El alma que se reserva algo para sí, no puede ser perfecta.
Vivir en la Tierra la vida de los bienaventurados.
El alma dirá con San Pablo: "Todo lo sacrifiqué por su amor" (Fl. 3,8)
12-11.- El contacto con el Ser divino es que me hará santa e inmaculada en su presencia.
Este fue el ideal que tuvo el Creador: poder contemplarse en su criatura.
Que mi alma pueda descansar en la Jerusalén santa, dulce visión de paz.
Encontraré al divino Maestro, y la luz que le envuelve como un manto me envolverá.
¿Qué le importa al alma, envuelta en tan luminosas verdades, sentir o no sentir?
13-11.- Debe estar dispuesta a participar de la pasión de su divino Maestro.
Él quiere asociar a su esposa a su obra de redención.
Ya no sufre porque sufre, el Cordero la conducirá a las fuentes de agua de vida.
Hay seres que en este mundo forman parte de esa generación pura como la luz.
Llevan ya escritos en su frente el nombre del Cordero y de su Padre.
14-11.- El nombre del Padre, porque Él proyecta sobre ellos la belleza de sus perfecciones.
Todos sus divinos atributos se reflejan en sus almas.
Son como otras tantas cuerdas que vibran y cantan el cántico nuevo.
Almas vírgenes: libres de todo menos de su amor.
Despojadas de todas las cosas, tanto naturales como sobrenaturales.
15-11.- Mis debilidades, mis aversiones, mi ignorancia… cantan la gloria de Dios.
El alma debe humillarse, sumergirse en el abismo de su nada, y penetrar en Él.
Adoración: es una palabra propia del Cielo, es el éxtasis del amor.
El alma que permanece absorta en estos pensamiento vive en un Cielo anticipado.
16-11.- Se puede así exclamar: "Un río caudaloso riega la ciudad de Dios" (S. 45, 5)
La voluntad del Creador, siempre la misma: unir e identificar consigo a la criatura.
Por Él, para adorarle siempre, me he aislado, desprendido y despojado de mí misma, y de todas las cosas, tanto de los bienes naturales como de los sobrenaturales.
Todas satisfacciones naturales y sobrenaturales son otras tantas invitaciones para recogerse y gozar del bien sustancial que posee el mismo Dios.
17-11.- Quedaré transformada en Él y podré exclamar: "No soy yo quien vive…"
Aunque me den la batalla, seguiré esperando.
Esa fe que… mantiene mi alma vigilante bajo la mirada del Divino Maestro.
Que crezca en Jesucristo abundando en acciones de gracias.
Mi alma anhela y suspira por los atrios del Señor.
18-11.- Esta debe ser la actitud del alma que penetra en su morada interior.
Ser una continua alabanza de gloria de sus adorables perfecciones.
¡Ánimo! Él está siempre junto a ti.
Procuremos cada vez más esa unión de amor, esa unidad con Él.
¿No te parece que hoy nos invita a seguirle?
19-11.- ¿Quién podrá distraer mi corazón de Aquel a quien amo.
Entreguémonos a nuestro amado Jesús con generoso abandono.
Olvidémonos; no pensemos más en nosotras.
Reduzcamos todas las cosas al silencio para oírle a Él solo.
Entreguémonos a nuestro amado Jesús con generoso abandono.
20-11.- No pensemos más en nosotras: vayamos a Él y desaparezcamos en Él.
Reduzcamos todas las cosas al silencio para oírle a Él solo.
¡Qué bueno es Dios, querida amiga, pues nos ha unido tan íntimamente!
Él está conmigo, y con Él se puede todo.
¡Qué dulce es perderse y desaparecer en Él!
21-11.- Él es Omnipotente: que ordene todas las cosas según su beneplácito.
Cuando se obra con Él… se le puede escuchar en medio del bullicio del mundo.
Navidad habla fuertemente a mi alma: Jesús la invita a morir a todo para renacer a una vida nueva.
Mientras Él quiera dejarnos aquí, amemos, amenos cuanto podamos.
El Domingo resucitaremos también con Cristo. ¡Oh la fiesta de Pascua!
22-11.El sufrimiento nos despoja de todo: hasta de las dulzuras que encontramos en Él.
Es hermoso sufrir por aquel a quien se ama.
