sábado, 24 de septiembre de 2011

Testimonios3


X
VI


Toufic, el último ermitaño
del desierto de Siria, es un converso del Islam

La Razón, 24.01.07

Un sendero estrecho y pedregoso serpentea colina arriba, entre arbustos y zarzales . El silencio es casi absoluto, roto apenas por el canto de los grillos y las cigarras. De pronto, en lo alto de una colina surge una gran cruz de madera y un poco más abajo se levanta un tugurio de piedra y barro. Aquí, en lo alto del monte Oronte, al norte de Siria, vive Toufic, el último ermitaño.

Antes incluso de preguntarme quién soy y de dónde vengo, me invita a sentarme y me ofrece un sorbo de agua en una lata. De barba descuidada y mirada profunda, lleva colgado de un sayo raído un pesado rosario con las cuentas desgastadas. Toufic se ha retirado a estas montañas hace más de cuatro años, tras una vida de búsqueda en lugares de Siria y de Líbano.

En la tierra que durante siglos ha dado a la Iglesia santos, anacoretas y monjes (las ruinas del monasterio de San Simeón Estilita, no lejos de Alepo, dan testimonio todavía hoy de esas páginas luminosas de la historia del cristianismo), Toufic es el último superviviente. Una vocación poco comprendida, e incluso en algunos momentos obstaculizada. «Toufic es un personaje que puede parecer extravagante, difícil de comprender», nos confía el párroco del pueblo vecino. «Y sin embargo, constato una gran rectitud de vida, un empeño ascético digno de los grandes santos del pasado. Quizá a través de él el Señor, también aquí, nos quiere llamar a una vida de más sencillez, oración y contemplación», sostiene.

«Fue una iluminación»

Nacido en 1959, en una aldea de la costa, Toufic proviene de una familia alauí, una secta del islam chiita muy presente y potente en Siria. «Desde que era pequeño», cuenta el eremita, «notaba una poderosa llamada a la vida contemplativa y a la soledad. Pero nadie me había hablado nunca de Jesucristo y de la Virgen. Por las noches soñaba a menudo con una mujer con un vestido del color del cielo, que me llamaba, pero ni siquiera imaginaba quién podría ser. Fue durante el servicio militar, en Líbano, cuando descubrí la identidad de la Señora. Conocía a algunos sacerdotes maronitas, y en una iglesia vi la imagen con la que había soñado durante años. Fue una iluminación», reconoce.

A los 18 años, Toufic se convierte e inicia el camino del catecumenado. Dos años después, recibe el bautismo. Durante unos años permaneció como laico en un monasterio maronita, pero su vocación volvió a llamar con insistencia. «Los superiores intentaban ayudarme, mandarme a conventos más solitarios, pero al final encontraba demasiado mundana la vida en el monasterio», sostiene. Toufic decidió dejar Líbano y volvió a su patria. Vivió de la caridad de la gente, como un monje mendicante. Más tarde se aisló en algunas de las grutas que tiempo atrás habitaron los ermitaños de los primeros siglos del cristianismo.

Un día, recorriendo los viejos caminos que también Pablo y los primeros apóstoles pisaron para llegar a Antioquía, Toufic llegó a estas latitudes. Decidió construirse una cabaña de madera y pieles y se alimentó de bayas y frutos salvajes. Sólo tras una furiosa nevada, hace dos inviernos, se resignó a construirse un refugio más sólido. Su vida se rige por el ritmo de vigilias y ayunos, pero también por una simple y espontánea oración de intercesión por todos aquellos -tanto cristianos como musulmanes- que se dirigen a él para recibir consejo o ayuda. «Hace unas semanas llegó hasta aquí un hombre muy bien vestido, propietario de un hotel. Me pidió llorando que le ayudara a liberarse de los espíritus que le atormentaban cada noche. Yo no tengo recetas ni exorcismos que ofrecer. Sólo la cruz de Jesucristo tiene el poder de expulsar los demonios, así que le dije que se dirigiera a Cristo y a la Virgen, y que yo rezaría por él. Ayer volvió aquí, sonriente, como renacido. Vivir de Jesús le ha sanado definitivamente», reconoce, feliz.

