viernes, 20 de mayo de 2011

Semper Fidelis

sábado 19 de marzo de 2011

Solemnidad del Glorioso Patriarca San José

Glorioso Patriarca San José




Por Arturo Gallardo.

Después de la Siempre Virgen María, el Santo Patriarca San José es el protector mas grande que tenemos en el cielo como afirman muchos santos, sus virtudes son como luz que perdura por toda la eternidad, ya que el Señor del Cielo y de la tierra lo ha constituido padre nutricio del Divino Redentor, Esposo de la Reina de los Cielos, Testigo de su Santidad, guardián de su Pureza, Patriarca de la Sagrada Familia como afirma el Doctor de la Iglesia San Alfonso María de Ligorio. A San José hombre justo (Mt 1, 19) se le ha confiado la gran responsabilidad de custodiar a la Sagrada Familia, por eso es llamado con toda razón Custodio de las Vírgenes, santo protector de la Virgen María, y defensor de la Pureza del Niño Jesús. "El justo es amado de Dios y de los hombres, y su memoria se conserva en bendición. Le hizo el Señor semejante en la gloria a los Santos, y le engrandeció, e hizole terrible a los enemigos; y el, con su palabra, hizo cesar las horrendas plagas. Le glorifico ante los reyes; Le dio preceptos que promulgase a su pueblo y le mostró su gloria. Le Santifico por medio de su fe y mansedumbre, y le escogió entre todos los hombres. Oyo a Dios y su voz; y le hizo Dios entrar dentro de la nube. Y le dio cara a cara los mandamientos y la ley de vida y de ciencia" (Ecles. 45, 1-6).

Este hombre de fe, que supo escuchar la voz de Dios como dice el libro del Eclesiástico, el todopoderoso lo ha tomado como su padre en la tierra, para ser su Vicario, y para enseñarle al Redentor el humilde oficio de carpintero. El crecimiento de Nuestro Señor "en sabiduría, edad y gracia (Lc 2, 52) se desarrollo en el ámbito de la Sagrada Familia, esto es, alimentar, vestir e instruir a Jesús en la Ley y en un oficio, como corresponde a los deberes de Padre. (Juan Pablo II Redemptoris Custos). Su fatiga diaria para llevar el sustento a su Familia, motivado por el amor a su Santísimo Hijo y su Bendita Esposa, hace de San José un ejemplo de la fidelidad en los deberes diarios, un modelo de trabajador, que desempeña su humilde oficio con paciencia y mansedumbre, con esfuerzo, y con gran confianza en la Divina Providencia; por esto la Iglesia no duda en invocar a San José como patrono de los Trabajadores.

Nuestro Santo Patrono también esta íntimamente relacionado con los misterios de la infancia de Jesús, desde que el Divino Salvador estuvo por nueve meses en el vientre purisimo de la Virgen María, cuanto no irían en aumento las virtudes de San José hasta alcanzar la perfección. ¡Que Gloria mas grande que el haber tomado en sus brazos al Divino Redentor, sonreírle, abrazarle y sobre todo el haber escuchado de sus labios la palabra padre!. Moisés escucho la voz de Dios, como los profetas, ¡pero San José no solo lo escucho, sino que lo pudo tomar entre sus brazos!. Este es uno de los grandes misterios de Dios.. " y el Verbo de Dios se hizo carne y habito entre nosotros (Jn 1,14)". Decía el padre Faber (+1873) en sus escritos sobre San José que el mando hace a los hombres profundos más humildes que la obediencia. La humidad de San José fue mantenida toda su vida por el oficio que tenía que desempeñar, de mandar a Jesús y de ser el superior de su Dios. La casita de Nazaret era como el blanco corporal extendido sobre el altar ¡Que prodigios de santidad debe haber encerrado una vida digna de semejante misterio, una vida que llegaba a semejante altura!. También hay que recordar que Nuestro Señor Jesucristo era conocido como el hijo de José el Carpintero (Jn 1, 45; 6, 42, Lc 4, 22 ), quién honraba a su padre y a su madre; ¡quién pudiese comprender con que amor Nuestro Señor honraba a sus Padres!. Por este misterio de la vida de Jesús, que como devotos a San José amamos y contemplamos, nos debe de servir como garantía para nunca dudar de su poderoso patrocinio.

Sin embargo aun cuando San José es conocido como el Santo del Silencio, sus virtudes, sus obras, sus actos de fe y protección dicen mas que mil palabras, por eso San Alfonso exclamaba: ¡Como era tu humildad, la que te ha llevado a guardar el silencio, a ponerte siempre el último, a vivir como un pobre carpintero, a parecer un pobre ignorante, sin aptitud, sin talento, sin apariencia y sin prudencia!. Cuanto más te has rebajado, más Dios te ha exaltado, junto a Él en la Gloria. Tus méritos son sorprendentes, tus privilegios son muy grandes. El cielo admira tus esplendores, el mundo está lleno de tus favores y hasta el purgatorio". Este Santo protector de las Familias, con su ejemplo nos enseña que a Dios no le importa que obremos en la tierra grandes cosas, sino que basta con cumplir su santa voluntad, obrar con amor en silencio, con humildad, en la sencillez y en la alegría de confiar por siempre en Él.

