sábado, 9 de abril de 2011

Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación en Absoluto

Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación en Absoluto: "Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación En Absoluto



Por Hno. Peter Dimond, O.S.B.



Lista de Secciónes



Introducción

1. La Cátedra de San Pedro sobre Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación – página 8

2. Las Llaves de San Pedro y su Fe Infalible – página 9

• La Cátedra de San Pedro Dice la Verdad que Cristo Mismo Entregó – página 11

3. Cree Dogma como fue una vez declarado – página 13

4. Otros Papas sobre Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación – página 15

5. El Sacramento de Bautismo es la unica Entrada a la Iglesia – pagina 18

6. La Una Iglesia de los Fieles – página 19

7. Sujeción a la Iglesia/Pontífice Romano – página 22

8. El Sacramento de Bautismo es Necesario para la Salvación – página 24

9. Agua es Necesario para el Bautismo y Juan 3:5 es literal – p. 25

10. Infantes No Pueden Ser Salvos Sin Bautismo – página 28

11. Los que Mueren en Pecado Original o Pecado Mortal Descienden al Infierno – página 30

12. Hay Solamente Un Bautismo; No Tres – página 31

13. El Credo Atanasiano – página 33 – y No Hay Ninguna Salvación para miembros del Islam, Judaísmo, o otras hereticas o cismáticas sectas no Católicas – página 36

• Específica Enseñanza Católica contra el Judaísmo – página 37

• Específica Enseñanza Católica contra el Islam – página 38

• Específica Enseñanza Católica contra sectas Protestantes y cismáticas – página 39

• Sobre los bautizados con validez como infantes por miembros de sectas no Católicas – página 41

14. Bautismo de Deseo y Bautismo de Sangre – Tradiciónes Erróneas del Hombre – página 42

• Los Padres son unánime desde el principio sobre Bautismo de Agua – página 43

• Todos los Padres no permanecían consistentes con sus propias afirmaciónes y la Tradición universal de la necesidad absoluta de Bautismo de Agua – página 49

• La teoría de bautismo de sangre – una tradición del hombre – página 51

• Dos de las primeras declaraciónes sobre bautismo de sangre – p. 54

• ¿Santos Sin Bautizar? – los Hechos de los Mártires – página 57

• Los Cuarenta Mártires de Sebaste – página 58

• Santa Emerentiana – página 61

• San Alban y su guardia convertido – página 62

• Resumiendo los Hechos sobre Bautismo de Sangre – página 63

• Bautismos Milagrosos – página 64

• La Teoría de Bautismo de Deseo – una tradición del hombre – página 69

• San Agustín – página 69

• San Ambrosio – página 72

• San Gregorio Nazianzano – página 76

◦ San Gregorio Nazianzano y el Breviario Romano – página 77

• San Juan Crisóstomo – página 78

• La Tradición Litúrgica y la Tradición Apostólica de Entierro – página 79

• Papa San Siricio – página 80

• La Edad Media – página 82

• San Bernardo – página 82

• Santo Tomás de Aquino – página 85

• El Concilio Dogmático de Vienne (1311-1312) – página 88

• Santo Tomás de Aquino rechazó 'Ignorancia Invencible' – página 88

15. Papa San León el Grande Termina el Debate – página 89

• Papa León el Grande declara infaliblemente que el agua de bautismo es inseparable del espíritu de justificación

16. Objeciónes Principales:

- Ses. 6, Cap. 4 del Concilio de Trento – página 96

• Aut utilizado para significar “y” en el contexto de Concilios – p. 98

• Un E-Mail interesante sobre este pasaje de Trento – página 100

- El Dogma, Papa Pío IX y Ignorancia Invencible – página 106

• ¿Qué hay del Papa Pío IX? – página 108

• Singulari Quadem (una alocución a los Cardenales) – página 108

• Quanto Conficiamur Moerore – página 111

• Ignorancia Invencible llega a ser una herejía destructiva, arrasando la necesidad de la Fe Católica en todo mundo – página 115

◦ San Pablo (p. 116), P. Francisco de Vitoria (p. 116), San Agustín y San Prospero (p. 117) contra Ignorancia Invencible

• Otros Papas y Santos contra Ignorancia Invencible – página 118

◦ Papa Benedicto XIV, Papa San Pío X, Papa Pablo III, Papa Gregorio el Grande, P. De Smet, Papa Pelagio I, etc. contra Ignorancia Invencible

• La Sagrada Escritura contra Ignorancia Invencible, y evidencia de la Diseminación Inmediata del Evangelio por todo mundo – p. 121

◦ San Justín Mártir, Hechos de los Apóstoles, las epístolas de San Pablo, San Ireneo, San Clemente, Tertuliano, etc. sobre la diseminación inmediato del Evangelio

◦ Hechos 2:47: el Señor añadía diariamente a la Iglesia los que habían de ser salvos (p. 126)

◦ Evidencia antigua en China y America del Norte y del Sur

• Salvación para los 'Ignorantes Invencibles' reducida a su principio absurdo – página 129

• Jesucristo contra Ignorancia Invencible – página 130

- La Objeción “Interpretación Privada” – página 132

17. Algunas Otras Objeciónes – página 135

• El Catecismo del Concilio de Trento – página 136

• Ses. 7, Can. 4 sobre los Sacramentos – De verdad refuta bautismo de deseo como puede ser visto cuando está comparado con cánones dogmáticos similares – página 140

• Papa Inocente II – página 145

• Papa Inocente III – página 147

• San Alfonso de Liguria – página 149

• La Enseñanza de Trento sobre la Necesidad de Penitencia contra su Enseñanza sobre la Necesidad del Bautismo – página 156

• El Argumento de Silencio – página 159

• El Código de 1917 – página 160

• El Argumento que para algunos es imposible recibir el Bautismo – página 164

• Los Errores de Miguel Du Bay – página 165

• Como puede ser bautismo de deseo contrario a dogma cuando… – página 168

• Cornelio el Centurión – página 170

• El Buén Ladrón y los Santos Inocentes – página 171

• La Herejía “No Se Puede Juzgar” – página 172

• La Herejía “Objetivo-Subjetivo” – página 173

• La objeción “Dentro pero no Miembro” del Msgr. Joseph Clifford Fenton – página 175

• Bayside, Medjugorje, y Otras Apariciónes Falsas – página 178

• El Escapulario Café – página 179

18. El Alma de la Iglesia Herejía – página 180

19. Bautismo de Deseo contra la Enseñanza Universal y Constante de Teólogos – página 183

• Tuas Libenter y el llamado consenso común de teólogos – p. 184

• Los mismos teólogos que ellos adelantan refutan su posición – página 189

• Teólogos son unánime que sólo los bautizados de agua forman parte de la Iglesia – página 191

• Teólogos definen unánime la Iglesia Católica como una unión de Sacramentos – página 194

• La Tradición Universal sobre el Bautismo afirmada aun por catecismos hereticos – página 199

• El Catecismo de Baltimore – página 199

• El Catecismo atribuido al Papa San Pío X – página 201

20. Exultate Deo También Termina el Debate – página 204

21. El Nuevo Testamento es Claro que el Sacramento de Bautismo es Indispensable para la Salvación – página 207

• La Gran Comisión: Mateo 28 y Marco 16 – página 207

• Romanos 5 y 6 – página 208

• I Corintios 12:13 – página 209

• Gálatas 3 - Fe es Bautismo – página 210

• Tito 3:5 - Bautismo Nos Salva – página 212

• Efesios 4:5 – página 213

• Hechos 2 y el Primér Sermón Papal – página 214

• Hechos 16 – El carcelero y toda su casa son bautizados inmediatamente – página 215

• I Pedro 3:20-21 - Bautismo de Agua y la Arca – página 215

22. Otras Consideraciónes Escriturales – página 217

• El Bautismo de Dios – página 217

• Juan 3:5 contra Juan 6:54 – página 218

23. Toda Verdadera Justicia y las Causas de Justificación – p. 219

• Toda verdadera justicia se encuentra con los sacramentos – p. 219

• Las causas instrumental y eficiente de Justificación – página 220

24. Católicos deben creer y profesar que el Sistema Sacramentál en total es necesario para la salvación (de fide) – página 221

25. San Isaac Jogues y San Francisco Javier Contra Ignorancia Invencible y sobre la Necesidad del Bautismo – página 223

26. El Caso de Padre Feeney – página 234

27. Protocolo 122/49 (Suprema haec sacra) – página 238

28. Herejía Antes de Vaticano II – página 248

29. Mystici Corporis – página 253

30. Papa Pío XII, Padre Feeney y el Dogma – página 257

31. El Veredicto ya viene: Boston Acaudilla en un Enorme Escándalo Sacerdotal que Sacude la Nación – página 264

32. Los Herejes Testifican – página 271

33. Una Nota a Los Que Creen en Bautismo de Deseo – página 276

34. El Resultado Degenerado de Herejía contra este Dogma – página 279

35. Ataques Recientes – página 284

• Los Errores del presente Centro San Benedicto – página 284

• La Sociedad de San Pío X – página 290 (Contra las Herejías – p. 291; Carta Abierta a Católicos Confundidos – p. 293; Bombas de Tiempo del Segundo Concilio Vaticano – p. 293; Obispo Fellay dice que Hindús pueden ser salvos – p. 294; Bautismo de Deseo – p. 294; ¿Es Feeneyismo Católico? – p. 298)

• La Sociedad de San Pío V – página 307

• La CMRI – página 313

36. Conclusión – página 316

Apéndice–

• La forma del Bautismo – página 319

• La Profesión de Fe para conversos a la Fe Católica – página 320

• El Credo de los Apóstoles – página 322

Notas al fin – página 322



INTRODUCCIÓN



El dogma Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación y la necesidad del Sacramento de Bautismo pueden ser explicados en una página (mira sección 1 y sección 8). Esto es por que esta verdad es exactamente la misma definida por nuestro primero Papa:



'...el nombre de Nuestro Señor Jesucristo... Y en ningún otro hay salud; porque no hay otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.' (Hechos 4:10,12).



No hay ninguna salvación fuera de Jesucristo, y la Iglesia Católica es su Cuerpo Místico. Y porque no hay entrada a la Iglesia Católica de Cristo sin el Sacramento de Bautismo, esto signífica que sólo Católicos bautizados que mueren en el estado de gracia (y ellos que se hagan Católicos bautizados y mueran en el estado de gracia) pueden esperar ser salvos – punto.



“El que en mí no estuviere, será echado fuera como mal pámpano, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden.' (Juan 15:6)



La unica razón porque este documento que estás mirando es aproximadamente 300 páginas, y examina una variedad de cuestiónes en detalle minucioso, es simplemente por causa de los ataques casi incessantes contra – y negación casi universal de – estas verdades de otro modo facilmente expresadas, en nuestro día.



El lector observará que me he desviado para contestar cada una objeción importante planteada contra el verdadero significado de Fuera de la Iglesia No Hay Salvación y la necesidad del Sacramento de Bautismo, mientras que las personas que escriben libros y artículos contra estas verdades casi nunca se apliquen a ningún argumento de la enseñanza de la Iglesia que adelantamos, simplemente porque no pueden refutar los hechos.



Algunos de los liberales que lean este documento también pusieren la objeción que es “amargo” o “incaritativo.” Pero esto no es verdad. El “fundamento de caridad es fe pura y inmanchada” (Papa Pío XI, Mortalium Animos, #9). Las declaraciónes en este documento relacionadas a Fuera de la Iglesia No Hay Salvación son hechas de un deseo de ser fiel a Jesucristo y Su verdad. Un Católico dice la verdad sobre esta cuestión a su vecino sin compromiso simplemente porque ama a su vecino.



Papa Pío XI, Mortalium Animos (#9), 6 Enero 1928: “Nadie, ciertamente, ignora que San Juan mismo, el Apóstol de la caridad, el cual en su Evangelio parece descubrirnos los secretos del Corazón Santísimo de Jesús, y que solía inculcar continuamente a sus discípulos el nuevo precepto ‘Amaos los unos a otros,’ prohibió absolutamente todo trato y comunicación con aquellos que no profesasen, íntegra y pura, la doctrina de Jesucristo: ‘Si alguno venga a vosotros y no trae esta doctrina, no le recibáis en casa ni le digais: vaya con Dios.’ (II Juan 10).”



Un Católico que rehusa denunciar herejía y herejes (cuando es necesario) no se porta caritativo, sino incaritativo.



Papa León XIII, Sapientiae Christianae (#14), 10 Enero 1890: “Santo Tomás mantiene: ‘Cada uno es obligado a mostrar su fe, o para instruir y confirmar a los demás fieles, o para reprimir los ataques de los infieles.’ Ceder el puesto al enemigo, o callar cuando de todas partes se levanta incesante clamoreo para oprimir a la verdad, propio es, o de hombre cobarde, o de quien duda la verdad de lo que profesa creer.”



El lector también notará que toda sección numerada en este documento se propone ser, en general, completa en si mismo; eso es decir, se puede leer una sección individual de este documento y encontrar las citaciónes pertinentes de la enseñanza de la Iglesia sin tener que buscarlas en otra parte del documento.



Animo vigorosamente al lector que lea el entero documento, porque todos los temas tratados en este documento son importantes, pero, en mi opinión, las secciónes más importantes de este documento que el lector ciertamente no quiera omitir son: 1, 2, 3, 4, 6, 7, 8, 13, 14, 15, 16, 18, 21, 24, 25, 26, 27, 31, 32, 33, y 34.



El lector verá que las conclusiónes formadas en este documento son formadas en base de la enseñanza infalible de la Cátedra de San Pedro. Los que rechazan estos hechos, por siguiente, no simplemente están rechazando mis opiniónes; ellos rechazan la enseñanza de la Cátedra de San Pedro (la enseñanza dogmática de la Iglesia Católica).



Papa Gregorio XVI, Mirari Vos (# 13), 15 Agosto 1832: “Con la admonición del apóstol que ‘hay un Dios, una fe, un bautismo’ (Ef. 4:5) que ellos teman que idean la noción que el seguro refugio de salvación es abierto a personas de cualquier religión. Deben considerar el testimonio de Cristo Mismo que ‘los que no están con Cristo están contra Él,’ (Lucas 11:23) y que dispersan desgraciadamente que no recogen con Él. Por lo tanto, ‘sin duda, perecerán eternamente, a menos que mantenieren la fe Católica entera e inviolada’ (Credo Atanasiano).”



- Hno. Peter Dimond, O.S.B. (3 Mayo 2004),

2do edición (14 Sept. 2006)



1. La Cátedra de San Pedro sobre Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación



Las siguientes declaraciónes sobre Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación son de la más alta autoridad docente de la Iglesia Católica. Son decretos Papales ex cathedra (decretos de la Cátedra de San Pedro). Por siguiente, constituyen la enseñanza provedida a la Iglesia Católica de Jesucristo y los Apóstoles. Tales enseñanzas son inalterables y son clasificadas como parte del Magisterio solemne (la extraordinaria autoridad docente de la Iglesia Católica).



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “Hay de verdad una Iglesia universal de los fieles, fuera de que absolutamente nadie es salvo, en que Jesucristo es ambos sacerdote y sacrificio.”[1]



Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 18 Nov. 1302, ex cathedra:

“Con Fe nos animando estamos obligados a creer y mantener la una, santa, Católica Iglesia y esa, apostólica, y firmemente creemos y simplemente confesamos esta Iglesia fuera de que no hay ninguna salvación ni remisión de pecado... Además, declaramos, decimos, definimos, y proclamamos a toda criatura humana que ellos de necesidad absoluta para la salvación son enteramente sujetos al Pontífice Romano.”[2]



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, Decreto # 30, 1311-1312, ex cathedra:

“Puesto que hay por ambos regulares y seglares, por superiores y súbditos, por exentos y no exentos, una Iglesia universal, fuera de que no hay ninguna salvación, por todos quienes hay un Señor, una fe, y un bautismo...”[3]



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Ses. 8, 22 Nov. 1439, ex cathedra:

“Todo él que desee salvarse debe, ante todo, guardar la fe Católica; pues, a menos que una persona guarde esta fe entera e inviolada, sin duda alguna se perderá para siempre.”[4]



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino,” 1441, ex cathedra:

“La Santa Romana Iglesia firmemente cree, profesa y predica que todos que están fuera de la Iglesia Católica, no solo paganos sino también Judíos o herejes y cismáticos, no pueden compartir la vida eterna y irán al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que estuvieren juntados a la Iglesia antes del fin de la vida; y que la unidad de este cuerpo eclesiástico vale tanto para que solo para los que permanecen en ella los sacramentos de la Iglesia contribuyen a la salvación y ayuno, limosnas, y otras obras de piedad y prácticas de la milicia Cristiana produjen recompensas eternas; y que nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas y aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica.”[5]



Papa León X, Quinto Concilio de Letrán, Sesión 11, 19 Dec. 1516, ex cathedra:

“Así que regulares y seglares, prelados y súbditos, exentos y no exentos, pertenecen a la una Iglesia universal, fuera de que absolutamente nadie es salvo, y todos ellos tienen un Señor y una fe.”[6]



Papa Pío IV, Concilio de Trento, Iniunctum nobis, 13 Nov. 1565, ex cathedra:

“Esta verdadera fe Católica, fuera de que nadie puede ser salvo... Ahora profeso y verdaderamente mantengo...”[7]



Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 Marzo 1743, Profesión de Fe:

“Esta fe de la Iglesia Católica, sin la cual nadie puede ser salvo, y que de motu propio ahora profeso y sinceramente mantengo...”[8]



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, Sesión 2, Profesión de Fe, 1870, ex cathedra:

“Esta verdadera fe Católica, fuera de que nadie puede ser salvo, que ahora voluntariamente profeso y verdaderamente mantengo...”[9]



2. Las Llaves de San Pedro y su Fe Infalible



Es un hecho de la Historia, la Escritura y la Tradición que Nuestro Señor Jesucristo fundó su Iglesia Universal (la Iglesia Católica) sobre San Pedro.



Mateo 16:18-19 - “Y también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Y a ti daré las llaves del reino del cielo; y todo lo que ligares en la tierra será ligado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.”



Nuestro Señor constituó San Pedro el primér Papa, le encargó a él Su entero rebaño, y le dió la suprema autoridad en la Iglesia Universal de Cristo.



Juan 21:15-17 - “Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que estos? Dícele; Sí Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos. Vuélvele a decir la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Respóndele: Sí, Señor: tú sabes que te amo. Dícele: Apacienta mis corderos. Dícele la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Entristecióse Pedro de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y dícele: Señor, tú sabes todas las cosas; tú sabes que te amo. Dícele Jesús: Apacienta mis ovejas.”



Y con la suprema autoridad que Nuestro Señor Jesucristo confirió sobre San Pedro (y sus sucesores, los Papas) viene lo que se llama Infalibilidad Papal. Infalibilidad Papal es inseparable de Supremacía Papal – no sirviera de nada a Cristo constituir a San Pedro cabeza de Su Iglesia (como claramente hizo) si San Pedro o sus sucesores, los Papas, podrían errar en el ejercicio de esa autoridad para enseñar sobre un punto de Fe. La suprema autoridad tiene que ser infalible sobre materias vinculantes de Fe y moralidad; de lo contrario no sea ninguna verdadera autoridad de Cristo en absoluto.



Infalibilidad Papal no signífica que un Papa no puede errar en absoluto, y no signífica que un Papa no puede perder su alma y ser condenado en el Infierno por pecado grave. Signífica que los sucesores de San Pedro (los Papas de la Iglesia Católica Romana) no pueden errar cuando enseñan con su autoridad sobre un punto de Fe o moralidad que toda la Iglesia de Cristo tiene que aceptar. Encontramos la promesa de la fe infalible para San Pedro y sus sucesores en esta referencia de Cristo en Lucas 22.



Lucas 22:31-32 - “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como trigo; Mas he rogado para tí, que tu fe no falte: y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos.”



Satanás quería zarandar a todos los apóstoles (plural) como trigo, pero Jesús rogó por Simón Pedro (singular) que su fe no falte. Jesús está diciendo que San Pedro y sus sucesores (los papas de la Iglesia Católica) tienen una fe infalible cuando enseñan con autoridad un punto de fe or moralidad que toda la Iglesia de Cristo debe aceptar.



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, 1870, ex cathedra:

“ASÍ QUE ESTE DON DE VERDAD Y UNA FE INFALIBLE FUE DIVINAMENTE CONFERIDO SOBRE PEDRO Y SUS SUCESORES EN ESTA CÁTEDRA...”[10]



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, 1870, ex cathedra:

“... la Sede de San Pedro siempre permanece libre de todo error, según la divina promesa de nuestro Señor el Salvador hizo al jefe de Sus discipulos: ‘He rogado para tí [Pedro], que tu fe no falte...’”[11]



Y esta verdad ha sido mantenida desde los tiempos más antiguos en la Iglesia Católica.



Papa San Gelasio I, epístola 42, o Decreto de recipiendis et non recipiendis libris, 495: “Por consiguiente, la sede de Pedro el Apóstol de la Iglesia de Roma es primera, no teniendo ni mancha ni arruga, ni cosa semejante (Ef. 5:27).”[12]



La palabra “infalible” en realidad signífica “no puede fallar” o “indefectible.” Por siguiente, la misma palabra Infalibilidad Papal viene directamente de la promesa de Cristo a San Pedro (y sus sucesores) en Lucas 22, que Pedro tiene una fe infalible. Aunque esta verdad era creida desde el comienzo de la Iglesia, fue específicamente definida como un dogma en el Primero Concilio Vaticano en 1870.

Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, 1870, Sesión 4, Cap. 4:

“...el Pontífice Romano, cuando habla ex cathedra [de la Cátedra de Pedro], eso es, cuando haciendo el deber del pastor y maestro de todos Cristianos según su suprema autoridad apostólica explica una doctrina de fe o moralidad para ser mantenido por la Iglesia universal... opera con esa infalibilidad con que el divino Redentor deseó que Su Iglesia sea instruido al definir doctrina de fe y moralidad; y así tales definiciónes del Pontífice Romano de si mismo, pero no del consenso de la Iglesia, son irrevocables.”[13]



¿Pero como se puede saber cuando un Papa ejerce su Fe infalible para enseñar infaliblemente de la Cátedra de San Pedro? La respuesta es que sabemos por las palabras que usa el Papa o por la manera en que enseña. Vaticano I definió dos requisitos que deben ser cumplidos: 1) cuando el Papa realiza su obligación como Pastor y Maestro de todos Cristianos según su suprema autoridad apostólica; 2) cuando explica una doctrina de fe o moralidad para ser mantenido por toda la Iglesia de Cristo. Un Papa puede cumplir estos dos requisitos en sola una linea, por anatematizar una opinión falsa (como en muchos Concilios dogmáticos) o por decir “De nuestra autoridad apostólica declaramos...” o por decir “Creemos, profesamos, y enseñamos” o por usar palabras de importancia y sentido semejante, que indican que el Papa está enseñando a toda la Iglesia sobre Fe en una manera definitiva y obligatoria.



Así que cuando un Papa enseña de la Cátedra de Pedro en la manera estipulada arriba, no se puede errar. Si podría errar, entonces la Iglesia de Cristo podría estar oficialmente guiado en error, y la promesa de Cristo a San Pedro y Su Iglesia defectaría (que es imposible). Lo que es enseñado de la Cátedra de Pedro por los Papas de la Iglesia Católica es la enseñanza de Jesucristo Mismo. Rechazar lo que es enseñado por los Papas de la Cátedra de Pedro es simplemente desechar a Jesucristo Mismo.



Lucas 10:16 - “Él que a vosotros oye, a mí oye; y el que a vosotros desecha, a mí desecha...”



Mateo 18:17 - “Y si no oyere a la iglesia, tenle por pagano y publicano.”



Papa León XIII, Satis Cognitum, 1896:

“... Cristo instituyó un Magisterio vivo, auténtico y además perpetuo... Si en cierto modo pudiera ser falso, se seguiría de ello, lo cual es evidentemente absurdo, que Dios Mismo sería el autor del error de los hombres.”[14]



LA CATEDRA DE PEDRO DICE LA VERDAD QUE CRISTO MISMO ENTREGÓ



Las verdades de fe que han sido proclamadas por los Papas hablando infaliblemente de la Cátedra de Pedro se llaman dogmas. Los dogmas constituyen lo que se llama el depósito de Fe. Y el depósito de Fe terminó con la muerte del último apóstol.

Papa San Pío X, Lamentabile, Los Errores de los Modernistas #21: “La Revelación, que constituye el objeto de fe Católica, no fue completada con los apóstoles.”[15] - Condenado



Esto signífica que cuando un Papa define un dogma de la Cátedra de Pedro él no hace verdad el dogma, sino proclama lo que ya es verdad, que ya ha sido revelado por Cristo y entregado a los Apóstoles. Los dogmas por siguiente son incambiables, por supuesto. Uno de estos dogmas en el depósito de Fe es que Fuera de la Iglesia Católica No Hay Ninguna Salvación. Ya que esto es la enseñanza de Jesucristo, nadie se permite disputar o cuestionar este dogma; se debe simplemente aceptarlo. No importa si no le gusta el dogma, no comprende el dogma, o no ve la justicia del dogma. Si alguno no lo acepta como verdad infalible, entonces simplemente no acepta a Jesucristo, porque el dogma viene a nosotros de Jesucristo.



Papa León XIII, Satis Cognitum (# 9), 29 Junio 1896:

“...¿puede ser lícito para alguien rechazar alguna de esas verdades sin por ese mismo hecho precipitarse en la herejía? – ¿sin separarse de la Iglesia? – ¿sin repudiar en conjunto toda la doctrina cristiana? Pues tal es la naturaleza de fe, que nada puede ser más absurdo que aceptar algunas cosas y rechazar otras. La fe, como la Iglesia profesa, es esa virtud sobrenatural por la que... creemos que lo que nos ha sido revelado por El es verdadero; y lo creemos no a causa de la verdad intrínseca de las cosas, vista con la luz natural de nuestra razón [autór: eso es, no porque a nos parece correcto], sino a causa de la autoridad de Dios Mismo, que nos revela esas verdades y que no puede engañarse ni engañarnos... Al contrario, quien en un solo punto rehúsa su asentimiento a las verdades divinamente reveladas, en realidad abdica de toda la fe, pues rehúsa someterse a Dios en cuanto a que es la soberana verdad y el motivo propio de la fe.”[16]



Los que rehusan creer en el dogma Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación hasta ellos entienden como es justo están simplemente deteniendo su Fe en la Revelación de Cristo. Los que tienen la verdadera Fe en Cristo (y Su Iglesia) aceptan Su enseñanza primero y entienden la verdad en ella (i.e. porque es verdad) segundo. Un Católico no detiene su creencia en la revelación de Cristo hasta puede entenderla. Eso es la mentalidad de un incrédulo hereje que tiene orgullo insufrible. San Anselmo resume la verdadera perspectiva Católica sobre este punto.



San Anselmo, Doctór de la Iglesia, Proslogion, Cap. 1: “Porque yo no busco entender para que puedo creer, mas creo para entender. Porque esto también creo, que sino creyera, no entendería.”[17]



Romanos 11:33-35 - “O profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! Cuán incomprensibles son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿o quién fue su consejero? ¿O quién le dió a él primero, para que le sea recompensado?”



Isaías 55:8-9 - “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dice Jehová. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.”



3. Cree Dogma como fue una vez declarado



Hay solamente una manera de creer dogma: como santa madre Iglesia una vez ha declarado.



Papa Pío IX, Primero Concilio Vaticano, Ses. 3, Cap. 2 sobre Revelación, 1870, ex cathedra: “Así que también, ése entendimiento de sus sagrados dogmas debe ser retenido permanentemente, que Santa Madre Iglesia una vez ha declarado; y nunca debe ser un retroceso de ése significado bajo el especioso nombre de un entendimiento más profundo.”[18]



Esta definición del Primero Concilio Vaticano es de maxima importancia para la pureza dogmática, porque la manera principal en que el diablo intenta corromper las doctrinas de Cristo es por provocar hombres a alejarse (moverse lejos) de los dogmas de la Iglesia como una vez han sido declarados. No hay ningún sentido de un dogma diferente de lo que las palabras mismas dicen y declaran, así que el diablo intenta provocar a los hombres “entender” y “interpretar” estas palabras en una diferente manera que santa madre Iglesia las ha declarado.



Muchos de nosotros han tratado con personas que intentaban encontrar una explicación convincente para el claro sentido de las definiciónes sobre Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación por decir, “tienes que entenderlas.” Lo que en realidad quieren decir es que tienes que entenderlas en una manera diferente de lo que las palabras mismas dicen y declaran. Y esto es exactamente lo que el Primero Concilio Vaticano condena. Condena su desvío del entendimiento de un dogma que santa madre Iglesia una vez ha declarado a un sentido diferente, bajo el especioso (falso) nombre de un “entendimiento más profundo.”



Además que los que arguyen que debemos “entender” dogmas en una diferente manera que las palabras mismas dicen y declaran, hay los que, cuando están presentados con las definiciónes dogmáticas sobre Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación, dicen, “eso es tu interpretación.” Empequeñecen las palabras de una fórmula dogmática a nada más que una interpretación privada. Y esto también es herejía.



Papa San Pío X, Lamentabile, Los Errores de los Modernistas, 3 Julio 1907, #22:

“Los dogmas que la Iglesia profesa como revelados no son verdades caídas del cielo, sino un tipo de interpretación de hechos de religión, que la mente humana por un esfuerzo laborioso preparó para si mismo.”– Condenado[19]



Papa San Pío X, Lamentabile, Los Errores de los Modernistas, 3 Julio 1907, #54:

“Los dogmas, los sacramentos, la jerarquía, en lo que concierne ambos la idea y la realidad, son nada más que interpretaciónes y la evolución de inteligencia Cristiana, que han aumentado y perfeccionado el pequeño germen latente en el Evangelio.”– Condenado[20]



Dogmas de la fe, como Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación, son verdades caídas del cielo; no son interpretaciones. Acusar a alguno que se adhiere fielmente a estas verdades caídas del cielo de hacer “interpretación privada” es decir herejía.



El mismo propósito de una DEFINICIÓN dogmática es DEFINIR exactamente lo que la Iglesia quiere decir por las mismas palabras de la fórmula. Si no haga esto por estas mismas palabras en la fórmula o documento (como dicen los Modernistas) entonces haya fallado en su primero propósito – definir – y fuera inútil y sin valor.



Alguno que dice que debemos interpretar o entender el sentido de una definición dogmática, en una manera que se contradice con su redacción real, está negando el entero propósito de la Cátedra de Pedro, Infalibilidad Papal y definiciónes dogmáticas. Está aseverando que definiciónes dogmáticas son inútiles, sin valor, y fatuas y que la Iglesia es inútil, sin valor, y fatua por hacer tal definición.



También, los que insisten en que infalibles DEFINICIÓNES necesitan ser interpretados por declaraciónes no infalibles (e.g., de teólogos, catecismos, etc.) también están negando el entero propósito de la Cátedra de Pedro. Están subordinando la enseñanza dogmática de la Cátedra de Pedro (verdades del cielo) a la reconsideración de falibles documentos humanos, así invertiendo su autoridad, pervertiendo su integridad, y negando su propósito.

Papa Gregorio XVI, Mirari Vos (#7), 15 Agosto 1832: “... nada de las cosas designadas debe ser disminuida; nada cambiada; nada añadida; mas deben ser preservadas según ambos expresión y significado.”[21]



Por lo tanto, no hay interpretación “estricta” y “suelta” de Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación, como a los herejes liberales les gusta enfatizar; sólo hay lo que la Iglesia una vez ha declarado.



4. Otros Papas sobre Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación



Más que las ex cathedra (de la Cátedra de Pedro) declaraciónes de los Papas, un Católico debe creer también lo que es enseñado por la Iglesia Católica como divinamente revelado en su Magisterio ordinario y universal (Magisterio = la autoridad docente de la Iglesia).



Papa Pío IX, Primero Vaticano, Ses. III, Cap. 3, ex cathedra: “Además, por fe divina y Católica, todas las cosas deben ser creidas que están contenidas en la palabra escrita de Dios y en la tradición, y las que están propuestas por la Iglesia, o en una declaración solemne o en su poder enseñador ordinario y universal, por ser creidas como divinamente reveladas.”[22]



La enseñanza del Magisterio Ordinario y Universal consiste en las doctrinas que Papas, por su enseñanza común y universal, proponen para ser creidas como divinamente reveladas. Por ejemplo, en su enseñanza común y universal, aproximadamente 10 Papas han denunciado el concepto heretico de libertad de conciencia y adoración como contrario de Revelación. Un Católico no puede rechazar esa enseñanza. La enseñanza del Magisterio Ordinario y Universal nunca puede contradecirse con la enseñanza de la Cátedra de Pedro (las definiciónes dogmáticas), por supuesto, porque ambos son infalibles. Así que efectivamente no es necesario considerar el Magisterio Ordinario y Universal en relación a Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación, porque este dogma ha sido definido de la Cátedra de Pedro y nada del Magisterio Ordinario y Universal no puede posiblemente contradecirse con la Cátedra de Pedro. Así precávese a los herejes que intentan encontrar maneras de negar la enseñanza dogmática de la Iglesia sobre Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación por llamar declaraciónes falibles y no Magisteriosas que contradicen este dogma, parte del “Magisterio Ordinario y Universal,” cuando no son. Esta es una estratagema ingeniosa de los herejes.



Pero las siguientes referencias de muchos Papas son reafirmaciónes del dogma Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación. Estas enseñanzas de los Papas son parte del Magisterio Ordinario y Universal – y así son infalibles – porque reiteran la enseñanza de la Cátedra de San Pedro sobre el dogma Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación.

Papa San Gregorio el Grande, citado en Summo Iugiter Studio, 590-604:

“La santa Iglesia universal enseña que no es posible adorar a Dios verdaderamente excepto en ella y asevera que todos que están fuera de ella no serán salvos.”[23]



Papa Inocente III, Eius exemplo, 18 Dic. 1208:

“Por el corazón creemos y por la boca confesamos la una Iglesia, no de herejes, sino la Santa Romana, Católica, y Apostólica Iglesia fuera de que creemos que nadie es salvo.”[24]



Papa Clemente VI, Super quibusdam, 20 Sept. 1351:

“En el segundo lugar, pedimos si vosotros y los Armenianos obedientes a vos creeis que ningún hombre de los caminantes fuera de la fe de esta Iglesia, y fuera de la obediencia al Papa de Roma, puede al fin ser salvo.”[25]



Papa San Pío V, Bula excomulgando a la heretica Reina Isabel de Inglaterra, 25 Feb. 1570: “La soberana jurisdicción de la una santa Católica y Apostólica Iglesia, fuera de que no hay ninguna salvación, ha sido dado por Él [Jesucristo], al Cual todo poder en el Cielo y la Tierra es dado, el Rey que reina en las alturas, solamente a una persona sobre la faz de la Tierra, a Pedro, príncipe de los Apóstoles… Si alguno contraviniere esto Nuestro decreto, le obligamos con el mismo vínculo de anatema.”[26]



Papa León XII, Ubi Primum (# 14), 5 Mayo 1824:

“Es imposible para el más verdadero Dios, quien es Verdad misma, el mejor, el más sabio Proveedor, y el Premiador de buenos hombres, aprobar todas sectas que profesan enseñanzas falsas que frecuentemente son inconsistentes una a otra y contradictorias, y conferir recompensas eternas sobre sus miembros... por fe divina mantenemos un Señor, una fe, un bautismo... Esto es porque profesamos que no hay ninguna salvación fuera de la Iglesia.”[27]



Papa León XII, Quod hoc ineunte (# 8), 24 Mayo 1824: “Nos dirigimos a todos vosotros que todavía están separados de la verdadera Iglesia y el camino a salvación. En este jubilo universal, falta una cosa: que habiendo sido llamados por la inspiración del Espíritu Celestial y habiendo rompido toda trampa decisiva, podais acordarse sinceramente con la madre Iglesia, fuera de cuyas enseñanzas no hay ninguna salvación.”[28]



Papa Gregorio XVI, Mirari Vos (# 13), 15 Agosto 1832: “Con la admonición del apóstol que ‘hay un Dios, una fe, un bautismo’ (Ef. 4:5) que ellos teman que idean la noción que el seguro refugio de salvación es abierto a personas de cualquier religión. Deben considerar el testimonio de Cristo Mismo que ‘los que no están con Cristo están contra Él,’ (Lucas 11:23) y que ellos dispersan desgraciadamente que no recogen con Él. Por lo tanto, ‘sin duda, perecerán eternamente, a menos que mantenieren la fe Católica entera e inviolada’ (Credo Atanasiano).”[29]



Papa Gregorio XVI, Summo Iugiter Studio (# 2), 27 Mayo 1832:

“Finalmente algunos de estas personas descaminadas intentan persuadir a si mismos y a otros que hombres no son salvos solamente en la religión Católica, sino que aun herejes pueden lograr la vida eterna.”[30]



Papa Pío IX, Ubi primum (# 10), 17 Junio 1847: “Puesto que ‘hay una Iglesia universal fuera de que nadie es salvo en absoluto; contiene prelados regulares y seglares juntos con los bajo su jurisdicción, todos quienes profesan un Señor, una fe y un bautismo.”[31]



Papa Pío IX, Nostis et Nobiscum (# 10), 8 Dic. 1849: “En particular, asegúrense que los fieles estén profundamente y totalmente convencidos de la verdad de la doctrina que la fe Católica es necesaria para lograr la salvación. (Esta doctrina, recibida de Cristo y enfatizada por los Padres y Concilios, está contenida también en las fórmulas de la profesión de fe utilizadas por Católicos Latinos, Griegos y Orientales).”[32]



Papa Pío IX, Índice de Errores Modernos, 8 Dic. 1864 – Proposición 16: “El hombre puede, en la observancia de cualquier religión, encontrar la via de salvación eterna, y llegar a la salvación eterna.”[33] – Condenado



Papa León XIII, Tametsi futura prospicientibus (# 7), 1 Nov. 1900: “Cristo es la ‘Via’ del hombre; la Iglesia también es su ‘Via’... Por lo tanto, todos que se propondrían encontrar la salvación aparte de la Iglesia, están descarriados y se esfuerzan en vano.”[34]



Papa San Pío X, Iucunda sane (# 9), 12 Marzo 1904: “Pero al mismo tiempo no podemos menos que acordar a todos, grandes y pequeños, como hizo Papa San Gregorio, de la necesidad absoluta de recurrir a esta Iglesia para tener salvación eterna...”[35]



Papa San Pío X, Editae saepe (# 29), 26 Mayo 1910: “La Iglesia sola posee junta con su magisterio el poder de gubernar y santificar la sociedad humana. Por sus ministros y sirvientes (cada uno en su propia posición y cargo), ella confiere sobre la humanidad apropiados y necesarios medios de salvación.”[36]



Papa Pío XI, Mortalium Animos (# 11), 6 Enero 1928: “La Iglesia Católica está sola al conservar el verdadero culto. Esta es la fuente de verdad, este es el hogar de fe, este es el templo de Dios: si algún hombre no entre aquí, o si algún hombre salga de ella, es un extraño a la esperanza de vida y salvación.”[37]



5. El Sacramento de Bautismo es la unica Entrada a la Iglesia



La Iglesia Católica siempre ha enseñado que recibir el Sacramento de Bautismo es la unica via para entrar la Iglesia de Cristo, fuera de que no hay ninguna salvación.



Papa Julio III, Concilio de Trento, Sobre los Sacramentos de Bautismo y Penitencia, Ses. 14, Cap. 2, ex cathedra: “Pero de hecho este sacramento [Penitencia] es visto diferir del bautismo en muchos respectos. Porque, aparte del hecho que la materia y forma, por cuales la esencia de un sacramento es constituida, son totalmente distintas, ciertamente no hay duda que el ministro de bautismo no necesita ser un juez, porque la Iglesia no ejerce juicio sobre nadie que no la ha entrado antes por la puerta del bautismo. Porque ¿qué me va a mí en juzgar a los que están fuera? (1 Cor. 5:12), dice el Apóstol. Es diferente para los del hogar de la fe, quienes Cristo el Señor por el lavacro de bautismo una vez ha hecho ‘miembros de su propio cuerpo’ (1 Cor. 12:13).”[38]



Esta definición tiene significancia particular porque prueba que sólo por bautismo de agua es alguno incorporado en el Cuerpo de la Iglesia. La significancia de esto se volverá más claro en las siguientes secciónes donde está probado que asociación en el Cuerpo es necesaria para la salvación.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual, mantiene el primér lugar entre todos los sacramentos; por él somos hechos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[39]



Papa Pío XII, Mystici Corporis (# 22), 29 Junio 1943: “En realidad solo ellos deben ser numerados entre los miembros de la Iglesia que han recibido el lavacro de regeneración [bautismo de agua] y profesan la verdadera fe.”[40]



Papa Pío XII, Mystici Corporis (# 27), 29 Junio 1943: “Él (Cristo) también determinó que por Bautismo (cf. Jn. 3:5) los que creyeren serían incorporados en el Cuerpo de la Iglesia.”[41]



Papa Pío XII, Mediator Dei (# 43), 20 Nov. 1947: “En la misma manera, que en realidad el bautismo es la marca distintiva de todos Cristianos, y sirve para diferenciarles de los que no han sido limpiados en este chorro purificador y por siguiente no son miembros de Cristo, el sacramento de santos órdenes diferencia al sacerdote del resto de los fieles que no han recibido esta consagración.”[42]



6. La Una Iglesia de los Fieles



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “HAY DE VERDAD UNA IGLESIA UNIVERSAL DE LOS FIELES, fuera de que absolutamente nadie es salvo, en que Jesucristo es ambos sacerdote y sacrificio.”[43]



La primera definición dogmática de la Cátedra de Pedro sobre Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación (del Papa Inocente III) enseñó que la Iglesia Católica es la una Iglesia “de los fieles,” fuera de que absolutamente nadie es salvo. ¿Pero quienes son “los fieles”? ¿Es posible considerar como parte de “los fieles” alguno que no ha recibido el bautismo? Si consultemos la Tradición Católica, la respuesta es un resonante “no”.



Como muchos de vosotros sabeis, la Misa Católica es dividida en dos partes: la Misa de los catecúmenos (los que están preparando para recibir bautismo) y la Misa de los fieles (los bautizados).



En la Iglesia antigua, los catecúmenos sin bautizar (i.e. los que no habían recibido el Sacramento de Bautismo) tenían que salir después de la Misa de los catecúmenos, cuando los fieles profesaban el Credo. Los sin bautizar no eran permitidos quedarse para la Misa de los fieles, porque es sólo por recibir el Sacramento de Bautismo que alguno se hace uno de los fieles. Esta es la enseñanza de Tradición.



Casimir Kucharek, La Liturgia Byzantina-Eslava de San Juan Crisóstomo:

“En Canon 19 del Sínodo de Laodicea (A.D. 343-381), por ejemplo, leemos: ‘Después de los sermones de los obispos, la oración para los catecúmenos debe ser dicho solo primero; cuando los catecúmenos han salido, la oración para los penitentes; y después de estas... deben ser ofrecidas las tres oraciónes de los fieles...’”[44]

Aquí vemos el Sínodo de Laodicea del 4to siglo afirmando la tradición que catecúmenos sin bautizar tenían que salir de la Liturgia antes que empezaba la Misa de los Fieles. Y esta distinción entre la Misa de los Catecúmenos y la Misa de los Fieles era matéria básica en los ritos antiguos de la Iglesia Católica. Por lo tanto, P. Casimir Kucharek, en su gran obra sobre la Liturgia Byzantina-Eslava de San Juan Crisóstomo, dice que la Liturgia de los Catecúmenos es “presente en todos Ritos...”[45] En otras palabras, todos los ritos Católicos antiguos testimoniaban al hecho que ninguna persona sin bautizar podría ser considerado como parte de los fieles ¡porque todos dejaban salir a los catecúmenos sin bautizar antes que empezaba la Misa de los Fieles!



Así P. Casimir Kucharek además escribe,



“[San] Atanasio menciona que ellos (catecúmenos) no fueron permitidos estar presente en los misterios, mientras Cirilo de Alexandría habla de su partida antes de las partes más solemnes del servicio.”[46]



La Enciclopedia Católica reconoce la misma enseñanza de Tradición.



La Enciclopedia Católica, “Fiel,” Vol. 5, p. 769: “San Agustín (dice): ‘Pide a un hombre: ¿eres Cristiano? Si sea pagano o Judío, responderá: No soy Cristiano. Pero si diga: Soy Cristiano, pídele otra vez: ¿eres catecúmeno, o uno de los fieles?’”[47]

En el tercero siglo, el padre de la Iglesia antigua Tertuliano criticó el costumbre de ciertos herejes que desatendían esta distinción crucial entre los sin bautizar y los fieles.



La Enciclopedia Católica, “Catecúmeno,” Vol. 3, p. 430: “Tertuliano reprocha a los herejes de desatenderlo; entre ellos, dice él, ‘alguno no sabe quien es el catecúmeno y quien el fiel, todos iguales vienen [a los misterios], todos oyen los misos discursos, y dicen las mismas oraciónes.”[48]



Finalmente, citaré una oración de la antigua Liturgia Byzantina-Eslava de San Juan Crisóstomo. La oración fue recitada en la despedida de los catecúmenos antes que empezaba la Misa de los fieles.



Liturgia Byzantina-Eslava de San Juan Crisóstomo, Despedida de los Catecúmenos: “Nosotros, los fieles, oremos para los catecúmenos, que el Señor tenga misericordia en ellos... Señor y Dios, Jesucristo, como la salvación de humanidad: mira abajo sobre tus sirvientes, los catecúmenos, que inclinan sus cabezas ante te. En tiempo maduro házlos dignos de los aguas de regeneración, el perdón de sus pecados, y el manto de inmortalidad. Una ellos a su santa, católica, y apostólica iglesia, y númeralos entre tu rebaño escogido.”[49]



Aquí vemos que la antigua liturgia rito-oriental de San Juan Crisóstomo hace una distinción fuerte entre los sin bautizar (los catecúmenos) y los fieles. Confirma que porque los catecúmenos no están bautizados en los fieles, no están perdonados de sus pecados ni unidos a la Iglesia Católica. Los sin bautizar no pertenecen a la una Iglesia de los fieles. Esto es parte de la antigua Fe Católica. Y por supuesto este hecho no es probado ser parte de la antigua Fe Católica simplemente porque un padre de la antigua Iglesia lo dijo – ya que una declaración de un padre de la Iglesia antigua particular no prueba esto definitivamente; sino más bien es probado porque los testimonios de los antedichos santos están en perfecta harmonia con la clara enseñanza del culto litúrgico Católico, que divide la Misa de los Catecúmenos de la Misa de los Fieles. Es, por siguiente, la enseñanza y regla del culto Católico que ninguna persona sin bautizar debe ser considerada parte de los fieles. Y esto es porque a todos que murieron sin el Sacramento de Bautismo fue rechazado el entierro Cristiano en todas partes de la Iglesia universal desde el principio.



Y porque esta era la regla universal de culto en la Iglesia Católica, era la expresión de la Fe y Tradición universal de la Iglesia Católica.



Papa Pío XI, Quas Primas (# 12), 11 Dic. 1925: “La perfecta armonía de las liturgias Orientales con las nuestras en esta perpetua alabanza a Cristo Rey muestra otra vez la verdad del axioma: Legem credendi lex statuit supplicandi. La ley de fe es indicada por la ley de nuestro culto.”[50]



Por siguiente, sería contrario a Tradición aseverar que una persona que no ha recibida el Sacramento de Bautismo pertenece a los fieles.



San Juan Crisóstomo (Hom. in Io. 25, 3), (4to Siglo):

“Porque el Catecúmeno es un extraño a los Fieles... Uno tiene Cristo por su Rey; el otro pecado y el diablo; la comida de uno es Cristo; del otro, esa carne que decae y perece... Así que nosotros no tenemos nada en común, en que, diga me, tuviéremos comunión?... Pues, que prestemos diligencia para que podemos hacernos ciudadanos de la ciudad arriba... porque si viniere a pasar (¡que Dios prohibe!) que por la súbita llegada de la muerte salgamos para allá no iniciados [sin bautizar], aunque tuviéremos diez mil virtudes, nuestra porción fuere ninguna otra que el infierno, y el gusano venenoso, y fuego inapagable, y vínculos indisolubles.”



San Ambrosio, (4to Siglo) Obispo y Doctor de la Iglesia:

“Ya empezaré a instruir a vosotros sobre el sacramento que habéis recibido; cuya natura no era apropriada hablar a vos antes; porque en el Cristiano lo que viene primero es fe. Y en Roma por esta razón los que han sido bautizados son llamados los fieles (fideles).”[51]



Esta enseñanza de Tradición es porque en el Rito Tradicional de Bautismo, es pedida al catecúmeno sin bautizar que desea él de la santa Iglesia, y responde “Fe.” El catecúmeno sin bautizar no tiene “la Fe,” así la roga de la Iglesia en el “Sacramento de Fe” (Bautismo), que solo le hace uno de “los fieles.” Esto es porque el Sacramento de Bautismo ha sido conocido desde tiempos apostólicos como “el Sacramento de Fe.”



