lunes, 15 de agosto de 2011

JMJ 2011 Madrid - Web oficial - Widgets


El Demonio [1]

”Revestios de toda la armadura de Dios, para poder contrarrestar las acechanzas del diablo. Porque no es nuestra pelea solamente contra

hombres de carne y sangre, sino contra los príncipes y potestades,

contra los adalides de estas tinieblas del mundo, contra los

espíritus malignos esparcidos en los aires.”[2]




INTRODUCCIÓN

Después de haber hablado acerca de los ángeles, de haber conocido en que forma fueron creados, su naturaleza, su prueba, sus acciones, sus diferentes características y división en coros, de saber en qué se basa esta diferencia, etc., forzosamente tenemos que abordar el difícil tema de los ángeles malos (demonios[3]), los que no pasaron la prueba. Si al hablar de los ángeles en general nos encontramos con la dificultad de la falta de información segura en las Sagradas Escrituras, y que mucha de la doctrina referente a ellos es de tipo deductivo, aunado a la enorme cantidad de información proveniente de la fantasía popular, de la distorsión de esta información que en algunos casos es «malintencionada»; al hablar de los demonios nos encontramos con más ideas producto de esta exagerada fantasía, de mitologías, de consejas populares, mitos, temores exagerados, miedos irracionales; encontramos también ideas provenientes del paganismo, acerca de sus deidades (politeísmo), entremezcladas con la verdad acerca de los demonios, etc., así que en la actualidad esta información sobre la realidad espiritual de los demonios está muy distorsionada: esta distorsión se debe principalmente a que ya no se cree en él, distorsionada por el no entendible silencio de la Iglesia acerca de su realidad patente, por el ridículo afán de novedad y de exhibicionismo de las generaciones actuales que han hecho un verdadero culto a la figura y a la persona del demonio, elevándolo hasta la envidiable posición de un «ídolo», sectas que abiertamente se proclaman satánicas, etc. Aunado a lo anterior, las corrientes modernas de pensamiento: racionalismo, positivismo, etc., donde lo único que toman en cuenta es lo que se puede estudiar, examinar, y sobre todo que puede ser repetible en sus operaciones, han venido a poner en tela de juicio la fe acerca de la vida espiritual en general, no sólo de los demonios. Y para colmo, lo poco que conoce el hombre moderno es la patraña New Age o el horror satanista.

Así que para no desviarnos de nuestra intención, que es la de que el creyente tenga ante su vista esta patente realidad, que a pesar de tenernos apesadumbrados y que nos ha impuesto una carga casi insostenible, no es visible ante nuestra miope visión, pero de acuerdo a nuestra fe, basados en las Sagradas Escrituras y en el Magisterio de la Iglesia. Esta realidad es una de las bases de nuestra fe, pues si el demonio como entidad real, personal, no existe, nada de lo que hemos creído tiene significado,[4] es por eso que esta acción de pasar inadvertido, aun dentro de la Iglesia, es la más colosal hazaña de Satanás en nuestro mundo actual. Triste conclusión: «La acción del ser espiritual es una de las realidades más ignoradas de la actualidad».

Dividiremos nuestro estudio en seis puntos fundamentales, tratándolos al principio desde el punto de vista teológico, y agregando todo lo que la razón ha podido discernir acerca de ello, y sobre todo, la opinión de aquellos que se han dedicado a conocer y combatir a estas entidades espirituales, me refiero a los demonólogos y a los exorcistas. En algunos lugares, al igual que al hablar de los ángeles, tendremos que intercalar conceptos vertidos en las revelaciones privadas, cuidando que sean las más confiables:

1) El pecado de los ángeles.

2) El castigo.

3) Acción de los ángeles malos entre sí.

4) Acción sobre el mundo material.

5) Acción sobre el hombre.

6) Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.

Al final de este recorrido, daremos un vistazo a esta realidad desde el punto de vista de la Divina Voluntad, el que se nos ha dado a conocer a través de los escritos de Luisa Piccarreta.

1).- Pecado de los ángeles.

La lógica nos impone tratar primero la posibilidad del pecado en los ángeles, para poder hablar después de la caída, y todo lo referente a ella.

Como vimos en lo expuesto en los ángeles, Dios creó a estos seres en estado de gracia, [5] pero es una verdad incuestionable que existen los demonios, por lo que es evidente que algunos ángeles pecaron.

Vale la pena entender, que si la propia voluntad del ángel o la del hombre fueran la regla de la moralidad, resultaría que tanto el ángel como el hombre serían impecables por naturaleza, ya que cualquier cosa que hicieran voluntariamente, estaría siempre dentro de la regla de la moralidad. Pero como la regla de la moralidad no es la voluntad del ser creado, sino la Voluntad de Dios, entonces sólo Él es impecable por naturaleza, de lo que resulta que el alejarse, gracias al libre albedrío, de esta Voluntad de Dios, apartándose del orden establecido por Él, es la causa del pecado, o mejor dicho, el pecado mismo.

En cuanto al «acto» del pecado, nada se puede decir con seguridad. Algunos santos Padres y escritores antiguos, tomando al pie de la letra las palabras de la Sagrada Escritura en Gn 62,[6] llegaron a decir que el primer pecado de los ángeles fue un pecado carnal, y por eso les atribuyeron también una especie de cuerpo aéreo y sutil, pero esta creencia fue abandonada a partir del siglo IV en Oriente y del V en Occidente. El pecado en los seres espirituales[7] sólo puede ser aquél al que puede inclinarse la naturaleza espiritual, puesto que nadie se inclina a lo que es contrario a su propia naturaleza, puesto que todas las cosas tienen el deseo natural de conservar su propio ser, por eso no puede inclinarse a los bienes propios del cuerpo (materia), y esta es la razón por la que el pecado de los ángeles no pudo ser un pecado carnal, aunado a que no tienen cuerpo, y si bien es verdad que pueden formarse una especie de cuerpo para manifestarse, también es verdad que no pueden realizar ninguna función fisiológica a través de dicho cuerpo. Su pecado fue de soberbia,[8] y como consecuencia de ella sobrevino el pecado de envidia.[9] Como vemos, esto coincide perfectamente con lo dicho por Sor María de Jesús de Ágreda, expuesto en la meditación anterior (Los ángeles).

No viene al caso repetir lo expuesto acerca de la prueba, por lo que solamente nos limitaremos a concluir, que del resultado de esta prueba, tuvo origen la naturaleza angélica caída, o sea los «demonios»

2).- El castigo.

Una vez consumada la culpa, cuando la rebelión contra Dios fue un hecho cumplido, y que la voluntad de los ángeles, por ser de naturaleza espiritual, tuvo pleno conocimiento y consentimiento del hecho, habiendo resistido las tentativas de la Gracia para su conversión, dicha voluntad quedó congelada en su decisión y fue dictada la sentencia condenatoria.[10]

¿En qué consistió el castigo? Según Sto. Tomás[11] consta de varias consecuencias, de las cuales, las principales son estas cinco:

a) Privación de todos los dones gratuitos que habían recibido de Dios.

b) Exclusión de la eterna bienaventuranza y lanzamiento al infierno.

c) Obscurecimiento de su inteligencia.

d) Obstinación de su voluntad en el mal.

e) Vehemente dolor.

Veamos: La culpa ocasionó que su ser quedara simplemente con los bienes naturales que les fueron dados de acuerdo a su naturaleza, perdiendo seguidamente los dones sobrenaturales que se les habrían adjudicado por gracia, en caso de haberse adherido a la Voluntad de Dios mientras estaban en estado de viadores, perdiendo así la posibilidad de llegar a la visión beatífica, que es la bienaventuranza eterna.

Se habla de una batalla en el Cielo,[12] encabezada por San Miguel Arcángel y Lucifer.[13] ¿Habrá sido una batalla para arrojar a los demonios del Cielo? El ángel es un ser incorpóreo, no tiene materia, no ocupa un lugar, trátese del ángel bueno o del malo; y si esto es con la naturaleza espiritual creada, con muchísima más razón debe ser para la naturaleza espiritual Increada, o sea Dios. Por lo tanto, el Cielo no lo debemos considerar como un lugar donde está Dios,[14] si fuera así, el infierno, ¿dónde estaría? ¿Fuera de Dios? Por supuesto que no, pues no existe nada fuera de Él, ¿En su Justicia? Podría ser, pero seguiría estando dentro de Dios, en uno de sus atributos, así que la batalla no hubiera tenido sentido, y Dios no hace nada sin sentido. El ángel es un ser intelectivo que se pone en contacto con las demás inteligencias creadas por medio de especies inteligibles, no por medio de palabras; ¿será acaso que esto es lo que se le prohibió a los demonios, y por eso se dice que fue arrojado del Cielo? Para resolver lo anterior baste revisar la Sagrada Escritura, donde se habla de que Satanás se presenta ante Dios, recibe órdenes, disputa con San Miguel por el cuerpo de Moisés, sirve como acusador de los hombres ante la presencia de Dios, etc., lo cual nos dice claramente que no están incomunicados; que no quieran comunicarse mutuamente, o que no tengan nada que comunicarse, es otra cuestión, pero no que exista la imposibilidad de hacerlo, por lo que tampoco fue ésta la razón. Así que podemos concluir que el castigo no fue el haber sido arrojado del Cielo; pero, ¿entonces qué es el Cielo? El Cielo es un estado, el estado de unión con nuestro Creador, con su Divina Voluntad, el Cielo es un participar de la Vida Divina a su máxima expresión, en cuanto a criatura es posible, es disfrutar de todos los bienes divinos que contienen los actos comunicados por la Divina Voluntad en el acto de haber sido creada la naturaleza espiritual, y de los que la naturaleza humana haya conquistado a través de su vida, y cada cual participará de acuerdo al número de actos comunicados, pues esos serán los bienes que posea. ¿Qué tenemos ahora? «Que el haber sido arrojado del Cielo» y precipitado en el infierno[15] no es un castigo impuesto por Dios, sino consecuencia lógica de haberse apartado “voluntariamente” de la participación, tanto de la Vida de la Divina Voluntad, como de sus bienes que posee y quería comunicar a su criatura.[16]

En cuanto al obscurecimiento de su inteligencia, cabe mencionar que su inteligencia natural, muy superior por naturaleza a la humana, quedó íntegra, sin merma, lo que perdió fue la participación de los conocimientos que se les habrían infundido por participación (sobrenaturales), pues perdieron la posibilidad de la unión con su Creador.

La obstinación en el mal no la podemos tomar como un castigo, pues sería tanto como decir que Dios los obliga a seguir siendo malos, aunque, si se pudiera dar, se arrepintieran. Escoto atribuye esta obstinación a la carencia de gracia habitual; San Buenaventura, Durando, Vázquez, Suárez, etc., dicen que obedece a la sustracción de los auxilios sobrenaturales. Sto. Tomás y muchos de los teólogos modernos, afirman que la obstinación proviene de la misma naturaleza y condición del entendimiento y de la voluntad angélicos, que se adhieren de manera inamovible a los objetos aprehendidos y libremente elegidos. Tal como lo habíamos expuesto.

Padecen vehementes dolores, dice Sto. Tomás, pero si el dolor es la percepción sensible de un estímulo en un sentido, es obvio que los demonios no pueden sentir dolor, puesto que carecen de órganos corporales, por lo que sería mejor decir que están sujetos a vehementes «sufrimientos» de orden intelectual y afectivo.[17]

3).- Acción de los ángeles malos entre sí.

Existe entre los demonios mutuas relaciones que tienen por objeto el mal y el aumento de las tinieblas del pecado. Persiste entre ellos el orden de mayor o menor perfección de la naturaleza que cada uno recibió de Dios, pues los dones naturales no se perdieron, de esto se entiende que hay demonios más inteligentes y poderosos que otros, y por eso algunos ejercen el mando sobre otros. Esta subordinación no procede de la amistad que pudieran tener entre ellos, sino de la maldad común con que odian a los hombres y se oponen a Dios. Entre ellos se comunican, pero no se puede llamar iluminación como en los ángeles buenos, en que los superiores participan sus dones a los inferiores, no, sino que aquí es un simple fraguar cómo hacer más mal.

4).- Acción sobre la materia.

En este punto, simplemente enumeraremos todo lo que se dijo en la meditación de los ángeles en general, puesto que las dotes que les correspondían por ser de naturaleza espiritual no les fueron quitadas: Ejercen su influencia sobre las cosas corporales; no tienen poder alguno creador, ni pueden transformar substancialmente, con el imperio de su voluntad, unos seres materiales en otros, pero pueden utilizar las causas naturales para producir rápidamente sus efectos y producir con ello efectos sorprendentes y aparentemente milagrosos; pueden mover las cosas, trasladándolas de un lugar a otro (Mt 4 5 y 8, Hech 8 39); conocen mucho más que nosotros las leyes físicas, por lo que pueden hacer cosas que a nosotros nos parecerían milagrosas, pero que están dentro de lo natural para ellos; pueden formar cuerpos aparentes, no reales, para presentarse ante las criaturas, (pero sin poder llevar a cabo ninguna función en él, como respirar, comer, beber, etc.), o confundir haciendo aparecer o desaparecer un cuerpo u objeto ante nuestra vista, pueden influir sobre los animales, se dice que pueden actuar sobre los elementos; pueden provocar ruidos; etc.

5).- Acción sobre el hombre.