Y sobre todo lo que hace grande a este Santo Varón de Dios al igual que su Bendita Esposa, es su confianza en el Señor, pues supieron escuchar con gran humildad y docilidad la voz de Dios como nos dice la Sagrada Escritura: "Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer." (Mat. 1,19-20, 24). Lo mismo ocurrió cuando el Ángel del Señor le anuncio que huyera a Egipto para proteger al niño: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre y huye a Egipto; y estate allí hasta que yo te diga. Porque Herodes va a buscar al niño para matarle.» Mateo 2,13. San José humildemente obedeció el mandato del Señor y tomo a su Bendita familia para llevarla a un lugar seguro, ya que Dios le había confiado esa gran responsabilidad. Y una vez concluido el exilio en Egipto con docilidad obedeció una vez mas la orden del Señor que les dijo: «Levántate, toma contigo al niño y a su madre, y ponte en camino de la tierra de Israel; pues ya han muerto los que buscaban la vida del niño.» El se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y entró en tierra de Israel. Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allí; y avisado en sueños, se retiró a la región de Galilea". (Mateo 2, 22).

Si contemplamos la misión de la Madre de Dios, es inseparable meditar la misión del Santo Patriarca José, al considerar estas palabras de la Escritura que dicen: "Lo que Dios ha unido que no lo separe el Hombre" (Mt. 1,16). Sobre este misterio dice el Papa Leon XIII: "Es cierto que la dignidad de Madre de Dios llega tan alto que nada puede existir más sublime; mas, porque entre la beatísima Virgen y José se estrechó un lazo conyugal, no hay duda de que a aquella altísima dignidad, por la que la Madre de Dios supera con mucho a todas las criaturas, él se acercó más que ningún otro. Ya que el matrimonio es el máximo consorcio y amistad —al que de por sí va unida la comunión de bienes— se sigue que, si Dios ha dado a José como esposo a la Virgen, se lo ha dado no sólo como compañero de vida, testigo de la virginidad y tutor de la honestidad, sino también para que participase, por medio del pacto conyugal, en la excelsa grandeza de ella. El se impone entre todos por su augusta dignidad, dado que por disposición divina fue custodio y, en la creencia de los hombres, padre del Hijo de Dios. De donde se seguía que el Verbo de Dios se sometiera a José, le obedeciera y le diera aquel honor y aquella reverencia que los hijos deben a sus propio padres. De esta doble dignidad se siguió la obligación que la naturaleza pone en la cabeza de las familias, de modo que José, en su momento, fue el custodio legítimo y natural, cabeza y defensor de la Sagrada Familia" (Enciclica Quamquam Pluries). Por eso podemos decir con San Bernardino de Siena que "siendo María la dispensadora de las gracias que Dios concede a los hombres, ¿con cuánta profusión no es de creer que enriqueciese de ella a su esposo San José, a quién tanto amaba, y del que era respectivamente amada? " Y así, José crecía en virtud y en amor para su esposa y su Hijo, a quién cargaba en brazos en los principios, luego enseñó su oficio y con quién convivió durante treinta años".

Santa Teresa de Jesús siempre recomendó la devoción a San José, el Santo más santo después de la Bendita Virgen María: "Querría yo persuadir a todos que fueran devotos a San José, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios"

¡Poderosísimo protector nuestro, Señor San José Ruega por nosotros!



Revelación a María de Agreda sobre San José


"Hija mía, aunque has escrito que mi esposo San José es excelentísimo entre los santos y príncipes de la celestial Jerusalén, pero ni tú puedes ahora manifestar su eminente santidad, ni los mortales pueden conocerla antes de llegar a la vida de la Divinidad, donde con admiración y alabanza del mismo Señor se harán capaces de este privilegio; el día último, cuando todos los hombres sean juzgados, llorarán amargamente los infelices condenados no haber conocido por sus pecados este medio tan poderoso y eficaz para su salvación (la devoción a San José), ni haberse valido de Él para ganarse la amistad de mi Divino Hijo, el justo juez. Y todos los del mundo han ignorado mucho los privilegios y prerrogativas que el Altísimo Señor concedió a mi Santo Esposo José y cuánto puede su intercesión con su Majestad y conmigo, porque te aseguro, muy querida hija, que en presencia de la Divina Justicia es uno de los grandes intercesores para detenerla contra los pecadores y alcanzar grandes mercedes.

Y por la noticia y la luz que de esto has recibido y recién escrito, quiero que seas muy agradecida a la dignación del Señor y al favor que en esto hago contigo; y de aquí en adelante en lo que queda de tu vida procures adelantarte en la devoción y cordial afecto a mi Santo Esposo José y bendecir al Señor, porque le favoreció con tantos dones y por el gozo que yo tuve de conocerlo. En todas tus necesidades te has de valer de su intercesión y solicitarle muchos devotos, y que las religiosas se fijen mucho en esto, pues lo que pide mi Esposo José en el Cielo concede el Altísimo en la tierra y a sus peticiones y palabras tiene vinculados grandes y extraordinarios favores para los hombres, si ellos no se hacen indignos de recibirlos.

Y todos estos privilegios corresponden a la perfección de este admirable Santo y a sus virtudes tan grandiosas, porque la Divina Misericordia se inclinó a ellas y le miró con mucho agrado, para conceder admirables misericordias para José y para los que acuden a su intercesión" .

Fuente. "Mistica ciudad de Dios de la Venerable María de Agreda con aprobación por decreto de los Papas Inocencio XI y Clemente XI"

Santa Faustina escribió en su Diario la siguiente experiencia: "San José me pidió tenerle una devoción constante. El mismo me dijo que rezara diaramente tres oraciones y la oración "Acuérdate" una vez al día. Me miró con gran bondad y me explicó lo mucho que está apoyando esta obra (La de la Misericordia ). Me prometió su especialisima ayuda y protección. Rezo diariamente las oraciones pedidas (Pater Noster, Ave María y Acuerdate San José) y siento su protección especial"

Oración Acuérdate San José

Acuérdate ¡Oh piadosisímo Patriarca y mi más querido Protector!, amado San José, que jamás se ha oído decir, que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado por Tí.