Franz Beckenbauer regresa a la Iglesia Católica gracias al Papa

Forumlibertas.com


El ‘Kaiser’, una leyenda del fútbol mundial, considera a Benedicto XVI como una “personalidad impresionante” del 2006.


Franz Beckenbauer, una auténtica leyenda del fútbol mundial, reconoce haber regresado a la Iglesia Católica después de un reciente encuentro con el Papa Benedicto XVI, a quien considera la personalidad del 2006.


El ídolo futbolístico de los alemanes, conocido como el ‘Kaiser’, vuelve a ser un asiduo asistente a las iglesias, según confesó al periódico muniqués Münchner Abendzeitung, desde que entró en contacto con los discursos del Pontífice.


El astro bávaro, que capitaneó a la selección campeona del Mundial de Alemania en 1974, reconoció al rotativo “haber leído todos y cada uno de los discursos del Papa Benedicto XVI durante su visita a Alemania”.


“Constantemente me venía aquello de 'Id a la Iglesia y confiésense'” añadió Beckenbauer, quien a pesar de llevar dos divorcios en sus espaldas se describe a sí mismo como un “hombre de fe desde la cuna”.


“Personalidad impresionante”


El ‘Kaiser’ afirmó que “pocas veces he visto una persona que irradie tanto, de tanta bondad y de rostro tan amigable. El Papa bávaro es una personalidad impresionante”.


Cuando Beckenbauer fue recibido por el Papa el 26 de octubre de 2005, con motivo de su presidencia del Comité Organizador Alemán del Mundial de Fútbol 2006, el astro alemán confesó: “ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida”.


Franz Beckenbauer, de 61 años, se casó durante el pasado Mundial con su compañera de hace tiempo, Heidi Burmester, de 40 años, con la que tiene dos hijos: Joel, de 5 años, y Francesca, de 2.


Dos mundiales de fútbol

Además de ser probablemente el mejor jugador de la historia de Alemania, Beckenbauer fue también un excelente entrenador. Volvió a la selección alemana como director técnico en 1984. Sorprendentemente, der Kaiser, que no tenía ninguna experiencia como entrenador, llevó a su equipo hasta la final de la copa del mundo de México 86.


En el mundial de 1990, en Italia, Beckenbauer hizo aún más grande su leyenda consiguiendo ser la segunda persona en el mundo en conseguir la copa del mundo como jugador y como entrenador. Veinte años atrás lo consiguió también el brasileño Mario Zagallo.


Actualmente es el presidente del club alemán Bayern de Munich y, al mismo tiempo, es el vicepresidente de la DFB (Deutscher Fussball Bund o Federación Alemana de Fútbol); además de ser el principal organizador del Mundial de Fútbol del 2006 en Alemania.

Testimonio de Memé Alsina

¡Se puede disfrutar mucho de la vida!

Memé Alsina quedó tetrapléjica cuando sólo contaba con dos años de edad. Escuchar sus palabras es oír la voz de la sabiduría en medio de la esperanza

¿Cómo, y cuándo, comenzó tu enfermedad?

Tengo 26 años, y estoy tetrapléjica desde los dos años y medio, a causa de un virus desconocido que me afectó a la médula. Desde entonces estoy así. Yo estudié Biblioteconomía y documentación, y ahora estoy trabajando en una librería, a cargo de la tienda on-line. Lo llevo muy bien, porque tengo una adaptación al teclado y la pantalla.

¿Qué te pareció la noticia de la muerte de Madeleine?

