miércoles, 10 de noviembre de 2010

DIACONO PERMANENTE

lunes 8 de noviembre de 2010

ORACIÓN II CONGRESO LATINO.AMERICANO Y CARIBEÑO DE DIACONADO PERMANENTE

Señor Dios y Padre nuestro,
te alabamos por las abundantes vocaciones diaconales que suscitas en la Iglesia de tu Hijo Jesús.

Te pedimos que nos sigas dando diáconos
que sean verdaderos apóstoles
en las nuevas fronteras de la misión,
que, como discípulos misioneros,
sigan sembrando los valores evangélicos
en el mundo de las comunicaciones,
en la construcción de la paz,
en el desarrollo y la liberación de los pueblos,
en la promoción de la mujer y de los niños,
en la ecología y la protección de la naturaleza,
en el mundo de la cultura, de la ciencia
y de las relaciones internacionales.

Haz que los diáconos sean
instrumentos de la renovación necesaria
de la Iglesia en América Latina y el Caribe,
fieles a los signos de los tiempos,
comprometidos con las causas de los pobres,
constructores de la comunión eclesial,
y transmisores de la fe por el testimonio de sus vidas.

Que el Espíritu Santo los impulse a construir una Iglesia cada vez más samaritana,
“casa de los pobres”,
y escuela de comunión.

Que María, la Virgen de Guadalupe,
sea tu intercesora por este II Congreso Continental
y bendiga a todos los diáconos con sus familias. Amén!

martes 10 de agosto de 2010

DIA DEL DIÁCONO

Hoy 10 de agosto recordamos a San Lorenzo, Diácono Mártir.
Comparto con todos una bella reflexión escrita por San Agustín.

De los sermones de san Agustín, obispo.
La Iglesia de Roma nos invita hoy a celebrar el triunfode san Lorenzo, que superó las amenazas y seduccionesdel mundo, venciendo así la persecución diabólica. Él,como ya se os ha explicado más de una vez, era diáconode aquella Iglesia. En ella administró la sangre sagradade Cristo, en ella también derramó su propia sangre porel nombre de Cristo. El apóstol san Juan expuso clara-mente el significado de la Cena del Señor, con aquellaspalabras: Como Cristo dio su vida por nosotros, tambiénnosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos. Asílo entendió san Lorenzo; así lo entendió y así lo practicó;lo mismo que había tomado de la mesa del Señor, esomismo preparó. Amó a Cristo durante su vida, lo imitóen su muerte.
También nosotros, hemanos, si lo amamos de verdad,debemos imitarlo. La mejor prueba que podemos dar denuestro amor es imitar su ejemplo, porque Cristo pade-ció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que siga-mos sus huellas. Según estas palabras de san Pedro, pa-rece como si Cristo sólo hubiera padecido por los quesiguen sus huellas, y que la pasión de Cristo sólo apro-vechara a los que sigue sus huellas. Lo han imitadolos santos mártires hasta el derramamiento de su sangre,hasta la semejanza con su pasión; lo han imitado losmártires, pero no sólo ellos. El puente no se ha derrum-bado después de haber pasado ellos; la fuente no se hasecado después de haber bebido ellos.
Tenedlo presente, hermanos: en el huerto del Señor nosólo hay las rosas de los mártires, sino también los liriosde las vírgenes y las yedras de los casados, así comolas violetas de las viudas. Ningún hombre, cualquiera quesea su género de vida, ha de desesperar de su vocación:Cristo ha sufrido por todos. Con toda verdad está es-crito de él: Nuestro Salvador quiere que todos los hom-bres se salven y lleguen al pleno conocimiento de laverdad.
Entendamos, pues, de qué modo el cristiano ha de se-guir a Cristo, además del derramamiento de sangre, ade-más del martirio. El Apóstol, refiriéndose a Cristo, dice:"A pesar de su condición divina, no hizo alarde de sucategoría de Dios." ¡Qué gran majestad! Al contrario, seanonadó a sí mismo, y tomó la condición de esclavo, pa-sando por uno de tantos. ¡Qué gran humildad!
Cristo se rebajó: esto es, cristiano, lo que debes túprocurar. Cristo se sometió: ¿cómo vas tú a enorgulle-certe? Finalmente, después de haber pasado por semejan-te humillación y haber vencido la muerte, Cristo subió alcielo: sigámoslo. Oigamos lo que dice el Apósto: Si ha-béis sido resucitados con Cristo, buscad las cosas de arri-ba, donde Cristo está sentado a las diestra de Dios.

