Evangelium Gratiae
domingo 7 de agosto de 2011
San Cayetano: el Santo de la Providencia
Es un ritual que se repite año tras año: el 7 de agosto miles de personas se ponen en camino hacia “San Cayetano”. Sea en Orfila, el Barrio Bancario o La Dormida, no menos que en Liniers.
Si hay mucha gente, se hace fila. Se avanza lentamente con los demás, sean amigos o simples desconocidos. Llegados ante la imagen del Santo, se la toca, se mira el rostro, se musita una plegaria, sea una petición, un agradecimiento o un reconocimiento. No es extraño que la emoción llegue hasta las lágrimas. Nadie se escandaliza ni incomoda. Estos lugares están para eso.
La plegaria suele ir acompañada de otro gesto discreto: una bolsita de supermercado con yerba, azúcar, arroz u otras cosas similares. No se puede rezar con las manos vacías, menos al Santo de la Providencia.
Si el peregrino lleva un niño en brazos, se le enseña a entrar en esta tradición. Los chicos repiten los gestos con una seriedad que impresiona. Ellos también estiran la manito para tocar. Con la ayuda de la mano adulta trazan una cruz un poco desaliñada sobre el cuerpo. Los chicos miran con ojos inmensos, como solo lo hacen ellos. Atrapan para siempre la profundidad del alma humana.
¿Qué hay detrás de todo esto? Los ritos son gestos humanos complejos y ambivalentes, ambiguos incluso. Buscan sostener valores imprescindibles, sin los cuales no se podría vivir dignamente. Se prestan también para el atavismo, la repetición mecánica o la hipocresía. “Este pueblo me alaba con los labios, pero su corazón está lejos de mí”, sentencia el profeta bíblico en nombre de Dios. Es una advertencia que Jesús retomará y profundizará: Dios quiere, por encima de todo, misericordia, compasión y apertura de corazón.
Aquí va una confesión personal. En mis primeros años de cura tuve una mirada distante, crítica y, en cierto modo, glacial hacia la religiosidad popular. Muchos libros, mucho moralismo y mucha fatuidad. Gracias a Dios y porque provengo de una familia humilde y profundamente religiosa, creo que nunca llegué al desprecio o la descalificación. Siempre mantuve un resto de apertura frente a ese “no sé qué” más grande que esconde la religiosidad popular.
Hoy voy con gusto a San Cayetano, como también al Challao el 11 de febrero, o al Patrón Santiago. Me conmueve la entrada de la Virgen del Rosario al anfiteatro el primer domingo de octubre. Con gusto camino las procesiones, rezo los misterios del rosario, canto. Caminar con otros es un gesto religioso inmenso. En sí mismo es una gran oración, una plegaria universal.
En la mayoría de las procesiones el sonido no funciona, o funciona mal. He llegado a creer que Dios, que posee un humor muy fino y sano, me dice con esa picardía: ¡escuchá al que camina a tu lado! ¡escuchá como reza con su misma vida! ¡escúchense unos a otros, porque así podrán amarse también unos a otros!
Yo creo en Dios. Cada vez con más fuerza. Creo que Dios, tal como nos lo mostró Jesús, es lo más real de lo real. Es el Dios amigo de los hombres, amigo de la vida. Para mostrarlo, Jesús se involucró en la vida de las personas, especialmente de los más pobres y de los pecadores. Acercó la compasión de Dios al mundo atormentado de los hombres. Cuando los moralistas de su tiempo se escandalizaban de su cercanía a la mala gente, él, sencillamente, les recordó: “No he venido para los sanos, sino para los enfermos; para los pecadores, no para los justos”.
Eso tiene San Cayetano: santo de la Providencia. Lo tuvo en su vida terrena, cuatro siglos atrás. Antes incluso de ser cura, este hijo de noble cuna, brillante abogado y funcionario del Vaticano, dedicaba sus tardes a dos actividades: rezar con otros jóvenes, igualmente locos; y visitar los hospitales de Roma, llevando consuelo a los abandonados. Ya de cura fundó un Hospital de incurables en Venecia. La muerte lo sorprendió en Nápoles, precisamente el domingo 7 de agosto de 1547, dejando en los barrios pobres de la ciudad el recuerdo de un “prete” que era la imagen viva de la Providencia de Dios.