Lo he seguido por las noticias, y me parece un caso más de manipulación. A estas personas les comen la cabeza para que piensen que no hay otra salida más que morir, en vez de ayudarlas, de darles la mano, de sacarlas a la calle, hacerles ver que pueden hacer otras muchas cosas. Es verdad que no pueden hacer lo mismo que hacían antes, pero otras muchas cosas sí que pueden seguir haciéndolas, y pueden descubrir otras muchas que no conocían. Pueden disfrutar de la vida de otra manera. Sin embargo, no se les da otra posibilidad que la de morir; les comen la cabeza hasta que piensan que se quieren morir. Para mí, hoy en día, lo único que quieren es sacarse a esta gente de encima; creo que se trata de una manipulación de estas personas, que no tienen al lado a alguien que quiera ayudarlas.

¿Qué dirías a los enfermos que están en situación similar la tuya, o a la de Madeleine?

Es verdad que, en un primer momento, es muy duro; pero, una vez que te haces a la idea y te recuperas un poco del susto, tienes que empezar a pensar que la vida no se acaba ahí, que puedes seguir disfrutando de otras muchas cosas, que tienes a tu familia a tu lado, que conocerás a mucha gente que te querrá ayudar –cada vez hay más gente dispuesta a ayudarte, porque para ellos es bueno y les hace verse útiles, y están encantados

Lo que no puedes hacer es encerrarte en un rincón y ponerte a llorar.

Y también, a quien sea religioso, puedes rezar y pedir a Dios que te dé fuerzas; pero, si no eres religioso, también encontrarás mucha gente que te querrá ayudar.

¿Merece la pena entonces luchar y no tirar la toalla?

Por supuesto, y se puede disfrutar mucho de la vida, tanto desde una silla, como desde una cama, como desde cualquier sitio.

Aprenderás a hacer muchas otras cosas que, seguramente, la gente que está normal no puede hacer. Aprenderás a vivir y valorar pequeños detalles que la gente no suele apreciar, y tú sí podrás hacerlo.

Se puede disfrutar de la vida tanto o más que la gente sana.

Testimonios recogidos por María S. Altaba y Juan Luís Vázquez.
Alfa y Omega, nº 530, 25.01.07


Misión joven en la noche de Madrid


Febrero -2007

Fuente: www.buenas-noticias.org - Autor: Juan Pablo Ledesma, L.C.

Una chica joven, guapa. Sucedió apenas hace unos días. En lugar de la copa, tomó el micrófono entre sus manos y, sin respetos humanos, proclamó por una populosa y céntrica calle de Madrid:

-Sé muy bien por lo que pasáis, porque antes yo vivía como vosotros. Salía todos los fines de semana hasta las tantas de la noche y volvía siempre borracha a casa. Pero, en realidad, me sentía vacía por dentro, hasta que un día descubrí que Jesucristo me amaba tal y como soy. Ahora llevo una vida totalmente distinta dentro de la Iglesia y me siento por primera vez feliz y plena.

Palabras de oro, tajantes, que cortan el hielo de cualquier alma y el frío de un viernes de enero, a las 11 de la noche. Alrededor de la niña, miradas ingenuas, atónitas, algunas incrédulas o compasivas de otros chicos y chicas, todavía ebrios, antes de ir a la fiesta como cualquier otro fin de semana. Una voz que parece gritar en el desierto. ¿Una gota en medio de un océano?

¡No! Porque no es la única. Ella y muchos otros jóvenes de Madrid se atreven a testimoniar a los cuatro vientos todos los fines de semana. En vez de emborracharse, de tomar sustancias estupefacientes o de herir el verdadero amor, misionan, convencen, arrastran.

Se mueven en zonas de fiesta y discotecas. Lo llaman «Misión Joven». Y es sólo una de las diversas iniciativas que organiza el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, para «anunciar y proponer a Jesucristo a todos los jóvenes de la diócesis».