Catecismo del Concilio de Trento, De Bautismo – Efectos de Bautismo:

“... Bautismo ... el Sacramento de fe...”[52]



Catecismo del Concilio de Trento, De Bautismo – Efecto Segundo: Carácter Sacramental: “... Bautismo... Por él somos calificados para recibir los otros Sacramentos, y el Cristiano es distinguido de los que no profesan la fe.” [53]



Papa Clemente VI, Super quibusdam, 20 Sept. 1351:

“... todos que en bautismo han recibido la misma fe Católica...” [54]



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 7 sobre la Justificación, ex cathedra:

“... EL SACRAMENTO DE BAUTISMO, EL CUAL ES ‘EL SACRAMENTO DE FE... ESTA FE, SEGÚN LA TRADICION APOSTÓLICA, CATECÚMENOS RUEGAN DE LA IGLESIA ANTES DEL SACRAMENTO DE BAUTISMO, cuando piden por ‘fe que presta vida eterna,’ (Rit. Rom., Ordo Baptismi).”[55]



Y con estos hechos en consideración (que un catecúmeno “ruega” por la fe porque no es parte de los fieles), recuerda la definición del Papa Inocente III en el Cuarto Concilio de Letrán: “Hay de verdad una Iglesia universal de los fieles, fuera de que absolutamente nadie es salvo...” El Latín original dice: “Una vero est fidelium universalis ecclesia, extra quam nullus omnino salvatur...” Las palabras Latinas nullus omnino signífican “absolutamente nadie.” Absolutamente nadie fuera de la una Iglesia de los fieles es salvo. Ya que la una Iglesia de “los fieles” sólo incluye a los que han recibido el Sacramento de Bautismo - como muestran tradición apostólica, tradición litúrgica, y el dogma de la Iglesia - esto signífica que absolutamente nadie es salvo sin el Sacramento de Bautismo.



7. Sujeción a la Iglesia/Pontífice Romano



La segunda definición de la Cátedra de Pedro sobre Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación vino del Papa Bonifacio VIII en la bula Unam Sanctam.



Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 18 Nov. 1302, ex cathedra:

“Por Fe animados estamos obligados a creer y mantener la una, santa, Católica Iglesia y esa, apostólica, y firmemente creemos y simplemente confesamos esta Iglesia fuera de que no hay ninguna salvación ni remisión de pecado... Además, declaramos, decimos, definimos, y proclamamos a toda criatura humana que ellos de necesidad absoluta para la salvación son enteramente sujetos al Pontífice Romano.” [56]

Esto signífica infaliblemente que toda criatura humana debe ser sujeta al Pontífice Romano para la salvación. Obviamente, esto no signífica que uno debe ser sujeto a un Antipapa para la salvación, que es lo que tenemos hoy. Signífica que todos deben ser sujetos al Papa verdadero, si y cuando tenemos uno.



¿Pero como son infantes sujetos al Pontífice Romano? Esta es buena pregunta. Nota que Papa Bonifacio VIII no declaró que toda criatura humana debe conocer al Pontífice Romano, sino que toda criatura humana debe ser sujeto al Pontífice Romano. Infantes son hechos sujetos al Pontífice Romano por su bautismo en la una Iglesia de Cristo, de que el Pontífice Romano es el cabeza.



Papa León XIII, Nobilissima (# 3), 8 Feb. 1884:

“La Iglesia, custodia de la integridad de la Fe - que, en virtud de su autoridad, comisionada de Dios su Fundador, debe llamar a todas naciónes al conocimiento de la sabiduría Cristiana, y que es por siguiente obligada a vigilar minuciosamente sobre la enseñanza y educación de los niños puestos bajo su autoridad por bautismo...”[57]



Niños son puestos bajo la autoridad de la Iglesia por el bautismo. Pues, por su bautismo son hechos sujetos al Pontífice Romano, porque el Pontífice Romano posee la suprema autoridad en la Iglesia (Primero Concilio Vaticano, de fide). Esto prueba que bautismo es de verdad el primér componente para determinar si alguno sea sujeto o no al Pontífice Romano. Si alguno no haya sido bautizado, entonces no puede ser subjeto al Pontífice Romano, porque la Iglesia ejerce juicio (i.e., jurisdicción) sobre nadie que no ha entrado la Iglesia por el Sacramento de Bautismo (de fide).



Papa Julio III, Concilio de Trento, Sobre los Sacramentos de Bautismo y Penitencia, Ses. 14, Cap. 2, ex cathedra: “... porque la Iglesia no ejerce juicio sobre nadie que no la ha entrado antes por la puerta del bautismo. Porque ¿qué me va a mí en juzgar a los que están fuera? (1 Cor. 5:12), dice el Apóstol. Es diferente para los del hogar de la fe, quienes Cristo el Señor por el lavacro de bautismo una vez ha hecho ‘miembros de su propio cuerpo’ (1 Cor. 12:13).” [58]



No es posible, por siguiente, ser sujeto al Pontífice Romano sin recibir el Sacramento de Bautismo, porque la Iglesia (y el Pontífice Romano) no puede ejercer juicio (jurisdicción) sobre una persona sin bautizar (de fide, Trento). Y porque no es posible ser sujeto al Pontífice Romano sin el Sacramento de Bautismo, no es posible salvarse sin el Sacramento de Bautismo, porque toda criatura humana debe ser subjeto al Pontífice Romano para la salvación (de fide, Bonifacio VIII).







8. El Sacramento de Bautismo es Necesario para la Salvación



Para mostrar además que el Sacramento de Bautismo es necesario para la salvación, voy a citar muchas otras declaraciónes infalibles de la Cátedra de San Pedro.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Ses. 7, Can. 5 sobre el Sacramento de Bautismo, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el Sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[59]



Esta infalible definición dogmática de la Cátedra de San Pedro condena a alguno que dice que el Sacramento de Bautismo no es necesario para la salvación. El Sacramento de Bautismo es necesario para todos para la salvación, primero, porque, como el Concilio de Trento define, toda la humanidad (excepto la Bendita Virgen Maria) eran concebidos en un estado de pecado original a raíz del pecado de Adán, el primér hombre. El Sacramento de Bautismo también es necesario para todos para la salvación porque es el medio por cual uno es marcado como miembro de Jesucristo y incorporado en Su Cuerpo Místico. Y al definir la verdad que todos hombres eran concebidos en el estado de Pecado Original, el Concilio de Trento específicamente declaró que la Bendita Virgen Maria fue una excepción a su decreto sobre Pecado Original.[60] Pero al definir la verdad que el Sacramento de Bautismo es necesario para la salvación, el Concilio de Trento no hizo ninguna excepción en absoluto.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439: “Santo bautismo, el cual es la puerta de la vida espiritual, mantiene el primér lugar entre todos los sacramentos; por él somos hechos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[61]



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “Pero el sacramento de bautismo es consagrado en agua por la invocación de la individida Trinidad – a saber, Padre, Hijo, y Espíritu Santo – y trae salvación a ambos niños y adultos cuando está hecho correctamente por alguien en la forma establecida por la Iglesia.”[62]



Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 Marzo 1743, Profesión de Fe: “También (profeso) que bautismo es necesario para la salvación, y por siguiente, si hay peligro inminente de muerte, debe ser conferido de repente y sin retraso, y que es válido si sea conferido con la correcta materia y forma y intención por alguien, y en algún tiempo.”[63]



Papa Pío XI, Quas Primas (# 15), 11 Dic. 1925: “De verdad este reino es presentado en los Evangelios como tal, en que hombres se preparan para entrar por hacer penitencia; además, no pueden entrarlo excepto por fe y bautismo, que, aunque un rito externo, sin embargo signífica y efectua una regeneración interior.”[64]



Vemos aquí que alguno no puede entrar al reino del cielo sin fe y el rito externo de bautismo (i.e., el Sacramento de Bautismo).



9. Agua es Necesario para el Bautismo y Juan 3:5 es literal



“JESUS RESPONDIO: AMEN, AMEN TE DIGO, SINO UN HOMBRE RENACIERE DE AGUA Y EL ESPÍRITU SANTO, ÉL NO PUEDE ENTRAR AL REINO DE DIOS.” (JUAN 3:5)



La Iglesia Católica es la custodia y interpretadora de la Sagradas Escrituras. Ella sola ha recibido el poder y la autoridad para determinar infaliblemente el verdadero sentido de los textos sagrados.



Papa Pío IX, Primero Concilio Vaticano, Ses. 3, Cap. 2 de Revelación, 1870:

“... Nosotros, renovando el mismo decreto, declaramos esto ser su intención: que, en cuestiónes de fe y moralidad concerniendas a la instrucción de Doctrina Cristiana, eso debe ser considerado el verdadero significado de la Sagrada Escritura que Santa Madre Iglesia ha mantenido y mantiene, cuya cargo es juzgar concerniendo al verdadero entendimiento y interpretación de las Sagradas Escrituras; y, por ese razón, no se permite a nadie interpretar la Sagrada Escritura misma al contrario de este sentido, o aun al contrario del consentimiento unánime de los Padres.”[65]



Pero toda escritura no es entendida por la Iglesia Catolica en el sentido literal. Por ejemplo, en Mateo 5:29, Nuestro Señor Jesucristo nos dice que si nuestro ojo nos scandalice debemos arrancarlo, porque es mejor que él perezca que todo el cuerpo en el Infierno.



Mateo 5:29 - “Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti: que mejor te es que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.”



Pero estas palabras de Nuestro Señor no son entendidas literalmente. Sus palabras están dichas figurativamente para describir una ocasión de pecado o algo en la vida que puede escandalizarnos y estar un impedimento a nuestro salvación. Debemos arrancarlo y amputarlo, dice Nuestro Señor, porque es mejor estar sin eso que perecer totalmente en los fuegos del Infierno.



Por otra parte, otros versículos de la escritura son entendidos por la Iglesia en el senso literal. Por ejemplo:



Mateo 26:26-28 - “Y comiendo ellos, tomó Jesús el pan, y bendijo, y lo partió, y dió a sus discípulos, y dijo: Tomad, comed. Esto es mi cuerpo. Y tomando el vaso, y hechas gracias, les dió, diciendo: Bebed de él todos. Porque esto es mi sangre del nuevo testamento, la cual es derramada por muchos para remisión de los pecados.”



Cuando Nuestro Señor Jesucristo dice en Mateo 26:26: “Esto es Mi Cuerpo,” y en Mateo 26:28: “Esta es Mi Sangre,” Sus palabras son entendidas por la Iglesia Católica exactamente como son escritas, porque sabemos que Nuestro Señor Jesucristo de verdad estuvo referiendo a Su Cuerpo y Sangre real, no un símbolo ni una figura.



Pues la pregunta es: ¿Como entiende la Iglesia Católica las palabras de Jesucristo en Juan 3:5 – Amen, amen te digo, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios? ¿Entiende la Iglesia Católica estas palabras como están escritas o en cualquier otra manera? ¿Entiende la Iglesia Católica estas palabras por significar que todo hombre debe ser renacido de agua y el Espíritu Santo para ser salvo, como dice Nuestro Señor? La respuesta es clara: toda definición dogmática, sin excepción, que la Iglesia Católica ha publicado tratando de las palabras de Nuestro Señor en Juan 3:5 las entiende literalmente, exactamente como están escritas.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Santo bautismo, el cual es la puerta de la vida espiritual, mantiene el primér lugar entre todos los sacramentos; por él somos hechos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[66]



Esto signífica que la declaración de Nuestro Señor Jesucristo que ningún hombre puede ser salvo sin renacer de agua y el Espíritu Santo es un dogma literal de la Fe Católica.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 2 sobre el Sacramento de Bautismo, Ses. 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que agua real y natural no es necesario para el bautismo, y por ésa razón ésas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo’ [Juan 3:5], estén distorsionadas a cualquier tipo de metáfora: sea anatema.”[67]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 5 sobre el Sacramento de Bautismo, Ses. 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el Sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.” [68]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, De Pecado Original, Sesión V, ex cathedra: “Por un hombre el pecado entró al mundo, y por pecado la muerte... para que en ellos sea quitado lavando por regeneración, lo que han contraido por generación, ‘Porque sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios [Juan 3:5].”[69]



Papa San Zosimo, El Concilio de Cartago XVI, sobre Pecado Original y Gracia: “Porque cuando el Señor dice: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, no entrará al reino de Dios’ [Juan 3:5], que Católico dudará de que él será un compañero del diablo que no ha merecido ser un coheredero de Cristo. Porque él que carece la parte derecha sin duda correrá a la izquierda.”[70]



Papa Gregorio IX, Cum, sicut ex, 8 Julio 1241, a Sigurdo de Nidaros:

“Porque como hemos aprendido de tu informe, tal vez pasa por carestía de agua, que infantes de tu tierra están bautizados en cerveza, respondemos a tí en el tenor de los presente que, porque según la doctrina evangelica es necesario ‘ser renacido de agua y el Espíritu Santo’ (Jn. 3:5) ellos no deben ser considerados correctamente bautizados que son bautizados en cerveza.”[71]

10. Infantes No Pueden Ser Salvos Sin Bautismo



La enseñanza de la Iglesia Católica ya citada muestra que nadie puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo. Obviamente, por siguiente, esto signífica que niños y infantes también no pueden irse al cielo sin Bautismo porque son concebidos en un estado de Pecado Original, que no puede ser quitado sin el Sacramento de Bautismo. Pero esta verdad de la Iglesia Católica está negada por mucha gente hoy. Ellos miran la horrible tragedia de los abortos – los millónes de niños masacrados – y concluyen que estos niños deberían ser destinados al cielo. Pero tal conclusión es heretica. La peor parte de los abortos es el hecho que estos niños son prohibidos de entrar al cielo, no que ellos no tienen la oportunidad de vivir en este mundo pagano. Satanás se deleita en los abortos porque sabe que estas almas nunca pueden irse al cielo sin el Sacramento de Bautismo. Si niños abortados fuesen directamente al cielo sin el Sacramento de Bautismo, como muchos creen hoy, entonces Satanás no sería propagator de abortos.



La Iglesia enseña que niños abortados y infantes que mueren sin bautismo descienden inmediatamente al Infierno, pero no sufren los fuegos del Infierno. Van a un lugar en el Infierno llamado el limbo de los infantes. La definición más específica de la Iglesia probando que no hay ninguna posible manera para un infante ser salvo sin el Sacramento de Bautismo es la siguiente del Papa Eugenio IV.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Sesión 11, 4 Feb. 1442, ex cathedra: “En lo que se refiere a niños, de verdad, por causa de peligro de la muerte, que frecuentemente puede ocurrir, cuando ningún apoyo puede ser llevado a ellos por otro remedio que por el sacramento de bautismo, por el cual ellos están arrebatados de la dominación del Diablo [pecado original] y adoptados entre los hijos de Dios, ella avisa que santo bautismo no debe ser aplazado por cuarenta o ochenta días, ni cualquier tiempo según la observancia de ciertas gentes...”[72]



Papa Eugenio IV aquí definió de la Cátedra de Pedro que no hay ningún otro remedio para que infantes sean arrebatados del dominio del diablo (i.e., pecado original) distinto del Sacramento de Bautismo. Esto signífica que alguno que enseña obstinadamente que infantes pueden ser salvos sin recibir el Sacramento de Bautismo es un hereje, porque él está enseñando que hay un otro remedio por pecado original en niños distinto del Sacramento de Bautismo.



Papa Martín V, Concilio de Constanza, Sesión 15, 6 Julio 1415 – Condenando los artículos de Juan Wyclif – Proposición 6: “Los que afirman que los hijos de los fieles que mueren sin bautismo sacramental no serán salvos, son estúpidos e impertinentes por decir esto.”[73] - Condenada



Esta es una proposición fascinadora del Concilio de Constanza. Desafortunadamente, esta proposición no está encontrada en Denzinger, que sólo contiene algunos decretos del Concilio, pero está encontrada en una colección completa del Concilio de Constanza. El archihereje Juan Wyclif proponía que ellos (como nosotros) son estúpidos por enseñar que infantes que mueren sin bautismo de agua (i.e. sacramental) absolutamente no pueden ser salvos. El fue anatematizado por esta aseveración, entre muchas otras. Y aquí está lo que dijo El Concilio de Constanza sobre las proposiciónes anatematizadas de Juan Wyclif, como #6 arriba.



Papa Martín V, Concilio de Constanza, Sesión 15, 6 Julio 1415: “Los libros y folletos de Juan Wyclif, de maldita memoria, fueron examinados cuidadosamente por los doctores y maestros de la Universidad de Oxford... Este santo sínodo, por siguiente, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, repudia y condena, por este decreto perpetuo, los antedichos artículos y cada uno en particular; y prohibe a cada y todos Católicos de ahora en adelante, bajo pena de anatema, predicar, enseñar, o mantener los dichos artículos o cualquier uno de ellos.”[74]



Entonces los que critican a Católicos por afirmar el dogma que ningún infante puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo en realidad están proponiendo la anatemizada herejía de Juan Wyclif. Aquí están algunas otras definiciónes dogmáticas sobre el tema.



Papa San Zosimo, El Concilio de Cartago, Canon sobre Pecado y Gracia, 417 A.D. – “Ha sido decidido también que si alguno dijere que por esta razón el Señor dijo: ‘En la casa de mi Padre hay muchas mansiónes’ [Juan 14:2]: para que sería entendido que en el reino del cielo será cualquier lugar medio o cualquier lugar donde vivirán los benditos infantes que salieron de esta vida sin bautismo, sin el cual no pueden entrar al reino del cielo, que es vida eterna, sea anatema.” [75]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, De Pecado Original, Sesión V, ex cathedra: “Si alguno dijere que bebés recién nacidos no deben ser bautizados aun si han sido nacidos a padres bautizados; o dijere que son verdaderamente bautizados por la remisión de pecados, pero no contraen ningún rastro del pecado original de Adán que necesita ser limpiado por el lavacro de renacimiento para que ellos obtengan la vida eterna, con la consequencia necesaria que en su caso sea entendida una forma de bautismo por la remisión de pecados que no es verdadera, sino falsa: sea anatema.” [76]



Esto signífica que alguno que asevera que infantes no necesitan el “lavacro de renacimiento” (bautismo de agua) para alcanzar la vida eterna está enseñando herejía.



11. Los que Mueren en Pecado Original o Pecado Mortal Descienden al Infierno



Como he probado arriba, no hay ninguna posible manera para que los niños sean liberados de pecado original distinto del Sacramento de Bautismo. Esto, por supuesto, prueba que no hay ninguna manera para que los infantes sean salvos distinto del Sacramento de Bautismo. Así las siguientes definiciónes solamente afirman lo que ya ha sido establecido: que ningún niño puede posiblemente entrar al reino del Cielo sin recibir bautismo de agua, sino al contrario descenderá al Infierno.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Laetentur coeli,” Ses. 6, 6 Julio 1439, ex cathedra: “Definimos también que... las almas de los que salen de esta vida en real pecado mortal, o sólo en pecado original, van directamente al infierno, pero para sufrir castigos de tipos diferentes.”[77]



Papa Pío VI, Auctorem fidei, 28 Agosto 1794:

“26. La doctrina que rechaza como fábula Pelagiana, ése lugar de las regiónes abajas (que los fieles generalmente designan con el nombre del limbo de los niños) en que las almas de los saliendo con la sola culpa de pecado original están castigadas con el castigo de los condenados, excluyendo el castigo de fuego, como si, por este mismo hecho, que estos que quitan el castigo de fuego introducieran ése lugar medio y estado libre de culpa y de castigo entre el reino de Dios y la condenación eterna, como tal de que los Pelagianos hablan en vano” - Condenada como falsa, impetuosa, perjudicial para escuelas Católicas.[78]



Aquí Papa Pío VI condena la idea de algunos teólogos que infantes que mueren en pecado original sufren los fuegos del infierno. Al mismo tiempo, confirma que estos infantes si van a una parte de las regiónes abajas (i.e., el Infierno) llamada el limbo de los infantes. Ellos no van al Cielo, mas a un lugar en el Infierno donde no hay fuego. Esto es perfectamente de acuerdo con todas las otras definiciónes solemnes de la Iglesia, que enseñan que infantes que mueren sin bautismo de agua descienden al Infierno, pero sufren un castigo diferente de los que mueren en pecado mortal. Su castigo es eterna separación de Dios.



Papa Pío XI, Mit brennender Sorge (# 25), 14 Marzo 1937: “‘El pecado original’ es la culpa hereditaria, propia, aunque no personal, de cada uno de los hijos de Adán, que en él pecaron (Rom. v. 12). Es la perdida de la gracia, y consiguientemente, de la vida eterna, junta con una propensión al mal, que cada cual ha de sofocar y domar por medio de la gracia, de la penitencia, de la lucha y del esfuerzo moral.”[79]



12. Hay Solamente Un Bautismo, No Tres



Es definido dogma Católico que hay solamente un bautismo. Esto es porque el dogmático Credo Niceno, historicamente profesado cada Domingo en el Rito Romano, dice: “Confieso un bautismo para la remisión de los pecados.” Y este dogma que hay un bautismo para la remisión de pecados viene de Nuestro Señor y los apóstoles. Es afirmado por San Pablo en Efésios 4:5: “Un Señor, una fe, un bautismo.” Puede ser posible que hay más que un bautismo para la remisión de pecados cuando Católicos han orado y creido por 2000 años que hay solamente uno? No.



Papa Pío XI, Quas Primas (# 12), 11 Dic. 1925: “La perfecta armonía entre nuestro rito y las liturgias Orientales en esta perpetua alabanza a Cristo Rey muestra otra vez la verdad del axioma: Legem credendi lex statuit supplicandi. La ley de fe es indicada por la ley de nuestra oración.” [80]



Por toda la historia muchos Papas han reafirmado expresamente esta ley de fe: que hay solo un bautismo para la remisión de pecados.



El Credo Niceno-Constantinopolitano, 381, ex cathedra: “Confesamos un bautismo para la remisión de los pecados.” [81]



Papa San Celestino I, Concilio de Éfeso, 431: “Habiendo leido estas santas frases y nos encontrando de acuerdo (porque ‘hay un Señor, una fe, un bautismo’ [Ef. 4:5]), hemos dado gloria a Dios quien es el salvador de todos...”[82]



Papa San León IX, Congratulamur Vehementer, 13 Abril 1053: “Creo que la una verdadera Iglesia es santa, Católica y apostólica, en que se da un bautismo y la verdadera remisión de todos pecados.”[83]



Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 18 Nov. 1302, ex cathedra: “Una es mi paloma, mi perfecta una... que representa el uno cuerpo místico cuyo cabeza es Cristo, de Cristo verdaderamente, como Dios. Y en esto, ‘un Señor, una fe, un bautismo’ (Ef. 4:5).”[84]



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, Decreto # 30, 1311-1312, ex cathedra: “Puesto que hay por ambos regulares y seglares, por superiores y súbditos, por exentos y no exentos, una Iglesia universal, fuera de que no hay ninguna salvación, por todos quienes hay un Señor, una fe, y un bautismo...”[85]

Papa Pío VI, Inscrutabile (# 8), 25 Dic. 1775: “...Vos exhortamos y avisamos que seáis todos de una mente y en armonía mientras luchais por el mismo objetivo, exactamente como la Iglesia tiene una fe, un bautismo, y un espíritu.”[86]



Papa León XII, Ubi Primum (# 14), 5 Mayo 1824: “Por ella estamos enseñados, y por fe divina mantenemos un Señor, una fe, un bautismo, y que ningún otro nombre bajo los cielos es dado a hombres excepto el nombre de Jesucristo en que debemos ser salvos. Esto es porque profesamos que no hay ninguna salvación fuera de la Iglesia.”[87]



Papa Pío VIII, Traditi Humilitati (# 4), 24 Mayo 1829: “Contra estos sofistas expertos la gente debe ser enseñada que la profesión de la fe Católica es exclusivamente verdad, como el apóstol proclama: un Señor, una fe, un bautismo (Ef. 4:5).” [88]



Papa Gregorio XVI, Mirari Vos (# 13), 15 Agosto 1832: “Con la admonición del apóstol que ‘hay un Dios, una fe, un bautismo’ (Ef. 4:5) que ellos teman que idean la noción que el seguro refugio de salvación es abierto a personas de cualquier religión.”[89]



Papa León XIII, Graves de communi re (# 8), 18 Enero 1901: “Por consiguiente la doctrina del Apóstol, quien nos advierte que ‘Somos un cuerpo y espíritu llamado a la una esperanza en nuestra vocación; un Señor, una fe y un bautismo...’”[90]



Decir que hay “tres bautismos,” como muchos desafortunadamente hacen, es herético. Hay solo un bautismo, que es celebrado en agua (de fide).



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, 1311-1312, ex cathedra: “Además, un bautismo que regenera a todos que son bautizados en Cristo debe ser fielmente confesado por todos asimismo que ‘un Dios y una fe’ [Ef. 4:5], el cual celebrado en agua en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo creemos ser comúnmente el perfecto remedio de salvación para adultos como para niños.”[91]



Aquí Papa Clemente V define como dogma que UN BAUTISMO debe ser fielmente confesado por todos, que es celebrado en agua. Esto signífica que todos Católicos deben profesar un bautismo de agua, no tres bautismos: de agua, sangre, y deseo. Confesar “tres bautismos,” y no uno, es contradecir definido dogma Católico. ¿Ellos que creen que hay tres bautismos (agua, sangre, y deseo) alguna vez preguntaran porque Papas innumerables han profesado que hay solo un bautismo, y ni solo uno de ellos se preocupó decirnos de los llamados “otros dos”?



13. El Credo Atanasiano



El Credo Atanasiano es uno de los Credos más importantes de la Fe Católica. Contiene un sumario bello de la creencia de un Católico en la Trinidad y la Encarnación, cuales son los dos dogmas fundamentales del Cristianismo. Antes de los cambios de 1971 en la Liturgia, el Credo Atanasiano, compuesto de 40 declaraciónes rítmicas, habia sido usado en el Oficio de Dominica por más que mil años. El Credo Atanasiano propone la necesidad de creer la Fe Católica para la salvación. Termina con las palabras: “Esta es la Fe Católica. Él que no la crea verdadera y firmemente, no puede salvarse.” El Credo Atanasiano fue compuesto por el grande San Atanasio mismo, como el Concilio de Florencia confirma.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Ses. 8, 22 Nov. 1439, ex cathedra:

“Sexto, ofrecemos a los enviados esa regla compendiosa de la fe compuesta del más bendito Atanasio, que es la siguiente:

“Todo él que desee salvarse debe, ante todo, guardar la fe Católica; pues, a menos que una persona guarde esta fe entera e inviolada, sin duda alguna se perderá para siempre. – Esta es la fe Católica: adoramos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; distinguimos entre las personas, mas no dividimos la sustancia. Porque el Padre es una persona definida, el Hijo otra y el Espíritu Santo también otra. Con todo, el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una misma divinidad, igual gloria y coeterna majestad ... y en esta Trinidad, nada precede, nada viene después; nada es mayor o menor, sino que las tres personas son coeternas y coiguales la una con la otra, de manera que, como hemos dicho, adoramos la completa unidad en la Trinidad y la Trinidad en la unidad. Esto, pues, es lo que debe creer acerca de la Trinidad quien desee salvarse.

“También es necesario para la salvación eterna creer fielmente en la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo... el Hijo de Dios, es Dios y hombre... Esta es la fe Católica. Él que no la crea verdadera y firmemente, no puede salvarse.”[92]



La definición arriba del Credo Atanasiano del ecuménico Concilio de Florencia signífica que este credo califica como una declaración de la Cátedra de San Pedro (una declaración ex cathedra). Negar lo que es profesado en el Credo Atanasiano es dejar de ser Católico. El Credo declara que todo él que desee salvarse debe guardar la Fe Católica y creer en la Trinidad y la Encarnación. Nota la frase, “todo él que desee salvarse” (quicunque vult salvus esse).



Esta frase es sin duda el producto y inspiración del Espíritu Santo. Nos dice que todos que pueden “desear” deben creer en los misterios de la Trinidad y la Encarnación para salvarse. Esto no incluye a infantes y ellos menores de la edad de razón, ¡porque no pueden desear! Infantes son numerados entre los fieles Católicos, porque reciben el hábito de Fe Católica en el Sacramento de Bautismo. Pero, siendo menores de la edad de razón, no pueden hacer ningún acto de fe en los misterios Católicos de la Trinidad y la Encarnación, un acto que es absolutamente necesario para la salvación de todos mayores de la edad de razón (para todos que desean salvarse). ¿No es notable como Dios redactó la enseñanza de este Credo infalible sobre la necesidad de creer en los misterios de la Trinidad y la Encarnación en una manera que no incluiría infantes? El credo, por siguiente, enseña que todos mayores de la edad de razón deben tener un saber y una creencia en los misterios de la Trinidad y la Encarnación para salvarse - sin excepción. Este credo, por siguiente, elimina la teoría de ignorancia invencible (que alguien mayor de la edad de razón puede salvarse sin saber de Cristo o la verdadera Fe) y además hace los que la predican incapáces de profesar este credo con veracidad.



Y el hecho que nadie que desee salvarse puede ser salvo sin un saber y una creencia en los misterios de la Trinidad y la Encarnación es la razón porque el Santo Oficio bajo del Papa Clemente XI respondió que un misionero debe, antes del bautismo, explicar estos misterios absolutamente necesarios a un adulto al borde de la muerte.



Respuesta del Santo Oficio al Obispo de Quebec, 25 Enero 1703:

“Pregunta: Si un ministro es obligado, antes de conferir bautismo sobre un adulto, a explicarle a él todos los misterios de nuestra fe, especialmente si esté al borde de la muerte, porque esto posiblemente perturbaría su mente. O, si es suficiente, si él que esté al borde de la muerte prometere que cuando recupere de la enfermedad, tendrá cuidado de instruirse, para que pusiere en práctica lo que ha sido mandado a él.

“Respuesta: Una promesa no es suficiente, mas un misionero es obligado a explicar a un adulto, aun uno muriendo que no está totalmente incapacitado, los misterios de fe que son necesarios por una necesidad de medio, como son especialmente los misterios de la Trinidad y la Encarnación.” [93]



Otra pregunta estuvo puesta al mismo tiempo y contestada en la misma manera.



Respuesta del Santo Oficio al Obispo de Quebec, 25 Enero 1703:

“Pregunta: Si es posible para un adulto crudo y ignorante, como puede ser con un bárbaro, recibir el bautismo, si a él fuera dado sólo un entendimiento de Dios y unos de Sus atributos... aunque no crea específicamente en Jesucristo.

“Respuesta: Un misionero no debe bautizar a alguno que no cree específicamente en el Señor Jesucristo, sino está obligado a instruirle de todas las materias que son necesarias, por una necesidad de medio, según la capacidad del uno que recibirá el bautismo.”[94]



El dogma que creencia en la Trinidad y la Encarnación es absolutamente necesaria para la salvación por todos mayores de la edad de razón es también la enseñanza de Santo Tomás de Aquino, Papa Benedicto XIV, y Papa San Pío X.



Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica: “Después que gracia había sido revelada, ambos los eruditos y la gente simple están obligados a fe explícita en los misterios de Cristo, principalmente en relación a los que son observados en toda la Iglesia, y proclamados públicamente, tal como los artículos que refieren a la Encarnación, de que hemos hablado arriba.”[95]



Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica: “Y por siguiente, cuando gracia había sido revelada, todos fueron obligados a fe explícita en el misterio de la Trinidad.”[96]



Papa Benedicto XIV, Cum Religiosi (# 1), 26 Junio 1754:

“No pudimos alegrarse, sin embargo, cuando fue posteriormente reportado a Nosotros que en el curso de instrucción religiosa antes de Confesión y Santa Comunión, era encontrado muy frecuentemente que esta gente estaban ignorantes de los misterios de la fe, aun las materias que deben ser sabidas por necesidad de medio; consiguientemente estaban inelegibles para recibir los Sacramentos.”[97]



Papa Benedicto XIV, Cum Religiosi (# 4), 26 Junio 1754:

“Ved que todo ministro haga cuidadosamente los medidos prescribidos por el santo Concilio de Trento... que confesores hagan esta parte de su deber cuando alguno se presenta a su tribunal que no sabe lo que debe por necesidad de medio saber para salvarse...”[98]



Ellos mayores de la edad de razón que están ignorantes de estos misterios absolutamente necesarios de la Fe Católica - estos misterios que son una “necesidad de medio” - no pueden ser numerados entre los elegidos, como Papa San Pío X confirma.



Papa San Pío X, Acerbo Nimis (# 2), 15 Abril 1905:

“Y así que Nuestro Predecesor, Benedicto XIV, tenía justa causa para escribir: ‘Declaramos que un gran número de los condenados a eterno castigo sufren ésa eterna calamidad por causa de ignorancia de esos misterios de fe que deben ser sabidos y creidos para ser numerado entre los elegidos.’”[99]



Así, que los que creen que la salvación es posible para ellos que no creen en Cristo y la Trinidad (que es “la Fe Católica” definida en términos de sus más simples misterios) cambien su posición y la alineen con dogma Católico. No hay ningún otro nombre bajo todo el cielo por cual un hombre es salvo distinto del Señor Jesús (Hechos 4:12). Que cesen de contradecir el Credo Atanasiano y confiesen que un saber de estos misterios es absolutamente necesario para la salvación de todos que desean salvarse. Y que los que creen que Protestantes (i.e., ellos que rechazan la plenitud de la Fe Católica o uno o más artículos de ella) pueden ser salvos también cambien su posición heretica y la alineen con este Credo, que declara que todo él que no preserva esta Fe Católica, sin duda, perecerá eternamente. Esto signífica que todos que mueren Protestantes irán al Infierno. Católicos deben mantener esto firmemente para que ellos mismos pueden poseer la Fe Católica y profesar este credo con veracidad como hacían nuestros antepasados Católicos.



Estos misterios esenciales de la Fe Católica han sido diseminados y enseñados a la mayoría por medio del Credo de los Apóstoles (que aparece en el Apéndice). Este credo fundamental incluye las verdades centrales sobre Dios el Padre, Dios el Hijo (Nuestro Señor Jesucristo – Su concepción, crucifixión, ascensión, etc.) y Dios el Espíritu Santo. También contiene una profesión de Fe en las verdades cruciales de la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados y la resurrección del cuerpo.



No Hay Ninguna Salvación para miembros del Islam, Judaísmo o otras hereticas o cismáticas sectas no Católicas



Hasta este punto hemos visto que es un dogma infaliblemente definido que todos que mueren no Católicos, incluyendo a todos judíos, paganos, herejes, cismáticos, etc. no pueden ser salvos. Deben ser convertidos para tener la salvación. Ahora debemos enfocar brevemente en más de lo que la Iglesia dice especificamente sobre algunos de los prominentes religiónes no Católicas, como el Judaísmo, el Islam, y las sectas Protestantes y cismáticas Orientales. Esto ilustrará, otra vez, que los que mantienen que miembros de religiónes no Católicas pueden ser salvos no solamente van contra las solemnes declaraciónes que ya han sido citadas, sino también las enseñanzas específicamentes citadas abajo.





ESPECÍFICA ENSEÑANZA CATÓLICA CONTRA EL JUDAÍSMO



Los judíos practican la Ley Antigua y rechazan la Divinidad de Cristo y la Trinidad. La Iglesia enseña el siguiente sobre la cesación de la Ley Antigua y sobre todos que lo continuan observando:



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, 1441, ex cathedra:

“La Santa Romana Iglesia firmemente cree, profesa y enseña que la materia que pertenece a la ley del Antiguo Testamento, la ley de Moisés, cuales son divididas en ceremonios, ritos sagrados, sacrificios, y sacramentos, porque fueron establecidas para significar algo en el futuro, aunque estaban apropiadas para el culto divino en ese tiempo, después que la venida de nuestro Señor había sido significado por ellas, cesaron, y los sacramentos del Nuevo Testamento empezaron; y que cualquier persona, aunque después de la pasión, que puso esperanza en estas materias de la ley y se sometió a ellas como necesarias parar la salvación, como si fe en Cristo no pudiera salvar sin ellas, pecó mortalmente. Sin embargo no niega que después de la pasión de Cristo hasta la promulgación del Evangelio podrían ser observadas hasta fueron creidas no ser en ninguna manera necesarias para la salvación; pero después de la promulgación del Evangelio asevera que no pueden ser observadas sin la perdida de salvación eterna. Todos, por siguiente, que después de ese tiempo [la promulgación del Evangelio] observan circuncisión y el Sábado y los otros requisitos de la ley, la santa Romana Iglesia declara alienos a la fe Cristiana y no en lo más minimo dignos de participar en la salvación eterna.”[100]



Papa Benedicto XIV, Ex Quo Primum (# 61), 1 Marzo 1756:

“La primera consideración es que las ceremonias de la Ley de Moisés fueron abrogadas por la venida de Cristo y que ya no pueden ser observadas sin pecado después de la promulgación del Evangelio.”[101]



Papa Pío XII, Mystici Corporis Christi (#’s 29-30), 29 Junio 1943: “Y primero de todo, por la muerte de nuestro Redentor, el Nuevo Testamento tomó el lugar de la Ley Antigua que había sido abolida… en la horca de Su muerte Jesús anuló la Ley con sus decretos [Ef. 2:15]… estableciendo el Nuevo Testamento en Su sangre derramada por toda la raza humana. ‘En tal medida, entonces,’ dice San León el Grande, hablando de la Cruz de nuestro Señor, ‘fue efectuada allá una transferencia de la Ley al Evangelio, de la Sinagoga a la Iglesia, de muchos sacrificios a una Víctima, que, cuando nuestro Señor expiró, ese velo místico que encerró la parte más recóndita del templo y su secreto sagrado fue rasgado de arriba abajo.’ En la Cruz entonces la Ley Antiguo se murió, para ser dentro de poco enterrada y portadora de la muerte…”[102]





ESPECÍFICA ENSEÑANZA CATÓLICA CONTRA EL ISLAM



Papa Eugenio IV, Concilio de Basel, Sesión 19, 7 Sept. 1434:

“Además, esperamos que con la ayuda de Dios otro beneficio acumulará a la comunidad Cristiana; porque de esta unión, una vez que está establecida, hay esperanza que muchos de la abominable secta de Mahoma fueren convertidos a la fe Católica.”[103]



Papa Calixto III, 1455, “Juro… exalter la verdadera Fe, y extirpar la diabólica secta del réprobo y infiel Mahoma [el Islam] en el Este.”[104]



La Iglesia Católica considera el Islam una “abominable secta.” [Nota: el Concilio de Basel es considerado ecuménico y aprobado solamente en las primeras 25 sesiónes, como señala La Enciclopedia Católica en Vol. 4, “Concilios,” pp. 425-426.] Una “abominación” es algo aborrecible en la vista de Dios; es algo para que Él no tiene ninguna estima ni respeto. El Islam rechaza, entre muchos otros dogmas de la Fe Católica, la Divinidad de Jesucristo y la Trinidad. Sus seguidores están fuera de la posibilidad de salvación mientras permanecen Musulmánes.



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, 1311-1312:

“Es un insulto al santo nombre y una vergüenza para la fe Cristiana que en ciertas partes del mundo sujetos a príncipes Cristianos en que Sarracenos [i.e., los seguidores del Islam, también llamados Musulmánes] viven, a veces apartados, a veces entremezclados con Cristianos, los sacerdotes Sarracenos, comúnmente llamados Zabazala, en sus templos o mezquitas, en los cuales se encuentran los Sarracenos para adorar el infiel Mahoma, invocan y encomian su nombre en voz alta diariamente a ciertas horas de un sitio alto… Hay un lugar, además, donde una vez fue enterrado un cierto Sarraceno que otros Sarracenos veneran como un santo. Esto desacredita nuestra fe y da gran escándalo a los fieles. Estas prácticas no pueden ser toleradas sin desagradar a la divina majestad. Entonces, con la aprobación del sagrado concilio, prohibimos estrictamente tales prácticas en lo sucesivo en tierras Cristianas. Les encarecemos a príncipes Católicos, uno y todos… Deben quitar este atentado juntos de sus territorios y tener cuidado que sus sujetos lo quitan, para que así pueden alcanzar la recompensa de felicidad eterna. Deben prohibir expresamente la invocación pública del sacrílego nombre de Mahoma… Los que se atreven a portarse de otro modo deben ser castigados por los príncipes por su irreverencia, en tal manera para que otros pueden ser disuadidos de tal audacia.”[105]



En tanto que la Iglesia enseña que todos que se mueren no Católicos son perdidos, tambien enseña que nadie no debe ser forzado a abrazar el bautismo, porque la creencia es un acto libre de la voluntad.



Papa León XIII, Immortale Dei (# 36), 1 Nov. 1885: “Y, de hecho, la Iglesia suele tener cuidado para que nadie sea forzado a abrazar la fe Católica contra su voluntad, porque, como San Agustín sabiamente nos recuerda, ‘El hombre no puede creer de otro modo que por su propia voluntad.’”[106]



La Enseñanza del Concilio de Vienne que príncipes Cristianos deben hacer respetar su autoridad civil para prohibir la expresión pública de la falsa religión del Islam muestra otra vez que el Islam es una religión falsa que conduce almas al Infierno (no al Cielo) y desagrada a Dios.



ESPECÍFICA ENSEÑANZA CATÓLICA CONTRA SECTAS PROTESTANTES Y CISMÁTICAS



La Iglesia Católica también enseña que esas personas bautizadas que abrazan sectas hereticas o cismáticas perderán el alma. Jesús fundó Su Iglesia en San Pedro, como ya vimos, y declaró que todo él que no oiga la Iglesia sea considerado como el pagano y publicano (Mateo 18:17). También les ordenó a Sus seguidores que observen “todas las cosas” que Él ha ordenado (Mateo 28:20). Las sectas cismáticas Orientales (como los “Ortodoxos”) y las sectas Protestantes son movimientos escindidos que se han separado de la Iglesia Católica. Por separarse de la una Iglesia de Cristo, se salen de la vía de salvación y entran por la vía de perdición.



Estas sectas obstinadamente y con pertinacia rechazan uno o más de los dogmas que Cristo claramente instituyó, como el Papado (Mateo 16; Juan 21; etc.), Confesión (Juan 20:23), la Eucaristía (Juan 6:54), y otros dogmas de la Fe Católica. Para ser salvo alguno debe asentir a todas las cosas que la Iglesia Católica, fundado en la Escritura y la Tradición, ha definido infaliblemente como dogmas de la Fe.



Abajo hay solamente unos de los dogmas infalibles de la Fe Católica rechazados por Protestantes y (en el caso del Papado) por los “Ortodoxos” Orientales. La Iglesia “anatemiza” (una forma severa de excomulgación) a todos que obstinadamente aseveran el contrario de sus definiciónes dogmáticas.



“Para entender la palabra anatema… debemos volver primero al verdadero significado de herem de que es el equivalente. Herem viene de la palabra haram, cortar, separar, maldecir, y indica lo que está maldicho y condenado para ser cortado o exterminado, o una persona o una cosa, y en consecuencia, lo que al hombre es prohibido usar. Esto es el sentido de anatema en el siguiente pasaje de Deut., vii. 26: ‘Ni trajeses nada del ídolo en la casa, no sea que seas anatema como ello. Lo detestares como boñiga, y aborrecieres absolutamente como impuro y mugriento, porque es una anatema.’”[107]



Por lo tanto, un Protestante o un “Ortodoxo Oriental” que obstinadamente rechaza estas enseñanzas dogmáticas está anatemizada y cortado de la Iglesia, fuera de que no hay ninguna salvación. Es muy interesante que, al expedir estos cánones dogmáticos, la Iglesia dice: “Si alguno dijere… sea anatema [anathema sit]” a diferencia de “Si alguno dijere… es anatema [anathema est]”. Esta reserva de “sea” da lugar para esos Católicos que pueden ignorar un dogma particular y seguiría la enseñanza del canon tan pronto como le fuera presentado a él. La persona obstinada, empero, que contradice deliberadamente la enseñanza dogmática de la Iglesia recibe toda la fuerza de la condenación automática.



El punto aquí es que si alguno podría rechazar estos dogmas y sin embargo salvarse, entonces estas definiciónes infalibles y sus anatemas adjuntas no tendrían ningún significado, valor ni fuerza. Pero sí tienen significado, valor y fuerza – son enseñanzas infalibles protegidas por Jesucristo. Entonces, todos que rechazan estos dogmas están anatemizados y en vía de condenación.



Papa Pío XI, Rerum omnium perturbationem (# 4), 2 Enero 1923: “El santo no fue nadie menor que Francisco de Sales… parecía haber sido enviado especialmente de Dios para contender contra las herejías engendradas por la Reforma [Protestante]. Está en estas herejías que descubrimos los comienzos de esa apostasía de la humanidad de la Iglesia, de que los efectos tristes y desastrosos están deplorados, aún a la presente hora, por toda mente buena.”[108]



Papa Julio III, Concilio de Trento, Sesión 13, Can. 1 sobre la Eucaristía, ex cathedra:

“Si alguno negare que en el sacramento de la más santa Eucaristía hay verdaderamente, realmente, y sustancialmente contenida el Cuerpo y la Sangre junto con el alma y divinidad de nuestro Señor Jesucristo, y por siguiente el Cristo entero, sino dijere que Él está en ella como por signa o figura, o fuerza, sea anatema.”[109]



Papa Julio III, Concilio de Trento, Sesión 14, Canon 3 sobre el Sacramento de Penitencia: “Si alguno dijere que las palabras del Señor Salvador: ‘Recibid el Espíritu Santo; a los que remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes los retuviereis, serán retenidos’ [Juan 20:22 f.], no deben ser entendidas del poder de perdonar y retener pecados en el sacramento de penitencia… sea anatema.”[110]



Papa Julio III, Concilio de Trento, Sesión 14, sobre Extremaunción y Penitencia:

“Estas son las cosas que este sagrado ecuménico sínodo profesa y enseña sobre los sacramentos de penitencia y extremaunción, y las propone para ser creidas y mantenidas por todos los fieles de Cristo. Además, los siguientes cánones, dice él, deben ser observados inviolados, y condena y anatemiza para siempre a todos que aseveren el contrario.”[111]

Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 16, ex cathedra:

“Después de esta Católica doctrina de justificación – que, a menos que acepte fielmente y firmemente, ninguno puede ser justificado – pareció bien al santo Sínodo añadir estos cánones, para que todos pueden saber, no solamente lo que deben mantener y seguir, sino también lo que deben rechazar y evitar.”[112]



Papa Pío IX, Primero Concilio Vaticano, 1870, Ses. 4, Cap. 3, ex cathedra: “… todos los fieles de Cristo deben creer que la Sede Apostólica y el Pontífice Romano tienen primacía sobre todo mundo, y que el Pontífice de Roma mismo es el sucesor del bendito Pedro, el jefe de los apóstoles, y es el verdadero vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia entera… Además enseñamos y declaramos que la Iglesia Romana, por la disposición del Señor, tiene la soberanía de poder ordinario sobre todas otras… Esta es la doctrina de verdad Católica de que ninguno puede desviarse y guardar su fe y salvación.”[113]



SOBRE LOS BAUTIZADOS CON VALIDEZ COMO INFANTES POR MIEMBROS DE SECTAS NO CATÓLICAS



La Iglesia Católica siempre ha enseñado que cualquier persona (incluyendo a un seglar o no Católico) puede bautizar con validez si observe la materia y forma correcta y si tenga la intención de hacer lo que la Iglesia hace.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 1439: “En caso de necesidad, sin embargo, no sólo un sacerdote o diácono, sino aun un laico o laica, sí aun un pagano y un hereje pueden bautizar, con tal que preserve la forma de la Iglesia y tenga la intención de hacer lo que la Iglesia hace.”[114]



La Iglesia siempre ha enseñado que infantes bautizados en iglesias hereticas y cismáticas son hechos Católicos, miembros de la Iglesia y subjetos del Pontífice Romano, aun si la gente que les bautizaron son herejes que están fuera de la Iglesia Católica. Esto es porque el infante, siendo menor de la edad de razón, no puede ser un hereje o cismático. No puede tener un impedimento que impediría el Bautismo de hacerle miembro de la Iglesia.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 7, Can. 13 del Sacramento de Bautismo:

“Si alguno dijere que infantes, porque no tiene fe real, después de haber recibido bautismo no deben ser numerados entre los fieles… sea anatema.”[115]



Esto signífica que todos infantes bautizados en cualquier parte, aun los bautizados en hereticas iglesias no Católicas por ministros hereticos, son hechos miembros de la Iglesia Católcia. También son hechos sujetos al Pontífice Romano (si hay uno), como vimos antes en la enseñanza del Papa León XIII. Pues, ¿en que punto llega a ser no Católico este infante bautizado Católico – cortando su afiliación a la Iglesia y sujeción al Pontífice Romano? Después que el infante bautizado logra la edad de razón, se hace un hereje o cismático y corta su afiliación a la Iglesia y corta subjeción al Pontífice Romano cuando obstinadamente rechaza cualquier enseñanza de la Iglesia Católica o pierde Fe en los misterios esenciales de la Trinidad y Encarnación.