Ahora sí, hemos llegado al punto crucial de nuestra meditación, pues el punto neurálgico de la historia de la humanidad está centrado en esta «gran batalla» que se libra en la tierra, como una continuación de aquella que se libró en el Cielo; [18] es una guerra que se libra en el campo de batalla del alma, propiamente en la inteligencia y la voluntad; se trata de inducir a estas potencias hacia su Creador, o a ponerse en contra de Él, prefiriendo el vivir sin Dios y aficionándose a los dones naturales, ya sea los propios o los ajenos. Es una batalla con algunas diferencias substanciales, pues aquí nuestro líder no es un arcángel, o un trono, o un serafín, no, es el mismo Jesucristo quien se pone a la cabeza junto con su Madre Santísima y la misma Iglesia fundada por Él; del lado contrario Satanás y sus ejércitos. Jesús trae consigo las armas de sus méritos, de sus virtudes, de sus sufrimientos, de su Pasión, de su sangre derramada por todos nosotros, de su muerte y resurrección. Trae consigo el amor del Padre, el suyo, y el del Espíritu Santo, con el cual trata, no por sugerencias, no por visiones infundidas en nuestra mente, sino con su misma Vida, atraernos a Sí; y por si fuera poco, trae las armas de su Vida Sacramental, de su palabra; pero el arma más mortífera para el enemigo es su Divina Voluntad como vida. Su Madre, la Santísima Virgen María, también Madre nuestra, lo acompaña con los dones de su Inmaculada Concepción;[19] con todos los merecimientos que conquistó por haber vivido toda su Vida en la Divina Voluntad, por lo que habiendo permanecido siempre en el acto en el que fue creada, sin salir jamás de él, fue la llena de Gracia, o sea, la llena de Dios; con los méritos de sus sufrimientos que unidos a los de su Hijo, son de la misma valía que los de Él; y con toda la riqueza inmensa que su Hijo deja a su Iglesia, de la cual Ella es depositaria y dispensadora. Por si fuera poco, se encuentra la Iglesia, que al ser fundada por Jesús, y siendo María su Madre, es una Iglesia Santa, que durante dos milenios ha germinado en méritos y ha producido un sinnúmero de almas santas, que de alguna manera han incrementado las gracias que están a nuestra disposición. La comunión de los santos, o sea todos aquellos bienaventurados que están en el Cielo o en el purgatorio, junto con todos los ángeles fieles, también están prontos a darnos toda la ayuda necesaria para salir victoriosos.

Del lado de los demonios, las armas son: El engaño, la mentira, el doblez, el envilecimiento, el odio, la degradación, la esclavitud, la soberbia, etc., pero muy bien disfrazadas con apariencia de iluminación, de conocimiento, de conveniencia, de superación, de libertad, de reconocimiento, de comodidad, de riqueza, de placer, de poder, de ciencia. Llegan a tratar de llenar el enorme vacío que deja la ausencia de Dios, que ellos mismos han ido instigando, para que sea la criatura la que se despoje de Él, con «bienes» finitos y efímeros.

Uno de estos grupos quiere emprender la batalla por amor a nosotros, y porque quiere volvernos ricos en méritos, para que nos sirvan de moneda para el Cielo, donde seremos bienaventurados por toda la eternidad, en la unión con nuestro Dios, disfrutando junto con todos los bienaventurados. El otro grupo emprende esta batalla con la única finalidad de dañar a Dios en sus criaturas, y de destruir a la criatura, instigado por la envidia, la cual se convierte en odio sin cuartel. Realmente, con esta disparidad en el poderío de estos dos grupos, solamente aquél que quiera ser derrotado lo será, pero todo aquél que quiera resistir tiene a la mano todo lo necesario para imponerse sobre el enemigo, el cual tiene dos aliados poderosísimos, que son: el mundo y la carne. ¿Qué no haríamos por conquistarlos? Todo. Pero el arma más destructiva que tiene el enemigo, y que por cierto no es de él, (podríamos compararla a la estrategia que usan las artes marciales: usar la fuerza del enemigo, no la propia) es la voluntad humana, la cual es como una caña al viento, movida por los violentos vientos de las pasiones y las tendencias, los cuales son ayuda a nuestra concupiscencia para inclinarnos hacia la satisfacción de nuestras tendencias naturales, lo que la convierte en nuestro más fiero enemigo y también de Dios.[20] Esta lucha contra el demonio es actual, porque el demonio es un ser vivo y obrante en el mundo. En efecto, el mal que hay en él, el desorden que se encuentra en la sociedad, la incoherencia del hombre, la fractura interior de la cual es víctima, no son solamente las consecuencias del pecado original, sino también efecto de la acción infestadora y obscura de Satanás.[21]

Ahora, con estas premisas que hemos puesto, iniciemos nuestra búsqueda: Según la Teología, las tres principales actividades diabólicas sobre el hombre, son:[22]

a) La tentación.[23]

b) La obsesión.

c) La posesión.

Tentar puede tener dos sentidos principales: Tantear, poner a prueba, experimentar, sondear. Y el segundo, Instigar al mal, solicitar, inducir al pecado, seducir. Según estos diversos sentidos se dice que tienta Dios, que tienta el demonio, que tienta la carne y el mundo, que tienta el hombre a Dios, y que tienta el hombre al hombre, veamos de qué manera:

a) Dios tienta al hombre en el sentido de que le pone a prueba, (enviándole dolores, enfermedades, persecuciones, etc.) para saber si lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden siempre al bien, nunca al mal.[24]

b) El demonio en cambio, tienta siempre para dañar, induciendo al pecado, y en este punto se dice que tentar es oficio propio de los demonios.[25]

c) La carne y el mundo se dice que tientan instrumental o materialmente, y así se puede conocer quién es el hombre, por el hecho de seguir o resistir las concupiscencias de la carne, o por despreciar las cosas prósperas y adversas del mundo.

d) El hombre tienta a Dios cuando tiene la osadía de explorar el poder de Dios, como dudando de Él.

e) El hombre tienta al hombre, unas veces para incitarlo al bien, y otras para incitarlo al mal.

Para nuestro consuelo, aunque el demonio dispone de una enorme fuerza de sugestión para seducir al alma inclinándola al pecado, tiene sin embargo dos grandes limitaciones:

a) Una por parte de Dios, que no permitirá jamás que seamos tentados más allá de nuestras fuerzas, como dice San Pablo: Fiel es Dios que no permitirá que seáis tentados sobre vuestras fuerzas. I Cor. 1013

b) Otra por parte de nuestra voluntad, pues no pueden entrar en la fortaleza de nuestro entendimiento ni de nuestra voluntad, y así no pueden obligarnos a pecar si nosotros no queremos rendirnos voluntariamente. El pecado es siempre voluntario, tan voluntario, que sin la voluntad no puede haber pecado. El demonio lo que puede hacer es alterar las potencias inferiores, o sea los sentidos externos y la imaginación, los cuales pueden de alguna manera inclinar a la voluntad hacia el pecado.

En ocasiones los demonios pueden actuar sobre nosotros como enviados de Dios;[26] pero no para inducirnos al pecado; en ocasiones actúan como instrumentos de su justicia, y en otras como medio de purificación de aquella alma. Sin embargo conviene aclarar que no todos los pecados que cometen los hombres proceden de la incitación inmediata del diablo, sino que la gran mayoría proceden del libre albedrío y de la corrupción de la carne.[27]

Los demonios no pueden seducir a los hombres por medio de verdaderos milagros; pero sí pueden realizar cosas sorprendentes que superan las fuerzas humanas, con el fin de inducir a los hombres al pecado; el mismo Cristo nos lo advirtió.[28]

Ahora tratemos de analizar un poco la acción de la tentación: Dentro de las naturalezas intelectivas creadas, en el principio de ellas no podemos encontrar una figura que se parezca a la «tentación», pero en las dos existentes, la angélica y la humana, encontramos una prueba puesta por Dios,[29] prueba cuya finalidad era que ambas naturalezas consiguieran la ratificación, por medio del uso de su libre albedrío, a la bienaventuranza eterna, (visión beatífica de Dios), para la cual habían sido creadas, pero que por necesidad de semejanza con su Creador habían sido creadas libres, y en el ejercicio de esta libertad consiguieran los méritos para gozarla, pero sobre todo, que llegaran a amar libremente a Dios, el cual quería ser amado por sus criaturas, por sus hijos, pero no con un amor forzado, obligado por la misma naturaleza de las criaturas, pues hubiera sido indecoroso para la Majestad Divina, sino con un amor libre y anhelante de amar a su Creador.

Después del pecado de los ángeles, el mal ha sido «creado» en el universo, pues no existía, y conviene aclarar esto para quitar cualquier duda acerca del mal como existente desde el principio,[30] dos principios antagónicos, bien y mal. El mal NO existe por sí mismo. El mal es una ausencia, ausencia de bien, es como la luz y las tinieblas: la luz existe, es una realidad operante; las tinieblas, aunque existen, existen en función de la ausencia de la luz, pues si ésta hace su aparición, las tinieblas desaparecen, lo que no puede suceder en forma inversa, pues si está presente la luz, las tinieblas no pueden hacer su aparición pues no son realidades operantes, sino en función de la deficiencia de la luz. Falta saber qué o quién puede quitar el bien para que haga su aparición el mal. Veamos, ¿qué es el bien? La respuesta salta a la vista: «Dios». ¿Qué es aquello que puede quitar al bien? Sólo la voluntad libre, tanto angélica como humana, que haciendo uso de su libre albedrío escoge alejarse de aquel bien. Así que el mal fue introducido en el universo por la voluntad angélica rebelde, y así hace su aparición el malo, el cual es el inspirador de la rebeldía en los demás; esta función la inició, como ya se dijo, en el Cielo, con los ángeles indecisos, pero que no tuvo éxito, pues fue derrotado por los buenos, que consiguieron el mayor número de adeptos. Y así el malo (Satanás y sus seguidores) no encontraron lugar en el Cielo (no encontraron donde actuar) y fueron arrojados a la tierra.

El hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios, fue creado varón y hembra, con una finalidad específica, la cual era ser imagen y semejanza del Verbo encarnado (otros Jesús), pues Él es nuestro hermano mayor, nuestro modelo puesto por el Padre celestial, nuestro camino. Pero también fuimos dotados de una voluntad con libre albedrío, por lo que teníamos que ejercitarlo. Para esto Dios nos pone una prueba, al igual que a los ángeles, pero en este suceso se introduce un nuevo “ingrediente”, la presencia del malo, el cual desea continuar con la batalla que inició en el Cielo, y en Eva encuentra un terreno fértil para inocular su soberbia, su rebeldía, su envidia, su gula, y todos los vicios existentes en su naturaleza, casi casi como si fueran “dones preternaturales” dados a ella por el maligno, si aceptaba unirse a él. Lo que ella aceptó. En este momento se dio la primera «tentación» en el mundo, la cual tiene una característica muy peculiar, que tanto en Eva como en Adán no existía la concupiscencia (tendencia al mal)[31] pues eran inmaculados, pero que a raíz del pecado de Adán, no del de Eva, pues ella no era cabeza de misión, aparece y vuelve más vulnerables a los descendientes de ellos, y así el demonio toma más fuerza en su acción ordinaria, pues no sólo propone a la inteligencia y a la voluntad, sino que ahora agrega la acción sobre este fomes peccati. Él, haciendo uso de su inteligencia superior, sabe en que punto atacar, cuál concupiscencia (vicio) es donde puede tener éxito, pues no le gusta ser derrotado (Sant. 114-15).[32]

Al ser el demonio un ser inteligente, personal, no una fuerza o energía, casi nunca llega haciendo uso de la fuerza, sino que siempre trata de convencernos por medio de razonamientos precisos y orientados a exaltar nuestra naturaleza, inclinaciones, debilidades, confrontándolas con nuestras normas de vida fundamentada en Dios. Es a través de esta tentación que nos vamos introduciendo cada vez más en el mundo sin Dios, y esto, además de alejarnos de Él, de sumirnos cada vez más en el “pecado” y poner en riesgo aun nuestra salvación, puede ser la puerta de entrada para las acciones extraordinarias del demonio. Cabría la pregunta, ¿por qué Dios no limita la acción de los demonios para que sus hijos no sean tentados? Aquí nos enfrentamos a un verdadero misterio, sin embargo debemos estar ciertos, de que si lo permite es para bien de las almas y para mayor gloria suya.

Hay que recordar que Jesús fue tentado. Se dice: “No podía pecar.” Esto sería exacto si hubiese sido sólo Dios, Dios no puede pecar siendo perfección, pero su segunda naturaleza estuvo sujeta a tentaciones, y las tentaciones son medios para pecar si no son rechazadas, y duras tentaciones fueron desencadenadas contra Él. Pero Jesús no pecó porque no quiso pecar, y también por esto es declarado Hijo de Dios, no sólo por su naturaleza divina. Veamos entonces cómo rechaza Jesús las tentaciones, para aprender a hacerlo nosotros. Analicemos este pasaje en Mt. 4

...En aquella sazón, Jesús fue conducido del Espíritu de Dios al desierto, para que fuese tentado allí por el diablo.[33] Y después de haber ayunado cuarenta días con cuarenta noches, tuvo hambre. Entonces, acercándose el tentador le dijo: Si eres el Hijo de Dios, di que esas piedras se conviertan en panes. Mas Jesús le respondió: Escrito está: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra o disposición que sale de la boca de Dios. Después de esto lo transportó el diablo a la santa ciudad de Jerusalén, y lo puso sobre lo alto del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate de aquí abajo, pues está escrito: Que te ha encomendado a sus ángeles, los cuales te tomarán en las palmas de sus manos para que tu pie no tropiece contra alguna piedra. Le replicó Jesús: También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios. Todavía le subió el diablo a un monte muy encumbrado y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todas estas cosas te daré si, postrándote delante de mí me adorares. Le respondió entonces Jesús: Apártate de ahí, Satanás; porque está escrito: Adorarás al Señor Dios tuyo, y a Él solo servirás. Y con esto le dejó el diablo; y he aquí que se acercaron los ángeles y le servían.

Satanás se presenta siempre en apariencia benévola y en forma ordinaria. Si las almas están atentas y sobre todo en contacto espiritual con Dios, advierten el aviso que las pone alertas para combatir las acechanzas del demonio. Pero si no hacen caso al aviso divino, se separan debido a pensamientos del todo humanos que entorpecen; si no buscan ayuda en la oración que las une a Dios y que da fuerzas al corazón humano, difícilmente pueden ver la trampa escondida bajo una apariencia inofensiva, y helas aquí que caen. Librarse después de esa trampa, sí que es difícil.

Los dos caminos más usados por Satanás para llegar a las almas son el sentido y la gula. Siempre empieza por la materia. Cuando ésta ha sido derrotada y sujeta, el ataque continúa en las partes superiores del hombre: primero la parte moral, el pensamiento con su soberbia y avidez; después el espíritu, al quitarle no sólo el amor divino, que ya no existe desde el momento en que ha sido substituido por otros amores humanos, sino también el temor de Dios. Entonces es cuando el hombre se entrega a Satanás en alma y cuerpo con la condición de poder gozar de lo que quiera y gozar siempre. Hay que comportarse como Jesús: Silencio y oración.