Lo fue en su vida terrena, y lo sigue siendo hoy. Así lo han captado con certera intuición, miles y miles de hombres y mujeres, que ven la realidad con los ojos del corazón. Por eso perciben las cosas con una mirada de largo alcance.
sábado 6 de agosto de 2011
Pablo VI: In memoriam
Hoy se cumplen 33 años de la muerte del Siervo de Dios Pablo VI. Un gran Papa. Gobernó la Iglesia de Cristo en un momento difícil y tormentoso. Guió el rebaño crucificado con Cristo. En su recuerdo transcribo su última catequesis, pronunciada en Castelgandolfo el 2 de agosto de 1978.
Gracias a todos y felices vacaciones. Tenéis un lugar en mi corazón, como lo tienen las ovejas del Buen Pastor. Gracias de nuevo, por vuestra presencia aquí.
Pensamos que un hermoso deseo os ha impulsado a venir a este encuentro, y una curiosidad muy noble os ha sugerido que aprovechéis esta oportunidad, nada fácil por cierto, no sólo de ver al. Papa, sino al mismo tiempo y sobre todo de oír su palabra, un poco casi por tener esta experiencia (cf. Lc 2, 15): vamos a ver qué nos puede decir el Papa para instruirnos y confortarnos.
En el mundo en que estamos, el estruendo de voces que quisieran atraer nuestra atención es tal, que no resulta fácil saber cuáles son realmente dignas de escucha; y entre las que escuchamos (por la radio, a través de la prensa, de la enseñanza, en la convivencia social, etc.) no es fácil dilucidar qué voces llegan al ciudadano del mundo para divertirlo o informarlo o instruirlo. ¿Cuáles son las voces que estamos obligados a escuchar, cuáles son las que merecen o pretenden no sólo que las conozcamos (por ejemplo la de la cultura), sino que exigen que las tomemos como guía de nuestro pensar y, sobre todo, que las hagamos norte de nuestra vida? A estas voces que señorean nuestra existencia las llamamos nuestras ideas. Cada uno tiene sus ideas propias, y éstas son las que clasifican a la gente que piensa y las que determinan su modo de actuar.
Todos sabemos que hoy en día este campo se ve invadido por una cantidad de ideas que pueden coadyuvar a la cultura o a la actividad del mundo social, pero que también, por su misma multiplicidad, por su mutabilidad o por la debilidad intrínseca de su correspondencia con la verdad, engendran una mentalidad siempre problemática y no pocas veces superficial.
El hombre moderno ha aumentado mucho sus conocimientos, pero no siempre la solidez del pensamiento, ni tampoco siempre la certeza de poseer la verdad. En cambio aquí está precisamente el rasgo singular de la enseñanza de la Iglesia, La Iglesia profesa y enseña una doctrina estable y segura. Y a la vez todos debemos recordar que la Iglesia es discípula antes de ser maestra. Enseña una doctrina segura, pero que ella misma ha tenido que aprender antes. La autoridad de la enseñanza de la Iglesia no dimana de su sabiduría propia, ni del control científico y racional de lo que predica a sus fieles; sino del hecho de estar anunciando una palabra que dimana del pensamiento trascendente de Dios. Esta es su fuerza y su luz. ¿Cómo se llama esta transmisión incomparable del pensamiento, de la palabra de Dios? Se llama fe.
Sobre un tema de tal importancia y tal amplitud, sólo tres puntos esbozamos ahora.
El primero nos viene dado por la naturaleza de dicho conocimiento: éste no es contrario a la razón, sino superior a ella. Cristo se ha hecho nuestro maestro para enseñarnos verdades que de suyo superan la capacidad de nuestra inteligencia. Sólo las aceptan los humildes y por ello viven en atmósfera de sabiduría y de orden superior. Recordad la palabra del Evangelio: "Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeños" (Mt 11., 25).
