Curso de Biblia
Lección 2
Las leyes de Moisés sobre la salud
–Vindicadas por la Ciencia Moderna–
1. “Antiguamente se le dio al
pueblo hebreo un conocimiento insólito mediante su profeta Moisés.
Rudolph Virchow, el ‘padre de la patología moderna,’ dijo: ‘Moisés fue
el más grande higienista que haya visto el mundo. Dependiendo del
conocimiento revelado, y sin poseer equipo científico alguno, Moisés
enseñó en sus aspectos esenciales casi todo principio de higiene que
se practica hoy día. Entre ellos encontramos la prevención de
enfermedades, la desinfección por fuego y agua, el control de
epidemias por medio de informar y aislar las enfermedades contagiosas o
a sus portadores, seguida de una completa desinfección de todos los
artículos posiblemente contaminados. Se requería la limpieza personal y
se requería la eliminación de los excrementos de manera que el
campamento judío estuviera tan limpio como una ciudad moderna. Aunque se
proveía ejercicio, se guardaba contra el exceso de trabajo por
frecuentes períodos forzosos de descanso y relajación.” -Owen S. Parret, M.D., Enfermedades de animales de consumo, p. 7.
“Los hebreos eran el pueblo más
limpio en tiempos antiguos, y aun hoy día sus antiguas normas son
inmejorables. Los baños rituales se ordenaban por muchas razones, y
cada israelita se daba un baño por lo menos una vez a la semana,
porque se le requería limpiarse el día anterior al sábado... Se requería
lavarse después de tocar un cadáver, de animal o humano.” -Charles D. Willis, “Moisés y la medicina,” en Signs of the Times, abril 17 de 1951, pág. 6.
“Moisés ordenó que toda persona
infectada de una enfermedad transmisible fuera aislada. Ciertamente
la ciencia médica moderna no puede mejorar esta regla. No solamente se
ponía al paciente en cuarentena, sino también a los que habían tenido
contacto con él.” -Id.
2. Un estudio cuidadoso de los
escritos de Moisés revela conceptos médicos y principios de salud que
estaban mucho más avanzados que los que prevalecían en sus días. Un
ejemplo típico de esto es su “moderno” entendimiento de la función del
sistema circulatorio. Se escribió:
* “La vida de la carne, está en la sangre.” Lev. 17:11 (J).
Le tomó a la ciencia miles de
años descubrir que la sangre es el vehículo de la vida. Han pasado
tres siglos desde que el Dr. William Harvey (1578-1657), médico
británico, tuvo éxito en trazar el sistema circulatorio en el
organismo humano. Este descubrimiento se considera un importante hito en
la ciencia médica, sin embargo el mismo principio estaba incorporado
en el texto anterior de los escritos de Moisés ¡desde hace 3,000 años!
Moisés y la cuarentena
3. Que Moisés estuvo en
contacto con una sabiduría infinita es evidente por su apego a otros
datos médicos “modernos.” Prominente entre éstos es su aplicación (en
el siglo 15 A.E.C.) del principio de cuarentena para pacientes que
padecían de enfermedades contagiosas. Moisés dedicó dos capítulos
enteros (13 y 14) en su libro de Levítico a un manejo médico de la
lepra –el azote del Oriente. Estos capítulos contienen instrucción
precisa y detallada sobre la manera de aislar por cuarentena a un
paciente leproso. También dicen cómo inmunizar la vivienda y la ropa
de la víctima contra posible reinfección y cuándo determinar que el
paciente está curado. Toda esta instrucción médica y sanitaria fue
escrita por Moisés sobre 3,000 años atrás en un tiempo cuando se
sostenían los puntos de vista más extraños y estaban en boga las
nociones más supersticiosas sobre a las enfermedades y su curación. Le
tomó a la ciencia médica moderna tres milenios o más ponerse al día
con Moisés en relación a estos principios. El científico francés Louis
Pasteur (1822 -1895), “el padre de la bacteriología.” fue el primero
en descubrir algunos de los secretos de la vida de los gérmenes. Este
descubrimiento revolucionó las terapias médicas modernas. Basado en
esto, se adoptó el principio de la cuarentena.