Papa Clemente VI, Super quibusdam, 20 Sept. 1351: “… Preguntamos: En primér lugar si vosotros y la Iglesia de los Armenios que vos obedece, creeis que todos que en bautismo han recibido la misma fe Católica, y después se han retirado y se retirarán en el futuro de la comunión de esta misma Iglesia Romana, la cual sola una es Católica, son cismáticos y hereticos, si permanezcan obstinadamente separados de la fe de esta Iglesia Romana. En el segundo lugar, preguntamos si vosotros y los Armenios obedientes a vos creeis que ningún hombre de los caminantes fuera de la fe de esta Iglesia, y fuera de la obediencia del Papa de Roma, puede por fin ser salvo.”[116]



Pues, se debe ser claro sobre estos puntos: 1) Todos los sin bautizar (Judíos, Musulmánes, paganos, etc.) deben entrar en la Iglesia Católica por recibir Bautismo y la Fe Católica o serán perdidos todos. 2) Entre los bautizados como infantes, son hechos Católicos, miembros de la Iglesia y sujetos del Pontífice Romano por Bautismo. Cortan esta calidad de miembro (que ya poseen) solamente cuando rechazan obstinadamente cualquier dogma Católico o creen algo contrario a los misterios esenciales de la Trinidad y la Encarnación. En la enseñanza del Papa Clemente VI arriba, vemos este segundo punto claramente enseñado: todos que reciben la Fe Católica en Bautismo pierden esa Fe y se hacen cismáticos y hereticos si lleguen a ser “obstinadamente separados de la fe de esta Iglesia Romana.”



El hecho es que todos Protestantes que rechazan la Iglesia Católica o sus dogmas sobre los sacramentos, el Papado, etc. se han separado obstinadamente de la Fe de la Iglesia Romana y por siguiente han cortado su afiliación a la Iglesia de Cristo. La misma es verdad con los “Ortodoxos Orientales” que obstinadamente rechazan dogmas sobre el Papado y Infalibilidad Papal. Deben ser convertidos a la Fe Católica para la salvación.



14. Bautismo de Sangre y Bautismo de Deseo – Tradiciónes Erradas de Hombre



En este documento, he mostrado que la Iglesia Católica enseña infaliblemente que el Sacramento de Bautismo es necesario para la salvación. También he mostrado que es sólo por recibir el Sacramento de Bautismo que uno es incorporado en la Iglesia Católica, fuera de que no hay ninguna salvación. Yo también he mostrado que la Iglesia Católica enseña infaliblemente que las palabras de Jesucristo en San Juan 3:5 – Amen, amen te digo, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios – deben ser entendidas literalmente: según están escritas. Esta es la infalible enseñanza de la Iglesia y excluye toda posibilidad de salvación sin ser renacido de agua y el Espíritu Santo. Sin embargo, por toda la historia de la Iglesia, muchos han creido en las teorías llamadas bautismo de deseo y bautismo de sangre: que el deseo del Sacramento de Bautismo o el martirio por la fe suple por la falta de ser renacido de agua y el Espíritu Santo. Los que creen en bautismo de sangre y bautismo de deseo plantean ciertas objeciónes contra la absoluta necesidad de recibir el Sacramento de Bautismo para la salvación. Pues, para estar completo, voy a responder a todas las objeciónes principales hechas por propugnadores de bautismo de deseo y sangre; y durante del proceso, daré un resúmen de la historia de los errores de bautismo de deseo y bautismo de sangre. Al hacerlo, demostraré que ni bautismo de sangre ni bautismo de deseo es una enseñanza de la Iglesia Católica Romana.



LOS PADRES ESTÁN UNÁNIME DESDE EL PRINCIPIO



En el primér milenio de la Iglesia vivían cientos de santos que se llaman “Padres de la Iglesia.” Tixeront, en su Manual de Patrología, lista más que quinientos cuyos nombres y escritos han venido a nosotros.[117] Los Padres (o eminentes escritores antiguos Cristianos Católicos) están unánime desde el principio que nadie entra al cielo ni es libertado de pecado original sin bautismo de agua.



En la carta de Bárnaba, fechada tan antiguamente como 70 A.D., leemos:



“... descendemos en el agua llenos de pecados y ensucios, y subimos conteniendo fruto en nuestro corazón...”[118]



En 140 A.D., el Padre de la Iglesia antigua Hermas cita a Jesús en Juan 3:5, y escribe:



“Ellos necesitaban subir a través del agua, para que se hicieran vivos; porque no podrían de otro modo entrar en el reino de Dios.”[119]



Esta declaración es obviamente una paráfrasis de Juan 3:5, y así demuestra que desde el justo principio de la era apostólica era afirmado y enseñado por los padres que nadie entra al cielo sin ser renacido de agua y el Espíritu basado específicamente sobre la declaración de Nuestro Señor Jesucristo en Juan 3:5.



En 155 A.D., San Justín el Mártir escribe:



“... están conducidos por nos a un lugar donda hay agua; y allí son renacidos en el mismo tipo de renacimiento en que nosotros mismos fueron renacidos... en el nombre de Dios... reciben el lavado de agua. Porque Cristo dijo, ‘Sino seáis renacidos, no entrareis al reino del cielo.’ La razón de hacer esto hemos aprendido de los apóstoles.”[120]



Nota que San Justín Mártir, como Hermas, también cita las palabras de Jesús en Juan 3:5, y basado en las palabras de Cristo enseña que es de tradición apostólica que absolutamente nadie puede entrar al cielo sin ser renacido de agua y el Espíritu en el Sacramento de Bautismo.



En su diálogo con Trypho el Judío, también fechado 155 A.D., San Justín Mártir además escribe:



“... apresúrate de aprender en que manera remisión de pecados y una esperanza de la herencia... sean tuyas. No hay ninguna otra manera que esto: reconoce a Cristo, lávate en el lavado anunciado por Isaías [Bautismo]...”[121]



En 180 A.D., San Ireneo escribe:



“... dando a los discipulos el poder de regenerar en Dios, Él les dijó: ‘Id, y doctrinad a todas naciónes, bautizándolas...’ Como trigo seco sin humedad no puede formar una masa o una hogaza, así también, nosotros que somos muchos no podemos hacernos uno en Cristo Jesús, sin el agua del cielo... Nuestros cuerpos logran la unidad por el lavado... nuestras almas, empero, por el Espíritu. Ambos, entonces, son necesarios.”[122]



Aquí vemos otra vez una clara enunciación de la constante y apostólica Tradición que nadie es salvo sin el Sacramento de Bautismo, de no menos que el grande padre apostólico San Ireneo en el 2do siglo. San Ireneo conocía a San Polycarpo y San Polycarpo conocía al Apóstol Juan mismo.



En 181 A.D., San Teófilo continua la Tradición:



“... esas cosas que fueron creadas de los aguas fueron bendecidas de Dios, para que esto tambien sea un signo que hombres en un futuro tiempo recibieren arrepentimiento y remisión de pecados por agua y el lavado de regeneración...”[123]



En 203 A.D., Tertuliano escribe:

“... es de hecho prescribido que nadie puede alcanzar la salvación sin Bautismo, especialmente en vista de ésa declaración del Señor, quien dice: ‘Sino un hombre renaciere de agua, él no tendrá vida’ [Juan 3:5]...”[124]



Nota como Tertuliano afirma la misma Tradición apostólica que nadie es salvo sin Bautismo de agua, basado en las palabras de Jesús Mismo.



Tertuliano escribe además en 203 A.D.:



“Un tratado de nuestro sacramento de agua, por cual los pecados de nuestra anterior ceguera están quitados lavando ... ni podemos ser salvos en otra manera, excepto por permanecer permanentemente en el agua.”[125]



Bautismo también ha sido llamado desde tiempos apostólicos el Sello, el Signo, y la Iluminación; porque sin este Sello, Signo, o Iluminación nadie es perdonado de pecado original ni sellado como miembro de Jesucristo.



“... él que nos confirma con vos en Cristo, y que nos ungió, es Dios; Él cual también nos ha sellado, y dado la prenda del Espíritu en nuestros corazónes.” (2 Cor. 1:21-22)



Tan temprano que 140 A.D., Hermas ya había enseñado esta verdad – que Bautismo es el Sello – que fue entregada por los Apóstoles de Jesucristo.



Hermas, 140 A.D.: “... antes que un hombre lleva el nombre del Hijo de Dios, él es muerto. Pero cuando recibe el sello, pone al lado la mortalidad y otra vez recibe la vida. El sello, por siguiente, es el agua. Ellos van abajo en el agua muertos, y salen vivos.”[126]



En la obra famosa titulada La Segunda Epístola de Clemente a los Corintios, 120-170 A.D., leemos:



“Porque de los que no han retenido el sello de bautismo él dice: ‘Su gusano no morirá, y su fuego no será extinguido.’”[127]



San Efraim, c. 350. A.D.: “... somos ungidos en Bautismo, por cual llevamos Su sello.”[128]



San Gregorio de Nisa, c. 380 A.D.: “¡Apresúrense, O ovejas, hacia el signo de la cruz y el Sello [Bautismo] que os salvará de vuestra miseria!”[129]



San Clemente de Alexandrina, 202 A.D.:



“Cuando somos bautizados, somos iluminados. Siendo iluminados, somos adoptados como hijos... Esta obra es variosamente llamada gracia, iluminación, perfección, lavado. Es un lavado por cual somos limpiados de pecados...”[130]



Orígenes, 244 A.D.:



“La Iglesia recibió de los Apóstoles la tradición de dar bautismo aun a infantes... hay en todos las manchas innatas de pecado, que deben ser quitadas lavando por agua y el Espíritu.”[131]

San Aphraates, el más antiguo de los Padres Syrianos, escribe en 336 A.D.:



“Esto, entonces, es fe: que un hombre cree en Dios ... Su Espíritu ... Su Cristo ... También, que un hombre cree en la resurrección de los muertos; y además, que cree en el Sacramento de Bautismo. Esta es la creencia de la Iglesia de Dios.”[132]



El mismo Padre Syriano además escribe:



“Porque de bautismo recibimos el Espíritu de Cristo... Porque el Espíritu es ausente de todos nacidos de la carne, hasta vienen al agua de renacimiento.”[133]



Aquí vemos en los escritos de San Aphraates la misma enseñanza de Tradición sobre la necesidad absoluta de bautismo de agua para la salvación basado en las palabras de Cristo en Juan 3:5.



San Cirilo de Jerusalén, 350 A.D.:



“Él dice, ‘Sino un hombre renaciere’ – y añade las palabras ‘de agua y el Espíritu’ – no puede entrar al Reino de Dios... si un hombre sea virtuoso en sus hechos, pero no recibe el sello por medio del agua, ¿entrará él en el reino del cielo? Una palabra audaz, pero no mía; porque es Jesús que la ha declarado.”[134]



Vemos que San Cirilo continua la Tradición apostólica que ninguno entra en el cielo sin ser renacido de agua y el Espíritu, basado otra vez sobre un entendimiento absoluto de las mismas palabras de Nuestro Señor en Juan 3:5.



San Basilio el Grande, c. 355 A.D.:



“Como es que somos Cristianos? Por fe, todos responderán. Como somos salvos? Por ser renacidos en la gracia de bautismo... Porque es la misma pérdida para alguno salir de esta vida sin bautizar, que recibir ése bautismo de que una cosa de lo que ha sido trasmitido ha sido omitida.”[135]



San Gregorio de Elvira, 360 A.D.:



“Cristo se llama Red, porque por Él y en Él los diversos multitudos de gentes están recogidos del mar del mundo, por el agua de Bautismo y a la Iglesia, donde está hecha una distinción entre los buenos y los malos.”[136]



San Efraim, 366 A.D.:



“Esto la Más Santa Iglesia Católica profesa. En esta misma Santa Trinidad Ella bautiza a la vida eterna.”[137]

Papa San Damaso, 382 A.D.:



“Esta, pues, es la salvación de Cristianos: que creyendo en la Trinidad, eso es, en el Padre, y en el Hijo y en el Espíritu Santo, y bautizados en ella...”[138]



San Ambrosio, 387 A.D.:



“... nadie asciende al reino del cielo excepto por el Sacramento de Bautismo.”[139]



San Ambrosio, 387 A.D.:



“‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios.’ Nadie es exceptuado: ni el infante, ni el uno prevenido por alguna necesidad.”[140]



San Ambrosio, De mysteriis, 390-391 A.D.:



“Habéis leido, empero, que los tres testigos en Bautismo son uno: agua, sangre, y el espíritu; y si quiteis cualquier uno de estos, el Sacramento de Bautismo no es válido. ¿Porque que es agua sin la cruz de Cristo? Un elemento común sin cualquier efecto sacramental. Ni por otra parte hay ningún misterio de regeneración sin agua: porque ‘sino un hombre renaciere de agua y del Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios.’ [Juan 3:5] Aun un catecumeno cree en la cruz del Señor Jesús, con la cual también es signado; pero, sino sea bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir la remisión de pecados ni ser recipiente del regalo de gracia espiritual.”[141]



San Juan Crisóstomo, 392 A.D.:



“¡Llorad por los incrédulos; llorad por los que no difieren nada de ellos, los que salen sin iluminación, sin el sello! ... Están fuera de la ciudad real... con los condenados. ‘Amen, te digo, si alguno no es nacido de agua y el Espíritu, él no entrará al reino del cielo.’”[142]



San Agustín, 395 A.D.:



“... Dios no perdona pecados excepto a los bautizados.”[143]



Papa San Inocente, 414 A.D.:



“Pero lo que Tu Fraternidad asevera que los Pelagianos predican, que aun sin la gracia de Bautismo infantes pueden recibir los premios de vida eterna, es muy idiota.”[144]

Papa San Gregorio el Grande, c. 590 A.D.:



“Remisión de pecado es conferido a nosotros sólo por el bautismo de Cristo.”[145]



Teofiláctus, Patriarco de Bulgaria, c. 800 A.D.:



“El que creyere y fuere bautizado, será salvo. No es suficiente creer; él que cree, y ya no es bautizado, sino está sólo un catecumeno, ya no ha adquirido completamente la salvación.”[146]



Muchos otros pasajes podrían ser citados de los padres, pero es un hecho que los Padres de la Iglesia están unánime desde el principio de la era apostólica que absolutamente nadie puede ser salvo sin recibir el Sacramento de Bautismo, basado en las palabras de Jesucristo en Juan 3:5. El eminente Erudito Patrístico P. Guillelmo Jurgens, quien literalmente ha leido miles de textos de los padres, fue forzado a confesar la siguiente (aunque él cree en bautismo de deseo) en su colección de tres volúmenes sobre los Padres.



P. Guillelmo Jurgens: “Si no fuera una tradición constante en los Padres que el mensaje Evangélico que ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios’ debe ser entendido absoluto, sería fácil decir que Nuestro Salvador simplemente no estimó pertinente mencionar las obvias excepciónes de ignorancia invencible y imposibilidad física. Pero la tradición en realidad existe; y probablemente sea encontrado tan constante para constituir revelación.”[147]



El eminente erudito P. Jurgens reconoce aquí tres cosas importantes:



1) Los Padres están constantes en su enseñanza que Juan 3:5 es absoluto sin excepciónes; eso es, absolutamente nadie entra al cielo sin ser renacido de agua y el Espíritu;

2) Los Padres están tan constantes sobre este punto que probablemente constituye revelación divina, sin aun considerar la infalible enseñanza de los Papas;

3) La enseñanza constante de los Padres que todos deben recibir bautismo de agua para salvación en luz de Juan 3:5 excluye excepciónes por los casos de “ignorancia invencible” y “imposibilidad física.”



Y basado en esta verdad, declarada por Jesús en el Evangelio (Juan 3:5), trasmitida por los Apóstoles y enseñada por los padres, la Iglesia Católica ha definido infaliblemente como dogma (como ya hemos visto) que absolutamente nadie entra al cielo sin el Sacramento de Bautismo.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Canon 5 sobre el Sacramento de Bautismo, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo es opcional, eso es, no necesario para la salvación (Juan 3:5): sea anatema.”[148]



Pero, como en muchas otras cuestiónes, todos los padres no permanecían consistentes con sus propias afirmaciónes de la necesidad absoluta de bautismo de agua para la salvación.



TODOS LOS PADRES NO PERMANECÍAN CONSISTENTES CON SUS PROPIAS AFIRMACIÓNES



A pesar del hecho que hay una tradición constante desde el principio que absolutamente nadie es salvo sin bautismo de agua, todos los padres no siempre permanecían consistentes con sus proprias afirmaciónes sobre este punto. Y eso es donde encontramos las teorías de “bautismo de sangre” y “bautismo de deseo,” cada cual será tratada a su vez. Pero debe ser entendido que los padres de la Iglesia estaban equivocados y inconsistentes con su propia enseñanza y la Tradición apostólica sobre muchos puntos – porque eran hombres falibles que cometían muchas faltas.



P. Guillelmo Jurgens: “... debemos acentuar que un texto patrístico particular [una declaración particular de un padre] nunca debe ser entendido como una ‘prueba’ de una doctrina particular. Dogmas no son ‘probados’ por declaraciónes patristicas, sino por los infalibles instrumentos enseñadores de la Iglesia. El valor de los Padres y escritores es esto: que en conjunto [eso es, en total], demuestran lo que la Iglesia cree y enseña; y otra vez, en conjunto, [eso es, en total], rinden testimonio al contenido de Tradición, la misma Tradición que es un vehículo de revelación.”[149]



Los padres de la Iglesia sólo están un testimonio definitivo a la Tradición cuando expresan un punto mantenido universalmente y constantemente o cuando expresan algo que está de acuerdo con dogma definido. Mirados individualmente o aun en multiplicidad, pueden estar totalmente equivocados y aun peligrosos. San Basilio el Grande dijo que el Espíritu Santo es segundo al Hijo de Dios en orden y dignidad, en un horrible y aun herético intento de explicar la Santa Trinidad.



San Basilio (363): “El Hijo no es, sin embargo, secundo al Padre en natura, porque la Divinidad es una en cada uno de ellos, y claramente, también, en el Espíritu Santo, aun si en orden y dignidad Él es segundo al Hijo (¡sí, esto concedemos!), aunque no en tal manera, es claro, que Él fuera de otra natura.”[150]



Cuando San Basilio dice arriba que la Divinidad es Una en Padre, Hijo, y Espíritu Santo, está afirmando correctamente la Tradición universal y apostólica. Pero cuando dice que el Espíritu Santo es segundo en dignidad al Hijo deja de permanecer consistente con esta Tradición y cae en error (herejía material, de hecho). Y los padres hicieron innumerables errores intentando defender o articular la Fe.



San Agustín escribió un entero libro de correcciónes. San Fulgencio y una multitud de otros, incluyendo a San Agustín, mantenían que fue cierto que infantes que mueren sin bautismo descienden a los fuegos del infierno, una posición luego condenada por el Papa Pío VI. Como Papa Pío VI confirmó, infantes sin bautizar van al infierno, pero a un lugar en el infierno donde no hay fuego.[151]



Pero San Agustín era tan franco en favor de este error que llegó a ser la común y basicamente indesafiada enseñanza por más que 500 años, según La Enciclopedia Católica.



La Enciclopedia Católica, Vol. 9, “Limbo,” p. 257: “Sobre la cuestión especial, sin embargo, del castigo de pecado original después de la muerte, San Anselmo era unido con San Agustín al mantener que infantes sin bautizar comparten los positivos sufrimientos de los condenados; y Abelardo era el primér que rebeló contra la severidad de la tradición Agustina sobre este punto.”[152]



Esto es porque Católicos no forman conclusiones definitivas doctrinales de la enseñanza de un padre de la Iglesia o un puñado de padres; un Católica sigue la infalible enseñanza de la Iglesia proclamada por los Papas; y un Católico asiente a la enseñanza de los padres de la Iglesia cuando están de acuerdo universal y constante desde el principio y de acuerdo con la enseñanza Católica dogmática.



Papa Benedicto XIV, Apostolica (# 6), 26 Junio 1749: “El juicio de la Iglesia es preferable a el de un Doctor afamado por su santidad y enseñanza.”[153]



Errores de las Jansenistas, #30: “Cuando alguno encuentre una doctrina claramente establecida en Agustín, absolutamente puede mantenerla y enseñarla, desatendiendo toda bula del papa.” – Condenado por Papa Alexandro VIII[154]

Papa Pío XII, Humani generis (# 21), 12 Agosto 1950: “Este depósito de fe nuestro Divino Redentor ha dado para interpretación auténtica no a cada uno de los fieles, no aun a teólogos, sino sólo a la Autoridad Magistral de la Iglesia.’”[155]



La Iglesia Católica reconoce infalibilidad en ningún santo, teólogo, o padre de la Iglesia antigua. Es solamente un Papa operando con la autoridad del Magisterio que es protegido por el Espíritu Santo de enseñar error sobre fe o moralidad. Pues, cuando examinamos y mostramos como eclesiásticos han errado sobre los temas de bautismo de deseo y sangre, esto es 100% consistente con la enseñanza de la Iglesia, que siempre ha reconocido que cualquier eclesiástico, no importa qué admirable, puede hacer errores, aun unos significantes. Finalmente, después de tratar de bautismo de deseo y sangre, citaré a un Papa, quien también es un Padre de la Iglesia antigua, cuya enseñanza termina todo el debate sobre el asunto. Ya procedo a tratar bautismo de sangre y bautismo de deseo.



LA TEORÍA DE BAUTISMO DE SANGRE - UNA TRADICIÓN DE HOMBRE



Un pequeño número de los padres – aproximadamente 8 de un total de cientos – son citados en favor de lo que se llama “bautismo de sangre,” la idea que un catecúmeno (eso es, uno preparando para recibir el Bautismo Católico) que derramó su sangre por Cristo podría ser salvo sin haber recibido Bautismo. Es crucial notar en el principio que ninguno de los padres consideró a nadie excepto un catecúmeno como una posible excepción a la necesidad de recibir el Sacramento de Bautismo; todos condenarían y rechazarían por herética y extraña de la enseñanza de Cristo la herejía moderna de “ignorancia invencible” salvando a los que mueren no Católicos. Pues, de los padres, aproximadamente 8 son citados en favor de bautismo de sangre para catecúmenos. Y, solo un padre de cientos, San Agustín, puede ser citado enseñando claramente lo que hoy se llama “bautismo de deseo”: la idea que un catecúmeno puede ser salvo por su deseo explícito para el bautismo de agua. Esto signífica que con la excepción de San Agustín, todos los pocos padres que creyeron en bautismo de sangre en realidad rechazaron el concepto de bautismo de deseo. Mira a San Cirilo de Jerusalén, por ejemplo.



San Cirilo de Jerusalén, 350 A.D.: “Si cualquier hombre no reciba el bautismo, no recibe la salvación. La unica excepción es los mártires...”[156]



Aquí vemos que San Cirilo de Jerusalén creía en bautismo de sangre, pero rechazó bautismo de deseo. San Fulgencio expresó la misma.



San Fulgencio, 523: “Desde ése tiempo en que Nuestro Salvador dijo: “Si alguno no sea renacido de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino del cielo,’ nadie puede, sin el sacramento de bautismo, excepto los que, en la Iglesia Católica, sin Bautismo derraman su sangre por Cristo...”[157]



Aquí vemos que San Fulgencio creía en bautismo de sangre pero rechazó la idea de bautismo de deseo. Y lo que es irónico y particularmente deshonesto es que los apologéticos por bautismo de deseo (como los sacerdotes de la Sociedad de San Pío X) citan estos textos patrísticos (como los dos arriba) en libros escritos para probar bautismo de deseo, sin señalar a sus lectores que estos pasajes en realidad niegan bautismo de deseo; porque podemos ver que San Fulgencio, mientras expresa su creencia en bautismo de sangre, rechaza bautismo de deseo, solamente admitiendo a mártires por una posible excepción de la ley de bautismo. (Que diría San Fulgencio sobre la versión moderna de la herejía de bautismo de deseo, también enseñada por tales sacerdotes de la SSPX, SSPV, CMRI, etc. según la cual Judíos, Musulmánes, y paganos pueden ser salvos sin Bautismo?)



San Fulgencio, De la Remisión de Pecados, 512 A.D.: “Alguno que está fuera de esta Iglesia, que recibió las llaves del reino del cielo, está caminando un sendero no al cielo sino al infierno. No se acerca al hogar de vida eterna; más bien, se apresura al tormento de muerte eterna.”[158]



San Fulgencio, La Regla de Fe, 526 A.D.: “Ten firmissime y nunca duda en lo más minimo que no sólo todos los paganos sino también todos los Judíos y todos los herejes y cismáticos que terminen esta presente vida fuera de la Iglesia Católica ya irán en el fuego eterno preparado para el diablo y sus angeles.”[159]



Podemos ver que San Fulgencio – como todos los otros padres – habría condenado severamente a los herejes modernos que mantienen que los que mueren no Católicos pueden ser salvos.



Pero lo más interesante sobre esto es que en el mismo documento en que San Fulgencio expresa su error sobre bautismo de sangre (ya citado), él comete un error diferente y importante.



San Fulgencio, 523: “Ten firmissime y nunca duda en lo más minimo que no sólo hombres que tienen el uso de razón pero aun infantes que... salen de este mundo sin el Sacramento de santo Bautismo... serán castigados en el perdurable tormento de fuego eterno.”[160]



San Fulgencio dice “Ten firmissime y nunca duda” que infantes que mueren sin bautismo “serán castigados en el perdurable tormento de fuego eterno.” Esto es falso. Infantes que mueren sin bautismo descienden al infierno, pero a un lugar en el infierno donde no hay fuego (Papa Pío VI, Auctorem Fidei).[161] San Fulgencio así muestra que su opinión en favor de bautismo de sangre es muy falible por cometer otro error en el mismo documento. Es muy notable, de hecho, que en casi toda instancia cuando un padre de la Iglesia o alguien otro expresa su error sobre bautismo de sangre o bautismo de deseo que la misma persona comete un otro error importante en la misma obra, como veremos.



Es importante también notar que algunos de los padres usan el término “bautismo de sangre” para descibir el martirio Católico de uno ya bautizado, no como un posible remplazo por bautismo de agua. Esto es el unico uso legítimo del término.



San Juan Crisóstomo, Panegírico de San Luciano, 4to Siglo A.D.:

“No sean sorprendidos que llamo martirio un Bautismo; porque aquí también el Espíritu viene con gran prisa y hay una quita de pecados y una maravillosa limpieza del alma; y asimismo que los que reciben bautismo están lavados en agua, también los que están martirizados están lavados en su propia sangre.”[162]



San Juan aquí está describiendo el martirio de un sacerdote San Luciano, una persona ya bautizada. No está diciendo que martirio remplace el bautismo. San Juan Damasceno lo describe en la misma manera:



San Juan Damasceno:

“Estas cosas eran bién entendidas por nuestros santos y inspirados padres -- así ellos se esforzaban, después de Santo Bautismo, para mantenerse... desmanchados. Así algunos de ellos también proponían recibir otro Bautismo: Quiero decir lo que es por sangre y martirio.”[163]



Esto es importante porque muchos deshonestos eruditos hoy (como los sacerdotes de la Sociedad de San Pío X) tergiversan la enseñanza sobre este punto; ellos citan un pasaje sobre bautismo de sangre donde San Juan está simplemente hablando de bautismo de sangre como un martirio Católico para uno ya bautizado, y ellos lo presentan como si la persona estuviera enseñando que martirio puede remplazar el bautismo – cuando tal cosa no está dicha en ningún lugar.



Algunos se pregunten porque el término bautismo de sangre fue usado en absoluto. Creo que la razón porque el término “bautismo de sangre” fue usado por unos de los padres era porque Nuestro Señor describió Su sucediendo pasión como un bautismo en Marco 10:38-39.



[Marco 10:38-39]: “Entonces Jesús les dijo: No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del cáliz que yo bebo, o ser bautizados del bautismo de que yo soy bautizado? Pero ellos le dijeron: Podemos. Y Jesús les dijo: De verdad, del cáliz que yo bebo, beberéis; y del bautismo de que soy bautizado, seréis bautizados.”



Vemos en el antedicho pasaje que Nuestro Señor, aunque ya bautizado por San Juan en el Jordán, refiere a un otro bautismo que Él debería recibir. Esto es Su martirio en la cruz, no un sustituto por bautismo de agua. Es Su “segundo bautismo,” si quieres, no su primero. Así, bautismo de sangre es describido por Nuestro Señor en la misma manera que San Juan Damasceno, no para significar un sustituto bautismo para una persona sin bautizar, sino más bien un martirio Católico que remite toda culpa y castigo debido a pecado.



El término bautismo es usado en una variedad de maneras en las Escrituras y por los Padres de la Iglesia. Los bautismos: de agua, de sangre, del espíritu, de Moisés, y de fuego son todos términos que han sido utilizado por Padres de la Iglesia para caracterizar ciertas cosas, pero no necesariamente para describir que un mártir sin bautizar puede alcanzar la salvación. Lee el versículo de escritura en que el término bautismo es usado para los antepasados del Antiguo Testamento:



[1 Cor. 10:2-4]: “Y todos en Moisés fueron BAUTIZADOS, en la nube, y en la mar: Y todos comieron la misma vianda espiritual, Y todos bebieron la misma bebida espiritual: (y bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo.)”



Creo que este explica porque un número de padres erraban por creer que bautismo de sangre suple el lugar de bautismo de agua. Ellos reconocían que Nuestro Señor referió a Su propio martirio como un bautismo, y ellos concluían erradamente que martirio por la verdadera fe puede servir para un sustituto por ser renacido de agua y el Espíritu Santo. Pero la realidad es que no hay ningunas excepciónes a las palabras de Nuestro Señor en Juan 3:5, como la infalible enseñanza de la Iglesia Católica confirma. Ninguno de buena voluntad que está dispuesto para derramar la sangre por la verdadera fe no sea dejado sin estos salvadores aguas. No es nuestra sangre, sino la sangre de Cristo en la Cruz, comunicada a nosotros en el Sacramento de Bautismo, que nos libera del estado de pecado y nos permite entrar al reino del cielo (más de esto luego).



Papa Eugenio IV, “Cantate Domino,” Concilio de Florencia, ex cathedra: “Nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas y aun si ha derramado sangre por el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica..”[164]



DOS DE LAS PRIMERAS DECLARACIÓNES SOBRE BAUTISMO DE SANGRE



De los pocos padres que pueden ser citados en favor de bautismo de sangre siendo un posible remplazo por Bautismo real, las dos primeras declaraciónes in defensa de la idea vienen de San Cipriano y Tertuliano.



San Cipriano, A Jubaianus (254): “Catecúmenos que sufren martirio antes que han recibido Bautismo con agua no son privados del Sacramento de Bautismo. Más bien, están bautizados con el más glorioso y grandissimo Bautismo de Sangre...”[165]



Examinemos este pasaje. Al enseñar bautismo de sangre, nota que San Cipriano comete un error importante en la misma frase. Dice:



“catecúmenos que sufren martirio antes que han recibido Bautismo con agua no son privados del Sacramento de Bautismo.”



Esto es completamente falso, aun del punto de vista de los propugnadores de bautismo de sangre/deseo. Todos los propugnadores de bautismo de deseo y sangre facilmente confiesan que ninguno es un sacramento, porque ninguno confiera el indeleble carácter del Sacramento de Bautismo. Por siguiente, aun los más vigorosos propugnadores de bautismo de sangre admitirían que la declaración aquí de San Cipriano es falsa. Pues, en la misma FRASE en que San Cipriano enseña el error de bautismo de sangre, comete una falta importante al explicarlo – lo llama “el Sacramento de Bautismo.” ¿Que más prueba es necesaria para demostrar a los liberales que la enseñanza de padres individuales no es infalible y no representa la Tradición universal y aun puede ser peligroso, mantenida obstinadamente? ¿Porqué citan tales pasajes errados para intentar “enseñar” a los fieles cuando a ellos aun no les acuerdan?



¡Además, los errores de San Cipriano en este mismo documento (A Jubaianus) no terminan aquí! En el mismo documento, San Cipriano enseña que herejes no pueden conferir un bautismo válido.



San Cipriano, A Jubaianus (254): “... respecto de lo que yo pensaría sobre el asunto del bautismo de herejes... Este bautismo no podemos considerar válido...”[166]



Esto también es falso, ya que el Concilio de Trento definió que herejes, si observen las correctas materia y forma, confieren bautismo válido. ¡Pero San Cipriano en realidad mantenía que fue de Tradición apostólica que herejes no podrían conferir un bautismo válido! Y esta falsa idea fue opuesta por el entonces Papa (San Stéfano) y luego condenada por la Iglesia Católica. ¡Tanto por la afirmación que la carta de San Cipriano A Jubaianus es una cierta representación de Tradición apostólica! De hecho, San Cipriano y 30 otros obispos declararon en un concilio regional en 254 A.D.:



“Nosotros... juzgando y manteniendo por cierto que nadie más allá del límite [eso es, fuera la Iglesia] puede ser bautizado...”[167]



Esto otra vez prueba el punto: Jesucristo sólo dió infalibilidad a San Pedro y sus sucesores (los Papas).



“Dijo el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandaros como trigo: Mas yo he rogado por ti, que tu fe no falte: y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos.” (Lucas 22:31-32)



Jesucristo no les dió fe infalible a obispos, teólogos o padres de la Iglesia; sólo la dió a Pedro y sus sucesores cuando hablan de la Cátedra de Pedro o cuando proponen una doctrina a los fieles por ser creida como divinamente revelada.



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, ex cathedra:

“Así que este don de verdad Y UNA FE INFALIBLE FUE DIVINAMENTE CONFERIDO SOBRE PEDRO Y SUS SUCESORES EN ESTA CÁTEDRA...”[168]



Un otro padre antiguo que es frecuentemente citado en favor de bautismo de sangre es Tertuliano. La suya es la más antigua declaración recordada que enseña bautismo de sangre.



Tertuliano, De Bautismo, 203 A.D.: “Si podrían ser lavados en aqua, ellos necesariamente deben ser por sangre. Esto es el Bautismo que remplaza lo de la fuente, cuando no ha sido recibido, y lo restaura cuando ha sido perdido.”[169]



Pero ¿sabes qué? En la misma obra en que Tertuliano expresa su opinión en favor de bautismo de sangre, también comete un error diferente y importante. ¡Dice que infantes no deberían ser bautizados hasta que han madurado!



Tertuliano, De Bautismo, 203 A.D.: “Conforme a circunstancia y disposición y aun edad de la persona individual, puede ser mejor demorar el bautismo; y especialmente en el caso de niños pequeños... Que vengan, entonces, mientras maduran...”[170]



Esto se contradice con la universal Tradición Católica, recibida de los apóstoles, y la siguiente infalible enseñanza de los Papas, que infantes deben ser bautizados lo antes posible.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, ex cathedra: “Con respecto de niños... santo bautismo no debe ser demorado...”[171]



Pero más que esto, en la misma obra De Bautismo, Tertuliano de verdad afirma la enseñanza universal de Tradición sobre la necesidad absoluta de bautismo de agua, al contrario de la idea de bautismo de sangre.



Tertuliano, De Bautismo, 203: “... es de hecho prescribido que nadie puede alcanzar la salvación sin Bautismo, especialmente en vista de ésa declaración del Señor, quien dice: ‘Sino un hombre renaciere de agua, él no tendrá vida’ [Juan 3:5]...”[172]



Por lo tanto, los que piensan que bautismo de sangre es una enseñanza de la Iglesia Católica simplemente porque este error fue expresado por un pequeño número de padres son simplemente equivocados. Tantos o más padres mantenían que infantes sin bautizar sufren los fuegos del infierno y que herejes no pueden bautizar válidamente. La teoría de bautismo de sangre no fue mantenida universalmente ni constantemente en Tradición Católica y nunca ha sido enseñada ni mencionada por ningún Papa, ningún Concilio, ni en ninguna Encíclica Papal.



¿SANTOS SIN BAUTIZAR?



Una de las más fuertes objeciónes de propugnadores de bautismo de deseo/sangre es la afirmación que la Iglesia Católica reconoce a santos que nunca recibieron el Sacramento de Bautismo. La respuesta a esto es que la Iglesia Católica nunca ha reconocido que hay santos en el cielo sin bautizar. Unos historiadores han escrito relatos de las vidas de ciertos santos en que estos santos murieron sin bautismo de agua - por “bautismo de sangre”; pero las afirmaciónes de estos historiadores no prueban nada.



No toda la información relacionada sobre las muertes de mártires es exacta. Por ejemplo, “Según San Ambrosio, Prudentio y Padre Butler, Santa Agnes fue descabezada. Otros habían dicho que ella [Santa Inez] fue quemada a la muerte. Nuestro punto es que no toda la información dada en la narrativa del martirio es necesariamente exacta, consistente, ni completa.”[173]



Papa San Gelasio, Decreto, 495: “Asimismo los hechos de los santos mártires... [cuales] con cautela notable no están leidos en la santa Iglesia Romana... porque los nombres de ellos que los escribieron están totalmente desconocidos... no sea que se presente una ocasión de burla.”[174]



Papa San Gelasio está diciendo aquí que las obras y los hechos registrados de los mártires están inciertos. Sus autóres están desconocidos, los relatos pueden contener errores, y no estaban hasta leidos en la santa Iglesia Romana para evitar posible escándalo o burla que podrían surgir de algunas declaraciónes falsas contenidas allí. De hecho, en su obra La Era de Mártires, el afamado historiador de la Iglesia Abad José Ricciotti dice: “Por guias tenemos documentos apropriados. Estos, sin embargo, como ya hemos visto, son frecuentemente inciertos y nos llevaría completamente fuera del camino. Especialmente desconfiables son los Hechos o Pasiónes de mártires.”[175] La infalible enseñanza de la Iglesia Católica, por otra parte, es absolutamente confiable, y nunca ha enseñado que almas pueden ser salvas sin el Sacramento de Bautismo por “bautismo de sangre.” Por lo tanto, en breve, no hay ninguna prueba que cualquier santo martirizado por la Fe Católica nunca recibió el Sacramento de Bautismo.



LOS CUARENTA MÁRTIRES DE SEBASTE



Un ejemplo de como los propugnadores de bautismo de sangre erran en esta tema es su afirmación que el cuadragésimo martir de Sebaste fue sin bautizar. Dicen que fue sin bautizar, pero que se unió con los otros treinta y nueve mártires y se heló a la muerte por Cristo en el lago. La realidad es que no hay ninguna prueba que el cuadragésimo martir de Sebaste fue sin bautizar, cuyo identidad es desconocido. Los relatos del cuento revelan que él “clamó a gran voz que fue Cristiano,” probablemente porque ya era un Católico bautizado que estuvo espoleado a martirio por el ejemplo de los otros treinta y nueve. Además, en la Martirología Romana bajo la fecha del 9 de Septiembre, leemos:



“En Sabaste en Armenia, San Severiano, un soldado del Emperador Licinio. Por visitar frecuentemente a los Cuarenta Mártires en la prisión, fue suspendido en el aire con una piedra atada a las pies por orden del gubernador Lysias...”[176]



Es cierto que Severiano no fue el cuadragésimo martir (de la fecha y las circunstancias de su muerte), pero vemos de este relato que otras personas y soldados podrían visitar a los Cuarenta en la prisión. Por siguiente, los Cuarenta Mártires facilmente podrían haber bautizado a algunos soldados que mostraran interés y compasión con su causa, incluyendo al uno que se juntó a ellos finalmente (si ya no fuera bautizado). Así, no hay nada que prueba que el cuadragésimo martir fue sin bautizar, y sabemos que sí fue de la verdad de nuestra Fe. La misma puede ser dicha en todos los aproximadamente 20 casos presentados por los propugnadores de bautismo de sangre.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[177]



Citaré al pie de la letra del Hermano Roberto María, en Padre Feeney y La Verdad Sobre la Salvación (pp. 173-175), que esclarece parte de la confusión que encierra esta tema:



“Ya examinamos la evidencia historica presentada por ellos que afirman que ‘bautismo de sangre’ es un sustituto por, aun mejor que, el sacramento de bautismo. Esta evidencia es encontrada en los varios escritos que han sido trasmitidos a nosotros sobre los siglos como está recordada en varias martirologías, hechos de los martires, vidas de los santos y fuentes similares. La información más concisa sobre los martires está encontrada en martirologías.

“La presente Martirología Romana es un catálogo de santos honrados por la Iglesia, no sólo los martirizados por la Fe. Apareció primero en 1584, y fue derivada de martirologías antiguas que existían en el cuarto siglo, más que documentos oficiales y inoficiales extraidos de hechos de los martires fechados del segundo siglo. Ha sido revisada varios veces desde su primera compilación. Cuando fue designado para revisar los antiguos relatos, San Roberto Bellarmino mismo tuvo que estar refrenado de demasiados escépticos supresiónes editoriales.

“Primero, no fue la intención de los que primeramente reportaron las circunstancias de las muertes de los martires proveer información de que ‘registros bautismales’ luego podrían ser compilados. Si el cronicador no hace ninguna mención del Bautismo del mártir, no necesariamente signífica que nunca fue bautizado. Un buen ejemplo es San Patricio. Él no fue un martir, pero su Bautismo nunca fue recordado. Pero, todavía sabemos positivamente que recibió el sacramento porque fue un obispo.

“Por siguiente, aun si un cronicador diga positivamente que un martir no había sido bautizado, debe ser entendido significar que ‘no fue recordado’ por haber sido bautizado. En esos tiempos especialmente, ninguna persona podría esperar saber con certeza que alguien no había sido bautizado.

“Tercero, si un cronicador diga que un martir fue ‘bautizado en su propia sangre’, esto no automaticamente precluya (elimine) recibimiento anterior del sacramento por agua. Cuando Cristo referió a Su sucedenda Pasión como un ‘Bautismo’, Él ya había sido bautizado por San Juan en el Jordán.

“Cuarto, ‘bautismo de sangre’ debe ser entendido como el mejor acto de amor de Dios que un hombre puede hacer. Dios lo recompensa con admisión directa al cielo por ellos que ya están bautizados y dentro de la Iglesia: sin purgatorio -- es una confesión perfecta. Si fuera capáz de sustituir por algún sacramento, sería el sacramento de Penitencia, porque Penitencia no obliga con una necesidad de medio, sino de precepto solo.

“En su libro Historia de la Iglesia, Padre Juan Laux, M.A., escribe:



‘Si él [el Cristiano] fuera destinado a perder la vida, había sido enseñado que martirio fue un segundo Bautismo, que quitó lavando a toda mancha, y que el alma del martir fue seguro en admisión inmediata a la felicidad perfecta del cielo.’



“Quinto, cuando un martir está llamado un ‘catecúmeno,’ no siempre signífica que ya no estuvo bautizado. Un catecúmeno era una persona aprendiendo la Fe, como un estudiante en una clase llamada un catecumenado, bajo un maestro llamado un catecumenador. Que estudiantes continuaban en la clase aun después que estuvieron bautizados es confirmado concluyentemente por estas palabras de San Ambrosio a sus catecúmenos: “Yo sé muy bien que muchas cosas todavía deben ser explicadas. A vosotros puede aparecer extraño que no os fue dada una enseñanza completa sobre los sacramentos antes que estuvisteis bautizados. Sin embargo, la antigua disciplina de la Iglesia nos prohibe revelar los misterios Cristianos a los no iniciados. Porque el entero significado de los sacramentos no puede ser entendido sin la luz que ellos mismos difunden en sus corazónes.” (De los Misterios y De los Sacramentos, San Ambrosio)



Aunque los sin bautizar nunca fueron considerados parte de los fieles hasta fueron bautizados (siempre eran requeridos salir antes de la Misa de los Fieles), Hno. Roberto María está ilustrando que algunas personas recién bautizadas, que todavía estaban recibiendo instrucción, de vez en cuando estaban llamadas “catecúmenos.”



Papa San Silvestre I, Primero Concilio de Nicea, 325 A.D., Can. 2: “Porque un catecúmeno necesita tiempo y más probación despues del bautismo...”[178]



Según la Tradición, la Iglesia no revelaba ciertas cosas excepto a los iniciados (los bautizados). Así, después que una persona fue bautizado, él o ella frecuentemente continuaba la instrucción catecumenal, y por siguiente a veces fue llamada un “catecúmeno.” El hecho que hay una distinción entre catecúmenos sin bautizar y catecúmenos bautizados es implícito en la siguiente citación del Concilio de Braga en 572.



Concilio de Braga, 572, Canon xvii: “Ni la comemoración de Sacrificio [oblationis] ni el servicio de salmodia [psallendi] no debe ser empleado por catecúmenos que han muerto sin bautizar.”[179]



Si los describidos como “catecúmenos” siempre fueran sin bautizar, entonces no sería ninguna necesidad por el Concilio decir que ni salmodia ni sacrificio no debe ser empleado por catecúmenos “que han muerto sin bautizar.” Por lo tanto, el hecho que la Martirología Romana describe a unos pocos Santos como “catecúmenos” no prueba que fueron sin bautizar, aunque el término “catecúmeno” usualmente signífica sin bautizar. Además, la Martirología Romana no es infalible y contiene errores historicos.



Donald Attwater, Un Diccionario Católico, p. 310: “Una declaración historica en la ‘Martirología’ como tal no tiene ninguna autoridad... Un número de artículos en la Martirología Romana son encontrados inaceptables cuando están probados así.”[180]



Dom Prosper Guéranger, uno de los liturgistas más celebrados en la historia de la Iglesia, corrige ciertos errores en el Breviario Romano:



Dom Prosper Guéranger, El Año Litúrgico, Vol. 8 (Sts. Tiburtius, etc.), p. 315:

“La solemnidad del 22 de Noviembre, antes precedida por una vigilia, está notada en el breviario Romano como el día de su [Santa Cecilia] martirio; es, en realidad, el aniversario de su basílica magnífica en Roma.”[181]



Sigo con la citación de Hno. Roberto María:



“Sexto, en ésos días, un Bautismo formal era un ceremonio muy impresionante administrado por el obispo. Sin embargo, la Iglesia siempre ha enseñado que, en caso de necesidad, alguna persona de cualquier sexo que ha cumplido la edad de razón, Católica o no Católica, puede bautizar por usar las palabras correctas y proponer hacer lo que la Iglesia propone ser hecho por el sacramento. Por siguiente, en la Iglesia antigua, Cristianos bautizados y catecúmenos sin bautizar eran instruidos administrar el sacramento uno a otro, si y cuando fuera necesario, cada vez que estallaron persecuciónes.

“Sétimo, la salvación fue hecha posible para nosotros cuando, en la Cruz en Calvario, Nuestro Señor Jesucristo sacrifició Su Santo Cuerpo y Sangre para expiar nuestros pecados. Por siguiente, un hombre es salvo, no por sacrificar su propia sangre humana, sino por el sacrificio de la Más Preciosa Sangre Divina de Nuestro Santo Salvador.

“Lo digamos otra manera: En nuestro opinión, la absolutamente cierta remisión de pecado original y incorporación en Cristo y Su Iglesia están efectuados sólo por el agua a que, solo, Cristo ha dado ése poder. La sangre de un hombre no tiene ningún tal poder. Martirio es el mejor acto de amor de Dios que un hombre puede hacer, pero no puede sustituir por el sacramento de bautismo.” - fin de citación



No hay ninguna necesidad por examinar todos los menos de 20 casos individuales de martirios de santos (de miles) que algunos han dicho que ocurrieron sin bautismo. Por ejemplo, en el caso de Santa Emerentiana – martirizada mientras oraba públicamente en la tumba de Santa Inés durante de la persecución de Diocletiano – alguno podría notar que el relato de su martirio provee una situación que, en si mismo, sugiere que ella ya fue bautizada; porque no se habría puesto en peligro en tal manera durante la persecución si no hubiera sido bautizada. O aun si ella no fue bautizada antes que fue atacada (que es muy improbable), ciertamente podría haber sido bautizada después del ataque por su madre quien le acompañó (según los relatos) a la tumba para orar.



Hay tantos relatos que den una impresión drásticamente diferente y tengan un significado diferente si sólo un pequeño detalle esté omitido. Hay, por ejemplo, el caso de San Venantio. A los 15 años, San Venantio estuvo llevado ante el gubernador durante de la persecución del Emperador Decius:



“Uno de los oficiales, de nombre Anastasio, habiendo notado el valor con que él [San Venantio] sufría sus tormentos, y habiendo visto también un ángel en toga blanca caminando arriba del humo, y otra vez liberando a Venantio, creyó en Cristo, y junto con su familia fue bautizado por el sacerdote Porfirio, con quien después mereció recibir la palma de martirio.”[182]



Este cuento interesante nos muestra, otra vez, como Dios trae bautismo a todos Sus elegidos, pero nota que facilmente podría haber sido entendido mal si un detallo simple hubiera sido omitido. Si el solo punto sobre como Anastasio y su familia fueron bautizados por Porfirio hubiera sido omitido, el lector casi por cierto recibiría la impresión que Anastasio fue un martir por Cristo que nunca recibió bautismo – recibiendo en cambio “bautismo de sangre.”



El hecho es que no es necesario pasar por todos estos pocos casos y mostrar que: 1) no hay ninguna prueba que el santo (que ellos afirman fue sin bautizar) no fue bautizado; y 2) hay muchas explicaciónes de como el santo podría haber sido y sí fue bautizado. Todo que es necesario para refutar la afirmación que hay santos sin bautizar es mostrar que la Iglesia ha enseñado infaliblemente que ninguno puede llegar al cielo sin ser renacido de agua y el Espíritu Santo en el Sacramento de Bautismo.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Canon 5 sobre el Sacramento de Bautismo, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[183]



Sin embargo, un supuesto caso de “bautismo de sangre” es particularmente interesante.