El segundo punto se refiere a la necesidad de tener y profesar la fe: "Sin la fe es imposible agradar a Dios" está escrito en la Carta a los hebreos (cf. Heb 11, 5 y 6). Y en el Evangelio cuántas veces se hace apología de la fe, que el Señor encuentra escasa incluso en sus discípulos: "Hombre de poca fe —dice el Señor a Pedro que estaba para ahogarse—, ¿por qué has dudado?" (Mt 14, 31), y lo saca a flote.
El tercer punto es un campo inmenso de experiencia espiritual; nos lo recuerda San Pablo: "La fe actuada por la caridad" (Gál 5, 6). Lo que significa que en la fe encontraremos la plenitud de la vida cristiana; en ella encontraremos la fortaleza, la alegría, el consuelo de la vida divina que nos ha sido comunicada.
Así sea para nosotros, con nuestra bendición apostólica.
Añado, a continuación, un video sobre Pablo VI:
Añado, a continuación, un video sobre Pablo VI:
lunes 1 de agosto de 2011
Visita Pastoral a Los Corralitos
Este fin de semana realicé la Visita Pastoral a la Parroquia “María Auxiliadora” de Los Corralitos.
La Visita comenzó el jueves por la tarde con un momento de oración ante el Santísimo Sacramento y la celebración de la Eucaristía. Es el primer encuentro del obispo: con la comunidad reunida y el párroco, pero, sobre todo, con Jesús. Todos en oración frente al Señor, para escuchar su palabra y adorarlo.
La finalidad de una Visita Pastoral es reavivar la fe del pueblo de Dios. Para ello, el obispo debe ponerse a la escucha de la voz de Cristo, que es el Pastor que guía a su pueblo.
Del viernes al domingo, tuve oportunidad de visitar distintas comunidades cristianas, encontrarme con varios grupos de personas, y de reunirme con los dos Consejos parroquiales. El encuentro con el Consejo de Pastoral fue particularmente hermoso: cada una de las comunidades que componen la parroquia presentó al obispo sus búsquedas, logros y desafíos. Terminamos compartiendo un momento de diálogo sobre aspectos importantes de la vida parroquial.
Como siempre, un momento especialmente rico fue la visita a algunos enfermos de la comunidad parroquial. En este caso: dos personas que han colaborado mucho con la parroquia y comparten, desde hace años, la cruz del dolor con Jesús. Por supuesto, también el encuentro con los niños y los jóvenes.
El sábado, frío y lluvioso, nos reunimos en la casa de una señora que vive en el Barrio "Las Chacras". Allí tomamos algo caliente y unas riquísimas sopaipillas. Los chicos de catequesis me entregaron un afiche con sus manitos dibujadas y sus nombres. Lo he puesto en mi capilla.
Para mí ha sido un momento de renovación espiritual. Le doy gracias al Señor por la obra que realiza en los corazones y en la vida de las personas. Fue muy hermoso poder compartir estos días con el P. Hugo Galdeano, el párroco de esta comunidad. Hemos sido compañeros del Seminario y ordenados con dos días de diferencia.
jueves 28 de julio de 2011
Jóvenes
Un joven masacra con frialdad a otros jóvenes. Las imágenes del horror no se asimilan. Llegan desde Noruega, pero evocan también lo que pasa por otras latitudes más calientes. También aquí.
La Biblia tiene entre sus relatos primordiales aquel del fratricidio original: Caín mata a su hermano Abel. Envidia, resentimiento, baja autoestima. El relato se resiste a lecturas psicologizantes. Desnuda un hecho brutal: hermanos convertidos en enemigos. Hasta el derramamiento de sangre.
En medio del horror, la pregunta divina: “¿Dónde está tu hermano?”. En medio de la espesa oscuridad una luz, pequeña pero esperanzadora: “es mi hermano… todo hombre es mi hermano”.
