Aumenta nuestra fe
En
demasiadas ocasiones no somos conscientes de que en la historia de la
humanidad, la vida de los hombres ordinarios ha llegado a ser
extraordinaria porque han subido al monte de la fe. Fe que forjó su vida
y carácter, por la que han ofrecido su vida a Dios con plena confianza,
para que se sirva de ella conforme a su Divina voluntad. Hoy no es
diferente. El señor sigue tocando el alma del ser humano para realizar
en él el milagro de la verdadera y confiada conversión. En ocasiones
nuestra debilidad e imperfección hacen que nuestra fe falle, cuando
sobrevienen crisis y problemas. Los Apóstoles fueron reprendidos en
ocasiones por su falta de fe, aún estando con Él. Incluso viendo todos
sus prodigios, las maravillas de sus obras y enseñanzas, llegaron a
dudar. Conscientes de su pobreza espiritual le hacen a Jesús una
peculiar y osada petición: ” Aumenta nuestra fe” . Dijo Jesús: Si
tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro:
desarráigate y plántate en el mar, y os obedecería( Lc 17,5 )”. Hoy como
entonces urge una mayor profundidad y firmeza en la vida espiritual. En
esta vida peregrina el hombre de hoy busca procurarse una estabilidad
económica y material, una sed natural por aumentar su estatus social.
Este dinamismo genera ansiedad y no hace más feliz al hombre. Continue reading →
demasiadas ocasiones no somos conscientes de que en la historia de la
humanidad, la vida de los hombres ordinarios ha llegado a ser
extraordinaria porque han subido al monte de la fe. Fe que forjó su vida
y carácter, por la que han ofrecido su vida a Dios con plena confianza,
para que se sirva de ella conforme a su Divina voluntad. Hoy no es
diferente. El señor sigue tocando el alma del ser humano para realizar
en él el milagro de la verdadera y confiada conversión. En ocasiones
nuestra debilidad e imperfección hacen que nuestra fe falle, cuando
sobrevienen crisis y problemas. Los Apóstoles fueron reprendidos en
ocasiones por su falta de fe, aún estando con Él. Incluso viendo todos
sus prodigios, las maravillas de sus obras y enseñanzas, llegaron a
dudar. Conscientes de su pobreza espiritual le hacen a Jesús una
peculiar y osada petición: ” Aumenta nuestra fe” . Dijo Jesús: Si
tuvierais fe como un grano de mostaza, diríais a este sicómoro:
desarráigate y plántate en el mar, y os obedecería( Lc 17,5 )”. Hoy como
entonces urge una mayor profundidad y firmeza en la vida espiritual. En
esta vida peregrina el hombre de hoy busca procurarse una estabilidad
económica y material, una sed natural por aumentar su estatus social.
Este dinamismo genera ansiedad y no hace más feliz al hombre. Continue reading →
¡Consolad a mi pueblo!
El
Papa Francisco ha centrado su alocución dominical en el consuelo, a
partir del texto del profeta Isaías que la liturgia de hoy propone.
Francisco profundiza en las entrañas de nuestra fe, mirando al hermano
que sufre desde el proyecto de Dios en Cristo: “Isaías se dirige a gente
que ha pasado por un período oscuro, que ha sufrido una prueba muy
dura; pero ahora ha llegado el tiempo de la consolación. La tristeza y
el miedo pueden dejar lugar a la alegría, porque el Señor mismo guiará a
su pueblo en el camino de la liberación y la salvación. ¿Cómo se hará
todo esto? Con el cuidado y la ternura de un pastor que cuida de su
rebaño. De hecho, Él dará unidad y seguridad al rebaño, lo hará pastar,
reunirá en su redil seguro a las ovejas dispersas, prestará especial
atención a las más frágiles y débiles”. El consuelo es la respuesta
natural al amor de Dios, que se anonada para sentir al hombre desde el
barro modelado por el Padre. Francisco matiza: “Esta es la actitud de
Dios hacia nosotros sus criaturas. De ahí que el profeta invita a quien
le escucha -incluyéndonos a nosotros, hoy- a difundir entre el pueblo
este mensaje de esperanza. Continue reading →
Papa Francisco ha centrado su alocución dominical en el consuelo, a
partir del texto del profeta Isaías que la liturgia de hoy propone.
