lunes, 15 de agosto de 2011

Elementos litúrgicos

Se dividen en 3 y son:

  • Elementos Materiales,
  • Elementos Naturales y humanos,
  • Elementos Literarios y Artísticos.

Atención. La Liturgia no es oración mental, y tampoco pura contemplación. Es, ante todo, acción: “la acción sagrada por excelencia, la acción sin igual de la iglesia” (CLV n. 7), el ejercicio de la obra de nuestra redención.

Esta cuádruple ordenación y subordinación de la acción cultual la expresa la Liturgia magistralmente a su estilo propio: con sus ideas, con su lenguaje, con sus gestos, con los elementos materiales; en una palabra, con los signos sagrados que emplea.

1.1 Elementos Materiales

1.1.1 Lugares sagrados.

1.1.1.1 Templos

Aunque Dios está en todas partes y el universo entero sea para Él un inmenso templo y dondequiera pueda rendírsele culto, ha sido práctica universal y constante destinar para su culto público lugares especiales. A los cristianos se les llamó, en un principio: altares, tabernáculos y templos; posteriormente: basílicas, iglesias, oratorios, capillas, ermitas, etc. Merecen todo nuestro respeto y son signos espirituales de la iglesia, a cuya edificación y dilatación espiritual están destinados los fieles en virtud de su profesión de cristianos.

1.1.1.2 Lugares anexos del Templo

Pueden considerarse como tales: las capillas laterales, el bautisterio la sacristía, las torres o campanarios, la cripta.

Capillas laterales: son como otras tantas pequeñas Iglesias dentro de la principal. Responden al deseo de dar culto a Santos locales y universales de mayor devoción. Suelen correr a los lados de las naves y son de diferentes dimensiones y estilos, hoy se tiende a disminuirlas y hasta suprimirlas del todo. Desde luego que siempre debe dominar y tener realce sobre todo, El altar principal.

Bautisterio: En las primitivas Iglesias Cristianas era el Bautisterio un lugar muy venerado y objeto de gran devoción por parte de los fieles. En su centro estaba la piscina bautismal con su fuente o surtidor. Se bajaba a ella para el Bautismo de Inversión por una escalinata.

Sacristía: sirven para depósitos de ornamentos y vestiduras sagradas, cálices y objetos del culto (sacristía significa la antesala de Cristo)

Torres y Campanarios: en la época Románica en el periodo Ojival las torres se incorporaron ya al cuerpo de la Iglesia y asumieron esas formas sutiles y gigantescas que admiramos con pasmo, sobre todo en las catedrales.

La Cripta: es un lugar subterráneo que los primeros cristianos acostumbraron reservar como sepulcro de los Santos Mártires.

1.1.2 Accesorios del Templo

El Altar. De todo el ajuar litúrgico del templo, el altar es el objeto más digno e importante. Todo en el templo lleva al altar, hasta la arquitectura misma del edificio, porque él es el centro del culto.

Altares Primitivos. El altar es inseparable de la idea y la acción de Sacrificio. Siempre, aun entre los judíos y paganos, ha sido la suprema expresión del culto a la deidad. El primer altar mencionado en la Biblia es el de Noé (Gen.8, 20) En el tabernáculo de Moisés y en el templo de Salomón había 2 altares: el de los perfumes y el de los holocaustos, ambos muy suntuosos (Ex 27, 1-10; 30, 1-10)

Primeros altares cristianos. El primer altar cristiano fu la mesa sobre la cual Nuestro Señor celebró su última cena, en el Cenáculo. Fue de madera. De madera fueron también las que en Jerusalén, en Roma y en todos los sitios usaron los apóstoles y los primeros sacerdotes para el sacrificio eucarístico. El Papa San Silvestre las prescribió de piedra. El único de madera, ahora en uso, es el antiquísimo altar papal de la Basílica de Letrán, que se supone fue el que usaron los primeros Papas, y quizás el mismo San Pedro.