En la plenitud de los tiempos, el Verbo de Dios, por quien todo fue hecho, plantará su morada entre nosotros. Se convertirá en nuestro hermano. Se hará prójimo de los expoliados. El hermano está en la cruz. La redención es un enorme gesto de fraternidad de Dios. Se hizo hermano de todos los humillados, para que su Abba llegara a ser el Padre de todos.
Pienso con ilusión en los jóvenes del mundo que se encontrarán en Madrid. De Mendoza van unos cuatrocientos. Pienso en los chicos que van a recibir la cruz peregrina en la próxima Fiesta patronal diocesana. Pienso en los jóvenes que voy confirmando en parroquias, colegios y otras comunidades cristianas. Los confirmo, ¡comunicándoles el Espíritu de Jesús!
El mensaje del evangelio es sencillísimo: Dios es Padre, nosotros sus hijos; somos hermanos. No tenemos otro empeño más que reconocer este don de gracia, y vivir el amor como Cristo nos amó.
¡Que venga tu Reino a nosotros Padre!
sábado 16 de julio de 2011
Nuestra Señora del Carmen
Hoy es la fiesta de Nuestra Señora del Carmen.
Esta advocación está muy vinculada a mi vida. Nací en San Martín, y crecí espiritualmente en la parroquia dedicada a la Virgen del Carmen. Allí aprendí a ayudar en la Misa, de la mano de mons. Manolo Álvarez. Allí fui ordenado diácono y sacerdote.
El día de la Virgen del Carmen del año 2008 se hizo público mi designación como obispo auxiliar de Mendoza.
En estos años he sido capellán “part time” del Carmelo de Mendoza.
La figura del profeta Elías, que sube al Carmelo para restituir el culto al Dios verdadero, es una imagen muy fuerte y decidora de la misión del obispo, hoy y siempre.
Restituir la plena vigencia del primer mandamiento de la ley ante la tentación permanente de la idolatría, en cualquiera de sus formas. En palabras del Deuteronomio 5,6-9:
Yo soy el Señor, tu Dios, que te hice salir de Egipto, de un lugar de esclavitud.
No tendrás otros dioses delante de mí.
No te harás ninguna escultura y ninguna imagen de lo que hay arriba, en el cielo, o abajo, en la tierra, o debajo de la tierra, en las aguas.
No te postrarás ante ellas ni les rendirás culto, porque yo soy el Señor, tu Dios …
¡Qué María, la hermosura del Carmelo, sostenga la fidelidad de los discípulos de Jesús y su testimonio ante el mundo! ¡Sólo Dios es el Señor!
miércoles 13 de julio de 2011
Una mirada a las elecciones 2011 desde el ángulo católico
Transcribo a continuación el texto sobre las Elecciones 2011 elaborado por un grupo de laicos pertenecientes a distintos movimientos y asociaciones de la Diócesis. Ha supuesto un trabajo muy intenso de diálogo y consenso. Creo que es un buen material para calentar los motores en vistas a las próximas elecciones. La ACA ha preparado, por su parte, algunos subsidios sobre las primarias de agosto. Ellos los darán a conocer.
Sugerencia: difusión, lectura y trabajo en los grupos parroquiales, movimientos y asociaciones.
Sugerencia: difusión, lectura y trabajo en los grupos parroquiales, movimientos y asociaciones.
REFLEXIONES Y PROPUESTAS SOBRE LAS PROXIMAS ELECCIONES
Los mendocinos estamos a punto de elegir una vez más a nuestros representantes. Las elecciones de octubre de 2011, precedidas por las primarias de agosto en el orden nacional, constituyen un momento importante de nuestro camino como pueblo libre y democrático.
Laicos católicos de Mendoza, miembros del Departamento de Laicos, la Acción Católica, los Espacios de Diálogo Social, la Pastoral Universitaria, el Secretariado Arquidiocesano de Pastoral Familiar y el Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social, atentos a nuestra condición de ciudadanos y creyentes, ponemos a consideración de la ciudadanía las siguientes reflexiones y propuestas para continuar creciendo, con firme esperanza, en la vida democrática, principal medio para el desarrollo humano integral de todos los hombres y mujeres de nuestra Patria.