lunes 31 de mayo de 2010

La alegrìa de servir a la Iglesia como Diàcono Permanente

Han pasado siete meses desde que fui ordenado como Diácono, un 31 de octubre de 2.009, mi Obispo Monseñor Gustavo García me impuso las manos y con la oración de consagración recibí el Sacramento del Orden.
Han pasado siete meses y hago una vista atrás y veo todo lo que se ha hecho, y es solo posible con la ayuda de Dios. Se han hecho tantas actividades que hasta he abandonado el Blog.
Pero hoy recibí otro de tantos correos electrónicos que recibo pidiendo orientación sobre el Diàconado Permanente, por lo que me animé a escribir este artículo.

QUIERO SER DIACONO PERMANENTE:

Estimado hermano que estás leyendo este artículo. Dios nos habla de distintas formas y maneras y es probable que te habló a ti y por eso estás buscando información sobre el diaconado. El diaconado es una vocación muy bella, de servicio a Dios en su Iglesia. Sólo tiene sentido en Ella y para El.
Un Diácono Permanente, hombre casado, debe no sólo haber escuchado un llamado a la vocación , sino que tiene que haberle dado un al Señor en el servicio en su Iglesia parroquial o en su comunidad en donde vive.
Un candidato a Diácono Permanente debe ser un hombre que con su trabajo mantenga a su familia , que tenga un matrimonio estable, pero también debe de estar prestando ya ,como laico ,algún servicio a la Iglesia, bien sea como catequista, ministro de la Comunión, etc.
Un futuro Diácono Permanente debe ser reconocido por su comunidad parroquial y por el sacerdote que la anima como un hombre con una gran capacidad de SERVICIO.
Un futuro Diácono Permanente junto a su familia deben ser ejemplo de Familia Cristiana.
Te animo a que hables con tu esposa y le comentes tus inquietudes, y de lograr un apoyo por parte de ella, pases a la segunda fase y hables con el sacerdote de tu parroquia y le comentes tus inquietudes y si no estás incorporado al trabajo parroquial te pongas a la orden y comiences de inmediato a Servir a Dios a través de su Iglesia.
Que Dios te bendiga

martes 18 de agosto de 2009

Riqueza del Diaconado Permanente

Cada vez más la Iglesia descubre la inestimable riqueza del diaconado permanente






Viernes, 14 ago (RV).- “Cada vez más la Iglesia descubre la inestimable riqueza del diaconado permanente”. Con esta frase inicia la Carta, que el cardenal Cláudio Hummes, prefecto de la Congregación para el Clero, ha dirigido a los diáconos permanentes con motivo de la fiesta de san Lorenzo, diácono y mártir, que celebramos el pasado lunes, 10 de Agosto.

En ella, el purpurado brasileño, haciendo hincapié en la contribución de los diáconos y la importancia de que tengan una vida de santidad personal y de intensa vida de oración y de espiritualidad, les propone dos reflexiones: una sobre el ministerio de la Palabra, y otra sobre la Caridad.

Poniendo de relieve el reciente Sínodo sobre “La Palabra de Dios en la vida y la misión de la Iglesia” -celebrado en octubre en el Vaticano-, el prefecto de la Congregación para el Clero recuerda que el mandato de predicar la Palabra de Dios hasta los confines de la tierra, anunciando la persona de Jesucristo, muerto y resucitado, “es una tarea que no sólo corresponde a los ministros ordenados sino también, de un modo totalmente sin reservas, a un Diácono permanente”.

El cardenal Hummes coloca el ministerio de la Palabra de san Esteban, diácono y mártir, como “un gran modelo que pide a los ministros ordenados un esfuerzo constante para estudiarla y hacerla propia al mismo tiempo que se proclama”. “La formación intelectual, teológica y pastoral –escribe el purpurado- es un desafío que dura toda la vida, por ello un cualificado y actualizado ministerio de la Palabra depende mucho de esa profunda formación”.