Francisco profundiza en las entrañas de nuestra fe, mirando al hermano
que sufre desde el proyecto de Dios en Cristo: “Isaías se dirige a gente
que ha pasado por un período oscuro, que ha sufrido una prueba muy
dura; pero ahora ha llegado el tiempo de la consolación. La tristeza y
el miedo pueden dejar lugar a la alegría, porque el Señor mismo guiará a
su pueblo en el camino de la liberación y la salvación. ¿Cómo se hará
todo esto? Con el cuidado y la ternura de un pastor que cuida de su
rebaño. De hecho, Él dará unidad y seguridad al rebaño, lo hará pastar,
reunirá en su redil seguro a las ovejas dispersas, prestará especial
atención a las más frágiles y débiles”. El consuelo es la respuesta
natural al amor de Dios, que se anonada para sentir al hombre desde el
barro modelado por el Padre. Francisco matiza: “Esta es la actitud de
Dios hacia nosotros sus criaturas. De ahí que el profeta invita a quien
le escucha -incluyéndonos a nosotros, hoy- a difundir entre el pueblo
este mensaje de esperanza. Continue reading →
La fe del centurión
Caminamos
a la luz de la fe, hasta que nuestro velos sean rasgados y podamos
estar en su Divina Presencia. Pero nuestra alma lleva impresa la huella
de Dios y al derramar su gracia en nosotros, nos permite ver con los
ojos del alma. Es recomendable reflexionar y profundizar sobre nuestra
fe, para comprobar si está bien cimentada. “Señor no soy digno de que
entres bajo mi techo; di solo una palabra y mi siervo quedara sano”(Mt
8, 8). De las palabras del centurión emana una fe y una humildad tan
grandes, que la Iglesia hace suya la respuesta para el momento previo de
recibir la Sagrada Eucaristía. La fe del centurión está interiorizada
en lo profundo de su ser. Por ello tenía plena confianza en el Señor.
Confianza que le hace sentir que, aunque esté lejos de su siervo
enfermo, una palabra del Señor le sanará. El centurión no solo demuestra
ampliamente su fe, también demuestra su humildad de corazón facilitando
que Jesús sea semilla en él. El centurión creía en la grandeza de Dios,
en su Santidad y su Omnipotencia. Sus palabras son además una plegaria,
una oración de intercesión hacía su siervo; Necesitamos profundizar en
el gran valor de la oración de intercesión, cuando es elevada a Dios por
un justo, que, como el centurión, no necesita ver para creer. Como
cristianos, debemos imitar esta fe, esta humildad y la oración de
intercesión por nuestros hermanos que, como el siervo del centurión,
viven momentos de dolor. Solo es posible atesorando y cultivando la
confianza plena hacía a Él para abandonarnos a su voluntad.
Continuamente pedimos pruebas a Dios, reclamamos su favor a cambio de la
fe, retando a Dios para que demuestre su poder. Y en ocasiones, cuando
las expectativas del hombre son otras, le retiran su fe y su afecto. Esa
fe tibia no esta arraigada en roca firme. Continue reading →
a la luz de la fe, hasta que nuestro velos sean rasgados y podamos
estar en su Divina Presencia. Pero nuestra alma lleva impresa la huella
de Dios y al derramar su gracia en nosotros, nos permite ver con los
ojos del alma. Es recomendable reflexionar y profundizar sobre nuestra
fe, para comprobar si está bien cimentada. “Señor no soy digno de que
entres bajo mi techo; di solo una palabra y mi siervo quedara sano”(Mt
8, 8). De las palabras del centurión emana una fe y una humildad tan
grandes, que la Iglesia hace suya la respuesta para el momento previo de
recibir la Sagrada Eucaristía. La fe del centurión está interiorizada
en lo profundo de su ser. Por ello tenía plena confianza en el Señor.