SAN ALBAN Y SU GUARDIA CONVERTIDO



San Alban era el protomartir de Inglaterra (303 A.D.) El relato de su martirio es particularmente interesante e instructivo sobre esta tema. En via a su martirio, uno de los guardias que le guiaba a ejecución fue convertido a Cristo. La Martirología Romana (un documento falible), y también las Vidas de los Santos de Butler, dice que el guardia fue “bautizado en su propia sangre.” San Beda el Venerable, un historiador de la Iglesia, que también tiene un relato del cuento (y que era uno de los aproximadamente 8 padres que son citados en favor de bautismo de sangre), dice que el martirio del guardia ocurrió sin “la purificación de Bautismo.” Pero mira esto: en narrar el cuento de los martirios de San Alban y su guardia, San Beda y Las Vidas de los Santos de Butler revelan un punto muy importante.



San Beda: “Cuando llegó al cúspide, santo Alban pidió a Dios darle (Alban) agua, y inmediatamente una perenne manantial borboteó a sus pies...” Butler: “La conversión repentina de los verdugos causó un retraso en la ejecución. Mientras tanto el santo confesor (Alban), con la muchedumbre, se fue arriba la colina... Allí Alban cayendo a rodillas, a su oración una fuente se provinió, con agua de que refrescó su sed... Junto con San Alban, el soldado, que había rehusado imbuir (manchar) las manos en su sangre, y se había declarado Cristiano, también fue decapitado, siendo bautizado en su propia sangre.”[184]



El lector puede ser confundido en este punto, y con toda justicia, pues permíteme explicar. Tenemos dos (falibles) relatos del martirio de San Alban y su guardia, de San Beda y las Vidas de los Santos de Butler. Los dos registran que inmediatamente antes del martirio de San Alban y su guardia, ¡San Alban oró por “agua” que milagrosamente recibió! ¡San Beda entonces sigue a decir que el guardia murió sin bautizar! Butler dice que el agua fue solamente para “refrescar” la sed de Alban! Con todo respeto debido a San Beda y las buenas cosas en Butler, ¿que obvio debe ser? Un Santo, que tuvo unos pocos minutos por vivir y que tuvo un converso queriendo entrar la Iglesia de Cristo, ¡no llamaría por agua milagrosa para “refrescar su sed”! Él obviamente llamó por el agua milagrosa para bautizar al guardia convertido, y Dios lo proveyó por el converso sincero, porque “sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al Reino de Dios.” Este es un ejemplo excelente de como los errores de bautismo de sangre y deseo han sido perpetuados - por trasmitir las conclusiónes falibles de hombres falibles. Y este ejemplo de San Alban y su guardia, que en realidad muestra la absoluta necesidad del Sacramento de Bautismo, es frecuentemente y falsamente usado contra la necesidad del Sacramento de Bautismo.



RESUMIENDO LOS HECHOS SOBRE BAUTISMO DE SANGRE



Como ya dicho, la teoría de bautismo de sangre nunca ha sido enseñada por ningún Papa, ningún Concilio, ni en ninguna Encíclica Papal. Por lo menos 5 Concilios dogmáticos de la Iglesia Católica publicaron definiciónes detallados sobre el Bautismo, y ninguno aun mencionó ni el concepto ni el término Bautismo de Sangre. El Concilio de Trento tuvo 14 cánones sobre el Bautismo, y Bautismo de sangre no es mencionado en ningún lugar. Y, de hecho, varias declaraciónes infalibles de los Papas y Concilios excluyen la idea.



Papa Eugenio IV, “Cantate Domino,” Concilio de Florencia, ex cathedra: “Nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas, aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica.”[185]



¡Papa Eugenio IV explícitamente excluye de salvación aun los que “derraman sangre por el nombre de Cristo” a menos que estén viviendo en el seno y unidad de la Iglesia! Y, como ya probado, ¡los sin bautizar no están viviendo en el seno y unidad de la Iglesia (de fide)! Los sin bautizar no son súbditos de la Iglesia Católica (de fide, Concilio de Trento, Ses. 14, Cap. 2);[186] los sin bautizar no son miembros de la Iglesia Católica (de fide, Pío XII, Mystici Corporis # 22);[187] y los sin bautizar no tienen la marca de Cristianos (de fide, Pío XII, Mediator Dei # 43).[188]



Si “bautismo de sangre” verdaderamente sirviera como un sustituto por el Sacramento de Bautismo, Dios nunca habría permitido a la Iglesia Católica entender Juan 3:5 según está escrito en sus decretos infalibles, como Él ha hecho (Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, etc.). Esto es cierto, porque el entendimiento oficial de la Iglesia de las escrituras no puede errar.



Además, Dios nunca habría permitido al infalible Concilio de Trento completamente omitir toda mención de esta “excepción” en sus cánones sobre el bautismo y sus capítulos sobre la justificación como una manera alternativa de lograr el estado de gracia. Él nunca habría permitido a todas las definiciónes infalibles de Papas sobre solo un bautismo evitar toda mención del “bautismo de sangre.”



Y Dios no habría permitido al Papa Eugenio IV definir que nadie, aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, puede ser salvo a menos que esté en el seno y unidad de la Iglesia Católica, sin mencionar la excepción de “bautismo de sangre.” Dios nunca ha permitido que la teoría de bautismo de sangre sea enseñada en un Concilio, por un Papa, ni en un decreto infalible, sino sólo por falibles teólogos y falibles padres de la Iglesia antigua. Todo esto es porque bautismo de sangre no es una enseñanza de la Iglesia Católica, sino la especulación errada de unos pocos padres que también erraban frecuentemente en los mismos documentos.



BAUTISMOS MILAGROSOS



No sería ninguna necesidad para que Dios salve a alguien por bautismo de sangre (o “bautismo de deseo”), porque Él puede mantener viva toda alma sincera hasta reciben el bautismo, como vimos en el caso de San Alban y el guardia convertido. San Martín de Tours devolvó a la vida a un catecúmeno que había muerto para que podría bautizarle.[189] Santa Juana de Arco devolvó a la vida a un infante muerto para que ella podría bautizarle.[190] Han sido muchos milagros semejantes. Un ejemplo impresionante es dicho haber ocurrido en la vida de San Pedro mismo. Cuando estaba encadenado a un pilar en la prisión Mamertina en Roma, bautizó a dos de sus guardias, Proceso y Martiniano, con agua que milagrosamente provino de la tierra entre distancia de mano de San Pedro. Estos guardias también estaban encarcelados con San Pedro y iban a sufrir ejecución el próximo día porque fueron conversos. Su deseo de bautismo (bautismo de deseo) y su martirio por la fe (bautismo de sangre) no iban a ser suficientes. Ellos necesitaron ser bautizados con “agua y el Espíritu Santo” (Jn. 3:5). Y Dios vió que ellos verdaderamente desideraron el Sacramento, así que lo proveyó milagrosamente.



La historia también registra que San Patricio - quien mismo levantó a más que 40 personas de la muerte - levantó a un número de personas de la muerte específicamente para bautizarles, algo que fuera totalmente innecesario si alguno podría ser salvo sin bautismo. Como un erudito nota,



“En total, San Patricio resucitó a unos cuarenta infieles en Irlanda, uno de que fue el Rey Echu... Por levantarle de la muerte, San Patricio le instruyó y le bautizó, pidiendo que había visto del otro mundo. El Rey Echu relató como en realidad había visto el trono preparado para él en el Cielo por causa de su vida de estar abierto a la gracia de Dios Omnipotente, pero no fue permitido entrar precisamente porque aún fue sin bautizar. Después de recibir los sacramentos... se murió al instante y se fue a su recompensa.”[191]



El mismo erudito además nota:



“Muchos santos parecidos han sido registrado por resucitar a adultos específicamente y exclusivamente para el Sacramento de Bautismo, incluyendo a San Pedro Claver, Santa Winifred de Gales, San Juliano de Mans, San Eleuterio, y otros. Pero aun más han resucitado a infantes pequeños para el sacramento de salvación: San Gregorio Nazianzano... San Ilario... Santa Isabela... San Coleta... Santa Francesa de Roma... Santa Juana de Arco... San Filipe Neri... San Francisco Javier... Santa Gildas... San Gerardo Majella... por nombrar unos pocos.”[192]



Uno de los casos más interesantes es el cuento de Agustina, la niña esclava, relatado en la vida de San Pedro Claver, un misionero Jesuita en Colombia del 17imo siglo.



“Cuando Padre Claver llegó a su lecho de muerte, Agustina se acostaba fría al tocar, su cuerpo ya siendo preparado para el entierro. Él oraba al lado de su cama por un hora, cuando repentinamente la mujer se enderezó, vomitó un charco de sangre, y declaró cuando estuvo interrogada por ellos que estuvieron presente: ‘He venido de viajar por un camino largo. Después que había ido una larga distancia, encontré a un hombre blanco de gran belleza que se puso ante mí y dijo: Pare! No puedes irse nada más.’... Por oir esto, Padre Claver despejó el cuarto y se preparó para oir su Confesión, pensando que ella necesitó absolución por algún pecado que ella haya olvidado. Pero en el curso del rito, San Pedro Claver fue inspirado realizar que ella nunca había sido bautizada. El interrumpió su confesión y declinó darle absolución, llamando en cambio por agua para bautizarle. El dueño de Agustina insistió que ella no posiblemente podría necesitar bautismo porque había estado en su empleo por veinte años y nunca había faltado a irse a Misa, Confesión, y Comunión en todo ése tiempo. Sin embargo, Padre Claver insistió en bautizarle, después del cual Agustina murió otra vez alegremente y pacíficamente en la presencia de toda la familia.”[193]



El gran “Apóstol de las Montañas Rocosas,” P. Pierre De Smet, quien era el extraordinario misionero a los Indios Americanos en el 19eno siglo, también fue un testigo – como fueron sus compañeros misioneros Jesuitas – de muchas personas viniendo al bautismo bajo circunstancias milagrosas.



P. De Smet, 18 Dic. 1839: “Frecuentemente he notado que muchos de los niños parecen esperar por el bautismo antes de volar al cielo, porque mueren casi inmediatamente después de recibir el Sacramento.”[194]



P. De Smet, 9 Dic. 1845: “... más que cién niños y once viejos fueron bautizados. Muchos de este último [los viejos], quienes estuvieron portados en cueros de búfalo, parecían sólo esperar por esta gracia antes de irse a descansar en el seno de Dios.”[195]



Sobre este tema el lector tambien quisiere ver la sección sobre San Isaac Jogues y San Francisco Javier luego en este documento.



En la vida del extraordinario misionero irlandés San Columbanus (+ 543-615 A.D.), leemos de un cuento similar de la providencia de Dios trayendo a todas almas de buena voluntad al bautismo.



“[Columbanus dijo]: ‘Hijos mios, hoy veréis a un anciano jefe Picto, que fielmente ha observado los preceptos de la Ley Natural por toda la vida, llegar en esta isla; él viene para recibir bautismo y morir.’ Inmediatamente, un barco fue visto llegar con un débil hombre viejo sentado en la proa quien fue reconocido por el jefe de uno de las tribus aledañas. Dos de sus compañeros le llevaron ante el misionero, a cuyas palabras escuchó atentamente. El hombre viejo pidió recibir el bautismo, y inmediatamente a partir de entonces exhaló su última respiración y fue enterrado en el mismo sitio.”[196]



Padre Point, S.J. era un compañero Misionero Jesuita a los Indios con Padre De Smet en el 19eno siglo. El relata un cuento muy interesante sobre la resucitación milagrosa para el Bautismo de una persona que había sido instruida en la Fe pero aparentemente murió sin recibir el Sacramento.



Padre Point, S.J., citado en La Vida de Padre De Smet, pp. 165-6: “Una mañana, al salir de la iglesia encontré a una mujer India, quien dijo: ‘Fulana no está bien.’ Ella [la persona que no estaba bien] ya no fue una catecúmena y yo dije que me vaya a visitarle. Una hora luego la misma persona [que vino y le dijo que la persona no estaba bien], quien era su hermana, vino a mí diciendo que élla fue muerta. Corré a la tienda, esperando que ella estuviera equivocada, y encontré a una multitud de relativos alrededor de la cama, repitiendo, ‘Ella es muerta - ella no ha respirado por bastante tiempo.’ Para asegurarme, me incliné sobre el cuerpo; no fue ningún signo de vida. Reproché a estas personas excelentes por no decirme inmediatamente la gravedad de la situación, añadendo, ‘¡Que Dios me perdone!’ Entonces, bastante impacientemente, dije, ‘¡Oren!” y todos cayeron en rodillas y oraban devotamente.

“Otra vez me incliné sobre el suponido cadáver, y dije, ‘El Manto Negro aquí está: quieres que él te bautice?’ A la palabra bautismo ví un pequeño temblor del labio inferior; entonces ambos labios movaron, que me hizo seguro que ella entendió. Ella ya había sido instruida, así que le bauticé, y ella se levantó de su féretro, haciendo el signo de la cruz. Hoy ella está fuera cazando y es completamente persuadida que se murió al vez que he narrado.”[197]



Esto es otro ejemplo de una persona que ya había sido instruida en la Fe pero debería ser resucitada milagrosamente específicamente para el Sacramento de Bautismo, y la resucitación milagrosa ocurrió al momento que el sacerdote pronunció la palabra “Bautismo.”



En la vida de San Francisco de Sales también encontramos a un niño milagrosamente resucitado de la muerte específicamente para el Sacramento de Bautismo.



“Un bebé, el hijo de una madre Protestante, había muerto sin Bautismo. San Francisco había ido para hablar a la madre sobre doctrina Católica, y oró que el niño sería restaurado a la vida por suficiente tiempo para recibir Bautismo. Su petición fue concedida, y toda la familia se hicieron Católicos.”[198]



San Francisco De Sales mismo resumió la bellamente simple verdad sobre este tema en la siguiente manera, cuando estaba disertando contra los herejes Protestantes.



San Francisco De Sales (Doctor de la Iglesia), La Controversia Católica, c. 1602, pp. 156-157: “La manera en que se deduce un artículo de fe es esto: la Palabra de Dios es infalible; la Palabra de Dios declara que Bautismo es necesario para la salvación; por siguiente Bautismo es necesario para la salvación.”[199]



Aquí hay otra descripción de un infante que murió sin el Sacramento de Bautismo y fue resucitado de la muerte por la intercesión de San Stefano.



“En Uzale, una mujer tenía un hijo infante... Desafortunadamente, él se murió antes que tenían tiempo para bautizarle. Su madre fue abrumada de pena, más por su privación de Vida Eterna que porque fue muerto a ella. Llena de confianza, ella trajo el niño muerto y públicamente le llevó a la Iglesia de San Stefano, el primér martir. Allí ella comenzó orar por el hijo que ya había perdido. Su hijo se movió, articuló un grito, y repentinamente fue restaurado a la vida. Ella inmediatamente le trajo a los sacerdotes; y, después de recibir los Sacramentos de Bautismo y Confirmación, se murió de nuevo.”[200]



En solo los Hechos de los Apóstoles encontramos tres intervenciónes milagrosas relacionadas al Bautismo – Cornelio el Centurión, el Eunuco de Candacia, y Saúl de Tarso. Y en todo caso no sólo la providencia de Dios es evidente, sino los individuos implicados son obligados a recibir el bautismo con agua aunque su intención de hacer la voluntad de Dios es clara.



La realidad es que Dios mantiene viva toda alma sincera hasta el Bautismo; Él es Omnipotente y Él ha declarado que nadie entra al cielo sin Bautismo.



Papa Pío IX, Vaticano I, ex cathedra: “Todo que Dios ha traido a ser Él protege y guberna por Su providencia, ‘que extende de un extremo del mundo al otro y bien ordena todo’...”[201]



De hecho, la primera definición infalible diciendo que los elegidos ven la Visión Beatífica inmediatamente después de la muerte fue del Papa Benedicto XII en Benedictus Deus. Es interesante examinar lo que él infaliblemente declara sobre los santos y mártires que se fueron al cielo.



Papa Benedicto XII, Benedictus Deus, 1336, ex cathedra, sobre las almas de los justos recibiendo la Visión Beatífica: “Por este edicto que siempre prevalecerá, con autoridad apostólica declaramos... los santos apóstoles, los martires, los confesores, virgenes, y los otros fieles que murieron después de haber recibido el santo bautismo de Cristo, en quienes no fue nada para purgar... y las almas de niños saliendo antes del uso de libre voluntad, renacidos y bautizados en el mismo bautismo de Cristo, cuando todos han sido bautizados... han estado, están, y estarán en el cielo...”[202]



Al definir que los elegidos (incluyendo a los mártires) en quienes nada debe ser purgado están en el cielo, Papa Benedicto XII menciona tres veces que han sido bautizados. Obviamente, ningún apóstol, mártir, confesor, ni virgen podría recibir la Visión Beatífica sin haber recibido Bautismo según esta infalible definición dogmática.









LA TEORÍA DE BAUTISMO DE DESEO - UNA TRADICIÓN DEL HOMBRE



Los que han sido cerebrolavados por apologistas de la teoría de bautismo de deseo fueren sorprendidos aprender que de todos los padres de la Iglesia, solo 1 aun puede ser citado por propugnadores de bautismo de deseo como haber enseñado el concepto. Es correcto, solo uno, San Agustín. Los propugnadores de bautismo de deseo hacen un intento débil de adelantar un segundo padre, San Ambrosio, como veremos; pero aun si eso fuera verdad, sólo sería dos padres de cientos que podrían ser citados como alguna vez haber especulado sobre el concepto de bautismo de deseo. Por lo tanto, que dijere uno sobre las siguientes declaraciónes de los sacerdotes de la Sociedad de San Pío X (SSPX), quienes han escrito tres distintos libros sobre “bautismo de deseo”?



P. Jean-Marc Rulleau (SSPX), Bautismo de Deseo, p. 63: “Este bautismo de deseo suple por la carencia de bautismo sacramental... La existencia de este modo de salvación es una verdad enseñada por el Magisterio de la Iglesia y mantenida desde los primeros siglos por todos los Padres. Ningún teólogo Católico la ha protestado.”[203]



P. Francois Laisney (SSPX), ¿Es Feeneyismo Católico?, p. 79, sobre Bautismo de deseo: “No es solamente la enseñanza común, sino la enseñanza unánime; no solamente desde la primer parte de este milenio, sino más bien desde el principio de la Iglesisa...”[204]



Estas declaraciónes son totalmente falsas y son mentiras deplorables, que completamente tergiversan la enseñanza de Tradición y corrompen la fe de la gente, como veremos. Los padres son unánime opuestos al concepto que alguien (incluyendo un catecúmeno) podría ser salvo sin bautismo de agua, como he mostrado. Pero examinemos la enseñanza del uno padre, San Agustín, que sí expresó creencia (a veces, por lo menos) en la idea que un catecúmeno podría ser salvo sin el Sacramento de Bautismo por su deseo de él.



SAN AGUSTÍN (354-430)



San Agustín es citado en favor del concepto de bautismo de deseo, pero por su propia confesión luchaba con la cuestión, unas veces claramente oponiendo la idea que catecúmenos sin bautizar podrían lograr salvación, y otras veces la sosteniendo.



San Agustín, 400: “Que el lugar de Bautismo unas veces es suplido por sufrimiento es apoyado por un argumento sustancial que el mismo Bendito Cipriano deriva... Considerando esto repetidas veces, encuentro que no sólo sufrimiento por el nombre de Cristo puede suplir por lo que falta por via de Bautismo, sino aun fe y conversión de corazón, si... recurso no sea posible a la celebración del Misterio de Bautismo.”[205]

Hay dos puntos interesantes sobre este pasaje. El primér relaciona a bautismo de sangre: nota que Agustín dice que su creencia en bautismo de sangre es apoyado por una inferencia o un argumento que San Cipriano hizo, no por algo arraigado en la Tradición de los Apóstoles o los Pontífices Romanos. Como ya hemos visto, muchas de las inferencias de San Cipriano se mostraron ser muy equivocados, por decirlo con cortesía, como su “inferencia” que fue de “Tradición apostólica” que herejes no pueden conferir bautismo. Así, San Agustín está revelando por esta declaración un punto muy importante: que su creencia aun en bautismo de sangre es arraigada en falible especulación de hombre, no en revelación divina ni infalible Tradición. Éstá admitiendo que podría ser equivocado y, de hecho, está equivocado.



Segundo, cuando Agustín concluye que también cree que fe (ésa es, fe en Catolicismo) y un deseo de bautismo podría tener el mismo efecto que el martirio, dice: “Considerando esto repetidas veces...” Por decir que consideraba esto repetidas veces, San Agustín está admitiendo que su opinión sobre bautismo de deseo es también algo a que ha llegado por su propia consideración, no por infalible Tradición o Enseñanza. Es algo con que por su propia confesión luchaba, y en que contradecía a si mismo, como será mostrado. Todo esto sirve para probar otra vez que bautismo de deseo, como bautismo de sangre, es una tradición de hombre, nacida en errada y falible especulación humana (aunque de unos hombres grandes), y no arraigada en ni derivada de cualquier Tradición de los Apóstoles o de los Papas.



Interesamente, en la misma colección de obras sobre Bautismo ya citado, San Agustín hizo un error diferente, que corrigió luego en su Libro de Correcciónes. En esta colección de obras había declarado originalmente su opinión que el Buén Ladrón que murió en la Cruz al lado de Nuestro Señor fue un ejemplo de Bautismo de Sangre. Lo corrigió luego, por notar que el Buén Ladrón no puede ser usado como un ejemplo de Bautismo de Sangre porque no sabemos si el Buén Ladrón fue bautizado.[206] Pero en realidad, el Buén Ladrón no puede ser usado por un ejemplo de bautismo de sangre primariamente porque el Buén Ladrón murió bajo la Ley Antigua, no la Ley Nueva; él murió antes que la Ley de Bautismo fue instituida por Jesucristo después de la Resurrección. Por ésa razón, el Buén Ladrón, como los Santos Inocentes, no constituye ningún argumento contra la necesidad de recibir el Sacramento de Bautismo para la salvación.



Catecismo del Concilio de Trento, Bautismo hecho obligatorio después de la Resurrección de Cristo, p. 171: “Santos escritores son unánime al decir que después de la Resurrección de nuestro Señor, cuando Él les dió a Sus Apóstoles el mandato de irse y enseñar a todas naciónes: bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, la ley de Bautismo se puso obligatoria sobre todos que iban a ser salvos.”[207]



De hecho, cuando Nuestro Señor dijo al Buén Ladrón, “Este día estarás conmigo en paraíso,” Jesús no estuvo refiriendo al cielo, mas en realidad al infierno. Como Católicos saben, nadie entró al cielo hasta después que Nuestro Señor lo hizo, después de Su Resurrección. En el día de la Crucifixión, Cristo descendió al infierno, como dice el Credo de los Apóstoles. Él no descendió al infierno de los condenados, mas al lugar en el infierno llamado el Limbo de los Padres, la antesala de los Justos del Antiguo Testamento, quienes no podrían entrar al cielo hasta el Salvador venió.



1 Pedro 3:18-19 - “Cristo también murió una vez por nuestros pecados... En que también viniendo predicó a los espíritus que estuvieron en prisión...”



Para probar además el punto que el Buén Ladrón no se fue al cielo el Día de la Crucifixión, hay el hecho que el Domingo de Resurrección, cuando María Magdalena encontró al Señor Resurgido, Él le dijo a ella, “No Me toques, porque ya no he ascendido a Mi Padre.”



Juan 20:17 - “[El Día de la Resurrección] Jesús dice a ella; María. Ella doblando, dice a él; Rabboni, (eso es decir, Señor). Jesús le dice; No me toques, porque ya no he ascendido a mi Padre...”



Nuestro Señor ya no aun había ascendido al Cielo el Domingo de la Resurrección. Es por siguiente un hecho que Nuestro Señor y el Buén Ladrón no estuvieron juntos en el cielo el Viernes Santo; ellos estuvieron en el Limbo de los Padres, la prisión describida en 1 Pedro 3:18-19. Jesús llamó este lugar Paraíso porque Él iba a estar allá con los justos del Viejo Testamento. Por lo tanto, como San Agustín luego admitió, él erró al intentar usar el Buén Ladrón por un ejemplo de su punto. Esto prueba otra vez que sola la enseñanza dogmática de los Papas es infalible, además de la Tradición universal y constante. Pero San Agustín mismo en muchos, muchos lugares afirma la Tradición universal de los Apóstoles que nadie es salvo sin el Sacramento de Bautismo; y, de hecho, negó muchos veces el concepto que un catecúmeno podría ser salvo sin el Sacramento de Bautismo por su deseo de él.



San Agustín, 395: “... Dios no perdona pecados excepto a los bautizados.”[208]



San Agustín, 412: “... los Cristianos Púnicos llaman Bautismo mismo nada diferente de salvación... ¿De que deriva esto, excepto de una anciana y, como yo supongo, apostólica tradición, por cual las Iglesias de Cristo mantienen inherentemente que sin Bautismo y participación a la mesa del Señor es imposible para todo hombre alcanzar ni el Reino de Dios ni la salvación y vida eterna? Esto es el testimonio de la Escritura, también.”[209]



San Agustín, 391: “Cuando hubiéremos venido a Su [Dios] vista, miraremos la equidad del juicio de Dios. Entonces nadie dirá:... ‘Porque este hombre fue guiado por la dirección de Dios a recibir bautismo, cuando ése hombre, aunque se comportaba propiamente como un catecúmeno, fue matado en un desastre precipitado, y no fue bautizado?’ Busque premios, y no encontrares nada menos castigos.”[210]



Aquí vemos a San Agustín completamente rechazando el concepto de bautismo de deseo. ¡Nada podría ser más claro! ¡Él dice que Dios mantiene vivos a catecúmenos sinceros hasta su bautismo, y que los que buscan por premios en tales catecúmenos sin bautizar encontrarán nada más que castigos! ¡San Agustín aun hace un punto especial afirmar que el Todopoderoso no permite que catecúmenos sin bautizar sean matados excepto por una razón! Los que dicen que San Agustín mantenía bautismo de deseo están, por siguiente, simplemente no presentando todos los hechos. Se deberían añadir la reserva que muchos veces él rechazó la idea y estaba por ambos lados de la cuestión. Por lo tanto, el unico padre que los propugnadores de bautismo de deseo pueden claramente citar en favor del concepto (Agustín) en realidad negó el concepto de bautismo de deseo muchas veces.



San Agustín: “Por más progreso el catecúmeno haga, él todavía lleva el peso de su iniquidad: ni esté quitado de él a menos que venga al Bautismo.”[211]



Aquí vemos a San Agustín otra vez afirmando la verdad apostólica que nadie entra al cielo sin bautismo de agua, y otra vez explícitamente negando el concepto de bautismo de deseo, por negar que algún catecúmeno puede ser liberado de pecado sin bautismo. Todo esto muestra que bautismo de deseo no es la Tradición universal de los Apóstoles; más bien, el exacto opuesto es la Tradición universal de los Apóstoles y Padres - que ningún catecúmeno no puede salvarse sin bautismo de agua.



SAN AMBROSIO (340-397)



De los cientos de padres de la Iglesia, el único otro que los propugnadores de bautismo de deseo hasta intentan citar es San Ambrosio. Piensan que en su oración funeral por su amigo (el Emperador Valentiniano) enseñó que el Emperador (quien solamente fue un catecúmeno) fue salvo por su deseo de bautismo. Pero la oración funeral de San Ambrosio por Valentiniano es extremadamente ambigua y puede ser interpretada en varias maneras. Así que es gratuito de ellos aseverar que ella claramente enseña la idea de “bautismo de deseo.”



San Ambrosio, Oración Funeral de Valentiniano, 4to siglo: “Pero oigo que vos apesadumbráis porque él no recibió los sacramentos de bautismo. Me digais: ¿Que más está en vuestro poder que el deseo, la petición? Pero él aun tenía este deseo por mucho tiempo, para que, cuando hubiere venido a Italia, hubiere sido iniciado... ¿No tiene, pues, la gracia que deseaba; no tiene la gracia que solicitó? Y porque él pidió, recibió, y por siguiente es dicho: ‘Por cualquier muerte el hombre justo será adelantado, su alma estará en descanso’ (Sab. 4:7)... O si el hecho vos perturbe que los misterios no han sido celebrado solemnemente, entonces que vos deis cuenta que no aun mártires son coronados si estén catecúmenos, porque no son coronados si no sean iniciados. Pero si son lavados en su propia sangre, su piedad y deseo han lavado a él, también.”[212]



Reflexionemos por un momento de lo que él ya dijo. Todos los fieles congregados por el servicio memorial apesadumbran y lamentan. ¿Porque apesadumbran? Apesadumbran porque no hay ninguna evidencia que Valentiniano, conocido como catecúmeno, había sido bautizado. Pero si “bautismo de deseo” fuera algo contenido en el Depósito de Fe y parte de Tradición apostólica, ¿porque apesadumbrarían? ¿No deseó Valentiniano seriamente el bautismo? Todavía, estos fieles fueron pegados de pena porque todos habían sido enseñados, y por siguiente creían, que “sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al Reino de Dios” (Juan 3:5). Todos habían sido enseñados que nadie es salvo sin el Sacramento de Bautismo. Su maestro era su Obispo, San Ambrosio.[213]



Además, la oración funeral de San Ambrosio por Valentiniano es extremadamente ambigua, que es obvio a todos que la lea arriba. En la oración, San Ambrosio claramente dice que “mártires no son coronados [eso es, no son salvos] si estén catecúmenos,” una declaración que directamente niega la idea de bautismo de sangre y es perfectamente consistente con sus otras declaraciónes sobre la tema, que serán citadas. Ambrosio entonces enfatiza el mismo punto, por decir otra vez que catecúmenos “no son coronados si no sean iniciados.” “Iniciación” es un término por bautismo. Por siguiente, San Ambrosio está repitiendo la verdad apostólica que catecúmenos que derraman su sangre por Cristo no pueden ser salvos si no sean bautizados. Entonces procede a decir que si son lavados en su propia sangre, su (Valentiniano) piedad y deseo han lavado a él también, que parece contradecirse directamente con lo que ya dijo y parece enseñar bautismo de deseo y sangre, aunque no es claro, porque no dijo que Valentiniano fue salvo sin bautismo. Pero si éso fuera lo que San Ambrosio quiso decir, entonces su oración funeral sea desatinada, porque ya negó claramente dos veces que mártires pueden ser coronados si son catecúmenos. Y esto es el más antiguo “texto” citado en favor de la idea de bautismo de deseo! Es, primero, contradictorio; en segundo lugar, es ambiguo; y en tercér lugar, si sea interpretado por significar que un catecúmeno es salvo sin bautismo de agua, es opuesto a toda otra declaración que San Ambrosio hizo formalmente sobre la tema.



Pero posiblemente hay otra explicación. San Ambrosio dice que los fieles apesadumbraban porque Valentiniano no recibió los sacramentos de bautismo. ¿Porque usó el término “sacramentos” en vez de “sacramento”? ¿Estaba lamentando el hecho que Valentiniano no podría recibir Confirmación y la Eucaristía, que usualmente fueron administrados juntos con bautismo en la Iglesia antigua? Esto correspondería con su declaración que la multitud era perturbada porque los misterios no fueron “solemnemente” celebrados, en otras palabras, con todas las ceremonias formales que preceden la celebración solemne del bautismo. Exactamente lo que San Ambrosio quiso decir en esta oración, nunca supiéremos en este mundo, pero estamos permitidos asumir que no fue su intención contradecir en un elogio emotivo lo que había escrito con mucho pensamiento y precisión en De Mysteriis y en otros lugares.[214]



Interesamente, el famoso teólogo del 12imo siglo Pedro Abelardo, cuya ortodoxia sin embargo era sospechosa en otros puntos, señala que si San Ambrosio alguna vez enseñara bautismo de deseo “contradice la tradición sobre esta cuestión,”[215] sin mencionar su propia enseñanza repetida de la necesidad del Sacramento de Bautismo, como veremos abajo.



Y esto es lo que San Ambrosio escribió con mucho pensamiento y precisión, que elimina el preciso concepto de bautismo de deseo y afirma la Tradición universal de todos los padres que nadie (incluyendo a catecúmenos) es salvo sin bautismo de agua.



San Ambrosio, De mysteriis, 390-391 A.D.:

“Habéis leido, por siguiente, que los tres testigos en Bautismo son uno: agua, sangre, y el espíritu; y si quiteis alguno de estos, el Sacramento de Bautismo no es válido. Porque ¿que es agua sin la cruz de Cristo? Un elemento común sin todo efecto sacramental. Ni por otra parte hay ningún misterio de regeneración sin agua: porque ‘sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios.’ [Juan 3:5] Hasta un catecúmeno cree en la cruz del Señor Jesús, por cual también es santiguado; pero, sino él sea bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir la remisión de pecados ni ser recipiendario del regalo de gracia espiritual.[216]



Aquí vemos a San Ambrosio claramente negando el concepto de bautismo de deseo. ¡Nada podría ser más claro!



San Ambrosio, Los Deberes del Clero, 391 A.D.:

“La Iglesia fue redimida al precio de la sangre de Cristo. Judío o Griego, no importa; pero si él haya creido debe circuncidarse de sus pecados para que puede ser salvo; ...porque nadie asciende al reino del cielo excepto por medio del Sacramento de Bautismo.”[217]



San Ambrosio, Los Deberes del Clero, 391 A.D.:

“‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios.’ Nadie exceptuado: ni el infante, ni el impedido por cualquier necesidad.”[218]



A diferencia de San Cirilo y San Fulgencio, quienes una vez mencionaron su creencia que fueron excepciónes a Juan 3:5 en el caso de mártires sólo, San Ambrosio reconoce ninguna excepción, así excluyendo bautismo de deseo y bautismo de sangre.



¡Y con eso llegamos al fin de la enseñanza de los padres sobre el llamado “bautismo de deseo”! Es verdad; uno o por lo más dos padres de cientos, San Agustín y San Ambrosio, aun pueden ser citados. San Agustín admitió que luchaba con esta cuestión, contradecía a si mismo sobre ella, y lo más importante, frecuentemente afirmaba la Tradición universal que nadie – incluyendo a un catecúmeno – entra al cielo sin bautismo de agua. Y San Ambrosio claramente y repetidamente negó el concepto de bautismo de deseo muchas veces, por negar que cualquier persona – incluyendo a un catecúmeno – podría ser salvo sin renacer de agua y el Espíritu en el Sacramento de Bautismo.



Y cuando estos hechos son sabidos, se puede ver que engañados y descaminados están muchos llamados Católicos y Católicos Tradicionales hoy quienes están escuchando a esos maestros mentirosos, de quienes muchos se presentan como sacerdotes “tradicionales,” quienes rodean el mar y la tierra para intentar pervertir la enseñanza de Tradición y llevar personas al cielo sin bautismo. Estos maestros mentirosos están convenciendo a muchos de la ridícula mentira que “los padres fueron unánime en favor de bautismo de deseo.” Tal afirmación es pura tontería y una perversión mortalmente pecaminoso de Tradición Católica. Como un autor correctamente lo dijo:



“Los Padres de la Iglesia, por siguiente, considerados en total, sólo pueden ser dichos haber verificado definitivamente la enseñanza oficial y auténtico de la una verdadera Iglesia que es absolutamente necesario para la salvación de toda criatura humana ser bautizado en el agua del sacramento real instituido por Nuestro Señor Jesucristo. Por otra parte, es intelectualmente deshonesto sugerir el contrario. Y exaltar las personales opiniones teologicas de un puñado - aun un puñado impresionante y bien conocido - al rango de Tradición eclesiástica o aun infalibilidad magistral es no solamente un ejercicio de petulante juegos de manos, sino también un tipo de miopía superficial inconcienciable en algún estudio serio de Teología Patrística.”[219]



La Tradición universal de los apóstoles sobre la necesidad absoluta de bautismo de agua para regeneración y salvación, afirmada por Hermas tan temprano como el 1er siglo, y repetida por todos los otros, incluyendo a San Justin Mártir, San Teofilo, Orígenes, Tertuliano, San Basilio, San Cirilo, San Agustín, San Ambrosio, etc., etc. etc. es resumida en la declaración ya citada de Ambrosio.



San Ambrosio: “Ni por otra parte hay ningún misterio de regeneración sin agua: porque ‘sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios.’ [Juan 3:5] Hasta un catecúmeno cree en la cruz del Señor Jesús, por cual también es santiguado; pero, sino sea bautizado en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, no puede recibir la remisión de pecados ni ser recipiendario del regalo de gracia espiritual.”[220]



Esta es la enseñanza unánime de los padres de la Iglesia sobre esta cuestión.



P. Guillelmo Jurgens: “Si no fuera una tradición constante en los Padres que el mensaje Evangélico que ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios’ debe ser entendido absoluto, sería fácil decir que Nuestro Salvador simplemente no estimó pertinente mencionar las obvias excepciónes de ignorancia invencible y imposibilidad física. Pero la tradición en realidad existe; y probablemente sea encontrado tan constante para constituir revelación.”[221]



SAN GREGORIO NAZIANZANO (329-389)



Es pertinente también examinar las enseñanzas de unos de los otros padres. San Gregorio Nazianzano es uno de los cuatro grandes Doctores Orientales de la Iglesia Católica. Él explícitamente rechazó el concepto de bautismo de deseo.



San Gregorio Nazianzano, 381 A.D.: “De los que faltan a ser bautizados algunos son absolutamente animales y bestiales, según si sean necios o malvados. Esto, pienso, ellos deben añadir a sus otros pecados, que no tienen ninguna reverencia por este regalo, mas lo consideran como algún otro regalo, por aceptar si sea dado a ellos, o descuidar si no sea dado a ellos. Otros conocen y honran el regalo; pero demoran, algunos por causa de descuido, algunos por causa de deseo insaciable. Aún otros no pueden recibirlo, posiblemente por causa de infancia, o alguna circunstancia perfectamente involuntaria que les impede recibir el regalo, aun si lo deseen...

“Si podrías juzgar a un hombre que propone cometer un asesinato, sólo por su intención y sin cualquier acto de asesinar, entonces asimismo podrías considerar como bautizado a uno que deseó Bautismo, sin haber recibido Bautismo. Pero, ya que no puedes hacer el primero, ¿cómo podrías hacer este último? Yo no puedo verlo. Si prefieres, lo dijéremos así: si en tu opinión deseo tiene poder igual con Bautismo real, entonces haga el mismo juicio con respecto a gloria. Entonces tu fueres contento anhelar por gloria, como si ése mismo anhelamiento fuera gloria. ¿Sufres algún daño por no alcanzar la gloria real, con tal que tienes un deseo de ella?”[222]



¡Tanto para la afirmación que “los padres son unánime” en favor de bautismo de deseo! Cuando los sacerdotes de la SSPX públicamente aseveran eso ellos están diciendo exactamente el opuesto de la verdad y están mintiendo descaradamente. Y lo que hace esta mentira mucho más increible es el hecho que ¡la SSPX cita la declaración arriba de San Gregorio en paginas 64-65 de su libro, ¿Es Feeneyismo Católico?!



Aquí está lo que la liturgia dice sobre la enseñanza del grande San Gregorio Nazianzano, quien claramente rechazó bautismo de deseo. Una lección por la fiesta de San Gregorio Nazianzano (el 9 de Mayo) en el Breviario Romano dice:



El Breviario Romano, 9 Mayo: “[San Gregorio] escribió mucho, ambos en prosa y verso, de una piedad y elocuencia admirabile. En la opinión de hombres eruditos y santos, no hay nada encontrado en sus escritos no conforme a verdadera piedad y fe Católica, ni que alguno podría razonablemente poner en duda.”[223]



Este hecho bastante importante completamente refuta los propugnadores de bautismo de deseo/sangre que arguyen que la enseñanza del Breviario prueba que hombres pueden ser salvos sin Bautismo (que ya vimos que no es verdad). San Gregorio Nazianzano claramente rechazó bautismo de deseo (vea arriba), ¡y el Breviario dice aquí que no hay nada en sus escritos no conforme a la religión Católica o que alguno podría poner en duda! Por consiguiente, si mantengamos la enseñanza del Breviario ser infalible sobre materias teológicas, entonces tendríamos que rechazar bautismo de deseo. Como el propugnador de bautismo de deseo Juan Daly lo dijo: “Y por supuesto teólogos lo consideran imposible que sería error teológico en el Breviario...” (2 Sept. 2006) Parece que este propugnador de bautismo de deseo tendrá que rechazar bautismo de deseo o revisar sus argumentos (espero el primero). San Gregorio de verdad fue el único doctor en toda la historia de la Iglesia que fue llamado “el teólogo.”



El famoso Benedictino Abad Prosper Guéranger: “Es Gregorio [Nazianzano]... el uno de todos los Gregorios quien ha merecido y recibido el glorioso nombre de Teólogo, por consideración de la rectitud de sus enseñanzas, la sublimidad de sus ideas, y la magnificencia de su dicción.”[224]



Tanto para la mentira que “los teólogos” son unánime en favor de bautismo de deseo. ¡El único Doctor en la historia de la Iglesia appellidado “el teólogo” explícitamente lo rechazó!



SAN JUAN CRISÓSTOMO (347-407)



Además de San Gregorio y los otros, San Juan Crisóstomo nos provee una plétora de citaciónes explícitamente contra la idea de salvación por catecúmenos sin bautizar (los que están preparando para recibir el bautismo) por bautismo de deseo. Que alguien más de catecúmenos sin bautizar podría calificar para la salvación sin antes recibir el Sacramento de Bautismo no era aun considerado como una posibilidad que vale la pena refutar en este contexto. (¿Que horrorizados estarían estos padres por la versión moderna de la teoría de bautismo de deseo, que salva a paganos, Judíos, herejes y cismáticos?)



San Juan Crisóstomo, La Consolación de la Muerte: “Y bien debería lamentar el pagano, que no conociendo a Dios, muriendo se va directamente a castigo. Bien debe el Judío lamentar, que no creyendo en Cristo, ha asignado su alma a perdición.”[225]



Debe ser notado que porque el término “bautismo de deseo” no era usado en ése tiempo, no se encuentra a San Juan Crisóstomo o cualquier otro padre explícitamente rechazando ése término. Ellos rechazan bautismo de deseo cuando rechazan el concepto que catecúmenos sin bautizar pueden ser salvos sin Bautismo, como San Juan Crisóstomo repetidamente hace.



San Juan Crisóstomo, La Consolación de la Muerte: “Y claramente debemos lamentar por nuestros propios catecúmenos, si ellos, o por su propia descreencia o por su propio descuido, se salgan de esta vida sin la gracia salvadora de bautismo.”[226]



Esta declaración claramente rechaza el concepto de bautismo de deseo.



San Juan Crisóstomo, Hom. in Io. 25, 3: “Porque el Catecúmeno es un extraño al Fiel... Uno tiene Cristo por su Rey; el otro pecado y el diablo; la comida de uno es Cristo; del otro, ésa carne que decae y perece... Ya que no tenemos nada en común, en que, diga me, tuviéremos comunión?... Entonces, que prestemos diligencia para que podemos hacernos ciudadanos de la ciudad arriba... porque si viniere a pasar (¡que Dios prohibe!) que por la súbita llegada de la muerte saliéremos para allá no iniciados, aunque tuviéremos diez mil virtudes, nuestra porción fuere ninguna otra que el infierno, y el gusano venenoso, y fuego inapagable, y vínculos indisolubles.”[227]



Esta declaración totalmente rechaza el concepto de bautismo de deseo.



San Juan Crisóstomo, Homilía III. de Phil. 1:1-20: “¡Llorad por los incrédulos; llorad por los que no difieren nada de ellos, los que salen sin la iluminación, sin el sello! Ellos verdaderamente merecen nuestra lamentación, merecen nuestros gemidos; están fuera de la ciudad real, con los culpados, con los condenados: porque, ‘Amen, te digo, Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino del Cielo.’”[228]



El “sello” es el término de los padres por la marca del Sacramento de Bautismo. Y aquí vemos a San Juan afirmando la verdad apostólica mantenida por todos los padres: que nadie – incluyendo a un catecúmeno – es salvo sin ser renacido de agua y el Espíritu en el Sacramento de Bautismo. San Juan Crisóstomo claramente rechazó toda posibilidad de salvación para uno que no ha recibido el Sacramento de Bautismo. Afirmó las palabras de Cristo en Juan 3:5 con un entendimiento claramente literal, que es la enseñanza unánime de Tradición y la enseñanza de dogma Católico definido.



LA TRADICIÓN LITURGICA Y LA TRADICIÓN APOSTÓLICA DE ENTIERRO



Además de estos claros testimonios de los padres contra la teoría de bautismo de deseo, posiblemente el más llamativo es el hecho que en la historia de la Iglesia Católica no hay ni una sola tradición que puede ser citado de orar por – o dar entierro eclesiástico a – catecúmenos que murieron sin bautismo. La Enciclopedia Católica (1907) tuvo el siguiente por decir sobre la verdadera Tradición de la Iglesia con respecto a esto:



“Una cierta declaración en la oración funeral de San Ambrosio sobre el Emperador Valentiniano II ha sido adelantada como una prueba que la Iglesia ofrendara sacrificios y oraciónes para catecúmenos que murieron antes del bautismo. No hay ningún vestigio de tal costumbre encontrado en ningún lugar... La costumbre de la Iglesia es mostrada más correctamente en el canon (xvii) del Segundo Concilio de Braga (572 A.D.): ‘Ni la comemoración de Sacrificio [oblationis] ni el servicio de salmodiar [psallendi] no debe ser empleado para catecúmenos que han muerto sin bautismo.’”[229]



¡Aquí tienes la enseñanza de Tradición Católica! ¡Ningún catecúmeno que murió sin el Sacramento de Bautismo no recibía oraciónes, sacrificio, ni entierro Cristiano! El Concilio de Braga, en 572 A.D., prohibió orar por catecúmenos que murieron sin bautismo. Papa San León el Grande y Papa San Gelasio habían confirmado antes la misma disciplina de la Iglesia - que era la práctica universal - prohibiendo a Católicos orar por catecúmenos sin bautizar quienes habían muerto.[230] Esto signífica que la creencia en la Iglesia antigua era que no existe ninguna cosa tal como bautismo de deseo. La teoría de bautismo de deseo no llegó a ser una creencia difundida hasta la edad media, cuando Santo Tomás de Aquino y unos otros teólogos eminentes la hicieron la suya, que les puso a muchos teólogos después adoptar ésa posición por deferencia a ellos, una posición sobre la posible salvación de catecúmenos que murieron sin bautismo que fue contrario a la creencia abrumadora y tradición liturgica de la Iglesia antigua, sin mencionar la posterior enseñanza infalible de la Iglesia sobre la escritura Juan 3:5.

La verdadera enseñanza de tradición apostólica y Católica sobre este tema es también vista por la enseñanza de la Liturgia Católica, que todos Católicos adorandos en la Iglesia antigua confesaban y creían: a saber, que ningún catecúmeno sin bautizar ni persona sin bautizar fue considerado como parte de los fieles (vea la Sección sobre “La Una Iglesia de los Fieles”). Que catecúmenos sin bautizar no son parte de los fieles era mantenido por todos los padres, porque era enseñado a todos Católicos en la liturgia.



Dr. Ludwig Ott, Fundamentos de Dogma Católico, Calidad de Miembro de la Iglesia, p. 309: “3. Los Padres ponen un claro límite de separación entre Catecúmenos y ‘los fieles.’”[231]



Esto signífica que ninguna persona sin bautizar puede ser salvo, porque dogma Católico ha definido que nadie es salvo fuera de la una Iglesia de los fieles.



Papa Gregorio XVI, Summo Iugiter Studio, 27 Mayo 1832, sobre ninguna salvación fuera la Iglesia: “Actos oficiales de la Iglesia proclaman el mismo dogma. Pues, en el decreto sobre fe que Inocente III publicó con el sínodo IV de Letrán, estas cosas están escritas: ‘Hay una Iglesia universal de todos los fieles fuera de que nadie es salvo.’”[232]



PAPA SAN SIRICIO (384-398)



En su carta al Obispo de Tarragona en el año 385, Papa San Siricio también muestra como la creencia en la Iglesia antigua rechazó todo concepto de bautismo de deseo.