En su segunda reflexión acerca del ministerio de la Caridad, el cardenal Hummes propone como modelo a san Lorenzo -quien centró su ministerio en la caridad y los pobres- y retoma las palabras sobre el santo, del Papa Benedicto XVI: “Su solicitud por los pobres, el generoso servicio que dio a la Iglesia de Roma en el sector de la asistencia y de la caridad, la fidelidad al Papa que le empujó a seguirlo en la prueba suprema del martirio, y el heroico testimonio de sangre pocos días después, son hechos universalmente conocidos”

Los Diáconos -escribe el cardenal Hummes- se identifican muy especialmente con la caridad. Los pobres son uno de los ambientes cotidianos y objeto de su solicitud sin descanso”. No se entendería un Diácono que no se comprometiese en primera persona en la caridad y en la solidariedad hacia los pobres, que, de nuevo, hoy se multiplican.

El prefecto de la congregación para el Clero concluye su carta pidiendo a Dios la protección y la bendición de los diáconos, de sus familias, sus esposas e hijos y les da las gracias por la multiforme colaboración, que prestan al ministerio diaconal.

miércoles 22 de julio de 2009

DIACONOS PERMANENTES: FAMILIA,TRABAJO,IGLESIA

La vida del Diàcono Permanente se presenta como una oportunidad interesante de presentar al mundo y a la Iglesia como debe ser la vida de un "Buen Cristiano."
El Diàcono casado al tener familia, debe procurar que èsta viva bajo las enseñanzas de la Familia de Nazareth. La familia de un Diàcono Permanente debe ser un ejemplo de Caridad y Fraternidad dentro de su comunidad.
Tambièn el Diàcono debe trabajar en el medio civil ,su labor debe ser cònsona con su estilo de vida, debe procurar cubrir las necesidades econòmicas y de sustento de su familia, ademàs de ser ejemplo de Cristo para todos los que lo rodean.
El trabajo pastoral del Diàcono Permanente estarà definido por su Obispo, quièn siempre cuidarà que su servicio a la Iglesia no interfiera en el buen desenvolvimiento de su vida familiar.
Lograr un equilibrio entre Familia-Trabajo-Iglesia es el reto màs importante del Diacono Permanente y con una buena planificaciòn de las actividades se puede alcanzar .
Alguien me preguntaba por email, si el Diàcono Permanente debìa separarse de su familia una vez ordenado, definitivamente NO, el Diàcono Permanente realiza su servicio a la Iglesia acompañado de su familia. El vive una Doble Scramentalidad: Matrimonio, que es primero, y Orden, que se recibe yà casado.
Tambièn me preguntaba otra persona si el Diàcono Permanente debìa observar el Celibato, definitivamente NO, El Diàcono Permanente continùa siendo un hombre casado y por ende se debe a su esposa.
El Diàcono Permanente debe ser un modelo de Cristo en el mundo.

sábado 27 de junio de 2009

Los Diáconos Permanentes en el Documento de Aparecida





Los Obispos de Latinoamérica y el Caribe dando continuidad al camino de renovación de la Iglesia Católica iniciado en el Concilio Vaticano II y en 4 Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y el Caribe han preparado del 13 al 31 de mayo del año 2.007 la V Conferencia, en donde se han fijado los desafíos del trabajo a realizar para seguir en la renovación de la Iglesia y dar así un nuevo impulso y vigor a la Misión de la Iglesia.
El fruto de este trabajo está recogido en el denominado “Documento de Aparecida".


En el capítulo 5: La Comunión de los Discípulos Misioneros en la Iglesia se dedican 4 números que tratan sobre el Diaconado Permanente.

5.3.3 Los Diáconos Permanentes, discípulos misioneros de Jesús Servidor

205. Algunos discípulos y misioneros del Señor son llamados a servir a la Iglesia como diáconos permanentes, fortalecidos, en su mayoría, por la doble sacramentalidad del matrimonio y del Orden. Ellos son ordenados para el servicio de la Palabra, de la caridad y de la liturgia, especialmente para los sacramentos del Bautismo y del Matrimonio; también para acompañar la formación de nuevas comunidades eclesiales, especialmente en las fronteras geográficas y culturales, donde ordinariamente no llega la acción evangelizadora de la Iglesia.


Es importante la mención que realiza el documento en relación a que la vocación de servicio a la iglesia es producto de un llamado, el cual está fortalecido por los sacramentos del bautismo y del matrimonio. Esta vocación nace dentro de una vida cristiana de familia, en donde la doble sacramentalidad del orden y del matrimonio son su fortaleza.


206. Cada diácono permanente debe cultivar esmeradamente su inserción en el cuerpo diaconal, en fiel comunión con su obispo y en estrecha unidad con los presbíteros y demás miembros del pueblo de Dios. Cuando están al servicio de una parroquia, es necesario que los diáconos y presbíteros busquen el diálogo y trabajen en comunión.