Silencio. La razón es que si Satanás se presenta seductor y se acerca, se le debe soportar sin tantas impaciencias y temores inútiles. Es menester reaccionar con valor a su presencia y a su seducción con la plegaria.[34] Es inútil discutir con Satanás, vencería él, porque tiene una lógica más fuerte. Nadie, más que Dios puede vencerle y por eso es necesario recurrir a Dios, que hablará por nosotros, a través de nosotros. Enseñar a Satanás el nombre y la señal de Jesús, no tan solo escritos en el papel o grabados en madera, sino escritos y grabados en el corazón. Contraatacar a Satanás usando las palabras de Dios, tan solo cuando insinúa que él es como Dios. El demonio no las soporta. A continuación, después de la lucha, viene la victoria y los ángeles vienen y ayudan al vencedor contra el odio de Satanás, lo confortan como rocío del cielo con la gracia que derraman a manos llenas en el corazón del hijo y la bendición que acaricia el alma. Es necesario tener voluntad de vencer a Satanás, y fe en Dios y en su ayuda. Fe en el poder de la oración y en la bondad del Señor; entonces no puede hacer ningún mal.

Generalmente la criatura cuando es tentada se siente culpable e impotente, y eso la lleva a seguir pensando en lo mismo, lo que produce debilidad y desesperación, y esto la envuelve en una red.[35] El demonio es demasiado astuto, y usa las dos posibilidades de acción; me explico con un ejemplo: puede ser que la tentación sea a dejar la oración, pero si no tiene éxito, puede tentar a excederse en la oración omitiendo sus deberes. A veces puede tentar a desesperación haciendo que la criatura se vea demasiado pecadora, o por el contrario, que exalte su virtud y nazca la soberbia espiritual, pensando que ya está muy lejos del pecado. El exceso de confianza pierde al hombre, sobre todo cuando esta confianza se finca en las propias virtudes, fuerzas o acciones.

Este es el modo de vencer; no otro, así que aprendámoslo y ejercitémonos en él, para vencer cualquier asechanza de nuestro mayor enemigo.

Además de la simple tentación, el demonio puede ejercer su acción maléfica sobre el hombre mediante la obsesión y la posesión. Nadie está exento de la tentación. Varían las formas, cambian los procedimientos, aumenta o disminuye su intensidad, pero el hecho mismo de la tentación permanece constante a lo largo de la vida espiritual. Pero a veces el demonio no se contenta con la simple tentación, tratándose sobre todo de almas muy elevadas, a las que apenas impresionan las tentaciones ordinarias, despliega todo su poder infernal, llegando, con el permiso de Dios, hasta la obsesión, y a veces posesión corporal de su víctima. En la obsesión, la acción es extrínseca a la persona, mientras que en la posesión, el demonio entra realmente en el cuerpo de su víctima y le maneja desde dentro.[36]

Puntos de vista según los exorcistas y los demonólogos.[37] Ahora vamos a ver todo lo que han dicho del demonio aquellas personas que lo conocen más de cerca, que se han enfrentado a él, me refiero a los exorcistas, y también tomaremos la opinión de dos connotados demonólogos.

Habla Don G. Amorth:[38] “En primer lugar, por parecernos una cuestión por demás importante, ponemos la siguiente afirmación: Es equivocado afirmar la existencia de otras fuerzas o entidades espirituales, ignoradas por la Biblia e inventadas por los espiritistas, por los seguidores de las ciencias esotéricas u ocultas, por los seguidores de la reencarnación o por los que sostienen a las llamadas almas errantes.[39] No existen espíritus buenos fuera de los ángeles; ni existen espíritus malos fuera de los demonios. Las almas de los difuntos van inmediatamente, o al paraíso o al infierno o al purgatorio, como ha sido definido por dos concilios, el de Lion y el de Firenze. Los espíritus que se presentan en las sesiones espiritistas, o las almas de los difuntos presentes en seres vivientes para atormentarlos, no son otra cosa que demonios. Las rarísimas excepciones permitidas por Dios, son excepciones que confirman la regla.

¿Cuáles son los disturbios que el demonio puede causar a los hombres mientras están en vida?

a) Acción ordinaria, la cual está dirigida a todos los hombres, que es la de tentarlos al mal.[40] No todas las tentaciones provienen del demonio, al menos por vía directa, pues en ocasiones tienen origen en nuestra naturaleza caída, que al ser puesta en contacto con imágenes, conversaciones, personas y ambientes malos, puede sentirse atraída hacia el mal.[41] Sólo diremos que según el p. Fortea, la tentación nunca es crónica, y nunca deja secuelas, lo que sirve para diferenciarla de los procesos patológicos.

b) Acción extraordinaria, que es la que Dios le concede sólo en determinados casos, y puede ser clasificada en 6 formas diferentes:[42]

1.- Sufrimientos físicos causados por Satanás externamente. Se trata de los fenómenos que leemos en tantas vidas de santos, ejemplo, el cura de Ars y Padre Pio. Es una forma en que nunca ha habido una influencia interna en las personas que la sufren y jamás ha sido necesario el exorcismo; cuando más la oración de personas que están al corriente de cuanto sucede.

2.- La posesión diabólica. Es el tormento más grave y tiene lugar cuando el demonio se apodera de un cuerpo «no de un alma» haciéndolo obrar o hablar como él quiere, sin que la víctima pueda resistir, y por tanto, sin que sea responsable moralmente. Según Mons. Balducci, es el dominio que Satanás ejerce directamente sobre el cuerpo, e indirectamente sobre el alma de una persona.[43] Esta posesión transforma a un individuo en un instrumento fatalmente dócil al poder despótico y perverso del demonio, pero no se es responsable de las acciones realizadas, aunque sean ofensivas en grado sumo para todo lo que es sagrado y divino, aunque sean brutales, inmorales y, en fin, contrarias a cualquier ordenamiento positivo y natural. No siempre ese dominio se realiza en forma plena; a veces deja una lucidez suficiente para mantener al sujeto consciente de lo que sucede, aunque sea impotente para reaccionar (posesión mitigada); otras veces se limita a una simple molestia física, a veces inexplicable, misteriosa (posesión física). En este estado, el individuo con razón se dice poseído, endemoniado, porque es instrumento y víctima del poder diabólico. Así, tenemos dos elementos en la posesión: la presencia del demonio en el cuerpo del hombre y el ejercicio de un poder.

Esta forma es también la que se presta a fenómenos espectaculares, señales más vistosas: el demonio puede mover a una persona, levantarla, suspenderla en el aire inclusive por largo tiempo, transportarla a cualquier lugar, y todo con la mayor facilidad y rapidez. Con mayor razón puede mover cada una de las partes del cuerpo de las maneras más extrañas, ridículas y espantosas, puede comunicar una fuerza superior a la edad y sexo, puede alterar la conformación exterior del cuerpo, causar todos los tipos de enfermedad y hasta la muerte, puede modificar la voz. Hace hablar en lenguas nuevas, revelar cosas ocultas.[44] Puede extender su acción a todas las funciones de la vida vegetativa y sensitiva, y a través de los sentidos, tanto externos como internos, indirectamente llega al entendimiento y a la voluntad.

Una cosa es si la posesión diabólica es posible en sí misma, independientemente del hecho de que se realice o no, y otra es ver si concretamente se dan casos ciertos, seguros (posibilidad concreta)

Que sea posible es fácil darse cuenta por el concepto mismo del fenómeno; en efecto, nada impide que el demonio pueda entrar en un cuerpo y servirse de él a su gusto como dócil instrumento. Esta posibilidad resulta también del hecho que Cristo confirió a los apóstoles el poder para liberar a los endemoniados. Sin embargo, la posesión no se queda solamente en el campo de una posibilidad abstracta, teórica, sino que entra en el mundo de las realidades concretas.

3.- La vejación diabólica. Disturbios y enfermedades de graves a poco graves, pero que no llegan a la posesión y a hacer perder la conciencia ni hacer cumplir acciones o pronunciar palabras de las cuales no sea responsable, ejemplo bíblico, Job, la mujer encorvada y el sordomudo curados por Jesús. Otro ejemplo sería san Pablo, que tenía una vejación diabólica que consistía en un disturbio maléfico.[45] Coincide con la infestación personal de Mons. Balducci.

4.- Obsesión diabólica. Se trata de asaltos espontáneos, en ocasiones continuos, de pensamientos obsesivos, y frecuentemente, racionalmente absurdos, pero tales, que la víctima no esté en posibilidades de librarse de ellos, por lo que la persona vive en un continuo estado de postración, desesperación, tentaciones de suicidio. Casi siempre las obsesiones influyen también en los sueños. Coincide con la infestación personal de Mons. Balducci.

5.- Sujeción diabólica. Llamada también dependencia diabólica; se cae en este mal cuando voluntariamente nos sometemos al servicio del demonio, las más usadas son el pacto de sangre y la consagración a Satanás.[46] Una de las primeras referencias del pacto con el demonio es a través de San Jerónimo. No siempre el demonio tiene la capacidad de cumplir los deseos, aunque puede prometer mucho. Estas acciones se pueden romper, pues nadie nos puede quitar la libertad.

6.- Infestaciones diabólicas sobre casas, objetos, animales. La opinión de G. Amorth, es que esta clase de mal siempre se refieren a cosas, no a personas. Según Mons. C. Balducci, esto sería la infestación local, que es una actividad que el demonio ejerce directamente sobre la naturaleza inanimada, perteneciente al reino animal y vegetal, para luego llegar indirectamente al hombre con intenciones siempre maléficas.

Visto todo lo anterior, oigamos algo de lo que Nuestro Señor dice a Monseñor Ottavio Michelini acerca del demonio:

- Siendo superior a la naturaleza humana, puede mucho sobre ella, y se vale de esta superioridad para azuzar al hombre al mal, él sabe induciros a un radical cambio en el modo de vivir.

- Él puede mucho más sobre la naturaleza humana de lo que el hombre puede sobre la naturaleza ani­mal, y tú ves cuánto puede el hombre sobre la naturaleza animal.

- El hombre puede dominar a un animal, pero Satanás puede dominar a un hombre mucho más, mucho más.

¿Cómo defendernos de todos estos males? Los exorcismos solamente para la posesión diabólica, verdadera y propia; para los otros casos deben bastar los medios comunes de la Gracia: la oración, los sacramentos, la limosna, la vida cristiana, el perdón de las ofensas y el recurrir al Señor, a la Virgen, a los Santos y a los ángeles.

Querer profundizar más acerca de las acciones de Satanás en el hombre, y de las características de cada una de las formas extraordinarias de acción, exceden con mucho la finalidad de este trabajo, por lo que lo dejaremos de lado para no extendernos demasiado.

Sólo quisiera citar las palabras del apóstol Juan en su primera carta 518: «Sabemos que todo aquél que es hijo de Dios, no peca, mas el nacimiento que tiene de Dios por la gracia le conserva; y el maligno espíritu no le toca»[47] El mal está en nuestra falta de fe, en nuestro mal obrar, en la falta de oración, falta de verdadera vida Eucarística, falta de intimidad con nuestra Madre Santísima y con la corte celestial.

Según el Jesuita francés Tonquédec, notable exorcista, dice que hay un grandísimo número de infelices que, aun no presentando señales de posesión diabólica recurren al ministerio del exorcista para ser liberados de sus sufrimientos: enfermedades rebeldes, adversidades, desgracias de todo tipo. Los endemoniados son muy raros, pero estos infelices son legiones. Sin embargo en mi experiencia, dice el p. Amorth, tengo la seguridad de que en la época actual el número de afectados ha aumentado grandemente. Un primer factor para esto es la situación del mundo consumista de occidente, en el cual el sentido materialista y hedonístico de la vida ha hecho que la mayoría pierdan la fe,[48] y a medida que disminuye la religión aumenta la superstición. Junto con lo anterior, enumera el p. Amorth algunas causas, según él, del aumento en los casos de acción demoníaca en las personas: la práctica del yoga, del zen, de la meditación trascendental; prácticas basadas en la reencarnación, en el disolverse la persona humana en la divinidad, en fin, sobre doctrinas inaceptables para un cristiano. La magia, el espiritismo, la multiplicación de «espectáculos» del horror, donde al sexo y a la violencia se le agrega frecuentemente un sentido de perfidia demoníaca. Ni qué decir acerca de la negligencia de la jerarquía de la Iglesia, donde se ha descuidado el punto crucial de la batalla en contra del demonio y por lo mismo se ha disminuido la práctica del exorcismo, hasta el punto de que muchos Obispos nunca han visto, mucho menos practicado uno.[49]

¿Cómo se puede caer en los disturbios extraordinarios del demonio? Las causas se pueden resumir como sigue:

A.- Por permisión de Dios. Vale la pena mencionar a dos personas que recientemente fueron beatificadas por el Papa Juan Pablo II: Don Calabria y Sor María de Jesús crucificado, los cuales, sin que hubiera ninguna causa humana, ni culpa por parte de ellos, ni maleficios realizados por otras personas, tuvieron períodos de verdadera y propia posesión diabólica, en los cuales, los dos beatos han dicho y hecho cosas contrarias a su santidad, y sin tener ninguna responsabilidad, porque era el demonio quien obraba sirviéndose de sus miembros.

B.- Cuando se sufre un «maleficio». También aquí no hay culpa por parte de quien es víctima de este mal. El «maleficio» es dañar a otros a través de la intervención del demonio. El modo más usado es la brujería, y también es la causa más frecuente de posesión y de otros disturbios maléficos. Hay maleficios para matar, para provocar posesión, para que le vaya mal en los negocios, para provocar enfermedades, etc.