La cirugía moderna y Moisés
4. La cirugía moderna “nació”
en el 1842, cuando el Dr. Crawford W. Long inventó la anestesia. Este
descubrimiento ha sido de gran bendición para los enfermos porque ha
capacitado a los médicos para lograr maravillosos resultados en la
cirugía.
5. Sin embargo, aun la cirugía
moderna y su uso de la anestesia hallan un precedente en los escritos
de Moisés. Miles de años antes de que se conocieran en la profesión
médica la anestesia y la cirugía, se realizó con éxito una operación
Adam, el padre de la raza humana. En Génesis 2: 21,22 (H), Moisés
registró este importante incidente:
A“Y Yhwh Elohim hizo caer
sobre Adam un sueño profundo, y se durmió: y tomó una de sus
costillas, y cerró la carne en su lugar; y de la costilla, que había
sacado Yhwh Elohim del hombre, hizo una mujer.”
6. Al registrar esta
experiencia, Moisés nos dice que el Creador realizó la operación; Adam
era el paciente; y el Médico Divino aplicó la “anestesia” –“Elohim
hizo caer sobre Adam un sueño profundo, y se durmió.” Entonces siguió
la operación sin dolor –la remoción de una costilla y, finalmente, la
sutura de “la carne en su lugar.” Debe tenerse en mente que esta
cirugía se realizó casi 6,000 antes de que el conocimiento de la
cirugía empezara a amanecer sobre la ciencia médica.
Alimentos Limpios e Inmundos
7. El mundo moderno no se da
cuenta de cuánto se le debe a las leyes dietéticas mosaicas sobre los
alimentos limpios e inmundos como se registran en Levítico 11. Estas
leyes se observan entre los pueblos civilizados en todas partes, y
muchas personas han eliminado de sus dietas muchos de los alimentos
prohibidos en esos capítulos. Sería bueno para la humanidad si
descartaran todos los artículos prohibidos que se registran ahí.
Mariscos inmundos prohibidos
8. “En relación con las ostras,
la tifoidea que se atribuye al comer mariscos infectados, es
demasiado común para necesitar una mención adicional, y el uso de
langosta, cangrejos, y otros alimentos prohibidos con frecuencia
resulta en casos muy severos y a veces fatales de indigestión aguda,
demostrando la veracidad de la instrucción dada por Moisés.” –O. S. Parrett, M.D., Enfermedades de Alimentos Animales, p. 8.
“En Levítico 11:9-12, leemos
prohibiciones en cuanto a comer pescado que no tenga escamas y aletas.
Si el Creador tuvo a bien dar estas instrucciones, debe de haber
buenas razones para ellas. En una investigación de las propiedades
venenosas del pescado, el Dr. David Macht, autoridad en drogas y venenos
animales, extrajo el jugo de más de 70 diferentes especies de peces y
lo inyectó en ratones, y también lo usó en pruebas con plantas que
dan semilla. Los tejidos extraídos de peces venenosos mataron algunos
de los ratones y retardaron el crecimiento de las plantas. Los
extractos de peces “comestibles” se encontró que no tuvieron efectos
perjudiciales en los ratones ni en las plantas. Cuando se analizaron
los resultados de este estudio, se halló que todos los extractos
venenosos se habían derivado de peces sin escamas. El Dr. Macht
concluyó: ‘Parece haber alguna base científica para la antigua
clasificación de peces comestibles y no comestibles, es decir, los que
tienen escamas y los que no tienen.’” –C.D. Willis, “Moisés y la medicina,” en Signs of The times, abril 17, 1951, ps. 5,6.
9. Cuando Moisés sacó de Egipto
a los hijos de Israel y los llevó al desierto, tenía el problema de
preservar la salud de ellos. Hizo esto primero que nada por medio de
prohibir la ingestión de diversos animales inmundos como el cerdo, el
conejo y los mariscos. No fue hasta el 1847 que Joseph Leidy descubrió
en el cerdo el parásito Triquinela.