Las mismas surgen del diálogo y del consenso en torno a nuestras percepciones de la realidad política y social de la Provincia y del País y tienen en cuenta las enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia, en particular las emanadas del Episcopado Argentino en los últimos tiempos.
1. Principios y valores
a) La dignidad de toda persona humana, origen, centro y fin de la vida social, sujeto de la integridad de los derechos humanos.
b) La familia, como célula básica esencial de la sociedad, sujeto de derechos y obligaciones inalienables, primera y principal responsable del crecimiento y de la educación de los hijos.
c) La libertad originaria de los ciudadanos y la subsidiaridad del Estado para garantizar una educación en valores humanos y democráticos.
d) El bien común como fin de la sociedad y del Estado; por lo tanto de todas las acciones de gobierno y de ciudadanía. Los ciudadanos somos beneficiarios y corresponsables del bien común de nuestra Nación.
e) El destino universal de los bienes, la solidaridad y la participación rigen la vida política y social de los pueblos en orden a generar igualdad de condiciones, sin excluidos ni desechables, conforme a nuestra dignidad de personas. En nuestro país adquieren principal relevancia la opción preferencial por los pobres y el fortalecimiento de nuestro sistema democrático.
f) La subsidiaridad va de la mano con la participación y la solidaridad para permitir y favorecer el verdadero desarrollo humano y social: ni un Estado que abandona ni uno que lo hace todo.
2. Participación ciudadana
Destacamos la importancia y la esperanza que significa volver a elegir a nuestros representantes. Alentamos a todos quienes están en condiciones de votar a que no dejen de hacerlo. El derecho a votar que la Constitución Nacional reconoce y consagra es para todos.
Nos parece muy importante el servicio de autoridad de mesa. Aceptarlo u ofrecerse manifiesta madurez cívica.
Instamos a los ciudadanos, candidatos, y autoridades a denunciar y no participar de prácticas que limitan la libertad en el ejercicio del voto. El voto no se compra ni se vende.
La riqueza del proceso electoral, radica primordialmente en la participación previa, buscando información adecuada sobre propuestas y candidatos; debatiendo las mismas con otros ciudadanos, concurriendo a foros, difundiendo lo que pensamos, comprometiéndonos en las uniones vecinales, en los equipos de trabajo de los candidatos, en la campaña electoral, mirando la realidad que vivimos a diario, haciendo llegar nuestras necesidades y propuestas, manifestándonos de manera pública y pacífica. Necesitamos seguir recuperando el valor de toda sana militancia.
Solicitamos a los candidatos y a sus partidos políticos que se ocupen de construir y difundir adecuadamente sus proyectos y evitar que la campaña electoral se convierta en una mera campaña publicitaria.
Destacamos además que nuestro voto cobra mayor importancia aún cuando, junto con otros o en forma individual, exigimos pacíficamente pero con firmeza, bien informados y con convicción, lo que se promete en las campañas electorales.
Los medios de comunicación social, las organizaciones sociales que captan y difunden información, el uso de internet y de redes sociales tienen especial importancia en la difusión de información política adecuada para analizar las alternativas electorales y efectuar el control social de los actos de gobierno. Los partidos políticos en sus sedes, delegaciones y páginas web también suministran información al respecto.
3. Agenda política electoral
Asumimos y proponemos tener como prioridad "la erradicación de la pobreza y el desarrollo integral de todos"[i] lo cual constituye todavía, aún considerando los avances, nuestra gran deuda social. Resulta importante que en la agenda política electoral figure explícitamente la manera en que se propone afrontar sistemática e integralmente esta prioridad.