Papa San Siricio, Carta a Himerio, 385:

“Como mantenemos que la observancia del santo tiempo Pascual no debe ser suavizada en ninguna manera, en la misma manera deseamos que infantes que, por causa de su edad, ya no pueden hablar, o los que, en cualquier necesidad, carecen el agua de santo bautismo, sean socorridos con toda posible velocidad, por miedo que, si los que salen de este mundo fuesen privados de la vida del Reino por haber sido negado la fuente de salvación que deseaban, esto conduzca a la ruina de nuestras almas. Si ellos amenazados de naufragio, o del ataque de enemigos, o los inciertos de un sitio, o ellos puestos en una condición desesperada por causa de una enfermedad física, piden lo que en su fe es su única ayuda, que ellos reciban al mismo momento de su petición el premio de regeneración que ruegan. ¡Basta de equivocaciónes pasadas! De ahora siguiente, que todos los sacerdotes observen la regla antedicha si no quieran ser separados de la sólida piedra apostólica en que Cristo ha fundado su Iglesia universal.”[233]



Esta citación del Papa San Siricio es llamativa porque otra vez claramente muestra como la Iglesia antigua rechazó creencia en el concepto de bautismo de deseo. Él empieza por afirmar que la observación de tiempo Pascual no debe ser suavizada. (Refiere al hecho que Bautismos estaban históricamente celebrados en el tiempo Pascual.) Después de afirmar que esta tradición debe ser mantenida, avisa que infantes y los en cualquier necesidad o peligro deben ser bautizados inmediatamente, por temor que sean “privados de la vida del Reino por haber sido negado la fuente de salvación que deseaban.” El Latín del pasaje crítico es: “… ne ad nostrarum perniciem tendat animarum, si negato desiderantibus fonte salutari exiens unusquisque de saeculo et regnum perdat et vitam.”[234]



En otras palabras, ¡el hombre que desea bautismo de agua y roga regeneración todavía será negado el cielo si no lo reciba! ¡Nada podría rechazar más claramente el concepto de bautismo de deseo! (Esto también prueba que el retraso al bautizar a adultos es para instruir y probar a los catecúmenos, no porque era creido que estos catecúmenos podrían ser salvos sin bautismo.)



Este punto es hecho otra vez por el Papa en la segunda parte de la citación, donde él dice que cuando esas personas sin bautizar “piden lo que en su fe es su única ayuda, que ellos reciban al mismo momento de su petición el premio de regeneración que ruegan.” ¡Esto signífica que recibir Bautismo de agua es la unica ayuda a salvación para tales personas que desean seriamente recibir Bautismo! ¡No hay ninguna ayuda a salvación para tales personas por su deseo o martirio, sino sólo por recibir el Sacramento de Bautismo!

LA EDAD MEDIA



Ya que hemos mostrado que la enseñanza de Tradición definitivamente no favorece bautismo de deseo, ¿de dónde vino este furor de bautismo de deseo que ahora vemos? ¿Porque llegó a ser una creencia tan difundida más tarde? Nunca ha sido enseñado por ningún Concilio, definición dogmática ni Encíclica Papal a la Iglesia. Pero la mayoría de la gente hoy piensan que es una enseñanza de la Iglesia Católica. Como ya dicho, la teoría viene de la errada enseñanza de San Agustín y un pasaje ambiguo de San Ambrosio en el 4to siglo. Pero, por causa de la tremenda estatura de San Agustín como teólogo, muchos en la edad media adoptaron su falible opinión sobre bautismo de deseo, a pesar del hecho que fue contraria a la abrumadora creencia en la Iglesia antigua. Y cuando los ilustres San Bernardo y Santo Tomás de Aquino hicieron bautismo de deseo su propia posición fundada en pasajes de San Agustín y la una ambigua de San Ambrosio, esto causó a muchos teólogos en la edad media y hasta nuestro día subsiguientemente adoptar bautismo de deseo por deferencia a su gran erudición (particularmente de Santo Tomás), una posición sobre la posible salvación de catecúmenos que murieron sin bautismo que fue contraria a la creencia abrumadora y tradición liturgica de la Iglesia antigua, sin mencionar la posterior infalible enseñanza de la Iglesia sobre el Sacramento de Bautismo, Juan 3:5 y Un Bautismo, como veremos.



SAN BERNARDO



San Bernardo, Tractatus de baptismo, II, 8, c. 1130: “Pues, créame, sería dificil volverme aparte de estos dos pilares – quiero decir Agustín y Ambrosio. Confieso que, si en error o saber, estoy con ellos; porque creo que un hombre puede ser salvo por fe sola, con tal que desee recibir el sacramento, en un caso cuando la muerte sobrecoga el cumplimiento de su religioso deseo, o algún otro poder invencible sea un obstáculo.”[235]



Hay un número de puntos muy importantes en este pasaje: Primero, vemos a San Bernardo explícitamente confesando que su creencia en bautismo de deseo es basada solamente en lo que él piensa que San Agustín y San Ambrosio enseñaron, dando más crédito a nuestro punto que bautismo de deseo es una tradición de hombre, no una enseñanza de Dios. Y como ya hemos visto, aun los dos padres que cita (Agustín y Ambrosio) claramente negaron el concepto por afirmar muchas veces que ningún catecúmeno puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo. De hecho, como ya dicho – y vale repetir – Padre Juan-Marco Rulleau (de la SSPX) es forzado a admitir en su libro Bautismo de Deseo (p. 37) que durante el período de San Bernardo, cuando la idea de bautismo de deseo realmente empezó a ganar impulso basado en los pasajes de Agustín y la oración funeral de Ambrosio por Valentiniano, el bien conocido Pedro Abelardo (cuya ortodoxía sin embargo fue sospechosa en otros puntos) dijo que toda idea de bautismo de deseo basado en San Ambrosio “contradice la tradición en este tema.”[236] Entonces, San Bernardo no está solamente basando su opinión sobre dos doctores falibles, mas está planteando una opinión que es claramente contraria al testimonio abrumador de Tradición, como he mostrado.



Segundo, y posiblemente lo más importante, mientras expresa su creencia en bautismo de deseo, ¡San Bernardo explícitamente admite que puede ser equivocado!



San Bernardo: “Quiero decir Agustín y Ambrosio. Confieso que, si en error o saber, estoy con ellos; porque creo que un hombre puede ser salvo por fe sola, con tal que desee recibir el sacramento...”



Pero cuando P. Francisco Laisney de la Sociedad de San Pío X cita este pasaje de San Bernardo en su libro ¿Es Feeneyismo Católico? (p. 67) deliberadamente omite la declaración de San Bernardo, “si en error o saber...” Aquí está como va el pasaje en ¿Es Feeneyismo Católico? (el libro de la Sociedad de San Pío X):



“Créame, fuere difícil separarme de estos dos pilares, por cuales refiero a Agustín y Ambrosio... creyendo con ellos que personas pueden ser salvos por fe sola y el deseo de recibir el sacramento...”



Las palabras “si en error o saber” están removidas por P. Laisney y repuestas con elipses (...). Por supuesto, es perfectamente justificable usar elipses (...) en citar textos, para omitir partes de la citación que no son cruciales o necesarias en la discusión. Pero, en este caso, a los lectores del libro de P. Laisney les sirviera bien ver esta admisión breve y crucial de San Bernardo que podría estar correcto o equivocado sobre bautismo de deseo. P. Laisney deliberadamente la removió porque sabe que es devastadora a su argumento que bautismo de deseo es una enseñanza de la Iglesia basado en las opiniónes de santos. Esta admisión de San Bernardo, de hecho, echa por tierra la tesis del libro de P. Laisney, así que tuvo que ser desechada. Pero a pesar del intento de P. Laisney de la SSPX de esconder ésto de sus lectores, el hecho está publicado: San Bernardo admite que él no aun estaba seguro sobre bautismo de deseo porque la idea no es fundada en ninguna enseñanza de la Iglesia ni tradición infalible, sino solamente en la opinión de hombre.



Tercero, como he notado, es un increible hecho que en casi toda instancia en que un Santo o teólogo expresa su opinión en favor de bautismo de deseo o sangre, él casi siempre comete un distinto error en el mismo documento (así probando su falibilidad). En el documento citado arriba, San Bernardo usa la frase “fe sola” tres veces (que fue condenada aproximadamente 13 veces por el Concilio de Trento en el 16to siglo).



San Bernardo, Tractatus de baptismo, II, 8, c. 1130: “Pues, créame, sería dificil volverme aparte de estos dos pilares - quiero decir Agustín y Ambrosio. Confieso que, si en error o saber, estoy con ellos; porque creo que un hombre puede ser salvo por fe sola, con tal que desee recibir el sacramento, en un caso cuando la muerte sobrecoga el cumplimiento de su religioso deseo, o algún otro poder invencible sea un obstáculo... Esto implicó que alguna vez fe sola baste para la salvación... En la misma manera, fe sola y convertir la mente a Dios, sin derramar sangre o vertir agua, sin duda trae salvación a uno que tiene la voluntad pero no el medio... para recibir el bautismo.”[237]



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Can. 9: “Si alguno dijere que por fe sola el pecador es justificado, para entender que nada más debe cooperar en el logro de la gracia de justificación, y que no es en ninguna manera necesario a él ser preparado y dispuesto por la acción de su voluntad: sea anatema.”



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 7, Can. 8: “Si alguno dijere que por los dichos sacramentos de la Nueva Ley, gracia no está conferida por la obra que ha sido obrado [ex opere operato], sino que fe sola en la promesa divina basta para obtener gracia: sea anatema.”



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Can. 19: “Si alguno dijere que nada excepto fe es mandado en el Evangelio... sea anatema.”



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 11: “Pues nadie debe hacerse ilusiones por causa de fe sola, pensando que por fe sola está hecho heredero y obtendrá la herencia, aunque no sufre con Cristo ‘para que fuere también glorificado’ (Rom. 8:17).”



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 10: “‘Ves, que por obras un hombre es justificado y no por fe sola’ (Santiago 2:24).”



Estoy seguro que San Bernardo no verdaderamente creía que fe sola justifica y salva (la doctrina heretica de Luter); ¡pero esta es la frase él usa arriba tres veces! Esto hace aparecer el punto con claridad cristalina: que si alguno vaya a dogmatizar las enseñanzas de santos (como a muchos propugnadores de bautismo de deseo les gusta hacer) y citarlas como textos de prueba, entonces tendrá mucho error y aun herejía. Y prueba otra vez que las declaraciónes de San Bernardo no son enseñanzas de la Iglesia Católica, sino opiniónes falibles en que podría estar equivocado (como él mismo admite) y, en este caso, en que definitivamente está equivocado.



Cuarto, al expresar su opinión sobre bautismo de deseo, San Bernardo dice que uno puede ser impedido de recibir bautismo por algún “poder invencible.” Esto también es teológicamente incorrecto. ¡Dios es Omnipotente; Él solo es el “poder invencible”! Nada puede impedir a Él de conducir un alma de buena voluntad al Bautismo.



Papa Pío IX, Vaticano I, ex cathedra: “Todo que Dios ha traido a ser Él protege y guberna por Su providencia, ‘que extende de un extremo del mundo al otro y bien ordena todo’...”[238]



Y, irónicamente, por hacer la antedicha declaración sobre un catecúmeno siendo impedido de recibir bautismo por algún “poder invencible,” San Bernardo también directamente contradice a San Agustín, el uno que él intenta usar por su falible opinión sobre bautismo de deseo.



San Agustín, 391: “Cuando hubiéremos venido a Su [Dios] vista, miraremos la equidad del juicio de Dios. Entonces nadie dirá:... ‘Porque este hombre fue guiado por la dirección de Dios a recibir bautismo, cuando ése hombre, aunque se comportaba propiamente como un catecúmeno, fue matado en un desastre precipitado, y no fue bautizado?’ Busque premios, y no encontrares nada menos castigos.”[239]



Todo esto prueba que la sanción de San Bernardo por bautismo de deseo era defectuosa, contradictoria, confesadamente falible y basada solamente en lo que él creía ser las opiniónes de hombres. No tiene ninguna importancia aun por un momento contra el indefectuoso, perfectamente consistente, infalible dogma, que proclama que ningún hombre puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual, mantiene el primér lugar entre todos los sacramentos; por él somos hechos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[240]



Y esta tradición de hombre (bautismo de deseo) ganó más impulso después de San Bernardo, cuando Santo Tomás de Aquino desafortunadamente la hizo suya, basado otra vez en las pocas pasajes en San Agustín, la una en San Ambrosio y su propio razonamiento teológico especulativo.



SANTO TOMÁS DE AQUINO



Santo Tomás de Aquino, a pesar de todo su fabulosa escritura y erudición sobre la fe Católica, siendo un hombre falible, fue equivocado en muchos puntos, incluyendo su declaración explícita en la Summa Theologica que “La carne de la Virgen fue concebida en Pecado Original.”[241] Un erudito notó que el libro que Santo Tomás estaba escribiendo cuando se murió fue llamado El Compendio de Teología, en que están encontrados por lo menos nueve errores explícitos.[242] De hecho, “hace más que treinta años, el Dr. Andre Daignes, Profesor de Filosofía en Buenos Aires, Argentina, señaló veinticuatro errores formales en la Summa de Santo Tomás.”[243] Esto simplemente prueba otra vez que las especulaciónes teológicas de aun nuestros grandissimos santos teólogos son sola ésa - especulaciónes falibles. Solo San Pedro y sus sucesores, los Papas, cuando hablan de la Cátedra de Pedro, tienen la fe infalible.

Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, ex cathedra:

“Pues, este don de verdad Y UNA FE INFALIBLE FUE DIVINAMENTE CONFERIDO SOBRE PEDRO Y SUS SUCESORES EN ESTA CÁTEDRA...”[244]



En Summa Theologica III, P. 66, Art. 11, Santo Tomás intenta explicar su creencia en bautismo de deseo y sangre. Intenta explicar como pueden ser “tres bautismos” (agua, sangre y deseo) cuando San Pablo declara en Efésios 4:5 que hay solo uno. Dice:



“Los otros dos Bautismos están incluidos en el Bautismo de Agua, que deriva su eficacia, ambos de la Pasión de Cristo y del Espíritu Santo.”[245]



Con el debido respeto a Santo Tomás, este es un intento débil de contestar la objeción de como pueden ser tres bautismos cuando Dios revela que hay solo uno. Es débil porque Santo Tomás dice que los otros dos bautismos, deseo y sangre, están incluidos en el bautismo de agua; pero esto es falso, porque uno que recibe bautismo de agua no recibe bautismo de deseo y bautismo de sangre, aun según los propugnadores de bautismo de deseo. Por siguiente, es falso decir, como hace Santo Tomás, que los otros dos bautismos están incluidos en el bautismo de agua; muy ciertamente no están.



Además, al enseñar la teoría de bautismo de deseo, Santo Tomás repetidamente admitió que ninguno no es un Sacramento.



Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica III, P. 66, A. 11, Respuesta 2: “Según está dicho arriba, un sacramento es un tipo de signo. Los otros dos [bautismo de deseo y sangre], sin embargo, son similares al Bautismo de Agua, no, de verdad, en la naturaleza de signo, sino en el efecto bautismal. Por siguiente no son sacramentos.”[246]



El fiero propugnador de bautismo de deseo, P. Laisney, admite el mismo en su libro, ¿Es Feeneyismo Católico?, p. 9:



P. Laisney, ¿Es Feeneyismo Católico?, p. 9: “Bautismo de Deseo no es un sacramento; no tiene el signo exterior requerido en los sacramentos. Los teólogos, siguiendo a Santo Tomás... lo llama ‘bautismo’ solamente porque produce la gracia de bautismo... pero no produce el carácter sacramental.”[247]



Pero el Concilio de Trento (unos pocos siglos después de Santo Tomás, en 1547) definió infaliblemente como un dogma que ¡EL SACRAMENTO DE BAUTISMO es necesario para la salvación!



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 5 del Sacramento de Bautismo, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el Sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[248]



¿Pues, a quién se puede seguir, a Santo Tomás o al infalible Concilio de Trento? Compara los dos:



Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica III, P. 68, Art. 2: “... parece que un hombre puede obtener la salvación sin el sacramento de Bautismo, por medio de la santificación invisible...”



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 5 sobre el Sacramento de Bautismo, Ses. 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Juan 3:5): sea anatema.”[249]



Hay una contradicción obvia aquí. El falible Santo Tomás de Aquino dice que es posible obtener salvación sin el Sacramento de Bautismo, mientras que el infalible Concilio de Trento define que el Sacramento es necesario para la salvación. ¿Y que signífica “necesario”? Según Parte III, P. 68, A. 2, Obj. 3 en la Summa Theologica de Santo Tomás mismo, “ése es necesario sin cual algo no puede ser (Metaf. V).”[250] Pues, “necesario” signífica sin cual algo no puede ser. Pues, la salvación no puede ser – es imposible – sin el Sacramento de Bautismo (de fide, Concilio de Trento). Católicos deben aceptar esta verdad y rechazar la falible opinión de Santo Tomás en la Summa Theologica sobre bautismo de deseo.



Papa Benedicto XIV, Apostolica (# 6), 26 Junio 1749: “El juicio de la Iglesia es preferable a lo de un Doctor afamado por su santidad y enseñanza.”[251]



Papa Pío XII, Humani generis (# 21), 12 Agosto 1950: “Este depósito de fe nuestro Divino Redentor ha dado por interpretación auténtica no a cada uno de los fieles, no aun a teólogos, sino solamente a la Autoridad Magistral de la Iglesia.”[252]



Papa San Pío X, Pascendi dominici gregis (# 45), 8 Sept. 1907: “Ni que decir tiene que si algo esté encontrado entre los doctores escolásticos que puede ser considerado como un exceso de sutileza, o que totalmente carece de probabilidad, no tenemos ningún deseo en absoluto de proponerlo para la imitación de generaciónes presentes.”[253]



Y por si acaso alguno arguya que uno puede recibir el Sacramento de Bautismo sin agua, citaré la definición del Concilio de Trento en Can. 2.

Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 2 del Sacramento de Bautismo, Sesión 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que agua real y natural no es necesario para el bautismo, y por ésa razón ésas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo’ [Juan 3:5], están distorsionadas a cualquier tipo de metáfora: sea anatema.”[254]



EL CONCILIO DOGMÁTICO DE VIENNE (1311-1312)



Habría sido interesante ver, sin embargo, que habría dicho Santo Tomás si había vivido hasta el dogmático Concilio de Vienne en 1311. Santo Tomás se murió en 1274, 37 años antes del Concilio. El Concilio de Vienne definió infaliblemente como un dogma que hay sólo un bautismo que debe ser confesado por todos Católicos, y que el uno bautismo es bautismo de agua.



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, 1311-1312, ex cathedra: “Además, un bautismo que regenera a todos que son bautizados en Cristo debe ser fielmente confesado por todos asimismo que ‘un Dios y una fe’ [Ef. 4:5], que celebrado en agua en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo creemos ser comúnmente el perfecto remedio para la salvación para adultos como para niños.”[255]



Esta definición es crucial a esta discusión, porque no se puede afirmar un bautismo de agua y al mismo tiempo agarrarse obstinadamente a la creencia que hay “tres bautismos,” de cuales dos no son de agua. Ésa es una clara contradicción. Los que entienden y comprehenden este dogma deben repudiar los llamados “tres bautismos.”



SANTO TOMÁS RECHAZÓ “IGNORANCIA INVENCIBLE”



También es muy importante hacer notar que aunque Santo Tomás de Aquino fue equivocado sobre bautismo de deseo, él mantenía el dogma Fuera de la Iglesia No Hay Ninguna Salvación y rechazaba la herejía moderna que personas pueden ser salvos quienes están “invenciblemente ignorante” de Jesucristo. En muchos lugares Santo Tomás explícitamente se dirigió a la cuestión de personas en llamada ignorancia invencible.



Santo Tomás de Aquino, De Veritate, 14, A. 11, ad 1: Objeción- “Es posible que alguien sea criado en el bosque, o entre lobos; tal hombre no puede saber nada explícitamente sobre la fe. Santo Tomás responde- Es la característica de Providencia Divina proveer a todo hombre lo que es necesario para la salvación... si por su parte no haya obstáculo. En el caso de un hombre que busca bien y esquiva mal, por la conducción de razón natural, Dios o le revelaría a él por inspiración interna lo que debe ser creido, o le enviaría algun predicador de la fe...”[256]



Santo Tomás de Aquino, Sent. II, P. 1, A. 4, ad 4: “Si un hombre nacido entre naciónes bárbaras, haga lo que puede, Dios Mismo le mostrará lo que es necesario para la salvación, o por inspiración o por enviarle un maestro a él.”[257]



Santo Tomás de Aquino, Sent. III, 25, P. 2, A. 2, solute. 2: “Si un hombre no tenga a nadie para instruirle, Dios le mostrará, excepto él culpablemente quiera permanecer donde está.”[258]



En la Summa Theologica, Santo Tomás además enseñó la verdad que todos hombres major de la edad de razón están obligados a saber los misterios principales de Cristo para la salvación sin excepciónes por ignorancia.



Santo Tomás, Summa Theologica: “Después que gracia había sido revelada, ambos los eruditos y la gente simple están obligados a fe explícita en los misterios de Cristo, principalmente en lo que se refiere a los que están observados en toda la Iglesia, y proclamados públicamente, tal como los artículos que refieren a la Encarnación, de que hemos hablado arriba.”[259]



Santo Tomás, Summa Theologica: “Y por siguiente, cuando gracia había sido revelada, todos fueron obligados a fe explícita en el misterio de la Trinidad.”[260]



Por lo tanto, Santo Tomás, como todos los padres de la Iglesia, rechazó la herejía moderna de “ignorancia invencible” salvando a los que mueren no Católicos. Su especulación y enseñanza errada sobre bautismo de sangre/deseo solamente trató de catecúmenos. Y este punto verdaderamente muestra el dolo de herejes modernos, a quienes les gusta citar a Santo Tomás de Aquino sobre bautismo de deseo para justificar de algún modo su idea herética que miembros de religiones falsas pueden ser salvos por “bautismo de deseo.”



15. Papa San León el Grande termina el debate



Hemos visto que la Tradición no enseña bautismo de deseo y que la infalible enseñanza de la Iglesia sobre el Sacramento de Bautismo y Juan 3:5 lo excluye. Y hemos visto que este error era perpetuado en la edad media por pasajes viciadas en los textos falibles de Eclesiásticos. Ya trataré la declaración posiblemente la más interesante sobre esta tema, la carta dogmática del Papa San León el Grande a Flaviano, que excluye el exacto concepto de bautismo de deseo y bautismo de sangre.



Papa San León el Grande, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451:

“Que oiga él lo que predica el bendito apóstol Pedro, que santificación por el Espíritu es efectuada por la rociación de la sangre de Cristo (1 Ped. 1:2); y que no se salte las palabras del mismo apóstol, sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con corruptibles oro y plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Ped. 1:18). Ni debe él resistir el testimonio del bendito Juan el apóstol: y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado (1 Jn. 1:7); y otra vez, Esta es la victoria que vence el mundo, nuestra fe. ¿Quién hay que vence el mundo salvo él que cree que Jesús es el Hijo de Dios? Es Él, Jesucristo, que ha venido por agua y sangre, no en agua sólo, sino en agua y sangre. Y porque el Espíritu es verdad, es el Espíritu que testifica. Porque hay tres que rinden testimonio - Espíritu y agua y sangre. Y los tres son uno (1 Jn. 5:4-8). EN OTRAS PALABRAS, EL ESPÍRITU DE SANTIFICACIÓN Y LA SANGRE DE REDENCIÓN Y EL AGUA DE BAUTISMO. ESTOS TRES SON UNO Y PERMANECEN INDIVISIBLES. NINGUNO DE ELLOS ES SEPARABLE DE SU CONEXIÓN CON LOS OTROS.”[261]



Antes de tratar de la tremenda significación de esta declaración, daré un poco de historia sobre esta carta dogmática. Esta es la famosa carta dogmática del Papa San León el Grande a Flaviano, escrita originalmente en 449, y luego aceptada por el Concilio de Calcedonia – el cuarto Concilio general de la Iglesia – en 451 (citado en Decretos de los Concilios Ecuménicos, Prensa de Georgetown, Vol. 1, pp. 77-82). Es uno de los documentos más importantes en la historia de la Iglesia. Esta es la famosa carta que, cuando fue leida en voz alta en el dogmático Concilio de Calcedonia, causó a todos los padres del Concilio (más que 600) levantarse y proclamar: “Esta es la fe de los Padres, la fe de los apóstoles; Pedro ha hablado por la boca de León.” La carta misma personifica el término ex cathedra (hablando de la Cátedra de Pedro), como fue probado por la reacción de los padres de Calcedonia. Esta carta dogmática del Papa León fue aceptada por el Concilio de Calcedonia en su definición de Fe, que fue aprobada autorizadamente por Papa León mismo.



Y si éso no fuera suficiente para probar que la carta del Papa León es sin duda infalible y dogmática, considere el hecho que también fue aprobada por el Papa Vigilio en el Segundo Concilio de Constantinopla (533)[262] y por el Papa San Agato en el Tercero Concilio de Constantinopla (680-681).[263] También fue confirmada infaliblemente por un número de otros Papas, incluyendo a: Papa San Gelasio, 495,[264] Papa Pelagio II, 533,[265] y Papa Benedicto XIV, nuper ad nos, 1743.[266]



Por causa de la tremenda significación de la carta del Papa León al presente tema, citaré una porción del Papa San Gelasio que muestra que nadie puede contradecir, ni en lo más mínimo, esta epístola dogmática del Papa San León a Flaviano.



Papa San Gelasio, Decreto, 495: “También la epístola de bendito León el Papa a Flaviano... si alguno arguyere en relación al texto de esta una aun sobre una iota, y no la recibiere reverentemente en todo sentido, sea anatema.”[267]



Aquí tenemos al Papa San Gelasio hablando ex cathedra para condenar a todo él que desviare, aun sobre una iota, del texto de la epístola dogmática del Papa León a Flaviano.



Ahora, en la sección de la carta dogmática del Papa León citada arriba, él trata de Santificación por el Espíritu. “Santificación por el Espíritu” es el término por Justificación del estado de pecado. Justificación es el estado de gracia. Nadie puede llegar al cielo sin Santificación por el Espíritu [Justificación], como todos que se profesan Católicos admiten. El Papa San León afirma, por la autoridad de los grandes apóstoles Santos Pedro y Juan, que esta Santificación por el Espíritu es efectuada por la rociación de la Sangre de Cristo. Es solamente por recibir esta Sangre de Redención, él prueba, que alguno puede ser cambiado del estado de Adán (pecado original) al estado de gracia (justificación/santificación). Es solamente por esta Sangre que Santificación por el Espíritu surte efecto. Este dogma fue definido también por el Concilio de Trento.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 5, de pecado original, ex cathedra: “Si alguno aseverare que este pecado de Adán... es quitado o por las fuerzas de natura humana, o por cualquier remedio diferente del mérito del uno mediador, nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha reconciliado a Dios en su propia sangre, ‘hecho hacia nos justicia, santificación, y redención’ (1 Cor. 1:30); o si negare que el mérito de Jesucristo es aplicado a adultos además de infantes por el sacramento de bautismo... sea anatema.”[268]



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6, Cap. 3, ex cathedra: “Pero aunque Cristo se murió para todos, todavía no todos reciben el beneficio de Su muerte, sino sólo los a quienes el mérito de Su Pasión está comunicado.”[269]



Es una verdad divinamente revelada que nadie puede ser liberado del estado de pecado y santificado sin la aplicación de la Sangre de Redención a él. De esto ningún Católico puede dudar.



Propugnadores de bautismo de deseo/sangre - y esto incluye también al Centro San Benedicto, porque ellos también creen en justificación por deseo - arguyen que la Sangre de Redención, que efectua la Santificación por el Espíritu, es aplicada al alma por el deseo del bautismo o de martirio, sin bautismo de agua. Recuerda eso: propugnadores de bautismo de deseo/sangre arguyen que la Sangre de Redención, que efectua la Santificación por el Espíritu, es aplicada al alma sin bautismo de agua. ¡Pero esto es exactamente el opuesto de lo que Papa León el Grande define dogmáticamente! Citaré las porciónes cruciales de su declaración otra vez:



Papa San León el Grande, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451:

“Que oiga él lo que predica el bendito apóstol Pedro, que santificación por el Espíritu es efectuada por la rociación de la sangre de Cristo (1 Ped. 1:2)... Es Él, Jesucristo, que ha venido por agua y sangre, no en agua sólo, sino en agua y sangre. Y porque el Espíritu es verdad, es el Espíritu que testifica. Porque hay tres que rinden testimonio - Espíritu y agua y sangre. Y los tres son uno (1 Jn. 5:4-8). EN OTRAS PALABRAS, EL ESPÍRITU DE SANTIFICACIÓN Y LA SANGRE DE REDENCIÓN Y EL AGUA DE BAUTISMO. ESTOS TRES SON UNO Y PERMANECEN INDIVISIBLES. NINGUNO DE ELLOS ES SEPARABLE DE SU CONEXIÓN CON LOS OTROS.”[270]



Papa San León define que en Santificación, el Espíritu de Santificación y la Sangre de Redención ¡no pueden ser separados del agua de bautismo! Por lo tanto, no puede ser ninguna Justificación por el Espíritu y la Sangre sin el Sacramento de Bautismo.



Esto infaliblemente excluye el preciso concepto de bautismo de deseo y bautismo de sangre, que es que santificación por el Espíritu y la Sangre sin agua es posible.



En luz de esta carta dogmática, además de los otros hechos ya adelantados, bautismo de deseo y bautismo de sangre no pueden ser mantenidos; porque estas teorías separan el Espíritu y la Sangre del agua en santificación.



Y para que nadie intente criticar esta infalible definición por argüir que la Bendita Virgen María es una excepción a ella, debe ser reconocido que Papa San León está definiendo sobre santificación/justificación del estado de pecado.



Papa San León el Grande, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451:

“Que oiga él lo que predica el bendito apóstol Pedro, que santificación por el Espíritu es efectuada por la rociación de la sangre de Cristo (1 Ped. 1:2); y que no se salte las palabras del mismo apóstol, sabiendo que habéis sido rescatados de vuestra vana conversación, la cual recibisteis de vuestros padres, no con corruptibles oro y plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación (1 Ped. 1:18). Ni debe él resistir el testimonio del bendito Juan el apóstol: y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos purifica de todo pecado (1 Jn. 1:7)...”



La Bendita Virgen María no tenía ningún pecado. Ella fue concebida ya en un estado de santificación perfecta. Ya que el Papa León está definiendo sobre santificación/justificación de pecado, su definición no aplica en ninguna manera a ella.



Por siguiente, no puede ser ninguna Justificación de un pecador sin bautismo de agua (de fide). No puede ser ninguna aplicación a un pecador de la Redentiva Sangre de Cristo sin bautismo de agua (de fide). No puede ser ninguna salvación sin bautismo de agua (de fide).



Para probar además el punto que esta declaración dogmática específicamente elimina la entera teoría de bautismo de deseo, nota como Santo Tomás de Aquino (al enseñar bautismo de deseo) dice exactamente el opuesto de lo que Papa San León el Grande definió.



Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica III, P. 68, Art. 2: “...un hombre puede obtener la salvación sin el sacramento de Bautismo, por medio de la santificación invisible...”



Santo Tomás dice que bautismo de deseo da santificación sin el agua de Bautismo. ¡Papa San León el Grande dice dogmáticamente y infaliblemente que no se puede tener santificación sin el agua de bautismo! Un Católico debe aceptar la enseñanza del Papa San León el Grande.







Papa San León el Grande, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451:

“EN OTRAS PALABRAS, EL ESPÍRITU DE SANTIFICACIÓN Y LA SANGRE DE REDENCIÓN Y EL AGUA DE BAUTISMO. ESTOS TRES SON UNO Y PERMANECEN INDIVISIBLES. NINGUNO DE ELLOS ES SEPARABLE DE SU CONEXIÓN CON LOS OTROS.”[271]



La significación de la declaración del Papa San León es extraordinaria. Ella por supuesto aplasta toda idea de salvación para los supuestamente “ignorantes invencibles.” Estas almas no pueden ser santificadas y limpiadas por la Sangre de Cristo sin recibir los salvandos aguas de bautismo, que Dios llevará a todos de buena voluntad.



El dogma que la Sangre de Cristo está aplicada a un pecador en el Sacramento de Bautismo fue definido por el Concilio de Trento; sin embargo, la definición no es tan específica que la del Papa León. La diferencia es que, mientras que la definición de Trento sobre la Sangre de Cristo declara el principio que la Sangre de Cristo está aplicada a un pecador en el Sacramento de Bautismo, la definición del Papa León confirma que esto signífica que la Sangre de Cristo solamente puede ser aplicada a un pecador por el Sacramento de Bautismo.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 5, de pecado original, ex cathedra: “Si alguno aseverare que este pecado de Adán... es quitado o por las fuerzas de natura humana, o por cualquier remedio diferente del mérito del uno mediador, nuestro Señor Jesucristo, quien nos ha reconciliado a Dios en su propia sangre, ‘hecho hacia nos justicia, santificación, y redención’ (1 Cor. 1:30); o si negare que el mérito de Jesucristo es aplicado a adultos además de infantes por el sacramento de bautismo... sea anatema.”[272]



La declaración del Papa San León también radicalmente confirma el entendimiento constante de la Iglesia de las palabras de Jesucristo en Juan 3:5 en su senso absolutamente literal: Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[273]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, De Pecado Original, Sesión V: “Por un hombre el pecado entró al mundo, y por pecado la muerte... para que en ellos sea quitado lavando por regeneración, lo que han contraido por generación, ‘Porque sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios [Juan 3:5].”[274]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones del Sacramento de Bautismo, Sesión 7, canon 2, ex cathedra: “Si alguno dijere que agua real y natural no es necesario para el bautismo, y por ésa razón ésas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo’ [Juan 3:5], están distorsionadas a cualquier tipo de metáfora: sea anatema.”[275]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones del Sacramento de Bautismo, canon 5, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[276]



Se puede ver la armonía de la declaración dogmática del Papa San León el Grande con todas estas otras: no hay ninguna salvación sin agua y el Espíritu porque la Sangre de Cristo - sin cual nadie es justificado - es por si misma inseparable del agua y el Espíritu.



Los que comprehenden esta declaración del Papa San León deben rechazar toda creencia en las teorías de bautismo de deseo y sangre. Deben admitir que los teólogos que creían en bautismo de deseo y sangre estaban equivocados. Deben dejar de creer y enseñar que Santificación por el Espíritu viene sin el agua de bautismo. Los que se niegan a hacer esto están obstinadamente contradiciendo la enseñanza de la Iglesia. Contradecir obstinadamente la enseñanza de la Iglesia es caer en herejía. Caer en herejía sin arrepentirse es perder la salvación.



Unos posiblemente se pregunten porque unos santos y teólogos enseñaban bautismo de deseo y sangre aun después del tiempo de la declaración del Papa León. La respuesta es simple: Ellos ignoraban la definitiva declaración del Papa León respecto a esto; erraban en buena fe; estaban falibles seres humanos; no conocían que su posición era contraria a esta infalible enseñanza de la Iglesia Católica.



Pero una vez que alguien realice que esta posición sobre bautismo de deseo y sangre es contraria a la infalible enseñanza de la Iglesia Católica – como una consideración cuidadosa de la declaración del Papa León prueba – se debe cambiar su posición si quiera permanecer Católico y salvar su alma. San Pedro ha hablado por la boca de León y ha confirmado para nosotros que el Espíritu de Santificación y la Sangre de redención no pueden ser separados de su conexión con bautismo de agua, pues debemos alinear nuestra posición con esto o de lo contrario, no tengamos la fe de Pedro.



16. Objeciónes Principales



SES. 6, CAP. 4 DEL CONCILIO DE TRENTO



OBJECIÓN- ¡En Sesión 6, Capítulo 4 de su decreto sobre Justificación, el Concilio de Trento enseña que justificación puede ocurrir por el agua de bautismo o el deseo de él! ¡Para que sepas!



RESPUESTA- [Nota Preliminar: Si Ses. 6, Cap. 4 de Trento estuviera enseñando lo que los propugnadores de bautismo de deseo afirman (que no está), entonces significaría que todo hombre debe recibir bautismo o por lo menos tener el deseo/voto real de bautismo para ser salvo. Significaría que sería herejía decir que cualquier persona sin bautizar podría ser salvo si no tenga por lo menos el deseo/voto de bautismo de agua. ¡Pero 99% de las personas que citan este pasaje en favor de bautismo de deseo no aun creen que alguno debe desear bautismo para ser salvo! Creen que Judíos, Budistas, Hindus, Musulmánes, etc. pueden ser salvos que no deseen bautismo de agua. Por lo tanto, 99% de los que citan este pasaje rechazan aun lo que ellos afirman que está enseñando. Francamente, este hecho muestra la falacia y la mala voluntad de la mayoría de propugnadores de bautismo de deseo al intentar citar este pasaje como estuvieran devotos a su enseñanza cuando, de hecho, no la creen en absoluto y están en herejía por enseñar que no Católicos pueden ser salvos que no aun desean bautismo de agua.]



Eso notado, este pasaje del Concilio de Trento no enseña que Justificación puede ocurrir por el agua de bautismo o el deseo de él. El pasaje dice que justificación en los impíos NO PUEDE OCURRIR SIN el agua de bautismo o el deseo de él. Esto es totalmente diferente de la idea que justificación puede ocurrir por el agua de bautismo o el deseo de él.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6, Cap. 4: “En estas palabras es insinuada una descripción de la justificación del impío: como hay una transición del estado en que nace el hombre hijo del primér Adán, al estado de gracia y de adopción como hijos de Dios por el segundo Adán, Jesucristo nuestro Salvador; por cierto, esta transición, una vez que el Evangelio ha sido promulgado, NO PUEDE OCURRIR SIN el lavacro de regeneración o el deseo de él; SEGÚN ESTÁ ESCRITO: Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, no puede entrar al reino de Dios (Juan 3:5).”[277]



Primero, el lector debe notar que este pasaje crucial de Trento ha sido horriblemente maltraducido en Denzinger, las Fuentes de Dogma Católico, citado arriba.



La frase crítica, “esta transición, una vez que el Evangelio ha sido promulgado, no puede ocurrir sin el lavacro de regeneración o el deseo de él” ha sido maltraducida para leer: “esta transición, una vez que el Evangelio ha sido promulgado, no puede ocurrir excepto por el lavacro de regeneración o el deseo de él...” Esta traducción errónea de la palabra Latin “sine” (sin) – que está encontrada en el Latín original[278] – a “excepto por” completamente altera el significado del pasaje para favorecer del error de bautismo de deseo. Esto es importante recordar porque esta traducción errónea todavía está usada todo el tiempo por apologistas de bautismo de deseo (frecuentemente deliberadamente), incluyendo en publicaciónes recientes de las SSPX y CMRI. Eso mencionado, procederé a tratar lo que el Concilio en realidad dice aquí.



Viendo una traducción correcta, encontrada en muchos libros, el lector también debe notar que, en este pasaje, el Concilio de Trento enseña que Juan 3:5 debe ser entendido según está escrito (Latin: sicut scriptum est), que excluye toda posibilidad de salvación sin ser renacido de agua en el Sacramento de Bautismo. No hay ninguna manera en que bautismo de deseo puede ser verdad si Juan 3:5 debería ser entendido según está escrito, porque Juan 3:5 dice que todo hombre debe ser renacido de agua y el Espíritu para ser salvo, que es lo que la teoría de bautismo de deseo niega. La teoría de bautismo de deseo y una interpretación de Juan 3:5 según está escrito son mutuamente exclusivos (ambas no pueden ser verdad al mismo tiempo) – y todo defensor de bautismo de deseo admite esto. Eso es porque todos ellos deben – y hacen – elegir una interpretación no literal de Juan 3:5.



P. Francois Laisney (Creyente en Bautismo de Deseo), ¿Es Feeneyismo Católico?, p. 33: “El mejor argumento de P. Feeney fue que las palabras de Nuestro Señor, ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, no puede entrar al reino de Dios’ (Juan 3:5) signífican la absoluta necesidad de bautismo de agua sin toda excepción en absoluto... La gran pregunta es, entonces, ¿cómo explicó la Iglesia estas palabras de Nuestro Señor?”



P. Laisney, un fiero propugnador de bautismo de deseo, aquí admite que Juan 3:5 no puede ser entendido según está escrito si bautismo de deseo sea verdad. Él así mantiene que el verdadero entendimiento de Juan 3:5 es que no se aplica literalmente a todos hombres; eso es, Juan 3:5 no debe ser entendido según está escrito. Pero ¿cómo entiende la Iglesia Católica estas palabras? ¿Que dice el pasaje de Trento que ya hemos tratado? Dice infaliblemente, “SEGÚN ESTÁ ESCRITO, SINO UN HOMBRE RENACIERE DE AGUA Y EL ESPÍRITU, NO PUEDE ENTRAR AL REINO DE DIOS.”



Pero ¿qué hay de la afirmación de los de bautismo de deseo?: que el uso de la palabra “o” (Latin: aut) en el pasaje arriba significa que justificación puede ocurrir por el agua de bautismo o el deseo de él. Una consideración cuidadosa de la traducción correcta de este pasaje muestra esta afirmación ser falsa. Suponga que yo dijera, “Esta ducha no puede ocurrir sin agua o el deseo de tomar una.” ¿Signifique esto que una ducha puede ocurrir por el deseo de tomar una ducha? No. Signífica que ambos (agua y deseo) son necesarios.



O suponga que yo dijera, “No puede ser una Boda sin una Novia o un Novio.” ¿Signifique esto que se puede tener una Boda con un Novio y sin una Novia? No, por supuesto. Signífica que ambos son necesarios para la Boda. Se puede dar cientos de otros ejemplos. Asimismo, el pasaje arriba de Trento dice que Justificación NO PUEDE OCURRIR SIN agua o deseo; en otras palabras, ambos son necesarios. ¡No dice que Justificación sí ocurre o por agua o deseo!



AUT (O) USADO PARA SIGNIFICAR “Y” EN EL CONTEXTO DE CONCILIOS



De hecho, la palabra Latina aut (“o”) es usada en una manera semejante en otras pasajes en el Concilio de Trento y otros Concilios. En la famosa Bula Cantate Domino del Concilio de Florencia, encontramos la palabra Latina aut (“o”) usada en un contexto que definitivamente la hace significar “y”.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino,” 1441, ex cathedra:

“La Santa Romana Iglesia firmemente cree, profesa y predica que todos que están fuera de la Iglesia Católica, no solo paganos sino también Judíos [aut] o herejes y cismáticos, no pueden compartir la vida eterna y irán al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que estuvieren juntados a la Iglesia antes del fin de la vida; y que la unidad de este cuerpo eclesiástico vale tanto para que solo para los que permanecen en ella los sacramentos de la Iglesia contribuyen a la salvación y ayuno, limosnas, y otras obras de piedad y prácticas de la milicia Cristiana produjen recompensas eternas; y que nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas y aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica.”[279]



Aquí vemos al Concilio de Florencia usando la palabra “o” (aut) para tener un significado equivalente a “y”. El Concilio declara que no solamente paganos, sino también Judíos o (aut) herejes y cismáticos no pueden ser salvos. ¿Signífica esto que o Judíos o herejes serán salvos? No, por supuesto. Claramente signífica que ningún Judío y ningún hereje puede ser salvo. Por lo tanto, este es un ejemplo de un contexto en que la palabra Latina aut (o) sí tiene un significado que es claramente “y”. Este ejemplo absolutamente prueba que la palabra Latín aut puede ser, y ha sido, usada en solemnes declaraciónes magistrales en la manera que estamos diciendo que ha sido usada en Ses. 6, Cap. 4 de Trento.



En la introducción al decreto sobre Justificación, el Concilio de Trento estrictamente prohibe a todos “creer, predicar o enseñar” (credere, praedicare aut docere) de otro modo que está definido y declarado en el decreto sobre Justificación.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6, Introducción: “... estrictamente prohibiendo, que ninguno en adelante se atreva a creer, predicar o enseñar de otro modo que el que se define y declara en el presente decreto.”[280]



¿Signifique “o” (aut) en este pasaje que se prohibe solamente predicar contra el decreto del Concilio sobre Justificación, pero se permite enseñar contra él? No, obviamente “o” (aut) signífica que ambos predicar y enseñar son prohibidos, asimismo que en capitulo 4 arriba “o” signífica que justificación no puede ocurrir sin ambos agua y deseo. Un otro ejemplo del uso de aut para significar “y” (o “ambos”) en Trento es encontrado en Ses. 21, Cap. 2, el decreto sobre Comunión bajo ambos especies (Denz. 931).



Papa Pío IV, Concilio de Trento, Ses. 21, Cap. 2: “Por lo tanto, la santa madre Iglesia... ha decretado que esta se observase como ley, que no puede ser repudiada o cambiada arbitrariamente sin la autoridad de la misma Iglesia.”[281]



¿Significa aut en esta declaración que el decreto del Concilio no puede ser repudiado, pero puede ser cambiado? No, obviamente signífica que ambos una repudiación y un cambio son prohibidos. Este es un otro ejemplo de como la palabra Latina aut puede ser usado en contextos que hacen su significado “y” o “ambos”. Y estos ejemplos, cuando consideramos la redacción del pasaje, refutan la afirmación de los partidarios de bautismo de deseo: que el significado de aut en Capítulo 4, Sesión 6 es uno que favorece bautismo de deseo.



Pero ¿porque define Trento que el deseo de Bautismo, junto con Bautismo, es necesario para la Justificación? Antes no contestábamos esta pregunta tan bien como pudiéramos, porque pensábamos que Ses. 6, Cap. 4 estaba distinguiendo entre adultos y infantes. Pero más estudio del pasaje revela que en este capítulo Trento está definiendo lo que es necesario para la iustificationis impii[282] – la justificación de los impíos (vea la citación arriba). Los impii (“impíos”) no refiere a infantes - quienes son incapaces de cometer pecados actuales (Trento, Ses. V, Denz. 791). La palabra “impii” en Latin es de verdad una palabra muy fuerte, según un latinista a quien consulté, y él conincidió en que es demasiada fuerte para describir un infante en pecado original sólo. Unas veces está traducida “malvado” o “pecador.” Por lo tanto, en este capítulo, Trento está tratando de los mayores de la edad de razón que han cometido pecados actuales, y para tales personas el deseo de bautismo es necesario para la Justificación. De hecho, los unos próximos capítulos de Trent sobre Justificación (Caps. 5-7) son todos sobre Justificación de adultos, ademas demostrando que la Justificación de pecadores adultos es el contexto, especialmente cuando la palabra impii es considerada. Eso es porque el capítulo define que Justificación no puede ocurrir sin el agua de bautismo o el deseo de él (ambos son necesarios).



Catecismo del Concilio de Trento, De Bautismo - Disposiciónes para el Bautismo, p. 180: “INTENCIÓN - ... En el primer lugar ellos deben desear y proponerse recibirlo...”[283]



UN EMAIL INTERESANTE EN RELACIÓN A ESTE PASAJE DE TRENTO



Interesamente, yo casualmente envié por email una pregunta sobre este pasaje del Concilio de Trento y su uso de la palabra “o” (aut) a una latinista de Inglaterra, solamente para oir sus pensamientos. Yo no aun conozco a esta persona a quien pregunté, y no pienso que ella es aun Católica. Ella es una latinista de Oxford Latin y creo que me contestó honestamente y imparcialmente. Su respuesta es muy interesante y muy importante, especialmente para esa gente que están convencidos que el Concilio de Trento enseñó “bautismo de deseo.” Escribí a ella el siguiente:



“El pasaje en Latin es esto: ‘quae quidem translatio ... sine lavacro regenerationis aut eius voto fieri non potest...’



“Es traducida: ‘Esta transición... no puede ocurrir sin el lavacro de regeneración o un deseo de él.’



“Esto literalmente dice que la transición no puede ocurrir sin el lavacro de regeneración o un deseo de él (significando que se debe tener ambos). No dice que puede ocurrir con cualquier uno, ¿estás de acuerdo? ¿No equivale a decir: Esta ducha no puede ocurrir sin agua o el deseo de tomar una (significando que ambos son necesarios); y no equivale a decir: este artículo no puede ser escrito sin pluma o papel (significando que ambos son necesarios)? Se puede usar aut en esta manera en Latin, ¿no?



“Tengo mucho interés en todos pensamientos que tienes. Gracias.”



Y ella respondió el 1 Dic. 2003 así:



“¡Esto no es fácil! Es posible entenderla en ambas maneras, con aut como ‘o’ y como ‘y’.

“Aut como ‘o’ es más común, pero aquí la interpretación depende de si pienses que el deseo de bautismo es suficiente solo o si la frase signifique que se necesita el deseo además del sacramento mismo. ¡Yo dejaré a tí decidir!