Altares fijos, movibles o portátiles. La eucaristía puede celebrarse, en lugar sagrado, sobre un altar fijo o sobre un altar movible. Ocasionalmente, fuera de lugar sagrado, sobre una mesa decente, con mantel y corporal. Según el actual Misal Romano, “un altar se llama fijo cuando esté construido sobre el pavimento, de manera que no se pueda mover; y movible, si se puede trasladar” (n. 261).

El Altar Mayor. Al principio solo hubo un altar en cada iglesia, lo mismo que solamente había una sola misa, que era la del obispo, con quien concelebraban los demás sacerdotes de su presbiterio. Así resaltaba bien la unidad del Sacrificio, la unidad de la comunidad cristiana, de la parroquia y de la diócesis. A este único altar primitivo corresponde ahora el Altar Mayor de nuestras iglesias. No ha de olvidarse que el altar, cuanto más mesa sea y menos pedestal de cosas a él ajenas, más altar es y más digno y apto para el sacrificio y banquete eucarístico.

Accesorios del Altar. Quedando siempre como altar propiamente tal el Altar-mesa o sepulcro, llano y limpio, lleva como accesorio: un mantel. El mantel tan solo se usaba para la misa, quedando enseguida desnudo todo el día, tal como se estila hoy el viernes y el sábado santo. Sin embargo, no cae mal una cobertura digna, como aseo, estrictamente sobre la sola mesa. Los candeleros pueden ser dos, cuatro o seis, según los casos, cerca del mismo, en el presbiterio, dejando al altar lo más libre y visible posible. Dígase lo mismo del Crucifijo, con tal que quede a la vista de todos. En todo caso, se debe al Altar la más delicada pulcritud y reverencia. En ocasiones, los sacerdotes lo besan, inciensan y saludan reverencialmente; o con genuflexión.

Aderezo del Altar. El mejor adorno del altar es el altar mismo: un altar bien construido sobrio y sólido con un mantel noble y siempre limpio, y sobre la mesa sólo lo necesario para la Misa en sus momentos precisos. Al micrófono conviene disimularlo todo lo posible, y que desaparezca al terminar la celebración. Flores naturales frescas, y si es el caso, algún relicario. Cabe también un cortinaje mural sobriamente vistoso, de los colores litúrgicos.

El Sagrario. La costumbre antiquísima de reservar la Eucaristía en los templos para servicio de los enfermos, fue el origen de los Sagrarios o tabernáculos, de tantas formas y esti­los. Hasta el Vaticano II estaban, por lo general, en el altar más importante de cada iglesia, que solía ser el Mayor. Ahora —dice el Misal (n. 276 y 77)—, “es muy de recomendar que el lugar destinado para la conservación de la Sagrada Eucaristía sea una capilla adecuada para la oración privada de los fieles. Si esto no puede hacerse, se pondrá el Smo. Sacramento, de acuerdo a la estructura de cada templo y las legitimas costum­bres de cada lugar, o en algún altar, o fuera del altar, en una parte más noble de la iglesia, bien ornamentada, y solamente en un Sagrario, sólido e inviolable”.

El Ambón: Sitio cercano al altar, que se reserva para la primera parte de la Misa, esto es, la liturgia de la Palabra.

Sede: Sillón presidencial. (Uso exclusivo del Presbítero)

Atril: Soporte metálico o de madera, articulado, utilizado para colocar en él algún libro, como el Misal, en la celebración Eucarística. A veces sustituye por un almohadón.

Atril Segundo: Muy parecido al ambón, pero su lugar esta fuera del área del presbiterio, y las funciones que desempeña es: la de lugar del monitor, y desde la cual se dirige el rezo del Santo Rosario, se leen las Oraciones UNIVERSALES y otros avisos.

1.1.1 Vasos y utensilios del culto

Los vasos sagrados. El templo es como el palacio de Dios, el Sagrario su recámara y como su sala de recepción; el cáliz, la patena, el copón, y la custodia son a modo de vajilla de Su mesa eucarística. El templo todo, y el altar y el Sagrario en especial, son santos; pero santos y dignos de todo respeto son asimismo los Vasos sagrados.