No es fácil. Cuesta. Es la lucha entre el bien y el mal, la Verdad y el error; la droga, el alcohol y la virtud. Numerosos colegios, institutos y universidades han secundado esta iniciativa a favor de la juventud, del amor y aprecio por la vida. Estos valientes necesitan apoyo.

Este próximo 23 de febrero tendrá lugar otra misión nocturna en la concurrida plaza de Callao. Uno de los organizadores, Isaac, de 24 años, ha declarado al periódico La Razón: «Seguramente recibamos insultos y desprecios, pero no tengo miedo porque lo que quiero es decir a los jóvenes que la única respuesta a las inquietudes de su corazón está en Cristo, que no la busquen en otros lugares porque no la encontrarán y que no tengan miedo a nada porque Él ha venido a salvarlos».

La misión continúa. No tiene horario. Diversos párrocos se han sumado y no “cierran” sus iglesias ni sus confesonarios en toda la noche durante los fines de semana. Muchos entran, algunos de ellos son borrachos que sólo miran, pero hay quien se arrodilla, reza y se confiesa.

Llegará el día en que de nuevo parezca normal que, a la vuelta de la esquina, un grupo de jóvenes sustituya unas copas por una Biblia.


El Misterio del Rosario

El Señor ha hecho por mí prodigios de misericordia.

Faltan tan sólo dos días para tener la gracia de hacer mi Profesión Solemne en este Primer Monasterio de la Orden de la Visitación de Santa María de Madrid; esto es ya para mí un gran milagro de la gracia y de la misericordia de Dios porque mi vida iba por caminos muy diferentes, corría en sentido totalmente opuesto a Dios, pero La Virgen Santísima por medio del Santo Rosario obró misteriosamente mi conversión.

Soy colombiana, la segunda, de cuatro hermanos; pertenezco a una familia corriente; recibí en el colegio y en mi familia una educación religiosa buena. En mi país, casi todo el mundo se confiesa católico, y aunque no todo el mundo practica la religión, lo normal es que nadie vaya abiertamente en su contra. Yo pertenecía a este grupo.

Desde mi adolescencia poco a poco me fui alejando de los Sacramentos y de la práctica religiosa, pensaba que todo eso era cosa de niños, abuelas y gente sin oficio. Sin embargo en mi interior buscaba algo que no sabía lo que era. Por curiosidad, leí libros de espiritualidad oriental y me llamó la atención, me fui entusiasmando con aquello; además conocí personas que pensaban como yo, y juntos nos metimos en un mundo de cosas que sin saberlo ponían en gran peligro mi alma (Ocultismo, meditación, metafísica, control mental, pirámides, etc...). No tenía la intención de alejarme de Dios, la verdad es que me era indiferente y no veía nada malo en lo que hacía.

Y así mi conciencia se fue endureciendo, no veía ya pecado en nada; Hacía mi vida como una chica "normal", viajaba, asistía a fiestas y discotecas los fines de semana hasta altas horas de la noche, tenía novio, me embriagaba, etc... Comencé a sentir una angustia terrible, nada lograba llenar mi corazón.

Tenía en lo material lo que en el mundo asegura la felicidad, pero, yo no la tenía, seguía sin encontrar lo que buscaba, pensaba que en divertirme, tener una carrera universitaria, amigos, un futuro asegurado consistía todo, pero no, después me sentía interiormente más vacía que antes... con todos discutía, vivía triste y de mal humor hasta que un día por pura providencia y misericordia de Dios supe que la Santísima Virgen se estaba apareciendo en Medjugorjie y se había aparecido en otras muchas partes y esto conmovió de tal manera mi corazón, fue como si se me apareciera a mi también y sentí que algo comenzaba a cambiar en mi vida.

La Santísima Virgen en sus mensajes pide el rezo del Santo Rosario, a mí no me gustaba, me parecía una oración monótona y sin sentido, pero, como ya no me quedaba nada que perder, me animé a hacer la prueba; me enseñaron a rezar cada Ave María como si fuera la única; una rosa escogida para María y así una tras otra formar un ramillete de 50 hermosas rosas que la Virgen ofrece a su Divino Hijo en mi nombre.