Mejores deseos,

Carolinne White

OXFORD LATIN”

La declaración de Sra. White es muy importante y muy interesante porque muestra que en su opinión profesional como latinista, el pasaje usando “o” (aut) ¡definitivamente puede ser leida como “y,” algo que muchos propugnadores de bautismo de deseo absolutamente rechazan como imposible! Ella además admite que la interpretación depende de si alguno crea que el deseo de bautismo es suficiente – ¡una declaración muy honesta por su parte, yo creo! Y ella dijo esto sin yo le haber dado el resto del contexto; a saber, donde el Concilio de Trento declara, inmediatamente después de usar las palabras “o el deseo de él,” que Juan 3:5 debe ser entendido según está escrito.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6, Cap. 4: “[Justificación]... no puede ocurrir sin el lavacro de regeneración o el deseo de él, SEGÚN ESTÁ ESCRITO: Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, no puede entrar al reino de Dios (Juan 3:5).”[284]



El punto es, por lo tanto, que, por lo más mínimo, todos los propugnadores de bautismo de deseo deben admitir que este pasaje puede ser leido en ambas maneras, y así que el entendimiento depende de si uno crea que el deseo de bautismo es suficiente o no. Pero si un propugnador de bautismo de deseo admita (como debe en veracidad) que este pasaje puede no enseñar bautismo de deseo, entonces está admitiendo que su entendimiento debe ser inferido no solamente del contexto inmediato (que afirma Juan 3:5 según está escrito y así excluye bautismo de deseo), sino también de todas las otras declaraciónes sobre Bautismo y Justificación en Trento. ¿Y qué dicen todos los otros pasajes de Trento sobre la necesidad de Bautismo? ¿Enseñan un entendimiento susceptible a bautismo de deseo, o excluyen toda salvación sin bautismo de agua? La respuesta es innegable.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones sobre el Sacramento de Bautismo, canon 5, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[285]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, De Pecado Original, Sesión V, ex cathedra: “Por un hombre el pecado entró al mundo, y por pecado la muerte... para que en ellos sea quitado lavando por regeneración, lo que han contraido por generación, ‘Porque sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios [Juan 3:5].”[286]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones sobre el Sacramento de Bautismo, Sesión 7, canon 2, ex cathedra: “Si alguno dijere que agua real y natural no es necesario para el bautismo, y por ésa razón ésas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo’ [Juan 3:5], están distorsionadas a cualquier tipo de metáfora: sea anatema.”[287]



La interpretación de “o” en Sesión 6, Cap. 4 como “y” no es solamente posible (como admite Sra. White), sino es perfectamente compatible con todas estas definiciónes infalibles, mientras que la interpretación de “o” para significar bautismo de deseo es incompatible con todas estas definiciónes, sin mencionar (lo más importante) las palabras “según está escrito, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios,” que siguen inmediatamente “o el deseo de él” y en la misma frase.



La interpretación de “o” para significar bautismo de deseo también es incompatible con la enseñanza del Concilio de Florencia sobre Juan 3:5, y no puede ser disonancia entre concilios dogmáticos.



Papa Eugenio IV, El Concilio de Florencia, “Exultate Deo,” 22 Nov. 1439, ex cathedra: “Santo bautismo, que es la puerta de la vida espiritual, mantiene el primér lugar entre todos los sacramentos; por él somos hechos miembros de Cristo y del cuerpo de la Iglesia. Y porque la muerte entró al universo por el primér hombre, ‘sino renazcamos de agua y el Espíritu, no podemos,’ como la Verdad dice, ‘entrar al reino del cielo’ [Juan 3:5]. La materia de este sacramento es agua real y natural.”[288]



La interpretación de “o” para significar bautismo de deseo es también incompatible con la definición extendida del Concilio de Trento solo tres capítulos abajo sobre las causas de Justificación. Solo tres capítulos luego, el Concilio pone en lista cuatro causas de Justificación en los impíos.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6, Cap. 7, las Causas de Justificación: “Las causas de esta Justificación son: la causa final es la gloria de Dios y de Cristo... la causa eficiente es verdaderamente un Dios misericordioso... la causa meritoria es Su muy amado y unigénito Hijo... la causa instrumental es el sacramento del bautismo, que es el sacramento de fe, sin la cual ninguno ha logrado la justificación jamás... Esta fe, según la tradición apostólica, catecúmenos piden de la Iglesia antes del sacramento del bautismo, cuando piden la fe que confiere vida eterna...”[289]

Al enumerar todas las causas de Justificación, ¿porqué no mencionó el Concilio la posibilidad de “bautismo de deseo”? Tenía amplia oportunidad de hacerlo, asimismo que claramente enseñó no menos que 3 veces que las gracias del Sacramento de Penitencia pueden ser logradas por el deseo de ése Sacramento (Ses. 14, Cap. 4; y dos veces en Ses. 6, Cap. 14). Pero “bautismo de deseo” no está mencionado en ningún lugar, simplemente porque no es verdad. Y además es interesante considerar que la palabra “deseo” aparece no en Capítulo 7 sobre las Causas de Justificación, sino en Capítulo 4 donde el Concilio trata de lo que no puede faltar en la Justificación de los impíos (a saber, ni agua ni deseo puede faltar en la justificación de los impíos).



Pero unos dirán: “Veo tu punto y no puedo negarlo, pero ¿porque el pasaje no usó la palabra “y” en vez de “o”; entonces sería más claro?” Esta pregunta es mejor contestada por considerar un número de puntos:



Primero, debe ser recordado que el pasaje describe lo SIN CUAL la Justificación NO PUEDE OCURRIR (i.e., lo que no puede faltar en Justificación); no dice que Justificación sí ocurre por o agua o deseo.



Segundo, el Concilio no tuvo que usar “y” porque “o” puede significar “y” en el contexto de palabras dadas en el pasaje, como ya mostrado.



Tercero, los que ponen esta pregunta deben considerar una otra, a saber: ¿porqué en todo mundo, si bautismo de deseo sea verdad y fuera la enseñanza de Trento, no dijo el Concilio en ningún lugar (cuando tenía tantas oportunidades de hacerlo) que se puede ser justificado sin el Sacramento o antes de recibir el Sacramento asimismo que hizo claramente y repetidamente en relación al Sacramento de Penitencia? Esta asombrosa omisión (obviamente porque el Espíritu Santo no permitió al Concilio enseñar bautismo de deseo en sus varias declaraciónes sobre la absoluta necesidad de bautismo) simplemente confirma los puntos que hice arriba, porque si el pasaje significara bautismo de deseo, lo diría el mismo.



Cuarto, la pregunta arriba es mejor contestada por un ejemplo paralelo: En 381 el Concilio de Constantinopla definió que el Espíritu Santo procede del Padre. El Concilio no dijo que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo. La omisión de las palabras “y el Hijo” (filioque en Latin) hizo que innumerables millónes concluyan erróneamente que el Espíritu Santo no procede del Hijo, una herejía que luego fue condenada por la Iglesia. Si el Concilio de Constantinopla simplemente hubiera incluido ésa pequeña declaración, que el Espíritu Santo también procede del Hijo, habría eliminado más que mil años de controversia con los Cismáticos Orientales – una controversia que todavía permanece a este día. Ésa pequeña frase (“y el Hijo”), si hubiera sido incluida en Constantinopla, ciertamente habría detenido a millónes de personas de salir de la Iglesia Católica y abrazar la Ortodoxia Oriental, porque los Ortodoxos Orientales pensaban y todavía piensan que la enseñanza de la Iglesia Católica que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo es contraria al Concilio de Constantinopla, que solamente dijo que el Espíritu Santo procede del Padre.



Pues, ¿erró el Concilio de Constantinopla? Por supuesto no. ¿Pero podría ser Constantinopla más claro por añadir ésa pequeña frase que habría eliminado una controversia? Absolutamente sí. Pues ¿porqué Dios permitió esta controversia ocurrir, cuando Él pudo evitarla por simplemente inspirar a los Padres del Concilio de Constantinopla en 381 a incluir ésa pequeñita frase? La respuesta es que deben ser herejías.



1 Cor. 11:19: “Porque deben ser también herejías: para que ellos también, quienes están aprobados, sean manifiestos entre vos.”



Dios permite surgir herejías para ver quienes creyeren la verdad y quienes no, para ver quienes vieren la verdad sinceramente y quienes pervierten los hechos para convenir con sus propios deseos heréticos. Dios nunca permite a Sus Concilios, como Constantinopla y Trento, enseñar ningún error, pero Él puede permitir la verdad ser dicha en maneras que dan la oportunidad de torcer y pervertir el significado de las palabras usadas si algunos deseen (retruécano no propuesto), como hicieron los Cismáticos Orientales en relación a la omisión de Constantinopla de la frase: y del Hijo.



De hecho, no aun importa si algunos de los Padres Conciliares de Constantinopla creyeran que el Espíritu Santo no procede del Hijo; y probablemente fueran algunos que no creyeran que el Espíritu Santo procede del Hijo. Solamente importa lo que el Concilio de Constantinopla en realidad declaró, una declaración que no dice nada al contrario del hecho que el Espíritu Santo sí procede del Hijo. Las intenciónes de los Padres Conciliares de Constantinopla o algún otro Concilio no tienen nada que ver con Infalibilidad Papal. Todo que importa es lo que el dogma real declara o concluye en la Profesión de Fe.



Papa Pío IX, Primero Concilio Vaticano, Ses. 3, Cap. 2 de Revelación, 1870, ex cathedra: “Pues, también, ése entendimiento de sus sagrados dogmas debe ser retenido permanentemente, que Santa Madre Iglesia una vez ha declarado; y nunca debe ser un retroceso de ése significado bajo el especioso nombre de un entendimiento más profundo.”[290]



Interesante sobre este tema es el hecho que varios Papas señalan que, en el 28vo canon del Concilio de Calcedonia, los padres de Calcedonia construyeron un canon que elevó el nivel del Obispo de Constantinopla. Los padres del Concilio de Calcedonia, por siguiente, propusieron elevar el nivel de la Sede de Constantinopla al construir Canon 28. Pero el canon fue rechazado por el Papa en su confirmación de los actos de Calcedonia, y por lo tanto fue considerado sin valor.



Papa León XIII, Satis Cognitum (#15), 29 Junio 1896: “El 28vo Canon del Concilio de Calcedonia, por el mismo hecho que falta el asentimiento y la aprobación y de la Sede Apostólica, es reconocido sin valor por todos.”[291]



Esto muestra que la intención o pensamientos de los padres de un Concilio Ecuménico no significan nada – son sin valor. Todo que importa es lo que la Iglesia en realidad declara. Por siguiente, el hecho que unos de los Padres Conciliares de Trento – y aun eminentes y santos teólogos después de Trento – pensaban que el antedicho pasaje de Trento enseñó bautismo de deseo no signífica nada; porque los padres de Calcedonia también pensaron que el Concilio estuvo elevando el nivel de Constantinopla, cuando no lo hizo; y unos de los padres de Constantinopla probablemente pensaran que el Concilio estuvo negando que el Espíritu Santo procede del Hijo, cuando no lo hizo. El punto esencial es que sola las cosas que en realidad están declaradas por los Concilios importan – nada más. Y el antedicho pasaje de Trento no enseña bautismo de deseo; no enseña que deseo justifica sin bautismo; y no contiene error.



El hecho es que Dios se cercioró que las palabras “según está escrito” fueron incluidos en ésa misma frase para asegurar que el Concilio no estuvo enseñando bautismo de deseo por su redacción en ése pasaje. El pasaje así enseña – según está escrito – sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios. Y si lo que dicen defensores de bautismo de deseo fuera correcto, en realidad tendríamos el Concilio nos enseñando en la primera parte de la frase que Juan 3:5 no debe ser entendido según está escrito (deseo unas veces es suficiente), ¡y simultáneamente contradiciendo a si mismo en la segunda parte de la frase por decirnos entender Juan 3:5 según está escrito (sicut scriptum est)! Pero esto es absurdo, por supuesto. Los que obstinadamente insisten que este pasaje enseña bautismo de deseo están simplemente equivocados y están contradiciendo las mismas palabras dadas en el pasaje sobre Juan 3:5. La inclusión de “SEGÚN ESTÁ ESCRITO, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu, él no puede entrar al reino de Dios (Juan 3:5)” muestra la perfecta armonía de ése pasaje de Trento con todos los otros pasajes de Trento y otros Concilios que afirman la absoluta necesidad de bautismo de agua sin toda excepción.

















EL DOGMA, PAPA PÍO IX Y IGNORANCIA INVENCIBLE



OBJECIÓN- ¿Qué hay de Ignorancia Invencible?



RESPUESTA-



2 Corintios 4:3-4: “Que si nuestro evangelio esté encubierto, está encubierto a los perdidos, en los cuales el dios de este mundo [Satanás] ha cegado la mente de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, quien es la imagen de Dios.”



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Ses. 6 sobre la Justificación, Cap. 15: “debe ser mantenido que la gracia de justificación, aunque recibido, está perdido no sólo por infidelidad, por cual hasta fe misma está perdida, sino también por algún otro pecado mortal, aunque fe no sea perdido, así defendiendo la doctrina de la ley divina que excluye del reino de Dios no solamente los infieles, sino también los fieles que son ‘fornicadores, adúlteros, afeminados, los que se echan con varones, ladrónes, avaros, borrachos, maldicientes, robadores’ [1 Cor. 6:9], y todos otros que cometen pecados mortales…[292]



El dogma Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación ha sido definido solemnemente por lo menos siete veces por Papas hablando de la Cátedra de San Pedro. Ninguna vez fueron mencionados ningunas excepciónes sobre “ignorancia invencible.” De hecho, es exactamente el opuesto: todas excepciónes siempre fueron excluidas.



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “Hay de verdad una Iglesia universal de los fieles, fuera de que absolutamente nadie es salvo, en que Jesucristo es ambos sacerdote y sacrificio.”[293]



Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 18 Nov. 1302, ex cathedra:

“Con Fe nos animando estamos obligados a creer y mantener la una, santa, Católica Iglesia y ésa, apostólica, y firmemente creemos y simplemente confesamos esta Iglesia fuera de que no hay ninguna salvación ni remisión de pecado... Además, declaramos, decimos, definimos, y proclamamos a toda criatura humana que ellos de necesidad absoluta para la salvación son enteramente sujetos al Pontífice Romano.”[294]



Papa Clemente V, Concilio de Vienne, Decreto # 30, 1311-1312, ex cathedra: “Puesto que hay por ambos regulares y seglares, por superiores y súbditos, por exentos y no exentos, una Iglesia universal, fuera de que no hay ninguna salvación, por todos quienes hay un Señor, una fe, y un bautismo...”[295]







Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Ses. 8, 22 Nov. 1439:

“Todo él que desee salvarse debe, ante todo, guardar la fe Católica; pues, a menos que una persona guarde esta fe entera e inviolada, sin duda alguna se perderá para siempre.”[296]



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, “Cantate Domino,” 1441, ex cathedra:

“La Santa Romana Iglesia firmemente cree, profesa y predica que todos que están fuera de la Iglesia Católica, no solo paganos sino también Judíos o herejes y cismáticos, no pueden compartir la vida eterna y irán al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, a menos que estuvieren juntados a la Iglesia antes del fin de la vida; y que la unidad de este cuerpo eclesiástico vale tanto para que solo para los que permanecen en ella los sacramentos de la Iglesia contribuyen a la salvación y ayuno, limosnas, y otras obras de piedad y prácticas de la milicia Cristiana produjen recompensas eternas; y que nadie puede ser salvo, no importa cuanto ha dado en limosnas y aun si haya derramado sangre en el nombre de Cristo, a menos que haya perseverado en el seno y la unidad de la Iglesia Católica.”[297]



Papa León X, Quinto Concilio de Letrán, Sesión 11, 19 Dec. 1516, ex cathedra: “Pues, regulares y seglares, prelados y súbditos, exentos y no exentos, son miembros de la una Iglesia universal, fuera de que absolutamente nadie es salvo, y todos ellos tienen un Señor y una fe.”[298]



Papa Pío IV, Concilio de Trento, Iniunctum nobis, 13 Nov. 1565, ex cathedra: “Esta verdadera fe Católica, fuera de que nadie puede ser salvo... Ahora profeso y verdaderamente mantengo...”[299]



Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 16 Marzo 1743, Profesión de Fe: “Esta fe de la Iglesia Católica, sin la cual nadie puede ser salvo, y que de motu propio ahora profeso y sinceramente mantengo...”[300]



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, Sesión 2, Profesión de Fe, 1870, ex cathedra: “Esta verdadera fe Católica, fuera de que nadie puede ser salvo, que ahora voluntariamente yo profeso y verdaderamente mantengo...”[301]



La Iglesia Católica es infalible; Sus definiciónes dogmáticas son infalibles; Papas hablando de la Cátedra de Pedro son infalibles. Por lo tanto, es muy simple: Si fuera verdad que llamados “ignorantes invencibles” no Católicos pudieran ser salvos, entonces ¡DIOS NUNCA HABRÍA PERMITIDO QUE LA IGLESIA CATÓLICA DEFINA EL DOGMA QUE ABSOLUTAMENTE NADIE PUEDE SER SALVO FUERA LA IGLESIA CATÓLICA! Pero Dios sí permitió a Su Iglesia infalible definir esta verdad, QUE ESPECÍFICAMENTE EXCLUYE DE SALVACIÓN TODOS QUE NO MUEREN CATÓLICOS.



Por lo tanto, la idea que un no Católico quien está ignorante de la Fe puede ser salvo es herética; es una negación directa del dogma que “nadie,” (Papa Pío IV; Benedicto XIV; Pío IX) “absolutamente nadie,” (Inocente III) “nadie, aun si derrame la sangre por el nombre de Cristo” (Eugenio IV) puede ser salvo como no Católico. Es una negación del dogma que “toda criatura humana” (Bonifacio VIII) debe ser Católico, y que “solo ellos” (Eugenio IV) entre el seno y la unidad de la Iglesia pueden lograr la salvación.







Papa Gregorio XVI, Summo Iugiter Studio (#2), 27 Mayo 1832:

“Finalmente, algunos de estas personas descaminadas intentan persuadir a si mismos y a otros que hombres no son salvos solamente en la religión Católica, sino que aun herejes pueden lograr la vida eterna.”[302]



Los que insisten que “ignorancia invencible” puede posiblemente salvar una persona que muere no Católica simplemente se desvian de y niegan la enseñanza dogmática de la Iglesia Católica.



PAPA PÍO IX Y IGNORANCIA INVENCIBLE



¿Qué hay del Papa Pío IX? ¿No es verdad que él enseñó en dos documentos que los ignorantes invencibles podrían ser salvos? ¿Que hay de Singulari Quadem y Quanto Conficiamur Moerore?



Confusión sobre este tema ha aumentado por causa de unas declaraciónes malentendidas del Papa Pío IX. Cuando analizamos estas declaraciónes, es imperativo tener presente que, aun si Papa Pío IX había enseñado que los ignorantes invencibles podrían ser salvos en estas dos ocasiónes, no significaría que tal posición sea verdad, porque eran documentos falibles que podrían haber contenido error. Ningún Papa puede cambiar o contradecir dogma. Papa Honorio, quien reinaba en el 7imo siglo, era, de hecho, después condenado por propagar herejía, aunque no en su capacidad solemne enseñando a la Iglesia universal. Así, nadie, ni aun un Papa, puede cambiar el dogma que nadie que muere fuera la Iglesia Católica, ignorante o no, puede ser salvo. Aquí hay unas citaciónes adicionales sobre la ignorancia.



Papa Benedicto XV, Humani Generis Redemptionem (# 14), 15 Junio 1917:

“...‘Ignorancia es la madre de todos errores,’ como el Cuarto Concilio de Letrán muy verdaderamente observa.”[303]



Los Errores de Pedro Abelardo, Condenados por Inocente II, 16 Julio 1140, #10: “Que ellos no han pecado que siendo ignorantes han crucificado a Cristo, y que todo hecho por ignorancia no debe ser considerado como pecado.” – Condenado[304]



SINGULARI QUADEM, UNA ALOCUCIÓN (UN DISCURSO A LOS CARDENALES)



El primero de los documentos del Papa Pío IX, citado frequentemente por los que creen en salvación fuera la Iglesia, es Singulari Quadem, una Alocución (un discurso a los Cardenales) dada el 9 de Diciembre, 1854:



“...los que están afectados de ignorancia de la verdadera religión, si sea ignorancia invencible, no son sujetos a ninguna culpa en esta materia ante los ojos del Señor.”[305]

Primér de todo, este es un discurso del Papa Pío IX a los Cardenales. No es una proclama dogmática, no aun una encíclica, ni aun una encíclica dirigida a la Iglesia entera.



¿Pero dice Papa Pío IX que los ignorantes invencibles pueden ser justificados y salvos en su condición? No. Al contrario, dice que los “ignorantes invencibles” no serán responsables por el pecado de infidelidad, mas sin embargo irán al Infierno. Lee con cuidado la última parte de la frase, “no son sujetos a ninguna culpa EN ESTA MATERIA,” eso es, en la materia de infidelidad. Santo Tomás de Aquino explica que infieles que nunca han oido del Evangelio son condenados por sus otros pecados, que no pueden ser remitidos sin Fe, no por causa del pecado de infidelidad (o incredulidad en el Evangelio).[306] Estos otros pecados de los infieles sirven por la razón porque Dios no les revela el Evangelio y por último les excluyen de salvación. Si uno entre ellos, sin embargo, fuera verdaderamente sincero y de buena voluntad, y cooperara con la ley natural, entonces Dios enviaría un predicador (aun milagrosamente, si fuera necesario) para traerle la Fe Católica y el Bautismo a él. Papa Pío IX sigue a decir en la misma Alocución con relación a una persona de buena voluntad quien está invenciblemente ignorante:



“los regalos de gracia celestial seguramente no les serán negados a los que sinceramente quieren y oren por el refresco de la luz divina.”



Santo Tomás de Aquino, De Veritate, 14, A. 11, ad 1: Objeción- “Es posible que alguien sea criado en el bosque, o entre lobos; tal hombre no puede saber nada explicitamente de la fe. Santo Tomás responde- Es la característica de Providencia Divina proveer a todo hombre lo que se necesita para la salvación... con tal que no hay obstáculo por su parte. En el caso de un hombre que sigue el bien y rehuye el mal, por la dirección de razón natural, Dios o le revelaría lo que debe ser creido por inspiración interna, o le enviaría un predicador de la fe...”[307]



Santo Tomás de Aquino, Sent. II, 28, P. 1, A. 4, ad 4: “Si un hombre nacido entre naciónes barbaras, haga lo que puede, Dios Mismo le mostrare lo necesario para la salvación, o por inspiración o por enviarle un maestro.”[308]



Santo Tomás de Aquino, Sent. III, 25, P. 2, A. 2, solute. 2: “Si un hombre no tenga nadie para instruirle, Dios le mostrare, a menos que él desee culpablemente permanecer donde está.”[309]



Por lo tanto, Papa Pío IX no estuvo enseñando que personas ignorantes de la Fe Católica pueden ser salvos; estuvo, al contrario, diciendo que tales infieles no son condenados por la materia de infidelidad. El hecho que todos que mueren ignorantes no Católicos no son salvos es la afirmación de toda la Tradición Católica y todos los Santos, además de ser la enseñanza dogmática de la Iglesia Católica.



San Alfonso de Liguria, Sermónes (c. +1760): “Cuantos nacen entre los paganos, entre los Judíos, entre los Musulmánes y herejes, y todos son perdidos.”[310]



San Alfonso: “Si estéis ignorantes de las verdades de la fe, debéis aprenderlas. Todo Cristiano debe aprender el Credo, el Padre Nuestro, y el Ave María bajo pena de pecado mortal. Muchos no tienen ninguna idea de la Más Santa Trinidad, la Encarnación, pecado mortal, Juicio, Paraíso, Infierno, o Eternidad; y esta deplorable ignorancia les condena.”[311]



San Alfonso, Preparación Para La Muerte, (c. +1760): “¡Que agradecidos debemos ser a Jesucristo por el regalo de fe! ¿Que sería de nos si hubiéramos nacido en Asia, Africa, America, o en medio de herejes y cismáticos? Él que no cree es perdido. Esta, entonces, fue la primera y mejor gracia conferida sobre nosotros: nuestra vocación a la verdadera fe. ¿O Salvador del mundo, que sería de nos si tú no nos hubieras iluminado? Habríamos sido como nuestros padres antiguos, quienes adoraron animales y bloques de piedra y madera: y así todos habríamos perecidos.”[312]



Aunque Singulari Quadem de Pío IX no enseñó la HEREJÍA que se puede salvarse sin la Fe Católica por ignorancia invencible, es débilmente redactado. Papa Pío IX no se debería haber preocupado de intentar satisfacer las mentes hereticas de liberales y apóstatas que se niegan a aceptar el dogma de la Iglesia. Se debería simplemente haber repetido el dogma, definido muchas veces, que todos que mueren sin la Fe Católica son perdidos, y claramente explicado que nadie de buena voluntad será dejado en ignorancia de la verdadera religión. Pero por causa de su declaración débilmente redactado, y la siguiente que examinaremos, un verdadero desastre ha resultado. Casi toda persona que quiere avanzar su creencia heretica que se puede ser salvo fuera la Iglesia Católica cita esta falible declaración del Papa Pío IX y la otra que examinaremos.



Lo que es interesante, sin embargo, y además confirma el punto arriba, es que en Singulari Quadem, después de explicar que los ignorantes invencibles no son culpables en esta materia, ¡Papa Pío IX declara que un Católico debe mantener un Señor, una Fe y un Bautismo, y que es ilegal proceder adelante en encuesta! – probablemente en un intento de estancar el corriente de creencia que alguno podría ser salvo fuera la Iglesia por “bautismo de deseo.” Las personas que creen en salvación fuera la Iglesia casi nunca citan esta parte de la alocución.



Papa Pío IX, Singulari Quadem: “Porque, de verdad, cuando libertados de estas cadenas corpóreas, ‘veremos a Dios como Él es’ (1 Juan 3:2), entenderemos perfectamente de que cercano y bello vínculo la divina misericordia y juicio son unidos; pero, con tal que estuviéremos en el mundo, inclinados por esta masa mortal que desafila el alma, que sostengamos más firmemente que, según la enseñanza Católica, hay ‘un Dios, una fe, un bautismo’ [Ef. 4:5]; es ilegal proceder adelante en encuesta.”[313]



Por siguiente, aun Papa Pío IX, en la misma declaración erradamente citada por los liberales contra el dogma Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación, amonesta que tal teorización sobre salvación por otros bautismos y otra fe es ilegal.



QUANTO CONFICIAMUR MOERORE



Papa Pío IX procedió a hablar sobre los ignorantes invencibles otra vez siete años luego en su encíclica Quanto Conficiamur Moerore, 10 Agosto 1863. Quanto Conficiamur Moerore no satisface los requisitos de infalibilidad; es dirigida sólo a los Cardenales y Obispos de Italia.[314]



“Y aquí, Hijos amados y Hermanos Venerables, Debemos mencionar otra vez y censurar un error muy grave en que algunos Católicos están tristemente captados, quienes creen que hombres viviendos en error, y separados de la verdadera fe y de la unidad Católica, pueden lograr la vida eterna. De verdad, esto es ciertamente muy contrario de la enseñanza Católica. Es conocido de nosotros y vosotros que los que trabajan en ignorancia invencible de nuestra más santa religión Y QUE FERVIENTEMENTE MANTENIENDO LA LEY NATURAL Y SUS PRECEPTOS GRABADOS EN LAS CORAZÓNES DE TODOS POR DIOS, Y SIENDO LISTOS PARA OBEDECER A DIOS, VIVEN UNA VIDA HONESTA Y RECTA, pueden, por el PODER OPERATIVO DE DIVINA LUZ Y GRACIA, lograr la vida eterna porque Dios... por ningún medio permitiere que alguien sea castigado con tormento eterno que no tiene la culpa de pecado deliberado.”[315]



Primero, nota que Papa Pío IX específicamente condena la idea que un hombre “viviendo en error y separado de la verdadera Fe” puede ser salvo. ¿Qué, puedo pedir, es la idea de salvación para los “ignorantes invencibles”? Es, por supuesto, la idea que un hombre viviendo en error y separado de la verdadera Fe puede ser salvo. Por siguiente, el mismo concepto de salvación por los “ignorantes invencibles” es condenado como MUY CONTRARIO DE LA ENSEÑANZA CATÓLICA en este mismo documento del Papa Pío IX.



Segundo, nota otra vez que Papa Pío IX no dice en ningún lugar que los ignorantes invencibles pueden ser salvos donde están. Al contrario, está reiterando que los ignorantes, si cooperen con la gracia de Dios, mantengan la ley natural y respondan a la vocación de Dios, pueden por el “poder operativo de divina luz y gracia” de Dios [siendo iluminados por la verdad del Evangelio] lograr la vida eterna, porque Dios ciertamente traerá todos sus elegidos al saber de la verdad y en la Iglesia por bautismo. Según la definición específica de la Sagrada Escritura, “luz divina” es la verdad Evangelica de Jesucristo (la Fe Católica) que traslada los ignorantes de tinieblas.



Efésios 5:8 “Porque antes erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor. Pues andad como hijos de la luz.”



1 Tes. 5:4-5 “Mas vosotros, hermanos [creyentes], no estáis en tinieblas... Porque todos sois hijos de la luz.”



Colosenses 1:12-13: “Dando gracias a Dios el Padre quien nos ha hecho aptos para participar de la porción de los santos en luz: Quien nos ha libertado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo.”



1 Pedro 2:9: “Mas vosotros sois una generación escogida... un pueblo adquirido: para que anunciéis las virtudes suyas, quien que os ha llamado de las tinieblas a su luz maravillosa.”



2 Coríntios 4:3-4: “Y si nuestro evangelio esté encubierto, está encubierto a los perdidos, En quienes el dios de este mundo [Satanás] ha cegado la mente de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.”



2 Timoteo 1:10: “Mas ahora es manifestado por la iluminación de nuestro Salvador Jesucristo, quien ha destruido la muerte, y ha sacado a la luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio.”



Papa Pío IX, Vaticano I (+1870): “... nadie puede ‘asentir a la predicación del Evangelio,’ como debe hacer para lograr la salvación, sin la iluminación y inspiración del Espíritu Santo, quien da a todos una dulzura al acceder a y creer la verdad.”[316]



Entonces, no debemos interpretar las palabras de Pío IX en Quanto Conficiamur Moerore sobre los ignorantes de buena voluntad siendo salvos por recibir “divina luz y gracia” contrarias a su claro significado bíblico y Tradicional, que es que divina luz y gracia es recibida por oir el Evangelio, creerlo y recibir el bautismo. Por siguiente, en Quanto Conficiamur Moerore, Pío IX dice que la persona sincera, de buena voluntad, quien está ignorante de la Fe será “iluminada” por recibir la “luz divina” (oir el Evangelio) y entrará la Iglesia Católica para que puede ser salvo.



Me doy cuenta que Papa Pío IX no fue ni con mucho tan claro que podría haber sido en la segunda parte de Quanto Conficiamur Moerore. Los herejes han hecho su agosto con ella, porque piensan que pueden explotar su redacción para favorecer su herejía que hay salvación fuera la Iglesia. Si Papa Pío IX hubiera repetido fuertemente las previas definiciónes de los papas, sin cualquier lenguaje ambiguo, él habría evitado el peligro de modernistas tergiversando sus palabras. Es una lástima porque casi todas sus declaraciónes sobre este tema sí afirman muy claramente el dogma de la Iglesia sin toda ambigüedad de que herejes pueden apoderarse.



Papa Pío IX, Nostis et Nobiscum (# 10), 8 Dic. 1849: “En particular, asegúrense que los fieles estén profundamente y totalmente convencidos de la verdad de la doctrina que la fe Católica es necesaria para lograr la salvación. (Esta doctrina, recibida de Cristo y enfatizada por los Padres y Concilios, es también contenida en las fórmulas de la profesión de fe utilizadas por Católicos Latinos, Griegos y Orientales).”[317]



Papa Pío IX, Ubi primum (# 10), 17 Junio 1847: “Porque ‘hay una Iglesia universal fuera de que nadie es salvo en absoluto; ella contiene prelados regulares y seglares junto con los bajo su jurisdicción, todos quienes profesan un Señor, una fe y un bautismo.”[318]



Papa Pío IX - Índice de Errores Modernos - Proposición 16, 8 Dic. 1854: “El hombre puede, en la observancia de cualquier religión, encontrar la via de salvación eterna, y llegar a la salvación eterna.” [319] – Condenada



Nota otra vez que el concepto de salvación para los “ignorantes invencibles” es condenado aquí. El concepto de salvación para los “ignorantes invencibles,” como es mantenido por casi todos que lo mantienen hoy, es que unos hombres - incluyendo a los que observan religiónes no Católicas - pueden encontrar y lograr la salvación en estas religiónes porque están “sin culpa propia.” Pero esto es heretico y condenado del Índice de Errores arriba del Papa Pío IX mismo.



P. Miguel Muller, C.Ss.R. fue un sacerdote Católico que vivía durante el tiempo del Papa Pío IX. Él escribió un famoso libro titulado El Dogma Católico en que defendió la enseñanza de la Iglesia que una persona “invenciblemente ignorante” de la Fe no puede ser salvo. También defendió el verdadero sentido de la enseñanza del Papa Pío IX sobre este tema.



P. Miguel Muller, C.Ss.R., El Dogma Católico, pp. 217-218, 1888: “Ignorancia inculpable o invencible nunca ha sido y nunca será un medio de salvación. Para ser salvo, es necesario ser justificado, o estar en el estado de gracia. Para obtener la gracia santificante, es necesario tener las disposiciónes correctas para la justificación; cuales son, verdadera fe divina en por lo menos las verdades necesarias de salvación, esperanza confiada en el Salvador divino, tristeza sincera por pecado, junto con el firme propósito de hacer todo que Dios ha mandado, etc. Ahora bien, estos actos sobrenaturales de fe, esperanza, caridad, contrición, etc., que preparan el alma para recibir gracia santificante, nunca pueden ser suministrados por ignorancia invencible; y si ignorancia invencible no puede suministrar la preparación para recibir gracia santificante, mucho menos puede conferir gracia santificante misma. ‘Ignorancia invencible,’ dice Santo Tomás, ‘es un castigo por pecado.’ (De Infid. P. x., art. 1).

“Es, entonces, una maldición, pero no una bendición o un medio de salvación... Por lo tanto Pío IX dijo ‘que, si un hombre fuera invenciblemente ignorante de la verdadera religión, tal ignorancia invencible no sería pecaminoso ante Dios; que, si tal persona observaría los preceptos de la Ley Natural y haría la voluntad de Dios al mejor de su conocimiento, Dios, en su misericordia infinita, le iluminará a él para lograr la vida eterna; porque, el Señor, quien conoce el corazón y los pensamientos de hombre, en su infinita bondad, no sufrirá a nadie ser perdido eternamente sin su propia culpa.’ Dios Todopoderoso, quien es justo, no condena a nadie sin su propia culpa, pone, por siguiente, tales almas que están en ignorancia invencible de las verdades de salvación, en la via de salvación, o por medios naturales o sobrenaturales.”[320]



En estas lineas bien escritas vemos la afirmación de dogma Católico. Ignorancia invencible nunca puede salvar a un hombre; los que están invenciblemente ignorantes, si se esfuerzen para hacer su mejor y sean de buena voluntad, serán iluminados por Dios de la Fe Católica “o por medios naturales o sobrenaturales”; P. Muller confirma que Papa Pío IX no estuvo enseñando la herejía que ignorancia invencible justifica y salva, sino que un alma en tal estado – que es de buena voluntad y sigue la ley natural – será iluminado por Dios sobre la Fe Católica para que puede ser salvo. De hecho, la versión de P. Muller de las palabras de Pío IX en Quanto Conficiamur Moerore muestra más claramente el verdadero significado de Pío IX.



Aunque es claro que estos documentos del Papa Pío IX no enseñaron que “ignorancia invencible” puede salvar, como P. Muller confirma, esto no es la cuestión principal en relación a este tema extremadamente importante de la necesidad de la Iglesia Católica para la salvación. La cuestión principal trata de lo que la Iglesia ha enseñado infaliblemente, no lo que Papa Pío IX enseñó faliblemente. Ambos estos documentos fueron falibles, no dogmáticos, ¡y pueden contener error! A los herejes que creen en salvación fuera la Iglesia les gusta descargar toda la enseñanza dogmática de la Iglesia sobre esta cuestión y enfocar ad nauseam en lo que ellos piensan que Papa Pío IX enseñó faliblemente. No hacen caso de todas las definiciónes dogmáticas (ya citadas en este documento), mientras se proponen tratar de explotar dos falibles documentos del Papa Pío IX. ¡Oponen su propia tergiversación de unas pocas lineas de un discurso de Pío IX a los Cardenales y de una carta al Clero de Italia contra las definiciónes dogmáticas del Cuarto Concilio de Letrán, Papa Bonifacio VIII y el Concilio de Florencia! Esto es absolutamente absurdo y totalmente deshonesto. Un sacerdote lo expresó bien:



“Sólo imaginad, mis queridos oyentes, el entero secreto de salvación siendo omitido en los Evangelios, en las enseñanzas de los Apóstoles, en las protestaciónes de los Santos, en las enseñanzas definidas de los Papas, en todas las oraciónes y liturgias de la Iglesia - y imaginad que repentinamente que se haga claro en una o dos frases descuidadosamente redactadas en una encíclica del Papa Pío IX, sobre que los Liberales basen su enseñanza que hay salvación fuera la Iglesia.”[321]



La verdad es que los Liberales reconocen lo que está dicho aquí; ellos comprenden que aun si Papa Pío IX sí enseñara lo que ellos afirman (que no hizo), sus declaraciónes no fueron infalibles y no sostendrían ningún peso comparadas con las definiciónes dogmáticas sobre el tema. Pero no les importa eso, porque, como un sacerdote que cree en salvación fuera la Iglesia me dijo: “Me gusta lo que Pío IX dijo.” Sí, le gusta lo que él piensa que Pío IX dijo, y no le gusta lo que Dios ha dicho en las declaraciónes infalibles de la Iglesia.



Eso más o menos resume todo: los que obstinadamente insisten en salvación para los “ignorantes invencibles” mientras ignoran estos hechos, y obstinadamente citan Pío IX para intentar probarla, simplemente rechazan dogma, en favor de sus propias interpretaciónes ingeniadas de declaraciónes falibles, una interpretación que les conduce a conclusiónes que fueron explícitamente condenadas por Papa Pío IX mismo. Así, esta gente “eligen” sus ideas hereticas por encima a dogma Católica – herejía, en el Griego, signífica “elección” – y por hacer esto demuestran mala voluntad y efectivamente se burlan a Dios. Tales personas son vacíos de la verdadera Fe; no poseen el regalo de aceptación de la revelación sobrenatural de Dios; ellos afirman que Jesucristo no es tan importante para que todos mayores de la edad de razón deberían saber de Él para ser salvos; y quieren la verdad en su propia manera.



San Juan Crisóstomo (+390): “Así los Macabeos son honrados en que preferieron morir antes que traicionar la Ley... Entonces [en la Ley Antigua] era suficiente para la salvación conocer a Dios sólo. Ahora no es así; el conocimiento de Cristo es necesario para la salvación...”[322]



IGNORANCIA INVENCIBLE LLEGA A SER UNA HEREJÍA DESTRUCTIVA, ARRASANDO LA NECESIDAD DE LA FE CATÓLICA EN TODO MUNDO



Generalmente no se oía de la herejía que no Católicos pueden ser salvos por “ignorancia invencible” de nadie antes del año 1800. Pero gracias al creciendo modernismo en los 1850s, junto con el secuestrado liberal de las declaraciónes débiles del Papa Pío IX, la teoría heretica de salvación para los ignorantes invencibles estalló y llegó a ser la creencia de muchos sacerdotes en la mitad posterior del 19no siglo y la primera mitad del 20imo siglo. Esto ha culminado en nuestra situación hoy, en que casi 100% de personas que se profesan “Católicos” (y aun “Católicos tradicionales”) creen que Judíos, Budistas, Musulmánes, Hinduistas, Protestantes, etc. pueden ser salvos. Podemos dar gracias a la idea heretica de salvación para los “ignorantes invencibles” por esto, pero será mucho más sobre esto luego en el documento. Herejía y modernismo fueron tan difundidos aun en el tiempo del Primero Concilio Vaticano en 1870, que San Antonio María Claret, el único santo canonizado del Concilio, sufrió una apoplegía por causa de las herejías que estuvieron fomentadas. Ninguna de estas herejías, por supuesto, Dios no permitió ser incluida en los decretos de Vaticano I.



El hecho es que todas culturas están demoníacas y súbditas al dominio del Diablo hasta están evangelizadas. Esta es la enseñanza incontrovertible de Tradición y Escritura.



P. Francisco de Vitoria, O.P., un famoso teólogo Dominicano del 16to siglo, resumió la enseñanza tradicional de la Iglesia Católica sobre este tema muy bien. Esto es como lo dijo:



“Cuando postulamos ignorancia invencible sobre el tema de bautismo o de la fe Cristiana, no sigue que una persona puede ser salvo sin bautismo o la fe Cristiana. Porque los aborigenes a quienes ninguna predicación de la fe o la religión Cristiana ha venido serán condenados por pecados mortales o por idolatría, pero no por el pecado de descreimiento. Como Santo Tomás dice, sin embargo, si hagan lo que está [en su poder], acompañado con una buena vida según la ley natural, concorda con la providencia de Dios que Él les iluminará con en lo que respecta al nombre de Cristo.”[323]



Toda la gente que mueren en culturas que nunca han sido penetradas por el Evangelio van al infierno por pecados contra la ley natural y los otros pecados graves que cometen – la cual mala voluntad y fracaso de cooperar con la gracia de Dios es la razón porque Él no les revela el Evangelio. El Primero Concilio Vaticano definió infaliblemente, basado en Romanos 1, que el uno verdadero Dios puede ser sabido con certeza por las cosas que han sido hechas, y por la luz natural de razón humana.[324]



San Pablo, Romanos 1:18-20: “Porque manifiesta es la ira de Dios del cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen la verdad de Dios en injusticia: Porque lo que de Dios se sabe, a ellos es manifiesto. Porque Dios lo ha manifestado a ellos. Porque las cosas invisibles de Él, desde la creación del mundo, son vistas claramente, siendo entendidas por las cosas que son hechas; su eterna potencia y divinidad: de modo que son inexcusables.”



Todos pueden saber con certeza que hay un supremo ser espiritual, Quien es el Uno Verdadero Dios y el Creador del mundo y todo que contiene. Todos saben que Dios no es algo que ellos han tallado de madera o jade o piedra. Saben que Dios no es el árbol que adoran ni el río que adoran ni la piedra ni el serpiente ni la santa rana de árbol. Saben que estas cosas no son el Creador del universo. Toda tal persona sabe que está adorando una criatura en vez del Creador. Son, como dice San Pablo en versículo 20, sin excusa. San Agustín lo explica bien en referencia a personas que murieron ignorantes de la Fe y sin bautismo.



San Agustín (+428): “... Dios presabía que si hubieran vivido y el evangelio hubiera sido predicado a ellos, lo habrían oido sin creencia.”[325]



Y si alguno aceptase la verdad, si fuera tan honeste intelectualmente para decir, “Dios, este pedazo de madera no puede ser Tú, revélate a mí,” entonces Dios enviaría un ángel, si fuera necesario, como Él envió un ángel a Cornelio en Hechos capítulo 10; y Él lo seguiría con un misionero quien llevaría el evangelio y el Sacramento de Bautismo.



Juan 18:37: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad: todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.”



Papa Pío XI, Quas Primas (# 15), 11 Dic. 1925: “De verdad este reino es presentado en los Evangelios así, a que hombres se preparan para entrar por hacer penitencia; además, no pueden entrarlo excepto por fe y bautismo, el cual, aunque un rito externo, todavía signífica y efectua una regeneración interna.”[326]



San Agustín (+426): “Por siguiente ambos los que no han oido el evangelio y los que, lo oyendo, y habiendo sido cambiados para bien, no recibieron perseverancia... ningunos de estos son separados de aquel terrón sabido como condenado, ya que todos van ... a condenación.”[327]



San Prospero de Aquitaine (+450): “Ciertamente la variada y indescriptible bondad de Dios, como hemos probado en abundancia, siempre proveía y todavía provee para toda la humanidad, para que ninguno pereciendo puede alegar la excusa que fue excluido de la luz de verdad...”[328]



Romanos 8:29-30: “Porque a los que antes conoció, también predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo: para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, a estos también llamó; y a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a estos también glorificó.”



Hechos 13:48- “Y los Gentiles oyendo esto, fueron gozosos, y glorificaban la palabra del Señor: y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.”



Como Católicos, por supuesto, no creemos como el hereje Juan Calvin, quien mantenía una predestinación según la cual no importa que haga alguno él es predestinado o al cielo o al infierno. Ésa es una herejía malvada. Al contrario, como Católicos creemos en el verdadero entendimiento de predestinación, que es expresado por Romanos 8 y los Padres y Santos ya citados. Este verdadero entendimiento de predestinación simplemente signífica que el conocimiento previo de Dios de toda eternidad se cerciora que los que son de buena voluntad y son sinceros serán traídos a la fe Católica y vendrán a saber lo que deben - y que todos que no son traidos a la fe Católica y no saben lo que deben simplemente no fueron entre los elegidos.



OTROS PAPAS Y SANTOS CONTRA IGNORANCIA INVENCIBLE



Defensores de salvación para los “ignorantes invencibles” posiblemente sean inquietados por oir que dos otros Papas, Papa Benedicto XIV y Papa San Pío X, explícitamente reiteraron el dogma de la Iglesia que hay ciertos misterios de fe de que nadie que quiere ser salvo puede ser ignorante. Estos misterios son los misterios de la Trinidad y la Encarnación, como fue definido por el Credo Atanasiano.



Papa Benedicto XIV, Cum Religiosi (# 4), 26 Junio 1754:

“Asegúrense que todo ministro cuidadosamente ejecuta los medios impuestos por el santo Concilio de Trento... que confesores cumplan esta parte de su deber cada vez que alguien se presenta a su tribunal que no sabe lo que debe saber por necesidad de medio para ser salvo...”[329]



Papa San Pío X, Acerbo Nimis (# 2), 15 Abril 1905:

“Así que Nuestro Predecesor, Benedicto XIV, tuvo causa justa para escribir: ‘Declaramos que un gran número de los condenados a castigo eterno sufren ésa calamidad eterna por causa de ignorancia de los misterios de fe que deben ser sabidos y creidos para ser numerado entre los elegidos.’”[330]



Toda persona mayor de la edad de razón debe tener un saber positivo de estos misterios de Fe para ser salvo. No hay ningunas excepciónes. Y esta verdad de la Fe Católica es porque veintenas de Papas y Santos han enseñado que absolutamente todo miembro de ése terrón de humanidad que vive en ignorancia de Cristo está bajo el dominio del diablo y no será salvo, a menos que sea incorporado en la maravillosa luz de Cristo por fe y bautismo.



Papa Gregorio XVI, Probe Nostis (# 6), 18 Sept. 1840: “Somos agradecidos por el éxito de misiones apostólicas en America, los Indios, y otras tierras infieles... Ellos buscan los que se sientan en tinieblas y la sombra de la muerte para evocarles a la luz y vida de la religión Católica... Al fin les arrebatan del dominio del diablo, por el lavacro de regeneración, y les promoven a la libertad de los hijos adoptados de Dios.”[331]



En su Bula Sublimus Dei, Papa Pablo III trata la cuestión de los Indios en el “recién descubrido” Nuevo Mundo. Hablando en el contexto de los mayores de la edad de razón, Papa Pablo III declara que son capáces de recibir la Fe, y reitera la enseñanza de tradición que ninguno de ellos puede ser salvo sin fe en Jesucristo.



Papa Pablo III, Sublimus Dei, 29 Mayo 1537: “El sublime Deus de tal manera amó al mundo que Él creó el hombre para que podría participar, no sólo en el bien que disfrutan otras criaturas, sino le dotó de la capacidad de alcanzar la inaccesible y invisible Bien Supremo y contemplarlo cara a cara; y puesto que el hombre, según el testimonio de las sagradas escrituras, ha sido creado para gozar vida y felicidad eterna, los cuales ninguno puede obtener salvo por fe en nuestro Señor Jesucristo, es menester que él posea la naturaleza y facultades que le permiten recibir esa fe; y que todo él que es dotado así debe ser capáz de recibir esa misma fe. Ni sea creíble que alguno posea tan poco entendimiento para desear la fe y sin embargo carecer de la más necesaria facultad que le permite recibirla. Por lo tanto Cristo, quien es la Verdad misma, que nunca ha faltado ni puede faltar, dijo a los predicadores de la fe quienes Él escogió por ése cargo ‘Id y doctrinad a todas naciónes.’ Dijo todas, sin excepción, porque todas son capáces de recibir las doctrinas de la fe... En virtud de Nuestra autoridad apostólica definimos y declaramos por estas presentes cartas... que los antedichos Indios y otras gentes deben ser convertidas a la fe de Jesucristo por predicación de la palabra de Dios y por el ejemplo de vida buena y santa.”[332]



Esto nos muestra, otra vez, que es contrario a la Fe Católica aseverar que almas ignorantes de los misterios esenciáles de la Fe Católica pueden ser salvas.