Una desviación común del código
dietético mosaico es el consumo de carne de cerdo. El uso del cerdo
como alimento estaba estrictamente prohibido para Israel, y, por
inferencia, para toda la humanidad. La sabiduría de esta prohibición
debería ser obvia para todos. El cerdo es por naturaleza un basurero.
Hubert P. Swartout, M.D., Dr.
P.H., miembro de la Junta Americana de Medicina Preventiva y Salud
Pública, advirtió: “El cerdo, sin embargo, es objetable desde otros
puntos de vista aparte del peligro de contraer triquinosis. Contiene
una proporción de grasa mayor que la mayoría de los otros alimentos de
carne. Es difícil de digerir. La fiebre ondulante debida al tipo de
germen que contiene el cerdo es en promedio más severa que la que se
debe al tipo del ganado y las cabras. No en balde desde los tiempos
más antiguos de la historia del Antiguo Testamento se ha clasificado
al cerdo como ‘inmundo.’” —El Nuevo Consejero Médico Moderno, p. 119; 1951.
10. En su estado natural el
cerdo es como el jabalí, y en esa condición es tan fiero como una
bestia de presa y tan veloz como los perros salvajes. Pero cuando se
“civiliza” y se ceba, se pone tan débil y enfermo que apenas se puede
mover, y se acuesta como un montón de linfa y grasa. Y la ironía de
esto es que cuando el cerdo está demasiado enfermo para caminar y
solamente puede gruñir y comer, entonces es que se lo considera apto
para consumo. El cerdo infectado de Triquina y que no se cocina bien a
menudo desarrolla triquinosis, los horrores de la cual debería
conocer todo el mundo. Una persona de cada seis en América está
afligida de triquinosis en algún grado. De vez en cuando oímos de
familias enteras destruidas por esta enfermedad.
11. O. S. Parrett, M.D., quien
ha hecho un estudio de la enfermedad en animales para consumo,
declara: “Los sacerdotes que servían como oficiales médicos llevaban a
cabo una rigurosa inspección de las carnes. Todavía acudimos a Moisés
como autoridad sobre las llamadas comidas inmundas y limpias. Moisés
prohibió el uso de carne de cerdo y de mariscos; y es pertinente
comentar que el mundo gentil, que ignora estas reglas de salud,
demuestra una gran incidencia de infección por triquina entre adultos
en los Estados Unidos, de 25 por ciento, según la investigación de dos
doctores Mac Naught y Ander-son, informado en la Revista de la Asociación Médica Americana.
“Exámenes post-mortem
realizados por estos doctores en pedazos del músculo del diafragma de
100 cuerpos mostraron que en 23 anidaba triquina, y de los otros 100
pudieron demostrar 25 casos positivos. Durante su vida ninguna de esas
personas había mostrado un historial de triquinosis, y sin embargo, en
todos ellos se observaban larvas que se retorcían bajo el microscopio.
Una de cada cinco salchichas de los mejores supermercados se halló
con triquina viva.” –O. S. Parret, M.D., Enfermedades en Alimentos Animales, ps. 7,8.
12. “En un pueblo de Colorado
los patólogos federales tomaron salchichas de cerdo que mostraban
gusanos de triquina de un paquete de salchichas frescas después que
una familia se enfermó por comer ese producto. Una niña, de 18 años,
quedó tan enferma que la llevaron al hospital donde, por causa de la
infección de su diafragma, tenía tan mala la respiración que tuvo que
recibir inhalaciones de oxígeno tres veces para mantenerse viva. Una
pequeña fracción de músculo tomada del músculo del hombro, mostraba
infección de triquina. Al principio se creía que la familia padecía de
influenza o reumatismo muscular. Este error probablemente se comete
en casos leves de triquinosis, que afecta a una persona de cada cuatro
en el país.” –Idem., ps. 8,9.