Los Vasos sagrados propiamente dichos son cuatro. Dos de ellos: el cáliz y la patena se usan para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa; los otros dos: el copón y la custodia con su viril, sirven para conservar, trasladar o exponer el Santísimo Sacramento. Vaso subsidiario es la cajita usada para llevar la comunión a los enfermos.

A otro nivel, son también vasos del culto: las crismeras, las vinajeras y el vasito de las abluciones. A ellos podemos agregar algunos otros utensilios: acetre, incensario con la naveta, porta­paz, campanas y campanillas, y las diferentes clases de bandejas.

Los Vasos sagrados han de ser bendecidos o consagrados, según los ritos prescritos en los libros litúrgicos.

El Cáliz. El primer Cáliz fue el que usó Nuestro Señor en la última Cena, al instituir la Eucaristía.

Actualmente, los vasos sagrados deben ser de materiales só­lidos y que se consideren nobles, según la estima común de cada región, y con preferencias irrompibles e incorruptibles. Los cá­lices y demás vasos destinados a recibir la Sangre del Señor deben tener la copa de metal de suerte que no absorba los líquidos, aunque el pie puede ser de materiales sólidos y dignos (Mi­sal, n. 290-91)

Los vasos sagrados metálicos llevan, por lo general, dorada la parte interior, en el caso en que los materiales puedan oxidar-se; Pero si el material es inoxidable, o de oro noble, no hace falta el baño de oro (ib. n. 294)

En cuanto a la forma, con tal que sean adecuados para su uso litúrgico correspondiente, puede el artista crearlos como me­jor responda a las costumbres de cada región, siempre dentro de lo admitido por el episcopado. Si es verdad que hay cálices modernos preciosos, también abundan demasiado los raros y de dudosa belleza y seguridad funcional.

La patena. Es un complemento del Cáliz. Sobre ella dice el actual Misal: “Para consagrar las hostias puede conveniente­mente usarse una patena más grande, en la cual se deposite el pan tanto del celebrante como de los ministros y de los fieles” (n. 293). Por lo tanto, su tamaño dependerá de la afluencia de comulgantes; y también el número, si la comunión ha de ser administrada por varios sacerdotes o diáconos. No obstante, ad­viértase que siempre el copón queda como vaso sagrado, también para la comunión. Antiguamente las patenas eran de cuatro cla­ses, lo mismo que los cálices: sacrificiales, ministeriales, ofren­darías y crismales, y servían para idénticos ministerios. Las ac­tuales van tomando formas diversas.

El copón. Sirve para conservar el Santísimo en El Sagra­rio y para distribuir a los fieles la sagrada Comunión. Se guarda en El Sagrario, cubierto con un conopeo blanco.

La custodia. El papel de las custodias u ostensorios es poner de manifiesto al Santísimo, ora en los templos mediante la exposición, ora en las calles procesionalmente.

El origen de la custodia es muy posterior al de los otros vasos sagra­dos. Empezaron con las procesiones y exposiciones del Santísimo, en el siglo XIV.

La forma más usual de las custodias esférica o a manera de sol que esparce sus rayos en todas direcciones. Es la que ha pre­valecido. Pero abundan las de formas muy diferentes, de gustos discutibles.

1.1.2 Otros vasos y utensilios del culto

Además de los cuatro vasos sagrados o eucarísticos propiamente dichos, hay otros dos que merecen especial mención. Son las crismeras y las vinajeras. A ellas hay que agregar el acetre, el incensario, etcétera, y las campanas.

-Las crismeras. Son tres vasos o ampollas de estaño, o mejor, de plata, destinados a conservar los tres Oleos Santos:

-Santo Crisma, Óleo Santo o de los Catecúmenos, y Óleo dc los Enfermos. Cada crismera lleva grabadas las iniciales del Óleo que contiene.

-Las vinajeras. Pueden ser de cristal o de metal; sirven para suministrar el vino y el agua necesarios para el Sacrificio.

-El acetre es el calderillo que suministra agua lustral para las bendiciones y aspersiones del culto. Lleva adentro un “hisopo”, que es una especie de manzana metálica agujereada, con su correspondiente mango, con la que se distribuye por gotas el agua bendita, para las aspersiones.

