domingo, 10 de octubre de 2010

Parroquia San Juan Bautista

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domingo 10 de octubre de 2010

Rosario por la Argentina

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 17, 11-19


Mientras se dirigía a Jerusalén, Jesús pasaba a través de Samaría y Galilea. Al entrar en un poblado, le salieron al encuentro diez leprosos, que se detuvieron a distancia y empezaron a gritarle: "¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!". Al verlos, Jesús les dijo: "Vayan a presentarse a los sacerdotes". Y en el camino quedaron purificados. Uno de ellos, al comprobar que estaba sanado, volvió atrás alabando a Dios en voz alta y se arrojó a los pies de Jesús con el rostro en tierra, dándole gracias. Era un samaritano. Jesús le dijo entonces: "¿Cómo, no quedaron purificados los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿Ninguno volvió a dar gracias a Dios, sino este extranjero?". Y agregó: "Levántate y vete, tu fe te ha salvado".

Palabra del Señor.

No solos debemos saber “pedir” a Dios y a los demás, es necesario crecer y agradecer lo mucho que recibimos. Jesús preguntó ¿no eran diez los curados? Hoy te pregunta: ¿No somos más de diez los que hemos recibido el pan de cada día?; ¿no somos más de diez los que nos pudimos despertar con vida, cuando tantos ya no pudieron ver la luz de este domingo? Y ¿no somos muchísimo más de diez los que tenemos más cosas que agradecerle a Dios que cosas que pedirle? Entonces, ¿por qué se nos olvida darle gracias a Dios por todos sus beneficios y regalos? ¡Hoy es un buen día para hacerlo! La misa es una acción de gracias a Dios.

sábado 9 de octubre de 2010

Guión Misa 10-10-10. 28º Domingo durante el año. Ciclo C.

Monición de entrada:

Reunidos como pueblo en el Señor, pongamos nuestro corazón junto al de Jesús, que hoy nos habla de la gratitud a través de un signo milagroso, la curación de diez leprosos. Dios ofrece su salvación a todos los hombres, sin distinción: Él quiere curar nuestra lepra espiritual, nuestro pecado; y quiere enseñarnos la importancia de la fe, pero también la necesidad del agradecimiento.
Para recibir al sacerdote nos ponemos de pie. Canto nº

Monición a la 1º Lectura:
(2 Rey 5, 10. 14-17)

Un extranjero, de nombre Naamán, es curado, y se transforma en un testigo agradecido del amor de Dios.

Monición a la 2º Lectura:
(2Tm 2, 8-13)
San Pablo nos aconseja acordarnos siempre de Jesús y nos alienta en nuestras debilidades.

Oración universal:
A cada intención respondemos:
“Padre, enséñanos a ser agradecidos”

 Por nuestra Iglesia y el Santo Padre, para que siempre escuchemos su llamado a vivir en el amor gratuito de Dios y repartir gratuitamente ese amor entre todas las personas. Oremos.

 Por nuestra querida Patria, para que en ella tu Hijo vuelva ser el fundamento de nuestras familias y de toda nuestra sociedad. Oremos.
 Para que los que más recibieron en este mundo muestren su gratitud a Dios ayudando a los necesitados. Oremos.
 Por nuestra comunidad, para que sabiendo reconocer nuestras miserias, imploremos tu ayuda y con toda humildad te manifestemos, con nuestras vidas, nuestro agradecimiento. Oremos.

Monición para la presentación de los dones:
Junto al pan y el vino, los dones que hemos recibido de Dios, ofrezcámosle toda nuestra vida, para que toda ella sea una ofrenda agradable a Él.
Canto nº

Monición de Comunión:
El Señor ofrece su salvación a todos los hombres. Vayamos a recibirlo con gratitud y alegría.
Canto nº

Monición de salida:
La Misa ha terminado. Con un corazón agradecido por los dones que nos regaló Dios, volvamos a nuestros hogares a glorificarlo con nuestras vidas. Canto nº

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia 3, 22-29


Hermanos:

La Ley escrita sometió todo al pecado, para que la promesa se cumpla en aquéllos que creen, gracias a la fe en Jesucristo.

Antes que llegara la fe, estábamos cautivos bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía ser revelada. Así, la Ley fue nuestro guardián, hasta que llegara Cristo, a fin de que fuéramos justificados por la fe. Y ahora que ha llegado la fe, no estamos más bajo la custodia de un guardián.

Porque todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, porque habiendo sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo.

Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. Y si ustedes pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.

Palabra de Dios.


Reflexión

Es difícil la relación entre la norma y la libertad, entre la ley y la mayoría de edad. También para nuestra vida como cristianos.

Hoy las palabras de san Pablo tienen que llevarnos a preguntarnos ¿cómo nos sentimos? Como hijos en la casa de Dios o como prisioneros. Nos dirigimos a Dios ¿como Padre o sólo como Creador o como Juez?. Cumplimos con las reglas en la familia, en la parroquia, en el trabajo, en la comunidad ¿ por amor, o sólo por interés o por miedo al castigo?. Esto nos dará la pauta de si hemos llegado a la madurez en nuestra vida de fe.

¡Ánimo! El darnos cuenta donde estamos es una gracias de Dios.