El trabajo del Diácono es un trabajo de servicio a la Iglesia, por lo que necesariamente debe estar incorporado de manera activa al cuerpo diaconal y por supuesto, en primer orden en comunión con su Obispo y estrecha unidad con los sacerdotes de la comunidad en donde sirve.

207. Ellos deben recibir una adecuada formación humana, espiritual, doctrinal y pastoral con programas adecuados, que tengan en cuenta -en el caso de los que están casados- a la esposa y su familia. Su formación los habilitará a ejercer con fruto su ministerio en los campos de la evangelización, de la vida de las comunidades, de la liturgia y de la acción social, especialmente con los más necesitados, dando testimonio así de Cristo servidor al lado de los enfermos, de los que sufren, de los migrantes y refugiados, de los excluidos y de las víctimas de la violencia y encarcelados.

Pienso que la formación a la que hace referencia este punto debe ser permanente y no limitarse al período inicial de formación para la ordenación.

208. La V Conferencia espera de los diáconos un testimonio evangélico y un impulso misionero para que sean apóstoles en sus familias, en sus trabajos, en sus comunidades y en las nuevas fronteras de la misión. No hay que crear en los candidatos al diaconado permanente expectativas que superen la naturaleza propia que corresponde al grado del diaconado.

Este punto es el que mayor interés me causa. El compromiso del Diacono Permanente es de testimonio evangélico. El Diácono, dentro de su doble sacramentalidad junto a su familia, debe convertirse en un verdadero apóstol dentro del ámbito en el que está inmerso, su trabajo, su hogar, etc. Un Diácono Permanente debe ser un Misionero Permanente, debe ser un impulsor misionero de todos aquellos que le rodean.

martes 2 de junio de 2009

CANDIDATO A DIACONO PERMANENTE EN COLOMBIA




Dios es grande y sigue despertando el interés de muchos hombres que quieren seguirlo a través del servicio en su Iglesia especificamente como Diáconos Permanentes.

Quiero compartir un bello e interesante testimonio de un hermano de la Diócesis de Ibagué en Colombia, quien me ha escrito y me dió la autorización para publicar su mensaje.


"Hermano Juan Pedro, cordial saludo en Cristo Jesús.
Soy Guillermo E. Callejas Ponzón, Candidato al Diaconado Permanente en Ibagué (Colombia). Aquí ya hay un grupo de 12 Diáconos y después de su ordenación iniciamos en 2002 la preparación el segundo grupo de aspirantes al Diaconado Permanente, y terminamos el estudio de las de materias programadas hace más de dos años. Nuestro proceso ha sido mucho más lento que el de nuestros predecesores, pues ya hace dos años recibimos el Lectorado, y estamos pendientes de que el Señor Arzobispo otorgue próximamente el Acolitado, en procura del anhelado Ministerio Diaconal.
Durante el tiempo de preparación que llevamos los que estamos en proceso, hemos recibido una formación muy valiosa en nuestras vidas, que en el caso mío me ha permitido ser un servidor en múltiples actividades de mi Parroquia, además de que colaboramos en diferentes eventos de carácter arquidiocesano. Yo tengo actualmente 56 años de edad, mi esposa, Elsy Lozano Callejas, y nuestros tres hijos siempre estuvieron de acuerdo y complacidos de que iniciara la preparación al Diaconado Permanente, desde que fuera postulado por el Párroco de la época, y desde entonces siempre he contado con el apoyo de toda mi familia en esa aspiración. Gracias a Dios que nos ha regalado un hogar muy estable, pues ya cumplimos 32 años de sólido matrimonio, y nuestros hijos ya formaron también sus respectivos hogares, fruto de los cuales contamos con 5 nietos, es decir, que volvimos a quedar mi esposa y yo solos, como al comienzo de nuestro matrimonio, pero esto nos ha permitido dedicarle mucho más tiempo a los asuntos de Dios y de nuestra Iglesia, por cuanto ella es Catequista y Misionera, coordina una pequeña comunidadad de Nueva Evangelización, y yo colaboro con los sacerdotes (Párroco y Vicario) en muchas actividades de la Parroquia, bien sea en la preparación de misioneros y de Coordinadores de Pequeñas Comunidades, llevando comunión a enfermos, oriento el grupo de Liturgia, apoyamos el Comité Vocacional, etc. Mis dos temas predilectos son Liturgia y Apologética, ésta última es también gran preocupación de mi esposa, y permanentemente estamos tratando de prepararnos en la mejor forma para la defensa de nuestra fe, y compartir esta preparación, para tratar de contarrrestar el influjo de las sectas que sonsacan a católicos por falta de fundamentación. Tenemos el propósito de realizar una labor con los que se nos puedan unir, como una pastoral de rescate de católicos que se han apartado de nuestra Iglesia, confrontándolos para hacerles ver lo que han dejado al abandonar la Iglesia que Cristo fundó.
El grupo de los Diáconos Permanentes y alrededor de 15 Candidatos que quedamos nos integramos los primeros sábados de cada mes en el Seminario a seguir prepárandonos en Liturgia y Documentos de la Iglesia, y espero compartirles a todos ellos la grata noticia de esta página, seguro de que todos seremos sus asiduos visitantes.
Hasta pronto, hermano Juan Pedro. Que el Señor lo continúe bendiciendo y animando para continuar en su preparación al Ministerio Diaconal y en el servicio de esta interesante y útil página.
Fraternalmente, "