Yo pecador, animado con tal confianza, acudo a ti, ¡Oh Padre Nutricio del Verbo Encarnado!, a tí vengo, delante de tí, me presento bajo el peso de mis pecados.

No quieras ¡Oh Esposo Castísimo de la Virginal Madre de Dios, nuevo Abraham de Corazón traspasado y voluntad perfecta!, despreciar mis súplicas. Antes bien, dígnate escucharlas y cumplirlas benignamente. Amén.




Oración de León XIII

A vos, bienaventurado José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra Santísima Esposa, solicitamos también confiadamente vuestro patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, os tuvo unido y por el paterno amor con que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos que volváis benigno los ojos a la herencia que, con su sangre, adquirió Jesucristo, y con vuestro poder y auxilio socorráis nuestras necesidades.


Proteged, oh providentísimo Custodio de la Divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; apartad de nosotros toda mancha de error y de corrupción; asistidnos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo librasteis al Niño Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio para que a ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir, y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.









A San José le hizo Dios Señor y Príncipe de su casa...Ya que tuvo como esposa a la Inmaculada Virgen María, de quien por obra del Espíritu Santo nació Nuestro Señor Jesucristo, quien, entre los hombres, se dignó ser tenido como hijo de José, y a él estuvo sometido" (Pio IX, Decr. Patrocinio de San José, 8-XII-1870).

jueves 6 de enero de 2011

Novus Annus..

Feliz Año 2011



Por Arturo Gallardo

En este año 2011 renovemos nuestro compromiso de permanecer fieles a la Santa Fe Católica tradicional, frente a los peligros y amenazas que buscan debilitarla. Hoy mas que nunca con renovado celo debemos seguir defendiendo la verdad católica, frente a la adulteración modernista por la que atraviesa la Iglesia desde el Concilio Vaticano II; pregonar que Cristo es el único camino, la verdad y la vida (Jn 14, 6) ante tantos hechos y acontecimientos que siguen crucificando al Señor, por mencionar el próximo Asis III que ha convocado el Papa Benedicto XVI para el próximo mes de Octubre, donde una vez la peste del indiferentismo religioso pone a la par del error la verdad católica.


La Jerarquía del Vaticano II no ha comprendido lo que advertía el Papa Pío XI: "Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y de muchas maneras, por medio de los Profetas, nos ha hablado últimamente por su Hijo Jesucristo"(Hebr. 1, 1-2). Por donde claramente se ve que ninguna religión puede ser verdadera fuera de aquella que se funda en la palabra revelada por Dios, revelación que comenzada desde el principio, y continuada durante la Ley Antigua, fue perfeccionada por el mismo Jesucristo con la Ley Nueva. Ahora bien: si Dios ha hablado -y que haya hablado lo comprueba la historia- es evidente que el hombre está obligado a creer absolutamente la revelación de Dios, y a obedecer totalmente sus preceptos. Y con el fin de que cumpliésemos bien lo uno y lo otro, para gloria de Dios y salvación nuestra, el Hijo Unigénito de Dios fundó en la tierra su Iglesia. (Enciclica Mortalium Animus). Entonces, ¿cual es la misión de la Iglesia?. Ha sido el mismo Señor Jesucristo quién ha dado a su Iglesia una misión: "Id por todo el mundo y proclamad el evangelio a toda criatura, El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado." (Mc. 16,15-16). Debe quedar claro que nadie jamás sea un Papa o un Concilio podrá contravenir el mandato del Señor, pues la Iglesia es únicamente misionera, y tiene la grave responsabilidad de llevar a los herejes, infieles y paganos al puerto de Salvación que se encuentra exclusivamente en el Divino Redentor, antes que imponer un falso dialogo "ecuménico" con los adeptos de esas falsas religiones, o peor aun, "orar" con ellos en favor de una paz sin Cristo. "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos;¿qué tienen en común la justicia con la iniquidad, o la luz con las tinieblas? ¿Qué entendimiento puede haber entre Cristo y Belial?, ¿o qué unión entre el creyente y el que no cree? ¿Qué acuerdo entre el templo de Dios y los ídolos? (II Cor, 6, 14-16).

Frente a las infidelidades por parte de esta jerarquía que aun se dice "católica", es preciso recordar la advertencia del apóstol San Pablo: "Porque vendrá un tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (2 Tim. 4, 3-4)". Permanezcamos fieles a la santa Fe Católica, sosteniéndola con la sana doctrina, congregados en torno al Santo Sacrificio de la Misa, trabajando sin parar para restablecer el orden cristiano con el Santo Rosario en la mano, y que de esta forma Dios sea siempre Glorificado y su Santa Iglesia sea librada de las asechanzas de sus enemigos.


Este blog humildemente se compromete a publicar con mas frecuencia artículos de interés, para aportar su granito de arena por la causa Católica. Que Dios Nuestro Señor les bendiga, gracias por seguir su Blog "Semper Fidelis" y les deseo un santo y feliz año 2011.