Creemos necesario conocer lo que proponen nuestros candidatos con respecto a:
a) La protección de la vida desde su concepción y hasta su término natural. En especial el cuidado de mujeres, niños y ancianos que sufren diversas formas de abandono.
b) El fortalecimiento de la familia como prioridad social.
c) La problemática de las adicciones; el tráfico de drogas, de armas y de seres humanos y la situación de adolescentes y jóvenes que no estudian ni trabajan.
d) La inseguridad que afecta a todos los sectores de la sociedad, en especial a los de menores recursos.
e) El acceso a viviendas y servicios urbanos dignos, preferentemente con el protagonismo principal de quienes las necesitan tanto en su gestación como en su construcción.
f) El reintegro de sus tierras a los pueblos originarios conforme a lo legalmente establecido.
g) La necesidad de avanzar definitivamente hacia un verdadero federalismo, en el orden nacional y también en la relación Provincia - Municipio.
h) La continuidad de esfuerzos para superar las deficiencias crónicas de nuestros sistemas de salud y de educación.
i) La erradicación del trabajo infantil, esclavo y en negro en el ámbito privado e informal en el público.
j) La puesta en práctica de políticas de desarrollo sostenidas en el tiempo que generen crecimiento sustentable, con mayor inclusión y equidad y contribuyan a la inserción internacional de nuestros productores, con especial atención a la Región Latinoamericana.
k) La minería contaminante y los avances de grupos trasnacionales. Creemos necesario continuar con un debate serio y muy bien difundido, con especial atención al pueblo de Mendoza y a los ciudadanos del lugar, sobre el Proyecto San Jorge y los numerosos proyectos megamineros adicionales presentados en nuestra Provincia.
l) La reforma política y el mejoramiento del sistema democrático, propuestas tan debatidas y consensuadas con anterioridad.
m) Las formas de eliminar posibilidades de corrupción en el ámbito público y privado.
n) El desarrollo de las organizaciones de la sociedad civil y su participación y articulación con los organismos del Estado.
Por último consideramos necesario conocer las políticas de estado que pudieran acordarse antes de las próximas elecciones para asegurar su cumplimiento cualesquiera sean quienes resulten electos.
4. Información sobre los candidatos
Será bueno contar con información confiable y completa relativa a los antecedentes de los candidatos, tanto sobre sus capacidades como sobre sus actuaciones públicas y privadas, sus patrimonios y niveles de ingresos actuales, negocios, proyectos personales y para la gestión pública a la que se proponen y su conocimiento de los barrios y comunidades más carenciadas así como de las necesidades que las afectan.
Quisiéramos conocer además: ¿Qué intereses personales o de grupo los impulsan a ser candidatos a la función pública que se postulan? ¿Cómo tales intereses se subordinarán a sus servicios al bien común y en especial a los más pobres y excluidos? ¿Cómo harán para sostener en el tiempo los lineamientos de sus propuestas, sin sucumbir sometidos a intereses económicos o propios de la competencia política de cada momento?
5. Aunar esfuerzos
Las presentes propuestas y reflexiones surgen sobre todo de nuestro compromiso como ciudadanos y se dirigen a todos nuestros conciudadanos.
Por ello queremos invitar a aunar esfuerzos para alentar la esperanza y la participación, difundir información sobre candidatos y sus propuestas y concretar el control social de su cumplimiento. La experiencia del Diálogo Argentino en Mendoza ha dejado lazos sustanciales en el orden ecuménico e interreligioso así como con organizaciones de la sociedad civil. Queremos sumarnos para recorrer con mayor éxito el camino ya iniciado hacia una democracia más participativa, transparente y fecunda.
Mendoza, 09 de julio de 2011
[i] Conferencia Episcopal Argentina, Hacia un Bicentenario en justicia y solidaridad (2010-2016) 5
sábado 9 de julio de 2011
JM Arancibia, Homilía en el "Te Deum" del 9 de julio de 2011
1. Somos ciudadanos. Queremos a la Patria. Somos gente de fe.
Un escrito muy antiguo, fechado en el siglo II, atestigua que desde entonces los cristianos quisieron ser ciudadanos responsables:
Los cristianos residen en su propia patria, pero como extranjeros domiciliados. Cumplen todos sus deberes de ciudadanos y soportan todas sus cargas como extranjeros... Obedecen a las leyes establecidas, y su manera de vivir está por encima de las leyes... Tan noble es el puesto que Dios les ha asignado, que no les está permitido desertar.