Es importante resaltar que en cada Diócesis los procesos son distintos, sin embargo, el Espíritu Santo es quien guía nuestro Ministerio y es El quien decidirá cuales son los pasos que debemos seguir.

El camino del Diaconado Permanente , es PERMANENTE, es para toda la vida, por eso nuestros Obispos y sacerdotes quieren que el paso a la ordenación esté bien fundamentado .

Pidamos en nuestras oraciones por todos aquellos que nos encontramos en disernimiento y formación para que el Espíiritu Santo nos guíe y la Santísima Virgen María nos protega.

martes 12 de mayo de 2009

EL DIACONO EN LA SANTA MISA


A continuación transcribo lo que está estipulado en cuanto a la participación del Diacono, El Acólito y el Lector en la Santa Misa, todo esto tomado de la Instrucción General del Misal Romano.

171. Cuando en la celebración eucarística está presente un diácono, desempeña su ministerio vestido con las vestiduras sagradas. El Diácono, en general:
a) Asiste al sacerdote y está a su lado.
b) En el altar sirve, en lo referente al cáliz y al libro.
c) Proclama el Evangelio y puede, por mandato del sacerdote que celebra, hacer la homilía.
d) Dirige al pueblo fiel mediante oportunas moniciones y enuncia las intenciones de la oración universal.
e) Ayuda al sacerdote celebrante en la distribución de la Comunión, y purifica y arregla los vasos sagrados.
f) Desempeña los oficios de otros ministros, él mismo, si no está presente alguno de ellos, según sea necesario.
Ritos iniciales
172. Cuando el diácono lleva el Evangeliario, lo tiene un poco elevado y precede al sacerdote mientras se acercan al altar, de lo contrario, irá a su lado.
173. Cuando llega al altar, si lleva el Evangeliario, omitida la reverencia, se acerca al altar. Luego, una vez depositado el Evangeliario sobre el altar, lo cual es recomendable, juntamente con el sacerdote venera el altar con un beso.
Pero si no lleva el Evangeliario, hace inclinación profunda al altar del modo acostumbrado, juntamente con el sacerdote, y con él venera el altar con un beso.
Por último, si se usa incienso, asiste al sacerdote en la imposición del incienso y en la incensación de la Cruz y del altar.
174. Incensado el altar, se dirige juntamente con el sacerdote a la sede y allí permanece a su lado y le ayuda, según sea necesario.
Liturgia de la palabra
175. Mientras se dice el Aleluya u otro canto, si se usa incienso, asiste al sacerdote en la imposición del incienso; luego, profundamente inclinado ante el sacerdote, le pide la bendición, diciendo en voz baja: Padre, dame tu bendición. El sacerdote lo bendice, diciendo: El Señor esté en tu corazón. El diácono se signa con el signo de la cruz y responde: Amén. Luego, hecha la inclinación al altar, toma el Evangeliario que había sido colocado sobre el altar, y se dirige al ambón, llevando el libro un poco elevado, precedido por el turiferario con el incensario humeante y por los ministros con cirios encendidos. Allí saluda al pueblo, diciendo con las manos juntas: El Señor esté con ustedes, después a las palabras Lectura del santo Evangelio, signa con el pulgar el libro y después a sí mismo en la frente, en la boca y en el pecho, inciensa el libro y proclama el Evangelio. Terminado éste, aclama: Palabra del Señor, y todos responden: Gloria a ti, Señor Jesús. En seguida venera el libro con un beso, diciendo en secreto: Las palabras del Evangelio, y vuelve al lado del sacerdote.
Cuando el diácono asiste al Obispo, le lleva el libro para que lo bese, o él mismo lo besa, diciendo en secreto: Las palabras del Evangelio. En las celebraciones más solemnes el Obispo, según las circunstancias, imparte la bendición al pueblo con el Evangeliario.
Por último, el Evangeliario puede llevarse a la credencia o a otro lugar conveniente y digno.
176. Si no está presente otro lector idóneo, el diácono proclamará también las otras lecturas.
177. Las intenciones de la oración de los fieles, después de la introducción del sacerdote, de ordinario las dice el diácono desde el ambón.
Liturgia Eucarística
178. Terminada la Oración Universal, el sacerdote permanece en la sede y el diácono, con la ayuda del acólito, prepara el altar; pero es a él a quien le concierne el cuidado de los vasos sagrados. Asiste también al sacerdote en la recepción de los dones del pueblo. Luego entrega al sacerdote la patena con el pan que será consagrado; vierte vino y un poco de agua en el cáliz, diciendo en secreto: El agua unida al vino; y luego presenta el cáliz al sacerdote. Esta preparación del cáliz puede también hacerse en la credencia. Si se usa incienso, asiste al sacerdote en la incensación de las ofrendas, de la cruz y del altar, y después, él mismo o el acólito, inciensa al sacerdote y al pueblo.
179. Durante la Plegaria Eucarística, el diácono está junto al sacerdote, pero un poco detrás de él, para cuando sea necesario servir en lo que se refiera al cáliz o al misal.