Cual no sería mi sorpresa al ver que con cada Ave María que rezaba mi corazón se transformaba, recobré la alegría que había perdido y poco a poco Ave María tras Ave María fui de nuevo acercándome a Dios, me confesé después de casi diez años de no hacerlo, o por lo menos de no haberlo hecho con plena conciencia; comencé de nuevo a ir a la Santa Misa, aunque de vez en cuando al principio y luego con más frecuencia hasta que sin darme cuenta no podía pasar un día sin antes asistir a ella y a veces hasta dos veces en un día si se presentaba la ocasión. Conocí al Señor por medio de su Santísima Madre y en la medida que más me acercaba, iba descubriendo la felicidad que tanto buscaba.

En los caminos de Dios no existen las coincidencias, todo es providencia y fue así como conocí un Cenáculo del Movimiento Sacerdotal Mariano y comencé un nuevo caminar. Al principio sólo nos reuníamos cada semana a rezar el Santo Rosario y no más, pero con el paso del tiempo la Virgen nos iba pidiendo un compromiso mayor: una vida de piedad más intensa y el apostolado, salir y animar a otros a rezar el Santo Rosario; a contemplar el rostro de Cristo a través de su Madre. Al principio fue muy difícil, daba mucha vergüenza salir, pero la Santísima Virgen nos infundió valor y comenzamos la tarea; ¡Cuál no sería nuestra sorpresa! Al ver que muchas personas se convertían sin que nosotros les hubiésemos dicho otra cosa que rezaran el Santo Rosario.

Ave María tras Ave María la Virgen obra maravillas de conversión en las almas, lo que a mi me sucedió, veía que le sucedía a otras personas. Es el Misterio del Santo Rosario, no hay devoción más sencilla y a la vez más transformante. Entonces ¿cómo es que ahora soy monja de clausura? No es contrario a lo que había ido descubriendo; el apostolado para ser fructífero, necesita de la oración, sentí en mi interior que el Señor y la Santísima Virgen me llamaban a ser apóstol desde la barrera, a ayudar con mi oración y sacrificio ocultos a los que en el mundo dan testimonio del amor de Cristo y de su Madre.

Sólo me resta dar gracias a Dios "porque es eterna su misericordia", porque a través de María, he encontrado en el seguimiento de Cristo la felicidad que tanto buscaba y hoy para mí tienen sentido estas palabras: "el que pierda su vida por mi y por el Evangelio la salvará".


Una noche de oración

Me llamo José María Ezpeleta Aguerri. Soy de un pueblo de Navarra, aunque llevo muchos años viviendo en Barcelona. Pertenezco a la Adoración Nocturna del Tibidabo, “gracias a Dios,” desde hace muchos años y lo que voy a contar tiene relación con la misma.

Tenemos dos hijos varones: Francisco Javier, el mayor y Alberto, el pequeño. Cuando Alberto cumplió 35 años, con un hijo de 5, tuvo que ser ingresado en el Oncológico de Barcelona. Le detectaron una leucemia. Era grave. Cuando la doctora nos comunicó la mala noticia, la propia esposa de mi hijo nos comunicó a su vez, que estaba embarazada de dos meses.

Se pueden imaginar el drama y el problema que se nos venía encima.

Pasaban los meses –hasta cinco conté – con un tratamiento duro. Con decir que era un muchacho de 1,77 m de alto y casi 90 kilos y se nos quedó en una piltrafa.

Trascurría ya el 5º mes de tratamiento y mi nuera en el 7º de embarazo. No se le notaba mejora alguna a mi hijo. En esas estábamos, cuando llegó mi noche de Adoración, un cuarto viernes, mi turno.