P.JR Celeiro

San Luis Beltrán


Nació en Valencia (España) el l de enero de 1526, de familia rica y muy virtuosa. Su padre, Juan Luis, después de haber quedado viudo, quiso hacerse monje del monasterio de Porta-Coeli que queda cerca de Valencia. Pero cuando ya iba llegando al monasterio, se le aparecieron san Vicente Ferrer y san Bruno quienes le dijeron que la voluntad de Dios no lo quería en el convento sino en el mundo. Obedeció, regresó y al poco tiempo se casó con la virtuosa Juana Angela Eixarch, hija de Juan Eixarch, rico mercader.

Luis fue el primogénito de esta pareja, y fue bautizado en la parroquia de San Esteban, en la misma pila bautismal en donde dos siglos antes había sido bautizado san Vicente Ferrer. Desde muy niño dio claras muestras de su afición a la oración y a la penitencia. Se cuenta que a los siete años de edad pasaba largas horas en oración durante la noche y luego se acostaba en el suelo; y para no ser descubierto, desarreglaba la cama.

Lector asiduo de las vidas de los santos, se entusiasmó tanto con el ejemplo de san Alejo y san Roque, quienes por amor a Dios dejaron casa y parientes para peregrinar mendigando su sustento, que resolvió seguir su ejemplo. Sacó dinero prestado, preparó algo de ropa y alimento, buscó un compañero que compartiera su camino y su vida, y partieron camino de Santiago. Como la madre se encontraba enferma y sabía el dolor que estaba causando a su padre, le escribió una carta que todavía hoy se conserva y que comenzaba así:

“Tengo por muy cierto el enojo que Vuestra Merced y la señora han recibido con la resolución que he tomado. Mas ciertamente no lo debían recibir, pensando que esta es la voluntad de Dios...”.

Como es de suponer, poco después fue encontrado por el criado que envió su padre a buscarlo. Lo encontró cerca de Buñol, descansando tranquilamente junto a una fuente cerca del pueblo que todavía hoy se conserva como entonces, y que es centro de mucha devoción.

A los veinte años ingresó a la Orden de Predicadores y después de su Ordenación sacerdotal se dedicó a la predicación. En 1562 fue enviado a América. En Colombia se dedicó a la catequización, a bautizar y a levantar iglesias. Su celo y su caridad le ganó el afecto de los indígenas, que acudían a él de todas partes y lo acompañaban constantemente. En 1570 regresó a España y continuó su labor apostólica, y en 1574 el Capítulo general de Aragón lo nombró predicador general.

Él mismo define su estilo: “Yo predico en estilo que todos lo entiendan. Y como Dios dijo a Isaías: Stilo hominis. Quiere decir en buen romance claro, que lo entienda todo el mundo. Esto es: estilo llano. Ningún cronista ha guardado tan bien las reglas de los historiadores como los sagrados evangelistas. ¡Qué cortos en contar las grandezas y hazañas de Cristo! ¡Qué sin elocuencia! ¡Qué sin afectos! ¡Qué sin retóricas! Para que resplandezca la verdad, sin color ni afeite, sin ayuda de elocuencia y saber humano”.

Desempeñó varios cargos en su Orden y murió el 9 de octubre de 1581, a los 55 años de edad, en el palacio del patriarca San Juan de Ribera, que era su amigo. Fue canonizado por Clemente X en 1671, y la Iglesia colombiana lo ha venerado siempre como uno de sus principales abogados y patronos.

viernes 8 de octubre de 2010

Boletin Parroquial Nro 180 - Octubre

Boletin Nro 180

Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia 3, 7-14



Hermanos:

Reconozcan que los verdaderos hijos de Abraham son los que tienen fe. La Escritura, previendo que Dios justificaría a los paganos por la fe, anticipó esta buena noticia a Abraham, prometiéndole: En ti serán bendecidas todas las naciones.

De esa manera, los que creen son los que participan de la bendición de Abraham, el creyente.

En efecto, todos los que confían en las obras de la Ley están bajo una maldición, porque dice la Escritura: «Maldito sea el que no cumple fielmente todo lo que está escrito en el Libro de la Ley».

Es evidente que delante de Dios nadie es justificado por la Ley, ya que el que es justo vivirá por la fe. La Ley no tiene en cuenta la fe, antes bien, el que observa sus preceptos vivirá por ellos.

Cristo nos liberó de esta maldición de la Ley, haciéndose Él mismo maldición por nosotros, porque también está escrito: «Maldito el que está colgado en el patíbulo». Y esto, para que la bendición de Abraham alcanzara a todos los paganos en Cristo Jesús, y nosotros recibiéramos por la fe el Espíritu prometido.

Palabra de Dios.
Reflexión

“El que es justo vivirá por la fe”: La fe que la Iglesia me ha transmitido; la fe en Ti, Señor, en la vida que nos ofreces en plenitud; la fe en el Espíritu que nos alienta y nos vivifica y hace por instaurar tu Reino en nuestro mundo; una fe que asume riesgos, una fe que ayuda a interpretar los acontecimientos de cada día, las claves de nuestra cultura, la historia que estamos viviendo. Una fe, Señor, don tuyo, que me llena, nos llena, de vida. Hoy me hago consciente, Señor, de mi vida de fe.

P.JR.Celeiro

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