¿Para qué desear las dulzuras y consuelos? No son Él, y a Él solo buscamos.
Nunca he sentido tanto mi miseria; no me deprimo. Me sirvo de ella para ir a Dios.
Si Él se oculta de nuestra alma es porque sabe le amamos demasiado para abandonarle. Que ofrezca sus dulzuras y consuelos a otras almas.
¡
23-11.- Vivir de amor! Es decir, vivir solamente de Él, en Él y por Él.
Si viera qué nostalgia siento a veces del Cielo…Deseo ir allá para vivir junto a Él.
Desaparezcamos en esa Trinidad santa, en ese Dios que es todo amor.
Que seamos santas para amarle con aquel amor con que los santos sabían amar.
Dios en mí y yo en Él. Esto es mi vida. Es tan dulce pensar que, excepto la visión beatífica, lo poseemos ya como los bienaventurados lo poseen en el Cielo.
24-11.- Todo lo dejo en manos de Dios. "Piensa en mí que yo pensaré en ti".
Qué satisfacción produce sentir que Él, solo Él, y nada más que Él, está en nosotras.
Yo también te deseo el amor, esa palabra sintetiza toda la santidad.
Amémosle apasionadamente, pero con un amor profundo y sereno.
Permanezcamos junto a Él en silencio, recogidas, en olvido absoluto.
25-11.- María, has encontrado a quien nunca podrás perder.
Ya no preguntes a nadie en la Tierra y el Cielo por tu divino Maestro.
Sois Uno, como Él lo deseaba, como tú lo esperabas.
Todo lo poseo en Dios y he vuelto a encontrar en Él a cuantos he abandonado.
Qué dulce es permanecer allí silenciosa, como un niño en los brazos de su madre.
26-11.- Cada día aprecio más la felicidad: aquí no hay nada, nada más que Él.
Ponto ante mi Jesús a todos cuantos llevo en mi corazón, y les encuentro de nuevo junto a El.
Cuando te encuentres disgustada, díselo a Él que todo lo conoce y comprende.
Piensa algunas veces durante el día en Aquel que vive en ti y desea ser amado.
Cuando entro en mi celda y me veo completamente sola con mi esposo en quien todo lo poseo, es decir con mi Todo, no puedo expresarte mi felicidad.
27-11.- Mamá, aquel quien me has ofrecido es amor y caridad y me enseña a amar como Él ama. Me da su amor para amarte.
Se le encuentra lo mismo en el sueño que en la oración, porque Él está en todos los lugares, y además siempre.
¡Qué será el Cielo cuando se une tan íntimamente con las almas en la Tierra!
Vivo ya la realidad de este Cielo porque lo llevo dentro de mí.
Os ofrezco el Sagrario como lugar de cita: cuando se acuerden de mí que vengan aquí.
28-11.- En Él amo, soy amada y lo poseo todo. Unión muy fuerte y profunda.
Bajo su mirada el horizonte aparece tan bello, tan amplio, tan luminoso…
Cuanto más desgraciada te veo, más ilusión siento por tu alma, pues el divino Maestro la desea para Sí.
Déjate prender en la red del divino Maestro. ¡Se está tan bien allí!
Permanece alegre en la paz del Señor y en su amor, siendo la felicidad de los tuyos.
29-11.- Abro la puerta y me parece se entreabre la puerta del Cielo.
Dice santa Teresa que el alma es como un cristal donde ser refleja la divinidad.
Seamos totalmente suyas, como Él es totalmente nuestro.
El alma descubre a través de todas las cosas a Aquel a quien ama.
Quisiera ser un alma totalmente silenciosa y adorante.
30-11.- Introdúzcame en el cáliz para que mi alma quede bañada en esa sangre de mi Cristo.
No existe un leño como el de la cruz para encender en el alma el fuego del amor.
Adora en Él la voluntad de Aquel que hiere porque ama.
Cuanto Dios más exige, tanto más ofrece y da.
Él vive y actúa sin cesar en nuestra alma. Dejémonos modelar por Él.
Solo existe un deseo en el corazón de Cristo: borrar el pecado y conducir el alma a Dios.
¡Qué dulce es consagrarse a Él en este tiempo en que tanto se le ofende!
José María Lorenzo Amelibia. Mi correo electrónico: mistica@jet.es
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