lunes, 17 de octubre de 2011

¡Asombroso cumplimiento de las profecías!

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Indice del artículo
¡Asombroso cumplimiento de las profecías!
El pecho y los brazos de plata
El vientre y los muslos de bronce
Las dos piernas de hierro
Las dos piernas de hierro y en parte de barro cocido
La piedra cortada no con mano
Todas las páginas
¡Asombroso cumplimiento de las profecías!

DANIEL Y LOS CUATRO IMPERIOS MUNDIALES

Procuraremos ver a uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento llamado Daniel.

Dice la Escritura que Daniel, el cuarto de los profetas mayores, pertenecía a una familia real de Judá. Lo mismo afirma el historiador judío Flavio Josefo, en su obra Antigüedades de los judíos, “que era de sangre real”. Fue hecho cautivo cuando joven, durante la conquista de Jerusalén en el año 606 antes de Cristo, por el príncipe Nabucodonosor de Babilonia, quien actuaba bajo las órdenes de su padre, el rey Nabopolasar.

Daniel, junto con el rey judío Joacim, fue parte del primer grupo de cautivos llevados a Babilonia. Pero... ¿Cuáles fueron las circunstancias que llevaron a Daniel y a sus amigos finalmente a Babilonia?

DANIEL ES LLEVADO A BABILONIA JUNTO CON MUCHOS OTROS JUDÍOS (Daniel 1:1-4)...

“En el año tercero del reinado de Joacim rey de Judá, vino Nabucodonosor rey de Babilonia a Jerusalén, y la sitió. Y el Señor entregó en sus manos a Joacim rey de Judá, y parte de los utensilios de la casa de Dios; y los trajo a tierra de Sinar, a la casa de su dios, y colocó los utensilios en la casa del tesoro de su dios. Y dijo el rey a Aspenaz, jefe de sus eunucos, que trajese de los hijos de Israel, del linaje real de los príncipes, muchachos en quienes no hubiese tacha alguna, de buen parecer, enseñados en toda sabiduría, sabios en ciencia y de buen entendimiento, e idóneos para estar en el palacio del rey; y que les enseñase las letras y la lengua de los caldeos” (Daniel 1:1-4).

1. Daniel no fue sólo, pues otros jóvenes temerosos de Dios también fueron llevados. Cuatro jóvenes en total:

1) Daniel - Belsasar

2) Ananías - Sadrac

3) Misael - Mesac

4) Azarías - Abed-nego

2. Los nombres de ellos fueron cambiados a...

1) Belsasar,

2) Sadrac,

3) Mesac y…

4) Abed-nego

7 A éstos el jefe de los eunucos puso nombres: puso a Daniel, Beltsasar; a Ananías, Sadrac; a Misael, Mesac; y a Azarías, Abed-nego (Daniel 1:7).

Daniel y sus amigos probablemente tenían unos 16 años de edad cuando llegaron por primera vez al palacio en Babilonia. Es muy posible que los hubieran hechos eunucos, es decir que los castraron. Los babilonios siempre les hacían esto a los cautivos nobles que intentaban entrenar como futuros consejeros de la corte babilónica.

Notemos que Daniel 1:3 dice, que los prisioneros, incluyendo Daniel y sus tres amigos, estaban bajo el control del “jefe de los eunucos”.

Nabucodonosor deseaba tener en su corte a jóvenes de buen parecer, sanos, inteligentes, que fuesen aptos para aprender. Quería a los mejores que pudieran encontrar en Israel. Y el objetivo era alterarles tres cosas:

• su forma de pensar,

• el comportamiento social y…

• la religión.

Quería que estos adolescentes pensarán diferente, por eso iban a enseñarles el lenguaje y literatura de los caldeos.

Daniel y sus amigos habían sido instruidos en el pensamiento y literatura judía y seguían el Tora - la Ley de Dios, pero ahora iban a entrenarlos en las cosas del mundo.

¡Si miramos cuidadosamente a nuestro alrededor podemos ver que es lo mismo que nuestra sociedad está haciendo hoy! ¡Cuántos no han aprendido las cosas del mundo en las universidades y centros de aprendizaje! Lo triste es que muchos han sido afectados tremendamente por esto.

El plan de ataque de Nabucodonosor era cambiar la capacidad mental y los patrones de pensamiento de estos jóvenes judíos que estaban comprometidos con Dios. Él esperaba alcanzar esta meta saturando sus mentes con el pensamiento y literatura caldea.

¿Por qué fueron cambiados sus nombres?

