viernes, 10 de diciembre de 2010

Primer Medio contra las tentaciones

Primer Medio contra las tentaciones: "Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no muero. -Santa Teresa de Jesús
¿SABES QUE TODOS ESTAMOS LLAMADOS A SER SANTOS? ¡SÍ, TU TAMBIÉN!

Fidelidad a María y a Benedicto XVI
Jesús

MAMA





Primer medio contra las tentaciones

Orando

1.- Ante todo hemos de persuadirnos de que el Señor jamás permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas, sino que siempre nos concederá la gracia necesaria para vencer. San Pablo escribe: “…fiel es Dios, que no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que, junto con la tentación, dará su ayuda para que podáis soportarla”, 1 Cor. 10, 13. ¡Ay de aquel que, desanimado y envilecido por las muchas caídas, se abandona al pecado al primer asalto de la tentación, como si para él no hubiera remedio, resignándose de ese modo a la esclavitud de los vicios! Dios es infinitamente bueno y misericordioso; El nos ama como a hijos suyos, aun cuando somos pecadores. Acordémonos de la parábola del hijo prodigo y de la oveja descarriada; ¿cómo podría ser que el Padre Celestial nos abandone al pecado y nos dé las fuerzas necesarias para resistir al mal? Si nos encontramos en tal estado de desaliento y envilecimiento, revolvámonos e invoquemos la ayuda del Señor, que nos ve, nos escucha y nos ama y conoce muy bien nuestra debilidad: “El conoce nuestra hechura”, Psalm. 102, 14. Es vieja astucia del demonio la de vincularnos al pecado por todos los medios, y luego hacernos creer que no hay remedio para nosotros. Lejos pues de nosotros tales pensamientos de desconfianza; armémonos, pues, con las armas espirituales necesarias para vencer; y con humildad, con diligencia, con constancia y sobre todo con la gracia de Dios, lograremos la victoria.



2.- Los maestros de espíritu surgieren varios medios para vences las tentaciones; pero, como escribe San Alfonso María de Ligorio, “el primero y absolutamente necesario es el recurrir a Dios con la oración para que nos dé la luz y fuerza con que vencer”, Al servizio divino, p. II, cap. VI. Y añade el mismo Santo: “Si me preguntas cuáles son los medios con que vencer las tentaciones te diré: el primero es la oración; el segundo, la oración y el tercero la oración; y si mil veces me lo volvieras a preguntar, siempre te responderé lo mismo”, Ibid.

La razón es clarísima. La oración no consiste en palabras dirigidas a Dios brotadas a flor de labios, sino que es una elevación de mente y corazón a Dios, un coloquio con El. ¿Cómo, pues, será posible que el demonio entre en nuestra alma con el pecado y tome posesión de ella, mientras nos mantengamos unidos estrechamente a Dios por la oración? Oremos, pues, sin desfallecer y llenos de amor a Dios.



3.- Por lo demás, Jesús mismo es quien nos hace esa recomendación: “Velad y orad para no caer en tentación”, Mt. 26, 41. Especialmente las tentaciones impuras no se vencen más que con la oración. Pero es necesario no dilatarlo, sino acudir en seguida a Dios, cuando la tentación está en sus comienzos.

“Mata a tu enemigo mientras es débil”, dice San Jerónimo, Epist. 22, ad Eust. Un león puede ser muerto mientras es pequeño; pero si esperamos a que se haga mayor, será él quien nos mate. Así es con las tentaciones. “En cuanto sientes bullir dentro de ti la tentación, escribe San Francisco de Sales, haz lo que hacen los niños cuando ven venir al lobo; se arrojan inmediatamente en brazos de su padre o de su madre; o al menos les llaman en su ayuda; acudid del mismo modo con confianza filial a Jesús y María”.

Esa es la primera y principal arma contra las tentaciones; oración pronta, fervorosa y constante hasta que tales perversos estímulos se apacigüen.

(Meditaciones)

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