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Gertrudis, Santa
Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net Gertrudis, Santa 16 de Noviembre de 1301 Etimológicamente significa “ fiel defensora”. Viene de la lengua alemana. Esta joven, modelo y patrona de las místicas, nació en Eisleben, Alemania, en 1256. Cuando contaba solamente 5 años se le confió su educación al monasterio benedictino de Helfta. La superiora del convento era su tía santa Matilde. Encontró un clima espiritual tan bueno que se sintió plenamente feliz. Mientras hacía sus estudios, demostró en todas las materias una inteligencia fuera de lo común. Su salud no era lo buena que debiera haber sido. Le apenaba no poder asistir a las oraciones de comunidad. Sin embargo, ante su mala salud física mantuvo siempre y en todo instante un enorme equilibrio espiritual e intelectual. Al llegar los años que van del 1291 hasta su muerte, comenzó para ella una época dorada a causa de las muchas revelaciones o visiones del cielo. Menos mal que tuvo la suerte de escribirlas todas en cinco volúmenes, en los que cuenta su experiencia mística, es decir, su continua unión con Dios. Su mística, por otra parte, no se basa en cosas raras sino simplemente en los misterios que cada día celebra la liturgia en honor del Señor y de la Virgen. Se abrió plenamente a los deseos de Dios y rechazó toda clase de egoísmo estéril. Fue ella la que comenzó la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Su tía Matilde le preguntó a Jesús:" Señor, fuera de la Santa Hostia, ¿dónde te puedo encontrar?" Y Jesús le respondió:"Búscame en el corazón de Gertrudis". Sus libros son los más interesantes junto con los de Teresa de Avila, santa catalina, San Juan de la Cruz... Murió en noviembre del año 1302. Roque González de Santa Cruz, Santo Mártir El primer santo paraguayo, Roque González de Santa Cruz, nació en Asunción en el año 1576. Durante los primeros años de su vida aprendió a hablar el guaraní y a trabajar el campo. Ambas cualidades le fueron de gran utilidad en su ulterior labor evangelizadora. A los 23 años recibió la ordenación sacerdotal siendo uno de los primeros sacerdotes diocesanos ordenados en la región de Río de la Plata. Al inicio, su labor pastoral se centró en la atención a los indígenas, a quienes amaba entrañablemente. Ocho años más tarde fue nombrado párroco de la catedral de Asunción. Su abnegada dedicación a los demás, junto con su espíritu práctico le merecieron el cargo de provisor y vicario general de todo el obispado. Sin embargo, en medio de estos progresos y reconocimientos, el P. Roque experimentaba una gran nostalgia por su labor con los indígenas. Así, el 9 de mayo de 1609 abandonó sus cargos y privilegios para ingresar en el noviciado de la Compañía de Jesús. La decisión -como sucede a menudo- no estuvo exenta de fricciones, especialmente con sus familiares que pertenecían a la clase privilegiada de la colonia (el hermano del P. Roque era teniente general y gobernador de Asunción). Su ingente labor misionera comenzó en la reducción de “san Ignacio de Loyola”. En ella los aborígenes aprendían trabajos manuales y las primeras letras, y se les instruía en la doctrina católica. Los misioneros llevaban la paz de Cristo a esos territorios y, respetando las tradiciones culturales de los nativos, purificaban aquellos aspectos contrarios al mensaje de Cristo. El P. Roque era el alma de la vida litúrgica y religiosa de la reducción; pero también –sin descuidar la cura de almas- un solícito promotor de su vida económica y social. Su anhelo de llevar el evangelio a sus “nuevos hijos”, como él solía llamarlos, le llevó a emprender la fundación de 10 reducciones más. A pesar del bien que los misioneros realizaban en la región, su labor no dejó de inquietar a los hechiceros, que veían en ellos una amenaza para sus supersticiones. En noviembre de 1628, mientras el P. Roque y otro sacerdote, el P. Alfonso Rodríguez, trabajaban en la reducción de Todos los Santos del Caaró, un hechicero llamado Nezú organizó una revuelta. En ella los indígenas asesinaron a los misioneros con sus italaás –una especie de hacha- y entregaron sus cuerpos a las llamas. Los asaltantes quemaron el curepo del P. Roque, pero milagrosamente, quedó intacto el corazón. Para gran asombro de los asesinos, el corazón del santo les habló haciéndoles ver lo que habían hecho e invitándoles al arrepentimiento. Inés de Asis Religiosa Etimológicamente significa “pura, limpia”. Viene de la lengua griega. Es en el silencio interior en donde el cristiano encuentra el lugar apropiado para dar una respuesta a su vida. Es ahí, en esa morada interior donde escucha estas palabras:"Atrévete a dar tu vida por los demás, allí encontrarás un sentido a tu existencia". Esta joven se sintió llamada como su hermana Clara a seguir de cerca de Jesús en la orden franciscana, de cuya rama femenina era su hermana la fundadora. Los nombres de las primeras chicas que siguieron a san Francisco está en el convento de san Damián: Inés, Beatriz, Pacífica, Bienvenida, Cristiana, Amada, Iluminada, Consuelo... y su madre Hortolana. Inés y Beatriz eran hermanas de Clara. Inés fue tan fiel seguidora de su hermana Clara que, aunque vivió a la sombra de su hermana, se mantuvo siempre obediente y cariñosa. Tenía un carácter fuerte y observaba las Reglas en su más genuino sentido. Las dos sufrieron al principio la incomprensión de la gente de Asís, pero ellas no se turbaron lo más mínimo. Inés no se quedó por mucho tiempo en el convento de san Damián. Se fue a Florencia para fundar un segundo convento de las Clarisas, en el 1219. Fue el convento de Monticelli. La hicieron superiora. Y , en verdad, que fue una digna madre para todas las hermanas, cariñosa y con el corazón abierto a las hermanas y a todo el que iba a visitarlas. Se propuso, como el fundador san Francisco, vivir la pobreza estricta. Ella por su parte, se imponía penitencias muy duras. Como por ejemplo, comer sólo pan y agua y llevando un cilicio en el cuerpo como señal de severa penitencia. Murió en 1253 en san Damián como era su gran deseo. Lucia de Narni, Santa Etimológicamente significa “resplandeciente, luminosa”. Viene de la lengua latina. La Sabiduría dice: “ Volved a mí de todo corazón. Volved al Señor porque él es clemente y compasivo, rico en amor y en fidelidad”. Nació en Narni en 1476 y murió en Ferrara en 1544. Desde los 12 años, cuando empezaba a notar los efectos de su preadolescencia, se entregó al Señor con su voto de virginidad. Su familia quería que se casara. Y así lo hizo para no llevarle la contra ni hacerles sufrir. Pero después de un breve período de vida matrimonial, se separó del marido. Este se convertiría con el tiempo en hermano franciscano. En 1494 entró en la tercera orden dominica en Narni. Fue a Roma y después a Viterbo en donde el 24 de febrero de 1496 tuvo ya los estigmas, que el mismo Papa atestiguó y verificó. Y no solamente él sino también médicos y teólogos. El duque de Ferrara, una vez que conoció la santidad de Lucía, le pidió que fuera su consejera y le construyó un monasterio, el de santa Catalina de Siena dedicado a la educación de la juventud. En los últimos años de su vida conoció el desprecio de las jóvenes y la humillación. Pero – como es propio de los santos y santas – fue rica en amor y en fidelidad aún en los momentos más duros de su existencia. Todo lo aceptó con la mayor sencillez y humildad el mundo. EEM | ||
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