Es interesante observar cómo el rey lo primero que hizo con estos jóvenes, fue cambiarles los nombres, para que tuvieran así bien presente la cultura pagana en lugar de la Palabra de Dios. Sus nombres, tanto los viejos como los nuevos, tenían significado al expresar sus convicciones religiosas.

El nombre “Daniel” significa “Dios es mi juez”, mientras que “Beltsasar”, el que le dieran en la corte de Nabucodonosor, quiere decir príncipe de Bel la principal deidad del panteón babilónico, que era conocida como Baal en Israel. Su significado exacto es “Que Bel me proteja”. Deseaban que Daniel en lugar de recibir la protección de Jehová y ser responsable ante Él, implorara el amparo de un dios pagano para que protegiera su vida. Estaban tratando de cambiar sus convicciones y pensamiento religioso.

A “Ananías” nombre que significa “Jehová es benigno”, como un recordatorio maravilloso de la misericordia de Dios, lo cambiaron por “Sadrac”, derivado de “Rac” el dios sol. El significado era “Ser iluminado por el dios sol”. En lugar de experimentar la gracia y el amor maravilloso de Dios, querían hacer que el joven creyera que de alguna manera una deidad pagana iba a iluminar su vida.

“Misael”, que quiere decir “Quién es lo que es Dios”, se parece mucho a Miguel, que significa “¿Quién es semejante a Dios?”, la diferencia es bien poca. Este nombre, era un recordatorio para el joven, de que debía vivir como Dios y tener un estilo de vida y carácter piadoso. Pero se lo cambiaron a “Mesac”, que está asociado a un dios pagano llamado Aku y quiere decir “¿Quién es como Aku?”. Deseaban que este joven pensara en un dios pagano en lugar del Dios verdadero.

El nombre “Azarías” significa “A quien Jehová ha ayudado” y ellos le cambiaron por “Abed-nego”, el cual es una derivación de Nebo. Nebo era otro de los dioses babilónicos y literalmente quiere decir “Un siervo de Nebo”. En lugar de recibir la ayuda de Jehová para vivir por Él, querían convertirlo en un siervo de un dios pagano. Creo que el diablo no ha cambiado mucho sus tácticas. Las circunstancias que llevaron a estos jóvenes judíos a Babilonia y el plan trazado, pretendían afectar la forma cómo pensaban respecto a la vida. Iban a ser entrenados en el secularismo del mundo.

Luego sigue diciendo la Escritura, “Y les señaló el rey ración para cada día, de la provisión de la comida del rey, y del vino que él bebía; y que los criase tres años, para que al fin de ellos se presentasen delante del rey” (Daniel 1:5).

No sabemos exactamente qué incluía esta provisión, sin duda lo mejor de la comida babilónica, porque el plan del rey era cambiarle también sus costumbres sociales.

“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos” (Daniel 1:8, 9).

Lo que Daniel “propuso en su corazón” (Daniel 1:8, 9). ¿Tiene importancia lo que un joven se propone ante Dios?...

La determinación de Daniel se basó en su obediencia a las leyes de Dios. ¡Uno mismo no puede determinar una serie de reglas! Ni siquiera los padres pueden hacerlo para entrenar a sus hijos, si estas reglas no se basan en la Palabra de Dios. Este pasaje es un ejemplo clásico para todos nosotros. La determinación de este joven se basó en las leyes de Dios. “Daniel propuso en su corazón no contaminarse”, es decir no participar de la comida del rey, porque la misma no estaba conforme a las restricciones dietéticas de la Ley.

No quiso hacerlo porque sabía que de aceptarlo era sólo el comienzo. Daniel estaba decidido a hacer lo que Dios quería que hiciera respecto a su dieta.

¿Es importante rodearse de jóvenes fieles a Dios, intachables moralmente y fieles a la sana doctrina bíblica?

Estos jóvenes dependían plenamente del Señor, eso podemos verlo claramente en la respuesta que le dieron al jefe de los eunucos: “Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días y nos des legumbres a comer, y agua a beber. Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas” (Daniel 1:12, 13).

El jefe de los eunucos estaba bien preocupado, porque si Daniel y sus amigos no lucían bien, eso significaba que podía perder su cabeza. Sabiamente, Daniel le propuso una prueba de diez días. Le pidió legumbres y agua, alimentos que eran limpios conforme a la Ley. Para que su plan funcionara, tenía que depender plenamente de Dios.