-El incensario, que también se llama turíbulo, es una espe­cie de hornillo con su cobertura. Sirve para mantener vivo el fuego para las incensaciones litúrgicas. Complemento del turí­bulo es la naveta, que suministra el incienso en polvo o en grano.

-Las campanas: La Iglesia considera las campanas como vasos litúrgicos. Las más grandes las suspenden en las torres y campanarios, para esplendor del culto y alegría de los pueblos; las campanillas las reserva para el interior del templo para el servicio de Dios, santificándolas. Reemplazaron con ventaja a las tabletas, siman­dras, matracas y otros instrumentos empleados para señalar y convocar a los oficios religiosos, en iglesias y monasterios. San Benito habla en su Regla del “signum” (campana) y del monje encargado de las llamadas comunitarias.

Credencia: Mesita auxiliar, en la cual se colocan los vasos sagrados. Su lugar es al costado del Presbiterio

1.2 Elementos Naturales y humanos

Los elementos y productos naturales más empleados como signos en la liturgia son: la luz, el fuego, el agua, el aceite, el bálsamo, la cera, el pan, el vino, la sal, la ceniza, el incienso.

Actitudes: las posiciones del cuerpo. La actitud corporal tiene en la liturgia capital importancia se ora de pie (significa estar dispuesto), se ora de rodilla (hacerse pequeño ante el Señor.), se ora postrado (es abandonarse ante la voluntad del Señor), se ora inclinado (es señal de respeto ante el Señor), el estar sentado (es la posición de escuchar a Dios que nos habla), posturas de manos y brazos (signos de alabanzas y oración).

Gestos: las cruces, las reverencias, las miradas, los ósculos, los golpes de pechos, los soplos, la imposición de manos.

1.3 Elementos literarios y artísticos.

1.3.1 Libros sagrados

Los libros actuales. Los libros litúrgicos latinos tradicionales son seis: el Misal, el Breviario (o Liturgia de las Horas), el Ritual, el Pontifical, el Ceremonial de los Obispos, y el martirologio, complementos del Misal son hoy: Los Leccionarios y el Oracional.

El Misal. Oficialmente lleva el título de Misal Romano. Contiene todos los textos oficiales necesarios para la celebración del Santo Sacrificio de la Misa.

El Breviario. Tal nombre ha venido llevando hasta ahora el libro de Oficio divino o “Liturgia de las Horas”, segundo en importancia. Reúne los salmos, antífonas, lecturas, versículos, responsorios, cánticos, himnos y oraciones del Sacrificio de la Divina Alabanza de cada Día.

El Ritual. El Ritual es el manual sacerdotal que contiene preces y fórmulas y ritos oficial separa la administración de los Sacramento y Sacramentales.

El Pontifical. El libro Pontifical contiene los textos y rúbricas de ciertas funciones solemnes propias de los Obispos. Tales son: los Sacramento, sobre todo los de la Confirmación y Orden Sagrado; consagraciones y dedicaciones de temples y altares, coronación de sagradas imágenes, de reyes, santos Oleos; bendiciones de abades y abadesas, consagraciones de vírgenes, y otros ritos que la Iglesia tiene interés en rodear de extraordinario litúrgico.

El Ceremonial de los Obispos. Este nuevo libro recopila y detalla las normas ceremoniales que deben regir en todas las Iglesias, y en particular en las metropolitanas, catedrales y colegiatas: 1º, para las misas, Vísperas y divinos Oficios, y otros actos del culto encomendados a los Obispos y prelados inferiores: 2º, para el orden de precedencia entre las mismas personas eclesiásticas, y también los laicos; 3º, para la recepción de legados, reyes, jefes de Estado y altos representantes de los mismos

El Martirologio. Este libro, también litúrgico, contiene la lista de Santos y Santas y Beatos de toda categoría, que por su muerte o por otra circunstancia notable de su vida ejemplar coinciden cada día y todos los días del año cristiano, de enero a diciembre.