Desde la ventana del hospital podía ver la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, y allí estuve meditando, ¿qué debía hacer aquella noche? Tuve una pequeña discusión con mi esposa, ya que ella consideraba que debía pasarla con el enfermo. Le dije a mi esposa. –“Lo siento, pero esta noche debo estar ante el Santísimo en el Tibidabo pidiendo y rezando por nuestro hijo,”

Cuando llegué al Templo, comuniqué al Padre Sanz y a los compañeros del Turno de Adoración el panorama que se nos venía encima.

Hicimos piña durante la noche, y el Padre Sanz ofreció la Santa Misa por nuestro hijo Alberto.

A las 6 de la mañana acabó nuestro turno y me dirigí al hospital. Mi cuerpo temblaba. Abrí la puerta de la habitación y allí estaban mi esposa y mi hijo: ¡hablando animadamente! Había pasado el peligro aquella misma noche.

A partir de aquel día, mi hijo siguió su proceso natural de recuperación.

Su esposa dio a luz una niña preciosa y los dos se reincorporaron a sus trabajos.

¡Gracias infinitas al Sagrado Corazón de Jesús!

José María Ezpeleta Aguerri


Para salvar a su hija, rechazó el aborto

Hacia los altares una madre que para salvar a su hija rechazó un aborto «terapéutico»

Iniciado el proceso de beatificación Cecilia Perrín de Buide quien rechazó un aborto erróneamente llamado «terapéutico»

Una joven madre de familia argentina, María Cecilia Perrín de Buide, que rechazó un aborto erróneamente llamado «terapéutico» y murió a los 28 años para salvar la vida de su hija, podría llegar al honor de los altares.

El arzobispo de Bahía Blanca, monseñor Guillermo José Garlatti, abrió el proceso de beatificación de la Sierva de Dios Cecilia Perrín de Buide y designó el tribunal que deberá estudiar la heroicidad de sus virtudes.

El tribunal estará integrado por el presbítero Marino Giampetruzzi, como juez delegado; el presbítero Elio Ricca, como promotor de justicia; y la Señora Alejandra Belfiore como Notaria.

María Cecilia Perrín nació en Punta Alta, Buenos Aires, Argentina, el 22 de febrero de 1957. Fue la tercera de cinco hermanos.

El ámbito familiar en el que se desenvolvió la vida de la joven Cecilia era de profundas raíces cristianas. Familia abierta al Espíritu Santo, caló muy profundo en el seno de ésta, la espiritualidad de Chiara Lubich y el movimiento fundado por ella: los Focolares (Obra de María).

Fue una de las primeras familias que se adhirieron a este movimiento en Punta Alta. El 20 de mayo de 1983, tras dos años de noviazgo, Cecilia contrajo matrimonio con Luís Buide.

En febrero de 1984, estando embarazada, se le diagnosticó cáncer. Tomó la firme decisión de aceptar la voluntad de Dios y se apoyó en cuatro pilares: su profunda fe, su amor a «Jesús Abandonado», el afecto de su esposo, familiares y amigos y la fuerza de la unidad con quienes compartía su ideal de vida.

El diagnóstico era irreversible. No obstante, había una gran alegría por la nueva vida que llegaría. Los médicos consideraron la posibilidad de realizar un «aborto terapéutico» para poder salvar la vida de Cecilia. Ella, se negó rotundamente a ello por su férrea convicción cristiana y sabiendo que esto haría imposible su supervivencia; pronunció su «Fiat» con serenidad y claridad al Señor.

Cecilia escribió: «Hoy le pude decir a Jesús que sí. Que creo en su amor más allá de todo y que todo es Amor de Él. Que me entrego a Él».

Con gran alegría el 17 de julio nació su hija María Agustina a la cual brindó todo su afecto maternal hasta que el 1 de marzo de 1985 María Cecilia Perrín de Buide falleció a la edad de 28 años.