¿Cree que usted podrá verse maravillosamente bien si sólo come legumbres y agua durante diez días? ¡Si así fuera, todos comeríamos! Sería bueno si lo hiciéramos, pero en el caso de Daniel, él estaba seguro porque confiaba en Dios. Si no hubiera funcionado, ¿cree usted que Daniel se habría comprometido? ¡Seguro que sí! Él “propuso en su corazón no contaminarse” e iba a hacerlo, fuese cual fuesen las consecuencias, porque sabía que Dios quería que obedeciera, además también quería darle testimonio al jefe de los eunucos.

Eso también nos deja saber, qué es lo que realmente significa depender de Dios. Sólo funciona cuando tenemos la profunda convicción moral de Dios en nuestros corazones. Como Daniel estaba siguiendo las instrucciones de Jehová, no tenía miedo. Sabía cuál era su voluntad, por eso confiaba plenamente en Él.

¡Qué gran lección para nosotros! Si conocemos la voluntad de Dios, y la aceptamos en nuestro corazón, entonces podemos depender y confiar en que cuidará de nosotros.

¿Puede advertirse del paralelo con nuestras vidas hoy? La iglesia actual, en lugar de ser un cuerpo separado, camina paso a paso con la sociedad secular, siguiendo sus costumbres. Tal parece que en lugar de enseñarles a los jóvenes que deben estar dispuestos a no contaminarse con el mundo, permite que los demás los presionen y los instruyan en sus costumbres. Por años nos hemos ido adaptando y siempre tratamos de agradar a todos, evitando cualquier cosa que pueda ofenderlos, hasta el punto de comprometer nuestros principios.

Dios usó todos estos eventos para llevar a Daniel y a sus amigos a un lugar de prominencia en Babilonia. De hecho, el curso de la vida de estos cuatro jóvenes, muestra cómo los tomó en medio de una sociedad pagana y los usó para Su gloria, porque decidieron ser fieles a Él y no comprometerse con la cultura que los rodeaba.

Lo que Dios de Su parte les dio a estos jóvenes (Daniel 1:17-20)...

“17A estos cuatro muchachos Dios les dio conocimiento e inteligencia en todas las letras y ciencias; y Daniel tuvo entendimiento en toda visión y sueños.
18
Pasados, pues, los días al fin de los cuales había dicho el rey que los trajesen, el jefe de los eunucos los trajo delante de Nabucodonosor.
19
Y el rey habló con ellos, y no fueron hallados entre todos ellos otros como Daniel, Ananías, Misael y Azarías; así, pues, estuvieron delante del rey.
20
En todo asunto de sabiduría e inteligencia que el rey les consultó, los halló diez veces mejores que todos los magos y astrólogos que había en todo su reino” (Daniel 1:17-20).

Este mensaje es para todos hoy. Vivimos en una Babilonia moderna, en medio de una cultura secular y el mensaje de Daniel es que debemos estar dispuestos a ser fieles aunque estemos solos. Necesitamos aprender a decir que no vamos a contaminarnos con el mundo, sino que caminaremos con Dios sin importar las consecuencias. Si lo hacemos, Él nos bendecirá.

Lo mismo le ocurrió a José, quien fue fiel a Jehová en todo momento y Dios lo prosperó por su fidelidad. En lugar de leer la Palabra de Dios, obligaron a estos jóvenes a leer literatura pagana.

EL EXTRAÑO SUEÑO DEL REY (Daniel 2:31-45)...

A continuación sigue diciendo el registro bíblico, que “En el segundo año del reinado de Nabucodonosor, tuvo Nabucodonosor sueños, y se perturbó su espíritu, y se le fue el sueño” (Daniel 2:1).

El rey se sintió profundamente perturbado por sus sueños, pero no podía recordarlos, así que hizo llamar a los magos, astrólogos y encantadores de su corte, para que le explicasen sus sueños y su significado, bajo pena de muerte sino podían revelarle todo.

Cuando Daniel se enteró de la sentencia de muerte que pesaba sobre los magos, astrólogos y encantadores, por su incapacidad para satisfacer el pedido del rey, habló con Arioc capitán de la guardia y le pidió tiempo para consultar a su Dios e implorarle que le revelara el sueño y su interpretación.

Después de hablar con sus compañeros y rogarles que clamasen a Jehová por ayuda, el mismo le fue revelado.

LA REVELACIÓN DEL SUEÑO

Daniel explica (revela) el significado del sueño comenzando con la cabeza de oro (Daniel 2:31-45)...