Leccionario. Repartido en varios tomos, con las lecturas bíblicas de todo el año eclesiástico, en tres ciclos anuales ( A, B, C). Al cabo de éstos, se da la lectura solemne en la Misa a lo más importante de la Sagrada Biblia, y así la palabra de Dios llega a los fieles en mayor abundancia que nunca. Hay tres volúmenes para lo Dominical y Festivo, ciclos A, B, C (en B se incluye lo Ferial de todo el año); un IV volumen para el Tiempo Peranual (Ordinario); y el V y Vi para el Santoral, Diversas y Votivas.

Libro Oracional. Este libro es de la “Oracion Universal” dentro de la misa, preceptuada por el Vaticano Segundo. Podriase definir así: una súplica solemne, litúrgica y oficial de la asamblea eucarística, dirigida a Dios dialogal y jerárquicamente, por el Sacerdote celebrante, el diacono y el pueblo, por las necesidades de la Iglesia y del mundo entero. En los formularios se tiene en cuenta los diversos Tiempos Litúrgicos y el Misterio propio de las fiestas Principales.

1.3.2 Vestiduras y ornamentos sagrados.

En el cuerpo místico que es la Iglesia, no todos los Ministros del culto desempeñan la misma función. Por lo mismo, cada uno viste según el distintivo propio de su oficio y dignidad.

  • Alba: Sacerdote y Diacono
  • Estola: Sacerdote y Diacono; el Sacerdote colgado al cuello hacia delante y el Diacono como una banda cruzada.
  • La Casulla: propia del Sacerdote
  • La Dalmática: propia del Diacono
  • Capa Pluvial: Sacerdote en ocasión de solemnidades y procesión
  • Velo Humeral y el Palio: procesional.

Luego están las vestiduras e insignias Pontificales:

  • Vestiduras: el Solideo y la Mitra
  • Insignias: el Anillo Pastoral, el Pectoral, el Báculo, y para los Arzobispos el Palio.

Para todos la Cede o Cátedra es el trono.

2 Actitudes y Gestos.

2.1 Actitudes

-Las posiciones del cuerpo. La actitud corporal tiene en la liturgia capital importancia.

-Se ora de Pie. Orar de pie, es una forma de demostrar nuestra confianza en el Dios del cielo todopoderoso, de que tanto necesitamos y del que tanto recibimos.

-Se ora de rodillas. Se ora de rodillas, empequeñeciéndose delante del altísimo, para confesar la condición de criaturas Suyas y, por lo tanto, sumisas y humildes, y para significar nuestro arrepentimiento.

-Se ora postrado. Se ora postrado en el suelo, en ciertos ritos, hoy escasos, en que el alma cristiana se siente más indigna de dirigirse a Dios santísimo, o más cargada de presentes o inmediatas responsabilidades.

-Se ora inclinado. La liturgia lo prescribe en bastantes ritos: en la Misa, en el Oficio, en los Sacramentos; al pasar de­lante de algún altar y sagradas imágenes, al saludarse los minis­tros sagrados unos con otros; delante del crucifijo, al recibir las bendiciones sacerdotales, a ciertas frases oracionales, al “incar­natus est” (“y se encarnó de Santa María la Virgen”)

-El estar sentado. Esperar o escuchar a quien habla. También lo está el confesor en su sede del perdón, como juez y maestro, mientras el penitente esta arrodillado, como culpable ante Dios y la Iglesia y la misma sociedad.

-Posturas de manos y brazos. Estas posturas juegan un papel importante en la Liturgia y pueden ejercer poderosa influencia en los files participantes. Los sacerdotes y ministros del altar si no tienen nada especial que hacer, conservan las manos juntas; el celebrante, a veces las junta, las extiende y las vuelve a juntar.

2.2 Gestos

-Las cruces. De todos los gestos litúrgicos, el de la señal de la cruz sobre las personas o las cosas, es no solamente el más noble sino también el más frecuente y elocuente.

Es claro el significado de este signo: primero, para venerar la Cruz redentora de Cristo y sellar con ella nuestra persona cristiana, fortalecerla para el bien para evitar todo mal, y hacerla comunicadora de la divina gracia, de la que la Cruz fue fuente inagotable.

-Las reverencias. Consisten en ligeras inclinaciones de cabeza, en genuflexiones sencillas al altar o a las sagradas imágenes, a modo de saludo reverente.