Desde la epíclesis hasta la elevación del cáliz el diácono, de ordinario, permanece de rodillas. Si están presentes varios diáconos, uno de ello puede imponer incienso en el incensario para la consagración e incensar durante la elevación de la Hostia y del cáliz
180. Para la doxología final de la Plegaria Eucarística, de pie al lado del sacerdote, tiene el cáliz elevado, mientras el sacerdote eleva la patena con la Hostia, hasta cuando el pueblo haya aclamado: Amén.
181. Después de que el sacerdote haya dicho la oración de la paz y: La paz del Señor sea siempre con ustedes, y que el pueblo haya respondido: Y con tu espíritu, el diácono, según las circunstancias, hace la invitación a la paz, diciendo, con las manos juntas y vuelto hacia el pueblo: Dense fraternalmente la paz. Él la recibe del sacerdote y puede darla a los ministros más cercanos.
182. Habiendo comulgado el sacerdote, el diácono recibe del mismo sacerdote la Comunión bajo las dos especies y después ayuda al sacerdote a distribuir la Comunión al pueblo. Pero si la Comunión se hace bajo las dos especies, él ofrece el cáliz a quienes van a comulgar, y terminada la distribución, en seguida consume reverentemente en el altar toda la Sangre de Cristo que haya quedado, ayudado, si fuere el caso, por los otros diáconos y presbíteros.
183. Terminada la distribución de la Comunión, el diácono vuelve al altar con el sacerdote, recoge las partículas, si las hay, lleva el cáliz y los otros vasos sagrados a la credencia y allí los purifica y los arregla como de costumbre, mientras el sacerdote vuelve a la sede. Está permitido, sin embargo, dejar en la credencia, sobre el corporal, debidamente cubiertos los vasos que deben ser purificados y purifícalos inmediatamente después de la Misa, una vez despedido el pueblo.
Rito de conclusión
184. Dicha la oración después de la Comunión, el diácono da al pueblo los breves anuncios, que quizás haya que hacer, a no ser que sacerdote mismo prefiera hacerlos.
185. Si se emplea la oración sobre el pueblo o la fórmula de bendición solemne, el diácono dice: Inclínense para recibir la bendición. Una vez que el sacerdote haya impartido la bendición, el diácono despide al pueblo, vuelto hacia él, diciendo con las manos juntas: Pueden irse en paz.
186. Luego, juntamente con el sacerdote, venera el altar con un beso, y hecha la inclinación profunda, se retira del modo en que había entrado.
C) Ministerios del acólito
187. Las funciones que el acólito puede ejercer son de diversa índole y puede ocurrir que varias de ellas se den simultáneamente. Por lo tanto, es conveniente que se distribuyan oportunamente entre varios; pero cuando sólo un acólito está presente, haga él mismo lo que es de mayor importancia, distribuyéndose lo demás entre otros ministros.
Ritos iniciales
188. En la procesión hacia el altar, puede llevar la cruz en medio de dos ministros con cirios encendidos. Cuando hubiere llegado al altar, erige la cruz junto al altar para que sea la cruz del altar; pero si no se puede, la lleva a un lugar digno. Después ocupa su lugar en el presbiterio.
189. Durante toda la celebración, corresponde al acólito acercarse al sacerdote o al diácono, cuantas veces tenga que hacerlo, para presentarles el libro y ayudarles en lo que sea necesario. Por tanto conviene que, en la medida de lo posible, ocupe un lugar desde el que pueda ejercer oportunamente su ministerio, junto la sede o cerca del altar.
Liturgia Eucarística
190. En ausencia del diácono, concluida la oración universal, mientras el sacerdote permanece en la sede, el acólito pone sobre el altar el corporal, el purificador, el cáliz, la palia y el misal. Después, si es necesario, ayuda al sacerdote a recibir los dones del pueblo y, según las circunstancias, lleva el pan y el vino al altar y los entrega al sacerdote. Si se usa incienso, presenta el incensario al sacerdote y lo asiste en la incensación de las ofrendas, de la cruz y del altar. Después inciensa al sacerdote y al pueblo.
191. Cuando sea necesario, el acólito ritualmente instituido, como ministro extraordinario, puede ayudar al sacerdote en la distribución de la Comunión al pueblo.[100] Y si se da la Comunión bajo las dos especies, en ausencia del diácono, ofrece el cáliz a los que van a comulgar o sostiene el cáliz cuando la Comunión se da por intinción.
192. Y asimismo, el acólito instituido, terminada la distribución de la Comunión, ayuda al sacerdote o al diácono en la purificación y en el arreglo de los vasos sagrados. En ausencia del diácono, el acólito ritualmente instituido lleva los vasos sagrados a credencia y allí los purifica los seca y los arregla del modo acostumbrado.
193. Terminada la celebración de la Misa, el acólito y los otros ministros, juntamente con el diácono y el sacerdote, regresan procesionalmente a la sacristía de la misma manera y en el mismo orden en el que vinieron.
D) Ministerios del lector
Ritos iniciales