“Tú, oh rey, veías, y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido. Estabas mirando, hasta que una piedra fue cortada, no con mano, e hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó. Entonces fueron desmenuzados también el hierro, el barro cocido, el bronce, la plata y el oro, y fueron como tamo de las eras del verano, y se los llevó el viento sin que de ellos quedara rastro alguno. Mas la piedra que hirió a la imagen fue hecha un gran monte que llenó toda la tierra. Este es el sueño; también la interpretación de él diremos en presencia del rey. Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te ha dado reino, poder, fuerza y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres, bestias del campo y aves del cielo, él los las entregado en tu mano, y te ha dado el dominio sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. Y después de ti se levantará otro reino inferior al tuyo; y luego un tercer reino de bronce, el cual dominará sobre toda la tierra. Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo. Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero y en parte de hierro, será un reino dividido; mas habrá en él algo de la fuerza del hierro, así como viste hierro mezclado con barro cocido. Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro y en parte de barro cocido, el reino será en parte fuerte, y en parte frágil. Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no se mezcla con barro. Y en los días de estos reyes el Dios del cielo levantará un reino que no será jamás destruido, ni será el reino dejado a otro pueblo; desmenuzará y consumirá a todos estos reinos, pero él permanecerá para siempre, de la manera que viste que del monte fue cortada una piedra, no con mano, la cual desmenuzó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro. El gran Dios ha mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir; y el sueño es verdadero, y fiel su interpretación” (Daniel 2:31-45).

Nosotros no habríamos podido interpretar el sueño con exactitud, si Daniel no nos hubiera dicho que Nabucodonosor era la cabeza de oro: “Tú eres aquella cabeza de oro”. En Isaías 14:4 se le llama a Babilonia “la ciudad... de oro”. Creo que debemos tomar esto en forma literal.

El historiador griego Heródoto visitó a Babilonia noventa años después de Nabucodonosor. En sus crónicas dice que quedó asombrado y maravillado por la cantidad de oro que vio en Babilonia. Contó que sobre los muros de Babilonia habían colocadas carrozas de carrera enchapadas en oro. Todos los edificios de Babilonia estaban cubiertos con oro. No asombra entonces que le llamaran “la ciudad... de oro”.

El dios principal era Bel, a quien como ya dijera, se le llamaba Baal en el territorio de Israel. En medio de este dios creador de todo provino Marduk, quien era como el “Mesías” para la religión babilónica, una falsificación del Evangelio. El dios de Babilonia era Marduk, el dios de oro en el antiguo sistema babilónico. Ellos adoraban el oro. Tenían oro en todas partes, tronos de oro, edificios cubiertos con oro, calzadas de oro, pavimento de oro, muros de oro. Por lo tanto la declaración de Isaías al llamarle a Babilonia “la ciudad... de oro” es completamente literal.

La fe de estos jóvenes fue puesta a prueba

Durante el reinado de Nabucodonosor, Jehová Dios también puso a prueba la fe de los tres amigos de Daniel, quienes también ocupaban posiciones importantes en el imperio. Dice el registro bíblico, que “Por esto en aquel tiempo algunos varones caldeos vinieron y acusaron maliciosamente a los judíos. Hablaron y dijeron al rey Nabucodonosor: Rey, para siempre vive. Tú, oh rey, has dado una ley que todo hombre, al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, se postre y adore la estatua de oro; y el que no se postre y adore, sea echado dentro de un horno de fuego ardiendo. Hay unos varones judíos, los cuales pusiste sobre los negocios de la provincia de Babilonia: Sadrac, Mesac y Abed-nego; estos varones, oh rey, no te han respetado; no adoran tus dioses, ni adoran la estatua de oro que has levantado” (Daniel 3:8-12).

Sabemos claramente que esta acusación se basaba en el decreto de Nabucodonosor. Los caldeos aprovecharon el pretexto para deshacerse de los judíos. No les gustaba que estos hombres que eran cautivos estuvieran en el poder y se iban a valer hasta de lo imposible para acabarlos. Sabían que ellos no iban a hacer lo que ordenaba Nabucodonosor, debido a su compromiso con el Dios de Israel, y así se lo hicieron saber al rey.

La evidencia era la desobediencia de estos tres amigos, quienes fueron acusados de rehusarse a respetar el decreto del rey. Se negaban a servir a dioses paganos y a adorar la estatua de oro.

EL HORNO ARDIENTE

¡Qué valentía ante el horno de fuego! Los amigos de Daniel, tuvieron que pagar el precio (Daniel 3:13-18)...