Sus restos mortales descansan en la Mariápolis Lía en O´Higgins, Buenos Aires, por expresa petición de ella, para que aquellos que la fueran a ver encontraran un lugar de alegría y esperanza y no de muerte y desolación.

Su fama de santidad, su heroicidad en la entrega, su ejemplo de vida cristiana y muchas gracias que fueron escuchadas y concedidas, han hecho que se inicie su causa de canonización.

El 10 de noviembre de 2005 la Santa Sede dio el consentimiento para que se iniciara la causa de beatificación y canonización de Cecilia Perrín y la declaró Sierva de Dios.


Keine Gefahr! (¡Ningún peligro!)

El salesiano Ambrosio Rossi, que fue provincial en los Estados Unidos, escribió un informe sobre la increíble aventura que protagonizó en 1916 durante la primera guerra mundial.

Frente italiano alpino en la primera guerra mundial.


Siendo j
oven salesiano italiano, Ambrosio Rossi fue llamado a filas y destinado a los Alpes. Las trincheras de combate de los italianos y la cueva-refugio de los germanos se hallaban cerca. Aquella cueva vomitaba metralla sin cesar, por lo que el capitán italiano escogió diez soldados para una arriesgada misión: trepar silenciosamente sobre la nieve y arrojar dentro de la cueva mortíferas bombas de mano. Ambrosio Rossi era uno de los héroes escogidos.

Optaron por una noche sin luna, estrellada. Se acercaron hasta unos 100 metros... 50... esperaron la señal de ataque. Pero al borde de la entrada, escucharon sorprendidos un cántico religioso dirigido a la Virgen, una melodía universal: "Eres toda bella, oh María, y no hay mancha de pecado en ti". Preparaban la fiesta de María Inmaculada.

Ante el asombro de los diez escogidos, el capitán tomó una decisión peligrosa, pero valiente y llena de fe. Entró en la cueva desarmado y gritando: "Buenas noches, amigos: ¿podemos entrar?" y en un alemán inteligible, añad: "Keine Gefahr: Ningún peligro", y señalando la estampa de María Auxiliadora que parecía flotar entre el humo de dos velas encendidas en la cueva, exclamó:" También nosotros tenemos a la Virgen como Madre".

La historia se prolonga unos años más. En el seminario salesiano de Turín, en la posguerra, se preparan al sacerdocio jóvenes de toda Europa. En una fiesta mariana, un muchachote seminarista cuenta, en un italiano perfecto con marcado acento alemán, el secreto de su total confianza en la Virgen. Explica su situación durante la guerra en una cueva de los Alpes, la oración a la Virgen en la preparación de su fiesta, ... tartamudea de emoción al proseguir: "Y en la cueva, aquella...noche…aquella noche..."

Una voz cercana, no menos emocionada, la de Ambrosio Rossi, le interrumpe ante el asombro de todos: "Aquella noche, la cueva se llenó de enemigos... uno de ellos era yo, salesiano como tú".

Su abrazo de paz llegó en oleada a todos los hermanos.


El sobrecito de Lupita


San Juan de la Cruz, el santo que logró eternizar la palabra poética, escribió una frase que creo debería ser el lema de cada cristiano: «Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor». Así de simple y así de profundo. Y estoy plenamente seguro que la buena señora Lucía Adame se sonreirá al leer esto.


Lucía es la directora de un Centro de ayuda para la Mujer en Tijuana, México. Desde hace seis años se ha desgastado, junto con diversos colaboradores, en la atención a mujeres con embarazos no deseados, ayudándoles a tener a sus hijitos.


«Hemos atendido a más de tres mil mujeres y, gracias a Dios, hemos podido salvar la vida de muchos bebecitos», me comentaba en un mensaje.


Pero, como todo en esta vida, las dificultades no se hicieron esperar. Empezaron a tener un mal momento económico y no sabían cómo salir a flote. Después de muchos intentos, decidieron poner un anuncio en el periódico, pidiendo ayuda.