13. “ Después que se ha
consumido el cerdo infestado, los gusanos se liberan en el estómago de
la persona por la digestión gástrica, y allí se aparean las hembras y
los machos, después de lo cual las hembras producen grandes números
de larvas. A través del torrente sanguíneo o linfático estas larvas
emigran rápidamente a los tejidos, hallando alojamiento en los tejidos
musculares del cuerpo, especialmente en el músculo del diafragma. Se
requieren más de mil gusanillos en la mayoría de los casos para
producir síntomas.” –Idem. ps. 9,10.
14. “En un esfuerzo por
detectar los cerdos infectados de triquina, se hizo por un tiempo el
intento de examinar tejidos de todos los cerdos, en un salón lleno de
microscopistas que examinaban pedazos de carne. Pero nada más en
Chicago había dos empacadoras que podían empacar 600 cerdos por hora
cada una, un promedio de uno cada seis segundos. Aquel esfuerzo tuvo que
abandonarse por ser impracticable y costoso, y así el Departamento de
Agricultura en un boletín sobre triquinosis dijo que ‘no se ha ideado
aún un sistema practicable por el cual se pueda proteger del peligro
de la triquinosis a personas que comen carne de cerdo mal cocida.’ En
ese mismo boletín se señala que en Alemania, donde se hacen exámenes
microscópicos de los cerdos para detectar triquina, ocurrieron en
diecisiete años 6,329 casos de triquinosis, 32 por ciento de los
cuales fueron por carne inspeccionada que había pasado como libre de
infección por triquina. Para proteger al público consumidor, el
gobierno preparó un afiche para los comercios de carne, advirtiendo ‘que
se cocine bien el cerdo.’
En el afiche no se da la razón,
pero se ofrece un folleto explicativo al que lo solicite. A ellos no
les conviene informarle claramente al público que entre los cerdos que
se alimentan de desperdicios es común la infección por triquinosis,
con una frecuencia menor en los demás cerdos. Como en toda la
instrucción de Moisés, había una buena razón para esta advertencia
contra los cerdos que se alimentan de inmundicia.” –Idem., ps. 10,11.
15. En tiempos antiguos era
raro que alguien contaminara su cuerpo con carne de cerdo. A quienes
ignoraron la prohibición divina el Creador los llamó:
* “Un pueblo que me provoca
en mi cara constantemente...que come carne de cerdo, y hay guiso de
cosas abominables en sus vasijas.” Isaiah 65:3,4 (J).
16. Algunos que consideran el
cerdo como un bocado exquisito afirman que bajo las reglas sanitarias
modernas, la carne del cerdo es diferente de lo que era en tiempos de
Moisés. Esta alegación es pura ficción. Las leyes sanitarias no pueden
cambiar la naturaleza del cerdo; el Poderoso de Israel lo declaró
inmundo. Sabiendo de esta advertencia, cualquiera que participe del
cerdo lo hace presuntuosamente y sólo él es culpable de las
consecuencias. Como en tiempos de Moisés, el Creador, quien desea
evitarnos indecibles sufrimientos y una muerte prematura, nos
advierte:
¡NO COMAS CERDO!
Sería bueno que todos estudiáramos Levítico 11 y siguiéramos las instrucciones contenidas ahí.
Se prohíbe ingerir sangre
17. A los hijos de Israel se les prohibió también comer sangre.
* “Y cualquier hombre...que
coma cualquier clase de sangre, pondré mi rostro contra esa persona...
y lo cortaré de su pueblo. Porque la vida de la carne está en la
sangre; porque la sangre es la que hace expiación por la vida.” Levítico 17: 10,11 (H).
Esta prohibición igualmente
descansa sobre una base fisiológica sana. La sangre carga
constantemente impurezas que se acumulan en los músculos del animal, y
siendo que la enfermedad en el reino animal está aumentando a un ritmo
alarmante, la sangre está llena de gérmenes de muchas clases. ¿Dónde
obtuvo Moisés esta información que le tomó miles de años a la
fisiología descubrirla? La Biblia nos dice que la recibió del Creador.