“Entonces Nabucodonosor dijo con ira y con enojo que trajesen a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Al instante fueron traídos estos varones delante del rey. Habló Nabucodonosor y les dijo: ¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed-nego, que vosotros no honráis a mi dios, ni adoráis la estatua de oro que he levantado? Ahora, pues, ¿estáis dispuestos para que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua que he hecho? Porque si no la adoraréis, en la misma hora seréis echados en medio de un horno de fuego ardiendo; ¿y qué dios será aquel que os libre de mis manos? Sadrac, Mesac y Abed-nego respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: No es necesario que respondamos sobre este asunto. He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” (Daniel 3:13-18).

Los jóvenes desafiaron la orden del rey. La confianza de estos jóvenes estaba en su Dios. A ellos realmente no les importaba si Jehová los libraba o no del horno ardiendo, porque su compromiso con Él no dependía de eso. ¡Ellos le seguirían sirviendo, así Dios los libraba o no! Jesús nos dijo: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28). ¡Cuán interesante es que estos jóvenes supieran esto!

Su respuesta fue poderosa, estaban seguros que aunque Nabucodonosor les diera muerte, aún así Dios los libraría de su mano. Sabían que “estar ausentes del cuerpo [era estar]... presentes al Señor” (2 Corintios 5:8). Por eso le estaban diciendo: “¡Mátenos, si así lo quiere!”. Su convicción era inalterable: “Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado”.

Ellos escuetamente rehusaron obedecer la orden del rey de adorar la estatua. No dependía de su liberación o de lo que el rey pudiera hacerles. Sus convicciones continuaron igual.

Algunas personas se preguntan, por qué los tres amigos de Daniel fueron acusados y no el propio Daniel. En este tipo de inquisición religiosa era normal, que sólo esos que eran específicamente acusados fueran llevados para ser castigados por el rey. Daniel quizá estaba a salvo, viajando fuera de Babilonia, atendiendo los negocios del rey. Sin embargo, tal vez la razón más probable fue la naturaleza de la política de la corte.

Entre los orientales es una práctica común atacar primero a los menos poderosos. De haber tenido suerte con los amigos de Daniel, sin duda se habrían atrevido a atacar al patriarca quien era un amigo íntimo y consejero del rey Nabucodonosor.

Esta fue la experiencia de los jóvenes en el horno ardiendo: “Entonces Nabucodonosor se llenó de ira, y se demudó el aspecto de su rostro contra Sadrac, Mesac y Abed-nego, y ordenó que el horno se calentase siete veces más de lo acostumbrado. Y mandó a hombres muy vigorosos que tenía en su ejército, que atasen a Sadrac, Mesac y Abed-nego, para echarlos en el horno de fuego ardiendo. Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Y como la orden del rey era apremiante, y lo habían calentado mucho, la llama del fuego mató a aquellos que habían alzado a Sadrac, Mesac y Abed-nego. Y estos tres varones, Sadrac, Mesac y Abed-nego, cayeron atados dentro del horno de fuego ardiendo. Entonces el rey Nabucodonosor se espantó, y se levantó apresuradamente y dijo a los de su consejo: ¿No echaron a tres varones atados dentro del fuego? Ellos respondieron al rey: Es verdad, oh rey. Y él dijo: He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses” (Daniel 3:19-25).

¡Nadie jamás había desafiado al rey como hicieron estos hombres! Él se enojó más que nunca, no podía concebir la audacia de estos tres judíos. La expresión en su rostro se transformó, se tornó más amenazadora que nunca. Esperaba con esto intimidarlos y que cambiaran de idea. Estaba completamente furioso, fuera de control.

El rey estaba tan fuera de sí que ordenó que calentasen el horno siete veces más de lo que se calentaba usualmente. ¡Deseaba consumirlos al instante! Este horno debía ser gigantesco, con el fuego emergiendo de su parte superior. Varios hombres vigorosos ascendieron cargando a los jóvenes judíos por las escaleras hasta su tope y los arrojaron dentro del horno.

¡No había escapatoria posible! Cuando estos hombres ascendieron las escaleras y arrojaron atados dentro del horno a los amigos de Daniel, las llamas los envolvieron. El rey perdió a los hombres que asignó para que les dieran muerte a estos jóvenes.

Pero eso no fue todo, porque cuando los tres jóvenes cayeron dentro del horno ¡Nabucodonosor quedó espantado con lo que veía, porque allí había un cuarto hombre que era “semejante a hijo de los dioses”! ¡Muchos teólogos creen que este cuarto hombre era el propio Señor Jesucristo! La Biblia le llama “el ángel de Jehová” y desea que sepamos por el registro, que este cuarto personaje era diferente de los otros tres. Ellos fueron arrojados atados. ¿Cómo se desataron? Dios tal vez les soltó las ligaduras, o tal vez las mismas se quemaron.