(Carta a Diogneto)
Al rezar hoy, dando gracias por una Patria libre y soberana, es bueno recoger esta herencia y tomarla como estímulo para el tiempo presente. Creer en Dios, absoluto y trascendente, no nos aleja del compromiso ciudadano. Al contrario, nos da luces y fuerzas más elevadas todavía, para servir a la Patria desde la verdad y la libertad del corazón. Aunque, sólo en el cielo, tendremos una Patria definitiva.
Un segundo ejemplo confirma esta convicción. El querido Papa Juan Pablo II, declarado beato en mayo de este año, dejó enseñanzas muy sabias y hermosas sobre la Nación y la Patria. Karol Wojtyla amó intensamente su país y su cultura; sufrió al verla bajo dominio extranjero; sin las libertades de un pueblo soberano; avasallado en su cultura y sus tradiciones. Él escribió en su juventud esta poesía:
Cuando yo pienso, cuando digo: Patria,
me estoy expresando a mi mismo, y me enraízo;
y el corazón me dice que ella es la frontera oculta
que va de mí hacia los otros hombres,
para abrazarlos a todos en un pasado
más antiguo que cada uno de nosotros…
Y de ese pasado – cuando yo pienso: Patria –
emerjo para guardarla en mí como un tesoro,
y sin cesar me acucia el ansia
de cómo engrandecerla,
de cómo ensanchar el espacio
que mi patria habita.
Expresa sentimientos muy nobles por las raíces de su Patria. Con cariño quiere abrazar a todos sus compatriotas, del pasado y del presente; atravesando su larga historia. Y honrando con pasión el pasado, se siente estimulado a querer a su Patria, como algo muy valioso para él; llamado a servirla, para engrandecerla cada vez más.
Me permito añadir un tercer testimonio, más cercano a nuestro tiempo. Al comienzo de los ochenta, la Patria se encaminaba a retomar la vida democrática. Los pastores invitaron entonces a una reflexión sobre su historia e identidad (CEA, Iglesia y Comunidad Nacional 1981, nn. 7.8.9):
“América, integrada políticamente a España, no fue una mera repetición cultural, ni de España ni de las culturas precolombinas. Nació y se formó un nuevo pueblo. Y así, en la conciencia de esta nueva y propia identidad, en la conciencia común y solidaria de una propia dignidad que se expresa en el espíritu de libertad, se preparó, ya desde entonces, el principio de la futura independencia.” ... “A partir de estos inicios de la América hispana, en cuyo seno germinó nuestra Nación, se nos plantean grandes interrogantes e inquietantes alternativas: ¿Perseveraremos en partir de la base de un humanismo impregnado de espíritu cristiano? Y, ¿cómo mantener un espíritu cristiano abierto, acogedor y pluralista?” ... “El espíritu cristiano, si bien ha otorgado una íntima conciencia de la dignidad humana, de la igualdad de los hombres y de los pueblos entre sí, no ha llegado a expresarse plenamente en las instituciones y en las actitudes de la vida.”
Como vemos, en aquella propuesta había mucho por reconocer y agradecer; como también fuertes interrogantes, a la luz de ideales muy altos y no siempre logrados.
2. Demos gracias por la vida. Roguemos poder respetarla siempre.
Al repasar con fe cristiana la historia de la Argentina, encontramos muchos motivos para dar gracias. Entre todos ellos, se destaca el regalo de la vida misma. Este es el don primero recibido de Dios. Sólo contando con él puede el hombre soñar y proyectar; trabajar y progresar. Sólo desde su existencia humana, misteriosa y precaria a la vez, camina hacia ideales que lo animan y atraen. Sólo porque EXISTE, aunque no pueda tener todas las repuestas, es capaz de obrar y de amar; de buscar su propio bien, y el de su gente querida.