C.- Por un estado grave y endurecido de pecado. Este estado en la actualidad va en aumento, por lo que también va en aumento el número de personas afectadas por el demonio. El evangelio nos presenta un caso emblemático en la figura de Judas. ¿Quién sabe cuántos esfuerzos haya hecho Jesús por llamarlo y corregirlo? Recibiendo sólo rechazos y endurecimiento en el vicio, hasta que llegó al colmo: «¿Cuánto me dais si os lo entrego?» Y le fijaron 30 monedas (Mt. 2615) Luego leemos aquella tremenda frase durante la última cena: «Y entonces Satanás entró en él» Jn. 1317 En la actualidad hay familias en las cuales las personas viven estados matrimoniales desordenados, abortos, perversiones sexuales aberrantes, homosexualidad, drogadicción, etc. En todos estos casos, el camino de curación inicia en una sincera conversión. Aquí el p. Fortea introduce el término “hechizo”, el cual es aquella operación que se hace para obtener algo positivo con el concurso de los demonios. El hechizo no suele conseguir lo que se busca con él, pero puede provocar posesión, o algún tipo de influencia, siempre en el que lo hace o en quien lo encarga.

D.- Por frecuentar lugares o personas maléficas. Esto es la práctica o la asistencia a sesiones espiritistas,[50] magia, cultos satánicos o sectas, prácticas de ocultismo, frecuentar magos o hechiceros, escuelas satánicas. Son formas que exponen al peligro de incurrir en un maleficio, en una consagración o pacto con el demonio.

Es oportuno poner aquí las palabras de Jesús a Mons. Ottavio Michelini en el libro “Confidencias de Jesús a un sacerdote”

Un Arma Tremenda: El «Maleficio»

* ...La perfidia y la malicia de las potencias oscuras del mal es tal, que muy difícilmente se puede conocer toda su extensión. ¿Puedes tú hoy contar las herejías que laceran a la Iglesia?

* Las potencias oscuras del Infierno además, sometiendo a sí a los hijos de su iglesia, querida para diseminar todos los males posibles con los cuales golpear, lacerar y atormentar almas y cuerpos, tienen también a disposición un mal grande, un arma tremenda para golpear, no sólo el espíritu sino también los cuerpos de los miembros de mi Iglesia: «El maleficio»

* «Maleficio» Presencia de oscuras fuerzas ocultas. Este es un aspecto negativo y demoledor, pero son tantos los aspectos negativos y demoledores de la Pastoral moderna, desviada como está de su finalidad fundamental, que es la de arrancar a las almas de las garras de las fuerzas oscuras del mal.

* ¿Qué quiere decir «maleficio» y qué es? Es la presencia de “fuerzas oscuras” ocultas en personas, lugares o cosas, con las cuales en general se crean situaciones de sufrimiento espiritual y material.

* Del «maleficio» ¿cuántos son víctimas hoy? ¡Un número sin número! Sin embargo esta palabra: «Maleficio», que es causa de indescriptible sufrimiento, suscita perplejidad, dudas e incredulidad aun en aquellos que son víctimas de él; suscita risas y burlas en quienes no creen; suscita estupor y hasta escándalo en aquellos que deberían conocer su naturaleza, origen y causa, y deberían sugerir modos y medidas para defenderse e indicar los medios para combatirlo.

* Pero ¿quiénes son éstos que fingen estupor y asombro cuando oyen hablar de «maleficio»? Es increíble decir hasta dónde llega la perfidia de los demonios y de sus aliados y colaboradores en la tierra; porque estos son sacerdotes, obispos y hasta cardenales, que descaradamente con engañosos pretextos, con una malicia y perfidia satánica y con un nauseabundo y fingido celo, prohíben a los sacerdotes confiados a su cuidado usar los medios buenos y eficaces, ya indicados en el pasado por la Iglesia, aceptados por la cristiandad y usados por todos los santos, quienes han apreciado su utilidad y su eficacia, presentando como cobertura de su hipocresía la aplicación del Concilio, entendida como quitar de en medio los tabúes que podrían disminuir el prestigio de la Iglesia.

* Se ha llegado a prohibir a los sacerdotes el bendecir a personas maleficiadas y a limitar el uso del agua bendita, y todo, naturalmente, bajo la apariencia de cuidar celosamente el prestigio de la liturgia.

* Negar hechos y consecuencias de la pérfida actividad de las potencias oscuras del Infierno es como negar a Dios, el Cual, para liberar a la humanidad de tanto mal me ha enviado a la tierra a Mí, Verbo Eterno de Dios hecho carne, a morir en la Cruz.

* Almas maleficiadas. Me propongo continuar con la conversación del mensaje anterior, en el que he querido aclararte algunos aspectos de uno de los tantos medios con los cuales las potencias oscuras del infierno embaucan a las almas inexpertas, imprudentes, siempre deseosas de novedades, débiles o indefensas, por estar privadas de la asistencia espiritual, o por su negligencia, o por el incumplido deber de quienes por vocación habían sido designados para cuidar su vida religiosa, almas lisonjeadas por espejismos prohibidos, y casi siempre engañadas. Pero no intento incluir a todas las almas en las susodichas categorías, porque en efecto hay también almas buenas, santas, almas en serio camino hacia la perfección que por Voluntad permisiva de Dios son maleficiadas, en cuanto a que el sufrimiento que les procura el «maleficio», para ellas se convierte en medio de expiación, de purificación, de santificación, de enriquecimiento y de redención; porque el sufrimiento, de cualquier parte que provenga, si es aceptado con fe y generosamente ofrecido, se cambia en santificación.

* ¿ Qué almas pueden ser maleficiadas? Teóricamente todas. Unas directa o indirectamente por obra de las fuerzas del mal, y otras por Voluntad permisiva de Dios. Pero el «maleficio» lleva siempre en él el sello del infierno.

* ¿Por qué lo permite Dios? Dios nos ha creado libres, y cada uno será juzgado de acuerdo a lo que hayamos hecho con nuestra libertad. Si hicimos bien, merecemos premio; si hicimos mal, merecemos castigo. Podemos mandar matar a alguien y Dios no lo impide, así mismo se puede pagar a un mago para que haga un maleficio contra una persona, y aquí tampoco Dios lo impide, aunque de hecho muchas veces sí lo hace, como por ejemplo, en quien vive en gracia de Dios, quien ora más intensamente, es más salvaguardado que quien no es practicante. El campo de las brujerías y de los maleficios es el paraíso de los embusteros; los casos verdaderos son poquísimos en relación a los que se presentan en total en esos sectores. Este terreno se presta mucho a las sugestiones, a los caprichos de mentes débiles.

* ¿Qué medios se deben usar para liberar a las almas que son afectadas por él? Hijo mío, te dije en otra ocasión que el exorcista no debe esperar consuelos, sino sólo y siempre sufrimiento, y que raramente ve el resultado de su acción pastoral, la más directa pastoral, de la que Yo, Verbo eterno de Dios, he dado tantas veces ejemplo arrojando los demonios y curando a los enfermos, pero para que este ministerio pastoral surta sus efectos debe ser ejercido por santos sacerdotes. Vendrá el día en el que Obispos verdaderamente santos se acordarán de la validez de mi mandamiento “Id y predicad el Evangelio a todas las gentes, bautizándolas, curando a los enfermos y arrojando a los demonios.”

* El exorcista, además de ser santo, debe ser hombre de profunda oración, debe usar todos los medios consentidos como los sacramentos, en los que hoy ya casi ninguno cree, mientras su eficacia depende de la fe y de la Gracia de quien los usa; impartirá también las bendiciones, que si son en forma privada no necesitan de ninguna licencia del ordinario, pero si en cambio el exorcismo es público y hecho en nombre y en unión con la Iglesia, necesita el permiso del ordinario del lugar en el que se realiza.

* La hora de la liberación de un alma golpeada por un «maleficio» está siempre determinada por la Voluntad Divina y puede ser anticipada por la colaboración, la fe y el deseo de liberación del afectado, o puede ser prolongada por la falta de colaboración, de fe y del deseo de ser librado, o también por la acción maléfica aún en acto por parte de quien ha procurado el maleficio. El «maleficio» también puede ser mantenido o prolongado por un designio misterioso de Amor, dirigido a salvar almas relacionadas con el maleficiado en un plano particular de salvación.

Es conveniente hablar sobre «la noche del espíritu»[51] Toda persona que busque a Dios en serio, tarde o temprano penetrará en una fase conocida como «la noche del espíritu» Es una fase de la evolución espiritual, es necesaria para penetrar en la vida mística. Esta purificación se hace a través del sufrimiento aceptado con amor a Dios y perseverancia. Consiste en una serie de tentaciones obsesivas de origen demoníaco, como tentaciones de ateismo, contra la fe, de escrúpulos, de suicidio, de depresión, blasfemias, etc., pero muy intensas. El demonio se empeña en detener el avance espiritual haciendo caer a la persona en graves pecados.[52] Esta noche termina cuando el alma se conforma al sufrimiento, apegándose a las normas puestas por Dios. Esto concuerda perfectamente con lo dicho por Jesús a Luisa Piccarreta en el primer volumen de sus escritos.[53]

Los dones de Satanás.

Continúa el P. Amorth. “También Satanás da poderes a sus devotos. A veces, como auténtico mentiroso que es, los destinatarios de estos poderes no comprenden pronto la proveniencia, o no quieren comprenderla. Puede suceder que una persona tenga un don de previsión; otros, con solo ponerse frente a una hoja y con una pluma en la mano, escriben espontáneamente páginas y páginas de mensajes; otros tienen la impresión de poder desdoblarse, y que una parte de su ser puede penetrar en casas y en ambientes aun lejanos; es muy común que algunos escuchen una voz, que en ocasiones pueda sugerir oraciones u otras cosas. ¿De donde viene esto? Es necesario un estudio o un discernimiento hecho por personas competentes para establecer la verdad. Cuando San Pablo estaba en Tiatira le sucedió que era seguido por una esclava que tenía el don de adivinar, y con esta dote procuraba mucho dinero a sus patrones, pero era un don de origen diabólico, que desapareció después de que San Pablo arrojó al maligno.[54] Puede provocar estigmas.[55]

En un testimonio firmado por Erasmo di Bari, dice que años después de haber participado en un juego de tipo espiritista sin saberlo, fue investido de varias facultades paranormales, como clarividencia, lectura del pensamiento, poder conocer la vida de personas tanto vivas como muertas, diagnóstico clínico, anular el dolor físico por la imposición de las manos eliminando así el estado de sufrimiento,[56] etc. Sin embargo, a pesar de que esto le reportaba ganancias y la posibilidad de acercarse a la gente, las personas que lo hacían, poco tiempo después quedaban más desorientadas por lo que él les había dicho, pero lo principal era que él mismo se daba cuenta que su vida no había cambiado en nada, continuaba siendo fácil a la ira, lento al perdón, fácil al resentimiento, susceptible a la ofensa, con miedo a tomar su cruz, miedo al futuro y a la muerte. Todos estos poderes cesaron después de un exorcismo. En estos casos es necesario oponerse y vencer estas tendencias para alcanzar la curación.”

6).- Tratando de desenmascarar al demonio para vencerlo.[57]

Una cosa son sus acciones y la forma en que pueden manifestarse, y otra cosa es como es que la gente los ve, los percibe; aquí, las falsas concepciones, la fantasía, los miedos irracionales, los mitos, la moda, las conveniencias, etc., dan lugar a una manifestación variadísima de los demonios, pero casi siempre distorsionada y exagerada en manera tal, que difícilmente podríamos reconocer en ella al verdadero enemigo de nuestras almas.

Como punto de partida diremos que el demonio, desde el momento mismo de su rebelión, tiene un plan perfectamente trazado para quitar al hombre del puesto al que Dios lo había destinado. En el momento en que el ángel comete la culpa se divide la creación pensante, desde ese instante existen ya dos razas, dos iglesias, dos generaciones: La de Dios y la opuesta a ella, la de Satanás; ésta se trasladó a la tierra para hacer guerra a la Iglesia de Dios en los hombres. Mientras llegaba el momento de iniciar la batalla en los padres de la humanidad, Adán y Eva, Luci­fer estrenó el infierno[58] usando toda su sabiduría y malicia diabólica para ponerse de acuerdo con los otros demonios, para ver cómo podrían ofender más a Dios, y para satisfacer su espíritu de soberbia y rebeldía. La conclusión fue que la mayor venganza y agravio contra Dios, puesto que conocían cómo habría de amar a los hombres, sería impedir los efectos de aquel amor, engañando, persuadiendo y, en cuanto les fuese posible, forzando a los mismos hombres para que perdiesen la amistad y gracia de Dios, y le fuesen ingratos y rebeldes. Decía Lucifer: “Tenemos que trabajar empleando to­das nuestras fuerzas, dedicación y ciencia; someteremos a las criaturas humanas a nuestra doctrina y voluntad para destruirlas; los perseguire­mos y los privaremos del premio que les ha sido prometido; procuremos que no lleguen a ver la cara de Dios, pues a nosotros se nos ha negado con injusticia. Sembraré nuevas sectas, errores y leyes contrarias a las del Altísimo; levantaré de entre esos hombres, profetas y caudillos que engrandezcan las doctrinas que yo sembraré en ellos; [59] afligiré a los pobres, oprimiré a los afligidos y perseguiré al desalentado; sembraré discordias, ocasionaré guerras, moveré unas gentes contra otras; engendraré soberbios y arrogantes y extenderé la ley del pecado;[60] y cuando en ella me hayan obedecido, los sepultaré en este fuego eterno. Este será mi reino y el premio que yo daré a mis siervos.

Al Verbo humanado haré sangrienta guerra, aunque sea Dios, pues también será hombre de naturaleza inferior a la mía. Levantaré mi trono y dignidad sobre la suya, lo venceré y lo derribaré con mi potencia y astucia; y la mujer que ha de ser su Madre perecerá a mis manos; ¿qué es para mi potencia y grandeza una sola mujer? Y vosotros, fingid que amáis a los hombres para perderlos; sírvanlos para destruirlos y engañarlos; asístanlos para pervertirlos y traerlos a mis infiernos.”

Allí se fraguaron todos los vicios y pecados que iban a ser inoculados en el hombre, de allí salieron la mentira, las sectas y errores, y toda iniquidad tuvo su origen de aquel caos y congregación abominable.

Todo estaba consumado. Había sido puesta fuera toda la maldad, el engaño, la mentira, los embustes, el odio, el fingimiento, etc., que junto con el inmenso poder de las dotes de su naturaleza angélica, desencadenarían en contra del linaje humano la más grande batalla que se ha de librar en el curso de la historia, siendo su principal objetivo el ataque hacia Jesús y su Madre Santísima. El envilecimiento de la naturaleza humana era y sigue siendo el punto crucial para lograr su plan.