Históricamente, Babilonia fue gobernada también por el hijo y el nieto de Nabucodonosor, antes de que sucumbiera bajo el dominio del imperio Medo-persa. La Biblia es absolutamente exacta sobre esto. Luego Babilonia quedó bajo el control de muchas naciones y tuvo que ser sierva de ellas, tal como dice la Escritura.

A los únicos que Nabucodonosor se llevó como cautivos fue a los judíos. Al resto de los pobladores de las naciones que conquistó, les permitió permanecer en sus territorios, trabajando bajo la autoridad de ellos, pero no los llevó a Babilonia. Los israelitas fueron los únicos que llevó como rehenes a Babilonia.

LA LOCURA DE NABUCODONOSOR (Daniel 4:1-18)…

1Nabucodonosor rey, a todos los pueblos, naciones y lenguas que moran en toda la tierra: Paz os sea multiplicada.
2
Conviene que yo declare las señales y milagros que el Dios Altísimo ha hecho conmigo.
3
¡Cuán grandes son sus señales, y cuán potentes sus maravillas! Su reino, reino sempiterno, y su señorío de generación en generación.
4
Yo Nabucodonosor estaba tranquilo en mi casa, y floreciente en mi palacio.
5
Vi un sueño que me espantó, y tendido en cama, las imaginaciones y visiones de mi cabeza me turbaron.
6
Por esto mandé que vinieran delante de mí todos los sabios de Babilonia, para que me mostrasen la interpretación del sueño.
7
Y vinieron magos, astrólogos, caldeos y adivinos, y les dije el sueño, pero no me pudieron mostrar su interpretación,
8
hasta que entró delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, como el nombre de mi dios, y en quien mora el espíritu de los dioses santos. Conté delante de él el sueño, diciendo:
9
Beltsasar, jefe de los magos, ya que he entendido que hay en ti espíritu de los dioses santos, y que ningún misterio se te esconde, declárame las visiones de mi sueño que he visto, y su interpretación.
10
Estas fueron las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama: Me parecía ver en medio de la tierra un árbol, cuya altura era grande.
11
Crecía este árbol, y se hacía fuerte, y su copa llegaba hasta el cielo, y se le alcanzaba a ver desde todos los confines de la tierra.
12
Su follaje era hermoso y su fruto abundante, y había en él alimento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra las bestias del campo, y en sus ramas hacían morada las aves del cielo, y se mantenía de él toda carne.
13
Vi en las visiones de mi cabeza mientras estaba en mi cama, que he aquí un vigilante y santo descendía del cielo.
14
Y clamaba fuertemente y decía así: Derribad el árbol, y cortad sus ramas, quitadle el follaje, y dispersad su fruto; váyanse las bestias que están debajo de él, y las aves de sus ramas.
15
Mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce entre la hierba del campo; sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias sea su parte entre la hierba de la tierra.
16
Su corazón de hombre sea cambiado, y le sea dado corazón de bestia, y pasen sobre él siete tiempos.
17
La sentencia es por decreto de los vigilantes, y por dicho de los santos la resolución, para que conozcan los vivientes que el Altísimo gobierna el reino de los hombres, y que a quien él quiere lo da, y constituye sobre él al más bajo de los hombres.
18
Yo el rey Nabucodonosor he visto este sueño. Tú, pues, Beltsasar, dirás la interpretación de él, porque todos los sabios de mi reino no han podido mostrarme su interpretación; mas tú puedes, porque mora en ti el espíritu de los dioses santos (Daniel 4:1-18).

1. Daniel queda atónito después de escuchar el sueño de Nabucodonosor (Daniel 4:19)...

19Entonces Daniel, cuyo nombre era Beltsasar, quedó atónito casi una hora, y sus pensamientos lo turbaban. El rey habló y dijo: Beltsasar, no te turben ni el sueño ni su interpretación. Beltsasar respondió y dijo: Señor mío, el sueño sea para tus enemigos, y su interpretación para los que mal te quieren (Daniel 4:19).

¡No pudo hablar por casi una hora! ¿Qué había visto y por qué le impactó tanto lo que Nabucodonosor le acababa de relatar?

2. Daniel, después de casi una hora de silencio, comienza a relatarle el significado de su visión (Daniel 4:19-37)...

DANIEL NO TIENE PALABRAS DE CONSUELO O ESPERANZA PARA EL REY (Daniel 4:23-27)...