-Las miradas. El movimiento de los ojos es otro de los modos más insinuantes de expresión, en el hombre. En los ritos sagrados son signos de admiración, de adoración callada, de reco­gimiento, de fe sentida. Por eso se clava la vista en la Hostia y en el Cáliz al levantarlos el celebrante en la doble consagración de la Misa, y en la custodia de la Exposición y de la Bendición.

-Los ósculos. Los ósculos o besos rituales son otro de los gestos prescritos. Son señales de afecto, de gratitud, de adhe­sión, de veneración y también de reconciliación. Ahí está “el ósculo (o gesto) de paz” de la Misa, hoy generalizado; el beso al altar del celebrante, a las reliquias, al crucifijo en la solemni­dad de Viernes Santo; a la mano que bendice y perdona, que reparte dádivas, etcétera. Cada uno de esos ósculos imprime un sello religioso especial en las personas o cosas que los reciben. Y es menester arrancarlos del corazón agradecido.

-Los golpes de pecho. Golpearse el pecho con la mano es una de las señales más expresivas de dolor y contrición de co­razón, en un pecador.

-Los soplos. Ya hablamos de las insuflaciones y exufla­ciones, y de su significado, al tratar del aire como elemento na­tural usado en la liturgia, y asimismo en la consagración de los santos “Oleos” y de la Pila bautismal.

- La imposición de manos. Es uno de los signos más notables de la liturgia sa­cramental. En las anáforas es un gesto imponente, sobre todo en las concelebraciones, manifes­tativo del poder maravilloso de los sacerdotes, de transubstanciar el pan y el vino en el Cuerpo y Sangre de Cristo en virtud del mandato recibido y de las palabras mismas del Señor. Y así en las Ordenaciones y en la Confirmación, y en los exorcismos. Y tampoco ha de olvidarse este mismo gesto del rito de la Peni­tencia sacramental y la misma Unción de los enfermos.

3 Pecados contra el Altar

  1. El altar PROVISIONAL: ¡Desde hace 20 años!
  2. El altar SOPORTE DE TODO: Imágenes, libros, hojas, lentes, grabadora, floreros, vinajeras, caliz y copón (todo esto deberá llegar al altar en su momento), relicarios, solideo (¿alguien pone el sombrero sobre la mesa de comer?), etc, etc.
  3. El altar MIL USOS: Se usa a la hora indebida y para fines ajenos: desde él se hace la introducción, las lecturas, se dan anuncios, etc.
  4. El altar DESUBICADO: No se coloca en el lugar central que le corresponde. Desde luego no hay que entender un centro necesariamente geométrico, sino como punto de atracción, dado el entorno arquitectónico y en correlación con los otros elementos, especialmente la sede y el ambón.
  5. El altar SEGUNDO TÉRMINO: Se coloca la sede delante de él.
  6. El altar SOBRECARGADO: Se le añaden imágenes, que hacen que su importancia se opaque
  7. El Altar CARTELERA: Se le ponen letreros que lo convierten en una gran tabla de anuncios
  8. El Altar ESCONDIDO: Se ponen delante de él adornos florales, el “nacimiento” o manteles que lo ahogan.

4 Pecados contra el Ambón

  1. Hay dos, derivación de los lugares para leer, en uno la epístola y en otro el evangelio.
  2. Se usa para lo que no es su finalidad: dirigir cantos, hacer las moniciones, dar avisos, rezar el rosario, etc.
  3. No hay
  4. Un simple facistol, poco significativo.
  5. La sonorización es deficiente.
  6. No está Iluminado

5 GUIÓN O MONICIÓN

5.1 PRERPARACIÓN DE LA CELEBRACIÓN EUCARÍSTICA

5.1.1 ELEMENTOS PARA REALIZAR UN BUEN GUIÓN:

Es necesario que todos se sientan recibidos así como al ir a una fiesta, el dueño de casa está atento a la llegada de los invitados, de la misma manera debe haber encargado de esta función, que dé la bienvenida a los fieles, que los acompañen hasta que ellos tomen ubicación dentro del lugar donde se celebrará la Eucaristía. Mientras tanto, para que no se disperse la atención de los que ya han llegado, el animador de la celebración junto con los que guiarán los cantos ensayará los mismos. Todo material que se utilizará durante la celebración Eucarística deberá estar previa mente preparado, para que no dé la sensación de IPROVISACIÓN Y DESORDEN.