"Cuanto más se afanan los enemigos de la Religión por enseñar a los ignorantes, y especial a la juventud, doctrinas que ofuscan la inteligencia y corrompen las costumbres, tanto mayor debe ser el empeño para que no sólo el método de la enseñanza sea apropiado y sólido, sino principalmente para que la misma enseñanza sea completamente conforme a la fe católica, tanto en las letras como en la ciencia, muy principalmente en la filosofía de la cual depende en gran parte la buena dirección de las demás ciencias, y que no tienda a destruir la revelación divina, sino que se complazca en allanarle el camino y defenderla de los que la impugnan, como nos ha enseñado con su ejemplo y con sus escritos el gran Agustín, el Angélico Doctor y los demás maestros de la sabiduría cristiana" Leon XIII Inscrutabili Dei Consilio.

domingo 28 de noviembre de 2010

Adviento

Preparación para el Adviento





Por San Juan Eudes

Durante un Adviento, Santa Matilde deseaba hacer alguna cosa que fuera del agrado de la Santísima Virgen, que le sirviera de preparación para el Nacimiento de Jesús, entonces este Divino Salvador se el apareció y le dio esta hermosa y santa instrucción:
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«Saludarás el Corazón Virginal de mi Santísima Madrecomo un mar lleno de gracias celestiales, y como un tesoro cumplido de toda suerte de bienes para los hombres. Les saludaras como el más puro que haya nunca existido después del Mío; porque Ella fue la primera que hizo el voto de virginidad.
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Le saludaras como el más humilde de todos los corazones; porque, a causa de su humildad, Ella me atrajo a sí desde el Seno de mi Padre; y ha merecido concebirme en sus entrañas por su virtud del Espíritu Santo. Le saludarás como el más devoto y el más ardiente en desear mi Encarnación y mi Nacimiento en la tierra; porque el fervor de sus deseos y suspiros me atrajo a Ella, y fue la ocasión de la salvación de los hombres.
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Le saludaras como el Corazón más abrasado de Amor de Dios y del Prójimo. Le saludarás como el más sabio y prudente; porque conservo en sí todo lo que pasó en mi infancia, en mi juventud y en mi edad madura; e hizo de este conocimiento el uso más santo.
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Le Saludaras como el más paciente; porque fue mil veces traspasado de dolor en mi Santa Pasión; y siempre por el recuerdo perpetuo que tuvo de Mis sufrimientos. Le saludarás como el más fiel; porque no solamente consintió en que Yo, su Unigénito, fuera Inmolado, sino que Ella misma me ofreció en Sacrificio a mi Padre Eterno por la redención dle mundo.
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Le saludarás como el más atento, el más vigilante, y el más celoso para con la Iglesia naciente; porque el cuidad que Ella tuvo de rogar incesantemente por la Iglesia, jamás podrá ser superado ni suficientemente reconocido. Le saludarás como el más constante y elevado en la contemplación; porque no puede explicarse las gracias y favores que alcanzó por sus oraciones para los hombres»
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Así pues en este Adviento, ofrece a tu corazón al Corazón de Jesús y al Corazón de María con intención de suplir las ingratitudes, negligencias e infidelidades con las que les has ofendido. Esto les agrada mucho. Porque se cuenta en la vida de Santa Gertrudis que en la víspera de Navidad, la Santa experimentó gran pena por verse impedida en su enfermedad de poder recitar durante el Adviento algunas oraciones en su honor y el Espíritu Santo le inspiró que ofreciera en cambio, como reparación por sus negligencias, el Santísimo Corazón de su Hijo.
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Lo aceptó Jesús con gran gozo siendo un presente de valor infinito que puede reparar cualquier falta contra Dios.

Tomado del Libro "El corazón admirable de la Madre de Dios" de San Juan Eudes

Oh Jesús, el Único Hijo de Dios, el Único Hijo de María, te ofrezco el Corazón bondadosísimo de tu Madre Divina, el cual para ti es el más precioso y agradable de todos. Oh María, Madre de Jesús, te ofrezco el Corazón Sagradísimo de tu amado Hijo, quién es la vida y el amor de Tu Corazón. (Ofrecimiento de San Juan Eudes.)

domingo 26 de septiembre de 2010

Devoción por la verdad

Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad


Si nosotros odiamos el pecado como él debió haberlo odiado, puramente, varonilmente, nosotros deberíamos hacer más penitencia, nosotros deberíamos infligirnos más auto-castigos, nosotros deberíamos sentir pesar por nuestros pecados con más constancia. Luego, una vez más, la suprema deslealtad a Dios es la herejía. Es el pecado de los pecados, la más repugnante de las cosas que Dios desprecia en este mundo maligno. Sin embargo, ¡que poco comprendemos su excesivo carácter odioso! Es la profanación de la verdad de Dios, que es la peor de todas las impurezas.

Sin embargo, ¡que poco caso hacemos de ella! Nosotros la vemos, y permanecemos calmos. La tocamos y no nos estremecemos. Nos mezclamos con ella y no tenemos temor. Vemos que toca las cosas santas, y no tenemos sentido del sacrilegio. Respiramos su olor, y no mostramos signos de aborrecimiento o repugnancia. Alguno de nosotros aparenta su amistad; y alguno incluso atenúa su culpa. Nosotros no amamos a Dios lo suficiente para preocuparnos por Su Gloria. Nosotros no amamos lo suficiente a los hombres para ser verdaderamente caritativos con sus almas.

Perdido el tacto, el gusto, la visión, y todos los sentidos de la conciencia celestial, nosotros podemos morar en medio de esta plaga odiosa con tranquilidad imperturbable, reconciliados con su vileza, no sin algunas profesiones jactanciosas de liberal admiración, tal vez incluso con una muestra solícita de simpatía tolerante.
¿Por qué nosotros estamos tan por debajo de los antiguos santos, e incluso de los modernos apóstoles de estos últimos tiempos, en la abundancia de nuestras conversaciones? Porque no tenemos la antigua austeridad. A nosotros nos hace falta el espíritu de la vieja Iglesia, el antiguo genio eclesiástico. Nuestra caridad es falsa, porque no es severa; y es poco convincente, porque es falsa.