194. En la procesión hacia el altar, en ausencia del diácono, el lector, vestido con la vestidura aprobada, puede llevar el Evangeliario un poco elevado, caso en el cual, antecede al sacerdote; de lo contrario, va con los otros ministros.
195. Cuando hubiere llegado al altar, hace inclinación profunda con los demás. Si lleva el Evangeliario, se acerca al altar y coloca el Evangeliario sobre él. Después, juntamente con los otros ministros ocupa su lugar en el presbiterio.
Liturgia de la palabra
196. Desde el ambón hace las lecturas que preceden al Evangelio. Y en ausencia del salmista puede también proclamar el salmo responsorial después de la primera lectura.
197. En ausencia del diácono, después de la introducción del sacerdote, puede proponer desde el ambón las intenciones de la oración universal.
198. Si no hay canto de entrada ni de Comunión y los fieles no dicen las antífonas propuestas en el Misal, puede decirlas en el momento oportuno (cfr. núms. 48.87).

jueves 26 de marzo de 2009

EXPERIENCIA DE UN DIACONO PERMANENTE DE REPUBLICA DOMINICANA


Recibí con mucho cariño un correo electrónico de un hermano Diácono Permanente de la República Dominicana y con su consentimiento estoy compartiendo con todos su mensaje.

“Saludos Juan Pedro, El Señor le bendiga. Me atreví a escribirle, luego de ver su dirección en Catholic.net, indagando sobre algún portal para diáconos permanentes, me alegro que estés en el camino hacia la ordenación. Quiero compartir mi experiencia: Realmente es corta dentro del diaconado, tengo 2 anos de haber sido ordenado; antes serví como Ministro Animador de Comunidades, animando diversos sectores que hoy forman parte de nuevas parroquias y en la mía propia, que hoy es la Catedral San Pedro Apóstol. Esta experiencia de Animador me sirvió mucho para trabajo apostólico de ahora, pues desde 1991, fui instituido en el Acolitado y Lectorado, requisitos para este ministerio laical y desde ese tiempo ejerciendo el trabajo descrito anteriormente. Tuve la dispensa del Sr Cardenal de participar en el mismo siendo soltero, y estuve caminando en la idea de ser sacerdote, lo cual decline para optar por la vida matrimonial. Dios me dió a Isolina mi esposa y la bendición de dos hijos: Ambar, que partió a la Casa del Padre en agosto del 2005 (tenia 9 anos) y Fabio Rafael, que actualmente tiene 9.En el 1997 fuimos creados diócesis y nuestro primer y actual obispo, Mons. Francisco Ozoria en el 2000 nos llamo para que fuéramos a la Escuela de Diaconado Permanente. Asistí, pero pronto tuve que dejarla por razones laborales, no era mi tiempo. Cuando mis ex compañeros fueron ordenados sentí un nudo en la garganta, pues seria uno de ellos. Luego la Providencia de Dios a través del sr Obispo me llamo nuevamente en el 2004 y acudí definitivamente hasta concluir el periodo que aquí se pide que sea de 3 años. El apoyo de mi esposa ha sido vital, pero sobretodo el de la comunidad. Dicen que los diáconos de Catedral no la llevan fácil. En mi caso, me han delineado mis responsabilidades: generalmente realizo los bautismos, las exequias, la celebración de la palabra en las comunidades sectoriales, coordino