El gran “Apóstol de los Montañas Rocosas,” P. Pedro De Smet, quien fue el misionero extraordinario a los Indios Americanos en el 19no siglo, también fue convencido - con todos los grandes misioneros Católicos antes de él - que todos los Indios a quienes él no llegaba serían eternamente perdidos. (Vea también la sección abajo sobre San Isaac Jogues y San Francisco Javier)



P. De Smet, S.J., 26 Enero 1838: “Sacerdotes nuevos ya serán añadidos a la Misión Potawatomi, y mi Superior, Padre Verhaegen, me da esperanza que seré enviado. ¡Que feliz yo sería si podría dedicarme a la salvación de tantas almas, que perecen porque nunca han sabido la verdad!”[333]



P. De Smet, S.J., 8 Dic. 1841: “Me duele el corazón por pensar de tantas almas abandonadas a perecer por falta de sacerdotes para instuirles.”[334]



P. De Smet, S.J., 9 Oct. 1844: “¡Que emoción a la vista de esta vasta tierra, donde, por falta de misioneros, miles de hombres se nacen, crecen a la madurez, y mueren en las tinieblas de infidelidad! Pero ahora por nuestros esfuerzos, la mayoría, si no todos, sabrán la verdad.”[335]



Esta verdad sobre la salvación es porque San Luis de Montfort dice el siguiente en su obra maestra Verdadera Devoción a María (que recomendamos con insistencia para todos):



San Luis De Montfort, Verdadera Devoción a María # 61: “No se ha dado ningún nombre bajo el cielo, excepto el nombre de Jesús, por cual podemos ser salvos... Cada uno de los fieles que no está unido a Él como un ramo al tronco de la vid, se caerá, se marchitará, y será apto sólo para ser desechado al fuego. Fuera de Él no existe nada sino error, falsedad, iniquidad, futilidad, muerte y condenación.”[336]



Esta verdad sobre la salvación es porque Papa Gregorio el Grande respondió en la siguiente manera después de ver algunos jóvenes de Bretaña no evangelizada en un mercado de esclavos:



(+6to siglo): “La Bretaña que conoció Gregorio no tenía nada que ver con Cristo. Un día... Gregorio había visto en un mercado de esclavos un grupo de guapos jóvenes rubísimos del norte, y preguntó quienes pueden ser. ‘Anglos,’ le dijeron, de Bretaña. ‘No Anglos, sino ángeles,’ respondió Gregorio, exclamando que triste era ‘que seres con cara tan brillante sean esclavos del príncipe de tinieblas’ cuando ‘deberían ser co-herederos con los ángeles del cielo.’ Y él se resolvió: ‘Serán salvos de la ira de Dios, y llamados la la misericordia de Cristo.’”[337]



Papa Gregorio el Grande claramente mantenía que los Anglos no estaban en una posición para ser salvos, aunque fueron ignorantes del Evangelio. Fueron, como él dijo, esclavizados al príncipe de tinieblas porque estaban fuera el reino sobrenatural de Cristo (la Iglesia Católica) y bajo el dominio del Diablo por medio de pecado original. Por lo tanto, se resolvió enviar San Agustín de Canterbury para evangelizar a ellos y salvarlos.



Esta verdad sobre la salvación es porque San Francisco De Sales dijo la siguiente en La Controversia Católica:



San Francisco De Sales, La Controversia Católica (+1672): “Sí, de verdad; porque fuera la Iglesia no hay ninguna salvación, fuera de esta Arca todos perecen.”[338]



San Francisco De Sales, La Controversia Católica (+1672): “...[que] hombres pueden ser salvos fuera la verdadera Iglesia, que es imposible.”[339]



San Francisco De Sales, La Controversia Católica (+1672): “Quien puede desmerecer la gloria de tantos religiosos de todos órdenes, y de tantos sacerdotes seglares, quienes saliendo de su país, se han expuestos si mismos a merced de viento y marea, para llegar a las naciónes del Nuevo Mundo, para conducirlas a la verdadera fe, y para iluminarlas con la luz del Evangelio... entre los Caníbales, Canarianos... Brazilianos, Malayanos, Japonesas, y otras naciónes ajenas, y se hicieron prisioneros allá, desterrando a si mismos de su propio primero país para que esta gente pobre no sean desterrados del paraíso celestial.”[340]



Esta verdad sobre la salvación es porque Papa León XIII dice que el descubrimiento de America de Cristóbal Colón condujo a la salvación de cientos miles de mortales que de otro modo habrían sido perdidos por morir en un estado de ignorancia de la verdadera fe.



Papa León XIII, Quarto Abeunte Saeculo #1 (+1902): “Por su (Cristóbal Colón) trabajo un otro mundo emergió del inregistrado seno del océano: cientos miles de mortales, de un estado de ceguera han sido elevados al nivel común de la raza humana, sacados de salvajismo a cortesía y humanidad; y, mejor de todo, por la adquisición de estas bendiciones de las cuales Jesucristo es el autór, han sido evocados de destrucción a la vida eterna.”[341]



Esta verdad sobre la salvación es porque Papa Pelagio I, representando la mente y Tradición de toda la antigua Iglesia Católica, declaró que los que “no sabían la via del Señor” fueron perdidos.



Papa Pelagio I, Fide Pelagii a Childeberto, Abril, 557: “Ya que confieso que todos hombres de Adán... entonces se levantarán otra vez y se presentarán ante la cátedra de juicio de Cristo, para que cada uno recibiere las propias cosas del cuerpo, según haya hecho, o sea bien o mal [Rom. 14:10; 2 Cor. 5:10]... los malvados, sin embargo, permaneciendo por su propia elección con vasos de ira preparados para destrucción [Rom. 9:22], quienes o no sabían la via del Señor, o la sabiendo la abandonaron cuando fueron cogidos por varias transgresiónes, Él dará por un juicio muy justo al castigo de fuego eterno y inextinguible, para que quemen sin fin.”[342]



LA SAGRADA ESCRITURA CONTRA IGNORANCIA INVENCIBLE – Y EVIDENCIA DE LA DISEMINACIÓN INMEDIATA DEL EVANGELIO POR TODO MUNDO



San Justín Mártir, Diálogo con Trypho el Judío (+155 A.D.): “No hay ni una sola raza de hombre – o bárbaros o Griegos, o de cualquier nombre sean llamados, o la gente que vive en carromatos o los llamados sin hogar o sin rebaño que viven en tiendas de campaña – entre quienes oraciónes y acción de gracias no están ofrecidas a Dios el Creador de todo, en el nombre del Jesús crucificado.”[343]



El hecho permanece que Dios ha revelado que todos que quieren ser salvos deben creer en la Fe Católica (la Trinidad y la Encarnación siendo “la Fe Católica” en sus misterios más simples - ve el Credo Atanasiano). El hecho que Dios se asegurará que almas de buena voluntad oirán Su voz y recibirán la Fe Católica no debería ser dificil aceptar para un Católico. Después de todo, en solo el Credo de los Apóstoles, Católicos deben profesar su creencia en muchos sucesos sobrenaturales: el Alumbramiento Virginal, la Resurrección y la Ascensión. Un Católico también debe creer en la Sagrada Escritura, que es lleno de milagros y fenómenos sobrenaturales. Transubstanciación (la Verdadera Presencia de Cristo en la Eucaristía) es también un milagro diario que Católicos Tradicionales creen. Pues ¿porque es difícil creer que Dios quita la ignorancia de almas de buena voluntad a pesar de donde están, aun milagrosamente, si sea necesario? El nombre de Jesús es el unico nombre bajo todo el cielo (Hechos 4:12) por cual se puede ser salvo; y los que entran no por Jesús son ladrónes y robadores (Juan 10).



Juan 10:1,9: “[Jesús dice] Amen, Amen, os digo: Él que no entra por la puerta en el corral de las ovejas, mas sube por otra parte, el mismo es ladrón y robador... Yo soy la puerta.”



En un caso famoso, Ven. María de Agreda es dicha haber bilocado de su convento en España a las tierras remotas de Tejas para instuir a Indios en la verdadera Fe. “Hay un gran mural sobre la entrada principal del Catedral de Ft. Worth que retrata esta larga visitación, además de su enorme original suspendido en la Iglesia de Santa Ana en Beaumont, Tejas.”[344] Sus milagrosas bilocaciónes a America son dichos haber ocurrido por 11 años (de 1620-1631), desde Tejas a Nuevo Mexico a Arizona, mediendo más que mil millas.



Es también enseñado en muchos lugares en el Nuevo Testamento que el Evangelio fue, aun en el tiempo de los Apóstoles, predicado por todo mundo.



Hechos 1:8: “[Jesús dice]... recibiréis la virtud del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros; y me sereís testigos en Jerusalén, y en toda Judea, y Samaria, y hasta lo último de la tierra.”



Colosenses 1:23- “Si empero permanecéis en la fe, fundados y firmes, y inquebrantables de la esperanza del evangelio que habéis oido; el cual es predicado en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo soy hecho ministro.”

Colosenses 1:4-6: “Habiendo oido vuestra fe en Cristo Jesús... la verdad del evangelio: El cual ha llegado a vosotros, como también a todo el mundo...”



1 Tesalonicenses 1:8: “Porque de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y en Acaya, sino también en todo lugar...”



Romanos 10:13-18: “Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. ¿Cómo, pues invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿O cómo creerán a aquel de quien no han oido? ¿Y cómo oirán, sin un predicador?... Entonces fe viene por el oir; y por el oir la palabra de Cristo. Pero yo digo: ¿No han oido? Sí, de hecho, vuestro sonido salió por toda la tierra, y vuestras palabras hasta los fines de toda la tierra.”



El Nuevo Testamento es claro que el Evangelio salió a “lo último de la tierra” (Hechos 1), “toda la creación que está debajo del cielo” (Colosenses 1) y “hasta los fines de toda la tierra” (Romanos 10). Es bien posible que los Apóstoles fueran transportados a “lo último de la tierra” para predicar el Evangelio y bautizar en el mismo vehículo por cual el profeta Elías fue milagrosamente cogido de la tierra - un carro ardiente.



2 Reyes 2:11: “Y aconteció que, yendo ellos hablando, he aquí, un carro de fuego con caballos de fuego apartó a los dos: y Elías subió al cielo en un torbellino.”



De hecho, sabemos que San Felipe el Apóstol fue transportado en una manera similar a Elias, después que Felipe bautizó al Eunuco de Candace.



Hechos 8:38-39: “Y Felipe mandó parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y le bautizó. Y cuando habían subido del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y no le vió más el eunuco. Y se fue por su camino gozando.”



Hechos 2 también nos dice que el día de Pentecostés, Judíos de “toda nación bajo el cielo” (quienes habían venido a Jerusalén por el día de Pentecostés) fueron convertidos y bautizados.



Hechos 2:1-41: “Y cuando se cumplieron los días de Pentecostés, estaban todos juntos en un lugar... Moraban entonces en Jerusalén, Judíos, varones religiosos, de todas las naciónes debajo del cielo. Y hecho este estruendo, juntóse la multitud; y estaban confusos, porque cada uno les oía hablar su propia lengua. Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: He aquí ¿no son Galileos todos estos que hablan? ¿Como, pues, les oímos hablando cada uno en nuestra lengua en que somos nacidos? Partos, y Medos, y Elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, Judea, y Capadocia, Ponto y Asia, Phrygia y Pamphylia, Egipto, y las partes de Libia cerca de Cirene, y extranjeros Romanos, también Judíos, y convertidos, Cretenses y Arabes... Así que los que recibieron su palabra, fueron bautizados; y fueron añadidas en aquel día como tres mil almas.”



Después que estas almas de “todas las naciónes debajo del cielo” habían sido convertidas y bautizadas, regresaron a sus propias tierras y propagaban el Evangelio – facilitando la diseminación inmediata del Evangelio a tierras distantes por todo mundo. Eso es porque, por ejemplo, hay evidencia de Cristianismo en Partia contemporánea con los más antiguos contactos Occidentales en esa región después de Cristo.



Warren H. Carroll, Una Historia de la Cristiandad, Vol. 1, p. 429: “La importancia de esta conversión de considerables números de peregrinos [el día de Pentecostés] quienes estuvieren regresando a sus propias hogares en tierras distantes y podrían propagar la Fe muchas veces no ha sido notado... Pero este hecho probablemente explica porque, por ejemplo, hay indicios de Cristianismo en las regiónes Partas tan antiguos como podemos localizar los contactos Occidentales con ellas, después de Cristo.”[345]



Ya que estas almas habían sido convertidos en una manera poderosa, “atónitos” (Hechos 2:12) – temor habiendo “venido sobre toda alma: y muchas maravillas y señales estaban hechas por los apóstoles en Jerusalén, y era gran temor sobre todos” (Hechos 2:43) – se pusieron fervientes instrumentos apostólicos que Dios usaba inmediatamente para propagar la Fe y bautizar en sus tierras distantes. Y esto no aun incluye la obra apostólica que los Apóstoles mismos hicieron en las tierras distantes fuera del Imperio Romano. San Andrés, por ejemplo, predicaba tan lejos como Ucrania.[346]



Andrés – predicaba en Escitia (Ucrania bárbara) y posiblemente Grecia

Bartolomé – predicaba en Arabia del Sur (y posiblemente India)

Judas Tadeo – predicaba en Mesopotamia (y posiblemente Armenia y Irán)

Mateo – Media o Etiopía

Matías – totalmente desconocido

Felipe – Asia Menor (Frigia)

Simón el Zelote - Irán

Tomás – Partia y India[347]



“El hecho más destacado sobre esta lista es que, con la sola excepción de Felipe, cada uno de estos Apóstoles de cuya obra apostólica aun la más escasa memoria fue preservada, se fue más allá de los límites del Imperio Romano... Por lo tanto la verdad parece ser (como habríamos expectado, aunque en nuestra visión estrecha podemos encontrar difícil creer) que Cristo en realidad quiso decir exactamente lo que Él dijo cuando habló a los discipulos después de Su Resurrección de llevar Su mensaje a lo último de la tierra, y no tenía ninguna intención de esperar para la creación de aviones y televisión para que se podría hacerlo con más facilidad.”[348]

Esto es porque los celebrados padres de la Iglesia San Justín Mártir (citado arriba), San Ireneo, San Clemente y muchos otros escriben:



San Ireneo, Contra Herejías, +180 A.D.: “Puesto que la Iglesia, aunque dispersada por todo mundo aun a los extremos de la tierra, ha recibido de los Apóstoles y de sus discipulos la fe en un Dios, Padre Todopoderoso... Jesucristo, el Hijo de Dios... y en el Espíritu Santo... y el alumbramiento de una Virgen, y la pasión, y la resurrección... Ni creen diferente o tienen otra tradición las Iglesias entre los alemánes, ni las entre los ibéricos, ni entre los celtas, ni allá en el Oriente, ni en Egipto, ni en Libia, ni las que han sido establecidas en la regiónes centrales del mundo. Pero asimismo que el sol... es uno y el mismo por todo mundo, así que también la predicación de la verdad brilla en todo lugar y ilumina todos hombres que deseen venir a un saber de verdad.”[349]



San Clemente de Alejandría, Exhortación a los Griegos, c. +190 A.D.: “El Poder Divino, además, irradiando con una velocidad sin igual y con una benevolencia fácil de conseguir, ha llenado todo el Mundo de la semilla de salvación... Reveló si Mismo como el heraldo de verdad, nuestro Mediador y Salvador...”[350]



También sabemos que el Espíritu Santo específicamente prohibió a los Apóstoles predicar el Evangelio en ciertos lugares, probablemente por causa de la mala voluntad que encontrarían.



Hechos 16:6: “Y cuando habían pasado por Phrygia, y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo predicar la palabra en Asia.”



Hechos 16:7: “Y como vinieron a Misia, tentaron de ir a Bithynia, y el Espíritu de Jesús no les permitió.”



Por otra parte, sabemos que el Espíritu Santo específicamente dirigió a los Apóstoles – por medio de inspiración sobrenatural – predicar el Evangelio en lugares donde estaban almas sinceras que lo necesitaban, como en Macedonia.



Hechos 16:9-10: “Y una visión fue mostrada a Pablo de noche: Un varón Macedonio se puso delante, rogándole, y diciendo: Pasa a Macedonia, y ayúdanos. Y como vió la visión, inmediatamente procuramos partir a Macedonia, dando por cierto que Dios nos había llamado para que les anunciásemos el evangelio.”



Hechos 8:26: “Empero el ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur... Y el Espíritu dijo a Felipe: Llégate, y júntate a su carro.”



Todo esto no es para sugerir, por supuesto, que no se debe predicar el Evangelio a una persona sin inspiración sobrenatural. Es sólo para ilustrar que Dios está completamente consciente de las almas de buena voluntad y las almas de mala voluntad; Él está completamente consciente de quienes verdaderamente desean la verdad del Evangelio y quienes no, y no hay nada parando a Él de llevar Su verdad a los que son sinceros. ¡El Señor añadirá cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos!



Hechos 2:47: “Y el Señor añadía cada día a la Iglesia los que habían de ser salvos.” – Comentario Católico de Haydock sobre este versículo: “Más y más añadió cada día a la Iglesia [como deberían ser salvos], como se expresa claramente en el Griego.”



San Pablo además dice que hombres (i.e., hombres mayor de razón que quieren ser salvos) no pueden tener la fe en Cristo que es necesaria para la salvación si no hayan oido de Él. “¿O cómo creerán a aquel de quien no han oido?” (Romanos 10). Ya que todos mayores de la edad de razón deben oir la palabra de Cristo para tener la Fe (Romanos 10), ellos deben oir la palabra de Cristo para lograr la salvación, porque nadie es justificado sin Fe - la una verdadera Fe Católica.



Papa Pío IX, Vaticano I, Ses. 3, Cap. 3, 1870, de Fe: “Mas, porque ‘sin fe es imposible placer a Dios’ [Heb. 11:6] y lograr la confraternidad de Sus hijos, así, nadie es justificado sin ella...”[351]



Papa Pío IV, Concilio de Trento, Iniunctum nobis, 13 Nov. 1565, ex cathedra: “Esta verdadera fe Católica, fuera de que nadie puede ser salvo... Ahora profeso y verdaderamente mantengo...”[352]



El hecho que nadie puede ser salvo sin la Fe Católica es ciertamente porque hay evidencia de la llegada de Cristianismo en el Nuevo Mundo mucho antes que Cristóbal Colón lo descubrió. San Brendan el Navegante (484-577 A.D.) es dicho haber viajado a través del Atlantico mucho antes que Cristóbal Colón,[353] y hay evidencia arqueológica que ha sido desenterrada para sostener esta afirmación.



Los conquistadores Católicos de América del Norte y del Sur de los siglos decimoquinto y decimosexto, quienes también derrocaron el satánico Imperio Azteca, encontraron un abundancia de evidencia de la antigua presencia de Cristianismo en el Nuevo Mundo.



“Las Indias representaban un tercio de la humanidad; fue, por consiguiente, imposible teológicamente que ellos no habrían sido evangelizados por un apóstol de Cristo... Santo Tomás (que predicaba supra Gangem, más allá del Ganges)... Ya que la evangelización de Santo Tomás fue una parte integral de revelación, ¿cuáles signos materiales tenemos de su viaje al Nuevo Mundo? Estas son las marcas indelebles de su [o otro apóstol] presencia: las fuentes milagrosas y las cruces asombrosas encontradas aquí y allí, de Bahía en Brasil a Gautulco, la colección de ritos nativos que vagamente evocan Cristianismo – confesión, ayuno... la creencia en un Dios y creador, en una Virgen que concebió maravillosamente, en el diluvio universal; la franca interpretación de símbolos en forma de cruz en los templos y manuscritos... Todo parece atestiguar los vestigios de un Cristianismo corrumpido por el tiempo. La figura omnipresente de alguien llamado Zume en Paraguay y Brasil, Viracocha en el Perú, Bochica en Colombia, Quetzalcoatl en México, Cuculcan entre los Mayas, es rodeada con un gran número de analogías Cristianas.”[354]



Evidencia ya ha sido descubrida que Cristianismo llegó a China tan temprano como el 1er o 2do siglo. “Un Chino profesor de teología dice que la primera Navidad está representada en el relieve de piedra de la Dinastía Han Oriental (A.D. 25-220). En la pintura... una mujer y un hombre se sientan alrededor de lo que parece un pesebre, con supuestamente ‘los tres reyes magos’ viniendo de la izquierda, portando regalos, ‘el pastor’ les siguiendo, y ‘los asesinos’ en fila, en rodillas, por la derecha.”[355] De hecho, ambos San Francisco Javier (1506-52) y P. Matteo Ricci (1552-1610), dos de las más influyentes misioneros de la Sociedad de Jesús, “afirmaron en sus escritos que encontraron evidencia sosteniendo que Tomás había viajado a China sin novedad.”[356]



Por lo tanto, por estos cuatro medios el Evangelio fue trasmitido aun a lo último de la tierra durante el período de la revelación de Jesucristo – i.e. el período cuyo fin es marcado oficialmente por la muerte del último apóstol: 1) la predicación de los Apóstoles que cubrió todo el Imperio Romano y vastas partes fuera de él, y la predicación de multitudes convertidos por ellos; 2) la predicación de todos los convertidos en Pentecostés, quienes llevaron el Evangelio de vuelta a sus tierras distantes; 3) el transporte posiblemente milagroso de Apóstoles a tierras distantes donde almas de buena voluntad podrían ser encontradas, asimismo que Felipe fue transportado del eunuco (Hechos 8); 4) la directa intervención sobrenatural de Dios diciendo a la gente lo que deben creer y hacer para ser convertidos a la Fe Cristiana para ser salvos. Vemos esta directa intervención sobrenatural de Dios para instruir a almas de buena voluntad en el caso de Cornelio y San Pablo:



Hechos 10:1-5: “Y había un varón en Cesarea llamado Cornelio... Pío y temeroso de Dios... Este vió en visión manifiestamente... un ángel de Dios entraba a él, y le decía: Cornelio... Envía pues ahora hombres a Joppe, y haz venir a un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro.”



Hechos 9:3-7: “Y yendo [Saul] por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo... Él, temblando, y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.”

También debemos recordar un quinto factor muy importante, que ilustra más este tema: la enseñanza de Cristo es que una abrumadora mayoría de la humanidad es de mala voluntad y así condenada. Jesús reveló que pocos encuentran el camino de salvación en Mateo 713, y los grandes maestros espirituales de la Iglesia Católica han enseñado que no sólo es la mayoría de la humanidad perdida (i.e., todos que mueren no Católicos), sino aun la mayoría de los que se profesan Católicos.



Ya que el triste hecho de la historia humana es que pocos son de la verdad – algo que es descubrido también por leer el Antiguo Testamento y los cuentos sobre que pocos fueron encontrados dignos de entrar en la Tierra Prometida, y que pocos permanecían fieles a la ley de Dios en proporción a la supermayoría de aun la gente de Dios quienes repetidamente cayeron en idolatría – esto ayuda en explicar porque Dios deja sectores de la población mundial en ignorancia. Es porque no se puede encontrar un alma de buena voluntad allí. Por lo tanto, las partes del Nuevo Mundo a que el Evangelio no llegó no lo recibía porque los elegidos no estaban encontrados allá.



Las palabras del Nuevo Testamento sobre el Evangelio siendo predicado en toda la creación debajo del cielo, y las palabras de Nuestro Señor que los Apóstoles testimoniarán a Él hasta “lo último de la tierra” en Su mismo último discurso antes de Su Ascensión, sugeren que posiblemente unos de los apóstoles mismos estuvieron transportados milagrosamente a lugares en el mundo donde almas de buena voluntad estuvieron encontradas. Mas a pesar de lo que alguno entiende de las pasajes escriturales arriba, el hecho es que el Evangelio está predicado donde almas de buena voluntad están encontradas, y donde no está predicado no hay ninguna salvación.



Tertuliano, Contra los Judíos (+200 A.D.): “¿En quien otro han creido todas naciónes, si no en el Cristo, quien ya ha venido? Los Partos y los Medos y los Elamitas, y los que habitan Mesopotamia, Armenia, y Capadocia; y los que viven en Ponto y Asia, en Phrygia y Pamphylia; caminantes en Egipto y habitantes de las partes de África más allá de Cirene, Romanos y habitantes extranjeros; sí, y Judíos en Jerusalén, y otras gentes: ya aun los varios tribus de Gutlianos, y los muchos límites de los Moros, y todos los confines de España, y las varias naciónes de Galia; y los lugares de los Britanos, inaccesibles a los Romanos, pero ya súbditos a Cristo; y de los Sarmatianos y Dacios y Alamanes y Scytianos, y de los muchos remotos tribus y provincias y islas desconocidos a nosotros a que apenas podemos enumerar...”[357]



San Luis De Montfort, El Secreto del Rosario, c. +1710: “... nadie posiblemente puede ser salvo sin el saber de Jesucristo.”[358]



Lucas 24:47: “Y que sean predicados en su nombre la penitencia y la remisión de pecados, a todas las naciónes, comenzando en Jerusalén.”



“... el nombre de Nuestro Señor Jesucristo... Ni hay salvación en cualquier otro. Porque no hay ningún otro nombre debajo del cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.” (Hechos 4:12)



SALVACIÓN PARA LOS “IGNORANTES INVENCIBLES” REDUCIDA A SU PRINCIPIO ABSURDO



La teoría que “ignorancia invencible” salva puede ser refutado también por reducirla a su principio absurdo, que es esto: Si ser ignorante del Salvador pudiera hacer a alguno digno de la salvación, entonces Católicos efectivamente hagan un perjuicio a no Cristianos por predicar Jesucristo a ellos. San Pablo, San Vincente Ferrer, San Francisco Javier, P. Pedro De Smet, los Mártires Norteamericanos y los otros innumerables misioneros heroicos en la historia de la Iglesia, quienes sufrieron penurias incomprensibles para predicar el Evangelio a los paganos ignorantes, simplemente estaban haciendo a estas personas más culpables ante Dios, según la herejía moderna de salvación para los “ignorantes invencibles.” Si los misioneros simplemente se hubiesen quedado en casa, según la herejía de ignorancia invencible, los paganos sinceros pudiesen ser salvos por nunca haber oido de Cristo por ninguna propia culpa. Pero por hacer el esfuerzo para predicar Cristo a ellos, como hicieron los misioneros, ellos estaban – según la herejía de ignorancia invencible – haciendo a estas personas sin excusa si faltaran a vivir según las obligaciónes del Evangelio o si lo rechazaran en total. Por siguiente, predicar el Evangelio a los no Cristianos, según la teoría heretica de “ignorancia invencible,” pone a los paganos en una situación en que es más probable que fueren condenados. Por lo tanto, la herejía moderna de salvación por ser “invenciblemente ignorante” efectivamente hace predicar a los paganos contraproducente para la salvación de almas. Pero tal noción es absurda, por supuesto, y prueba la naturaleza ilógica y falsa de la herejía de ignorancia invencible.



Pero, de hecho, la herejía se ha puesto tan fuerte hoy en el tiempo de la Gran Apostasía en que vivimos (Vea Sección 34) que la mayoria de “Católicos” hoy facilmente profesan que paganos, Judíos, Budistas, etc. que saben del Evangelio y lo rechazan también pueden ser salvos por “ignorancia invencible.” Pero esto es solamente el resultado necesario de la herejía de ignorancia invencible; porque si paganos que nunca han oido de Cristo podrían ser salvos “en buena fe,” entonces paganos que rechazan a Cristo pueden ser en buena fe también, porque ¿cuánto se debe oir para perder la “ignorancia invencible”? Una vez que se extravía del principio - eso es decir, una vez que alguno rechaza la verdad divinamente revelada - que todos que mueren paganos son ciertamente perdidos sin excepción (Papa Eugenio IV, de fide), las claras líneas de demarcación están rechazadas, y una zona gris necesariamente se impone, una área gris según la cual no se puede posiblemente saber ni limitar quienes están posiblemente en buena fe y quienes no.



Recientemente hablé con un erudito que se considera un “Católico tradicional.” Esta persona mantiene la herejía de ignorancia invencible. Estábamos tratando de su creencia que Judíos y otras personas no Católicas pueden ser salvos. En la discusión, él admitió que mantenía que Judíos que odian a Cristo posiblemente pueden ser salvos. Antes de admitir eso, sin embargo, dijo: “depende de cuanto él [el Judío] ha oido de Cristo. Si solamente haya visto un Crucifijo...” Su punto fue que si el Judío solamente hubiera visto un Crucifijo, pero no hubiera oido de Jesucristo en ninguna manera sustancial, el Judío posiblemente podría ser salvo en buena fe; mientras si Nuestro Señor Jesucristo hubiera sido predicado enteramente al Judío, él probablemente no sea en buena fe. (Como he dicho, el erudito eventualmente admitió que aun en este último caso – el Judío que totalmente rechaza y/o odia a Cristo – también podría ser en buena fe, pero trato del argumento que él utilizaba antes de admitir ése punto para ilustrar mi siguiente punto). El “erudito” efectivamente muestra la absurdez de la herejía de ignorancia invencible por su argumento; él admite que el Judío que ha visto el Crucifijo pero no ha oido de Cristo puede ser en buena fe, pero si el Judío haga el esfuerzo de investigar el uno pendiente en el Crucifijo – o si un amigo le predique a él el uno pendiente en el Crucifijo – ¡probablemente no sea en buena fe! Por lo tanto, predicar Cristo crucificado, según este “erudito” que había absorbido totalmente la herejía de “ignorancia invencible”, no salvaría, mas posiblemente condenaría al Judío. Pero esto es obviamente falso y heretico.



1 Corintios 15:1-2: “Ahora os declaro, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, y en el cual seguis en pie. Por el cual también sois salvos...”



La otra consequencia heretica de la herejía de ignorancia invencible es que significaría que infantes también podrían ser salvos sin bautismo, porque infantes son las personas más “invenciblemente ignorantes” del mundo. Pues, el argumento saldría, ya que “ignorancia invencible” salva a no Católicos, entonces puede salvar a los infantes “invenciblemente ignorantes” también. Pero tal idea ha sido condenada repetidamente por la Iglesia Católica; es una verdad divinamente revelada que ningún infante puede entrar al cielo sin bautismo de agua (Vea la sección “Infantes No Pueden Ser Salvos Sin Bautismo de Agua”).



JESUCRISTO CONTRA IGNORANCIA INVENCIBLE



Posiblemente nada en el Nuevo Testamento es más claro que el hecho que Nuestro Señor Jesucristo es el Hijo de Dios, y se debe creer en Él para tener vida eterna.



Juan 3:16: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, para dar Su Hijo unigénito: para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”



Juan 3:36: “Él que cree en el Hijo tiene vida eterna: mas él que es incrédulo al Hijo, no verá la vida, pero la ira de Dios está sobre él.”



Juan 17:3: “Esta empero es la vida eterna, que te conozcan, el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, el cual has enviado.”



Juan 8:23-24: “Y les dijo [a los Judíos]: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso, os dije, que moriréis en vuestros pecados: porque si no creyereis que yo soy él, en vuestros pecados moriréis.”



Juan 14:6: “Jesús les dice: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie viene al Padre, sino por mí.”



Y Nuestro Señor es claro que los que no conocen a Él no son salvos.



Juan 10:14: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen.”



No pienso que hay muchas pasajes en el Nuevo Testamento tan destructivas a la herejía moderna de “ignorancia invencible” como Juan 10:14. Nuestro Señor claramente y definitivamente nos dice que Él conoce a Sus ovejas y que Sus ovejas “conocen a Él.” Y si las palabras de Nuestro Señor no fueron suficiente claras, Él sigue a decir, como está recordado solo dos versículos luego en el Evangelio de San Juan:



Juan 10:16: “También tengo otras ovejas, que no están de este rebaño; aquéllas también tengo que traer, y oirán mi voz, y será un rebaño y un pastor.”



¿Podría ser algo más claro? Casi todos teólogos entienden las palabras de Nuestro Señor aquí sobre las “otras ovejas” por referir a los Gentiles. Nuestro Señor está diciendo a los Judíos que Él tiene ovejas entre los Gentiles, quienes son de la verdad, y que Él les traerá en la Iglesia y oirán Su Voz.



Juan 18:37: “Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad: todo aquél que es de la verdad, oye mi voz.”



LA OBJECIÓN “INTERPRETACIÓN PRIVADA”



OBJECIÓN- Te portas el mismo que un Protestante. El Protestante interpreta privadamente la Sagrada Escritura, mientras tú interpretas privadamente declaraciónes dogmáticas.



RESPUESTA- Esta objeción ya ha sido refutado en Sección 3 de este documento, “Crea Dogma Como Una Vez Fue Declarado.”



Papa Pío IX, Primero Concilio Vaticano, Ses. 3, Cap. 2 de Revelación, 1870, ex cathedra: “Pues, también, ése entendimiento de sus sagrados dogmas debe ser retenido permanentemente, que Santa Madre Iglesia una vez ha declarado; y nunca debe ser un retroceso de ése significado bajo el especioso nombre de un entendimiento más profundo.”[359]



Pero hay unos puntos adicionales que refutan y desbaratan la completa tontería y la mentalidad heretica que está en el corazón de esta objeción. Las personas que hacen esta aseveración no entienden enseñanza Católica ni lo que constituye fidelidad al Magisterio. En su Decreto sobre el Sacramento de Órdenes, el Concilio de Trento declaró solemnemente que ¡los cánones dogmáticos son para el uso de todos los fieles!



Papa Pío IV, Concilio de Trento, Ses. 13, Cap. 4: “Estos son los temas que en general pareció bien al sagrado Concilio enseñar a los fieles de Cristo en lo que concierne al sacramento de órdenes. Empero, ha resolvido condenar lo contrario en cánones definidos y apropiados en la siguiente manera, para que todos, haciendo uso de la regla de fe, con la asistencia de Cristo, pueden reconocer con más facilidad la verdad Católica en medio de las tinieblas de tantos errores.”[360]



La palabra “canon” (en el Griego: kanon) signífica un carrizo; una varilla o barra recta; un palo de medir; algo que sirve para determinar, trazar, o medir. ¡El Concilio de Trento declara infaliblemente que sus cánones son varillas de medir para “todos” para que ellos, haciendo uso de estas reglas de Fe, pueden ser capáces de reconocer y defender la verdad en medio de las tinieblas! Esta declaración muy importante echa por tierra la afirmación de los que dicen que usar dogmas para probar puntos es “interpretación privada.”



Además, si un Católico que sigue exactamente lo que ha declarado la Cátedra de Pedro (el texto dogmático) no encuentra la verdad, sino haga “interpretación privada,” como ellos afirman, entonces ¿que se puede seguir? ¿Y quién interpreta la declaración dogmática? ¿Y quién interpreta la interpretación de la declaración dogmática? ¿Y quién interpreta la interpretación de la interpretación de la declaración dogmática? ¿Y quién interpreta la interpretación de la interpretación de la interpretación de la declaración dogmática? La respuesta es que nunca terminaría, y nadie podría llegar a ninguna verdad. En ése sistema, el depósito de fe – y las enseñanzas dogmáticas de la Iglesia – entonces serían nada más que opiniónes privadas, que es PURO PROTESTANTISMO.



San Francisco de Sales lo explicó bien contra los Protestantes.



San Francisco de Sales (Doctor de la Iglesia), La Controversia Católica, c. 1602, p. 228: “Los Concilios... deciden y definen algún artículo. Si después de todo esto haya que poner otra prueba antes de recibir su [del Concilio] determinación, ¿no será querida una otra? ¿Quién no querrá aplicar su prueba, y cuándo será resolvida la cuestión?... ¿Y porqué no una tercera para saber si la segunda sea fiel? – ¿y entonces una cuarta, para probar la tercera? Todo debe ser hecho de nuevo, y posteridad nunca confiará en la antigüedad sino saldrá siempre revolviendo al revés los más santos artículos de fe en la rueda de sus entendimientos... lo que decimos es que cuando un Concilio ha aplicado esta prueba, nuestros cerebros ya no tienen que revisar sino creer.”[361]



¡La “interpretación” termina con las palabras del dogma mismo! Si no, entonces nunca termine, como vimos arriba – sólo hay interpretación falible tras interpretación falible tras interpretación falible tras interpretación falible. Si la responsabilidad no sea de la definición infalible (la Cátedra de Pedro), entonces no sea de nadie. Le señalé este hecho a un bastante bien conocido “apologista” de la secta Vaticano II en una llamada por teléfono. Él argumentó que nuestro uso de la dogmática enseñanza Católica (la enseñanza de la Cátedra de Pedro) es semejante a “interpretación privada” Protestante. Dijo esto para intentar defender unas de sus creencias hereticas que se contradicen con dogma, como su creencia que no Católicos pueden ser salvos. Le dije, “¿entonces quién interpreta el dogma? ¿Y quién interpreta la interpretación del dogma? Después que le dije “¿quién interpreta la interpretación del dogma... y quién interpreta la interpretación de la interpretación ... y quién interpreta la interpretación de la interpretación de la interpretación...” permaneció en silencio sepulcral por la primera vez en la conversación. Obviamente no tuvo ninguna respuesta al punto objetivo que fue hecho, simplemente porque no hay ninguna respuesta. Según la opinión heretica de enseñanza dogmática que él mantenía, la Fe Católica es nada más que Protestantismo – interpretación falible, privada, y humana sin la Cátedra de Pedro para dar la última palabra. La siguiente citación también ilustra este punto muy bien.



“¿Porque sabía Atanasio que tenía razón? Porque se agarraba a la definición infalible, sin respeto a lo que decían todos los otros. No toda la erudición del mundo, ni todo el rango de ministerio, puede sustituir por la verdad de una infaliblemente definida enseñanza Católica. Hasta el más simple miembro de los fieles, agarrando a una definición infalible, sabrá más que el más ‘erudito’ teólogo que niega o mina la definición. Eso es el entero propósito de la enseñanza infaliblemente definida de la Iglesia – hacernos independientes de las meras opiniónes de hombres, por muy eruditos, por muy alto su rango.”[362]



Eso es porque al adherirse a exactamente lo que el dogma “una vez ha declarado” (Vaticano I) no se entra en Protestante “interpretación privada,” sino se porta más fielmente a la infalible verdad de Cristo y la directamente infalible manera de saberla (las definiciónes dogmáticas de la Iglesia). Los que se desvian de la real declaración del dogma, y el real significado de sus palabras, son herejes Protestantes que entran en interpretación condenada, pecaminosa, falible y privada, contra las palabras directas del dogma (contra las definiciónes infalibles) y así destruyen toda fe y hacen Infalibilidad Papal inútil. Si alguno no podría seguir lo que dice la declaración dogmática, entonces Cristo simplemente nos diría siempre seguir a los que tienen erudición o autoridad; Él nunca habría instituido un Magisterio infalible ejercido por los Papas, que puede clarificar problemas de una vez por todas sin toda posibilidad de error y indiferente a quien está de acuerdo con y quien disiente de la definición.



¿PERO NO PUEDEN HOMBRES ENTENDER MAL UNA DEFINICIÓN DOGMÁTICA?



Por supuesto sí. Hombres pueden entender mal todo. Si Jesucristo (la Verdad Misma) fuera aquí hablando a nosotros, muchas personas sin duda entenderían mal lo que Él dijera, como muchos hicieron cuando vino la primera vez. Asimismo, sólo porque unos pueden y hacen entender mal lo que declara la Cátedra de Pedro, no signífica que los que se adhieren fielmente a su definición entran en Protestante “interpretación privada.” Eso es completamente blasfemo contra la entera institución del Papado y el entero propósito de definiciónes dogmáticas y la Cátedra de San Pedro. Las declaraciónes dogmáticas de la Iglesia Católica constituyen la verdad del cielo siendo declarada a nos directamente por los Papas.



Papa Pío X, Lamentabile, Los Errores de los Modernistas, 3 Julio 1907, #22:

“Los dogmas que la Iglesia profesa como revelados no son verdades caídas del cielo, sino un tipo de interpretación de hechos de religión, que la mente humana por un esfuerzo laborioso preparó para si mismo.”- Condenado[363]



Papa Pío X, Lamentabile, Los Errores de los Modernistas, 3 Julio 1907, #54:

“Los dogmas, los sacramentos, la jerarquía, en lo que concierne ambos la idea y la realidad, son nada más que interpretaciónes y la evolución de inteligencia Cristiana, que han aumentado y perfeccionado el pequeño germen latente en el Evangelio.”- Condenado[364]



Papa Gregorio XVI, Mirari Vos (#7), 15 Agosto 1832: “... nada de las cosas designadas no debe ser disminuida; nada cambiada; nada añadida; sino deben ser preservadas según ambos expresión y significado.”[365]



17. Algunas Otras Objeciónes



Hay un número de otras objeciónes planteadas contra el verdadero sentido del dogma Fuera la Iglesia No Hay Ninguna Salvación y la necesidad de recibir el Sacramento de Bautismo para la salvación. En esta sección, responderé a ellas. Todas estas objeciónes, por supuesto, son probadas falsas por la enseñanza infalible de la Iglesia ya examinada; pero, otra vez, por ser completo, cada una será tratada individualmente.



Lo que los defensores modernos de la falsa doctrina de bautismo de deseo intentan hacer es juntar una combinación de puntos que aparecen favorecer su posición, pero no en realidad. Ellos juntan una combinación de declaraciónes falibles (que no prueban su punto), textos mal entendidos y/o textos mal traducidos (que no dicen lo que ellos afirman), además de unas otras cosas que no prueban su punto. El seglar mediano, sin embargo, no teniendo disponibles los hechos o no dispuesto a hacer el esfuerzo para calar todos los argumentos falsos, puntos tergiversados y razonamiento inválido, sale con la impresión que “bautismo de deseo” debe ser una enseñanza de la Iglesia. Pero cuando cada uno de los puntos que los defensores de bautismo de deseo afirman es examinado individualmente, se puede ver que ninguno prueba la falsa doctrina de bautismo de deseo en ninguna manera; todos se desmoronan cuando están escudriñados. Y mientras esta gente entienden mal y tergiversan la enseñanza de la Iglesia, deshonestamente no aun intentan dirigirse a los varios argumentos de la más alta autoridad docente de la Iglesia Católica (la Cátedra de Pedro) que muestran que no hay ninguna cosa como “bautismo de deseo” ni salvación para los que mueren no Católicos (vea Sección 33). No se dirigen a estos argumentos simplemente porque no pueden contestarlos.



Porque unas de las siguientes secciónes son más complicadas y técnicas, los que no necesariamente buscan o no tienen interés en las respuestas a estas objeciónes pueden saltarse a la próxima sección.











EL CATECISMO DEL CONCILIO DE TRENTO



OBJECIÓN- El Catecismo del Concilio de Trento enseñó que por la determinación de recibir bautismo se puede conseguir la gracia y rectitud si sea imposible para él recibir bautismo.



Catecismo del Concilio de Trento, Ordinariamente No Están Bautizados Inmediatamente, p. 179: “Sobre adultos, sin embargo, la Iglesia no ha sido acostumbrado a conferir el Sacramento de Bautismo inmediatamente, pero ha mandado que sea diferido por un cierto tiempo. El retraso no tiene el mismo peligro que en el caso de infantes, que ya hemos mencionado; si cualquier accidente imprevisto haga imposible para adultos ser lavado en los aguas saludables, su intención y determinación para recibir Bautismo y su penitencia por pecados pasados, les puede conseguir la gracia y rectitud.”[366]



RESPUESTA- El Catecismo del Concilio de Trento no es infalible. Padres John A. McHugh, O.P. y Charles J. Callan, O.P. escribieron la introducción de una traducción común a Inglés del Catecismo del Concilio de Trento. Vuestra introducción contiene la siguiente citación interesante del Dr. John Hagan, Rector del Colegio Irlandés en Roma, sobre la autoridad del Catecismo.



Catecismo del Concilio de Trento - Quinceavo imprenta, Libros TAN, Introducción XXXVI: “Documentos oficiales de vez en cuando han sido publicados por Papas para explicar algunos puntos de enseñanza Católica a individuales, o a comunidades locales Cristianas; mientras que el Catecismo Romano comprende casi todo el cuerpo de doctrina Cristiana, y es dirigido a toda la Iglesia. Su enseñanza no es infalible; pero ocupa un puesto entre catecismos aprobados y lo que es de fide.”[367]



El hecho que el Catecismo de Trento no es infalible es probado por el hecho que errores pequeños pueden ser encontrados en su texto. Por ejemplo:



Catecismo del Concilio de Trento, Libros TAN, p. 243: “Porque la Eucaristía es el fin de todos los Sacramentos, y el símbolo de unidad y fraternidad en la Iglesia, fuera de que nadie puede alcanzar gracia.”[368]



Aquí el Catecismo enseña que fuera la Iglesia nadie puede alcanzar gracia. Esto no es verdad. Gracias predisponentes o prevenientes están dadas a personas fuera la Iglesia para que pueden volverse a Dios, cambiar la vida y entrar la Iglesia. Sin estas gracias nadie no se convertiría. Papa Clemente XI en la constitución dogmática Unigenitus (8 Sept. 1713) condenó la proposición que, “Fuera la Iglesia, ninguna gracia está concedida.”[369] Así que lo que tenemos aquí es un error en el Catecismo de Trento. El Catecismo probablemente se proponía enseñar que fuera la Iglesia ningún pecador puede alcanzar gracia santificante, que es verdad, porque fuera la Iglesia Católica no hay ninguna remisión de pecados (Papa Bonifacio VIII, Unam Sanctam, 1302, ex cathedra).[370] Sin embargo, Dios permitió al Catecismo errar en esta manera porque no es infalible en toda que enseña.



Además, en todo el Catecismo del Concilio de Trento no hay ninguna mención de los llamados “tres bautismos,” ni de “bautismo de deseo” o “bautismo de sangre,” ni hay ninguna declaración clara que alguno puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo. Lo que encontramos, al contrario, es un párrafo ambiguo que parece enseñar que se puede lograr gracia y rectitud sin bautismo. Pero aun en este párrafo encontramos errores. Por ejemplo, el pasaje dice que “si algún accidente imprevisto haga imposible para un adulto recibir bautismo, su intención y determinación para recibir bautismo le conseguirá gracia y rectitud.”



No hay ninguna cosa como un “accidente imprevisto” que puede hacer “imposible” recibir bautismo. Esto es claramente erróneo.



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, Ses. 3, Cap. 1, De Dios el creador de todo: “TODO QUE DIOS HA TRAIDO A SER ÉL PROTEGE Y GUBERNA POR SU PROVIDENCIA, que extende de un extremo del mundo al otro y bien ordena todo. Todo está abierto y expuesto ante Sus ojos, aun lo que llegará a ser por la libre actividad de criaturas.”[371]



Dios ha mandado a todos hombres recibir bautismo, y Él no manda imposibles.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 11 de Justificación, ex cathedra: “... nadie debe valerse de aquella declaración imprudente, prohibida con anatema por los Padres, que los mandamientos de Dios son imposibles observar para un hombre justificado. ‘PORQUE DIOS NO MANDA IMPOSIBLES, pero por mandar te ordena ambos hacer lo que puedes, y pedir lo que no puedes...”[372]



Por siguiente, la referencia al accidente imprevisto y inevitable en el Catecismo demuestra, otra vez, que no todo que dice es infalible. Un documento infalible no podría afirmar que accidentes son imprevistos o inevitables.



Aunque el Catecismo de Trento no es infalible in cada frase, como ya probado, considerado en total es un Catecismo excelente que expresa la Fe Católica exactamente y con eficacia. Pero lo más importante, el Catecismo de Trento hace declaración tras declaración claramente y inambiguamente enseñando que el Sacramento de Bautismo es absolutamente necesario para todos para la salvación sin excepción, así repetidamente excluyendo toda idea de salvación sin bautismo de agua.



Catecismo del Concilio de Trento, Comparaciónes entre los Sacramentos, p. 154: “Aunque todos los Sacramentos tienen una eficacia divina y admirable, es bien digno de comentario especial que todos no son de necesidad igual ni de dignidad igual, ni tienen todos el mismo significado.

“Entre ellos tres son dichos más necesarios que los otros, aunque en los tres esta necesidad no es del mismo tipo. La necesidad universal y absoluta de Bautismo nuestro Salvador ha declarado en estas palabras: Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios (Jn. 3:5).”[373]



¡Esto signífica que el Sacramento de Bautismo es absolutamente y universalmente necesario para la salvación sin toda excepción! Excluye toda idea de salvación sin bautismo de agua. También signífica que Juan 3:5 es entendido literalmente.



Catecismo del Concilio de Trento, De Bautismo – Necesidad de Bautismo, pp. 176-177: “Si el saber de lo que ya ha sido explicado sea, como es, de máxima importancia para los fieles, es no menos importante para ellos aprender que LA LEY DE BAUTISMO, COMO ESTABLECIDA POR NUESTRO SEÑOR, EXTENDE A TODOS, para que sino sean regenerados a Dios por la gracia de Bautismo, si sus padres sean Cristianos o infieles, son nacidos a miseria y destrucción eterna. Pastores, por siguiente, deben explicar frecuentemente estas palabras del Evangelio: Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios (Jn. 3:5).”[374]



¡Esto claramente signífica que nadie puede ser salvo sin el Sacramento de Bautismo y que Juan 3:5 es literal sin toda excepción!



Catecismo del Concilio de Trento, Definición de Bautismo, p. 163: “Sino, dice nuestro Señor, un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, él no puede entrar al reino de Dios (Jn. 3:5); y, hablando sobre la Iglesia, el Apóstol dice, limpiándola por el lavacro de agua en la palabra de vida (Ef. 5:26). Así que sigue que Bautismo puede ser correctamente y exactamente definido: El Sacramento de regeneración por agua en la palabra.”[375]



El Catecismo de Trento también enseña que si hay peligro de la muerte de un adulto, Bautismo no debe ser diferido.



Catecismo del Concilio de Trento, En Casos De Necesidad Adultos Pueden Ser Bautizados Inmediatamente, p. 180: “A veces, sin embargo, cuando existe una causa justa y necesaria, como en el caso de inminente peligro de muerte, Bautismo no debe ser diferido, especialmente si la persona que será bautizada esté bien instruida en los misterios de fe.”[376]



El acostumbrado retraso de bautizar adultos que vemos en historia era para la instrucción y la prueba de los catecúmenos. Este retraso no era porque era creido que adultos podrían ser salvos sin bautismo, como ya probado en la sección sobre el Papa San Siricio.