Pero el toque maestro en este plan era el volverse invisible: Invisible por dos razones:

1.- Por necesidad absoluta. Su sola presencia reafirma en forma contundente la existencia de Dios. El demonio es un ser creado, no subsistente por sí mismo, por lo tanto, el hacerse una realidad presente a nuestra inteligencia y voluntad a través de nuestros sentidos, nos llevaría sin duda alguna a la confirmación del Creador, sin importar cual nombre o concepción le diéramos. Así que su sola existencia es la mejor arma para contrarrestarlo y reafirmar nuestra fe. ¡Insensata locura y obstinación la de los ángeles caídos, que no supieron ver en la existencia de Luzbel la confirmación de que sólo Dios es el único Ser subsistente por Sí mismo, generador de todas las bellezas de lo creado, sin importar que naturaleza tengan! De aquí la necesidad absoluta de no manifestarse abierta y rotundamente. En contadísimas ocasiones lo hace ante aquellos que voluntariamente han aceptado el mal, desconociendo al bien.

En el seno de la creación jamás habrá seres espirituales o materiales «malos» La palabra «ser» y «malo» son contradictorias entre sí. Él ha conseguido deshonrar el oficio sagrado que se le otorgaba, pero no ha podido deshonrar su «ser», el cual sigue honrando al Creador, puesto que sigue «siendo» No importa lo malo que sea, los actos nefastos que cometa, no puede corromper su acto de existencia, la cual se manifiesta como acto supremo de una sabiduría y potencia tal, que es imposible el no pensar en el Ser Creador como el Ser perfecto. Así que para mayor condenación de él, y me atrevo a decir que sea el mayor sufrimiento (infierno) que tenga, es que su sola existencia ha servido, sirve y servirá como testimonio fiel de la existencia y Majestad de Dios.

2.- Por necesidad relativa. Para que sus enemigos no tomen acciones para prevenir sus ataques, o recurran a las armas necesarias para contrarrestarlo. Para tal efecto debía diversificar a tal grado su acción, que nadie pudiera relacionarlo con ellas, haciendo de estas acciones un conjunto que a la vista parecieran como cosas diferentes, aisladas entre sí, pero todas dirigidas hacia un mismo fin:

a).- Quitar de la mente de la familia humana el recuerdo de Dios.[61]

b). Abolir todos los tabúes que limitan la acción de aquello que aparentemente es nuestro mayor tesoro, nuestra naturaleza humana,[62] exaltando a tal grado las pasiones y los vicios, que debieran parecer virtudes. Junto con ello, destruir al ser humano; pero como no le fue concedido atentar contra su vida en forma directa,[63] se dedicó a instigar guerras ilícitas, donde mueren miles, y en ocasiones millones de personas, masacradas por el odio y la injusticia, apoyados en la fuerza irracional; además se dedicó a destruir la realeza que le correspondía por creación (el rey de la creación, dominador de todo, aun de sí mismo), poniéndolo por debajo de la naturaleza animal; apoderándose del ser humano como se apoderó de los cerdos en el territorio de los gerasenos,[64] llevándolos al despeñadero, así los lleva a la droga, a los crímenes, a la prostitución, en resumen, los lleva a los 7 pecados capitales, con la soberbia como cabeza de esta lista, para precipitarlos en el infierno.

c).- Denigrar y destruir la unidad creada por Dios para multiplicar sus hijos, sus imágenes: La familia. Haciendo que de una misión como era, pasara a ser un simple contrato entre dos personas que aceptan vivir juntos por momentos, no en totalidad de tiempo, para convivir, pero en gran parte para satisfacción personal, por no decir sexual; para construir no una familia, sino un consorcio comercial; y en caso de hastío, el que lógicamente se da cuando no existe el vínculo espiritual fortalecido por el Sacramento, pasar a una nueva unión a través del divorcio, (adulterio). Cabe mencionar en este punto, la abominable aceptación de la homosexualidad, y ahora la “unión legal” de dos personas del mismo sexo en una unión familiar con todos los derechos civiles, y lo más absurdo, tener la posibilidad de adoptar niños,[65] con todas las consecuencias que esto trae en la formación de estos pequeños, y la repercusión moral y espiritual no sólo en ellos, sino en toda la humanidad.[66]

d).- Como dentro del ser humano existe el anhelo de Dios, y existe la conciencia que nos provoca remordimientos, que nos llevan al arrepentimiento, los cuales no son otra cosa que la Divina Voluntad en nuestra alma, que convulsiona en agonía por nuestra actitud,[67] nuestro enemigo tuvo que inventar cientos de teorías religiosas, múltiples deidades, todas diferentes pero con cierta similitud para poder engañar y hacer creer que todo se debe a una invención del ser humano, o lo más descabellado, que la creencia en un solo Dios proviene de ideas más antiguas, al igual que la imagen de Cristo; junto con una infinidad de ideas que sirvieran para distraernos, etc.[68] Para esto requería de aliados dentro de la misma familia humana, y no tardó en encontrarlos, usando siempre los mismos métodos, ofreciendo todo aquello que la naturaleza caída del ser humano anhela, o sea, primero lo material (riqueza, poder, placer), con ello, también ofrecía satisfactores al entorno moral (sabiduría, conocer todos los secretos, el bien y el mal, el ser admirado, reconocido, el ser superior a los demás), para que al final, pudiera saborear las “delicias” en lo espiritual, «ser como Dios», pero sin Dios. En fin, podríamos seguir mencionando estrategias que ha usado, pero creo que con lo dicho es suficiente para darnos una idea de la actividad y fines que lleva este ser.

Después llega el momento en que deben ser creados los primeros seres humanos. ¡...Pero ya todo estaba preparado!

Así que para conocer la maldad, el envilecimiento de este ser espiritual, no es necesario investigar los efectos de este plan,[69] pues ese es, ni más ni menos, su verdadero plan: «Desorientarnos», y así forzosamente escoger alguna de estas acciones, no sólo para seguirla, sino también en modo opuesto, escoger alguna o algunas para combatirlas, descuidando las demás y poder ser atacados en los puntos débiles. No, no tenemos que conocer todos los efectos, pues aunque lo llegáramos a hacer, esto nos ocuparía tal cantidad de tiempo, que ya no podríamos dedicarnos a Dios como Él quiere, no estaríamos siguiendo el consejo para alcanzar la «perfección»: “Ve, vende todo lo que tienes y luego ven y sígueme.” Mejor será conocer la idea madre, para no errar en nuestra búsqueda pensando y analizando si esto es bueno o no, si será de Dios o no. Sus aliados forman la iglesia de Satanás en la tierra, y son más que aliados, se convierten en su descendencia, la cual se enfrentará con la descendencia de la Mujer.[70] De ahí en adelante se empieza a desarrollar todo el plan, todos sabemos el odio que desencadenó en contra de todos aquellos que permanecían fieles, sabemos la forma despiadada en que atacó a Jesús y a su Madre, cómo envileció a los apóstoles, hasta hacer de uno de ellos el traidor, el hijo de la perdición, y de Pedro el negador de su maestro. Conocemos la historia de las persecuciones instigadas por este inicuo ser; el transcurso de estos veinte siglos está lleno de estos ejemplos, todos ellos producto del odio y sed insaciable de venganza de Satanás.

De las dos acciones que tiene para atacar al hombre, ¿cuál será la más peligrosa? ¿La habitual (tentación), o la extraordinaria (sufrimientos físicos, posesión, vejación, obsesión, sujeción, infestaciones)? Por supuesto que la habitual, pues es la forma de llevarnos al pecado consciente, voluntario y con pleno conocimiento. La otra, aunque puede inducirnos al pecado, siempre habrá una atenuante, pues de alguna forma nos hemos visto obligados a hacerlo. En caso de las posesiones, entonces sí, no hay culpa, pues el hombre no es más dueño de sus actos, y resulta que por muy malos que pudieran ser, a él le sirven de mérito por el sufrimiento interior que le provoca la posesión, junto con la extensión de los méritos a otras personas que lo necesitan.

Siendo entonces la tentación la más peligrosa, deberemos poner toda nuestra atención en ella. Ésta se puede desarrollar de dos maneras: la primera es cuando nos lleva, con un acto conciente, a desobedecer la ley de Dios y hacer nuestra voluntad por sobre la Voluntad Divina. La segunda forma es que nos lleve a lo mismo, pero engañados; en este supuesto, se pueden dar dos formas más: la primera sería en caso de que lo que se haga engañado se haga con la plena conciencia de estar haciendo lo correcto, y entonces no se comete culpa alguna, pues el pecado o falta no está en el acto en sí, sino en la voluntad de transgredir el orden establecido. La segunda forma, es que a pesar de haber sido engañados, de alguna manera nos damos cuenta, no completamente, del engaño, y hacemos el acto con cierta conciencia de estar haciendo lo no correcto, entonces existe la culpa, pero se tiene una atenuante en la medida que nos dimos cuenta o no, y el resultado es un acto con culpa relativa. El resultado de la tentación, el pecado, solamente es válido si somos concientes de lo que hacemos, pues si no es por voluntad que se rompe con la ley de Dios, no se tiene culpa. Así que nuestra atención se debe centrar en la tentación directa, puesto que los engaños sólo sirven para desviar esta atención y no fijarnos en lo que debemos. Para ejemplo baste comparar la ley de Dios (los 10 mandamientos) con los «Los logros sociales» o deberíamos mejor decir «Los robos sociales» robos por habernos robado la Gracia, la amistad con nuestro Creador, la posibilidad de la bienaventuranza eterna, etc., aparte de las ideas que han ido imponiéndose como deseables, y a las que nadie osa enfrentarse, todo lo cual ha servido para influenciar negativamente la conciencia del ser humano. Analicemos algunos de estos «logros», los cuales en múltiples ocasiones han sido producto de movimientos sociales, de leyes,[71] de teorías científicas, de razonamientos filosóficos, pero sobre todo, de la búsqueda afanosa por parte de toda la sociedad de placeres y comodidades, por lo tanto, impuestos por personas sin Dios, serviles a los intereses de su padre, Satanás.




Mandamiento

Logro (robo) social

1º Amaras a Dios sobre todas las cosas. Este mandamiento nos prescribe las virtudes de fe, esperanza, caridad y religión, y nos prohíbe los pecados que van contra ellas.

Estímulo a nuestra propia excelencia, lo que nos hace olvidar que Dios es nuestro Creador, que es nuestro fin, y nos lleva a buscar no su gloria, sino nuestra gloria y satisfacción.

Nos lleva a no someternos, desconociendo sus derechos y a quebrantar su ley. Esto hace “nacer y crecer” desmesuradamente la soberbia.

Es frecuente el dar culto a las criaturas, lo que es contrario al culto que debemos dar a Dios.

Nos imponen la evolución como doctrina. El estado como máxima autoridad posible, la irreligiosidad en toda la vida civil, por la cual hay que desterrar la idea de Dios, educación laica, etc.

2º No jurar su santo nombre en vano. Este mandamiento nos manda respetar el nombre de Dios y nos prohíbe profanarlo, lo que sucede de 4 maneras: pronunciándolo sin respeto, blasfemia, juramento indebido, y el voto no cumplido.

Blasfemia (palabra de injuria, maldición y desprecio).

Juramento, poner a Dios por testigo de que se dice la verdad, las promesas de futuros gobernantes; en los juicios, jurando decir la ¿verdad? sobre la Biblia; en falsas declaraciones sobre todo de los dirigentes, etc.

3º Santificarás las fiestas. Nos manda honrar a Dios con actos de culto el día de fiesta, y nos prohíbe en ellos ciertas obras.

En este capítulo, solamente diremos que la falta más común, es el trabajo por el deseo inmoderado de ganancia, y el no atender a nuestra obligación de oír misa.

4º Honrarás a tu padre y madre. Comprende los deberes de los hijos para con sus padres, de los inferiores con los superiores; a su vez los de los padres hacia los hijos, y de los superiores hacia los inferiores. Los hijos deben a sus padres respeto, amor, obediencia y socorro.

Los hijos deben denunciar a sus padres; no les merecen respeto aduciendo libertad psicológica e independencia. Asilos, guarderías.

5º No matarás. Prohíbe el suicidio, homicidio, duelo, aborto, eutanasia. Para que una guerra sea lícita, debe llenar 3 condiciones: 1.- Ser decretada por una legítima autoridad. 2.- Causa justa y grave, y 3.- Ser necesaria, o sea, último remedio.

Aborto, uso del dispositivo intrauterino (abortivo), eutanasia, pena de muerte, guerras motivadas por intereses, odios, clonación, fertilización in vitro, obtención de células madre de embriones, etc.

6º No fornicar. Nos impone la virtud de la castidad, prohíbe la impureza.

Tener relaciones sexuales antes del matrimonio es bueno y hasta deseable (según la psicología), la masturbación es normal, es autoconocimiento (psicología), lecturas inadecuadas, películas de tipo sexual, modas. Homosexualidad, etc.

7º No hurtarás. Este se quebranta de 3 maneras: 1.- El robo 2.- La injusta detención de los objetos. 3.- El daño injusto

Quizá el más usado en nuestra sociedad actual sea la injusta retención, delincuentes de cuello blanco, impunidad, usura, etc.

8º No levantar falso testimonio ni mentir.

Es mal común de toda la sociedad.

9º No desear la mujer de tu prójimo. Es similar al 6º

Divorcio, validez de nuevas uniones bajo pretexto de derechos humanos y libertad, intercambio de pareja, etc.

10º No codiciar los bienes ajenos.

También es un mal común.

Dice el refrán que para muestra basta un botón, lo anterior es más que un botón, los cuales son practicados, impuestos y aceptados, por todos. ¿Queremos otra muestra de la acción destructora de la tentación manejada por Satanás? Digámoslo abiertamente, es la más contundente arma en contra de Dios y de nosotros, por eso la insistencia en no fijarnos en las acciones extraordinarias, pues son muy infrecuentes, y a excepción de la vejación en la salud o en nuestro entorno socioeconómico, no representan otra cosa que la aceptación por parte nuestra de las sugerencias de él.