5.1.2 QUE ES EL GUIÓN:

Es lo que va a dar unidad a toda celebración litúrgica. La idea central de la celebración Eucarística se irá repitiendo a lo largo de la intervención del animador. El guión no es una coma más que se dice, sino que a través del mismo se trata de centrar la atención de la asamblea en los momentos más importantes de la Eucaristía, para que vivan con más fuerza , para a serles participar de un modo más consientes y activos. Si bien hay momentos especiales para sus intervenciones, puede igualmente hacerlo en momentos que se crea conveniente y no estén prefijados (situación de murmullo, o que la atención está declinando, o nota que no hay participación).

5.1.3 LOS DISTINTOSMOMENTOS DEL GUION DENTRO DE LA LITURGIA EUCARISTICA:

  1. DE ENTRADA
  2. INICIAL
  3. DE LECTURA
  4. GUIÓN DE PROCESIÓN DE OFRENDAS
  5. ANTES DEL PREFACIO
  6. DE COMUNIÓN
  7. DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
  8. DE SALIDA
  1. GUIÓN DE ENTRADA: Marca el comienzo de la celebración, predispone para el silencio activo, introduce a los fieles dentro del clima de la celebración, es en definitiva una fuerte invitación a celebrar y pone de manifiesto la alegría de estar juntos.
  2. GUIÓN INICIAL: Se realiza después del saludo del celebrante y es el guión con el cual se introduce la idea que luego se irá desarrollando a lo largo de toda la Eucaristía.
  3. GUIÓN DE LECTURA: Actitud de escucha, puede hacerse un guión para todas las lecturas o para cada uno en particular.
  • debe ser corto.
  • No explicar la lectura salvo que esto sea incomprensible.
  • Ser motivador para que los fieles escuche con atención.
  • Crear el clima de escucha silenciosa, que no es pura pasividad, si no silencio activo y atento.
  • Prepara la atención para el Evangelio.
  • Motivar para el canato de aleluya que marca la diferencia entre la 1º lectura y el Evangelio.

Tener en cuenta que hay que acompañar el ritmo de lo que se hace, motivando a la asamblea para que, con gestos corporales, se inserte dentro de lo que se realiza (con las manos juntas, bien parados, con los ojos cerrados, mirando hacia el AMBON, ALTAR etc.).

Es imprescindible esperar que todos se hayan sentado para leer el guión de la lectura.

Igualmente es necesario invitar a la asamblea a pararse y luego leer el guión del Evangelio.

ORACIÓN DE LOS FIELES U ORACIÓN UNIVERSAL: Jerarquía que se debe seguir para la elaboración universal.

  • Por la iglesia (Papa, obispos, sacerdote, diáconos, religiosos/sas y seminaristas.
  • Por las naciones y gobernantes.
  • Por los que sufren (necesidades de sanación, física o espiritual y necesidad económica.
  • Por las necesidades de la comunidad en el cual se esta realizando la actividad litúrgica.
  • Otras intensiones según lo que se celebra.

Deben ser cortas, concisas y una sola idea, usar una sola preposición, por, para, que.

Evitar las peticiones largas, porque cuando terminamos de escucharlas nos olvidamos de lo que comenzamos a pedir.

La petición debe estar en consonancia con el tema que se está celebrando en la Eucaristía, por ejemplo si estamos celebrando a JESUS BUEN PASTOR, la petición no debe estar encarada por el lado de la penitencia o el ESPIRITU SANTO, porque pierde unidad la celebración y no se refuerza la idea por la que se reza. Las respuestas deben ser cortas, simples y con cierto ritmo, de modo que se haga fácil su petición.