Nosotros carecemos de devoción a la verdad como verdad, como verdad de Dios. Nuestro celo por las almas es débil, porque no tenemos celo por el honor de Dios. Nosotros actuamos como si Dios fuera cumplimentado por las conversiones, cuando son almas temblorosas rescatadas por un exceso de misericordia.

Nosotros decimos a los hombres la mitad de la verdad, la mitad que mejor convenga a nuestra propia pusilanimidad y vanidad; y luego nos asombramos que tan pocos se conviertan, y que de esos pocos tantos apostaten.

Nosotros somos tan débiles como para sorprendernos que nuestras medias verdades no logren tanto como las verdades íntegras de Dios.

Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad.

Un hombre, que pudo ser un apóstol, se vuelve un enconado en la Iglesia por falta de esta justa indignación.

El Padre Frederick Faber fue uno de los más eminentes y queridos autores católicos del pasado siglo XIX.
Tomado de La Preciosa Sangre


“para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la verdad” (Jn 18, 37).

miércoles 18 de agosto de 2010

Maria Gratia Plena





El Ave María.



La Santa Iglesia enseña, siguiendo a San Pablo, que no se puede ir a Dios sino por Nuestro Señor Jesucristo: "hay un sólo Dios y un sólo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Jesucristo, que se entregó a sí mismo por la redención de todos" (1a Tim. II, 5-6).

San Bernardo, en el S. XII, retomando la enseñanza de muchos santos de los primeros siglos, afirma que no se puede ir a Jesús sino es también por María, pues Dios quiso constituir a María como medio entre Jesús y nosotros: "Es la voluntad de Dios, dice él, que tengamos todo por María". Todas las gracias que nos ha merecido Jesús por la Redención nos vienen por María. La Iglesia reasume esta doctrina de los santos por estas simples palabras que se convirtieron en un adagio: "Ad Jesum per Mariam", "A Jesús por María". La Iglesia nos enseña otra verdad no solamente por su doctrina sino también por su práctica y el ejemplo dado por sus santos: Es por el "Ave María" que se va a María.


Es lo que quisiera recordar recomendándoles leer algunas líneas de San Luis María Grignon de Montfort en su opúsculo EL SECRETO DEL SANTO ROSARIO (de la rosa 15 a la 20) a lo largo de esos seis capítulos (llamados rosas), el gran Santo explica maravillosamente lo que es esta simple oración del Ave María. Pero comienza por afirmar: "La salutación angélica es tan sublime y elevada que el Beato Alano de la Roche ha creído que ninguna criatura puede comprenderla y que solamente Jesucristo, Hijo de María puede explicarla."
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¿CUAL ES EL ORIGEN DEL AVE MARÍA?
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Su primera parte ("Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo; bendita tú eres entre las mujeres") ha sido revelada por la Santísima Trinidad. En efecto, es el Arcángel San Gabriel que la trae del Cielo y la pronuncia por primera vez para anunciar la la Santísima Virgen que Dios Hijo iba a encarnarse en su seno. "La Virgen María recibió, dice San Luis María, esta divina salutación en orden a llevar a feliz término el asunto más sublime e importante del mundo, a saber, la Encarnación del Verbo Eterno, la reconciliación entre Dios y los hombres y la Redención del género humano. Embajador de esta buena noticia fue el Arcángel San Gabriel, uno de los primeros príncipes de la Corte Celestial".


La segunda parte (bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre") ha sido añadida por Santa Isabel, el día de la Visitación, inspirada por el Espíritu Santo, cuando la Santísima Virgen María vino a visitarla. Y la Iglesia, en el primer Concilio de Efeso (año 431) sugirió la conclusión, después de condenar el error de Nestorio y definir que la Sma. Virgen es verdaderamente Madre de Dios y ordenó que que se invocase al Sma. Virgen bajo este glorioso título, con estas palabras: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".
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¿EL AVE MARIA ES UNA ORACION PODEROSA PARA OBTENER LAS GRACIAS DE DIOS?
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Cómo dudarlo ya que nuestra salvación viene de esta simple oración: "Por la salutación angélica, dice San Luis Ma. Grignon de Montfort, Dios se hizo hombre, una virgen se convirtió en Madre de Dios, las almas de los justos fueron liberadas del limbo, se repararon las ruinas del Cielo y los tronos vacíos fueron de nuevo ocupados, el pecado fue perdonado, se nos devolvió la gracia, se curaron las enfermedades, los muertos resucitaron, se llamó a los desterrados, se aplacó la Sma. Trinidad y los hombres obtuvieron la vida eterna".

Por lo tanto la Salutación angélica ha sido el medio por el que el Misterio de la Santísima Encarnación se realizó y vino nuestra salvación. Pero ella es más que eso, si se puede decir: es el canal por el cual Dios ha dado todas sus gracias hasta hoy y las dará hasta el fin del mundo: "La salutación angélica contiene la fe y la esperanza de los patriarcas, de los profetas y de los Apóstoles. Es la constancia y la fortaleza de los mártires, la ciencia de los doctores, la perseverancia de lo s confesores y la vida de los religiosos" dice el Bienaventurado Alan de la Roche. Y después de haber referido estas palabras del B. Alan, sucesor de Santo Domingo, el predicador vandeano del Rosario añade: "Es el cántico nuevo de la ley de la gracia, la alegría de los Angeles y de los hombres y el terror y confusión de los demonios".
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¿EL AVE MARÍA ES UNA ORACION NECESARIA PARA OBTENER LAS GRACIAS PARA SALVARSE?
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Nuestro Santo (San Luis Ma. Grignon de Montfort) no deja lugar a la menor duda en la respuesta a esta pregunta. Afirma categóricamente que quienes no tienen devoción por el Ave María van por el camino de la perdición eterna.