23Y en cuanto a lo que vio el rey, un vigilante y santo que descendía del cielo y decía: Cortad el árbol y destruidlo; mas la cepa de sus raíces dejaréis en la tierra, con atadura de hierro y de bronce en la hierba del campo; y sea mojado con el rocío del cielo, y con las bestias del campo sea su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos;
24
esta es la interpretación, oh rey, y la sentencia del Altísimo, que ha venido sobre mi señor el rey:
25
Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere.
26
Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna.
27
Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad (Daniel 4:23-27).

¿Llegó de parte de Dios esa... “prolongación de tranquilidad” para el rey? (vs. 29-33). ¡Tuvo todo un año para corregir su manera orgullosa de pensar de sí mismo!...

29Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia,
30
habló el rey y dijo: ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad?
31
Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti;
32
y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere.
33
En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves (Daniel 4:29-33).

EL TESTIMONIO DE NABUCODONOSOR (vs. 34-37)

34Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades.
35
Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?
36
En el mismo tiempo mi razón me fue devuelta, y la majestad de mi reino, mi dignidad y mi grandeza volvieron a mí, y mis gobernadores y mis consejeros me buscaron; y fui restablecido en mi reino, y mayor grandeza me fue añadida.
37
Ahora yo Nabucodonosor alabo, engrandezco y glorifico al Rey del cielo, porque todas sus obras son verdaderas, y sus caminos justos; y él puede humillar a los que andan con soberbia (Daniel 4:34-37).

LA CAÍDA DE BABILONIA

Cuando Nabucodonosor destruyó a Jerusalén se llevó consigo los vasos sagrados del templo. Su nieto Belsasar mostró su corrupción en la forma tan profana cómo usó estos vasos sagrados. Cuatro meses antes de la caída de Babilonia, los medos y los persas habían conquistado ya la mayor parte del territorio que hoy conocemos como Iraq.

Mientras tanto, el rey Nabonides, hijo de Nabucodonosor, quien había construido un palacio real al norte de la ciudad no se encontraba viviendo en Babilonia, sino que su hijo Belsasar actuaba como regente.

Dice la Escritura que Belsasar hizo un gran banquete al que invitó un gran número de convidados. Mientras bebían y se regocijaban, ordenó traer los vasos sagrados del templo de Jerusalén y llenándolos de vino lo repartió entre sus invitados y comenzaron a beber en ellos: “En aquella misma hora aparecieron los dedos de una mano de hombre, que escribía delante del candelero. Entonces el rey palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra” (Daniel 5:5, 6).

El rey aterrado mandó a llamar a todos sus sabios, pero ninguno podía interpretar la escritura. Ya para ese tiempo, nadie se acordaba de Daniel, pero la reina abuela no lo había olvidado. La reina recordaba lo que le ocurrió a su esposo Nabucodonosor. Belsasar, quien se enteró de lo que le sucediera a su abuelo cuando tenía 14 años, en ese momento recordó todo y mandó a llamar a Daniel.

A pesar de lo acontecido a Nabucodonosor, y que el rey había decretado que sólo el Altísimo gobernaba el reino de los hombres, Belsasar seguía a dioses falsos “dioses de plata y oro, de bronce, de hierro, de madera y de piedra”(Daniel 5:4b). Olvidó que el Altísimo es quien lo controla todo.

Cuando Daniel se presentó ante él, le habría encantado oírle decir: “¡Quiero ponerme en bien con Dios!”, pero no escuchó tal cosa. Por eso procedió a interpretar el escrito, y le dijo “Ésta es la interpretación del asunto: MENE: Contó Dios tu reino, y le ha puesto fin. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y dado a los medos y a los persas” (Daniel 5:26, 27). Estas palabras eran en arameo. Pero así como Dios contó el reino de Belsasar, de la misma forma cuenta nuestras acciones.

Cuatro meses antes de la caída de Babilonia, los medos y los persas habían atacado y conquistado casi todas las ciudades y villas alrededor de Babilonia. Usted puede tener una indicación de lo que había ocurrido, en el hecho que Belsasar ofreció “un gran banquete a mil de sus príncipes”(Daniel 5:1b).

Porque... ¿Qué podían estar haciendo mil príncipes en Babilonia? Lo cierto es que se encontraban allí tratando de protegerse, ya sabemos por la historia que en Babilonia antigua había suficiente comida por lo menos para veinte años.