  1. GUIÓN DE PROCESIÓN DE OFRENDAS: anuncia la preparación de la mesa del altar, pero lo más importante es la preparación de nuestros corazones. No es simplemente la ofrenda de los hombres a Dios, ni el ofertorio de sus trabajos, todo está orientado a la ofrenda que hace Cristo, de sí mismo en la Eucaristía, que permite que tenga sentido nuestra propia ofrenda.
  2. GUIÓN ANTES DEL PREFACIO: Oración de alabanza que Dios hizo en el pasado. Marca la importancia de la que va suceder y hace un corte que localiza la atención. Simplemente es una invitación a la alabanza y a la acción de gracias por sacrificio que comienza.
  1. GUIÓN DE COMUNIÓN: Canto acompaña la procesión de comunión. Debe realizarse apenas el pueblo termina de decir: Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa, porque el canto debe tratar de unir la comunión del presidente de la asamblea con el pueblo.

Debe ser corto y retomas la idea general de la misa.

Marcar la fuerza que nos da el cuerpo de Cristo para vivir lo que Jesús nos propone en el evangelio. Detonar la alegría que significa ir al encuentro de Jesús, tener en cuenta a los que no tomaron la comunión y hacer hincapié en que ellos también participan con el deseo y el canto.

  1. GUIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN: terminada la comunión con voz muy suave se debe crear el clima de acción de gracias. (Cerrar los ojos, bajar la cabeza, juntar las manos, hablar con Jesús en nuestros corazón) Luego de haber creado el silencio se puede hacer la oración de acción de gracias o el canto si lo hubiere.
  1. GUIÓN DE SALIDA: Tomar conciencia de que la celebración que acaba de terminar nos remita a las tareas cotidianas. Saber que la Eucaristía nos ha comprometido a darle un sentido nuevo a nuestra vida, a partir de lo que hemos meditado.

En lugar de insistir en consignas morales se hará hincapié en la visión nueva que debemos tener, delante de Dios, de que aquellos con quienes vivimos, de los acontecimientos.

Para hacer que la celebración abarque toda la existencia, hacer la unión entre la eucaristía y el futuro.

El primer resultado concreto es la alegría con la que terminamos la celebración por medio del canto.

5.1.4 TENER EN CUENTA

El guión no es lo más importante en la celebración eucarística, no es una predicación más, si no aquello que marca el ritmo de la misma, clarifica los signos y acompaña a la asamblea en su inserción dentro de la celebración eucarística.

Debe marcar la unidad de todo el sacrificio que se realiza con intervenciones simples y oportunas. El guión por sobre todas las cosas, debe ser una palabra que motiva, que se insinúa y trata de mantener la atención de los fieles en los signos que les resultan difícil de captar.

8 comentarios para “Elementos litúrgicos”

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  • Godofredo Mejía:

    Muy agradecido por este valioso material, les escribo desde El Salvador, y actualmente estoy de coordinador de la pastoral de liturgia en la parroquia a la cual sirvo (Parroquia San Juan Bosco, en Soyapango), estaré atento para el nuevo material que pongan a disposición.

    Gracias y que Dios les bendiga y les ilumine en tan grande obra.

  • juan enriquez:

    quisiera saber cual es el objetivo de cada ciclo liturgico por ejemplo el ciclo A ,B .C y que busca o linea tiene c/u.

  • Leon Rui Lea:

    Hola, seria de mucha utilidad que me hiciera saber en cual disposicion de Redemptionis Sacramentum esta la prohibicion de usar una mesa de comedor, una banca, un mostrador de una tienda o cualquiera otro mueble como “Altar movil”. Sabria agradecerle.

  • hola psssssss yo quisiera saber los elementos materiales de la liturgia .

    Con sus respectivos nombres y psss dibujos.

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La formación litúrgica es uno de los grandes medios para renovación cristiana exigida por el Vaticano II y abarca diversos aspectos:
  • conocimiento de la liturgia,
  • vivencia de su celebración, y
  • animación comunitaria.
Sobre estas tres dimensiones -conocer, vivir, animar- está construido este blog. Por eso pretende ayudarte a participar plenamente en la liturgia y facilitarte la tarea de animación en tu comunidad cristiana
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