Pasaron los días y llegaron los primeros donativos, pero el trabajo seguía multiplicándose; diversas mujeres acudían solicitando protección. Entre ellas, venía siempre Lupita, a la que habían socorrido unos años antes, pero que seguía yendo por pañales, leche o un simple consejo.


Lucía recordaba perfectamente el niñito de Lupita y las complicaciones con que había salido adelante. Se consiguió que la admitieran como trabajadora doméstica en una casa, pero ni eso le servía para atender adecuadamente a su hijito.


Aquel día, Lucía suspiró, pensando que el trabajo no parecía terminar, pero le lució su mejor sonrisa, segura de que Lupita necesitaría mucho cariño. Su sorpresa fue mayúscula cuando ella sacó de su bolso un sobre con 500 pesos. Seguramente se le pintó a Lucía un signo de interrogación en la cara, pues Lupita le dijo:


«Gracias a ustedes tengo mi bebé y les debo mucho. He visto su anuncio en el periódico, pidiendo ayuda. Aquí está mi contribución… pequeña… pero con mucho amor». Y terminó: «Y no va a ser la última, ¿eh?».


A Lucía -¿a quién no?- se le llenaron los ojos de lágrimas. «Esta pobre mujer no tenía ni qué comer y nos daba su ayuda». Y, ¡ay de ella si se lo negaba!


Me pregunto por qué en las noticias se calla la bondad de los verdaderos héroes. No lo sé y, me permiten que se los diga, tampoco me preocupa tanto. Ellos están construyendo nuestro mundo, en silencio, ladrillo a ladrillo, con sus buenas obras. Un día nos daremos cuenta que el edificio está ya en pie y que será imposible destruirlo.

La Webmaster del Vaticano

“No sabemos qué sistema operativo usa Dios, pero nosotros usamos Linux”. Forumlibertas.com

La hermana Judith Zoebelein, webmaster del Vaticano, constata que reciben hasta 15 millones de visitas al día.

Tiene el cabello blanco, luce unas pequeñas gafas y una amplia y brillante sonrisa, y es la webmaster del Vaticano. “No sabemos qué sistema operativo usa Dios, pero nosotros usamos Linux”, declaró recientemente en una entrevista grabada en vídeo para Podtech.com la hermana Judith Zobelein.

Amparada por su hábito oscuro, la hermana Zoebelein, responsable del departamento de Internet de la Santa Sede, constató en esa entrevista que las páginas web del Vaticano reciben entre 11 y 15 millones de visitas al día, muchas de ellas de países que profesan otras religiones.


Durante la entrevista de unos 25 minutos, Zobelein, de la orden de las Hermanas Franciscanas de la Eucaristía, que a todas luces rompe con el estereotipo de
geek o friki informático, se declara usuaria de Macintosh.


En 1995, Judith dio vida a la página de la Santa Sede: una sola página con el mensaje de Navidad del Papa Juan Pablo II y una dirección e-mail. El éxito arrollador de la iniciativa, cuatro mil e-mail recibidos en pocos días y cientos de miles de visitantes, hicieron comprender al pequeño equipo de cuatro personas que “estábamos sentados encima de algo muy grande, y explosivo”, recordaba hace casi un año la hermana Zobelein.

La responsable del departamento de Internet de la Santa Sede lo es también de las nuevas iniciativas del Vaticano en la Red. La más reciente se anunció hace unas semanas. Se trata de un sitio web destinado a los jóvenes, sobre todo a aquellos que han participado en las Jornadas Mundiales de la Juventud.


Al mismo tiempo, la página ofrecerá un texto del fallecido Juan Pablo II sobre “el significado cristiano del sufrimiento humano”, precisó la religiosa en una conferencia de prensa sobre el futuro de Internet.
Asimismo, los responsables vaticanos se encargarán de vigilar el nuevo sitio para impedir abusos, afirmó.

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