Entendido lo anterior, y captada en mínima parte la destrucción que ha logrado hacer, debemos hacer un acto de análisis, para conocer cuál es la razón de todo esto: En primer lugar, y hay que recalcarlo muy bien, se debe a la indiferencia generalizada hacia Dios por parte de toda la sociedad, causada en gran medida por una búsqueda desenfrenada de riqueza, comodidad, bienestar, placer. En segundo lugar, a los colaboradores de Satanás, los cuales, infiltrados en todos los altos niveles de mando de las sociedades actuales, han ido tomando las líneas de corrupción queridas por su padre (Satanás), y las han ido imponiendo como leyes civiles, o como ideas generalizadas basadas en los «derechos humanos», con lo que resulta prácticamente imposible disentir de ellas, sin riesgo de ser considerado como obtuso o retrograda. Y en tercer lugar, da escalofrío el decirlo, a la indiferencia culpable de aquellos que deberían ser los adalides en esta batalla, me refiero a aquellos a los que Jesús les deja el mandato de cuidar, pastorear, guiar a sus ovejas, pero sobre todo, el defenderlas de sus enemigos.[72]

Jesús dentro de su actuación en el mundo mostró que era importante el arrojar demonios, tanto, que lo deja como parte de la misión de sus discípulos y apóstoles. Cuando una persona peca, generalmente no tiene un demonio dentro, pero si la idea se hace obsesiva por instigación del demonio, el pecado se hace frecuente, éste lleva a la adquisición de un hábito, y de ahí pasa a ser una vicio. Cuando llega a este punto se vuelve irrefrenable, y es donde podemos decir que tenemos un demonio dentro que nos excita nuestra concupiscencia, junto con nuestro desordenado deseo, o sea, estamos poseídos. De María Magdalena Jesús arrojó 7 demonios, un verdadero caso de posesión, sin embargo ella no tenía la apariencia externa de una endemoniada, pero en su actuar, en su forma de vida sí que era una verdadera poseída, con plena conciencia y por lo tanto con culpa. Si la viéramos en la actualidad, lo que menos pensaríamos es que está endemoniada, lo que diríamos es que es una mujer degradada, y lo que menos se nos ocurriría es hacerle un exorcismo o hacer oración de liberación, sin embargo Jesús dice que la curó de la posesión de 7 demonios.[73] Esta clase de demonios son los que se deben exorcizar, sacar, pero para que surta efecto la curación es necesario que la criatura tenga plena conciencia de lo que pasa, y el firme deseo de ser liberada; Jesús logra lo anterior con su palabra, al sembrar en el alma la visión de la realidad de su mísera vida, la grandeza del alma en gracia de Dios, el deseo de la regeneración, la firme convicción de que Dios la ama, y la esperanza de poder alcanzarlo. Esto, basado en el amor, pues esta virtud es la única que nos puede lanzar a esa ardua tarea de perfeccionamiento, y la única que nos puede unir a nuestro Creador.

La forma de vencer la tentación, es la que dejamos asentada cuando hablamos de las tentaciones de Jesús, sin embargo, si ya caímos y somos presa de ella y queremos salir, entonces queda como recurso infalible la oración, la humildad, la mortificación y sobre todo la conversión.[74]

Qué decir entonces, ¿la tentación es nuestro enemigo? ¿Satanás la usa como arma para perdernos?

¡Pobre Satanás! Aun en esto, que él considera su mejor estrategia para apartar al hombre de su Creador, (y que con el hombre duro de corazón sí resulta), se equivoca, su soberbia no lo deja ver que se ha vuelto el mejor cooperador de Dios para purificar a todas aquellas almas que van en busca de la perfección, las cuales darán a Dios la gloria y el amor establecidos por Él desde toda la eternidad. Así que podríamos decir, sin temor a equivocarnos, ¡gracias Satanás por tentarnos, gracias por ayudarnos a superar nuestras miserias![75]

Veamos ahora qué nos dice Jesús en los escritos de la Divina Voluntad acerca del demonio y la tentación:

Finalidad de las tentaciones. Mira, quiero purificar tu alma de todo mínimo defecto que pudiera impedir mi Amor en ti, quiero probar tu fidelidad, ¿pero cómo puedo ver si esto es verdad si no es poniéndote en medio de la batalla? Debes saber que quiero ponerte en medio de los demonios, les daré libertad de atormentarte y de tentarte a fin de que cuando hayas combatido los vicios con las virtudes opuestas, te encontrarás ya en posesión de esas mismas virtudes que creías perder, y después tu alma purificada, embellecida, enriquecida, será como un rey que regresa vencedor de una ferocísima guerra, que mientras creía perder lo que tenía, vuelve en cambio más glorioso y lleno de inmensas riquezas. Mira, quiero purificar tu alma de todo mínimo defecto que pudiera impedir mi Amor en ti, quiero probar tu fidelidad, ¿pero cómo puedo ver si esto es verdad si no es poniéndote en medio de la batalla? Debes saber que quiero ponerte en medio de los demonios, les daré libertad de atormentarte y de tentarte a fin de que cuando hayas combatido los vicios con las virtudes opuestas, te encontrarás ya en posesión de esas mismas virtudes que creías perder, y después tu alma purificada, embellecida, enriquecida, será como un rey que regresa vencedor de una ferocísima guerra, que mientras creía perder lo que tenía, vuelve en cambio más glorioso y lleno de inmensas riquezas.[76]

¿Pueden los demonios tomar posesión de mí a la fuerza? Hija mía, ¿por qué te perturbas tanto? ¿No sabes tú que si se unieran juntas todas las potencias diabólicas, no pueden entrar dentro de un corazón y tomar dominio de él, a menos que el alma misma, por propia voluntad les dé la entrada? Sólo Dios tiene este poder de entrar en los corazones y dominarlos como le place.[77]

¿Puede el demonio formar su vida en mí por medio de la posesión? Hija mía, sólo mi Voluntad tiene este poder de formarse una Vida en la criatura.[78]

Ahora escucha hija buena el gran prodigio de nuestra Vida en la criatura, que ningún otro, por cuanto amor y potencia tenga, puede decir: Yo puedo bilocarme, y mientras quedo lo que soy, puedo formar otra vida mía dentro de una persona. Sería una locura y un absurdo el decirlo, ni el ángel, ni el santo tienen este poder, sólo tu Dios, tu Jesús tiene este poder.[79]

Así que Satanás está perdido ante el alma resuelta a despreciarlo manteniéndose unida con su Creador, y tiene que aceptar que lo que haga en su contra servirá para hacerla adquirir más méritos. Pero si esta alma vive en la Divina Voluntad, entonces el mismo Dios pelea en ella, y ¿quién como Dios? Esto para el demonio significa que se le duplica su condenación, se le duplica su infierno.[80] Por eso es que la mayor tentación en la actualidad para el alma deseosa de perfección, no está dirigida tanto a hacerla pecar, no, sino que va dirigida a alejarla de la Divina Voluntad, pues teme en tal forma a la criatura que vive en Ella, que haría cualquier cosa con tal de disuadirla.[81] Debemos mencionar que Satanás ha intentado en varias ocasiones y de diversas maneras malograr este reino, pero en todas las ocasiones ha fracasado: El primer ataque fue contra Luisa para que no escribiera, y esto lo vemos en sus escritos, sobre todo en los primeros volúmenes, donde la tentación era que Luisa tuviera dudas si realmente eran comunicaciones de Jesús o de él, o quizá producto de su fantasía, en otras ocasiones no quería que se publicara nada, tenía dudas acerca de si serían útiles o no, etc. Pero a través de su obediencia, su entrega y amor a Jesús, y sobre todo a la presencia continua de Él y su enseñanza, pudo superarla. La segunda tentativa fue: No publiquen. Y aquí utilizó a las mismas autoridades de la Iglesia, quienes habiendo condenado tres escritos: Las Horas de la Pasión, La reina del Cielo en el reino de la Divina Voluntad, y un pequeño librito que contenía algunos extractos de los escritos, al momento de acudir con ella para confiscar estos escritos, se llevaron todos los demás, sin ninguna justificación, pues no habían sido motivo de la condena, aunado a que ya tenían el Nihil Obstat y el Imprimatur, o sea, tenían la autorización eclesiástica y se hacía constar que no había nada en contra de la fe. Nunca se dio explicación del por qué. La tercera embestida fue y es aún, similar a la anterior, pero a Dios gracias los escritos a pesar de todo lo que ha hecho para impedirlo, ya están circulando por el mundo. Su última tentativa se puede dar en dos modos diferentes: El primero será en no acepten, no crean, no lean. Esto es una realidad patente, basta ver la cantidad de ataques que ha recibido esta sublime doctrina, los escrúpulos de almas buenas, la cantidad de malas interpretaciones que se han dado. El segundo modo se dirigirá a la forma de vivir esta Divina Voluntad, me atrevo a decir que es acción de él, querer convertir a la Divina Voluntad en una devoción más, en quererla mezclar con otras prácticas, buenas en sí mismas, pero que le quitan la parte sustancial. Así que para el alma que quiere vivir en la Divina Voluntad, es necesario que use toda su atención en esto, y que se desprenda de todo lo demás.[82]

EL ANTICRISTO

El Anticristo. Ciertamente en las Sagradas Escrituras se nombra a este personaje. Describen las señales que precederán a la venida de Cristo y los exhorta a permanecer en la doctrina. Veamos algunas de estas lecturas para constatar que es una realidad:

...Entretanto, hermanos, os suplicamos por el advenimiento de nuestro Señor Jesucristo y de nuestra reunión al mismo, que no abandonéis ligeramente vuestros primeros sentimientos, ni os alarméis con supuestas revelaciones, con ciertos discursos, o con cartas que se supongan enviadas por nosotros, como si el día del Señor estuviera ya muy cercano. No os dejéis seducir de nadie en ninguna manera; porque no vendrá este día sin que primero haya acontecido la apostasía, casi general de los fieles, y aparecido el hombre del pecado, el hijo de la perdición, el cual se opondrá a Dios, y se alzará contra todo lo que se dice Dios, o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios, dando a entender que es Dios. ¿No os acordáis que cuando estaba todavía entre vosotros, os decía estas cosas? Ya sabéis vosotros la causa que ahora le detiene, hasta que sea manifestado o venga en su tiempo señalado. El hecho es que ya va obrando o formándose el misterio de iniquidad; entretanto el que está firme ahora, manténgase, hasta que sea quitado el impedimento.[83]

...Hijitos míos, ésta es ya la última hora, o edad del mundo; y así como habéis oído que viene el Anticristo, así ahora muchos se han hecho anticristos, por donde echamos de ver que ya es la última hora. De entre nosotros o de la Iglesia han salido, mas no eran de los nuestros; que si de los nuestros fueran con nosotros sin duda hubieran perseverado en la fe; pero ellos se apartaron de la Iglesia, para que se vea claro que no todos son de los nuestros. Pero vosotros habéis recibido la unción del Espíritu Santo, y de todo estáis instruidos. No os he escrito como a ignorantes de la verdad, sino como a los que la conocen y la saben; porque ninguna mentira procede de la verdad, que es Jesucristo. ¿Quién es mentiroso, sino aquel que niega que Jesús es el Cristo o Mesías? Este es un anticristo, que niega al Padre y al Hijo. Cualquiera que niega al Hijo, tampoco reconoce al Padre; quien confiesa al Hijo, también al Padre confiesa, o reconoce.[84]

Todo espíritu, que desune a Jesús, no es de Dios; antes éste es espíritu del Anticristo, de quien tenéis oído que viene, y ya desde ahora está en el mundo. Y entonces se dejará ver aquel perverso, a quien el Señor Jesús matará con el resuello o el sólo aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su presencia, a aquel inicuo que vendrá con el poder de Satanás, con toda suerte de milagros, de señales y de prodigios falsos, y con todas las ilusiones que pueden conducir a la iniquidad a aquellos que se perderán, por no haber recibido y amado la verdad a fin de salvarse.[85]

Y vi una bestia que subía del mar, la cual tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre los cuernos diez diademas, y sobre las cabezas nombres de blasfemia. Esta bestia que vi, era semejante a un leopardo, y sus pies como los de oso, y su boca como la de león. Y le dio el dragón su fuerza y su gran poder.[86]

Como vemos hay dos ideas fundamentales: La primera es que el anticristo no es un ser personal, sino que es el espíritu del Anticristo actuando en diferentes personas; pues hay muchos, han salido de nosotros; todo aquél que niega a Jesús es un anticristo;, etc. Por lo que la idea que queda es que son muchos, o sea, todos aquellos que de alguna manera se oponen a Cristo. Pero, quizá la característica más sobresaliente sea: «El que divide a Cristo» O sea: Que le quita ya sea la Divinidad, o la Humanidad. Así que estemos alertas, cualquier doctrina que no acepte a Jesús como Hombre y Dios verdadero; a Jesús Hijo de la Virgen María, engendrado sin concurrencia de hombre; que vino al mundo para derrotar al demonio a través del sufrimiento y la Cruz; que murió una sola vez y ascendió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre; que quiera desvirtuar la presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento; que nos quiera hablar del Amor sin la presencia de Jesús; que quiera separar la Iglesia (cuerpo místico de Jesús) de su cabeza, que es Él mismo; que quiera abolir las palabras de Jesús al dejar el mando de su Iglesia a Pedro, y la organización de la misma a sus apóstoles, legítimamente establecidos; etc., esa doctrina es un Anticristo.

Todo movimiento requiere de una cabeza que lo dirija, y toda cabeza requiere un movimiento que la impulse. Pio XI en su encíclica Divini Redemptoris, dice del comunismo: Por naturaleza es antirreligioso y ateo, y es intrínsecamente perverso. León XIII en su encíclica Humanum Genus, pone de manifiesto que la masonería con sus doctrinas filosóficas y morales, llevan a la negación de Dios, a la negación de la moral, abriendo el camino al ateismo. Así que cabría la posibilidad de que alguno de estos dos movimientos engendrara en él el espíritu del Anticristo, o quizá los dos, pero el comunismo prácticamente ha desaparecido, aunque no podemos negar que la filosofía queda; sin embargo, la masonería es la más abocada para encarnar en nuestro mundo a este espíritu, sobre todo que Nuestro Señor la nombra como la iglesia de Satanás[87]

La segunda idea es la de un Anticristo personal, el hombre del pecado o de la perdición, la bestia que sube del mar, el cual no ha salido a la luz porque hay quien se lo impide, pero en cuanto sea quitado este impedimento se manifestará; junto con lo anterior, se requiere que haya una apostasía casi general. Éste se opondrá a Dios, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios. A quien el Señor Jesús matará con el solo aliento de su boca, y destruirá con el resplandor de su presencia.