la pastoral de la salud y la pastoral social, y cualquier otra tarea que me delegue mi párroco. Reconozco que el tiempo no es el mismo, ya que debo conjugar el "trípode": familia, trabajo e Iglesia, de modo equilibrado. Laboro como visitador a Médicos, que es una tarea bastante ardua. No todas las diócesis tienen procesos parecidos para la formación. Aquí en República Dominicana el periodo de formación en las doce diócesis es de tres anos, pero no todas tienen escuela. Nosotros tuvimos que viajar 150kms para recibir formación un fin de semana al mes. Te envió una foto de la Misa de ordenación nuestra. En la misma estamos el Diac.Bienvenido Sierra, ordenado con un servidor, Mons. Francisco Ozoria, obispo de nuestra diócesis de San Pedro de Macorís y un servidor Fabio Serrats con el Cáliz levantado. Me agrada que me haya contestado y sepa que tienes un hermano en la República Dominicana. Espero que pronto llegue el momento deseado y entres a formar parte del colegio de Diáconos Permanentes. A propósito, ya tienes fecha para tu ordenación?Bendiciones!”


lunes 16 de marzo de 2009

VISITA A LA ESCUELA DE DIACONADO PERMANENTE DE LA DIÓCESIS DE LOS TEQUES

Uno de mis compañeros de estudios en teología en el Iter, Luis Hernández, hace dos años me comentó con alegría que en su Diócesis de Los Teques se estaban comenzando a reunir con la intención de formar una escuela para formar a futuros Diáconos Permanentes y por supuesto él estaba asistiendo.
Con gran alegría recibí la invitación por parte de Luis para asistir a un encuentro que tendrían en Los Teques todos los candidatos al Diaconado Permanente con Monseñor Ovidio Pérez, quien es Obispo Emérito de la Diócesis de Los Teques y también es presidente del Concilio Plenario de Venezuela.
La escuela de Diáconos Permanentes de la Diócesis de Los Teques tiene su sede en la Curia Diocesana, en el centro de la ciudad de Los Teques.
Fui recibido con gran hermandad por parte del Diacono Permanente Ángel Rivas, quien actualmente está al frente de la escuela y por todos los Candidatos, son 21 hombres que desde hace dos años dedican todos los sábados al proceso de formación.
Antes de la llegada de Monseñor Ovidio, todos los Aspirantes se encontraban realizando prácticas de Homilética, recibiendo con gran afecto de todos los compañeros sus apreciaciones con la intención de que la Palabra de Dios llegue con entusiasmo y precisión al Pueblo de Dios.
Monseñor Ovidio centró su intervención en dos temas: La Conversión Eclesiológica: Paso de una concepción de la Iglesia polarizada en lo institucional a una Iglesia Comunión, Pueblo de Dios y El Diaconado en el Concilio Plenario de Venezuela: Explicando el reimpulso que se dará en todas las Diócesis de Venezuela en relación al Diaconado Permanente.
Fue una experiencia muy enriquecedora por lo que aprendí, pero sobre todo por lo que pude compartir.
Le pido a Dios que permita que a partir de este encuentro se inicie una relación entre hermanos de 2 Diócesis que persiguen el mismo fin, Servir a Dios en su Iglesia a través del Diaconado Permanente.
DIACONO PERMANENTE

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