Se puede tener por sabio -enseñó el beato Juan Pablo II: quien “considera la vida como un don espléndido de Dios, una realidad ‘sagrada’, confiada a su responsabilidad y, por tanto, a su custodia amorosa, a su ‘veneración’” (Evangelium Vitae 22,1). La vida humana nunca llega a ser simplemente “una cosa”, que el hombre reivindica como su propiedad exclusiva, totalmente dominable y manipulable. Y si la vida humana en la tierra tiene un valor tan grande, cuando más valiosa se torna desde la fe, al reconocer que cada persona está llamada a una plenitud de vida que va más allá de la dimensión terrena, porque se le ofrece participar en la misma vida de Dios. “Jesús dice: ‘Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia’” (Jn 10, 10). Se refiere a aquella vida ‘nueva’ y ‘eterna’, que consiste en la comunión con el Padre, a la que todo hombre está llamado gratuitamente en el Hijo por obra del Espíritu Santificador. Pero es precisamente en esa ‘vida’ donde encuentran pleno significado todos los aspectos y momentos de la vida del hombre” (EV 1,3).
De cada corazón ha de brotar un himno de acción de gracias, porque cuanto hayamos intentado y logrado, tiene como fundamento este don maravilloso, nunca suficientemente reconocido. Don y tarea, confiada a nuestra responsabilidad. Don amenazado, además, por tantas formas de inseguridad y violencia, de abandono y de muerte, de abusos que arruinan la sana y bella existencia humana.
Los ideales del bicentenario de la Patria, sostenidos todavía por la Iglesia, incluyen la preocupación por la vida y la familia: “Recuperar el respeto por la familia y por la vida en todas sus formas. Todo lo dicho será siempre provisorio y frágil, sin una educación y una legislación que transmitan una profunda convicción moral sobre el valor de cada vida humana. Nos referimos a la vida de cada persona en todas sus etapas, desde la concepción hasta la muerte natural. Especialmente pensamos en la vida de los excluidos e indefensos. También en la vida de las familias, lugar afectivo en el que se generan los valores comunitarios más sólidos y se aprende a amar y a ser amado. Allí se ilumina la vida afectiva privada y promueve el compromiso adulto con la vida pública y el bien común”. (CEA, Hacia un Bicentenario en justicia solidaridad, 32) .
3. Imploremos el don de la libertad, fundada en la verdad, y orientada al amor
Mendoza canta agradecida porque sabe que “acunó la libertad”. Proeza de gente valiente, que sirvió a su patria y a naciones hermanas. Sin embargo, la libertad es un don maravilloso confiado a nuestra responsabilidad.
Propia del humano existir humano, la libertad requiere ser cultivada como la misma vida. Se orienta y ejercita, ante todo, desde la verdad, siempre mejor conocida y amada. Supone conocer la identidad del ser humano; su dignidad singular; sus derechos y obligaciones esenciales. No ha sido entregada para destruir, sino para edificar. No está dada para cualquier fin, sino para grandes ideales. Necesita por tanto formación adecuada y dominio de sí. “La primera libertad -dice san Agustín (s. V)- consiste en estar exentos de crímenes... como serían el homicidio, el adulterio, la fornicación, el robo, el fraude, el sacrilegio y pecados como éstos. Cuando uno comienza a no ser culpable de estos crímenes (y ningún cristiano debe cometerlos), comienza a alzar los ojos a la libertad, pero esto no es más que el inicio de la libertad, no la libertad perfecta... “ (Veritatis Splendor 15,1).
Repasando de nuevo el ideal del Bicentenario, ésta es la propuesta de los pastores:
“Acercándonos al Bicentenario, recordamos que nuestra patria es un don de Dios confiado a nuestra libertad, como un regalo que debemos cuidar y perfeccionar. Podremos crecer sanamente como Nación si reafirmamos nuestra identidad común. En esta búsqueda del bienestar de todos, necesitamos dar pasos importantes para el desarrollo integral. Pero cuando priman intereses particulares sobre el bien común, o cuando el afán de dominio se impone por encima del diálogo y la justicia, se menoscaba la dignidad de las personas, e indefectiblemente crece la pobreza en sus diversas manifestaciones.” (HBJS 11).
Oremos entonces, para alcanzar una libertad, que fundada en la verdad, se compromete cada vez más con la justicia y la solidaridad.
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