No se oponen o contradicen estas ideas, es muy probable que puedan existir las dos, es más, todo parece indicar que se complementan, que el Anticristo “movimiento” prepare el camino al Anticristo “personal.”

¿Valdrá la pena el tratar de investigar acerca de la posible persona de este Anticristo? ¿Será tal vez el señor Maitreya el verdadero Anticristo? ¿Está próxima su venida? ¿Los signos de los tiempos son ya apremiantes? ¿Nos irá a poner en la mano derecha y en la frente su marca? ¿Cuál será el nombre de este ser, si su número es el 666?

Hay cosas que creo que es necesario ir aclarando para no estar esperando sucesos extraordinarios, y simplemente externos, pues esto es otro truco de Satanás, con el cual quiere mantenernos ocupados y «alertas» en la parte externa, pero en la fundamental, en la verídica, que es la parte interna, quiere mantenernos en la total ignorancia. Veamos: Nos va marcar en la mano y en la frente. Una marca externa no podría dañarnos, y si lo hacemos porque no se puede ni comprar ni vender sin esta marca, todo está justificado, existe un atenuante, pues la marca la puedo tener, aunque en el interior puedo disentir de la doctrina del tirano. Que diferencia si esa marca se refiere a: La de la mano, a las obras, o sea que mis malas obras son la mejor marca de adhesión a esta doctrina. La mejor marca para la frente serían los malos pensamientos, y entonces sí, todo tiene congruencia, pues le pertenezco por total entrega voluntaria, pienso igual que él y actúo acorde a estos pensamientos. El no tener la marca equivale a obrar y pensar conforme a Dios, y estos seres en un mundo totalmente desacralizado, difícilmente podrán encontrar mercado para sus obras. Habrá persecuciones y matanzas de los fieles a Dios por parte de las huestes del Anticristo. Y ahí nos tienen, esperando ver los ejércitos armados hasta los dientes, persiguiendo al resto fiel, y haciendo matanzas inmensas, ante las cuales, las persecuciones y matanzas en el tiempo de los Césares serían juego de niños, esperamos ver correr ríos de sangre por las calles, etc. ¿Acaso no nos hemos dado cuenta de la terrible persecución que sufrimos todos, especialmente los jóvenes y niños? Persecución en la calle, espectáculos obscenos, anticatólicos, medios de comunicación que lo único que les importa es exaltar la obscenidad, los escándalos; persecución dentro de los hogares, sobre todo con los niños ante la televisión. Millones de almas asesinadas por las ideas corruptas y ofensivas. No hemos reparado en los antimandamientos que ya hemos citado, y que nos procuran una vida hedonística; múltiples ejemplos de anticristianismo, aun dentro de la Iglesia. Y con todo esto ante nuestros ojos, aún no vemos nada, y esperamos a los ejércitos armados hasta los dientes para tomar medidas precautorias: quizá comprar velas benditas para los tres días de oscuridad; proveernos de una despensa suficiente, pero eso sí, que no sean productos de compañías que cooperen con Maitrya. Terrible ceguera espiritual, terrible materialismo que se ha apoderado hasta de lo más íntimo de nuestro ser. Se habla de apariciones de la Virgen donde nos avisa de esta terrible realidad inminente. ¿Acaso no hemos entendido que si Dios se toma la molestia de advertirnos, es para urgirnos a poner una salvaguarda a nuestro espíritu? Se sentará en el trono de Dios. ¿Cuál? ¿A qué trono se refiere? ¿A la silla de Pedro en el Vaticano? ¿Será que va a usurpar el nombre y la personalidad de Jesús? Muy probable, pero ese trono es inexpugnable, pues Jesús lo venció, y aunque él se hiciera pasar por Jesús, para su soberbia no sería honroso sentarse en Aquél que lo ha vencido y humillado con la humildad, el sufrimiento y la muerte de Cruz, aparte de que no podría dañarlo en lo absoluto, y sería muy obvio el engaño, el cual sería descubierto rápidamente por las almas fieles. ¿Entonces, de que trono se nos habla? De nuestras almas, esas almas que han sido creadas para que Dios se repose en ellas y por medio de su Divina Voluntad obrante en la criatura, pueda repetir su misma Vida. Ese trono sí que es anhelado por Satanás, y ese solamente lo puede alcanzar si la criatura se lo ceda voluntariamente, no lo puede arrebatar a la fuerza, así que deberá pelear por él. ¿Cómo? Por medio del engaño, de la tentación, del movernos batalla continua, para que así seamos nosotros mismos, quienes cegados por todo aquello que nos ofrece, se lo entreguemos a cambio de baratijas, y al igual que Esaú le cambiaremos nuestra primogenitura por un plato de lentejas.[88] Jesús lo derrotará con el aliento de su boca. ¿Dónde? ¿En qué campo de batalla? En el de nuestras almas, en lo más profundo de nuestro ser, ¿y será Él quien lanzará al demonio de ahí? Por supuesto que no, será precisamente con el aliento divino con el que seremos restablecidos a nuestra santidad y dignidad de origen, nos será restituida la Divina Voluntad obrante en nosotros, para repetir la Vida Divina, y ante Ella, Satanás no puede nada, por lo tanto no sólo quedará derrotado, sino que será inutilizado de manera total.[89] Esa será la verdadera derrota, cuando las almas vivan en la Divina Voluntad. Por lo tanto debemos olvidarnos de los signos externos, debemos olvidar nuestros sueños de protagonismo luchando cuerpo a cuerpo con el enemigo, debemos temer los tres días de tinieblas, pero no las externas, sino las internas, que por cierto no nos hemos dado cuenta que llevamos no tres días, sino muchísimo más tiempo en la total oscuridad en todo lo referente a Dios, pues si Él es Luz, por fuerza su ausencia deben ser tinieblas. Esforcémonos más en buscar los signos de los tiempos,[90] pero todo debe ser en nuestro interior. Sin embargo, algunos seguirán esperando los grandes acontecimientos sin verlos, al igual que el judío sigue esperando a su Mesías. El verdadero demonio (anticristo) y el más peligroso, soy yo, mi voluntad, pues Satanás lo más que podría hacerme, en caso extremo y siempre con permiso divino, en caso de que no me entregue voluntariamente a él, sería llegar a quitarme la vida material, y eso no hay que temerlo dice Jesús, debemos temer a aquel que nos puede arrojar al infierno, o sea a mi voluntad, que es la única que puede condenarme.[91] Satanás sólo presenta ideas, símbolos, pero el que acepta soy yo. Por eso aquella frase: La verdad os hará libres, porque sólo aceptando a Jesús nos quitaremos lo nuestro, y podremos vencer al enemigo.

Esto no quita el que puedan suceder cosas externas, que pueda aparecer el Anticristo personal y hacer maravillas para engañar a todos, si fuera posible aun a los mismos elegidos, y que por amor a ellos será acortado el tiempo. Tenemos en nuestras manos la elección: Esperar a ser agredidos externamente, cuando nuestro interior esté totalmente desprevenido; o fortalecernos interiormente derrotando a Satanás antes de que sucedan los acontecimientos externos.

No teman, Dios está con nosotros, y ha querido darnos su Voluntad como generadora y salvaguarda de nuestra santidad divina.

Salvador Thomassiny



[1] Diablo: del griego diabollein (el que divide), del latín diabollo (sembrar división). Por este significado es tal vez por lo que San Juan, en su primera carta, dice que esas son las condiciones para que alguien sea considerado partícipe del espíritu del anticristo, que divida a Cristo. I Jn 43

[2] Ef. 611-12 Con estas palabras el Apóstol nos revela la esencia de nuestra vida espiritual: "Que no es nuestra lucha contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus malos de los aires, no contra los enemigos tradicionales, como serían nuestros semejantes, nuestro entorno social, laboral, económico, etc."

[3] La existencia de los demonios consta en multitud de pasajes de la Sagrada Escritura y en las declaraciones dogmáticas de la Iglesia: Lc 1018, Jn 844, Mt 2541, 2 Pe 24

[4] Si Satanás con las hordas infernales no existe, si Satanás es sólo un tabú inventado por la Iglesia, falsa es la misión confiada a Jesús por el Padre, falsa también la Encarnación, la Pasión y muerte en cruz, no es realidad la Iglesia; invención la Resurrección y Ascensión al Cielo, pura invención la Biblia, invenciones los Evangelios, no verdaderas las enseñanzas de los Padres y de los Doctores de la Iglesia, una falsificación la vida de los santos, un embuste el sacrificio sublime de los mártires, toda una colosal y gigantesca mentira en la que han creído generaciones y pueblos de toda la tierra.

[5] "Si alguno dice que el diablo no fue primero un ángel bueno creado por Dios, y que su naturaleza no fue obra de Dios, sino que dice que emergió de las tinieblas y que no tiene autor alguno de sí, sino que él mismo es el principio y la sustancia del mal, como dijeron Maniqueo y Prisciliano, sea anatema. (Concilio de Braga, 561; Denzinger 237).

"Creemos que el diablo se hizo malo no por naturaleza, sino por albedrío." (IV Concilio de Letrán, 1215, Denzinger 427).

[6] Viendo los hijos de Dios la hermosura de las hijas de los hombres, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que más les agradaron.

[7] Espíritu, del latín Spiritus (soplo, hálito)

[8] Se aficionó en modo desordenado a sus propios bienes, olvidándose de Dios creador y supremo Bien, queriéndose hacer semejante a Dios. Cfr I 63,2 y 3 La soberbia roe la Gracia; en los soberbios no hay otra cosa que un vacío todo lleno de humo que produce la ceguera. La soberbia no hace más que hacer de sí mismo un ídolo, así que el soberbio no tiene a Dios consigo; con ella ha buscado destruirlo en su corazón, y levantando un altar en él se pone encima y se adora a sí mismo. (Luisa Piccarreta Vol. 3 19/11/99)

[9] Porque se dolió del bien del hombre y lo ambicionó para él. Ibíd

[10] Puesta la cuestión de esta manera, parecería que Dios los manda al castigo eterno, y que es Él el que determina su cuantía y el que jamás se les perdone. No debemos olvidar que Dios no es el que condena, y esto es valido tanto para el hombre como para el ángel; Dios, por naturaleza siempre debe tender al bien, y no puede dejar de amar lo que ha salido de sus manos creadoras, solamente acepta la decisión de su criatura, que gracias a su libre albedrío ha tomado, y la ratifica, retirando o poniendo todo lo necesario para que se lleve a cabo lo que libremente decidió la criatura, pero no la impone; igualmente la actitud de Dios es acorde a la decisión de ella: “Venid, benditos de mi Padre, a tomar posesión del reino celestial, o, apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno, que fue destinado para el diablo y sus ángeles Mt 2532 ss.” El hecho de no ser perdonable es por la naturaleza de la voluntad angélica, que una vez decidida no puede cambiar, no por parte de Dios.

[11] Tratado de los ángeles, Suma Teológica.

[12] Para conocer el tipo de batalla, consultar la meditación de los ángeles.

[13] Probablemente el principal de los ángeles que pecaron era el más perfecto y encumbrado de todos los ángeles. Cfr I 63, 6 y 7

[14] ¿Dónde está Dios? En el Cielo, en la Tierra y en todo lugar.

[15] Infierno quiere decir “lo que está debajo.”

[16] Esta interpretación la podemos avalar con los siguientes pasajes de la Sagrada Escritura: «Veía yo a Satanás caer del Cielo como un rayo Lc 1018» Dice: veía caer, no dice: vi cómo era arrojado. «A los ángeles que no guardaron su dignidad y abandonaron su propio domicilio, los tiene reservados en perpetua prisión para el juicio del gran día. Jud 6» Es muy clara la redacción “que no guardaron su dignidad y abandonaron”, entonces, por no haber guardado y por haber abandonado, es por lo que los tiene reservados para ratificar su condición el día del juicio.

[17] El sufrimiento, en cuanto simple acto de la voluntad, no es otra cosa que una reacción de la voluntad contra lo que es o no es; y es indudable que los demonios quisieran que no fuesen muchas cosas que son, o que fuesen muchas que no son.

[18] Ap 12

[19] El Papa Pio IX, en la Bula Ineffabilis Deus del 8 de diciembre de 1854, definió solemnemente el dogma de la Inmaculada Concepción.

[20] Voluntad Divina y humana son los más fieros enemigos entre ellas. Vol. 17 21/05/25

[21] Discurso de Juan Pablo II sobre Satanás, el 24 de Mayo de 1987 en el Santuario de San Miguel Arcángel.

[22] Dios y su obra, P. Antonio Royo Marín, III p. A 8.

[23] Que los demonios tientan a los hombres consta en las Sagradas Escrituras y en el magisterio de la Iglesia Ef. 611-12, I Tesal. 35, I Pe. 58, D 428, D 907,

[24] Puesto que eres acepto a Dios, necesario fue que la tentación te aquilatare. Tob. 1213

[25] San Pablo define al demonio como el tentador. I Tes. 35

[26] Dios procura el bien del hombre de dos maneras. Una, directamente, lo cual ocurre siempre que alguien es atraído al bien o alejado del mal, y esto en ocasiones se hace por medio de los ángeles buenos. Otra, indirectamente, y esto ocurre cuando alguien que es combatido se ejercita en rechazar al adversario, y esto fue conveniente que se hiciera por medio de los ángeles malos. Sto. Tomás Tratado de los Ángeles

[27] Sant. 114

[28] Porque aparecerán falsos Cristos y falsos profetas, y harán alarde de grandes maravillas y prodigios, de manera que aun los escogidos, si posible fuera, caerían en error. Mt. 2424

[29] Dios tienta al hombre, en el sentido de que le pone a prueba, para saber si lo amamos de verdad o no. Estas tentaciones de Dios tienden siempre al bien, nunca al mal. Sto. Tomás: Suma Teológica

[30] Sí el mal existiera desde siempre, no habría más que dos posibilidades: Que existiera por sí mismo, lo cual nos pondría en una dualidad de “existencias” opuestas entre sí, poniendo a Dios a la par de su contra. O que hubiera sido creado, y el único Creador es Dios, por lo tanto el mal habría sido creado por Dios. ¡Absurdo!