Se prohíbe comer grasa animal
18. No sólo se prohibió comer
sangre bajo la ley mosaica, sino también grasa animal. Vea Levítico
7:23,24. Esta prohibición es muy sana, y los últimos hallazgos de la
ciencia médica están en completa armonía con ella. La comunidad médica
está ahora de acuerdo en que el uso de grasa animal como alimento es
perjudicial para el ser humano y causa enfermedades.
Mucho se ha dicho y se ha
escrito en años recientes sobre el colesterol, un elemento del cuerpo
que aumenta mucho por el consumo de grasa animal. El resultado de tal
condición es a menudo la causa del endurecimiento de las arterias. El
endurecimiento arterial se asocia con enfermedades como la angina de
pecho y es causa de enfermedades coronarias, acompañadas a menudo de
muerte repentina, y es una causa directa de desórdenes de los riñones y
de apoplejía.
En un escrito titulado “Las
coronarias a través de los siglos,” que se presentó en el Simposio
sobre Arterioesclerosis, en la Universidad de Minnesota el 7 de
septiembre de 1955, el Dr. Paul Dudley White emitió esta advertencia:
“Es muy posible que dentro de
pocos años necesitemos aconsejar al pueblo americano que haga con su
dieta lo que aconsejó Moisés a los hijos de Israel unos 3,000 años
atrás.” –Minnessota Medicine, vol. 38, No. 11 (Noviembre, 1955), p. 802,
19. Las implicaciones
espirituales en la dieta que dio el Creador mediante Moisés las
presenta hermosamente el Dr. Joseph H. Hertz, antiguo Rabí en Jefe del
Imperio Británico, en su Comentario del Libro de Oración Autorizado
(edición revisada): “Un antiguo dicho, revivido en tiempos modernos, y
que se usa como argumento contra las leyes dietéticas es: ‘No es lo
que entra en la boca lo que contamina al hombre sino lo que sale de la
boca.’ Ahora bien, el Estado nunca debería endosar el significado
literal de las esas palabras. Éste sostiene que el veneno que entra en
la boca contamina al hombre, y clasifica el envenenamiento como un
tipo detestable de asesinato. De igual manera, la ciencia se expresa
contra la fruta no madura, la leche adulterada, la carne enferma
–cosas que van a la boca. Aun muchas de las iglesias cristianas han
librado por muchos años una guerra contra otra cosa que se echa en la
boca –el alcohol. Y en cuanto a las palabras “sólo lo que sale de la
boca contamina al hombre,” uno no necesita más que recordar el hecho
de que de la boca proviene el habla que eleva al hombre por
encima de las bestias, la oración que une al hombre con su Creador,
las palabras de aliento y fe que se le hablan al que está cargado de
tristeza.
“La gran mayoría de los judíos
siguen absteniéndose del alimento prohibido, no por aversión personal
sino porque ‘nuestro Padre del cielo ha decretado que nos abstengamos
de ello’ (Sifrá). Hay, sin embargo, quienes ven un propósito higiénico
en estas prohibiciones, y sostienen que esas carnes no se prohibieron
arbitrariamente, sino porque son insalubres y repulsivas en sí
mismas. Además, como es en la sangre donde circulan los gérmenes o
esporas de la enfermedad infecciosa, la carne de todo animal para
consumo humano debe desangrar-se. Esto se logra mediante la Shejitáh,
la manera judía de sacrificar animales para consumo. Sólo eso produce
insensibilidad instantánea en el animal. Y el desangramiento se
completa mediante el ‘kasheraje,’ el tratamiento tradicional de la
carne que se prepara para consumo.
Las investigaciones
estadísticas han demostrado que los judíos menos susceptibles, a
ciertas enfermedades; y autoridades competentes no han dudado en
atribuir estas características a la influencia de las Leyes Dietéticas.”
–P. 1961 (Bloch Publishing Co. New York: 1948).