Catecismo del Concilio de Trento, Bautismo hecho obligatorio después de la Resurrección de Cristo, p. 171: “Santos escritores son unánime al decir que después de la Resurrección de nuestro Señor, cuando Él les dió a Sus Apóstoles el mandato de irse y enseñar a todas naciónes: bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, la ley de Bautismo se puso obligatoria sobre todos que iban a ser salvos.”[377]



Catecismo del Concilio de Trento, Materia de Bautismo - Aptitud, p. 165: “Sobre este asunto pastores pueden enseñar en el primer lugar que agua, que es siempre disponible y al alcance de todos, era la materia más apta de un Sacramento que es necesario a todos para la salvación.”[378]



Nota que el Catecismo enseña que agua está “al alcance de todos,” una frase que excluye la misma noción de bautismo de deseo - que agua no está al alcance de todos. También nota que ¡el Catecismo declara que el sacramento es necesario para todos para la salvación! Esto excluye toda noción de salvación sin el Sacramento de Bautismo. Así que el Catecismo de Trento enseña repetidamente y inambiguamente que es la enseñanza de Jesucristo y la Iglesia Católica que el Sacramento de Bautismo es necesario para todos para la salvación. Todo esto es claramente contrario a las teorías de bautismo de deseo y bautismo de sangre.



Además, el Catecismo también enseña que Cristianos son distiguidos de no Cristianos por el Sacramento de Bautismo.



Catecismo del Concilio de Trento, De Bautismo - Segundo Efecto: Carácter Sacramental, p. 159: “En el carácter imprimido por Bautismo, ambos efectos son ejemplificados. Por él somos calificados para recibir los otros Sacramentos, y el Cristiano es distiguido de los que no profesan la fe.”[379]



Los que aseveran que el Sacramento de Bautismo no es necesario para todos para la salvación (e.g., todos que creen en “bautismo de deseo”) contradicen la enseñanza del Catecismo de Trento mismo.



Catecismo del Concilio de Trento, Materia de Bautismo - Aptitud, p. 165: “Sobre este asunto pastores pueden enseñar en el primer lugar que agua, que es siempre disponible y al alcance de todos, era la materia más apta de un Sacramento que es necesario a todos para la salvación.”[380]



SES. 7, CAN. 4 SOBRE LOS SACRAMENTOS – EN REALIDAD REFUTA BAUTISMO DE DESEO, COMO SE PUEDE VER COMPARADO CON CÁNONES DOGMÁTICOS SIMILARES SOBRE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL



OBJECIÓN- En Ses. 7, Can. 4 sobre los Sacramentos en General, el Concilio de Trento enseña que es posible obtener justificación por los sacramentos o el deseo de ellos.



RESPUESTA- Sesión 7, Can. 4 sobre los Sacramentos en General no dice nada del tipo. Una traducción poco elegante de este canon, además de la noción equivocada que Trento enseña bautismo de deseo en un otro lugar (que ya ha sido refutado), ha salido a esta afirmación errónea. De hecho, veremos que la verdad es exactamente el opuesto que lo que los propugnadores de bautismo de deseo afirman. Ya vemos el canon.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 7, Can. 4, Sobre los Sacramentos: “Si alguno dijere, que los Sacramentos de la nueva ley no son necesarios sino superfluos para la salvación; y que los hombres alcanzan la gracia de la justificación de Dios sin ellos o el deseo de ellos, por fe sola, aunque no todos son necesarios para cada individuo; sea anatema.”[381]

Cuando cuidadosamente se examina este canon, se ve que no declara que o los sacramentos o el deseo de ellos es suficiente para la justificación; mas condena a los que dijeren que ni los sacramentos ni el deseo de ellos es necesario para la justificación. Repito, no declara que cualquier uno es suficiente; sino condena a los que dijeren que ninguno es necesario. Precisamente, condena a los que dijeren que ninguno es necesario y que sola fe es suficiente.



Considere el siguiente canon que he compuesto: “Si alguno dijere que la Virgen María posee el Reinado del Cielo sin el permiso de Dios o ser digna de él, sino asume este Reinado sólo por usurpación, sea anatema.”



La construcción de frase de este canon imaginario es similar al canon que estamos considerando. Consíderela cuidadosamente. Después de considerarla, pido: ¿signífica este canon que la Bendita Madre posee su Reinado solamente por “ser digna de ella”? No, ella también debe tener el permiso de Dios. El canon no dice que o “ser digna de ella” o “el permiso de Dios” es suficiente para que María posea el Reinado. Por otra parte, condena los que dijeren que ni “el permiso de Dios” ni “ser digna de ella” es necesario. En otras palabras, el canon condena a los que dijeren que ambos el permiso de Dios y la dignidad de María son inútiles, porque ella asume el Reinado por usurparlo.



Asimismo, canon 4 arriba no dice que o los sacramentos o el deseo de ellos es suficiente para la justificación; condena a los que dijeren que ambos los sacramentos y el deseo son innecesarios para obtener la justificación, porque fe sola es toda que se necesita. Canon 4 no enseña en ninguna manera la posibilidad de bautismo de deseo.



SE PUEDE VER QUE ESTE CANON EN REALIDAD REFUTA BAUTISMO DE DESEO COMPARADO CON CÁNONES DOGMÁTICOS SIMILARES SOBRE LOS SACRAMENTOS EN GENERAL



Además, ya que este canon está anatemizando una posición sobre la necesidad de los sacramentos en general para la justificación, en lo que no aplica a todos los sacramentos sobre la justificación entonces debe hacer salvedades en el canon. Es un canon sobre los sacramentos en general. Para decirlo diferente, el Concilio de Trento no podría anatemizar la declaración: “Si alguno dijere que se puede obtener la justificación sin los sacramentos...” – porque, en el caso de un sacramento, el Sacramento de Penitencia, se puede obtener la justificación por el deseo de él. El Concilio de Trento definió esto explícitamente no menos que tres veces.



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Cap. 4, De Penitencia: “El Concilio enseña, además, que aunque alguna vez ocurre que esta contrición sea perfecta por causa de la caridad y reconcilia al hombre con Dios, antes que este sacramento es verdaderamente recibido, esta reconciliación no debe ser atribuida a la contrición misma sin el deseo del sacramento que está incluido en ella.”[382]



Por lo tanto, ya que se puede obtener la justificación sin el Sacramento de Penitencia, para tener en cuenta esta verdad en su definición sobre los Sacramentos en General y la Justificación, el Concilio tuvo que añadir la cláusula “sin ellos o un deseo de ellos” para hacer su declaración aplicable a todos los sacramentos y su necesidad o carencia del mismo para la justificación.



Con esto presente, se puede ver claramente que Ses. 7, Can. 4 no asevera ni dice en ningún lugar que sí se puede obtener la justificación o salvación sin el Sacramento de Bautismo; trata de un tema diferente en un contexto muy específico.



Para probar además este punto, veremos dos otras definiciónes dogmáticas (una de Trento y una de Vaticano I) que tratan de los sacramentos en general y la salvación. Esta comparación corroborará el punto arriba.



►Papa Pío IV, “Iniunctum nobis,” 13 Nov. 1565, ex cathedra: “Yo profeso también que hay verdaderamente y propiamente siete sacramentos de la Ley Nueva instituidos por Jesucristo nuestro Señor, y necesarios para la salvación de la humanidad, aunque todos no son necesarios para cada individuo...”[383]



►Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, Ses. 2, Profesión de Fe, ex cathedra: “Profeso también que hay siete sacramentos de la nueva ley, verdaderamente y correctamete llamados así, instituidos por nuestro Señor Jesucristo y necesarios para la salvación, aunque cada persona no necesita recibir todos.”[384]



Antes que comparamos estas dos definiciónes con Ses. 7, Can. 4 arriba, el lector debe notar que los Concilios de Trento y Vaticano I definen aquí infaliblemente que “los sacramentos” como tal (i.e., el sistema sacramental en total) son necesarios para la salvación del hombre. Ambos definiciónes añaden la reserva que todos los siete sacramentos no son necesarios para cada individuo. Esto es muy interesante y prueba dos puntos:



1) Prueba que todo hombre debe recibir por lo menos un sacramento para ser salvo; de lo contrario, “los sacramentos” como tal (i.e. el sistema sacramental) no podrían ser dichos necesarios para la salvación. Por lo tanto, esta definición (además de las otras) muestra que todo hombre debe recibir por lo menos el Sacramento de Bautismo para ser salvo.



2) Nota que los Concilios de Trento y Vaticano I hicieron un punto especial al definir esta verdad enfatizar que ¡cada persona no necesita recibir todos los sacramentos para ser salvo! ¡Esto prueba que donde excepciónes o clarificaciónes son necesarias al definir verdades, los Concilios las incluyen! (Esto es porque el Concilio de Trento declaró que Nuestra Señora fue una excepción a su Decreto sobre Pecado Original). Por consiguiente, si algunos hombres podrían ser salvos sin “los sacramentos” por “bautismo de deseo,” entonces el Concilio podría y sí haya dicho eso simplemente; pero no lo hizo. Nada sobre la salvación siendo posible sin los sacramentos fue enseñado en estas dogmáticas profesiónes de Fe. De lo contrario, la verdad que los sacramentos son necesarios para la salvación fue definida, con la reserva necesaria y correcta que todos los siete sacramentos no son necesarios para cada persona.



P. Francisco Laisney (Creyente en Bautismo de Deseo), ¿Es Feeneyismo Católico?, p. 9: “Bautismo de Deseo no es un sacramento... no produce el carácter sacramental.”



Ya comparamos estas dos definiciónes con Ses. 7, Can. 4 arriba. Aquí hay las tres:



Papa Pío IV, “Iniunctum nobis,” 13 Nov. 1565, ex cathedra: “Yo profeso también que hay verdaderamente y propiamente siete sacramentos de la Ley Nueva instituidos por Jesucristo nuestro Señor, y necesarios para la salvación de la humanidad, aunque todos no son necesarios para cada individuo...”[385]



Papa Pío IX, Concilio Vaticano I, Ses. 2, Profesión de Fe, ex cathedra: “Profeso también que hay siete sacramentos de la nueva ley, verdaderamente y correctamete llamados así, instituidos por nuestro Señor Jesucristo y necesarios para la salvación, aunque cada persona no necesita recibir todos.”[386]



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 7, Can. 4, Sobre los Sacramentos: “Si alguno dijere, que los Sacramentos de la nueva ley no son necesarios sino superfluos para la salvación; y que los hombres alcanzan la gracia de la justificación de Dios sin ellos o el deseo de ellos, por fe sola, aunque no todos son necesarios para cada individuo; sea anatema.”[387]



Al comparar estas definiciónes, se nota que Ses. 7, Can. 4 de Trento (la tercera) es muy similar a las primeras dos definiciónes dogmáticas. De hecho, son casi exactamente el mismo, pero con dos diferencias que saltan a la vista: en las primeras dos definiciónes dogmáticas no hay ninguna referencia a “sin ellos o el deseo de ellos,” y no hay ninguna referencia al tema de justificación. Las primeras dos definiciónes simplemente tratan de la necesidad de los sacramentos para la salvación, mientras que la tercera (Ses. 7, Can. 4) trata de un tema adicional: justificación y fe sola, y hace una declaración adicional sobre él.



Es descaradamente obvio que la frase “sin ellos o el deseo de ellos” (no encontrada en las primeras dos definiciónes) tiene algo que ver con el tema adicional que está tratado aquí (justificación y fe sola), que no está tratado en las primeras dos definiciónes. De hecho, la cláusula “sin ellos o el deseo de ellos” ¡va directamente después (directamente antes en el Latín) de la referencia a justificación en Ses. 7, Can. 4! Esto sirve para probar mi punto arriba, que la referencia a “sin ellos o el deseo de ellos” en Ses. 7, Can. 4 está allí para tener en cuenta la verdad que la justificación puede ser obtenida sin el Sacramento de Penitencia por el deseo de él, el cual Trento enseña múltiples veces. Eso es porque esta cláusula “sin ellos o el deseo de ellos” ¡no es mencionada en las primeras dos definiciónes tratando de los sacramentos y su necesidad para la salvación! Si bautismo de deseo fuera verdad, la cláusula “sin ellos o el deseo de ellos” sería incluida en las primeras dos definiciónes citados arriba, pero no es.



Ses. 7, Can. 4 condena el idea Protestante que se puede ser justificado sin los sacramentos o aun sin el deseo de ellos, por fe sola. Algunos piden: ¿porqué no simplemente condenó el idea que se puede ser justificado sin los sacramentos por fe sola? La respuesta es, como dicho arriba, porque una persona puede ser justificada sin el Sacramento de Penitencia por el deseo de él! Por lo tanto, Trento condenó el idea Protestante que alguno puede ser justificado sin los sacramentos o sin el deseo de ellos por fe sola. Pero una persona nunca puede ser salvo sin incorporación en el sistema sacramental por el recibimiento de Bautismo. Eso es porque ninguna reserva fue hecha con relación a esto en ninguna de estas definiciónes. Considerando estos hechos, se puede ver que este canon no está en ninguna manera enseñando bautismo de deseo.



De hecho, al ver Ses. 7, Can. 4 otra vez, nos damos cuenta de algo más que es muy interesante. Nota que no solamente la profesión de Fe de Trento y Vaticano I, sino también Ses. 7, Can. 4 condena a alguno que dijere que los sacramentos de la Ley Nueva no son necesarios para la salvación. No añade ninguna reserva, excepto que todos los siete no son necesarios para cada individuo.



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 7, Can. 4, Sobre los Sacramentos en General: “Si alguno dijere, que los Sacramentos de la nueva ley no son necesarios sino superfluos para la salvación; y que los hombres alcanzan la gracia de la justificación de Dios sin ellos o un deseo de ellos, por fe sola, aunque no todos son necesarios para cada individuo: sea anatema.”[388]



Después de declarar que los sacramentos son necesarios para la salvación (bautismo de deseo no es un sacramento), ¡añade al fin la reserva (como hicieron las otras definiciónes) que todos los siete no son necesarios para cada individuo! Pero no añade ninguna reserva que la salvación puede ser logrado por el deseo de los sacramentos en general. Nota que NO DICE:



“Si alguno dijere que los sacramentos de la ley nueva o el deseo de ellos no son necesarios para la salvación sino superfluos... sea anatema.”



No dice esto en absoluto. El “deseo de ellos” fue asociado con la referencia a la justificación por la razón tratada arriba. Todo esto sirve para probar otra vez que el Concilio de Trento no enseñó bautismo de deseo, al contrario de lo que muchisimos han aseverado.



Algunos posiblemente pusieren la objeción que esto parece bastante complicado. En realidad no es complicado para alguno que lo considera cuidadosamente. Y si es complicado, está complicado por los que niegan la sencilla verdad que alguno debe ser bautizado para ser salvo, y que aseveran con tenacidad que no es necesario para todos ser renacido por agua y el Espíritu Santo. Los que entienden mal o se desvian de la sencilla y totalmente simple verdad (definida en los Cánones sobre el Sacramento de Bautismo) son los que lo hacen complicado y oneroso refutar sus errores y/o tergiversaciónes de la verdad. Si todos simplemente repitieran y se adhieran a las verdades definidas en los Cánones sobre el Sacramento de Bautismo sería muy simple.



El Concilio de Trento tenía toda oportunidad de declarar: “Si alguno dijere que no hay tres maneras de recibir la gracia del Sacramento de Bautismo, por deseo, por sangre o por agua, sea anatema,” pero nunca lo hizo. De lo contrario, declaró:



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 2 sobre el Sacramento de Bautismo, Ses. 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que agua real y natural no es necesario para el bautismo, y por ésa razón ésas palabras de Nuestro Señor Jesucristo: ‘Sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo’ [Juan 3:5], estén distorsionadas a cualquier tipo de metáfora: sea anatema.”[389]



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, Can. 5 sobre el Sacramento de Bautismo, Ses. 7, 1547, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo [el Sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.” [390]



PAPA INOCENTE II



OBJECIÓN- Papa Inocente II enseñó que un sacerdote podría ser salvo sin el Sacramento de Bautismo por su deseo de él y su confesión de la verdadera fe (Denzinger 388):



“A tu encuesta respondemos así: Afirmamos sin vacilar (sobre la autoridad de los santos padres Agustín y Ambrosio) que el sacerdote que indicaste (en tu carta) haber muerto sin el agua de bautismo, ya que perseveró en la fe de santa madre Iglesia y en la confesión del nombre de Cristo, fue libertado de pecado original y logró la alegría de la patria celestial. Lee (hermano) en el octavo libro de la Ciudad de Dios de Agustín donde, entre otras cosas está escrito, ‘Bautismo es administrado invisiblemente a él que no desdén de religión sino la muerte excluye.’ Lee otra vez en el libro del bendito Ambrosio sobre la muerte de Valentiniano donde él dice la misma. Así, en cuestiónes relacionadas a los muertos, deberías mantener las opiniónes de los eruditos Padres, y en tu iglesia debes juntarte en oraciónes y tener sacrificios ofrecidos a Dios para el sacerdote mencionado (Apostolicam Sedem).”[391]



RESPUESTA- Primero, no hay ninguna cosa como un sacerdote que no ha sido bautizado. La Iglesia enseña que él que no ha sido bautizado no puede recibir el sacerdocio válidamente. Solo este problema demuestra que la declaración arriba no es infalible. Segundo, ¡la fecha de este documento es desconocida, el autór es desconocido - no es de ningún modo claro que fue Inocente II - y la persona a quien es dirigida es desconocida! ¿Podría tal documento alguna vez probar algo? No. Permanece un misterio porque un documento de tan dudosa autenticidad se llegó en Denzinger, un manual de declaraciónes dogmáticas. Probablemente es porque Denzinger fue editado por Carlos Rahner, un hereje notorio, cuyo prejuicio heretico le causó presentar esta declaración claramente no magistral como Magistral, porque es un creyente en bautismo de deseo.



Para ilustrar la falta de autoridad magistral de la carta previa presunta del Papa Inocente II, citaré del libro de Tomás Hutchinson, Deseo y Decepción (pp. 31-32):



“Hablamos sobre la carta Apostolicam Sedem, escrito al mandato del Papa Inocente II (1130-1143), de una fecha desconocida a un desnombrado obispo de Cremona. Este último había escrito una encuesta al Papa en relación al caso de un sacerdote que aparentemente había muerto sin bautizar. Por supuesto, ha sido definido que, en tal caso, él no fue un sacerdote, porque el sacramento de órdenes solamente puede ser conferido válidamente sobre los bautizados.



---- Texto de la carta omitido porque ya ha sido citado ----



“Ahora bien, hay más que pocos problemas relacionados a esta carta. Primero, ella depende completamente del testigo de Santos Ambrosio y Agustín para su conclusión. Sus premisas son falsas, porque los citados Padres en realidad no mantenían las opiniónes aquí atribuidas a ellos. (autor: como fue notado, una mera declaración sentimental y speculativa no prueba que ellos mantienen esta como enseñanza oficial)...

“Finalmente, hay aun una duda de quien escribió esta carta. Muchas autoridades la atribuyen a Inocente III (1198-1216). Esta duda es mencionada en Denzinger. La carta ciertamente no está en armonía con la totalidad de sus declaraciónes tampoco. En cualquier caso, un intervalo de 55 años separó los dos pontificados. Así una carta privada de desconocida fecha, autor, y dirección, basado en premisas falsas y contradiciendo innumerables documentos irrefutablemente validos y solemnes, es aparentada soportar todo el peso del Magisterio por sus hombros. Si alguna otra doctrina fuera en vista, esta misiva (carta) no aun sería considerada. Pero, como veremos, mistificación y decepción forman parte de la historia de este tema de Salvación. Posiblemente esta carta fue atribuida a Inocente III por causa de su declaración que las palabras de consagración en la Misa no deben ser en realidad dichas por el sacerdote, sino sólo pensadas internamente --- un tipo de Eucaristía de Deseo. Luego Santo Tomás de Aquino le reprendió sobre este punto.

“Pero Inocente III es verdaderamente la llave para entender la enseñanza original de la Iglesia sobre este tema. Fue en su tiempo (como siempre hasta el Segundo Concilio Plenario de Baltimore) prohibido enterrar los sin bautizar (o catecúmenos o hasta hijos de padres Católicos) en tierra consagrada. Él explicó la lógica de esta ley, por escribir: ‘Ha sido decretado por los sagrados cánones que no debemos tener ninguna comunión con los muertos, si no hemos comunicado con ellos vivos’ (Decr. III, XXVIII, xii).” - fin de trasunto de Deseo y Decepción.



Estas consideraciónes destituyen todo argumento en favor de bautismo de deseo de esta carta. La carta, mientras ciertamente no infalible, posiblemente sea una falsificación.



PAPA INOCENTE III



OBJECIÓN- Papa Inocente III enseñó que una persona que bautizó a si mismo podría ser salvo por el deseo del Sacramento de Bautismo.



Papa Inocente III, al Obispo de Metz, 28 Agosto 1206: “Respondemos que, porque debe ser una distinción entre el que bautiza y el bautizado, como es claramente entendido de las palabras del Señor, cuando dice a los Apóstoles: ‘Id, bautizad a todas naciónes en el nombre etc.,’ el Judío mencionado debe ser bautizado otra vez por un otro, para que sea mostrado que el bautizado es una persona, y él que bautiza una otra... Si, sin embargo, tal hombre hubiera muerto inmediatamente, se habría precipitado a su hogar celestial sin retraso por causa de la fe del sacramento, aunque no por causa del sacramento de fe.”[392]



Esto prueba la teoría de bautismo de deseo.



RESPUESTA- Es verdad que Papa Inocente III aparentemente dijo que una persona que bautizó a si mismo podría ser salvo por su deseo del Sacramento, pero es falso decir que esto prueba la teoría de bautismo de deseo. Bautismo de deseo es refutado por la infalible enseñanza del Papa San León el Grande, el Concilio de Florencia y el Concilio de Trento sobre la necesidad del Sacramento de Bautismo para la salvación. Pero la primera cosa que debe ser dicho sobre esta carta de Inocente III es que una carta al Obispo de Metz no cumple los requisitos de una declaración infalible. Esto es un hecho que casi nadie disputaría.



Para probar este punto considere la siguiente: En la carta Ex parte tua, 12 Enero 1206, el mismo Inocente III enseña que pecado original fue remitido por el misterio de circuncisión.

Papa Inocente III, Ex Parte tua, a Andreas, el Arzobispo de Lyons, 12 Enero 1206: “Aunque pecado original fue remitido por el misterio de circuncisión, y el peligro de condenación fue evitado, sin embargo no era ninguna llegada al reino del cielo, que hasta la muerte de Cristo estaba trancado a todos.”[393]



Esto es definitivamente equivocado, porque el Concilio de Trento definió como un dogma (Sesión VI, Cap. 1 de Justificación) que “ni aun los Judíos por la misma letra de la ley de Moisés, podrían lograr su libertad, ni levantarse” de pecado original.[394]



Papa Pablo III, Concilio de Trento, Sesión 6, Cap. 1 de Justificación: “... puesto que todos los hombres [*excepto la Bendita Virgen - como dice Trento en Ses. V*] habían perdido la inocencia en la prevaricación de Adán, ‘hechos inmundos’, y (como el Apóstol dice), ‘hijos de ira por naturaleza... pero ni aun los Judíos por la misma letra de la ley de Moisés, podrían lograr su libertad, ni levantarse de eso...”[395]



En otras palabras, no aun la observancia de Circuncisión y el resto de la Ley Mosaica permitía a los Judíos ser libertados de pecado original (de fide), al contrario de lo que enseñó Inocente III en su carta Ex parte tua. Así vemos a Inocente III enseñando error flagrante en la carta Ex parte tua a Andreas, el Arzobispo de Lyons. Ya que Ex parte tua es por lo menos tan autoritativa que las dos otras declaraciónes presuntas de Inocente II y Inocente III, las cuales son frequentemente citadas por defensores de bautismo de deseo, ella prueba que las otras también son falibles y no Magistrales. Y esto, para resumir, es la completa extensión de la evidencia que defensores de bautismo de deseo intentan adelantar del Magisterio Papal: una carta dudosa presunta de Inocente II – sin fecha o destinatario – y una carta de Inocente III a un Arzobispo, que está en el mismo órden que Ex Parte Tua que contiene cosas contrarias a dogma Católico. Por lo tanto, la evidencia en favor de bautismo de deseo del Magisterio Papal es cero.



De hecho, como ya mencionado, era en el tiempo de Inocente III prohibido enterrar los sin bautizar (o catecúmenos o aun hijos de padres Católicos) en tierra consagrada. Y es la enseñanza infalible del mismo Papa en el Cuarto Concilio de Letrán que afirma la absoluta necesidad de bautismo de agua para la salvación.



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “Hay de verdad una Iglesia universal de los fieles, fuera de que absolutamente nadie es salvo, en que Jesucristo es ambos sacerdote y sacrificio.”[396]



“Los fieles” solamente incluye a los bautizados de agua, como sección 6 de este documento prueba.



Papa Inocente III, Cuarto Concilio de Letrán, Constitución 1, 1215, ex cathedra: “Pero el sacramento de bautismo es consagrado en agua a la invocación de la individida Trinidad – a saber, Padre, Hijo, y Espíritu Santo – y trae salvación a ambos niños y adultos cuando está correctamente administrado por cualquier persona en la forma promulgada por la Iglesia.”[397]



Y aquí hay una otra declaración del mismo Papa que, aunque no infalible, insiste en la absoluta necesidad de renacimiento en agua.



Papa Inocente III, carta a Thorias, Arzobispo de Nidaros: “Has preguntado si niños deben ser considerados Cristianos a quienes, cuando en peligro de muerte, por causa de la escasez de agua y la ausencia de un sacerdote, la simplicidad de algunos ha ungido por la cabeza y el pecho, y entre los hombros con una rociada de saliva por bautismo. Contestamos que porque en bautismo siempre dos cosas, eso es, ‘la palabra y el elemento’ son necesariamente requeridos, según lo que dice la Verdad sobre la palabra: ‘Saliendo al mundo etc.’ [Lucas 16:15; Mat. 28:19], y el Mismo sobre el elemento dice: ‘Sino un hombre etc.’ [Juan 3:5] no deberías dudar que no tienen verdadero bautismo en que no sólo ambos de los mencionados (requisitos) sino uno se falta.”[398]



Posiblemente las equivocaciónes del Papa Inocente III en su capacidad falible como Papa sean la razón porque leemos la siguiente visión sobre él escasamente evitando el Infierno y siendo supuestamente condenado a sufrir en Purgatorio hasta el fin del mundo.



“En La Lamentación de la Paloma, San Roberto Bellarmino (+ c. 1600) nos habla de una persona apareciendo a Santa Lutgarda vestido todo en llama y en gran dolor. Cuando Santa Lutgarda le preguntó quién era, él le contestó: ‘Soy [Papa] Inocente III, quien iba a ser condenado al eterno fuego del Infierno por varios pecados graves, si la Madre de Dios no hubiera intercedido para mí en mi agonía y obtenido para mí la gracia de arrepentimiento. Ahora soy destinado a sufrir en Purgatorio hasta el Fin del Mundo, sino me ayudes. Otra vez la Madre de Misericordia ha permitido a mí venir y pedirte por tus oraciónes.”[399]



SAN ALFONSO DE LIGURIA



OBJECIÓN- San Alfonso enseñó que bautismo de deseo es “de fide” (de la fe). ¡Esto signífica que bautismo de deseo es dogma!



San Alfonso: “Bautismo de fuego, sin embargo, es la perfecta conversión a Dios por contrición, o el amor de Dios sobre todo, con el deseo explícito, o el deseo implícito, del verdadero río de bautismo. Como dice el Concilio de Trento (Ses. 14, Cap. 4), suple el lugar de este último en relación a la remisión de la culpa, pero no imprime un carácter ni remite toda la deuda de castigo. Se llama fuego porque es hecho bajo el impulso del Espíritu Santo, a quien es dado este nombre... Así es de la fe (de fide) que hombres son salvos aun por el bautismo de fuego, según c. Apostolicam, de pres. non baut. y el Concilio de Trento, Ses. 6, Cap. 4, dónde está dicho que nadie puede ser salvo sin el lavacro de regeneración o el deseo de él.”



RESPUESTA- Primero, San Alfonso no fue infalible. Es simplemente un hecho que San Alfonso hizo unas equivocaciónes teológicas, como la siguiente discusión mostrará. Avanzar la opinión de San Alfonso sobre algún aspecto de la fe como fuera dogma no es Católico.



Segundo, San Agustín mantenía que fue de fide que infantes sin bautizar sufren los fuegos del infierno y San Cipriano mantenía que fue de fide que herejes no pueden bautizar válidamente. Ambos eran absolutamente equivocados.



La Enciclopedia Católica, Vol. 9, 1910, “Limbo,” p. 258: “...Santo Tomás y los Escolásticos generalmente estaban en pugna con lo que San Agustín y otros Padres consideraban ser de fide [sobre infantes sin bautizar sufriendo los fuegos del infierno]...”[400]



San Cipriano, 254 A.D.: “Nosotros... juzgando y manteniendo por cierto que nadie fuera los límites [eso es, fuera la Iglesia] puede ser bautizado...”[401]



Tercero, la raíz del error de San Alfonso sobre bautismo de deseo fue que él entendía mal Ses. 6, Cap. 4 de Trento (su opinión sobre este pasaje simplemente no se sostiene bajo escrutinio – ve la discusión de ésa pasaje). Y esta equivocación salió a su conclusión falsa que bautismo de deseo es una enseñanza de la Iglesia Católica. El pasaje que San Alfonso pensaba que enseñaba bautismo de deseo no enseña bautismo de deseo, sino afirma: según está escrito, sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu Santo, no puede entrar al Reino de Dios.



Cuarto, al enseñar bautismo de deseo, San Alfonso enseñaba que alguno puede ser santificado por el Espíritu y la Sangre de Cristo sin el agua de bautismo y esto es contrario a lo que Papa San León el Grande definió infaliblemente. Cuando un conflicto ocurre entre definiciónes dogmáticas y las opiniónes de Santos, el Católico, por supuesto, sigue las definiciónes dogmáticas, no importa tan grande o erudito sea el Santo.



Finalmente, la mayoría de teólogos después de San Alfonso que creían en “bautismo de deseo” no aun mantenían su opinión que bautismo de deseo es de fide. La mayoría decían que bautismo de deseo es cerca de la fe, no definido de la fe. Casi ninguno de ellos decía que es definido de la fe. Este hecho prueba que NO es de la fe, porque tal discrepancia no existiría entre los teólogos que afirman favorecerla si podría ser demostrado que bautismo de deseo es de la fe. Aquí hay una admisión de un defensor de bautismo de deseo:



P. Jean-Marc Rulleau, Bautismo de Deseo, p. 43: “La existencia de bautismo de deseo es, por siguiente, una verdad que, aunque no ha sido definido como un dogma por la Iglesia, es por lo menos cerca de la fe.”[402]



Si el Concilio de Trento enseñara bautismo de deseo, entonces bautismo de deseo sea un artículo definido de la Fe. Pero el Concilio de Trento no enseñó bautismo de deseo, el cual es porque P. Rulleau es forzado admitir que no es definido de la fe, sino sólo (en su vista) “cerca de la fe.” “Cerca de la fe” y “de la fe” no son iguales. P. Rulleau (un fiero propugnador de la teoría) no estaría encontrado ablandando su propia posición si podría probar que es de la fe, pero no puede.



Por siguiente, la declaración de San Alfonso está equivocada por varias razónes: 1) es contraria a dogma definido (Papa San León el Grande y el entendimiento de Trento de Juan 3:5 según está escrito); 2) su declaración no puede ser probada - ninguna definición puede ser citada; 3) no es compartida por aun los teólogos que creen en bautismo de deseo; 4) hay errores en el mismo párrafo en que está declarada.



Examinemos # 4) hay errores en el mismo párrafo en que está declarada. Para sustentar su posición sobre bautismo de deseo, San Alfonso primeramente refiere a Ses. 14, Cap. 4 del Concilio de Trento. Él dice:



“Como el Concilio de Trento dice (Ses. 14, Cap. 4), suple el lugar de este último en relación a la remisión de la culpa, pero no imprime un carácter ni remite toda la deuda de castigo.”[403]



Esto es absolutamente equivocado. Ses. 14, Cap. 4 del Concilio de Trento no dice que bautismo de deseo “suple el lugar de este último (i.e. bautismo) en relación a la remisión de la culpa,” como afirma San Alfonso. Veamos el pasaje:



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Cap. 4, sobre el Sacramento de Penitencia: “El Concilio enseña, además, que aunque alguna vez ocurre que esta contrición sea perfecta por causa de la caridad y reconcilia al hombre con Dios, antes que este sacramento es verdaderamente recibido, esta reconciliación no debe ser atribuida a la contrición misma sin el deseo del sacramento que está incluido en ella.”[404]



El Concilio define aquí que contrición perfecta con el deseo del Sacramento de Penitencia puede restorar al hombre la gracia de Dios antes de recibir el Sacramento. ¡No dice nada de bautismo! La misma premisa de San Alfonso - que bautismo de deseo está enseñado en Ses. 14, Cap. 4 - es errónea. Trento no dice nada del tipo. Si las mismas premisas sobre que él argüaba bautismo de deseo estaran defectuosas y erróneas, ¿cómo puede alguno ser obligado a las conclusiónes que salen de tales premisas falsas? De hecho, el autor increíblemente deshonesto de la Sociedad de San Pío X sobre bautismo de deseo, P. Francisco Laisney, ¡no incluye la referencia errónea de San Alfonso a Ses. 14, Cap. 4 de Trento cuando Laisney cita el pasaje de San Alfonso sobre bautismo de deseo![405] Esto es increíblemente deshonesto, por supuesto, pero Padre Laisney de la SSPX la omite porque sabe que San Alfonso estuvo equivocado al referir a Trento en ésa manera; y, por siguiente, sabe que echa por tierra su argumento en favor de bautismo de deseo basado en el obviamente falible San Alfonso.



Y esto muestra otra vez lo que yo estaba demostrando por todo este documento: que efectivamente todos los santos y teólogos que expresaban creencia en bautismo de deseo se contradecían con si mismos al explicarlo mientras cometían otros errores en el mismo documento.



También debe ser notado que, aunque San Alfonso mencionó que creía que un adulto podría ser salvo por el deseo explícito o el deseo implícito del Sacramento de Bautismo, él usa la palabra implícito no para significar “no sabido,” sino “no expresado en palabras” – en otras palabras, un adulto que sabe de Bautismo y lo desea, pero no expresa este deseo con palabras. San Alfonso, aunque estaba equivocado sobre bautismo de deseo, no mantenía la herejía moderna de ignorancia invencible – la idea que un adulto puede ser salvo por bautismo de deseo que no cree en Cristo ni en la Iglesia y no sabe de Bautismo. San Alfonso correctamente condenaría tal idea como heretica.



1. San Alfonso: “Ved también el amor especial que Dios vos ha mostrado por traer a vosotros a la vida en un país Cristiano, y en el seno de la Católica o verdadera Iglesia. Cuántos nacen entre los paganos, entre los Judíos, entre los Musulmánes y herejes, y todos son perdidos.”[406]



Es interesante considerar que cuando las personas que citan a San Alfonso en favor de bautismo de deseo – y le tratan como fuera infalible – están preguntados si están de acuerdo con su enseñanza aquí (que todos que mueren herejes, Judíos, Musulmánes, y paganos se van al Infierno), casi todos evitan la pregunta como la plaga. Evitan la pregunta porque, en este caso, no se comparten la posición de San Alfonso. Al contrario, creen que herejes, Judíos, Musulmánes, y paganos pueden ser salvos como herejes, Judíos, Musulmánes, y paganos y así están en herejía por sola ésa razón.



2. San Alfonso: “Debemos creer que la Iglesia Católica Romana es la única verdadera Iglesia; por siguiente, los que están fuera de nuestra Iglesia, o si estén separados de ella, no pueden ser salvos.”[407]



3. San Alfonso: “Si estéis ignorantes de las verdades de la fe, debéis aprenderlas. Todo Cristiano es obligado a aprender el Credo, el Padre Nuestro, y el Ave María bajo pena de pecado mortal. Muchos no tienen ninguna idea de la Más Santa Trinidad, la Encarnación, pecado mortal, Juicio, Paraíso, Infierno, o Eternidad; y esta deplorable ignorancia les condena.”[408]



4. San Alfonso: “¡Que agradecidos debemos ser a Jesucristo por el regalo de fe! ¿Que nos acontecería si hubiésemos nacido en Asia, Africa, America, o entre herejes y cismáticos? Él que no cree es perdido. Esta, entonces, fue la primera y mejor gracia conferida sobre nosotros: nuestra vocación a la verdadera fe. O Salvador del mundo, ¿que nos acontecería si Tú no nos hubiera iluminado? Seríamos como nuestros padres antiguos, quienes adoraban animales y bloques de piedra y madera: y así habríamos perecido todos.”[409]



Se puede ver que, aunque San Alfonso estaba incorrecto en su creencia que bautismo de deseo podría ser eficáz en un adulto que se muere antes de recibir el sacramento, él condenaba la herejía moderna que afirma que se puede alcanzar la salvación en una otra religión o sin fe en Cristo y los Misterios Católicos de Fe.



Otro punto que es útil para refutar la objeción basado en la enseñanza de San Alfonso sobre bautismo de deseo es lo que enseñó San Alfonso sobre el llamado bautismo de sangre.



San Alfonso, Teología Moral, Lib. 6, nn. 95-97: “Bautismo de sangre es la derramación de la sangre, i.e. la muerte, sufrida por la fe o por alguna otra virtud Cristiana. Pues este Bautismo es comparable a Bautismo verdadero porque, como Bautismo verdadero, remite ambos culpa y castigo así como fuera ex opere operato... Por lo tanto, el martirio aprovecha también para infantes por ver que la Iglesia venera los Santos Inocentes como mártires verdaderos. Eso es porque Suarez enseña correctamente que el pensamiento opuesto es por lo menos temerario.”



Lo que San Alfonso enseña aquí es completamente erróneo. Él enseña que infantes pueden ser salvos sin el Sacramento de Bautismo por martirio. Esto es directamente al contrario de la enseñanza ex cathedra del Papa Eugenio IV en el Concilio de Florencia.



Papa Eugenio IV, Concilio de Florencia, Sesión 11, 4 Feb. 1442, ex cathedra: “En lo que se refiere a niños, de verdad, por causa de peligro de la muerte, que frecuentemente puede ocurrir, cuando ningún apoyo puede ser llevado a ellos por otro remedio que por el sacramento de bautismo, por el cual están arrebatados de la dominación del Diablo y adoptados entre los hijos de Dios, ella avisa que santo bautismo no debe ser aplazado por cuarenta o ochenta días, ni cualquier tiempo según la observancia de ciertas gentes...”[410]



Papa Eugenio IV aquí define de la Cátedra de Pedro que no hay ningún otro remedio por el cuál infantes sean rapados del dominio del diablo que el Sacramento de Bautismo. San Alfonso enseña que hay un otro remedio en el martirio. La opinión de San Alfonso sobre este tema no puede ser mantenido, porque se contradice con el Concilio de Florencia. Ahora bien, sabemos que San Alfonso es un Santo en el cielo porque la Iglesia nos ha dijo esto – de hecho, él es mi favorito escritor espiritual; pero aquí San Alfonso contradijo la enseñanza solemne del Magisterio: que el Sacramento de Bautismo es el único remedio para infantes. Debemos concluir, por siguiente, que San Alfonso no fue obstinado en su enseñanza sobre bautismo de sangre para infantes; eso es, él no tenía conocimiento que su opinión se contradecía con la enseñanza de la Iglesia, especialmente la enseñanza del Concilio de Florencia. Sin embargo, si él o alguien otro mantuviera tal opinión obstinadamente (i.e., después que se le mostrara que se contradecía con Florencia), entonces tal hombre sería un hereje y fuera la Iglesia Católica. Esto prueba que es posible por santos brillantes, quienes son aun doctores de la Iglesia, errar en una manera muy importante sobre ciertos temas de la fe. Otros santos lo hicieron también, como he mostrado en la sección sobre los Padres.



Otro error que encontramos en el párrafo de San Alfonso es su referencia a los Santos Inocentes como un ejemplo de bautismo de sangre. Esta es errónea porque las muertes de los Santos Inocentes ocurrieron antes de la Resurrección de Cristo – antes que la ley de bautismo fue instituida.



Catecismo del Concilio de Trento, Bautismo hecho obligatorio después de la Resurrección de Cristo, p. 171: “Santos escritores son unánime al decir que después de la Resurrección de nuestro Señor, cuando Él les dió a Sus Apóstoles el mandato de irse y enseñar a todas naciónes: bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, la ley de Bautismo se puso obligatoria sobre todos que iban a ser salvos.”[411]



Además, nota que San Alfonso dice arriba que la opinión que bautismo de sangre no es eficáz en infantes es temeraria (imprudente). En otras palabras, está enseñando con Suarez que es “imprudente” creer que infantes que mueren sin bautismo sacramental no serán salvos. Al enseñar esto en realidad propuso el mismo error de Juan Wyclif anatematizado solemnemente en el Concilio de Constanza.



Papa Martín V, Concilio de Constanza, Sesión 15, 6 Julio 1415 - Condenando los artículos de Juan Wyclif - Proposición 6: “Los que afirman que los hijos de los fieles que mueren sin bautismo sacramental no serán salvos, son estúpidos y impertinentes al decir esto.”[412] - Condenada



Esta es una proposición fascinadora del Concilio de Constanza. El archihereje Juan Wyclif proponía que ellos (como nosotros) son estúpidos por enseñar que infantes que mueren sin bautismo de agua (i.e., sacramental) absolutamente no pueden ser salvos. Y él fue anatematizado por esta proposición, entre muchas otras. Ya he citado lo que dijo El Concilio de Constanza sobre las proposiciónes anatematizadas de Juan Wyclif, como el #6 arriba, pero lo citaré otra vez aquí.



Papa Martín V, Concilio de Constanza, Sesión 15, 6 Julio 1415: “Los libros y folletos de Juan Wyclif, de maldita memoria, fueron examinados cuidadosamente por los doctores y maestros de la Universidad de Oxford... Este santo sínodo, por siguiente, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, repudia y condena, por este decreto perpetuo, los antedichos artículos y cada uno en particular; y prohibe a cada y a todos Católicos de ahora en adelante, bajo pena de anatema, predicar, enseñar, o mantener los dichos artículos o cualquier uno de ellos.”[413]



San Alfonso es de verdad el autor de mejor éxito de ventas de todo tiempo, habiendo escrito más que 111 libros, sin incluir sus cartas.[414] No es nada sorprendente que él, un falible ser humano, hizo unas equivocaciónes en materias de fe. Pero su error sobre bautismo de deseo provino del hecho que erróneamente pensaba que fue enseñado en Ses. 6, Cap. 4 de Trento. Eso es la razón principal porque lo creía: pensaba que fue enseñado por Trento y de esta equivocación erróneamente interpretaba los Cánones sobre Bautismo en Trento (incluyendo el todo-exclusivo Canon 5) como de tal manera para ser entendidos en luz de bautismo de deseo.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones sobre el Sacramento de Bautismo, canon 5, ex cathedra: “Si alguno dijere que bautismo es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[415]



Si San Alfonso hubiera examinado más literalmente Ses. 6, Cap. 4 de Trento, habría visto que no enseña bautismo de deseo (como tratado en la sección sobre ése pasaje), sino afirma Juan 3:5 según está escrito.



Es también importante notar que aunque el principio de infalibilidad Papal siempre era creido en la Iglesia (expresado desde los tiempos más antiguos por tales frases como en la sede apostólica la religión Católica siempre ha sido preservada inmanchada y santa doctrina celebrada), no hay duda que después de la definición de infalibilidad Papal en el Primero Concilio Vaticano en 1870 hay mucho más claridad sobre cuales documentos son infalibles y cuales no. San Alfonso y otros que vivían antes de 1870 no necesariamente tenían este grado de claridad, que les causó a muchos disminuir la distinción, en ciertos casos, entre los decretos infalibles de Papas y la enseñanza falible de teólogos. También les causó ver menos literalmente lo que en realidad dice el dogma, sino más bien lo que el dogma podría significar en luz de la opinion de teólogos populares del tiempo.



Por ejemplo, para argüir que bautismo de deseo es de fide, San Alfonso hizo referencia a la declaración de Inocente III o Inocente II (no aun saben cual uno) sobre el “sacerdote” que era sin bautizar, que he tratado. Pero obviamente ésa carta de Inocente (?) o cualquier persona a un Arzobispo no satisfizo los requisitos de Infalibilidad Papal, y contiene un error claro (referir a una persona sin bautizar como un “sacerdote”). La falibilidad de este documento no es algo que San Alfonso parece haber dado mucha consideración. Y esto prueba lo que dije arriba, que las conclusiónes de San Alfonso son falibles y que no se puede confiar infaliblemente en ellas.



Cuando Nuestro Señor habló a Pedro sobre el deseo de Sátanas de cerner los apóstoles (Luc. 22:31-32), le dijo que Él oró para “tí (singular), para que tu (de Pedro) fe no falle...” No dijo, “mas he orado para todos vosotros, para que vuestra fe no falle.” Sólo a San Pedro y sus sucesores ha sido prometida una fe infalible, y esta cuando hablan de la Cátedra de San Pedro (cf. Vaticano I, Ses. 4, Cap. 4, Denz. 1837). Los Papas cuando hablan con esta fe infalible, como el Papa San León el Grande en su tomo dogmático a Flaviano, el Concilio de Florencia sobre Juan 3:5, y el Concilio de Trento sobre el Sacramento de Bautismo (Ses. 7, Can. 5), excluyen toda posibilidad de salvación sin bautismo de agua y afirman infaliblemente que sino un hombre renaciere de agua y el Espíritu él no puede entrar al Reino de Dios. Eso es lo que un Católico debe adherirse a y creer.



LA ENSEÑANZA DE TRENTO SOBRE LA NECESIDAD DE PENITENCIA CONTRA SU ENSEÑANZA SOBRE LA NECESIDAD DEL BAUTISMO



OBJECIÓN- Sé que el Concilio de Trento define en Canon 5 sobre el Sacramento de Bautismo que el Sacramento de Bautismo es necesario para la salvación. Pero el Concilio de Trento dice la misma sobre el Sacramento de Penitencia.



Papa Pablo III, El Concilio de Trento, cánones sobre el Sacramento de Bautismo, canon 5, ex cathedra: “Si alguno dijere que el Bautismo [el sacramento] es opcional, eso es, no necesario para la salvación (cf. Jn. 3:5): sea anatema.”[416]



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Can. 6 sobre el Sacramento de Penitencia: “Si alguno negare que la confesión sacramental fue instituida por ley divina o es necesaria para la salvación... sea anatema.”[417]



RESPUESTA- Este argumento falla primariamente porque esta traducción de Ses. 14, Can. 6 sobre el Sacramento de Penitencia no es precisa. El Latín de este canon lee:



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Can. 6 sobre el Sacramento de Penitencia: “6. Si quis negaverit, confessionem sacramentalem vel institutam vel ad salutem necessariam esse iure divino... a.s.”[418]



Esto es más correctamente traducido como está encontrado en Decretos de los Concilios Ecuménicos por P. Norman Tanner:



“Si alguno negare que la institución de confesión sacramental o su necesidad para la salvación son de ley divina... sea anatema.”[419]



Esta traducción es exacta. Y se puede ver que esta traducción tiene un significado diferente de la primera. Esta condena a alguno que negare que su (i.e., del Sacramento de Penitencia) necesidad para la salvación es de ley divina, no a alguno que negare que es necesario para la salvación. “Su” necesidad no es la misma que bautismo; “su” necesidad es para los que han caido en pecado mortal y no poseen las disposiciónes requeridas para contrición perfecta. Por lo tanto, en total, este canon (Ses. 14, Can. 6) no define que el Sacramento de Penitencia es necesario para la salvación; dice algo un poco – pero apreciablemente – diferente de eso.



Pero propugnantes de bautismo de deseo también citan Ses. 14, Cap. 2 de Trento para intentar probar el punto.



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Cap. 2, De Penitencia: “Este sacramento de Penitencia, además, es necesario para la salvación de los que han caido después de bautismo, como bautismo mismo es necesario para los ya no regenerados.”[420]



Arguyen que personas que han caido en pecado mortal pueden ser justificados y salvos sin el Sacramento de Penitencia por contrición perfecta, y por siguiente personas pueden ser salvos sin el Sacramento de Bautismo, porque Trento dice que la necesidad del Sacramento de Penitencia para los en pecado mortal es la misma que la necesidad de Bautismo. Pero este argumento también falla porque sólo dos Capítulos luego el Concilio de Trento dice explícitamente que se puede ser justificado sin el Sacramento de Penitencia por contrición perfecta con el deseo de él. No se puede considerar un capítulo de Trento fuera de contexto.



Papa Julio III, Concilio de Trento, Ses. 14, Cap. 4, De Penitencia: “El Concilio enseña, además, que aunque alguna vez ocurre que esta contrición sea perfecta por causa de la caridad y reconcilia al hombre con Dios, antes que este sacramento es verdaderamente recibido, esta reconciliación no debe ser atribuida a la contrición misma sin el deseo del sacramento que está incluido en ella.”

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