Babilonia se hallaba construida sobre el río Éufrates el cual fluía a través de la ciudad, de tal manera que tenían acceso al agua de continuo. Dentro de la ciudad se encontraban los famosos Jardines Colgantes de Babilonia que se elevaban casi veinticinco metros y eran considerados como una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

La Puerta de Istar daba a una amplia avenida procesional. Pasaba por el palacio de Nabucodonosor y seguía hacia el centro de la ciudad donde se erguía el gran templo Esagila dedicado a Marduk, el dios protector de Babilonia. Al este y oeste del gran templo, en ambas orillas del río Éufrates, se extendía un área de más de cuatrocientas hectáreas en donde se hallaban construidas casas densamente apiñadas, salpicadas de templos pequeños y mercados.

Se estima que esta ciudad fortaleza estaba habitada por unas 150.000 a 200.000 personas y que además estaba protegida por un canal alimentado por el Éufrates y por muros de cinco metros de espesor en la base, los que formaban una circunferencia de diecisiete kilómetros.

Su población era muy diversa, reflejando la historia de los conquistadores y conquistados. Sobre el río se extendía un puente apoyado sobre pilares de ladrillo y asfalto y recubierto de piedra. Su construcción sobre el profundo y turbulento Éufrates representaba un gran logro de la ingeniería.

El río constituía una defensa natural para Babilonia, así como una vía fluvial para las embarcaciones que transportaban mercancías desde países lejanos. Al otro lado del puente los recién llegados entraban a la ciudad por una puerta en el muro interior, el cual tenía veintisiete metros de altura y torres dispuestas a intervalos. Más allá otro muro rodeaba la ciudad sagrada.

En la Biblia se encuentra registrado todo lo concerniente a esta fiesta y lo que hizo Dios. Aunque a esto último no hace mención la historia antigua. Según las crónicas seculares, Ciro el Grande de Persia y sus soldados, conquistaron a Babilonia en el año 539 antes de Cristo, gracias a un asombroso ataque sorpresa.

Heródoto refiere, que mientras los babilonios celebraban su fiesta, Ciro desvió las aguas del río Éufrates hacia un lago en las afueras de la ciudad. Justo al norte de Babilonia arrojaron toneladas de tierra en el río y cambiaron su curso. El Éufrates era un río caudaloso y el proyecto era grandioso, pero emplearon a miles de personas y mientras los babilonios celebraban su festival, el río cambió su curso y los persas avanzaron sobre su lecho seco.

Sabemos que el salón en donde se celebró este banquete en particular, era una caverna subterránea. Debajo del suelo y en los confines de la ciudad de Babilonia se encontraba este famoso salón del banquete, en donde los babilonios creían que estaban protegidos y a salvo de todo.

Pero... ¿En qué momento exacto llegaron los medos y los persas? De acuerdo con las crónicas babilónicas y la Biblia, ocurrió esa misma noche. Antes que Belsasar pudiera pedir ayuda, se vio rodeado por las tropas persas, las que ya le habían dado muerte a todos los que vigilaban las entradas.

En el momento en que rompieron las puertas del salón, comenzaron a darle muerte a los miles que estaban allí reunidos: príncipes, esposas, concubinas y sus familias. Las crónicas babilónicas registran que una división especial corrió directo hacia la plataforma superior en donde estaba Belsasar sentado y le dio muerte.

En una noche acabaron con todos, incluyendo a Belsasar. Ciro entró en Babilonia precedido de una reputación de clemencia, ganada gracias a su espectacular carrera de veinte años. Ya que de ser gobernador de una región persa en el reino de los medos pasó a dominar a los medos y los persas.

Cuando llegó a Babilonia fue recibido como libertador. Según un cronista de la época, el pueblo extendió ramas verdes a su paso, ya que se sentían como “presos cuya cárcel se había abierto”. Ciro instauró un imperio con tolerancia y bondad. De acuerdo con las crónicas babilónicas todo esto ocurrió el 13 de octubre del año 539 antes de Cristo.

Como vemos la imagen del sueño exhibe un deterioramiento de valor en los reinos - oro, plata, bronce y hierro. Conforme la interpretación progresa, los metales se tornan más duros, pero de menos valor. El hierro es mucho más pesado y duro que el oro. El oro puro es blando. Es tan blando que hay que tener mucho cuidado con él, porque es posible romper una pieza de oro de veinticuatro quilates con sólo presionarla con los dedos. Pero el oro tiene un valor especial y conforme vemos la disminución en el valor de los reinos, notamos el aumento de fortaleza de los mismos.




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¡Asombroso cumplimiento de las profecías!

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