[31] Fomes: En el bautizado permanecen ciertas consecuencias temporales del pecado, así como una inclinación al pecado que la Tradición llama concupiscencia, «fomes peccati»: «La concupiscencia, dejada para el combate, no puede dañar a los que no la consienten y la resisten con coraje por la gracia de Jesucristo. Antes bien "el que legítimamente luchare, será coronado" (2 Tm 2, 5)» Catecismo 1264

[32] Cada uno es tentado, atraído y halagado por la propia concupiscencia. Después la concupiscencia, llegando a concebir los deseos malos, pare el pecado, el cual una vez que sea consumado, engendra la muerte.

[33] Hay que hacer notar que es el Espíritu de Dios quien lo conduce para que sea tentado, o sea, Dios mismo lo lleva a la tentación, y el demonio actúa como agente servil de Dios.

[34] Esto es: rechazarla y no dialogar con ella. Mons. Fortea

[35] “Hija mía, el pensar en vosotros mismos ciega la mente y os forma una especie de encanto humano, y este encanto humano forma una red en torno al hombre; esta red está formada de debilidad, de opresiones, de melancolías, de temores y de todo lo que de mal contiene la naturaleza humana, y por cuanto más se piensa en sí mismo, aun bajo aspecto de bien, más densa se hace la red y más ciega queda el alma. Vol. 11 16/08/12 Luisa Piccarreta

[36] Teología de la perfección cristiana.

[37] Se trata del P. José Antonio Fortea, Diócesis de Alcalá de Henares (España) Está considerado como uno de los mejores demonólogos del mundo, y de Monseñor Corrado Balducci, otro de los demonólogos de más prestigio a nivel mundial. Como exorcista, tomaremos la opinión del presidente de la asociación internacional de los exorcistas, Don Gabriele Amorth, exorcista de la diócesis de Roma desde 1994.

[38] Un esorcista racconta. 16 edición, 1998. Edizioni Dehoniane Roma

[39] En este punto, hay gente muy reconocida, como el p. Fortea, que sostiene que sí existen.

[40] Concuerda con Monseñor C. Balducci, quien dice que esta es la forma ordinaria de acción sobre los hombres, por su frecuencia, extensión y naturaleza.

[41] Esta acción ya fue revisada por lo que no se habla más de ella.

[42] Monseñor Balducci pone sólo 3 formas en las acciones extraordinarias y excepcionales: La infestación local, la infestación personal y la posesión diabólica.

[43] Aclara un poco más, aunque dejándolo aún con incógnitas, pues al decir que se apodera indirectamente del alma, no aclara en que manera y hasta que punto es este dominio.

[44] De esto tenemos un claro ejemplo en el endemoniado de Gerasa.

[45] 2 Cor. 127 Y para que la grandeza de las revelaciones no me desvanezca, se me ha dado el estímulo de mi carne, que es como un ángel de Satanás, para que me abofetee.

[46] Es tanta la falta de capacidad de creer del hombre, que ni siquiera se cree cabalmente en Satanás, y le hace falta un signo externo para estar seguro, pero el pacto de sangre o la consagración no agregan nada a la adhesión voluntaria que el hombre hace.

[47] Esta es la clave. No se requieren exorcismos, oraciones de liberación, etc., sólo una sincera conversión, y para ello se requiere “un ángel” (enviado) que lo incite a esta conversión a través de la buena noticia (Evangelio) y una voluntad que se dirija al bien incansablemente.

[48] El materialismo, que desde hace decenios y decenios se desfoga, alimentado por Satanás, ha contaminado a la humanidad; él está apagando cada vez en más almas el don incomparable de la fe, de la esperanza, de la caridad, de la vida interior y de la Gracia divina, sin la cual ninguno puede salvarse.

[49] Esto deben comprender los Obispos, y para esto deben obrar, hacia esto deben orientar su pastoral, dejando de lado todo lo que es marginal; una vez más, hijo, afirmo que el problema central de la Pastoral a la que pastores y sacerdotes deben enderezar sus energías espirituales y materiales, porque el cuerpo es soporte del alma y para el alma ha sido dado, es el de arrebatar las almas a Satanás y a sus secuaces para volvérmelas a dar a Mí, porque a Mí me pertenecen, e impedir de todos los modos que los rectos y los puros de corazón tengan que ser engañados y arrollados por las astucias del Enemigo. Mons. O. Michelini Tú sabes que te amo.

[50] El “espiritismo”, que es evocación de fuerzas ocultas, jamás es de Dios, sino siempre del Infierno y es medio para extender en la tierra el reino del príncipe de las tinieblas, y así los sometidos a la iglesia de Satanás, son otros tantos celosos apóstoles de ocultas presencias en almas, lugares y cosas, artífices por consiguiente de tanto sufrimiento.

[51] Según Mons. Balducci

[52] San Ignacio de Loyola, Sta. Teresa de Liseaux, tentaciones de suicidio. San Juan de la Cruz, contra la fe.

[53] Cfr Finalidad de las tentaciones pag. 32

[54] Hech. 1616-18,

[55] Esto lo afirma el Cardenal Bona (Discret. Spir. C7, n11)

[56] En estos tres últimos puntos, es conveniente recordar que en los últimos años han aparecido un sinnúmero de técnicas diagnósticas y terapias no tradicionales, que dan mucho que pensar.

[57] Desenmascarar al demonio es vencerlo. Ejercicios espirituales San Ignacio de Loyola

[58] Cfr nota 14

[59] Y de entre vosotros mismos se levantarán hombres que sembrarán doctrinas perversas con el fin de atraerse a sí discípulos. (Hech., 2030)

[60] Ellos que habían colocado la mentira en el lugar de la verdad de Dios, dando culto y sirviendo a las criaturas en lugar de adorar al Creador, por eso los entregó Dios a pasiones infames, pues sus mismas mujeres invirtieron el uso natural, en el que es contrario a la naturaleza, del mismo modo también los varones, desechando el uso natural de la mujer, se abrasaron en amores brutales de unos con otros, cometiendo torpezas nefandas varones con varones, y recibiendo en sí mismo la paga merecida de su obcecación, pues como no quisieron reconocer a Dios, Dios los entregó a un réprobo sentido, de suerte que han hecho acciones indignas del hombre, quedando atestados de toda suerte de iniquidad, de malicia, de fornicación, de avaricia, de perversidad; llenos de envidia, homicidas, pendencieros, fraudulentos, malignos, chismosos, infamadores, enemigos de Dios, ultrajadores, soberbios, altaneros, inventores de vicios, desobedientes a sus padres, irracionales, desgarrados, desamorados, desleales. Rm 1

[61] Nada de creación, no, evolución. Redención, no, una ilusión, Jesús, no, una invención de la Iglesia para seguir manipulando al pueblo. El pueblo judío es ejemplo fiel de la acción del demonio, pues a pesar de todos los indicios que Dios les había dado para reconocer a su Mesías, su enemigo los oscureció en las mentes del pueblo, usando cuanta mentira podía inventar; el resultado, lo conocemos todos. ¿Qué decir de la Santificación? Aunado a esto y para darle mayor fuerza a este desconocimiento, la “creación” de múltiples creencias, diversas entre ellas, pero siempre exaltando la presencia de seres divinos, para diluir, según él, la figura de su, y nuestro Creador.

[62] Lo que no dice es que es la naturaleza humana caída.

[63] En cuanto a familia humana en general, pues a veces destruye la vida en forma particular.

[64] Los espíritus infernales le rogaban diciendo: Envíanos a los cerdos para que vayamos y estemos dentro de ellos; y Jesús se los permitió al instante; y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y con gran furia toda la piara corrió a precipitarse en el mar, en donde se ahogaron todos. Mc. 512-13

[65] No cabe duda, nos han puesto al nivel de los brutos, mejor dicho, por debajo de ellos, pues ellos no se oponen a la ley puesta por Dios: sus instintos; sólo así se entiende cómo hemos podido aceptar esto.

[66] Mas quien escandalizare a uno de estos párvulos que creen en mí, mejor le sería que le colgasen del cuello una de esas piedras de molino que mueve un asno, y así fuese sumergido en lo profundo del mar. ¡Ay del mundo por razón de los escándalos!, porque si bien es forzoso, que haya escándalos; sin embargo, ¡ay de aquel hombre que causa el escándalo! Mt. 1867

[67] Vol. 20 19/11/26 Luisa Piccarreta.

[68] Hinduismo, Budismo, sectas cristianas, no cristianas, magia, hechicería, esoterismo, astrología, espiritismo, espiritualismo, naturismo, adivinación, satanismo, etc.; maestros ascendidos, avatares, consumismo, control mental, extraterrestres, reencarnación, etc., etc., etc.

[69] El plan 666, los protocolos de los sabios de Sión, las vías de iluminación de las filosofías orientales, hinduistas, el tercer camino, etc.

[70] Yo pondré enemistades entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia suya: ella quebrantará tu cabeza, y andarás acechando a su calcañar. Gn 115

[71] Justa pena por haber elegido por gobernantes hombres sin Dios, de mala vida, sin justo derecho para ser cabezas, que merecían más una cárcel que el derecho de regir. Luisa Piccarreta Vol. 30 3/01/32

[72] Fuertes los enemigos de Dios por la debilidad de Su Iglesia, envalentonada la iglesia de Satanás, por el asentimiento de quienes deberían estar dispuestos a dar la vida en defensa de la Verdad, se hace cada vez más audaz y agresiva y pasa a la ofensiva, cada vez más venenosa, sobre los dos frentes, el de los "principios" y el de la "moral", herejías fomentadas y difundidas con profusión de medios, pornografía difundida con otra tanta largueza de medios: prensa, cine, moda, corrupción que irrumpe por todas partes como caudaloso torrente arrollando la inocencia de los pequeños, la adolescencia, la juventud, la familia, la escuela, las instituciones religiosas; divorcio, anticonceptivos, aborto, he aquí la victoria de la iglesia de Satanás, hecha fuerte, agresiva por la debilidad, por el temor, por el respeto humano, por el profesionalismo que se ha sustituido al apostolado de la Iglesia de Dios. Mons. Ottavio Michelini

[73] Poema del Hombre Dios, María Valtorta.

[74] Arrepentimiento, contrición, confesión, comunión y vida de acercamiento a Dios.

[75] Cfr. Dt. 1313, Eclesiástico 21, 25, 3410, I Cor. 413, St. 112, I Pe 16-7. Nadie se conoce a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no vence, ni puede vencer si no pelea, ni puede pelear si no tiene un enemigo y unas tentaciones. Obras San Agustín, tomo XXII, narraciones sobre los salmos.

[76] Vol. 1 Guerra contra los demonios. Luisa Piccarreta

[77] Vol. 6 2/09/04 Luisa Piccarreta

[78] Vol. 17 15/03/25 Luisa Piccarreta

[79] Vol. 32 2/04/33 Luisa Piccarreta

[80] Ante la Luz de mi Voluntad tiembla, huye, y cada verdad sobre mi Voluntad es para él un infierno de más, y como no quiso ni amarla ni hacerla, se cambió para él en tormentos que no tendrán fin; él, ante la sola palabra Voluntad de Dios se siente de tal manera quemar, que monta en furor y odia aquella Santa Voluntad que lo atormenta más que el mismo infierno. Por eso puedes estar segura de que Voluntad de Dios y enemigo infernal no están jamás de acuerdo, ni juntos, ni cerca, su Luz lo eclipsa y lo precipita en las profundidades del infierno. Luisa Piccarreta Vol. 23 21/09/23

[81] Si permití al enemigo infernal penetrar en el edén, no permitiré que ponga un pie en el edén del reino del Fiat, y por eso permití que se acercase a Mí en el desierto, para debilitarlo y ponerle termino a sus pasos y cerrarle el camino para que no osara entrar en él. ¿No sientes tú misma cómo tu presencia aterroriza al enemigo y se pone en fuga para no verte? Es la fuerza de mi victoria que lo precipita, y sintiéndose confundido huye. Luisa Piccarreta Vol. 23 9/02/28

[82] Se requiere atención suma, y mi Voluntad hará todo lo que se necesita para formar su Vida en la criatura. Luisa Piccarreta Vol. 34 5/01/36

[83] 2 Tes. 2

[84] I Jn 218-22

[85] I Jn 43

[86] Ap. 131

[87] Una vez más te recuerdo que la oscuridad es la soberbia, pecado de Satanás, personificado en la iglesia de Satanás, que es la Masonería que impera en el mundo y en la misma Iglesia mía.

Yo, Jesús, verdadero Dios y verdadero Hombre, he fundado mi Iglesia jerárquica... y jerárquica es la iglesia de Satanás en la tierra, la Masonería. Confidencias de Jesús a un sacerdote. Mons. Ottavio Michelini.

[88] Gn 2533-ss

[89] Ahora, ¿qué cosa se necesita para restablecer a este hombre? Volveremos a infundirle nuestro aliento con más fuerte y creciente amor, le infundiremos el aliento en el fondo del alma, pondremos nuestro aliento más fuertemente en el centro de su voluntad rebelde, pero tan fuerte de sacudirle los males a los cuales está unido; sus pasiones quedarán aterradas y aterrorizadas ante la potencia de nuestro aliento; se sentirán quemar por nuestro fuego divino, y la voluntad humana sentirá la Vida palpitante de su Creador, que ella, como velo lo esconderá en sí misma y volverá a ser la portadora de su Creador. Vol. 35 21/12/37 Luisa Piccarreta

[90] Oscuridad, tormentas en nuestro interior que arrojan a la voluntad de un vicio a otro, y de ellos al remordimiento, a la angustia, a la desesperación. Pero el signo más claro, que como rayo cruza el firmamento y nos anuncia nuestra liberación, el cual es La Divina Voluntad obrante en las criaturas.

[91] Nada temáis a los que matan el cuerpo y no pueden matar el alma. Temed antes al que puede arrojar alma y cuerpo en el infierno. Mt 1028

JMJ 2011 Madrid - Web oficial - Widgets

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog