martes, 29 de marzo de 2011

Adora al Santísimo en Cardel jueves 24 de marzo de 2011 Anunciación del Señor En esta fiesta, una de las más antiguas de la iglesia, se conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, nueve meses antes de su nacimiento. El relato evangélico dice que el Arcángel Gabriel se aparece a María y le anuncia que va a ser madre del Salvador. María acepta la misión que Dios le confía respondiendo al Arcángel: “Hágase en mi según tu palabra”. Esta fiesta es de origen oriental, luego pasó a Roma en el siglo VII y desde un principio se puso esta solemnidad en el número de las fiestas del Señor, más que de la Virgen María. Aquí el protagonista es el Hijo de Dios, cuya concepción anuncia el Arcángel. Esta fiesta ha tenido diversas denominaciones tradicionales: Anunciación de Cristo, Fiesta de la Encarnación, Inicio de la Redención, Anunciación de la Santísima Virgen María. Con esta última fue celebrada desde tiempo inmemorial hasta la Reforma del año 1970, en que se estableció como Anunciación del Señor. La Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II (Lumen Gentum 56) le ha devuelto el carácter Cristológico; es la solemnidad del Señor y la vez de la Santísima Virgen. La fecha escogida no se presta para que sea solemnizada dado que siempre cae en Cuaresma y a veces durante la Semana Santa. Festejar la Encarnación del verbo de Dios en María, desentona con toda la temática Cuaresmal. Se menciona esta festividad por el recuento de los meses de expectación previos al nacimiento de Jesús. Si Cristo es el protagonista principal de esta solemnidad, la Virgen María no puede dejarse en el olvido, ella es la que se ve en la anunciación, la que pregunta y la que da la respuesta generosa de su cooperación. Es por eso que la iglesia honra también a María, medita sobre el “Sí” pronunciado por Ella, y profundiza sobre el “Sí” del Verbo de Dios: “¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!" El Concilio Vaticano II, comentando el episodio de la Anunciación, subraya de modo especial el valor del consentimiento de María a las palabras del mensajero divino. A diferencia de cuanto sucede en otras narraciones bíblicas semejantes, el ángel espera la respuesta de María ya que “El Padre de las Misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida.” María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres, aparece como la verdadera “Madre de los Vivientes”. Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera. En este periodo de Cuaresma contemplamos más a María en el calvario junto a Jesús, consolándolo en su sufrimiento, y sellando en este acto de amor de madre el “Sí” que diera en Nazareth al Arcángel Gabriel. Recordemos pues hoy 25 de marzo, con humildad, el día de la Anunciación del Señor y digamos en silencio con la voz del corazón: ”Bendita Tú eres entre todas las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre: Jesús” Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado. ¡!!Viva Cristo rey!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 21:47 0 comentarios Etiquetas: 25 de marzo, Anunciación, Encarnación, fiesta de María, Virgen María jueves 17 de marzo de 2011 El Pecado es una Ofensa contra Dios El pecado es un hecho, dicho, deseo, pensamiento u omisión contra la Ley Divina. Nuestro primer pecado, sin haberlo cometido, es el Pecado Original que todos heredamos de nuestros Padres Adán y Eva pero que mediante el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo nos fue eliminado al recibir el Sacramento del Bautismo. Los demás pecados son cometidos por el hombre sabiendo que los estamos haciendo con pleno conocimiento de causa y efecto. Es decir que con nuestra entera libertad de decisión ofendemos a Dios Todopoderoso. El pecado es el camino a nuestra condenación eterna y por lo tanto, con nuestra fuerza de voluntad y con la ayuda de la oración, debemos huir de las ocasiones que nos acerquen a él. Nosotros los seres humanos continuamente somos acechados por el pecado los cuales según su esencia son: De Palabra.- Son las palabras dichas con coraje y odio con el fin de insultar y herir a los demás; las críticas, los chismes y los juicios destructivos que hacemos de nuestro prójimo. De Pensamiento.- Son aquellos que se presentan en nuestra mente y que en vez de rechazarlos prontamente los dejamos para nuestra culpable complacencia. De Obra.- Son todas nuestras acciones que van en contra del amor a Dios y del amor y la justicia al prójimo. De Omisión.- Pecados en que se incurre por dejar de hacer aquello a que se está obligado por las Leyes de Dios. Nuestros pecados no dañan a Dios, porque nada le puede dañar... ¡Pero sí le ofenden y le apenan como se ofendería y apenaría cualquier padre que fuera tratado irrespetuosamente y con desamor por su hijo!. Dios nos ama sin límite y espera que también nosotros le amemos con igual intensidad. Debemos estar conscientes que nuestros pecados son un peso más que ponemos en su cruz haciendo crecer su dolor y sacrificio. Nuestros pecados son las espinas que se clavan en su rostro haciendo que sangre su corazón. Nuestros pecados son los insultos de la chusma enardecida que sin piedad le dirigía en su camino al Gólgota, haciendo que tres veces cayera de rodillas. Nuestros pecados son el vinagre y la hiel que le dio el soldado romano cuando exhausto Jesús dijo “tengo sed”. Nuestros pecados son el frio, la soledad y el abandono que crucificado sintió y dirigiéndose al Padre dijo: “Dios mío porque me has abandonado”. Nuestros pecados son la repetición de su muerte en la cruz cuando cumpliendo la voluntad de Dios Padre y habiéndonos redimido, exclamó: “Todo esta consumado”. Hermanos, reflexionemos sobre los sufrimientos inhumanos que afrontó Nuestro Señor Jesucristo para salvarnos y no le crucifiquemos nuevamente con la repetición de nuestros pecados. ¡Reconozcamos que verdaderamente nuestras buenas acciones, nuestras oraciones y sobre todo nuestro infinito amor hacia el que dio su vida por nosotros serán los poderes que: ¡Quitarán de su corona las espinas que le hieren! ¡Serán los torrentes de agua pura que humedecerán la sequedad de sus labios! ¡y le llevarán el consuelo de verse amado y acompañado en su soledad por sus hijos que le aman con toda la fuerza y sinceridad de sus corazones y que hoy postrados de rodillas le juramos morir mil veces, antes de volver a ofenderle con el pecado!. Alabado y adorado sea por siempre Jesús sacramentado. ¡¡¡¡ Viva Cristo rey!!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 21:24 3 comentarios Etiquetas: Ofensa a Dios, Omision, Pecado, pecado de pensamiento y obra, Redencion jueves 10 de marzo de 2011 ¡Cuaresma! La Iglesia Católica señala el Miércoles de Ceniza como el inicio del Tiempo de CUARESMA, que es un lapso de 40 días en el que los católicos nos preparamos para la gran fiesta de la Pascua y Resurrección de Cristo Jesús. La Iglesia recomienda que debemos reconocer que somos pecadores y por lo tanto debemos arrepentirnos de nuestros pecados para que nos los sean perdonados y llegar a la fiesta máxima de la Liturgia Católica revestidos de la pureza espiritual necesaria para poder glorificar dignamente a Dios, nuestro Creador. Durante la Cuaresma, también se nos solicita que practiquemos el ayuno y abstinencia así como otros actos de penitencia que purifiquen nuestra vida alejándonos del camino material y acercándonos al sendero que nos lleve al encuentro con Dios. Como siempre, nuestra Iglesia nos señala el camino a seguir y su destino final, la salvación de nuestra alma. Pero no nos obliga... la forma y la sinceridad de cómo lo hagamos, depende de nosotros mismos. Nuestra preparación durante la Cuaresma es responsabilidad y compromiso de cada uno. Nadie se purificará por participar en actos de contrición y arrepentimiento masivos si no lo hace individualmente con absoluta verdad y fe de que su actitud emana de un corazón que palpita y vive solo para alabar, glorificar y adorar a Dios nuestro Señor. La sinceridad y conocimiento de nuestras acciones las sabemos nosotros y las sabe Dios de antemano. Podremos fingir ante los hombres y sacerdotes pero nuestra conciencia y Dios siempre sabrán la verdad. Pongamos toda nuestra fuerza espiritual para desterrar en esta Cuaresma toda huella de pecado que pueda existir en nuestras almas. ¡Aspiremos a la santidad con el apoyo del Espíritu Santo y la ayuda de Jesús Sacramentado. Preparémonos debidamente amando a nuestro prójimo, siendo humildes y arrojando de nuestras vidas a la soberbia! Hagamos de esta cuaresma la renovación total de nuestro cuerpo y alma, adorando e imitando a nuestro Señor Jesucristo. Repasemos diariamente en nuestra memoria el Sacrificio de Jesús en la cruz y acompañémoslo en el camino de su calvario amándolo como nunca lo hemos hecho Ayudémosle a aliviar el peso de su cruz, que son nuestros pecados, para que jamás volvamos a crucificarle por culpa de ellos. Y que esta nueva vida que alcanzaremos en esta Cuaresma nos permita seguir con ella hasta el fin de nuestros días, para la alegría y gloria de nuestro Dios y Señor. Hermanos, valoremos durante esta Cuaresma nuestro amor a Jesús Sacramentado. Preguntemos a nuestros corazones si le amamos de verdad, ¡sin límites!... Si Él está sobre todo y antes de todo... si somos capaces de dar nuestra vida por Él, como el dio la suya por nosotros. Las respuestas, tú las sabes……… y Dios también. Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado. ¡!!!Viva Cristo rey!!!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 19:58 0 comentarios Etiquetas: Abstinencia, Ayuno, Contricion, Cuaresma, Pascua, Sacrificio jueves 3 de marzo de 2011 La Familia Católica Así como la célula es la unidad de todo ente vivo, la familia es la unidad y fundamento de un hogar católico y de una nación. La familia está constituida básicamente por los padres (Madre y Padre) y por los hijos, los cuales habitan bajo el mismo techo y atados entre sí por los lazos del amor. El matrimonio es la unión del hombre y la mujer, Sacramento instituido por Dios, mediante el cual la Iglesia Católica aprueba y bendice esta unión y cuya indisolubilidad está también confirmada por las palabras de Jesús: “Lo que Dios ate en la tierra será atado en el Cielo”. La familia católica es, pues, la unión del padre y la madre por el sacramento del matrimonio y por los hijos, resultado de esta unión. El ejemplo y modelo de perfección es la Sagrada Familia, conformada por la Virgen María, San José y el Niño Jesús. En ella se formó como ser humano nuestro Señor Jesucristo, y allí aprendió a honrar a sus padres terrenales tal como lo indican los mandamientos de su Padre Celestial. Es nuestra familia la que nos lleva al primer encuentro con Dios, mediante el sacramento del Bautismo, y por el cual recibimos al Espíritu Santo y se nos convierte en Santos. Luego se nos enseña a conocer a Nuestro Dios, a su Santísima Madre y a los Santos y cómo comunicarnos con todos ellos mediante la oración. Y por último para cumplir con su obligación básica de familia católica nos hacen partícipes de la Penitencia Eucarística y Confirmación, que son también Sacramentos de la Santa Iglesia Católica. La familia es una institución Sagrada, indisoluble y base fundamental para el conocimiento y desarrollo de nuestra Fe. La familia es el tabernáculo donde guardamos las enseñanzas y preceptos que nos legaron nuestros mayores y que a su vez nos tocará heredar a nuestros descendientes, por lo que en su fortaleza nos haremos dignos de glorificar a nuestro Padre Celestial. Los valores éticos, morales y espirituales de una familia católica son el crisol donde se funden los elementos que nos permitirán una existencia feliz con la ayuda y bendición de Dios Todopoderoso. Como miembros de una familia católica, debemos dar un NO rotundo a los factores negativos que hoy amenazan su unidad como son entre otros, el materialismo, el concubinato, el divorcio y el aborto. La práctica de estos sacrilegios son el resultado de la irresponsabilidad de algunos seres que cegados por su soberbia, solo admiten en su vida una existencia ateísta, sin fe, sin amor y sin Dios. Hoy al escribir sobre la familia viene a mi memoria el recuerdo de una bella costumbre: Hace ya muchos años, era una práctica común que toda familia católica entronizara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, colocándola en un lugar prominente del hogar, donde se le veneraba como el protector de la familia. ¡Oh hermosos recuerdos de mi niñez! donde mi madre nos educaba en el amor a Dios, abriendo nuestros corazones para que en nuestra inocencia entrara el de Nuestro Señor Jesucristo y dejara en ellos impresa su ternura y bondad y que hoy después de los años florecen como una infinita gracia nacida al calor de una familia bendecida por Dios Dios permita que este 6 de marzo, Día de la Familia, logremos que nuestras madres sean como la Virgen María, nuestros padres como San José y nosotros imitemos a Jesús de Nazaret. Hermanos, este Domingo 6 de marzo oremos pidiendo al Señor bendiga y mantenga unidas por la fe a las familias de todo el mundo, a las de nuestro país, a las de nuestra parroquia y también a la nuestra, en donde le amamos con todo nuestro corazón. Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado ¡¡¡Viva Cristo Rey!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:33 1 comentarios Etiquetas: familia, familia católica, sagrada familia, unidad familiar jueves 24 de febrero de 2011 Testimonio Milagro de Fe Son muchos los testimonios que cimentan las bases de nuestra creencia y nos hacen crecer en nuestra fe. Esta semana expresamos nuestros sentimientos y nuestra humilde opinión, guiados siempre por la sabiduría del Espíritu Santo. Testimonio según la definición del Diccionario de la Lengua Española es: Una declaración en que se afirma o asegura una cosa. Una prueba, justificación y comprobación de la certeza o existencia de una cosa. Para nosotros, es una prueba de la omnipotencia de Dios y su existencia. La Eucaristía es el más grande, excelso y santo Sacramento en el que están presentes verdaderamente la carne, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. En la historia de la Santa Iglesia Católica han ocurrido más de 400 testimonios Eucarísticos y entre ellos uno de los más impresionantes es el de Lanciano, Italia ocurrido en el año 700. Relata el testimonio la historia de un monje que continuamente se veía atacado por grandes dudas acerca de la presencia de Cristo en la Hostia Consagrada. Un día mientras celebraba la Santa Misa y en el momento que pronunciaba las palabras consagratorias nuevamente fue acosado por la duda y fue en ese preciso instante que la hostia se convirtió en la Carne y el vino en la Sangre Viva de Nuestro Señor Jesucristo. El monje conmocionado y llorando volteó hacia los presentes y les manifestó lo sucedido invitándolos a que se acercaran al altar y comprobaran el milagro. Y he aquí que después de 13 siglos, la carne y la sangre de Cristo permanecen frescas e incorruptibles a la vista y presencia de todos. La iglesia y la ciencia han sometido esta carne y esta sangre a diferentes estudios científicos que han dado una respuesta segura y exhaustiva acerca de la autenticidad del milagro Eucarístico de Lanciano, afirmando que: La carne es verdadera carne La sangre es verdadera sangre La carne y la sangre pertenecen a la especie humana La carne es del tejido muscular del corazón La carne es un corazón completo en su estructura esencial. La carne y la sangre tienen el mismo grupo sanguíneo (AB) Su conservación, aún dejadas al estado natural por espacio de 13 siglos y expuestas a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, es de por si un hecho extraordinario. Hermanos, ¡Jesús está vivo en la Sagrada Eucaristía! lo dice y corrobora este testimonio grandioso, pero también hoy día a día tenemos testimonios de gente humilde que nos conmueven y fortalecen nuestra fe. He aquí dos testimonios sencillos para la gloria de Jesús Sacramentado. Hace algunos días una señora se acercó y nos dijo: Quiero que sepa hermano porque estoy tan feliz de venir a mi Hora Santa, porque desde que visito al Santísimo soy otra, Él ha hecho que muera en mi el YO y nazca el TU. ¡¡Sabias palabras de humildad y amor al prójimo!! El segundo testimonio fue de un señor ya mayor que dijo: Hermano, sepa que Dios esta aquí y escucha lo que uno le pide, a mi me ha hecho un gran milagro, y casi con lagrimas en los ojos, continuó, ¡A partir de hoy voy a venir dos horas... aunque ya no me haga más milagros, con el que me hizo ha abierto su corazón para que entre el mío y jamás dejaré de adorarlo! Prueba indudable de fe y amor al Santísimo. El primer testimonio narrado, el de Lanciano y el de los dos adoradores son por sí mismos, llamas que encienden nuestra Fe y abrazan nuestros corazones de amor a la Sagrada Eucaristía. Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado. ¡¡¡Viva Cristo rey!!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:13 0 comentarios Etiquetas: Eucaristia, Lanciano, Milagro de Fe, Testimonios jueves 17 de febrero de 2011 Cinco Gracias Espirituales que recibimos en la Adoración al Santísimo. Es indudable que además de los favores que nos concede Jesús Sacramentado en cada Hora Santa que pasamos en su compañía solicitándole su ayuda en algún problema, también Él, sin que se lo pidamos nos da Cinco Gracias Espirituales, que son los frutos de nuestra presencia en la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, y son: Santificación.- La forma más eficaz de crecer en Santidad es pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento. Ciertamente conforme vamos amando a Jesús Vivo, cada día nuestro espíritu se va compenetrando con el de Jesús y nuestro corazón de piedra lo vamos cambiando por el de Él que es de Amor y Ternura. Reparación.- Cada Hora Santa es un consuelo para el corazón de Jesús por aquellos que rehúsan acercarse a Él. La adoración es un gran acto de entrega que repara el mal que hay en el mundo. ¡Oh Jesús, conscientes de tu gran amor por nosotros te ofrecemos esta hora Santa en reparación por la ingratitud del mundo, que las espinas de la indiferencia que se clavan en tu corazón por obra de esta hora se conviertan en flores que arrullen con su perfume tu bendito corazón!. Transformación.- Cada momento dedicado a estar frente el Señor profundiza nuestra unión con Cristo, somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso. Jesús recompensa la fe de todos los que vienen a El y hace brillar sobre cada persona su gloria bañando a cada uno con la luz de su belleza para que cada momento pasado ante su presencia eucarística, nuestra alma sea más gloriosa y más bella para el cielo. Salvación.- Cuando Jesús ve nuestra fe al acercarnos al Santísimo Sacramento nos hace capaces de conocer la dulzura de su amor que excede a todo conocimiento, para que así podamos en el Reino de los Cielos gozar de su gloria. Restauración.- En la Eucaristía, el mismo Jesús del Evangelio permanece con nosotros. Con nuestra fe le tocamos y Él Derrama su poder sanador sobre nosotros y el mundo entero. El puede convertir a los más grandes pecadores en los más grandes santos y sacar el mayor bien del más terrible mal. “El no viene para los que se creen justos ni para los sanos, sino para los pecadores y los enfermos porque no necesitan médico los que están fuertes!... El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Hermanos, que sea la fe el resplandeciente estandarte que guíe nuestros espíritus a la gloriosa presencia de Jesús Sacramentado, alabémosle y adorémosle con la sincera humildad de nuestros corazones. Hagámoslo con fe, espontáneamente de la forma en que podamos sentir en nuestras almas el infinito amor que sentimos por Él; ya sea con una oración o con la sencilla plática del hijo ante el padre o en la lectura de cualquier libro o escrito que glorifique a Dios, a su Hijo y al Espíritu Santo, sobre todo con fe. Él sabe lo que queremos decirle y conoce que lo hacemos con fe y amor, por lo tanto no tratemos que nuestros pensamientos terrenales se impongan a nuestra sinceridad espiritual que es lo que mas aprecia el Señor. Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado. ¡¡¡Viva Cristo Rey !!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:45 2 comentarios Etiquetas: Adoracion Eucaristica, Cinco Gracias, Gracias Espirituales jueves 10 de febrero de 2011 Una llamada más... ¿Será la última? La nota de esta semana no tiene dedicatoria especial, es solo una reflexión personal a raíz de un acontecimiento que muestra la indiferencia humana hacia la Sagrada Eucaristía, a Jesús Sacramentado, a Dios Vivo en la Divina Hostia. En días pasados concurrí al Santo Sacrificio de la Misa en un templo --cuyo nombre no es necesario señalar... puede tratarse de cualquier templo católico, en cualquier país o en cualquier ciudad-- y como fiel devoto de la Adoración Eucarística, decidí visitar al Santísimo en el Sagrario. Era temprano y no habían sonado aun las campanadas de la primera llamada, afuera en el atrio de la iglesia, unos jóvenes y niños jugaban alegremente, dirigidos por catequistas que si bien no participaban en el jolgorio juvenil, vigilaban prudentemente el desarrollo del evento. Dentro del templo solo había dos personas, una señora sentada en una de las últimas bancas, en actitud de no hacer nada. Mas adelante estaba un señor recostado en la primera o segunda banca, totalmente dormido. Y frente al Sagrario con exposición de la Sagrada Fórmula ¡no había nadie!. Sólo Dios, esperando que sus hijos muy queridos le fueran a visitar, a llevarle un pedacito de su agradecimiento por lo tanto que hace por nosotros. ¡Qué soledad tan lacerante sentí en el corazón! ¡Qué frio de indiferencia me heló el alma toda!... Y el dolor tan profundo que me atravesó, me hizo expresar en silencio y con lágrimas en los ojos: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”. Este episodio llenó mi ser de doloroso recordatorio... el de nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, que hay muchas veces que se queda con un solo adorador y peor que eso, hay oportunidades en que los adoradores que les toca su Hora Santa, ni se presentan a cumplir con ella, teniendo que suplirlos el hermano que viene haciendo la hora anterior. ¡Qué falta de amor a Jesús, qué ofensa al Santísimo, qué falta de fe de aquellos hermanos que no cumplen lo prometido a Dios!. No les estorba el peso de su falta en su conciencia, reniegan de su fe y vuelven a crucificar en el olvido a Él, que repleto de infinita misericordia tanto les ama que los perdona. Y nuevamente les llama diciéndoles. “¡Ven!... Tengo sed de tí.” Gracias a Dios no todos rompen su juramento, hay muchos hermanos que aman verdaderamente a Jesús Sacramentado y creen firmemente que Jesús Vivo está presente en la Hostia Sagrada. No los atemoriza ni el clima, ni la soledad de la noche, ni la amenaza de algún delincuente. Ellos saben que Dios nos protege y solo lo aman con el amor infinito que les da la fe y que confirman sus actos. Hermanos alejados, ¡¡vuelvan al redil!!, su Pastor Celestial, Jesús Sacramentado, les ama y les llama... ¡Escuchen su imploración arrepentidos vuelvan a Él, no vaya a ser que sea esta la última llamada? Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado. ¡¡¡Viva Cristo rey!!! Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:08 1 comentarios Etiquetas: Cristo te llama, Indiferencia al Santísimo, Llamada Entradas antiguas Página principal Suscribirse a: Entradas (Atom) Datos personales Mi foto Adoración Eucarística Perpetua Ver todo mi perfil Dale click a "Play" para escuchar "DIOS TE SALVE MARIA" Archivo del blog ▼ 2011 (12) ▼ marzo (4) Anunciación del Señor El Pecado es una Ofensa contra Dios ¡Cuaresma! La Familia Católica ► febrero (4) ► enero (4) ► 2010 (47) Estadisticas

Adora al Santísimo en Cardel

jueves 24 de marzo de 2011
Anunciación del Señor
En esta fiesta, una de las más antiguas de la iglesia, se conmemora la Encarnación del Hijo de Dios en el seno de María, nueve meses antes de su nacimiento.

El relato evangélico dice que el Arcángel Gabriel se aparece a María y le anuncia que va a ser madre del Salvador. María acepta la misión que Dios le confía respondiendo al Arcángel: “Hágase en mi según tu palabra”.

Esta fiesta es de origen oriental, luego pasó a Roma en el siglo VII y desde un principio se puso esta solemnidad en el número de las fiestas del Señor, más que de la Virgen María. Aquí el protagonista es el Hijo de Dios, cuya concepción anuncia el Arcángel.

Esta fiesta ha tenido diversas denominaciones tradicionales:
Anunciación de Cristo,
Fiesta de la Encarnación,
Inicio de la Redención,
Anunciación de la Santísima Virgen María.


Con esta última fue celebrada desde tiempo inmemorial hasta la Reforma del año 1970, en que se estableció como Anunciación del Señor.
La Reforma Litúrgica del Concilio Vaticano II (Lumen Gentum 56) le ha devuelto el carácter Cristológico; es la solemnidad del Señor y la vez de la Santísima Virgen.


La fecha escogida no se presta para que sea solemnizada dado que siempre cae en Cuaresma y a veces durante la Semana Santa. Festejar la Encarnación del verbo de Dios en María, desentona con toda la temática Cuaresmal. Se menciona esta festividad por el recuento de los meses de expectación previos al nacimiento de Jesús.
Si Cristo es el protagonista principal de esta solemnidad, la Virgen María no puede dejarse en el olvido, ella es la que se ve en la anunciación, la que pregunta y la que da la respuesta generosa de su cooperación. Es por eso que la iglesia honra también a María, medita sobre el “Sí” pronunciado por Ella, y profundiza sobre el “Sí” del Verbo de Dios: “¡He aquí que vengo a hacer, oh Dios, tu voluntad!"


El Concilio Vaticano II, comentando el episodio de la Anunciación, subraya de modo especial el valor del consentimiento de María a las palabras del mensajero divino. A diferencia de cuanto sucede en otras narraciones bíblicas semejantes, el ángel espera la respuesta de María ya que


“El Padre de las Misericordias quiso que el consentimiento de la que estaba predestinada a ser la Madre precediera a la Encarnación para que, así como una mujer contribuyó a la muerte, así también otra mujer contribuyera a la vida.”



María, asociada a la victoria de Cristo sobre el pecado de nuestros primeros padres, aparece como la verdadera “Madre de los Vivientes”. Su maternidad, aceptada libremente por obediencia al designio divino, se convierte en fuente de vida para la humanidad entera.


En este periodo de Cuaresma contemplamos más a María en el calvario junto a Jesús, consolándolo en su sufrimiento, y sellando en este acto de amor de madre el “Sí” que diera en Nazareth al Arcángel Gabriel. Recordemos pues hoy 25 de marzo, con humildad, el día de la Anunciación del Señor y digamos en silencio con la voz del corazón:


”Bendita Tú eres entre todas las mujeres y Bendito el fruto de tu vientre: Jesús”



Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.

¡!!Viva Cristo rey!!!
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jueves 17 de marzo de 2011
El Pecado es una Ofensa contra Dios
El pecado es un hecho, dicho, deseo, pensamiento u omisión contra la Ley Divina. Nuestro primer pecado, sin haberlo cometido, es el Pecado Original que todos heredamos de nuestros Padres Adán y Eva pero que mediante el sacrificio de Nuestro Señor Jesucristo nos fue eliminado al recibir el Sacramento del Bautismo.

Los demás pecados son cometidos por el hombre sabiendo que los estamos haciendo con pleno conocimiento de causa y efecto. Es decir que con nuestra entera libertad de decisión ofendemos a Dios Todopoderoso.

El pecado es el camino a nuestra condenación eterna y por lo tanto, con nuestra fuerza de voluntad y con la ayuda de la oración, debemos huir de las ocasiones que nos acerquen a él.

Nosotros los seres humanos continuamente somos acechados por el pecado los cuales según su esencia son:
De Palabra.- Son las palabras dichas con coraje y odio con el fin de insultar y herir a los demás; las críticas, los chismes y los juicios destructivos que hacemos de nuestro prójimo.

De Pensamiento.- Son aquellos que se presentan en nuestra mente y que en vez de rechazarlos prontamente los dejamos para nuestra culpable complacencia.

De Obra.- Son todas nuestras acciones que van en contra del amor a Dios y del amor y la justicia al prójimo.

De Omisión.- Pecados en que se incurre por dejar de hacer aquello a que se está obligado por las Leyes de Dios.

Nuestros pecados no dañan a Dios, porque nada le puede dañar...
¡Pero sí le ofenden y le apenan como se ofendería y apenaría cualquier padre que fuera tratado irrespetuosamente y con desamor por su hijo!.
Dios nos ama sin límite y espera que también nosotros le amemos con igual intensidad. Debemos estar conscientes que nuestros pecados son un peso más que ponemos en su cruz haciendo crecer su dolor y sacrificio.

Nuestros pecados son las espinas que se clavan en su rostro haciendo que sangre su corazón.
Nuestros pecados son los insultos de la chusma enardecida que sin piedad le dirigía en su camino al Gólgota, haciendo que tres veces cayera de rodillas.
Nuestros pecados son el vinagre y la hiel que le dio el soldado romano cuando exhausto Jesús dijo “tengo sed”.
Nuestros pecados son el frio, la soledad y el abandono que crucificado sintió y dirigiéndose al Padre dijo: “Dios mío porque me has abandonado”.
Nuestros pecados son la repetición de su muerte en la cruz cuando cumpliendo la voluntad de Dios Padre y habiéndonos redimido, exclamó: “Todo esta consumado”.


Hermanos, reflexionemos sobre los sufrimientos inhumanos que afrontó Nuestro Señor Jesucristo para salvarnos y no le crucifiquemos nuevamente con la repetición de nuestros pecados.
¡Reconozcamos que verdaderamente nuestras buenas acciones, nuestras oraciones y sobre todo nuestro infinito amor hacia el que dio su vida por nosotros serán los poderes que:

¡Quitarán de su corona las espinas que le hieren!

¡Serán los torrentes de agua pura que humedecerán la sequedad de sus labios!

¡y le llevarán el consuelo de verse amado y acompañado en su soledad por sus hijos que le aman con toda la fuerza y sinceridad de sus corazones y que hoy postrados de rodillas le juramos morir mil veces, antes de volver a ofenderle con el pecado!.


Alabado y adorado sea por siempre Jesús sacramentado.

¡¡¡¡ Viva Cristo rey!!!!
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jueves 10 de marzo de 2011
¡Cuaresma!
La Iglesia Católica señala el Miércoles de Ceniza como el inicio del Tiempo de CUARESMA, que es un lapso de 40 días en el que los católicos nos preparamos para la gran fiesta de la Pascua y Resurrección de Cristo Jesús.

La Iglesia recomienda que debemos reconocer que somos pecadores y por lo tanto debemos arrepentirnos de nuestros pecados para que nos los sean perdonados y llegar a la fiesta máxima de la Liturgia Católica revestidos de la pureza espiritual necesaria para poder glorificar dignamente a Dios, nuestro Creador.

Durante la Cuaresma, también se nos solicita que practiquemos el ayuno y abstinencia así como otros actos de penitencia que purifiquen nuestra vida alejándonos del camino material y acercándonos al sendero que nos lleve al encuentro con Dios. Como siempre, nuestra Iglesia nos señala el camino a seguir y su destino final, la salvación de nuestra alma. Pero no nos obliga... la forma y la sinceridad de cómo lo hagamos, depende de nosotros mismos.

Nuestra preparación durante la Cuaresma es responsabilidad y compromiso de cada uno. Nadie se purificará por participar en actos de contrición y arrepentimiento masivos si no lo hace individualmente con absoluta verdad y fe de que su actitud emana de un corazón que palpita y vive solo para alabar, glorificar y adorar a Dios nuestro Señor.
La sinceridad y conocimiento de nuestras acciones las sabemos nosotros y las sabe Dios de antemano. Podremos fingir ante los hombres y sacerdotes pero nuestra conciencia y Dios siempre sabrán la verdad.

Pongamos toda nuestra fuerza espiritual para desterrar en esta Cuaresma toda huella de pecado que pueda existir en nuestras almas.

¡Aspiremos a la santidad con el apoyo del Espíritu Santo y la ayuda de Jesús Sacramentado. Preparémonos debidamente amando a nuestro prójimo, siendo humildes y arrojando de nuestras vidas a la soberbia!

Hagamos de esta cuaresma la renovación total de nuestro cuerpo y alma, adorando e imitando a nuestro Señor Jesucristo.

Repasemos diariamente en nuestra memoria el Sacrificio de Jesús en la cruz y acompañémoslo en el camino de su calvario amándolo como nunca lo hemos hecho

Ayudémosle a aliviar el peso de su cruz, que son nuestros pecados, para que jamás volvamos a crucificarle por culpa de ellos.



Y que esta nueva vida que alcanzaremos en esta Cuaresma nos permita seguir con ella hasta el fin de nuestros días, para la alegría y gloria de nuestro Dios y Señor.
Hermanos, valoremos durante esta Cuaresma nuestro amor a Jesús Sacramentado. Preguntemos a nuestros corazones si le amamos de verdad, ¡sin límites!... Si Él está sobre todo y antes de todo... si somos capaces de dar nuestra vida por Él, como el dio la suya por nosotros.

Las respuestas, tú las sabes……… y Dios también.


Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.

¡!!!Viva Cristo rey!!!!!
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jueves 3 de marzo de 2011
La Familia Católica
Así como la célula es la unidad de todo ente vivo, la familia es la unidad y fundamento de un hogar católico y de una nación. La familia está constituida básicamente por los padres (Madre y Padre) y por los hijos, los cuales habitan bajo el mismo techo y atados entre sí por los lazos del amor.

El matrimonio es la unión del hombre y la mujer, Sacramento instituido por Dios, mediante el cual la Iglesia Católica aprueba y bendice esta unión y cuya indisolubilidad está también confirmada por las palabras de Jesús: “Lo que Dios ate en la tierra será atado en el Cielo”.

La familia católica es, pues, la unión del padre y la madre por el sacramento del matrimonio y por los hijos, resultado de esta unión. El ejemplo y modelo de perfección es la Sagrada Familia, conformada por la Virgen María, San José y el Niño Jesús. En ella se formó como ser humano nuestro Señor Jesucristo, y allí aprendió a honrar a sus padres terrenales tal como lo indican los mandamientos de su Padre Celestial.

Es nuestra familia la que nos lleva al primer encuentro con Dios, mediante el sacramento del Bautismo, y por el cual recibimos al Espíritu Santo y se nos convierte en Santos. Luego se nos enseña a conocer a Nuestro Dios, a su Santísima Madre y a los Santos y cómo comunicarnos con todos ellos mediante la oración. Y por último para cumplir con su obligación básica de familia católica nos hacen partícipes de la Penitencia Eucarística y Confirmación, que son también Sacramentos de la Santa Iglesia Católica.


La familia es una institución Sagrada, indisoluble y base fundamental para el conocimiento y desarrollo de nuestra Fe. La familia es el tabernáculo donde guardamos las enseñanzas y preceptos que nos legaron nuestros mayores y que a su vez nos tocará heredar a nuestros descendientes, por lo que en su fortaleza nos haremos dignos de glorificar a nuestro Padre Celestial.
Los valores éticos, morales y espirituales de una familia católica son el crisol donde se funden los elementos que nos permitirán una existencia feliz con la ayuda y bendición de Dios Todopoderoso.

Como miembros de una familia católica, debemos dar un NO rotundo a los factores negativos que hoy amenazan su unidad como son entre otros, el materialismo, el concubinato, el divorcio y el aborto. La práctica de estos sacrilegios son el resultado de la irresponsabilidad de algunos seres que cegados por su soberbia, solo admiten en su vida una existencia ateísta, sin fe, sin amor y sin Dios.

Hoy al escribir sobre la familia viene a mi memoria el recuerdo de una bella costumbre: Hace ya muchos años, era una práctica común que toda familia católica entronizara la imagen del Sagrado Corazón de Jesús, colocándola en un lugar prominente del hogar, donde se le veneraba como el protector de la familia.



¡Oh hermosos recuerdos de mi niñez!
donde mi madre nos educaba en el amor a Dios,
abriendo nuestros corazones para que en nuestra inocencia
entrara el de Nuestro Señor Jesucristo
y dejara en ellos impresa su ternura y bondad
y que hoy después de los años florecen
como una infinita gracia nacida
al calor de una familia bendecida por Dios


Dios permita que este 6 de marzo, Día de la Familia, logremos que nuestras madres sean como la Virgen María, nuestros padres como San José y nosotros imitemos a Jesús de Nazaret.
Hermanos, este Domingo 6 de marzo oremos pidiendo al Señor bendiga y mantenga unidas por la fe a las familias de todo el mundo, a las de nuestro país, a las de nuestra parroquia y también a la nuestra, en donde le amamos con todo nuestro corazón.



Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado

¡¡¡Viva Cristo Rey!!!
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Etiquetas: familia, familia católica, sagrada familia, unidad familiar
jueves 24 de febrero de 2011
Testimonio Milagro de Fe
Son muchos los testimonios que cimentan las bases de nuestra creencia y nos hacen crecer en nuestra fe. Esta semana expresamos nuestros sentimientos y nuestra humilde opinión, guiados siempre por la sabiduría del Espíritu Santo.


Testimonio según la definición del Diccionario de la Lengua Española es:
Una declaración en que se afirma o asegura una cosa.
Una prueba, justificación y comprobación de la certeza o existencia de una cosa.

Para nosotros, es una prueba de la omnipotencia de Dios y su existencia.


La Eucaristía es el más grande, excelso y santo Sacramento en el que están presentes verdaderamente la carne, sangre, alma y divinidad de Nuestro Señor Jesucristo. En la historia de la Santa Iglesia Católica han ocurrido más de 400 testimonios Eucarísticos y entre ellos uno de los más impresionantes es el de Lanciano, Italia ocurrido en el año 700.

Relata el testimonio la historia de un monje que continuamente se veía atacado por grandes dudas acerca de la presencia de Cristo en la Hostia Consagrada. Un día mientras celebraba la Santa Misa y en el momento que pronunciaba las palabras consagratorias nuevamente fue acosado por la duda y fue en ese preciso instante que la hostia se convirtió en la Carne y el vino en la Sangre Viva de Nuestro Señor Jesucristo. El monje conmocionado y llorando volteó hacia los presentes y les manifestó lo sucedido invitándolos a que se acercaran al altar y comprobaran el milagro. Y he aquí que después de 13 siglos, la carne y la sangre de Cristo permanecen frescas e incorruptibles a la vista y presencia de todos.

La iglesia y la ciencia han sometido esta carne y esta sangre a diferentes estudios científicos que han dado una respuesta segura y exhaustiva acerca de la autenticidad del milagro Eucarístico de Lanciano, afirmando que:

La carne es verdadera carne

La sangre es verdadera sangre

La carne y la sangre pertenecen a la especie humana

La carne es del tejido muscular del corazón

La carne es un corazón completo en su estructura esencial.

La carne y la sangre tienen el mismo grupo sanguíneo (AB)



Su conservación, aún dejadas al estado natural por espacio de 13 siglos y expuestas a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, es de por si un hecho extraordinario.

Hermanos, ¡Jesús está vivo en la Sagrada Eucaristía! lo dice y corrobora este testimonio grandioso, pero también hoy día a día tenemos testimonios de gente humilde que nos conmueven y fortalecen nuestra fe. He aquí dos testimonios sencillos para la gloria de Jesús Sacramentado.

Hace algunos días una señora se acercó y nos dijo:


Quiero que sepa hermano porque estoy tan feliz de venir a mi Hora Santa, porque desde que visito al Santísimo soy otra, Él ha hecho que muera en mi el YO y nazca el TU.


¡¡Sabias palabras de humildad y amor al prójimo!!

El segundo testimonio fue de un señor ya mayor que dijo:

Hermano, sepa que Dios esta aquí y escucha lo que uno le pide, a mi me ha hecho un gran milagro, y casi con lagrimas en los ojos, continuó, ¡A partir de hoy voy a venir dos horas... aunque ya no me haga más milagros, con el que me hizo ha abierto su corazón para que entre el mío y jamás dejaré de adorarlo!



Prueba indudable de fe y amor al Santísimo.

El primer testimonio narrado, el de Lanciano y el de los dos adoradores son por sí mismos, llamas que encienden nuestra Fe y abrazan nuestros corazones de amor a la Sagrada Eucaristía.


Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.



¡¡¡Viva Cristo rey!!!!
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Etiquetas: Eucaristia, Lanciano, Milagro de Fe, Testimonios
jueves 17 de febrero de 2011
Cinco Gracias Espirituales que recibimos en la Adoración al Santísimo.



Es indudable que además de los favores que nos concede Jesús Sacramentado en cada Hora Santa que pasamos en su compañía solicitándole su ayuda en algún problema, también Él, sin que se lo pidamos nos da Cinco Gracias Espirituales, que son los frutos de nuestra presencia en la Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, y son:

Santificación.- La forma más eficaz de crecer en Santidad es pasar tiempo con Jesús en el Santísimo Sacramento. Ciertamente conforme vamos amando a Jesús Vivo, cada día nuestro espíritu se va compenetrando con el de Jesús y nuestro corazón de piedra lo vamos cambiando por el de Él que es de Amor y Ternura.


Reparación.- Cada Hora Santa es un consuelo para el corazón de Jesús por aquellos que rehúsan acercarse a Él. La adoración es un gran acto de entrega que repara el mal que hay en el mundo. ¡Oh Jesús, conscientes de tu gran amor por nosotros te ofrecemos esta hora Santa en reparación por la ingratitud del mundo, que las espinas de la indiferencia que se clavan en tu corazón por obra de esta hora se conviertan en flores que arrullen con su perfume tu bendito corazón!.


Transformación.- Cada momento dedicado a estar frente el Señor profundiza nuestra unión con Cristo, somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso. Jesús recompensa la fe de todos los que vienen a El y hace brillar sobre cada persona su gloria bañando a cada uno con la luz de su belleza para que cada momento pasado ante su presencia eucarística, nuestra alma sea más gloriosa y más bella para el cielo.

Salvación.- Cuando Jesús ve nuestra fe al acercarnos al Santísimo Sacramento nos hace capaces de conocer la dulzura de su amor que excede a todo conocimiento, para que así podamos en el Reino de los Cielos gozar de su gloria.


Restauración.- En la Eucaristía, el mismo Jesús del Evangelio permanece con nosotros. Con nuestra fe le tocamos y Él Derrama su poder sanador sobre nosotros y el mundo entero. El puede convertir a los más grandes pecadores en los más grandes santos y sacar el mayor bien del más terrible mal. “El no viene para los que se creen justos ni para los sanos, sino para los pecadores y los enfermos porque no necesitan médico los que están fuertes!... El hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido.



Hermanos, que sea la fe el resplandeciente estandarte que guíe nuestros espíritus a la gloriosa presencia de Jesús Sacramentado, alabémosle y adorémosle con la sincera humildad de nuestros corazones. Hagámoslo con fe, espontáneamente de la forma en que podamos sentir en nuestras almas el infinito amor que sentimos por Él; ya sea con una oración o con la sencilla plática del hijo ante el padre o en la lectura de cualquier libro o escrito que glorifique a Dios, a su Hijo y al Espíritu Santo, sobre todo con fe. Él sabe lo que queremos decirle y conoce que lo hacemos con fe y amor, por lo tanto no tratemos que nuestros pensamientos terrenales se impongan a nuestra sinceridad espiritual que es lo que mas aprecia el Señor.


Alabado y Adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.

¡¡¡Viva Cristo Rey !!!
Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:45 2 comentarios
Etiquetas: Adoracion Eucaristica, Cinco Gracias, Gracias Espirituales
jueves 10 de febrero de 2011
Una llamada más... ¿Será la última?

La nota de esta semana no tiene dedicatoria especial, es solo una reflexión personal a raíz de un acontecimiento que muestra la indiferencia humana hacia la Sagrada Eucaristía, a Jesús Sacramentado, a Dios Vivo en la Divina Hostia.

En días pasados concurrí al Santo Sacrificio de la Misa en un templo --cuyo nombre no es necesario señalar... puede tratarse de cualquier templo católico, en cualquier país o en cualquier ciudad-- y como fiel devoto de la Adoración Eucarística, decidí visitar al Santísimo en el Sagrario.
Era temprano y no habían sonado aun las campanadas de la primera llamada, afuera en el atrio de la iglesia, unos jóvenes y niños jugaban alegremente, dirigidos por catequistas que si bien no participaban en el jolgorio juvenil, vigilaban prudentemente el desarrollo del evento.

Dentro del templo solo había dos personas, una señora sentada en una de las últimas bancas, en actitud de no hacer nada. Mas adelante estaba un señor recostado en la primera o segunda banca, totalmente dormido. Y frente al Sagrario con exposición de la Sagrada Fórmula ¡no había nadie!.
Sólo Dios, esperando que sus hijos muy queridos le fueran a visitar, a llevarle un pedacito de su agradecimiento por lo tanto que hace por nosotros.

¡Qué soledad tan lacerante sentí en el corazón!
¡Qué frio de indiferencia me heló el alma toda!...
Y el dolor tan profundo que me atravesó, me hizo expresar en silencio y con lágrimas en los ojos: “Señor, perdónalos porque no saben lo que hacen”.

Este episodio llenó mi ser de doloroso recordatorio... el de nuestra Capilla de Adoración Eucarística Perpetua, que hay muchas veces que se queda con un solo adorador y peor que eso, hay oportunidades en que los adoradores que les toca su Hora Santa, ni se presentan a cumplir con ella, teniendo que suplirlos el hermano que viene haciendo la hora anterior.
¡Qué falta de amor a Jesús, qué ofensa al Santísimo, qué falta de fe de aquellos hermanos que no cumplen lo prometido a Dios!.
No les estorba el peso de su falta en su conciencia, reniegan de su fe y vuelven a crucificar en el olvido a Él, que repleto de infinita misericordia tanto les ama que los perdona.

Y nuevamente les llama diciéndoles. “¡Ven!... Tengo sed de tí.”

Gracias a Dios no todos rompen su juramento, hay muchos hermanos que aman verdaderamente a Jesús Sacramentado y creen firmemente que Jesús Vivo está presente en la Hostia Sagrada. No los atemoriza ni el clima, ni la soledad de la noche, ni la amenaza de algún delincuente. Ellos saben que Dios nos protege y solo lo aman con el amor infinito que les da la fe y que confirman sus actos.
Hermanos alejados, ¡¡vuelvan al redil!!, su Pastor Celestial, Jesús Sacramentado, les ama y les llama... ¡Escuchen su imploración arrepentidos vuelvan a Él, no vaya a ser que sea esta la última llamada?


Alabado y adorado sea por siempre Jesús Sacramentado.
¡¡¡Viva Cristo rey!!!

Publicado por Adoración Eucarística Perpetua en 20:08 1 comentarios
Etiquetas: Cristo te llama, Indiferencia al Santísimo, Llamada
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