La experiencia, dice él, es suficiente para probarlo: todos los que llevan la marca de la reprobación tienen horror al Avemaría (como los herejes "que son todos hijos de Satanás"), o son negligentes de decirla o bien sólo la dicen tibia y precipitadamente. El Santo recuerda que quienes profesan novedosas doctrinas condenadas por la Iglesia condenadas en su época (los jansenistas) "a pesar de su aparente piedad, descuidan en demasía la devoción del Rosario y frecuentemente lo arrancan del corazón de quienes les rodean, con los pretextos más hermosos del mundo". Hoy vemos, aún en nuestros días, que las nuevas doctrinas condenadas por la Iglesia, si no son las mismas que en el siglo XVIII, están siempre acompañadas de este triste signo de la reprobación de Dios: el abandono de la devoción al Rosario.


Pero para confirmar esta verdad San Luis Ma. refiere el testimonio mismo de la Santísima Virgen al Beato Alano de la Roche. Entre las cosas más admirables que Ella le reveló, le dijo que: "la negligencia, tedio y aversión a la salutación angélica, que restauró el mundo, son señal probable e inmediata de reprobación eterna" y al contrario que, "quienes tienen devoción a esta divina salutación poseen una gran señal de predestinación... No se ni veo con claridad, añade San Luis Ma., cómo una devoción tan pequeña pueda ser señal infalible de eterna salvación y su defecto, señal de reprobación. No obstante, nada hay más cierto".

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CONCLUSIÓN
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¿Quién mejor que San Luis Ma. Grignon de Montfort podrá hacernos comprender los frutos maravillosos que la recitación piadosa del Avemaría obrará en nuestra alma? ¿No es verdad que recomendando a las almas el rezo del Rosario fue que el obtenía infaliblemente su santificación o su conversión?

Por lo tanto escuchemos con atención sus palabras y sobre todo decidámonos poner en práctica esta devoción por el rezo piadoso del Rosario diariamente y recurramos frecuentemente a Nuestra Señora por el Avemaría: Es asegurar infaliblemente, también para nosotros, las gracias que necesitamos para salvarnos.

"¿Quieres enriquecerte con todos los bienes de la gracia y de la gloria? dice él en efecto, Saluda a la Sma. Virgen, honra a tu bondadosa Madre! Sicut qui thesaurizat, ita et qui honorificat matrem: "Quien acumula tesoros, así es el que tributa honor a su Madre - la Sma. Virgen-". (Eclo III, 5).
"Preséntale, al menos, cincuenta Avemarías diariamente, cada una de ellas contiene quince piedras preciosas que agradan más a María que todas las riquezas de la tierra. ¿Qué no podrías, entonces, esperar de su generosidad? Ella es nuestra Madre y amiga. Es la Emperatriz del universo y nos ama más que lo que todas las madres y reinas juntas amaron a algún mortal. Porque -dice San Agustín- la caridad de la Sma. Virgen aventaja a todo el amor natural de todos los hombres y de todos los Angeles...
"El Avemaría es un rocío celestial y divino, que al caer en el alma de un predestinado le comunica una fecundidad maravillosa para producir toda clase de virtudes. Cuanto más regada esté el alma por esta oración, tanto más se ilumina el espíritu, más se le abraza el corazón y más se fortalece contra sus enemigos".
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EJEMPLO: El Avemaría procura a los pecadores y herejes la gracia de la conversión.
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Alban Stolz y el protestante - En su libro de La Salutación angélica, la celebre escritora Alban Stolz da a los protestantes, que buscan sinceramente la verdad, el consejo de decir todos los días un Avemaría. Tal vez, escribe, usted tiene aún, por atavismo un resto de esa veneración al la Virgen, tan conforme, por lo demás, a la naturaleza... Rompa, como Sansón, las cadenas de los prejuicios que los amarran desde su juventud... Tengan, por lo tanto, el valor todos los días un Avemaría, aunque sea durante un mes, y encontrarán tanto gusto en esta salutación angélica que no la omitirán más hasta la muerte". Este libro cayó en las manos de un sabio teólogo protestante, el Dr. Hugo Lämmer, que siguió el consejo a la letra y sintió luego una lucha interior violenta, cuya salida fue un estudio profundo del dogma católico. Este estudio llevó a la conversión a Braunsberg el 21 de noviembre de 1858; además, llegó a ser sacerdote, profesor en la facultad católica de Breslau y canónigo de esta catedral. - El Avemaría viniendo del Cielo, tiene una eficacia celeste, es en ella misma llena de gracia. ( Padre N. Delsor, Colección de ejemplos aplicados al catecismo popular de Francisco Spirago, París, 1911, p. 538).






"Tres días después hubo una boda en Cana de Galilea. La Madre de Jesús estaba invitada. Tambien lo estaban Jesús y sus discípulos. Se les acabo el vino, entonces la Madre de Jesús le dijo: -No tienen vino. Jesús le respondió: -Mujer, que tengo yo contigo; no sabes que aun no ha llegado mi hora. La Madre de Jesús les dijo entonces a los que estaban sirviendo: -Haced lo que el os diga". Evangelio de San Juan 2, 1-5


martes 29 de junio de 2010

A propósito de la Clausura del Año Sacerdotal

El Sacerdocio se define por el Sacrificio.