Confianza que le hace sentir que, aunque esté lejos de su siervo
enfermo, una palabra del Señor le sanará. El centurión no solo demuestra
ampliamente su fe, también demuestra su humildad de corazón facilitando
que Jesús sea semilla en él. El centurión creía en la grandeza de Dios,
en su Santidad y su Omnipotencia. Sus palabras son además una plegaria,
una oración de intercesión hacía su siervo; Necesitamos profundizar en
el gran valor de la oración de intercesión, cuando es elevada a Dios por
un justo, que, como el centurión, no necesita ver para creer. Como
cristianos, debemos imitar esta fe, esta humildad y la oración de
intercesión por nuestros hermanos que, como el siervo del centurión,
viven momentos de dolor. Solo es posible atesorando y cultivando la
confianza plena hacía a Él para abandonarnos a su voluntad.
Continuamente pedimos pruebas a Dios, reclamamos su favor a cambio de la
fe, retando a Dios para que demuestre su poder. Y en ocasiones, cuando
las expectativas del hombre son otras, le retiran su fe y su afecto. Esa
fe tibia no esta arraigada en roca firme. Continue reading →
Dadles vosotros de comer
Tiempo de esperanza y espera, fundamento en la fe de Dios- Amor; tiempo
de conocernos mejor a nosotros mismos, para darnos a nuestros hermanos.
Desde ese conocimiento y vaciamiento de mi misma, desde cada paso del
camino escribe Dios en el libro de mi vida, escribe la más perfecta y
genuina historia de Amor con su fuego excelso; va modelando mi nada, sin
despreciar esta pequeñez. En un gran abismo deja plasmada su Divina
huella y me enseña a reconocerle en todos nuestros hermanos: en los
sufren, en los pobres y excluidos de la sociedad. Va forjándome el alma
en humildad y amor para servirle. Cada día me sorprende como a un niño,
para instruirme internamente, para regalarme una invitación a repartir
la vida. “Él les contesto: Dadles vosotros de comer” (Lucas 9.13). Se
trata de repartir la vida siendo caridad en medio del mundo, repartir la
vida siendo alimento para el alma. La Iglesia está llamada a dar
respuesta a los problemas temporales de los hermanos que sufren; su
misión es estar en todos los ámbitos de la sociedad, proveer y dar
respuestas, primordialmente espirituales, y acompañar en los procesos de
dolor y cruz. Continue reading →
Ser presencia
Estoy dispuesto a enfrentarme a mis miedos, con tal de disipar los
tuyos, haciéndome presencia humilde desde la voz de quien me convoca.
Estoy preparado para llorar contigo un mar salado, y empujar las olas
que encallaron tu vida. Estoy decidido a acompañarte en silencio, para
que tu voz dolorida suene tanto como quieras y necesites. Estoy
dispuesto a pasear contigo bajo la lluvia y mojarme el corazón con tus
penas. Estoy dispuesto a ser presencia atenta y recoger tu rabia en
gestos reciclables. Estoy contigo para que tus preguntas descaradas
vuelen hasta el cielo y esperaré a que regresen vestidas de nube
refrescante. Estoy aquí para preservar del mundo tu escondite, si te
escondes. Para resoplar contigo cuándo el dolor amartilla tu ser, como
resoplan los ángeles. Estoy dispuesto a pintar la culpa de colores, para
que juegues con ella como con una pelota ligera y la lances lejos de tu
vida. Y quiero ser presencia en tu dolor para que el Amor habite en él y
lo transforme, como Él transformó el mundo desde un madero. Y que su
Luz te envuelva suavemente, para volver a verte sonriendo, muy lejos ya
del ruido de este mundo; del frío, del dolor y el desconsuelo. Hoy
quiero ser presencia solamente. Ser presencia contigo, hermano. Y orar
en silencio así, abrazados. César Cid
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