20. Uno de da cuenta si sus
propias inclinaciones, apetitos, y deseos son los principios guiadores
de su vida. Nos enfrentamos a este mandamiento:
* “No tendrás otros Poderosos delante de mí.” Éxodo 20:3 (J).
21. Levítico 11:1-23 nos revela
cuáles animales son limpios y cuáles son inmundos; o sea nos muestra
lo que podemos comer y lo que no debemos comer. Note esto:
* “Y Yhwh habló a Moisés y a
Aharón, diciéndoles: Hablen a los hijos de Israel diciéndoles: Estas
son las bestias que ustedes pueden comer entre todas las bestias que
están en la tierra: Todo lo que tenga pezuña dividida, partida en dos,
y que rumie, entre las bestias, eso lo pueden comer. Pero éstas no
comerán: de las que rumian, que tienen pezuña dividida: el camello,
porque rumia pero no tiene pezuña dividida; es inmundo para ustedes. Y
el conejo, porque rumia pero no tiene pezuña dividida; es inmundo
para ustedes...Y el cerdo, porque tiene pezuña divida partida en dos,
pero no rumia, es inmundo para ustedes. De su carne no comerán, y no
tocarán sus cadáveres; son inmundos para ustedes. Esto podrán comer,
de todo lo que hay en las aguas: todo lo que tenga aletas y escamas en
la aguas, en los mares y en los ríos, lo pueden comer. Pero todo lo
que no tenga aletas y escamas, en los mares y en los ríos, de todo lo
que se mueve en las aguas, y de toda criatura viva que hay en las
aguas, será abominación para ustedes; y abominación seguirán siendo; de
sus carnes no comerán, y sus cadáveres tendrán en abominación .” –Levítico 11:1-12 (L).
Aquí encontramos instrucción específica en cuanto a lo que podemos y lo que no podemos comer.
22. Aunque la bendición
espiritual que le viene a la persona que sigue estas leyes de salud es
significativa, no ignoramos que la obediencia a estas leyes es un
factor en mantener una salud vigorosa, y en reducir la enfermedad. De
hecho, el Creador le prometió a Israel que si eran obedientes a todas
Sus leyes y estatutos, no pondría sobre ellos ninguna de las plagas de
los egipcios.
23. * “Si oyes
diligentemente la voz de Yhwh tu Poderoso, y haces lo que es correcto a
su vista, y prestas oído a sus mandamientos, y guardas todos sus
estatutos, ninguna de estas enfermedades que he puesto sobre los
egipcios pondré sobre ti.” Éxodo 15: 26 (J).
24. Las leyes sanitarias de
Moisés sobre la higiene y el cuidado de enfermedades transmisibles,
son sorprendentes en su alcance y precisión. La ciencia médica de hoy
día no está más que comenzando a escarbar en lo que fue conocimiento
común para Israel en el siglo 15 antes de la Era Común. La salud
pública era un asunto prominente en el campamento de Israel. Ciertamente
tiene que ver con el hecho de que con la bendición del Todopoderoso
no había:
* “Ninguna persona enferma entre sus tribus.” Salmo 105:37 (H).
La fidelidad en seguir los reglamentos de la salud fue en gran medida responsable por semejante registro histórico.
25. Nuestro Padre celestial
quiere que sus hijos disfruten de abundante salud. Esto lo podemos
lograr mejor al obedecer la instrucción que se nos da en las Sagradas
Escrituras, que contienen la sabiduría y el consejo de Aquel que
declara:
* “Yo soy Yhwh tu sanador.” Exodo 15:26 (J).
Que el Poderoso de Israel nos
ayude a cada uno a ver la plena belleza de las leyes de salud que se
proveen misericordiosamente para la humanidad. Seamos firmes mental,
moral, y físicamente en adherirnos a las provisiones del Cielo. De
esta manera seremos bendecidos físicamente y también recibiremos ricas
bendiciones espirituales del Todopoderoso. Y
(Preparado en inglés por: The Israelite Heritage Institute. Versión española de: Publicaciones Menorah.)
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