Pero tenemos que volver a hablar de la Misa, que a nosotros sacerdotes nos interesa más íntimamente. La Misa, es el corazón de la Iglesia, como también dice el Concilio de Trento.
Cuando se ataca a la Misa, se ataca a toda la Iglesia y, por lo mismo al Sacerdote. El sacerdote es quien, en definitiva, resulta más afectado por todas estas reformas, porque él está en el corazón de la Iglesia, siendo encargado de propagar la fe y la santidad de la Iglesia. En razón de su carácter sacerdotal es el verdadero ministro responsable. La Iglesia es esencialmente sacerdotal. De esta manera, cuando se toca algo de la Iglesia, el sacerdote sufre las consecuencias. Por eso, el sacerdote está hoy en la situación más trágica y dramática que pueda imaginarse. Los seminarios no existen, pues se ha abandonado la definición del sacerdote y la verdadera noción del sacerdocio. Os confieso que me siento sinceramente incapaz de fundar un seminario con la Nueva Misa.

Como el sacerdote se define por el sacrifico, no se puede definir el sacerdote sin hacer alusión al sacrificio, ni definir el sacrificio sin hacer alusión al sacerdote. Son nociones que es tan absolutamente vinculadas por su misma esencia. De modo que si ya no hay Sacrificio si ya no hay Victima, y no hay Víctima si ya no hay presencia Real ni Transubstanciación. Así, pues, no hay Víctima ni Sacrificio. Pero ¿qué es lo que mantiene al sacerdote y al seminarista? ¿En qué se funda, diría yo, su fervor y su piedad? ¿Qué es lo que le da una razón de ser en el seminario? El sacrificio de la Misa.

Pienso que esto valía para todos nosotros. Nuestra felicidad y alegría durante todo el seminario era pensar en la tonsura, en las órdenes menores, en subir al altar, en ser subdiácono, diácono y, por fin, sacerdote. !Por fin, poder ofrecer la Divina Víctima! !Al fin, poder ofrecer el sacrificio de la Misa! Esto constituyó toda nuestra vida de seminaristas. Ahora se duda de la presencia Real y del Sacrificio de la Misa; es una cena, una comida y una presencia: el Señor está presente como cuando nosotros estamos juntos. Pero la presencia de Nuestro Señor en la Eucaristía no es eso, sino la presencia de la Víctima, la misma Víctima que en la Cruz. Así se comprende que haya seminaristas y vocaciones; vale la pena ser sacerdotes para ofrecer el sacrificio de la Misa, el verdadero sacrificio de la Misa, pero no vale la pena ser sacerdote para hacer una asamblea en la que los seglares pueden casi concelebrar y hacer todo. En esta nueva concepción de la Misa no queda nada; es una concepción protestante y que nos lleva al protestantismo. Por eso no veo cómo puede hacerse un seminario con esta nueva Misa. No puede ni atraer a los seminaristas ni suscitar vocaciones. Ahí está, a mi parecer, la razón fundamental por la que ha dejado de haber seminarios: porque ha dejado de haber sacrificio de la Misa. No hay sacerdote sin Sacrificio. No se puede definir al sacerdote sin Sacrificio. No existen otros motivos.

Mientras no se restablezca el verdadero Sacrificio de la Misa en toda su Divina realidad, no habrá seminarios ni seminaristas (1).

EL SACERDOTE MINISTRO DE LA MISA.


La asamblea comulga en el Sacrificio, pero no es ella quién lo ofrece o es su ministro. El único que es ministro del Sacrificio es el Sacerdote. Esto es lo que hace la dignidad del sacerdote y lo que hace que el sacerdote no pueda convertirse en un ser profano. No puede ponerse al mismo nivel que los que no están consagrados y no tienen ese "caracter" sacerdotal. Haga lo que haga, ante los Ángeles, ante Dios y en la eternidad, el sacerdote es sacerdote. Por mucho que tire la sotana, se ponga un jersey rojo o de cualquier otro color, sigue siendo sacerdote. Si quiere ocultar su carácter sacerdotal, traiciona su misión. Sí, eso es traicionar su Misión.

MUNDANIZACIÓN DE LA NOCIÓN DE SACERDOTE.


Es difícil seguir de modo exacto la evolución de la idea del sacerdocio y de sus consecuencias. Haría falta, tal vez, remontarse 30 años y recordar la infiltración en los seminarios de ideas subversivas en torno a la función del sacerdote y a sus relaciones con el mundo. Pero nos limitaremos a los 10 últimos años, los del Concilio y después de él.
Como en todos los cambios ocurridos durante este período, se apoyaron en la evolución del mundo para hacerle creer al sacerdote que también el tenía que cambiar su modo de ser. Era facil crearle un complejo de aislamiento, de frustración y de ser extraño a la sociedad. Se le decía que tenía que volver a unirse al mundo y abrirse a él. Se acusaba a su formación y la forma anticuada de vestir y vivir.
El lema que ayudó a asimilar al sacerdote al mundo fue facil: "El sacerdote es un hombre comó los demás". Dado esto por sentado, tenía que vestir como los demás, ejercer como ellos una profesión, tener la libertad de poderse casar. Los seminaristas no tenían más que adaptarse a este nuevo "tipo de sacerdote".
Por desgracia, este lenguaje no estaba sólo en labios de los enemigos tradicionales de la Iglesia, sino en labios de sacerdotes y obispos.
Las consecuencias no se han hecho esperar: el abandono de todo distintivo eclesiástico, la búsqueda de una profesión, la transformación del culto para halagar el gusto del mundo; y al cabo de pocos años, la perdida de la fe, desembocando en la abjuración de miles de sacerdotes.

Éste es sin duda el signo más doloroso de esta reforma: la pérdida de la fe en el sacerdote. Porque éste es, esencialmente, el hombre de fe. Si ya no sabe lo que es, pierde la fe en si mismo y en lo que es su sacerdocio. Se ha modificado radicalmente la definición del sacerdocio dada por San Pablo y por el Concilio de Trento. El sacerdote ya no es el que sube al altar y ofrece un sacrificio de alabanza a Dios por la remisión de los pecados. Se han invertido el orden de los fines. El sacerdocio tiene un fin primario, que es ofrecer el sacrificio; y un fin secundario, que es la evangelización. Ahora la evangelización se impone al sacrificio y a los sacramentos. Se convierte en un fin en sí mismo. Este grave error tiene trágicas consecuencias. En efecto, la evangelización, al perder su fin, queda enteramente desorientada y busca motivos que agraden al mundo, como la falsa justicia social o la falsa libertad, que adquieren nombres nuevos: desarrollo, progreso y construcción del mundo. Estamos plenamente dentro del lenguaje que lleva a todas las revoluciones. El sacerdote descubre en sí un papel primordial en la revolución mundial contra las estructuras políticas, sociales, eclesiásticas, familiares y parroquiales. No tiene que quedar nada de ellas. El comunismo no encontró nunca agentes mas eficaces que esos sacerdotes. Los sacerdotes han perdido la fe; constatación dolorosa si la hay, en quien es el hombre de la fe.

Dentro de esta óptica nueva del sacerdote, todo se deduce lógicamente: el abandono de la sotana, el deseo de ejercer una profesión y la posibilidad del matrimonio.

EL CELIBATO SACERDOTAL


El mundo necesita al sacerdote. El mundo no puede seguir existiendo sin sacerdote sy el sacerdote tiene que manifestarse. No tiene derecho a ocultar su "carácter". Es sacerdote desde la mañana hasta la noche; es sacerdote las 24 horas del día. En cualquier momento le pueden llamar para confesar, dar la extremaunción o aconsejar a algún alma que se va a perder. El sacerdote tiene que estar ahí. Por consiguiente, profanarse y no tenre fe en su carácter sacerdotal, es el final del sacerdote y del sacerdocio. A eso estamos llegando. No hay que extrañarse de que los seminarios estén vacíos. ¿Por qué guarda el celibato el sacerdote? Aquí hay que apelar otra vez a la fe. Si se pierde la fe en el sacerdocio único que es el del altar y que es la continuación del Sacrificio de Nuestro Señor, se pierde al mismo tiempo el sentido del celibato. Y no hay razón para que el sacerdote sea soltero. Se dice que "el sacerdote está ocupado y que su papel le absorbe de tal forma, que no puede ocuparse de un hogar". Pero ese argumento no tiene sentido. El médico, si tiene verdaderamente vocación de médico y es un verdadero médico, está tan ocupado como el sacerdote. Ya le llamen de noche como de día, tiene que estar presente para atender a los que pidan que vaya a ayudarles y, por consiguiente, tampoco él debería casarse, porque no puede tener tiempo para ocuparse de su mujer y de sus hijos. Así pues, no tiene sentido el decir que el sacerdote está tan ocupado que no podría hacerse cargo de un hogar. La razón profunda del celibato sacerdotal consagrado es la misma razón que hizo que la Santísima Virgen María haya seguido siendo Virgen: el haber llevado a Nuestro Señor en su seno; por eso era justo y conveniente que fuese y permaneciese virgen. De la misma manera, el sacerdote, por las palabras que pronuncia en la consagración también él hace venir a Dios sobre la tierra. Está en tal proximidad con Dios -ser espiritual y espíritu ante todo que es bueno, justo y eminentemente conveniente que el sacerdote sea virgen y permanezca soltero. Esta es la razón fundamental: el sacerdote ha recibido el "carácter" que le permite pronunciar las palabras de la consagración y hacer bajar a Nuestro Señor a la tierra para dárselo a los demás. Esta es la razón de su virginidad. Pero entonces -me diréis- ¿por qué hay sacerdotes casados en oriente? Es una tolerancia. No os dejéis engañar, es sólo una tolerancia. Preguntad a los sacerdotes orientales: un obispo no puede estar casado. Ninguno de los que tienen funciones de alguna importancia en el clero oriental puede estar casado. Es, pues, "una simple tolerancia"; y no el concepto que tiene el mismo clero oriental, porque también él venera el celibato del sacerdote. En todo caso, es absolutamente cierto que, desde el momento de Pentecostés, incluso si vivieron con sus esposas, los apóstoles dejaron de "conocerlas". Porque, si no ¿ a quién se dirigiría Nuestro Señor cuando dijo: "Si queréis ser mis discípulos, abandonadlo todo y dejad a vuestras esposas?. (3)


Monseñor Marcel Lefebvre


San Alfonso María de Ligorio y San Juan Maria Vianney
Rogad por los Sacerdotes.


"el sacerdote está constituido dispensador de los misterios de Dios en favor de estos miembros del Cuerpo místico de Jesucristo, siendo, como es, ministro ordinario de casi todos los sacramentos, que son los canales por donde corre en beneficio de la humanidad la gracia del Redentor. El cristiano, casi a cada paso importante de su mortal carrera, encuentra a su lado al sacerdote en actitud de comunicarle o acrecentarle con la potestad recibida de Dios esta gracia, que es la vida sobrenatural del alma" . Enciclica Ad Catholici Sacerdotii de S.S. Pío XI.


San Pío X

"porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas" (Enciclica Notre Charge Apostolique)
Semper Fidelis

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